El Museo de Arte Hispanoamericano reabrió nuevas salas dedicadas al período colonial

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Información de Prensa

Puesta en valor de las colecciones de Arte Hispanoamericano de la Ciudad de Buenos Aires con el apoyo de la Fundación American Express

Hispanoamérica se expande El Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco es la única institución de la Ciudad de Buenos Aires que investiga, conserva y exhibe la historia y arte del pasado colonial. Con la inauguración de la salas “Integridad, proporción y brillantez. Arte y devociones dominicas en el mundo colonial” y “Con el sudor de sus rostros. Artesanos y gremios en el Río de la Plata”, concluye la renovación integral museográfica en su sede dedicada a este período: el Palacio Noel en el barrio de Retiro.


El Proyecto La apertura de nuevas salas dedicadas al período colonial se realiza luego de una importante labor de investigación y restauración de piezas del acervo para su mejor conservación y exhibición. Este proyecto fue desarrollado enteramente por los equipos de la institución con el apoyo de la Fundación American Express a través de su subsidio internacional para la protección del patrimonio histórico, bajo el auspicio de la Asociación de Amigos del Museo, el impulso de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la participación de la Orden de Predicadores de Argentina.


Algunas restauraciones






El equipo de restauradores




Montaje de la exposiciรณn


Las salas

I- Integridad, proporciĂłn y brillantez Arte y devociones dominicas en el mundo colonial

II- Con el sudor de sus rostros Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial. Ver para celebrar: Objetos y prendas litĂşrgicos en el mundo colonial.


I- Integridad, proporción y brillantez Arte y devociones dominicas en el mundo colonial Integridad, es decir perfección, proporción, entendida como armonía, y brillantez, no como lujo ostentoso sino en su acepción de luz y claridad en el mensaje, fueron los parámetros con los que el gran teólogo y filósofo dominico Santo Tomás de Aquino definió el Arte. Al igual que en el resto de América, a su llegada a los territorios de Córdoba del Tucumán, Cuyo y Río de la Plata, la Orden de Frailes Predicadores de Santo Domingo se empeñó en el perfeccionamiento de la Fe, en la difusión del conocimiento filosófico y de la ética cristiana, y en la promoción de las artes. A través del esplendor de sus conventos y templos, el bien y la belleza fueron entendidos como reflejo de lo divino. No fueron sólo promotores y protectores de artistas y artesanos, quienes muchas veces vivían o tenían su taller en los propios conventos, sino que, también, los mismos frailes ejercieron diferentes disciplinas artísticas. Por su parte, los terciarios de la Orden y los cofrades de la Virgen del Rosario propiciaron la importación, la producción y la donación de obras de arte para los templos. Así, los conventos de Predicadores se abastecieron de producciones locales, pero también enriquecieron sus altares y claustros con obras provenientes de otros lugares de América, Europa y Asia.


La iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Buenos Aires fue el último gran templo erigido en la ciudad durante el período colonial. Construida a lo largo del siglo XVIII, gracias al aporte financiero de Juan Lezica y Torrezuri, Manuel Rodríguez de la Vega y otros terciarios, fue consagrada en 1786. Las esculturas, retablos y pinturas que la revistieron, con excepción de la imagen titular, mucho más antigua, fueron realizados entre 1770 y 1820, convirtiéndose así en un conjunto notable de homogeneidad estilística. Lamentablemente, los infortunados hechos de 1955 provocaron la destrucción o dispersión de muchos de esos bienes artísticos. Sin embargo, algunos de ellos tuvieron como destino al Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco. Como cierre del VIII Centenario de la Confirmación de la Orden Dominica (12162016) y en el marco del IV Año Jubilar de la primera santa americana, Santa Rosa de Lima, (1617-2017), el Museo Fernández Blanco se suma a estas celebraciones con una muestra que pone de manifiesto el accionar de la Orden de los Predicadores en el Virreinato del Río de la Plata a través de los lienzos, tallas y objetos litúrgicos exhibidos en sus nuevas salas.


Anónimo. Santo Domingo en Soriano. Óleo sobre tela. Cusco, Perú. Primera mitad del siglo XVIII. Colección Museo de Arte Hispanoamericano.


II- Con el sudor de sus rostros Artesanos y gremios en la Buenos Aires colonial

En Buenos Aires, el término gremio era utilizado desde época muy temprana por los artesanos y las autoridades, sin embargo fue recién en 1780 que el Virrey proclamó “la conveniencia de reducir a gremios y por clases a todos los artistas y oficiales mecánicos”, ordenando comparecer ante el Escribano de Gobierno a quienes fuesen maestros, oficiales o aprendices, términos con los que se referían a sí mismos. Los zapateros que se presentaron fueron 354, constituyendo la actividad artesanal con mayor cantidad de miembros de la Ciudad, seguida por la de los carpinteros, los sastres y los albañiles. Los artesanos constituían una categoría social amplia, diversa y jerárquica, siendo el material con el que trabajaban lo que determinaba la diferencia. El cuero y la madera no poseían la nobleza de la plata, por ello los plateros exigieron que su gremio fuera reconocido un arte liberal y no un oficio mecánico. Las piezas exhibidas permiten aproximarnos a los saberes, la producción y el consumo de aquella sociedad, sus necesidades y sus gustos.



Ver para celebrar: Objetos y prendas litúrgicos en el mundo colonial. La liturgia exige el uso de prendas y objetos específicos para la celebración del culto público, del cuales quizá la misa el ejemplo más acabado en la iglesia católica. Dichas prendas y objetos son signos y símbolos que remiten al dogma. De allí, la casulla con que se reviste el celebrante y el cáliz que eleva son atributos imprescindibles que legitiman el acto que realiza, un acto sagrado. La sacralidad de estas prendas y objetos se hace manifiesta a través de los ricos materiales y sofisticadas técnicas con que fueron realizados, en las que se percibe un valor estético compartido por los fieles. El ritual entonces demandaba la confección de prendas y objetos por parte de diversos artesanos, como sastres y plateros o cordoneros y tallistas, los mismos que producían para abastecer las necesidades de la vida cotidiana. Las piezas exhibidas dan cuenta de un valor estético propio del pasado, si bien el sentido de aquellas prendas y objetos permanece inalterable.


El guión completo Con la apertura de este grupo de salas nuevas, el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco concluye el guión museológico dedicado a su patrimonio de arte colonial: El cuarto mundo. El cuarto mundo es un relato posible sobre nuestro pasado colonial. Es también una lectura sobre el impacto que produjo en un mundo concebido occidentalmente como tripartito y jerárquico, de europeos, asiáticos y africanos, la irrupción de un cuarto espacio desconocido: América. La lente se ajusta sobre los actores de la historia, igualmente ricos y complejos y el devenir de influencias culturales entre lo viejo y lo nuevo, entre lo conocido y el misterio, entre la realidad y la fantasía. Ya sea por imposición o sacrificio, por la conveniencia económica o la búsqueda desesperada de estrategias de supervivencia, los aventurados, los sometidos y los clandestinos, todas esas voces diversas contribuyeron a generar un producto original e irrepetible que se tradujo en todas las manifestaciones del arte hispanoamericano, el primer capítulo de nuestra identidad. Buenos Aires, como pocas ciudades en Latinoamérica, ha borrado de manera vergonzante el paso de los siglos coloniales. El Museo Fernández Blanco es el único espacio donde podemos unir los retazos de ese pasado virreinal, a través de testimonios artísticos generados por tres áreas geográfico culturales de influencia, el mundo Surandino, fusión de los suyus incas con el imperio español, la cultura de la selva, un experimento jesuita sobre los pueblos guaraníes, moxos y chiquitanos y la propia Buenos Aires como puerta del Atlántico, un lugar de entrada y salida, legal e ilegal, de paso y de promisión.




Recuperación de la Fachada Brinda especial marco a esta presentación la recuperación integral de la fachada del Palacio Noel, obra realizada por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.


Autoridades del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Staff Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco

Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta

Dirección Jorge Cometti

Ministro de Cultura Ángel Mahler

Museología Patricio López Méndez

Subsecretaria de Gestión Cultural Viviana Cantoni

Conservación y restauración Fabián Pieruzzini Alfredo Camino María García Jiménez Silvana Angeli María Dora Lasalandra

Director General Patrimonio, Museos y Casco Histórico Guillermo Alonso Gerente Operativa de Museos Valeria Keller

Investigación Gustavo Tudisco Documentación y Registro Gabriela Braccio Sol Andrade Yamila Correa Conservación y restauración de textiles Patricia Lissa Edit Hidalgo del Castillo Sol Barcalde

Comunicación, diseño y fotografía Mariana Cullen Leandro Lequerica Diego Emanuel González Prensa Juan Ignacio Holder Inés André Montaje Victor Jara Osvaldo Garillo Juan Tamagno Mario González David Melisare Fabián Carrión Christian Basso Héctor Román Iluminación y escenotecnia Carlos Díaz Edgardo Moyano Rafael Velarde Palpán Darío Gutiérrez Logística y seguridad Gustavo Galbiati Marcelo Napuj Roberto Barberis

Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco - Sede Palacio Noel Suipacha 1422 - Barrio de Retiro Martes a viernes de 14 a 19 / Sábados, domingos y feriados de 11 a 19 Entrada General $10.- / Teléfono: 4327- 0228 int.216 (Prensa) / mifb_prensa@buenosaires.gob.ar www.buenosaires.gob.ar/museofernandezblanco

Asociación de Amigos del Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco


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