PSEUDO-DIONISIO AREOPAGITA EL ÉXTASIS Y EL SILENCIO MÍSTICO

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PSEUDO-DIONISIO AREOPAGITA EL ÉXTASIS Y EL SILENCIO MÍSTICO

Universidad de Valencia Filosofía III Historia de la Filosofía Medieval María Isabel Martínez Martínez


1 PSEUDO-DIONISIO AREOPAGITA En torno a 528 d.C. aparecen por primera vez citados, principalmente por autores cristianos de lengua griega, diferentes escritos a cuyo conjunto se le denomina Corpus Dionysianum o Corpus Areopagiticum, está conformado por cuatro tratados: Sobre la jerarquía celeste, Sobre la jerarquía eclesiástica, Sobre los nombres divinos, Sobre la teología mística, junto con diez Cartas. La autoría de estos escritos permanece todavía en el misterio, ya que pretende pertenecer a época apostólica, lo que no concuerda con la manifiesta influencia presente en el Corpus de la filosofía neoplatónica. El autor afirma haber presenciado el eclipse de sol que se produzco durante la muerte de Cristo, así como el tránsito de la Virgen. Dirige la Carta X al apóstol Juan, e incluso declara haber sido discípulo directo de Pablo. Estas referencias conllevaron a que durante la Edad Media se considerase que era el Dionisio convertido por Pablo en la colina del Areópago de Atenas según los Hechos de los Apóstoles. Sin embargo “La manera de presentar los tratados, las fórmulas de introducción, transición y conclusión, las doctrinas de la Belleza, del Bien, del Amor, la estructura del universo espiritual, las etapas y los aspectos de la vida contemplativa, la unificación y divinización de la inteligencia…”1 lo asimilan con la filosofía neoplatónica, en este caso en síntesis con la doctrina cristiana. Es muy evidente la influencia de Proclo (412-485) representante de la escuela neoplatónica de Atenas, del cual reproducirá diferentes extractos, incluso llega a copiar en el capitulo IV de Sobre los nombres divinos el escrito de Proclo De malorum susitentia. Gracias a que se hiciera evidente esta influencia y al hecho de que el Corpus no se cita antes del siglo VI, podemos situar al autor entre finales del siglo V y comienzos del siglo VI, en algún lugar de Siria por un monje pagano. Si bien fue espectacular el descubrir que las obras del Areopagita se sirven y dependen de Proclo, esto no le ha supuesto ningún bien en su interpretación en los últimos 100 años, desde entonces “se han leído exclusivamente sus obras como un mero plagio, sin ninguna originalidad, como una especie de Proclo cristianizado y se ha dejado que el 1

Soto, G. (2012). Dionisio Areopagita y la mística. Cuestiones Teológicas, 39 (92), p218.


2 'Pseudo-' opaque por completo a 'Dionisio' sin tener en cuenta la ejemplaridad con que combina el raciocinio filosófico con las Sagradas Escrituras […] Lo cual no quiere decir que no acepte que este pensamiento sea plenamente neoplatónico. […] Pero la clave para entender a Dionisio no esta en hacerle el títere cristiano de su maestro Proclo. AI contrario: la clave para interpretar los escritos dionisianos se halla en aceptar la ficción literaria de leer a un autor que, educado en la cultura pagana de la Atenas en los tiempos de Cristo, se encuentra con la doctrina cristiana promulgada por San Pablo Apostol”.2 Por otra parte, el tratar de pertenecer a época apostólica no es más que un truco literario, bastante común al comienzo del cristianismo, cuya intención es la de proporcionar mayor autoridad a los escritos. De hecho, en 533 los partidarios de Severo recurrieron al Corpus Dionysianum en apoyo de la doctrina monofisita, considerada herética en el Concilio de Calcedonia de 451, aunque eso no impidió que continuara siendo apoyada sobretodo en Siria. Se había cuestionado la identidad del autor desde el propio siglo VI pero hasta el Renacimiento no se consolidaron las dudas ante la tradición que consideraba a Dionisio el discípulo de Pablo, cuando en 1457 Lorenzo Valla demostró que era imposible la supuesta autoría. Aunque solo causaron efecto a partir de 1505 gracias a que Erasmo difundió las objeciones de Lorenzo. De ahí que ahora se considere el carácter pseudoepigráfico de los escritos y que se le denomine Pseudo-Dionisio Areopagita. El influjo dionisiano se fue perdiendo, a medida que la teología pasó a ser teología de escuelas o escolástica, comenzó a darse mayor importancia a la elaboración racional perdiéndose así la relación con lo místico. Empieza entonces a tratarse a Dios desde la dogmática en vez que desde las experiencia, interesándose más por la ortodoxia del concepto que por la realidad misma de Dios. 3

FILOSOFÍA DIONISÍACA Pseudo-Dioniso analiza el sentido de los nombres de Dios en las Escrituras, ya que este, a pesar de su trascendencia nos revela mediante sus nombres cierto conocimiento, más 2 3

Schäfer, C. (2004). Apuntes sobre la filosofía de Dionisio (Pseudo-) Areopagita. Revista española de Filosofía Medieval 11. pp 31-32 Arboleda-Mora,C. (2010) Dionisio Areopagita y el giro teológico de la fenomenología. Pensamiento y cultura. Recuperado de: https://dikaion.unisabana.edu.co/index.php/pyc/article/view/1755/2343


3 profundo que el que podríamos alcanzar por la propia razón. Para ello se pueden seguir dos vías cuya distinción procede de Proclo. Al atribuirle a Dios de forma ascendente títulos positivos creados por el hombre 4 se seguiría la vía afirmativa o catafática. Esta vía se debe complementar con una vía superlativa, ya que los títulos que se le atribuyen a Dios (perfecciones de las criaturas compatibles con su naturaleza espiritual) tienen un valor diferente cuando se refieren a las criaturas que cuando se refieren a Dios, puesto que en Dios existen sin limitación. De esta manera no se puede afirmar que Dios sea solamente Bien sino Suprabién, ni Esencia sino Supraesencia, etc. Por otra parte, esta vez de forma descendente, negando aquellas cosas más alejadas de Dios, purificando así los conceptos, hasta alcanzar la tiniebla supraesencial de la Oscuridad divina, se sigue la vía negativa o apofática. Debido a la finitud de la mente humana no se llegará a una clara visión de la naturaleza de Dios sino a la “luminosa oscuridad” del desconocimiento o no saber. Esta, se desarrolla en Sobre la teología mística, tratado de gran influencia en la mística medieval a pesar de su brevedad, y es en el que voy a profundizar en relación con distintos éxtasis, visiones místicas, transverberaciones o turbamientos. Pseudo-Dionisio considera el universo como una extensión o procesión jerarquizada de y hacia Dios, un salir y entrar en Dios, en el bien divino del que participan todas las cosas. Considera dos tipos de procesiones, unas internas de las que proceden las tres personas divinas, y otras externas de las que procede la multiplicidad de los seres. Pero, debido a su trascendencia, por encima del propio ser, no suponen ningún problema para preservar su unidad. Denominará “predefiniciones” a los arquetipos de todas las cosas creadas de los que afirma su preexistencia en Dios. Siendo así la causa trascendente de todas las cosas, pero también su causa final al atraer todas las cosas hacia sí en cuanto Bien. Este proceso de multiplicación y de regreso esta basado en el neoplatonismo plotiniano. En cuanto al mal, considera que este no tiene ser ya que bien y ser son sinónimos. El mal por tanto sería la privación de un bien que debería estar presente. Nadie es malo en cuanto ser existente ni siquiera un pecador, en todo caso le faltarían determinadas virtudes o buenas cualidades. 4

“Bien”, “Belleza”, “Luz”, “Uno”.


4 Los seres se elevan hacia Dios siguiendo los grados de una jerarquía, cada ser participará por tanto según su propia capacidad de la luz que proporciona Dios. PseudoDionisio elabora dos jerarquías según los dos ámbitos que se distinguen en el universo, es decir, el celeste y el terrestre. Cada una de las dos jerarquías se divide en tres ordenes, a su vez divididos en tres coros y se establecen de forma descendente, de mayor a menor perfección.

LA TEOLOGÍA MÍSTICA Este influyente tratado formado por cinco breves capítulos entraña el más puro acercamiento a Dios según el Areopagita. Comienza con una oración a la trinidad supraesencial. Pretende la purificación de todo lo material, al despojarnos de todo, para llegar a la más alta cumbre de las Escrituras místicas alcanzando así la Oscuridad divina: “En efecto, si te enajenas puramente de ti mismo y de todas las cosas con enajenación libre y absoluta, habiendo dejado todo y libre de todo serás elevado hasta el rayo supraesencial de las divinas tinieblas.” 5 Así como Moisés cuando asciende a la cumbre del Sinaí, donde contempla el lugar en el que Dios mora, y se abisma en la luminosa oscuridad del desconocimiento, en la nube del no-saber, la mente también puede adentrarse en lo totalmente incomprensible al eliminar los atributos de Dios propios de los modos humanos de pensar. Esta negación y privación de todo es lo que nos permite alcanzar de manera ascendente -de lo inferior a lo superior- la divina tiniebla. Lo comparará a la manera en que los artistas al hacer una escultura eliminan todo lo restante e innecesario para obtener, como si estuviese escondida, la obra de arte. “Rogamos que también nosotros podamos adentrarnos en esas tinieblas luminosas y renunciando a toda visión y conocimiento podamos ver y conocer al que está por encima de toda visión y conocimiento por el mismo hecho de no ver ni entender -pues efectivamente esto es ver y conocer de verdad- y celebrar sobrenaturalmente al Supraesencial habiendo renunciado a todos los seres, como los artistas cuando hacen una estatua natural quitan todos los impedimentos que enmascaran la pura visión de lo 5 5

Areopagita, P. D. (2007). Obras completas del Pseudo Dionisio Areopagita. (pp. 245) T. H. Martín (trad.) Madrid: B.A.C.


que se halla escondido y por el mero hecho de quitárselos hacen que aparezca esa belleza oculta.”6 Afirma que, en este ascenso, a medida que subimos, iremos encontrando cada vez menos palabras hasta quedarnos totalmente mudos y sin nada que pensar. El conocimiento de Dios se alcanza negando toda afirmación y negación sobre él. De este modo, se comenzará negando las cosas más alejadas de Dios, como por ejemplo el enojo, eliminando así todas las concepciones humanas que nos hayamos formado de Dios, hasta llegar progresivamente a la luz supraluminosa. “Y ascendiendo más añadimos que no es alma ni inteligencia no tiene imaginación, ni opinión, ni razón, ni entendimiento. No es palabra ni pensamiento, no se puede nombrar ni entender. […] Nada en absoluto se puede negar o afirmar de Ella, pero cuando afirmamos o negamos algo de las cosas inferiores a Ella no le añadimos ni quitamos nada, pues la Causa perfecta y única de todas las cosas está por encima de toda afirmación y también la trascendencia de quien está sencillamente libre de todo está por encima de toda negación y más allá de todo.”7 Esto no quiere decir que obtengamos así una visión clara de Dios, sino, como he dicho, lo que se alcanza es la luminosa oscuridad del desconocimiento, es decir, la mente humana debido a su finitud quedará completamente cegada ante el exceso o superabundancia de luz. Pero al lograr la purificación de lo perceptible y llegar a la iluminación de lo inteligible se conseguirá por tanto la unión con Dios, impulsada por el deseo amoroso. Abandonándose así a uno mismo para conseguir llegar a la cumbre de la ascensión.

EL ÉXTASIS MÍSTICO “No es un invento de Dionisio. Ya habían hablado de él Platón, Plotino, los últimos neoplatónicos, los gnósticos, las religiones de misterios, los Padres de la Iglesia, en especial Gregorio de Nisa. Nuestro autor bebe en todos ellos. Para él, las condiciones de posibilidad del éxtasis son: dejar de lado las sensaciones y las actividades de la inteligencia, quitar todo y desprenderse de todo, incluido el yo (MT 997 B-1000 A); es 6 6 7

(id. pp. 248) (id. pp. 251)


ruptura y negatividad; es la divinización y la unión con Dios en forma total y totalizante.“8 Si pensamos en el éxtasis místico es casi inevitable que lo relacionemos con Santa Teresa de Jesús o Santa Teresa de Ávila (1515-1582) debido a su relato en el Libro de la Vida en el que narra como un ángel identificado con un querubín aparece por su lado izquierdo sosteniendo en sus manos un dardo que le clavará por el corazón. Además, es considerada una de las mayores representantes de la mística cristiana al lado de San Juan de la Cruz. Cabe decir que la doctrina mística no la bebió del Corpus Dionysianum, sino que le llegó por medio del patrimonio espiritual común de su época.9 Así como lo que plantea Pseudo-Dionisio en la ascensión a la divina tiniebla es llegar a la pura unión con Dios, la experiencia mística teresiana gira al redor de la palabra unión: “Cuando es unión de todas las potencias, es muy diferente; porque ninguna cosa puede obrar, porque el entendimiento está como espantado; la voluntad ama más que entiende.” (Cuentas de la conciencia 54, 6) Dios y hombre son Uno en la unión de amor.

8 9

Soto, G. (2012). Dionisio Areopagita y la mística. Cuestiones Teológicas, 39 (92), p. 233. Gonzalez, A.(1986) La "Teología Mística" de Dionisio Areopagita y su influjo en místicos españoles del siglo XVI. Recuperado de: https://repositorio.uc.cl/bitstream/handle/11534/16695/000674359.pdf?sequence=1


7 Este momento de éxtasis o de comunión con Dios fue representado por el escultor barroco Gian Lorenzo Bernini en 1640. El motivo por el que he sacado a coalición esta obra es por la gran comprensión que considero que muestra de lo que significó ese momento y en concreto por la manera de manifestarlo gracias al tratamiento de la luz, y lo mucho que me recuerda a esa luminosidad de la que tanto se habla en la obra del Areopagita. El conjunto escultórico está iluminado con una luz filtrada a través de una ventada ubicada justo por encima de Santa Teresa que se intensifica con los rayos dorados que rodean la obra. Gracias a la luz cenital se intensifica toda la superficie del mármol, se contrastan los pliegues y la obra es dotada de volumen e incluso de cierta vibración. De esta manera la luz que irradia y envuelve al conjunto escultórico, unido a la apariencia flotante de la santa, nos deja atónitos (e incluso sin palabras) y nos hace participes de esta elevación. Siguiendo estas características, luz, vibración, elevación, he creído que se puede establecer una analogía con la vía negativa perteneciente a la teología mística. En cuanto a la mística en el arte, quería destacar también la obra del video-artista contemporáneo Bill Viola. En el barroco, la luz es de gran importancia en cualquier ámbito artístico, no sólo en la escultura, sino que obviamente se aprecia en el claroscuro de la pintura, y en los juegos de luces y sombras que se aprecian en la arquitectura; pero, hoy en día, la luz no es un tema tan central porque directamente no hay ningún tema central para el arte, sino que por el contrario hay una infinidad de temas y distintas inspiraciones, esto hace de Viola una figura más destacable y menos habitual en este aspecto . La obra de Bill Viola (1951) incluye conceptos en su narrativa y en su manea de generar las instalaciones que tienen mucho que ver con el misticismo y las transverberaciones ya que es un gran conocedor de escritores místicos cono San Juan de la Cruz y otros. En esta obra titulada habitación para San Juan de la Cruz refleja el momento en el que está prisionero dentro de la celda y muestra esa oscuridad interior que esta viviendo, pero a pesar de esa oscuridad es el mismo momento en el que está creando sus textos y poemas (que encima están plenamente influenciados por Pseudo-Dionisio).


8 Es como ese momento místico de oscuridad exterior, pero interiormente está eclosionando creativamente.

Tanto en Viola como en el barroco se incorpora la luz a los escenarios, esa luz inspiradora e incluso teatral pero que realmente nos llega dentro del alma. Así mismo “la experiencia mística es una experiencia de Luz, que atrae y deifica; es salir de Dios y volver a Dios como Rayo de Luz en sí mismo, cuya teofanía son las luces materiales; es elevarse y unirse a Dios desde lo sensible y conceptual hasta lo celestial; es un ascenso anagónico, desde lo inferior a lo superior; es coito con la Deidad que está más allá de cualquier manifestación del ser y de la vida; es anhelo divino de la realidad inmaterial, comunión con la luz inmaculada y sublime de espléndida e inefable hermosura; es intemperancia y ardor perfecto; es fijar la mirada en el resplandor de Dios; es purificación, iluminación y perfección; es elevarse hasta la simplicidad divina. “10 Es este mismo despertar del alma, purificación de la vida de la que se habla en la mística Bill Viola. Incluso llegó a afirmar: “Art is for me the process of trying to wake up the soul because we live in an industrialized fast-paced world that prefers the soul remain asleep”

10 Soto, G. (2012). Dionisio Areopagita y la mística. Cuestiones Teológicas, 39 (92), p223


9 Podemos ir un paso más lejos en esta búsqueda de la mística en el arte, es el caso en el que la propia obra de arte se convierte en un elemento sagrado, casi espiritual, en un elemento incluso de veneración. Me estoy refiriendo a artistas como Malevich y en concreto a su Cuadrado negro sobre fondo blanco (1915), al que curiosamente le encaja bastante bien el título de “Oscuridad divina” al ser una combinación de un negro intenso sobre un blanco luminoso. Al igual que en la ascensión a la divina tiniebla, esta obra de arte esta purificada de toda imagen y toda representación, libre de conceptos y concepciones humanas. El propio Malevich le quiso atribuir un sentido religioso y por eso mismo lo colgó en la parte más alta de un rincón, esto tiene una razón de ser y es que en las casas rusas hay un rincón considerado el más sagrado o espiritual al que llaman el rincón rojo, es de gran importancia en Rusia y es donde se colocaba el icono en la casa, es decir es el lugar dedicado al elemento religioso y fue justo donde Malevich colocó su obra en la exposición futurista de Petrogrado (1915).


10 MEDITACIÓN Para terminar, quiero hacer una breve reflexión sobre la meditación, ya que personalmente lo considero otra forma de éxtasis, y relacionarlo, una vez más, con la obra del areopagita. Hay muchos tipos distintos de meditación, pero si tienen algo en común es que se suele buscar un cierto viaje, o vía, hacia la esencia misma. Según mi propia experiencia, si en algo consiste meditar es en purificarte de aquello que te sobra o te atormenta y poco a poco ir ascendiendo hacia una especie de estado que perfectamente podría calificar de oscuridad luminosa. Aunque está mucho más relacionada con las religiones orientales como el budismo, creo que se pueden establecer analogías con la vía negativa que relata Pseudo-Dionisio. La meditación es un proceso mental pasivo, en el incluso se puede llegar a conseguir dejar la mente en blanco, liberándose así de cualquier concepción, ya sea errónea o acertada, del mundo y de uno mismo. Es también un abandono en uno mismo, de hecho, en muchos tipos de meditación la clave es centrarse en la respiración, lo único de lo que no nos podemos librar mientras sigamos vivos.

BIBLIOGRAFÍA García, J. Historia de la filosofía medieval. Universidad de Valencia.Valencia. España. Areopagita, P. D. (2007). Obras completas del Pseudo Dionisio Areopagita. T. H. Martín (trad.) Madrid: B.A.C.


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