LA VENTANA
MERCADO VINTAGE Inspirado en los conventillos de la Boca y construido con material reciclado, el Mercado de Maschwitz conforma toda una experiencia para los sentidos, y significa un viaje en el tiempo. Inauguró su primera etapa en 2011 y hoy ya cuenta con unos 40 locales y una amplia oferta gastronómica. TEXTO Y FOTOS: MARÍA MULLEN
L
as sensaciones que despierta recorrer el mercado de Maschwitz son innumerables. Su origina-
Quesos, parrillada y bocaditos dulces
lidad, buen gusto y calidez, sumado a la amplia
ne sus cajones con fruta y verdura fresca, y también
variedad de lugares para ir a comer, objetos de decoración, arte e indumentaria, ¡hasta una verdule-
plantas y flores. Para los que llegan con ganas de picar algo, CATA es una buena opción. Presenta una gran
ría!, invitan a caminarlo de pe a pa. Los que lo visitan
oferta de quesos y vinos de autor, sándwiches, y una
por primera vez o llegaron allí por casualidad, lo van descubriendo con la sorpresa propia de los niños, em-
carta de lo más variada. “Lo que más piden últimamente son los Malfatti de ricota, hongos portobello y espi-
pujados por el deseo de seguir encontrando nuevos rin-
nacas, gratinados con crema de puerros, fungí y par-
Al iniciar el recorrido, la verdulería “Del Tomate” expo-
cones. Inspirado en los conventillos de la boca, el cir-
mesano”, cuenta Mariano Pugliese, chef del lugar. Cada
cuito se compone de dos plantas y angostas callejuelas adoquinadas, de trazo irregular. El estilo que distingue
mesita tiene platos de diferente diseño y la decoración incluye objetos retro como un teléfono de disco original
al mercado, se compone de chapa, abundante madera
y sillas de los años 60. “Estamos todos los días ofrecien-
de demolición reciclada, baldosas de antaño que evocan viejos patios de estancia, adoquines, lámparas y
do almuerzo y cena, menos los martes. ¡Los viernes hay jazz!”, agrega Mariano antes de volver a la cocina.
carteles a la antigua, ventanales con vidrios de color,
Justo en frente de CATA, se abren las puertas de la pa-
entre tantos otros detalles. Es un verdadero viaje. Tanto por lo “laberintezco” de su recorrido, como por cada
rrilla LEY PRIMERA. “Aunque a veces lo bueno tarde, el que sabe comer espera. La recompensa bien lo vale por-
pieza antigua rescatada de algún viejo corralón.
que esa es la ley primera…”, dicen allí. El plato de la casa es el “Ojo de Ley”, un ojo de bife con verduras salteadas,
Visitar el Mercado de Maschwitz es un verdadero viaje
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panceta, huevo frito y papas rústicas. ¡Tranqui! Y para que no te quedes con la ganas, a la hora de lo dulce, la degustación de postres incluye cheesecake de dulce de leche, flan, budín de pan, mousse, lemon pie y brownie. ¿Qué más se puede pedir? ¡Una siesta! O un buen café. LULÚ CAFÉ, de Luciana Cichero, es quizá el rincón más pintoresco del Mercado. Chiquito, pero acogedor. Daiana, la cocinera, acaba de sacar del horno unos cuadraditos de arándanos e invita a probar. “Nuestra