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Trastorno del Espectro Autista

NEUROCIENCIA

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades -principalmente- en dos áreas: la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento y de la conducta.

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El Trastorno de Espectro Autista se encuentra dentro de los denominados Trastornos del Desarrollo Neurológico.

La ciencia aún no pudo dar con la clave de la cuestión, por lo tanto no se llega a abarcar la complejidad que presenta el TEA, pese a que hay muchas investigaciones y desarrollos teóricos sobre el particular.

Todo lo que se pueda conocer sobre el Trastorno del Espectro Autista (sus causas, formas de abordaje, tratamiento, detección temprana, etc.) sólo es gracias a los avances en la investigación y la producción de artículos científicos. Es por eso que resulta fundamental producir y construir información verídica sobre este trastorno, sobre todo basada en investigaciones.

Lo que sí está definido es que el autismo es un modo singular de relación que tiene la persona autista con el lenguaje y el mundo que le rodea.

Un mundo que -como lo indica la clí-

nica- le resulta invasivo, aterrador, extremadamente difícil de habitar. El sujeto autista presenta una serie de síntomas que le impide o dificulta seriamente el proceso de entrada en el lenguaje, la comunicación y el vínculo social. EN LA PRIMERA INFANCIA Los niños con TEA presentan dificultad en su interacción social (la forma en que se relacionan con otros), en su comunicación verbal y no verbal además de comportamientos o intereses repetitivos. En el caso de los bebés, el comportamiento que se evidencia es evitar el contacto visual y no parecen querer o necesitar contacto físico o afecto. Se pueden volver rígidos o flojos, cuando se les sostiene. Lloran cuando se les levanta y muestran poco interés en el contacto humano. Estos niños no sonríen y tampoco levantan sus brazos al momento de ser levantados. No desarrollan apego por los padres ni ansiedad normal hacia lo desconocido. No suelen aprender los juegos típicos de la niñez. Luego, a medida que crecen, comienzan a manifestar respuestas inusuales a experiencias sensoriales. Se tornan sensibles a la luz y a ciertos sonidos. En algunos casos, estos síntomas pueden variar de leves a graves y pueden llegar a ser diferentes de un niño a otro. Cada niño/a exhibirá patrones de comunicación, sociales o conductuales individuales, pero que se ajustan al diagnóstico general de TEA.

CARACTERÍSTICAS

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) se caracteriza por la falta de contacto y empatía que tiene la persona autista con el mundo exterior. Entre las particularidades que se ven en los autistas se cuentan: * Deficiencias en la comunicación e interacción social. * Falta de empatía con otros y dificultades en expresar sus propios sentimientos. * Evita el contacto visual y prefieren estar solos. * Conductas repetitivas e inusuales. * Ecolalia (repetir palabras o frases). * Intereses obsesivos. * Reacciones poco habituales a estímulos con el sonido, olor, gusto, el aspecto, tacto o el sonido de las cosas.

Para este tipo de trastornos, los expertos recomiendan un tratamiento interdisciplinario (psiquiatra, psicólogos, psicopedagogo) además de la medicación. Los niños con TEA no siguen los patrones típicos de desarrollo infantil. A medida que crecen manifiestan respuestas inusuales a experiencias sensoriales ante la luz y ciertos sonidos.

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