Aurora

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AURORA HISTORIAS DE VIDA Y DEPENDENCIA: ENTRE CUATRO PAREDES


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La idea de documentar “historias de vida y la dependencia” de algunas de las mujeres reclusas en los Centros Penitenciarios Tenerife I y Tenerife II surgió en el año 2008 con la realización del proyecto: “Expresadas, eliminando fronteras”, orientado a crear acciones y buenas prácticas para fomentar una mejora de la vida diaria de las participantes y su interacción con el resto de la población reclusa. En el proyecto se trabajó de manera transversal la perspectiva de género, como eje fundamental de todas las acciones, a través de talleres participativos con mujeres de las diversas nacionalidades. Específicamente, se llevaron a cabo talleres de alfabetización básica de la lengua española dirigidos a aquellas mujeres con lengua diferente al castellano; el fin de los mismos fue mejorar su desenvolvimiento en la vida cotidiana tanto en el lugar de reclusión como fuera del centro. También se impartió una formación básica en salud reproductiva, sexualidad y alimentación. Paralelamente se impartieron sesiones teórico-prácticas sobre habilidades sociales, con el fin de potenciar una mejor integración social. Finalmente se ofreció asesoramiento en Ley de Extranjería en España, derecho penal, taller de empleo y se elaboró una guía básica sobre estos aspectos. En el proyecto participaron mujeres de África (Senegal, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Guinea Bissau, Argelia); de Europa del Este (Rumania, Bulgaria); de Centro y Sur América (República Dominicana, Colombia, Argentina, Ecuador, Bolivia y Brasil) y del sureste asiático (Federación de Malasia). Esta experiencia preliminar llevada a cabo en el Centro Penitenciario Tenerife II, le permitió a la Asociación Domitila Hernández lograr un acercamiento a la problemática de las mujeres reclusas, en lo que tiene que ver con su formación y sus intereses laborales. Se detectaron necesidades de capacitación profesional en ámbitos que tuvieran salida en el mercado actual y que además no tuvieran requisitos excesivos en cuanto a conocimientos previos, ni duración de los cursos. Dentro de la información recopilada respecto a trabajos realizados por las mujeres inmigrantes en España, destacó el de “cuidar personas mayores”. Este aspecto coincidía muy bien con la línea de trabajo de la Asociación en los últimos años y la experiencia acumulada en formación de colectivos en exclusión social en la Comarca Tacoronte-Acentejo. Además respondió a los principios que deben orientar la permanencia del personal recluso en España, indicados específicamente en el artículo 25.2 de la Constitución, el cual indica que “las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y la reinserción social”. En este contexto presentamos un segundo proyecto denominado “Aurora: Inmigración y Dependencia” a la Viceconsejería de Bienestar Social e Inmigración de la Consejería de Bienestar Social Juventud y Vivienda del Gobierno de Canarias, apoyado por el Ministerio de Trabajo e Inmigración. El proyecto estaba dirigido a formar mujeres en atención a la dependencia, ya que si bien es cierto que la mayoría de las cuidadoras de personas dependientes son mujeres, se evidencia una necesidad de profesionalización en este campo. Nuestra idea era no solamente realizar labores formativas, sino indagar sobre el perfil de las mujeres reclusas, y sobre sus historias de vida y la relación con la dependencia. Como se sabe, existen pocos estudios documentados sobre el perfil de mujeres reclusas, ya que la mayoría de investigaciones y debates criminológicos se centran en la población masculina. Este tema va adquiriendo mayor relevancia con los estudios que se fundamentan en la perspectiva de género como eje fundamental para analizar los diferentes casos. Estos estudios muestran la necesidad de abordar la problemática de las mujeres reclusas, ya que la mayoría de establecimientos penitenciarios están pensados para los reclusos varones y se aplican a las mujeres sin apenas planteamientos diferenciales que vayan más allá de sus propias características biológicas o sanitarias. Decidimos proponer una reflexión sobre las mujeres en prisión, su relación con la dependencia, desde sus experiencias y conocimientos previos, hasta cómo se ven ellas como dependientes de otros en sus circunstancias actuales. Además indagamos cómo les gustaría que las vieran desde fuera, preguntándoles por sus planes y sus sueños. Este acercamiento nos ha permitido iniciar la documentación sobre “Inmigración y dependencia” como una unidad de observación y, además, servir de puente que acerque a este colectivo al entorno externo a la prisión. Esto mostrará la heterogeneidad de situaciones individuales presentes en estos centros.


Camila: Ahora que veo cada vez más cerca mi libertad, hago una reflexión sobre mi futuro, los errores que he cometido y más que nada sobre lo que quisiera hacer. En la vida lo que más me gusta es cantar y mi sueño es ser una cantante reconocida. La gente dice que canto bien, pero sé que el camino es largo y difícil. También me gustaría tener una hija, volver a mi país y criarla allá. Puede que cambie de idea, pero son mis sueños. También me gusta pintar y compartir con los amigos. En mi forma de ser quisiera ser una persona más paciente y no ser tan impulsiva. Echo de menos a mi familia y me gustaría estar cerca de ellos.


MATILDE: Desearía llegar a las personas tal y como soy y he sido siempre; que vean en mí una persona que simplemente cometí un error tal vez por amor a mis hijos y a mi familia, por brindarles un mejor vivir. De pronto, sin darme cuenta, dí un paso en falso y doy gracias a Dios que cometí este pequeño error, porque aprendí a ver este pequeño mundo, a conocer las historias de cada una de mis compañeras, aprender que la vida es muy bella y que hay que aprender a vivirla. En este lugar se viven emociones diferentes cada día, se mezclan los sentimientos y es emotivo poder ayudar a quien lo necesita. Quisiera que las personas que viven en el mundo exterior supieran la necesidad de apoyo que se precisa en estos lugares. Aquí las personas se van educando, se van adiestrando para una mejor vida. Esto no es un lugar de castigo, es un lugar para mejorar la calidad de vida de las personas. No es el peor sitio del mundo. Aquí tenemos escuela, misa, diversión. Jugamos, reímos, lloramos y ayudamos al que nos necesita dentro de lo que se puede. Este pequeño mundo solo necesita que la sociedad se entere que estamos vivos y precisamos con urgencia que nos den una voz de aliento, un salvado por la radio, por la tele o el periódico. Somos seres vivos queremos que se nos dé una oportunidad para poder respirar un poquito de libertad.


DÁCIL Tengo 42 años. Estoy reclusa desde hace 9 años en este Centro Penitenciario. Aquí me han pasado cosas buenas y cosas malas. La mejor experiencia, mi hijo que ahora tiene 6 años y nació estando aquí. Hace un mes y medio salí de permiso y compartí unos días maravillosos. El alimenta mis sueños: tener mí casa y ser una familia normal, como cualquier otra. Lo miro y se me hace un nudo en la garganta recordando a mi otro hijo, que está preso en la península por varios delitos. Su libertad es mi gran sueño. Si en mis manos estuviera cambiar mi condena por la de él lo haría sin pensarlo dos veces. Mientras tanto el día a día lo vivo recordando a mi hijo pequeño que es feliz con mi familia. Está educándose, creciendo como un ser humano normal. Me gustaría no hacer nuevamente las cosas negativas que he hecho y por las que estoy recluida, porque sé que están mal. Hubo un tiempo en que recapacité y no caí en el abismo. Pero luego volví a recaer y no sé la explicación. No voy a decir que creo en Dios porque no es así, aunque cuando me pasan cosas malas siempre acudo a El y a mi madre. Me siento tan orgullosa de tener la suerte de contar con ella. Y a la vez, siento mucho hacerla sufrir…


TERESA El primer día que llegué a este Centro, estaba aterrorizada. Pasaban por mi mente las imágenes violentas de las películas rodadas en prisiones. Me senté en un rincón de un gran salón como un animal acobardado y vi como se me acercaba una mujer morena. Me pareció un ogro gigante que venía a cumplir su cometido. Y su cometido era yo. Al poco tiempo escuché su voz y me ofreció un trozo de comida: era un pedazo de salchichón. La duda me invadía: si no aceptaba podía amenazarme y hacerme sentir quien mandaba. Y si aceptaba, ese trozo de comida podría contener alguna sustancia que me hiciera enfermar. Entre el miedo y la duda acepté y comí lentamente con la sensación de náuseas continuas. Pero al pasar los días me fui dando cuenta de lo equivocada que era mi percepción inicial. Fui conociendo las personas y haciendo amistades. El tiempo que he pasado en este sitio me ha permitido recapacitar en muchas cosas. Estar encerrada es el precio que he pagado por cometer un error, pero a la vez estoy muy agradecida de la labor que han desempeñado con nosotros en esta prisión. Mi gran deseo es poder integrarme en la sociedad sin ser reprochada. Quiero transmitir a la sociedad en general lo útil que puede ser una persona después de cumplir esta penitencia y que sepan que en estos lugares aprendemos a valorar el tiempo, a valorar los conocimientos que nos imparten y que nos servirán para cuando finalmente estemos en libertad y podamos integrarnos al mercado laboral.


VIORICA Aunque tengo 22 años, creo que dependo mucho de mi abuela. Ella tiene 71 años y es mi familia, mi referente, mi esperanza, es el bastón al que me aferro aunque no esté conmigo. Escuchar su voz, recordar sus enseñanzas, me mantiene llena de vida. Escucho sobre personas mayores dependientes, que pueden tener la misma edad que ella. Pero ella se vale por sí misma, tiene una memoria asombrosa y toda la salud para ir y venir. Creo que soy más dependiente de ella, que ella de nadie. Sé que para ella iba a ser muy duro saber que yo estaba en prisión. Por eso tardé 4 meses en llamarla. Ella ya lo sabía porque intuía que algo iba mal. Ahora he tomado esto como una enseñanza más; para mí a veces es como estar en el colegio. En el que yo estudié faltaban muchas cosas. He aprendido a ser fuerte y a valorar lo que hay fuera, sobre todo mi abuela. Y quiero salir para estar con ella. Me falta 1 año y 3 meses…


FAITH Tengo dos hijos que dependen de mi, pero yo estoy aquí encerrada y no puedo ayudarles. Vine a España embarazada y mis hijos nacieron aquí. Son mellizos: una niña y un niño. Mi hija esta muy flaca y parece un zombi. No come, está mal. Mi hijo sí está bien. Ahora están en una casa de acogida en Santa Cruz. Tienen 5 años y medio. Cuando llegué de África trabajé limpiando casas. Aunque me gusta leer, hablar bien el castellano, bailar, cantar, ir al gimnasio, he perdido la ilusión y las ganas de practicar lo que me gusta. Es muy difícil para una mujer sola salir adelante con dos hijos. El padre se quedó en Nigeria, mi país de origen. No sé nada de él. A veces quisiera saber, pero otras no. Allí esta toda mi familia, pero yo estoy sola aquí con mis hijos. Quiero estar con ellos. Llevo 3 años y aún no tengo juicio. La dependencia es la que tienen mis hijos hacia mí, pero no puedo responderles mientras esté en este lugar.


KARLA Aunque no soy una persona dependiente, ahora dependo en parte de un amigo de la calle. Afortunadamente encontré este gran apoyo. Llevo tres años en prisión y aún me faltan otros tres. He salido tres veces de permiso los fines de semana y es muy importante saber que hay alguien fuera que me está esperando. El entiende qué quiere decir “salir fuera” porque también estuvo en prisión. También dependo de pastillas para dormir, porque en la noche, en la “chabola”, la cabeza empieza a darme vueltas y empiezo a pensar y pensar cosas. Dentro de la chabola se sufre, porque se piensa mucho. Los hechos de mi vida pasan por mi mente como una cadena de acontecimientos sin parar, mi familia, en especial mi madre. Quisiera haber podido atenderla, pero murió hace 6 meses. Ella era mi principal apoyo. Ahora que escucho las clases sobre “personas dependientes”, recuerdo sus limitaciones, sus enfermedades, sus enseñanzas, sus palabras y añoro lo que me hubiera gustado estar con ella. También tengo una tía en Italia que tiene 80 años, que me quiere y espero poder ayudarla y poner en práctica lo que estoy aprendiendo. Tengo ilusiones como todas las personas. Me gustaría quedarme un tiempo en España y recuperar mi casa que está hipotecada


CRISTINA A los 12 años mi madre me trajo a vivir con ella. He vivido la mitad de mi vida en Colombia, país donde nací y la otra mitad en España. Aquí he aprendido muchas cosas, buenas y malas. Estudié hasta terminar el bachillerato, pero no quise seguir estudiando en la universidad. Preferí trabajar en el restaurante que tenía mi madre. Allí conocí mucha gente y vi lo que significaba el dinero. A ese lugar iba gente con mucho dinero que podía comprar cosas, viajar y tener “todo”. Entonces comencé a probar lo prohibido pero que el dinero compra. Y también aprendí a hacer “dos trabajos” paralelos: el del restaurante y otro fuera que me daba buen dinero. Luego ya no tenía el trabajo del restaurante y un día decidí viajar a Tenerife y en el aeropuerto me detuvieron. Ahora que estoy dentro, asisto a todos los cursos que pueda. Pienso que voy a sacar el mayor provecho. Con la edad que tengo he vivido muchas cosas. Y también dependo de alguien como las personas mayores. Por mi parte, es mi pareja quien me ayuda y es mi principal apoyo


MARÍA Tengo 29 años, nací en un pequeño pueblo de Colombia. Como casi todas las que estamos aquí, decidí venir a España para buscar mejores posibilidades para mi familia. Tengo un hijo de 12 años que fue mi principal motor para dejar mi país, conseguir un buen trabajo, enviarle dinero para su educación, para su manutención y colaborar también a mis padres y hermanos. En resumen, para ofrecerle un mejor futuro. Desde que llegué trabajé honradamente en varios oficios. Pero esto no era así para la gente que me rodeaba. Confié en mi novio y un día que creí normal, me detuvieron cuando lo acompañaba a Santa Cruz y me trajeron a prisión donde llevo 18 meses preventiva. Aquí he tenido tiempo de pensar y analizar mi vida y anhelar aprovechar el estudio y la formación en general que puedan ofrecerme. Creo que aquí todas las mujeres somos dependientes de las personas que están fuera y nos apoyan. Pero desde que estoy en la enfermería, atiendo personas más dependientes que yo y me hago cargo de mujeres que necesitan atención; me gusta servirle a las personas que cuido. Creo que he mejorado marcadamente, sobre todo porque me siento útil. También mejoré mi entorno, el sitio donde duermo es mejor y el hecho de estar ocupada hace que la vida sea más llevadera. En el curso hablamos de personas dependientes como aquellos mayores que necesitan de otros para ayudarles en la vida diaria. Pero muchas veces yo me siento más dependiente que por ejemplo una compañera, que es mucho mayor que yo. Tiene 60 años y está “enterita”. No se queja casi nunca y tiene una salud de roble. Yo en cambio siento dolencias pero creo que es más por la incertidumbre de lo que pasará en mi futuro cercano. Por ahora dependo de la suerte. Estar aquí ha significado valorar la vida como nunca antes. No solo la libertad sino la vida misma. Quisiera estudiar enfermería o algo relacionado con la salud y el cuidado de las personas. Es algo que he madurado y aprovecho todo lo que pueda aprender. Espero que el juicio sea pronto y tener toda la fortaleza para continuar con ánimo, esperando que el tiempo pase y pueda estar en la calle trabajando y produciendo como una persona normal


MIHAELA A mis 29 años he vivido muchas cosas, buenas y malas. Vine a España con la ilusión de encontrar una vida mejor. Lo mejor, mis tres hijos uno con mi familia en Rumania y dos en un centro de acogida en Madrid. El niño nació con el paladar hendido, pero ya le hicieron la operación y gracias a Dios está mejor. Por errores de la vida ingresé en prisión el 29 de mayo del 2009, por delito a la salud pública.


LIZETH Ingresé a este Centro el 4 de mayo del 2009. Venía de Madrid como “correo”. Ahora sé que fue el peor error de mi vida. Como otras de mis compañeras reclusas, sentí pánico al ingresar al Centro Penitenciario. Todo mi cuerpo temblaba ante la expectativa de lo que me esperaba. Rezaba cada segundo y le pedía a Dios que me cuidara y me quitara la angustia y el pánico y que me diera la fortaleza necesaria para seguir. Una de las razones es que nunca había compartido con personas adictas a la droga como algunas de las que se encuentran reclusas. Pero al poco tiempo fui cambiando mi sensación de miedo, me fui adaptando y relacionándome con personas diversas. He aprendido que no eran violentas como yo lo imaginaba, y por el contrario les he cogido cariño. Muchas de ellas están tan enganchadas al consumo, que me dan pena. Al igual que ellas a mí, he intentado aportarles algo bueno de mí y ayudarlas espiritualmente. Les doy ánimos para que nunca pierdan la fe y la esperanza, ya que son personas muy valiosas. Estar prisionera me ha hecho ver la vida de otra manera. Me ha permitido cambiar mi percepción de las prisiones, al menos las españolas. Este sitio es un centro de inserción, donde se preocupan porque la gente mejore cada día y seamos mejores personas.Necesitamos, eso sí, un gran apoyo, tanto moral como legal. Me gustaría tener voces al exterior que le contaran a la sociedad que somos, estamos vivas y que tenemos sueños, ideales, errores como todas las personas. Que necesitamos que nuestros derechos no sean vulnerados. Espero que mi juicio sea lo más pronto posible, cumplir la condena.


LOURDES Llevo 8 meses en prisión preventiva, a la espera de que se celebre mi juicio. Como muchas compañeras, me detuvieron por delito a la salud pública. El mismo día que me detuvieron, me dieron la carta de expulsión. Vine a España hace 8 años y trabajé honradamente en limpieza de casas, cuidando a personas mayores, como camarera en restaurantes y también como camarera de piso en un hotel. Con la crisis se me terminó el contrato y al no poder presentar la renovación del contrato de trabajo, tampoco pude renovar mi permiso de trabajo, que venció 3 meses antes de que me detuvieran y me ingresaran a este centro. Intenté todas las opciones posibles para conseguir un contrato, pero desafortunadamente no lo logré. Recurrí a esta vía, muy equivocada, pero la que creí en su momento como la más cercana para conseguir el dinero para mantenerme.


GARA Ahora no soy yo sola.Tengo alguien por quien luchar. Ella depende de mí y yo de ella. Apenas tiene un añito y está con mis padres. Pero yo dependo de ella, porque es la fuerza que me impulsa al cambio, a “estar limpia”, a no consumir droga, a no ser violenta, a aprender. En fin.., a ser una buena persona. Estoy aprovechando todos los cursos y la formación posible para, cuando salga, conseguir un trabajo y darle lo mejor que pueda. Antes dependía de la droga, ahora en este curso de cómo atender a personas dependientes, veo que era dependiente de la droga y ahora dependo de mí misma para no volver a cometer los errores que me tienen lejos de mi hija y de mi familia.

JULIET Soy muy sociable y un tanto curiosa porque siempre me gusta investigar y aprender. Las cosas que me gusta hacer son: deportes, bailar, pintar, actuar, leer. Por otro lado me apasiona todo lo que tiene que ver con la tecnología: ordenadores, móviles, etc. En un futuro deseo especializarme en los idiomas (inglés, francés y alemán) y estudiar contabilidad.


PATIENCE Me gusta cocer, bailar, leer, cantar

Eva Me gusta la mĂşsica clĂĄsica, disfrutar del silencio, pasear por las tardes a orillas del mar bajo la luna llena. Quise ser abogada y arquitecta, pero por cosas de la vida no he culminado las carreras. Como el sueĂąo de mi vida era tener hijos y no pude, me he dedicado a malcriar a mis sobrinos.


Lena Li He aprendido a ser paciente, porque qué otra cosa puedo hacer aquí encerrada. Confié en una amiga y a ella le debo estar prisionera. Me gusta leer y aprender cosas nuevas. Por eso hago los cursos. También me gusta conocer la cultura y saber las noticias de otros países.

Angela María Me gusta bailar, ir al cine, conocer gente. Me gustaría estudiar psicóloga y especializarme en psicología infantil, porque pienso que sería una buena forma de trabajar con niños y ayudarlos a ser alguien en la vida. Me gustaría trabajar en una ONG porque pienso que se puede hacer una gran labor desde estos lugares.


ENCARNA

Llevo aquí 6 meses. Entré en el mes de abril el día 27, por un tráfico de drogas y todavía no ha salido el juicio Sobre mi cunda. Yo veo que todo el mundo se va de cunda y yo sigo aquí. Dicen que no hay cunda, ¿que es lo que pasa conmigo?, y si no, por favor, que me dejen entrar mi hijo, por favor, muchas gracias. Yo fui presa con mi hijo de 6 meses en el Aeropuerto Los Rodeos. Me llevaron al hospital para expulsar la droga que traía en el estómago. Entonces al niño lo llevaron al CAI hasta que salí del hospital. Existe una orden judicial para que el niño entre aquí conmigo, pero la directora del Centro Penitenciario dijo que el módulo de madres estaba cerrado. Pero en ese entonces había niños y madres embarazadas, la cual dio a luz a su bebe aquí y lo tiene con ella aquí y supuestamente el módulo esta cerrado. El abogado consiguió un auto de la fuerza de mi caso, diciendo que no había problema el que fuera trasladada a un módulo de madres junto con el niño. El día 25 de septiembre me entregaron el parte para ser trasladada para Madrid, pero a última hora me dijeron que se suspendió por motivos de gripe A, pero se llevaron ese mismo día 3 mujeres y yo no; la semana pasada hubo cunda y yo no me fui y hoy hay otra y yo sigo aquí.



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