Literatura Creativa Universidad Internaciones Mariana Cabrera
Octubre 1 de 2014
Ejercicio 1: El Calcetín Rojo
Este ejercicio parte de la premisa “Se pasó una hora buscando el calcetín rojo”. A partir de aquí, anota 5 motivos que expliquen esa frase y 5 posibles personajes para protagonizarla. 1. 2. 3. 4. 5.
_ Julio necesitaba encontrar el calcetín rojo que le regaló su novia.__ _El payaso buscaba su calcetín rojo en su camerino. _Neymar se pasó buscando su calcetín en su maletín deportivo. _Tini lo buscó por toda su casa porque era su calcetín de la suerte.____ _El Blacky olfateó el calcetín entre el closet de su dueña.
Se pasó una hora buscando el calcetín rojo. Lo buscó entre su armario, en la lavadora, secadora, debajo de las camas. Nada. No aparecía por ningún lado. Justo hoy, el día más importante de su vida, el calcetín decidió desaparecer. El pobre Tini estaba al borde de un colapso mental. La noche anterior no había dormido nada por los nervios. Ahora estaba desvelado, nervioso… y sin calcetín. Para muchos, Tini no era más que un supersticioso. Como si realmente unos calcetines pudieran cambiar su destino. Ja ja ja. Pero ya sea por coincidencia o por el poder del calcetín, los mejores días de su vida, Tini los había vivido con sus pies vestidos de rojo. El día que usó sus Vans azules con sus calcetines rojos, Tini ganó la lotería. Cuando los usó con unos mocasines cafés: entradas a un concierto. Aquella vez que los usó en la playa, conoció a la hermosa Valentina. Y poco después, se hicieron novios. Claro que poco se puede confiar de las personas que llevan calcetines a la playa. Pero Tini tenía evidencia, o algo así, de los poderes mágicos de los calcetines rojos. Incluso algunos de sus amigos (en realidad, solo uno de ellos) lo habían comprobado personalmente. Una vez, Beto se puso los calcetines rojos y ese día su papá le regaló un carro nuevo. Último modelo. Para Beto y para Tini eso era prueba suficiente. Quedaban 30 minutos. En 30 minutos, Tini iba a ir a la casa de Valentina, a cenar con los suegros que no lo quieren, para pedir que lo dejen casarse con la hija a la que tanto quieren. Ya tenía listo el anillo, las rosas, hasta un regalo para su suegra. Su mejor corbata, gelatina en el pelo y su más fina loción. Y el calcetín seguía sin aparecer. Ya había revisado debajo de cada mueble, atrás de cada cojín y nada. Era tanta su desesperación que pensó hasta en cancelar la cena, pero no podía darles a sus suegros una razón más rechazarlo. Consideró ir con un calcetín rojo y uno de otro color. Pero así no funciona, ¡y menos si el que sí tenía era el izquierdo! ¡Mejor hubiera sido llevarse un gato negro con él! Cuando faltaban 15 minutos, Tini puso a hervir agua en la estufa. Hizo una última búsqueda en su cuarto y regresó a la cocina con un calcetín blanco y un marcador de pizarrón. Tomó el marcador (rojo, por supuesto) y le sacó la tinta. La echó junto con el calcetín blanco a la olla con agua y esperó. Diez minutos más tarde, Tini salió de su casa con el anillo, las rosas y el regalo. Con corbata, gelatina y loción. Y con unos calcetines rojos. Uno era rojo natural, el otro era un impostor.