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Granja Kim, 50 años de historia y tradición en lo más alto de la serranía de Caacupé
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Covid-19: inauguración, llegada de la pandemia y momento de cambios
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La última década estuvo marcada por desafíos y reestructuración para Granja Kim
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Planes para el futuro
Es una producción de
Tte. Bueongermini c/ Conrado Rios Gallardo Tel.: 0986 911 347 Envianos tus sugerencias y comentarios a: cynthia.vecinday@gmail.com
STAFF Dirección General Cynthia Vecinday
Diagramación Gabriela Espínola
Departamento Comercial Viviana Ayala Zuny Ortellado
Colaboración especial Derly Peralta
Redacción Staff Mariav
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GRANJA KIM
Granja Kim, 50 años de historia y tradición en lo más alto de la serranía de Caacupé “Yo soy Benjamín Galeano Kim, tercer nieto de la familia Galeano Kim y soy licenciado en Relaciones Internacionales. Tengo 29 años, tengo experiencia en el rubro gastronómico y con mi mamá, desde el 2015, venimos creando este concepto”. Así, contundente, conciso y determinado, Benjamín inicia este relato que recorre medio siglo de historia de una de las familias más importantes de Caacupé, departamento de Cordillera. El abuelo de Benjamín, Yong Nam Kim, vino a Paraguay en 1970, con la esperanza de abrirse camino en la avicultura creciente del país sudamericano. “Bueno, si es que quiero hablar de mi tenemos que remontarnos aproximadamente 50 años atrás. Mi abuelo era un inmigrante coreano
En la foto vemos a Kim, el paisano coreano que prestó el dinero para comprar el terreno 4
que pasó la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de las dos Coreas. Su vida fue bastante difícil y estaba en una época de crisis cuando con varios amigos, decidieron emigrar al sur de América y en un primer momento llegaron a Argentina”. Lo que a Benjamín y a sus hermanos les fueron contando con el correr de los años es que el patriarca de la familia tenía ya cierto conocimiento sobre la agricultura y cuando llegó a la Argentina intentó dedicarse a ella, pero sus esfuerzos no fueron provechosos porque la agricultura allí ya estaba muy avanzada y fue como surgió la posibilidad de venir al Paraguay a trabajar y así lo hizo, vino y se instaló en la zona del arroyo Itay (Asunción). “Mi abuelo vino con los ahorros que tenía, se instaló y puso su primer galpón con sus pollitos y en la primera lluvia que vino llevó todo lo que tenía. Mi abuelo tenía 50 años cuando vino, encima sin su familia. No sabía hablar español y era un momento crítico para él, era prácticamente morir o ver qué hacer, entonces le dijo a uno de sus capataces “necesito el lugar más alto de Paraguay” y aquel capataz le dijo que viniera a Caacupé, que si bien no es el lugar más alto del Paraguay, seguramente era el lugar que aquel hombre conocía. “Así fue que mi abuelo compró el terreno y se fue al Banco Nacional de Fomento y lo hipotecó para devolver el dinero que había prestado y con lo que le sobró empezó a instalar la granja”, recordó. “Yo siempre le digo a todos los que están acá que hay dos enseñan-
Con la esperanza de abrirse camino en la avicultura creciente del país sudamericano.
zas grandes: nunca es tarde porque mi abuelo empezó a los 50 años a trabajar y tenemos todo lo que tenemos. Y otra cosa es que toda crisis es una oportunidad, dependiendo de cómo mires, siempre va a ser doloroso, pero depende mucho de cómo mires y cuando en la Argentina no le fue bien con la agricultura y aquí en Paraguay, en la zona del arroyo Itay la lluvia arrastró a todos sus pollitos, fueron crisis que las convirtió en oportunidades y de no haber sido así no íbamos a haber estado hoy en esta tierra bendecida”. La época dorada de Granja Kim fue entre los años 80 y 90, donde la producción fue altísima e incluso la producción apuntaba tanto al mercado nacional como al internacional. Este crecimiento se vio un poco frenado por la crisis de la década del 2000. Granja Kim está ubicada a 300 metros sobre el nivel del mar y cada mesa del Parador Restaurant fue hecha con las puertas de las antiguas cámaras incubadoras y carritos de hierro en los que se almacenaban los huevos.
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El Parador Restaurant cuenta con un amplio salón interno para brindar comodidad y seguridad a las familias que visitan Granja Kim
La última década estuvo marcada por desafíos y reestructuración para Granja Kim
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ero el gran cambio se da en el 2015 cuando, a los 95 años, el abuelo Kim fallece. “Esta situación nos golpeó bastante a nosotros y a la comunidad, porque cuando vino acá no había agua potable, no había escuela y él ayudó en las gestiones para tener agua potable y donó el primer predio para la escuela, un predio para el club social de Cerro Corá y otro para la cancha. Acá hay una escuela que
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se llama República de Corea, él hizo los primeros pasos para que la embajada venga a hacer sus aportes. Hoy en día tienen un polideportivo cerrado y salas de computación totalmente equipadas”. Benjamín recuerda que su abuelo siempre tuvo la idea de hacer algún tipo de restaurante, algo para que la gente pueda disfrutar del sitio y su encanto, pero nunca se concretó el proyecto porque la
granja avícola funcionaba y no había una necesidad de cambiar de rubro, recuerda. Entonces cuando fallece el fundador de Granja Kim, Benjamín y su mamá, Sonyu, empezaron a trabajar en la idea del parador restaurant. “Yo tengo experiencia, tuve varios locales gastronómicos y nocturnos y era como que yo era el indicado. Tengo cuatro hermanos, tengo dos hermanos mayores y dos her-
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manos menores. Los dos mayores ya tienen su vida totalmente hecha y mis dos hermanos menores me están ayudando, entonces, realmente es un emprendimiento familiar”. En 2015 “empezamos con los primeros proyectos de factibilidad, los estudios económicos. Empezamos a contactar con una constructora que nos ayudó para la elaboración de todo el proyecto”. Entonces llegó julio 2019 y con los recursos financieros disponibles, inició la refacción que se extendería
hasta el mes de diciembre de ese año, cuando se realizó la apertura de Granja Kim Parador Restaurant. “Fue un proceso de casi cuatro o cinco años donde estuvimos trabajando para poder darle sentido al Parador Restaurant, en dos pasos: el primer paso fue que la constructora con la que hicimos todos los proyectos nos recomendó hacer un edificio, hacer algo llamativo y moderno. Eso era costoso, pero nosotros somos creyentes y estamos convencidos de que los tiempos de
Fue un proceso de casi cuatro o cinco años donde estuvimos trabajando para poder darle sentido al Parador Restaurant.
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Yong Nam Kim y autoridades de la embajada coreana en nuestro país, durante la inauguración de la Escuela República de Corea
Dios son perfectos. Entonces como que bueno, se fue inclinando todo para que sea lo que es hoy”. La primera idea, de un lugar lindo y nuevo, les encantó, pero no alcanzaba el presupuesto hasta que, finalmente, decidieron replantear la idea y seguir con capital propio y con financiamiento de bancos de plaza, siendo Bancop uno de los principales. “La idea original era construir el parador a la altura de la ruta PY02, que se vea al pasar, pero como los planes fueron cambiando por cuestiones de presupuesto y esta ala ya estaba totalmente construida, decidimos hacer acá. Le contratamos a
una arquitecta y ella nos dijo ‘¿por qué hacer una pared blanca? ¿Por qué no mostrar la esencia? Son una empresa de 50 años. Que la gente conozca las raíces, que vea que anda acá, que vean que antes este lugar era una granja’”. Tras un largo proceso de cambios y de buscar por más de un año un nuevo nombre para el Parador Restaurant, la misma idea de la arquitecta hizo ver a la familia que quedarse con el nombre de Granja Kim era la mejor alternativa. “Es un nombre acuñado que tiene vigencia, que tiene renombre a nivel nacional, o sea que ya tiene historia y para qué íbamos a tratar
El espacio exterior es una mezcla perfecta de modernidad y naturaleza, que ofrece a los visitantes una sensación de tranquilidad y belleza, a la hora de disfrutar de un buen platillo 8
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de crear algo nuevo si ya teníamos algo bien hecho, era nada más que pulir y fue cuando decidimos mantener la historia, se sacó el revestimiento de las paredes para que quede expuesta la esencia misma de la granja original”. Por un tema de presupuesto, entre propietarios, arquitecta y contratista idearon una salida realmente novedosa: reutilizar las viejas puertas de la antigua granja y convertirlas en mesas. Después fueron surgiendo más ideas para aprovechar los materiales con que se contaban y darles una utilidad que a la vez enmarque
e identifique con su estilo propio al parador restaurante y fue cuando se decidió llevar adelante la ideas originales y novedosas reutilizar las viejas puertas de la antigua granja y convertirlas en mesas. Incluso a hoy se cuenta con repisas que contienen elementos utilizados por mi abuelo desde los inicios de la granja: sus libros avícolas, motores de las incubadoras, piezas de maquinarias, entre otras novedades, que refieren la historia y la grandeza de esta gran obra que hoy es Granja Kim y que empezó una noche en que la lluvia se llevó a todos los pollitos de mi abuelo.
“Este concepto lo creamos con muchísimas lágrimas, con muchísimo sudor y hoy me alegra poder decir que es una realidad”.
La esencia de Granja Kim es su raíz y que la gente pueda conocer el proceso.
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Fachada de Granja Kim durante los trabajos de refacción, en plena pandemia
Covid-19: inauguración, llegada de la pandemia y momento de cambios
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l Parador Restaurant tenía solo tres meses de funcionamiento cuando el mundo se paralizó ante la llegada de algo nunca antes visto por nuestra generación: una pandemia que nos obligó a todos, casi 8.000 millones de personas, a encerrarnos y no salir de casa por unos cuantos meses y que todavía hoy, sigue marcando las pautas de nuestra vida. “Estábamos alcanzando por fin las metas a las que estábamos apuntando y llega la pandemia. Fue durísimo porque nosotros pensábamos que iba a durar una o dos semanas y terminó siendo nueve meses. En realidad que seis meses, pero decidimos alargar un poco más el proceso para poder acomodarnos mejor”. Benjamín se refiere al relajamiento de las medidas que se otorgaron en beneficio de sector gastronómico en el último trimestre del 2020. “Yo consideré que era la peor decisión posible, porque la gente no estaba preparada y aprovechamos esos nueve meses, para mejorar lo que ya teníamos y desechar lo que no estaba funcionando, fue un momento de reestructuración interna”. El Parador cerró sus puertas el 14 de marzo y las reabrió el 10 de diciembre, con una buena explosión. “Es verano y la gente está viniendo para almorzar, merendar o cenar. Lo genial es que tenemos gente de San Bernardino o de Piribebuy o, simplemente, personas que tienen sus quintas por la zona y estamos tratando de cumplir las expectativas”. Posterior a la pandemia, mis dos hermanos menores, Esteban y Sofía se adentraron totalmente en la gerencia y administración de la granja. En conjunto con mis padres, Darío y Sonyu, podemos decir que el emprendimiento es familiar. Realmente el aporte que ellos realizan, logra que sea más fácil gerenciar correctamente el parador. Son
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muchas áreas dónde tenemos que estar en constante vigilia para corregir errores y fortalecer aciertos. Sonyu, mi madre, se encarga totalmente de las finanzas. Contadora recibida de la UNA, maneja desde hace tiempo los números de la Granja. Contar con ella es una gran ayuda para saber cuándo y dónde hacer los gastos o inversiones necesarias. El aporte que tiene es de años y es el contrapeso ideal para la toma de decisiones. Darío, mi padre, ex periodista, es el que está constantemente en todos lados, es el que vigila el personal, la granja, además de atender el área de la venta de pollitos. Siempre es un ojo donde no llegan los nuestros. Esteban, tiene 27 años, estudiante de Ingeniería Electrónica, desarrolla el gerenciamiento total de la granja conmigo, también maneja perfectamente toda el área de informática y electrónica que precisa el parador. Además, tiene una gran afición por el cuidado de los detalles en la cocina, tanto en el trato del personal como en la gastronomía que ofrecemos. Sofia, tiene 23 años, estudiante de la Politécnica, se encarga del stock y las compras para el parador. Última de la familia Galeano Kim, es la que está en constante movimiento para que nada falte, ya sea insumos gastronómicos, de limpieza, lo que sea necesario para que siga fluyendo el negocio. Están también mis hermanos, Helder y Hernán, los mayores. Quienes aportan también su grano de arena desde donde están. Helder, desarrollador web de LN y Hernán, proveedor de internet en todo el Departamento de Cordillera. Nuestros cimientos van desde 1970, con la llegada de mis abuelos a suelo paraguayo. Y sigue vigente gracias a los esfuerzos de mis padres y mi familia. Estamos muy felices con todo lo que estamos logrando y lo que seguimos proyectando constamente.
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ara el 2021, entre los proyectos inmediatos está habilitar un museo, un tour de Granja Kim, para que los chicos puedan ir con sus familias. “La idea es que todos puedan venir y conocer el proceso desde cómo nace un pollito, cómo crece y que el recorrido termine con la historia de Granja Kim” y la evolución que tuvo en su medio siglo de vida. En el sitio se conservan unas incubadoras de la década de 1970 que siguen funcionando en las cuales, según cuenta Benjamín, si ponemos un huevo va a nacer un pollito. “Nuestro enfoque es primero social, luego el cultural y por último el económico. Nos enfocamos netamente en el personal local, queremos que gente de acá venga. Queremos trabajar con la escuela para crear cursos para poder forjar y formar nuestros propios empleados”, resaltó. Otro proyecto interesante es la construcción de un salón auditorio para 80 a 100 personas, que queremos habilitar también a mediados de año. “Tenemos el espacio, donde estaban antiguamente las máquinas incubadoras, que debemos refaccionar para concretar el proyecto”. Yo realmente no llegué a congeniar con mi abuelo porque yo era
muy chico y mi abuelo no me permitía que yo esté en la granja, pero en los últimos años cuando tenía un poco más 16 años empecé a hablar más con él y recuerdo que para él el trabajo era demasiado importante. Toda su dignidad se basaba en trabajar en lo que era la granja y aunque nunca me dijo ‘yo quiero esto’, es más la idea que mi mamá y mi tía me transmitían, pero creo que si ve cómo evolucionó Granja Kim, se va a sorprender”. Su abuela todavía vive y fue precisamente ella a quien Benjamín y su mamá, Sonyu, le pidieron la bendición antes de iniciar esta etapa nueva en el proyecto. “Antes de que abramos, le dije a mi abuela ‘necesito tu bendición’ y ella me dijo ‘va a funcionar’”. Aunque su abuelo siempre pensó en convertir la granja en un parador, Benjamín está seguro que todo lo que sucedió en el camino, los llevó a decidirse por un proyecto que no podía ser mejor, porque “un lunes que esté lleno, te juro que te llena el alma, porque hay demasiado de nosotros acá. Si teníamos realmente capital creo que no iba a ser lo que es ahora y me encanta que no hayamos conseguido los recursos necesarios, que hayamos llorado para hacer lo que hicimos, porque la gente siente que hay alma y corazón
acá que nos desvelamos para poder abrir. Acá hay muchísimo amor propio, amor a la camiseta como se dice, todos los que estamos acá hacemos porque amamos”. A la consulta de planes para un hotel, Benjamín fue contundente al decir que en solo dos años espera concluir la siguiente fase del proyecto. “Queremos algo con mucha esencia. Entonces, pequeños bungalows para dos, tres y cuatro personas, con su propia piscina totalmente inmersos en la parte boscosa. Tenemos también un lugar para hacer senderismo, entonces aprovechar todo sería la segunda fase de este sueño que llamamos Granja Kim”, finalizó.
Los visitantes cuentan con todas las medidas de seguridad, para prevenir el contagio del Covid-19 11
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