L A VOZ S O L I DA R I A
COMO UN VIENTO SOLIDARIO La Fundación Corriente Cálida Humanística se ocupa de personas en riesgo, asistiendo especialmente a comunidades de pueblos originarios en el impenetrable chaqueño. TEXTO: MARÍA MULLEN
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tro año más y Cristina Sánchez termina de dictar su taller de “Líderes”. Los alumnos, sin embargo, piden más. Las experiencias que han vivido hacia el final de la cursada, colaborando en comedores, visitando geriátricos, jugando al ajedrez con ancianos o con niños, despertaron en ellos una sed que nunca antes habían vivido. Esa experiencia singular de darse gratuitamente a quienes lo necesitan, de regresar a sus casas enriquecidos con esos vínculos… No quieren que termine allí. “Cristina, ¿cómo podemos seguir ayudando?”, le preguntan. Cristina, que desde chica creció con ejemplos de solidaridad, con una madre que en cada inundación brindaba su casa y no dudaba en sumar platos a su mesa para alojar a familias afectadas, no vaciló al pensar en algo más. Así fue como en un viaje al norte de Salta, tomó contacto por primera vez con comunidades originarias en los parajes de Marca Borrada y en Santa Victoria Este. “No podía creer las condiciones en las que vivían -cuenta-. Algunas comunidades todavía eran nómades. En algunas, la cultura del baño no existía porque nunca habían visto uno. Y, sobre todo, no podía aceptar el hambre. Cuando volví a Buenos Aires propuse a mis alumnos armar un camión con alimentos y productos, y viajar al Norte en una cruzada solidaria”.
“¡QUÉ CORRIENTE CÁLIDA!” El efecto de su propuesta fue acogida de manera abrumadora. Comenzaron a llover donaciones y en los días previos al primer viaje, mientras un gran grupo de voluntarios cargaba el camión para partir, Cristina exclamó llena de emoción: “¡Qué corriente cálida!”. Nunca imaginó que ese instante daría nombre a lo que hoy es la Fundación Corriente Cálida Humanística. Desde aquel viaje en el año 2004 hasta la actualidad, esa semilla creció y dio frutos en abundancia. Hoy, la fundación brinda asistencia durante todo el año y realiza mejoras edilicias, tareas de limpieza y acompañamiento a personas en situación de riesgo que viven o transitan por tres instituciones en Morón (el Comedor Sagrado 50
Corazón de Jesús, el hogar de ancianos San Martín y el hogar de ancianos San Francisco), y, además, realiza anualmente cruzadas solidarias a distintos puntos del país, sobre todo a Chaco, donde viven comunidades aborígenes. Con un grupo de veinte voluntarios preparados, se instalan varios días allí y entregan en mano -a un promedio de 500 familias por viaje- alimentos, ropa, agua potable, colchones, frazadas, productos de higiene y, recientemente, herramientas de trabajo. “En un viaje a la localidad de Tres Pozos, un cacique me dijo: ‘Gracias por toda la ayuda Cristina. Pero nosotros queremos trabajar, queremos poder construir nuestras casas, tener un techo que no sea de barro”. Ese pedido dio un giro a las donaciones y se empezaron a recolectar también herramientas como palas, ladrillos y chapas. Más importante todavía, dio a luz un nuevo proyecto: la construcción de un edificio donde enseñar oficios. Este salón se acaba de inaugurar en un predio cedido por el municipio. Consta de dos salones con baño y cocina. “Este lugar es importantísimo, no sólo para que se comiencen a enseñar oficios sino porque ahora también tanto los wichis como los criollos tienen un espacio para el debate, algo que ninguna de las dos comunidades tenía formalmente y que necesitaban para ir dejando de lado diferencias”.
SOBRE RUEDAS Cristina, su familia y su equipo están absolutamente comprometidos con la labor, y año a año surgen nuevos proyectos. “El año pasado ayudamos a los mapuches que están en Pampa de Mallín Ahogado, a 22 km de El Bolsón, Río Negro. Nos llamaron pidiendo asistencia porque a los chicos no les resultaba fácil llegar a la escuela, ya sea por la falta de zapatillas, como por la distancia y el frío. En un mes conseguimos bicicletas nuevas con cambios y donamos una por familia. También conseguimos frazadas y calzados para todos los alumnos y computadoras para la escuela”. La charla y el testimonio de Cristina no dejan de sorprender. El poder de la solidaridad compartida se siente en su relato como una corriente cálida llena de esperanza.
MÁS INFORMACIÓN: Donaciones a: > Alte. Brown N° 963, Morón, Buenos Aires > (011) 4627-4338 > donaciones@fundacioncch.org.ar > www.fundacioncch.org.ar > FB Fundacion Corriente Calida Humanistica
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