editorial
Nos dimos cuenta de la tristeza, nos dimos cuenta que no estábamos solas en esto, que nuestra amigas también arrastraban siempre la pesada melancolía. Nos dimos cuenta que ella nos estaba arrastrando a nosotras. Hicimos este número. Sobre aquello que sentimos, sobre cuando nos enchochamos o de lo que mal nos pone ir al psiquiatra. Sobre el mal de amores. Hablar de nuestros sentimientos, hacerlo a través de poemas, de pequeños textos que son catarsis. Esperando que si no les gusta el número que las hojas sirvan para ofrecérselo a unx amigx para limpiar sus lágrimas.
¿Qué remedio de la abuela recomiendas a Maricarmen para el mal de amores? La visita en colectiva a un temazcal que incluya tesito de romero, ruda, lavanda y diente de león. También cantaremos canciones ancestrales y las de la Trevi: “Yo no estoy loca, yo sólo estoy: ¡DESESPERADA!”. Ámbar, Bruja Cósmica.
Comer sopita, si no es posible diario, entones cuando sienta frío el corazón. Viviana Vendaval.
Recomiendo que llores todo lo que puedas, patalea, enciérrate si es posible para desahogar el alma y purificar tú espíritu. No tiene nada malo que estes triste, pero eso sí, si después de unos días te veo llorar por ese cabrón te voy a dar unos chingadazos. César Diego Rivera. czrrivera13@gmail.com
1. muele una pastillita de diazepam en un vasito de mezcal 2. Ponte a la chavela a todo volumen. 3. roba la ropa de tu abuela. 4. canta hasta que no tengas garganta. 5. repite hasta que se haya ido toda la tristeza o en su defecto hasta quedar inconsciente por el efecto del medicamento y el alcohol. La tadi.
El domingo es el mejor día para deprimirse o tirarse a la mierda como lo cantaría nuestra querida Billie Holiday en Gloomy Sunday… Ve al hotel más caro de la ciudad, ponte el abrigo animal print muy a la Courtney Love. Compra una botella de champán rosado y una de whisky, los líquidos perfectos para soltar, para dejar ir el amor que duele y punza en toda la piel. Pide una pizza con queso roquefort, aceitunas negras y arúgula. Una depresiva contemporánea como nosotres, con aires de suicida, debe alimentarse bien. Carga un playlist que incluya canciones de Joy Division, de Morrissey y los Smiths, una que otra de Nirvana, Dum por ejemplo y todas las que puedas de Billie Holiday. Ya para este punto estarás llorando como absurda y juvenil, rómpete cada vez más y pon Cup of Coffee de Garbage, nuestra rola favorita de chicas adolescentes, obsesivas y entregadas al amor. Limpia las lágrimas con un poco de pizza, que se confunda el sabor de la tristeza con el queso roquefort. Ya para este punto el rímel se te habrá corrido como cuando nos conocimos… Deja que suene Amy y Back to Black porque ahí es donde siempre vamos; deja que su voz rota te erice la piel y te perfore la tráquea, ¿sientes el dolor?… Ahora suena Wake up Alone, Love Is a Losing Game y Some Unholy War. Para el último minuto te habrás terminado las botellas, estarás hasta el culo de ebria y sintiendo que el amor es como la humedad. Recuerda que nadie ha muerto de amor, si no por sus efectos secundarios. No queremos ser la siguiente Sylvia Plath, Rita Macedo, Lupe Vélez, Judy Garland, Dalida o Lucha Reyes. Si después de que la música perforara tu corazón aún tienes ganas de aventarte al metro o llenar unos cup cakes con cianuro. Llámame 2228998… nunca dejaría morir sola a una verdadera amiga. Nicolás Marín.
A un homonormado se le llora tres días, al cuarto te pones ropa nueva y a putear. Benjamín J. M. Martínez Castañeda.
¿ C ó m o vivir en un mundo que produce tristezas todo el tiempo, que nos aleja del placer? Por: Emmanuel Álvarez Brunel
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7 Insatisfeches en todo momento por “nuestras” vidas. Estamos cansades de la idea capitalista de felicidad, trabajo y condiciones laborales. La educación bancaria obligatoria, los estándares de belleza y normalidad, el amor, la contaminación de toda vida, la privatización de los bienes, los gobiernos corruptos y asesinos. De la falsedad de las personas y la represión de los placeres. Hartes de fracasar en los caminos que nos imponen, porque no somos suficientemente “algo” o “alguien”.
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Estamos en la duda constante entre si “Así es la vida” o “Esto no es vida”. Pero hay otras verdades fuera de esa gran verdad que nos imponen. Hay posibilidades infinitas. queda
Nos también la desobediencia
Existe, por ejemplo, la posibilidad de no ser nadie en la vida (esta vida), ser impopular, no ser exitose, fracasar en el amor, no perseguir el amor, ni buscar la media naranja, la familia perfecta, la vida de consumo, la titulación con mención honorífica, el automóvil último modelo, la foto perfecta para facebook o instagram, los miles de followers en Twitter, el depa en la Roma, los viajes a París, la ropa de moda… Nos queda también la desobediencia. Porque nos parece lo correcto, porque ya no soportamos lo injusto, ni lo alienante.
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Quizá no te garantiza ser feliz, pero sí vencer la pasividad que genera la tristeza.
Maricarmen ¿la tristeza se deja?
Sólo te pregunto estas cosas no para que las respondas, si no para que dejes de llorar hasta al cansancio. ¿A caso quieres flores? ¿A dónde va toda esa tristeza Maricarmen si no es hacia el propio órgano que duele en Invierno y en Verano? ¿Acaso no también duele cuando el rostro de alguien reposa sobre nuestro pecho y su cuerpo tirita de madrugada? ¿Quién te dijo Maricarmen que la tristeza se aloja en el corazón? ¿Te ha dolido el cuerpo cuando lloras? ¿A caso no duele también la cabeza cuando ves de nuevo una luz? ¿Incluso no has llorado después de la expansión de un orgasmo? Maricarmen
¿A dónde vas con el ojo atrofiado?
Llevas días con el mismo olor a herida ¿Sobre qué cuerpo descansas de madrugada? Si no es en la imagen y el recuerdo en la idea Maricarmen Vayamos despacio
¿Dónde está tu corazón? Lucía M.
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luciemontiel@yahoo.com
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“Corazón no me delates” sonialozanoabundez@gmail.com
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Guillermo Olivo “Billy Lyon” / IG: Billy_lyon
C e n i z a s Es esta densa cortina de humo donde apenas puedo mirar mis manos, me ahogo con esta niebla tratando de recordar por qué el fuego llego tan lejos. Camino a ciegas buscándote a mi alrededor y es ahí que tropiezo. Ya en el suelo tiento tu cuerpo y en mi cabeza recorre la misma frase: Por qué el fuego llego tan lejos... Ya no respiras y siento como una de mis piernas se encuentra rota y no puedo siquiera hablar, parece que la lengua se me quemo. Es este hilo que se va calcinando y cada que avanza desaparece algo de mí. Sigues tirada y sin hablar, es claro que tu corazón se ha detenido. Desearía que estuvieras arriba para detener este derrumbe. ¿Qué va a ser de mi ahora que he quedado tuerto y sigo desapareciendo junto a ti?, no quisiera decir esto: -amarte me está matando... ahora si duele, tanto que me encuentro ya destrozado. Nunca pensé que te haría lo mismo. La flama llego tan lejos que todo salió mal, ¿qué debo hacer para apagarla?, expira todo a nuestro alrededor y no sólo el día y la noche. La flama acabo por fundir la cadena, por dejarnos en un millón de piezas todas partidas por la mitad. Por qué el fuego llego tan lejos, por qué si apenas lo había encendido. Julio Rosas López julio.rosas.lopez@gmail.com
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¿Para qué amar en tiempos de penuria? Por: Benjamín J. M. Martínez Castañeda
¡Hola! –Hola–. ¿Cómo te va? –Bien–. ¿Qué haces? –Sentado en la ventana de mi recámara escuchando y mirando llover–. ¿Llover? –Sí–. ¡Pero si no llueve! –Dentro de mí está lloviendo y espero que pronto termine–. ¿En verdad? – Sí–. ¿Por qué? –Cada gota de agua que cae es como ácido que me quema por dentro–. Pero el agua es vida. –Para mí no. El agua, con todo y su transparencia, cubre cadáveres de muertxs políticxs, arrasa con ciudades en tiempo de huracanes, en el mar puedes morir por desafiar la fuerza del agua–. Pero con medida el agua es fuente de vida, por ejemplo en la siembra. –Sí, tal vez. Sin embargo, con nosotrxs lxs humanxs el agua es soberana; hay que temerle. Y qué es el miedo sino un impulso de vida, ante el peligro corremos y en la confesión traicionamos. No somos más héroes. Somos cobardes que viven impulsados por el miedo–. ¿A qué le temes? –No lo sé, ¿debería tener miedo?–. Tal vez. –¿Pero a qué?–. No lo sé. ¿A
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la soledad? –No lo creo, crecí solx; en una familia divorciada. Me hice hombre solo y marica también. -¿Será miedo a la injuria?– ¡No! El ser marica ha sido lo mejor que me ha pasado, renunciar a mi masculinidad, a la heteronorma, al patriarcado. Yo seguiré poniendo el culo–. ¿Miedo al rechazo? – Tampoco, no me interesa pertenecer a ese sector de tornillos funcionales–. En giro un poco drástico, ¿le temes a la muerte? –No, creo que día con día estamos muriendo lentamente. A la muerte la espero sentadx en la silla de mi indiferencia fumando un cigarrillo–. ¡Pero muchacho! –¡No me llame muchacho!–. Creo que te hace falta creer en Dios. –Pamplinas–. ¿Quieres a alguien? –A mi madre–. ¡No! Me refiero a si gustas de alguien. –¡Ah! No. Me cansé de ello, ya no quiero ser ese amante eufórico corriendo tras un amado que no sabe de mi existencia o que sólo gusta de mí en el acto sexual–. ¿Alguna vez has amado? –Muchas veces–. ¿Y luego? –Pues nada–. ¿Nada? –Nada–. ¿Para ti qué es el amor? –Una farsa–. ¿Cómo? –Sí, una ficción política; justo como aquél decadente francés del mal decía, el amor es la necesidad de salir de uno mismo para adorar, sacrificar y prostituirse. ¡Quiero dejar de ser ese imbécil que creé en los gemidos del otro!–. ¿Te gustaría volver a amar? –No lo sé–. ¿Por qué? –No lo sé–. ¿Temes volver amar? –Sí. ¿Para qué amar en tiempos de penuria? ¿De qué me sirve esperar la muerte sentado juntx a alguien?–. De compañía. –¿De compañía? ¿Para quién? ¿De compañía, para abrirle la puerta, a aquel militar o policía que entre a asesinarnos por creer en contracorriente? ¿De compañía a ese narcotraficante, para ayudarle a arrastrar mi cuerpo y hundirme en un canal de aguas negras? ¿De compañía a ese macho que por amor me golpea para no perderme? El amor no me interesa, gracias–.
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¿Entonces? –¿Entonces qué?–. ¿Te refugiarás en tu soledad? –Tal vez–. ¿Morirás solo? –No–. ¡Ya no entiendo! –No entiendes porque no has querido ver No importan los que no me interesa el amor títulos nobiliarios tradicional. Me interesan las heterosexistas, redes afectivas–. ¿Qué es eso? seremos amantes, –Una política libertaria–. ¿En aliadxs, amigxs, qué consiste? –En soltar–. pero sobre todo, ¿Cómo? –¡Sí! Soltar el cuerpo, compañerxs. soltar el deseo, no amar y sólo confiar. No ver en una persona una propiedad privada–. ¿Y el compromiso? –El compromiso existe, solo que no es guiado del modo heterosexista. La fidelidad destruye el amor propio y la lealtad es un acto de fe–. ¿O sea, prefieres lealtad que fidelidad? –Así es–. ¿Por qué? –Quien quiere estar contigo estará, quien no simplemente se va. No se trata de obligar a nadie, por eso digo que es un acto de fe; es depositar la máxima confianza para fortalecer las alianzas políticas. No importan los títulos nobiliarios heterosexistas, seremos amantes, aliadxs, amigxs, pero sobre todo, compañerxs–. ¿Compañeros? –Sí–. ¿Y tu soledad? –Estar en soledad no es lo mismo que estar solo. Cuando digo soledad me refiero al final de un sueño, al final del día estoy yo y únicamente yo ante mis problemas; pero sé que no soy el único, que hay más personas en situaciones similares, y que puedo corres a pedir ayuda a esos aliadxs políticxs para sobrevivir y echar tierra al problema. No estoy solo. La amistad es una fe política–. Entonces, ¿para qué amar en tiempos de penuria? –Para no morir.
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a Eulogio y a Anubis
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oliverterrones@gmail.com
Oliver Terrones
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Eve Vasquez / esa.eve@outlook.com
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P R Ó LO G O Por: Ámbar, Bruja Cósmica lcc.barrera@gmail.com
Hoy más que nada necesito a la poesía La necesito porque me duele el cuerpo Mis manos se enfrían Mi cabeza explota Doy de vueltas queriendo salir. Estoy enferma y no hay diagnóstico Mi sangre canta en ritmos altibajos para decir algo en un lenguaje inentendible Morir joven siempre es opción, pero no sufrir ¡no señor! Si los planetas se han alineado tan negativamente lo quiero saber Si debo ir con mujeres que se dicen místicas, iré Porque no hay nada más que quiera, que estar sana y joder al mundo
No puedo dejar que sea el mundo el que me joda a mí. Yo soy la destrucción Yo vine aquí para sentir cosas tan fuertes que duelan No pienso detenerme, así mi cadera amenazase con separarse lenta y dolorosamente como la pangea Destruiré todo en mi interior, tomaré la misma actitud suicida para sobrevivir o bien morir en el intento. yo soy la Cargo una maldición de humo. Mis antepasados la forjaron y yo puedo destrucción destruirla. Desde adentro, desde mis entrañas, desde los ovarios. Liberar ese poder bruja, liberar ese poder diablo. Eliminar el síntoma para seguir caminando y derrotarme a mí misma, a la maldición. Vivir bien o morir en el intento.
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LA CURA La cura no es una pastilla, no se encuentra en una receta. Fui a más de tres doctores y todos decían muchas pendejadas, decían que todo era por gorda o por teñirme el pelo. Sí, una enfermera estaba segura de eso: el tinte da Lupus. Y si los análisis no dicen nada, obviamente es esa panza, porque la gordura es el cáncer más temible de México, de la televisión y del amor romántico (¿Así como conseguirse un novio y un romance de telenovela?). Además de rabia, tenía miedo. Cada enfermedad descartada era un alivio seguido del miedo a algo peor. Fui muy afortunada de llegar con esta doctora-bruja (eso de bruja lo digo
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sólo yo). Ella, toda experta en la medicina tradicional china lo primero que hizo fue verme la lengua. Y me escuchó, miró mis muchos análisis y diagnóstico de inmediato eso que la bola de imbéciles en el seguro popular no supo nunca: TU PROBLEMA ES EMOCIONAL. Así me dijo. El corazón reconoce una verdad cuando la escucha. Y yo me sentí aliviada tan sólo de saberlo. Depresión. Yo tenía depresión. Esa maldita es casi indescriptible y terrible. A mí se me injertó desde años atrás de poco a poco. Estaba al punto del colapso antes de darme cuenta, tan cerca de no querer levantarme ya nunca… Mis síntomas incluían una versión con un tono gris agregado a mi visión, el hartazgo por la vida, la rabia hacia la humanidad y un desprecio profundo por saber que no era capaz de suicidarme. Por condenarme a vomitar una realidad que por incoherente prefería tragarme después. Y en mi cuerpo el síntoma era la fatiga, la pérdida de memoria, triglicéridos altos, plaquetas gigantes, defensas bajas y dolores misteriosos. No, la cura no es tesito o un conjuro (aunque ayuden). La cura es un proceso. Un proceso personal en el que hay afectos y acompañamiento. En mí proceso tuve bastas pláticas para reflexionar sobre el sentido de la vida, muchos abrazos y mucho amor manifestado de las más diversas maneras. En mi proceso tuve que mandar a la
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mierda a la academia, porque la escuela me estaba destrozando, las teorías no me ayudaban y los formalismos hipócritas que escondían corrupción y egocentrismo eran un ancla atada a mi tobillo. Hubo mucho llanto y días en los que quedarse en cama y cavar una tumba mental era la única opción. Ahí es donde entra el acompañamiento: sin palabras, una mano que aprieta la tuya nada más, que te deja estar escondido un rato. Y este proceso no necesariamente tiene un tiempo de caducidad. Después de 4 años yo sigo en él, aprendiendo de mí misma, de lo que siento y de lo que, por mi salud, he eliminado de mi vida: personas tóxicas, amistades superficiales, ambiciones capitalistas (si, de risa), exigencias sociales y culturales. Voy en silencio, aprendiendo a escucharme a mí y lo que necesito: quedarme sola algunos días, leer las cartas, creer en la magia, hacer conjuros que me invento para mitigar la ansiedad. La cura no es una sola. Hay muchas curas. Y cual sea la que te funcione a ti, es muy cierto que no estás solx. El acompañamiento también es a distancia, también es magia. Yo de vez en cuando lanzo palabras (como ahora que lees), esperando poder acompañar a alguien. Vamos juntxs.
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Rest Energ y (1980). Marina Abramović and Ulay. duración: 4 minutos 10 segundos.
Políticas de la tristeza Por: Anónimo
I A veces nos imponen los duelos. ¿Por qué todo conflicto severo debería implicar uno? Lo rechazo: se ha dicho ya que la desaparición implica mutaciones subjetivas que no se mueven en ese terreno. ¿Cómo una madre de un desaparecido va a superar su pérdida cuando no está claro si su hijo está vivo o está muerto? ¿Cómo se puede
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superar la incertidumbre que la carcome todos los días? No se puede enterrar a un desaparecido: no se puede superarlo –estar sobre él–, que porta un objeto precioso que ella pierde en su ausencia. También las rupturas amorosas se acompañan de duelos impuestos, aunque no sean coercionados. ¿Por qué he de pasar por un proceso de tristeza siempre que una relación afectiva termina? ¿Qué pasa con quien celebra su salida de una relación violenta? ¿Por qué aniquilar la posibilidad de amistarnos cuando en medio de estas guerras necesitamos aliarnos? Y no se trata de caer en la trampa insensible de comparar o equiparar dolores, pero sí de hacer aparecer lo que hay de político en las tristezas. En el primer caso no sólo la desaparición puede ser forzada, sino también el duelo, coercionado por el Estado y por las disciplinas psi (psicología, psiquiatría, y algunas formas del psicoanálisis). En el segundo caso, no se trata tanto de una coerción reciente como de una producción subjetiva más bien añeja: la ruptura amorosa está sobreentendida como un duelo que a la vez nos produce; está visible ahí como el final de un camino dibujado a priori. Pero, por más distintas que sean, ambas son situaciones donde la tristeza podría tener otro sitio: el lugar singular de un camino que se hace al andar. Y sin embargo, la conciencia de la imposición de un duelo no me sirve para nada. No hay nada que pueda decirme un studium sobre aquello que me punza. Me siento triste: siento que yo también pierdo algo mío cuando te pierdo. Yo también “estoy hecho de pedacitos de ti”.
II A veces quiero morirme. A veces no quiero que vuelvas a verme. A veces no quiero volver a verte. Pero una madre quiere vivo a su hijo. Quiere volver a ser vista. Quiere volver a verlo. Terminamos. No quiero saber de ti. Te elimino del infame libro de las caras (¡no quiero volver a ver tu cara!) y te bloqueo de todos los lugares posibles: dejo de frecuentar los espacios que compartíamos. Pero una madre porta el rostro de su hijo siempre: una fotografía que le punza en el cuerpo. No deja de buscarlo en todos los lugares posibles (¡quiere ver su rostro en cualquier sitio!): empieza por los espacios que su hijo frecuentaba. Bloqueo: canales si corto el hilo que se cierran. Conversar es imposible. Todo está de mi vida, todo clausurado: nada más un tejido va a puede ser dicho. Nada más debe ser dicho. Las cartas deshilacharse. están todas sobre la mesa. Esta trizteza fatal Pero lo que quiere una madre es que haya juego: es una política de canales que se abran en la la muerte. búsqueda. Que la suerte no esté echada. Decir que siempre puede haber algo más, que puede decirse algo más e incluso debe decirse, porque nada está clausurado. Porque su dolor tampoco está clausurado.
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III Sería ingenuo decir que este querer morirme es sólo mío: que en él no hay nada de político. ¡Las rupturas
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violentas son tan comunes! ¡La desaparición es tan común! De lo segundo queda claro lo político por las acusaciones de los medios; insisten en que son casos aislados y excusatio non petita, accusatio manifesta. Pero de lo primero hay menos evidencia, precisamente por asumir que se trata de casos aislados: de la esfera de lo privado. Telón. Se rompe la ilusión: no es privado, sino íntimo. Lo “personal” es político porque lo político, más que lo público, es el espacio de las pasiones comunes. Así, la desaparición es una política de la tristeza, y esta fatalidad de la tristeza es una política de la muerte, de la clausura. Quiero morirme para cumplirte la promesa de que no volverás a verme. Pero si yo muero y no vuelves a verme, no volveré a ver a mi madre y mi madre no volverá a verme. Si corto el hilo de mi vida, todo un tejido va a deshilacharse. Esta tristeza fatal es una política de la muerte.
IV Veo una foto tuya ahora que no estás. Veo la foto del hijo desaparecido de una madre que no deja de buscarlo. Fotos. Rostros. Cuerpos. En medio de lo oscuro, Barthes en La cámara lúcida:
«La foto es literalmente una emanación del referente. De un cuerpo real, que se encontraba allí, han salido unas radiaciones que vienen a impresionarme a mí, que me encuentro aquí; importa poco el tiempo que dura la transmisión; la foto del ser desaparecido viene a impresionarme al igual que los rayos diferidos de una estrella. Una especie de cordón umbilical une el cuerpo
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de la cosa fotografiada a mi mirada: la luz, aunque impalpable, es aquí un medio carnal, una piel que comparto con aquel o aquella que han sido fotografiados.»
V Entonces hay una piel que comparto contigo como la piel que una madre comparte con sus hijos desaparecidos (también con cada hijo desaparecido que ha visto fotografiado) (pausa) Digo fotografía Digo cordón umbilical Digo bio-logía Digo madre Y para que mi madre pueda verme (quizá tú, amigo, puedas verme) Y para que haya juego, para que haya fuego Escojo la vida aun con la tristeza Ésa es mi táctica y mi resistencia Las cartas no están echadas: éste es nuestro haz de luz bajo la manga
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Cambios
Lo que nos duele es siempre un eterno retorno hacia la infancia.
La parte más difícil es decidir seguir, amarrarse otra vez las agujetas a sabiendas que el nudo se deshace. Volver a explicar que no que no me gusta, que tal vez no habrá nietos que no es la incertidumbre lo que pesa sino el sentir tan solo. La parte más difícil es decidir seguir, cuando una risa cómplice se apaga, cuando un pequeño ve por vez primera el pesado color de una mentira que lo obliga a callar. Alguien dijo una vez no te pintes las uñas. Alguien dijo una vez no me gustan tan jotos. Alguien dijo una vez, con mucha carga, te vamos a tener que aceptar y no lo hizo. Ni lo hicieron los otros. La parte más difícil es decidir seguir para encajar a un mundo que te borra. Alguna vez un ratón silencioso buscó un diente y me sentí, por alguna razón que no recuerdo, cerca de alguien. La parte más difícil es decidir seguir cuando ya has renunciado a la memoria que te ataba de anhelos que nunca fueron tuyos.
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César Cañedo chocorrol_X@hotmail.com
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antidepresivos Cรณctel de antidepresivos; Reunete con tu mejor amigx y encuentren la pastilla que las ha salvado de una crisis, de tirarse de un puente, o aventarse al metro.
Fluoxetina Paroxetina Sertralina Escitalopram Duloxetina Citalopram
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Nefazodona Prozac Fluvoxamina Bupropion Venlafaxina Celexa
Clonazepam Rivotril Marihuana Lsd
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Súper poderes Por: Nicolás Marín 96nm96@gmail.com
Llegada la noche te convertías en poeta. Bebías 3 cervezas para relajar el cuerpo. Forjabas con las uñas mordidas y los bordes llenos de pellejitos un porro, la primera bocanada se perdía como el niño que fuiste. ¿Recuerdas? Soltaste la mano de tu madre y cuando la intentaste buscar ya no estaba. El pasillo de bebidas de Aurrera fue testigo de aquel corte de cordón umbilical. Vocearon: “Niño perdido con camisa rosita y pantalón azul se encuentra en el pasillo de las bebidas”… Así comienza la noche, con recuerdos de infancia, con ojos enrojecidos, con la lista del súper que se te olvido comprar, con un teléfono con 20 pesos de saldo, con fotos de chicos desnudos, con mensajes de whatsapp que jamás
serán contestados, con los auriculares enredados y un play list con todas las rolas de Morrissey. Caminas rumbo a la cantina donde ya te conocen; la misma hora, el mismo look, la misma cerveza y las mismas mesas con el logo de “corona”, los mismos chicharrines rancios y reciclados que nadie se come. Aquí ya no hay rocola, te gustaba venir por la rocola, por esas rolas de desamor que los otros ponían, por escuchar las de Lucha Villa, o las de la Durcal. Por ver la cara de los otros esperando a que pase algo, a que la baba caiga a la mesa o el escupitajo no te manche el zapato. No más lagrimas derramadas encima del cristal de la rocola. El capitalismo pasa detrás de ti como la muerte chiquita, te eriza los vellos de los brazos. ¡No hay rocola! En su lugar una pc, conexión a internet y videos de youtube. Una pantalla de 24 pulgadas empotrada al muro reproduce las rolas para que ya no te las imagines. El futuro y la gentifricación llego a tu cantina favorita, es como si todos los borrachos se hubieran ido a otro planeta, ya no se respira el olor a hogar aquí. Decides tomar la promo de dos cervezas y largarte. De siempre te ha gustado emborracharte solo, ir de bar en bar, de cantina en cantina y beber hasta partir con el primero que huela al amor de tu/mi vida. Sabes de aromas que el amor huele a coñac con suavitel, a ron con cocacola y poco hielo. Te habías convertido en aquello que tu madre nunca quiso para ti; un tipo alcohólico, promiscuo, poeta, desenfadado de la vida, que tuitea frases sin ni si quiera entenderlas. Cuando miras fijamente los ojos de tu madre puedes leer sus pensamientos. Es como si se te hubiera desarrollado un nuevo sentido. Ella te mira hasta encontrar tus pupilas dilatadas, entiendes claramente lo que sus pensamientos dicen: ¡por qué te encontraron cuando te extraviaste en el pasillo de bebidas de Aurrera, por qué pedí que te vocearan!
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Te volviste sensible, sensitivo, Te convertiste en un sicario del amor en esta guerra de poder entre tu y yo. Empezaste a traficar con el amor desde que Kate lo tuiteo. La vida salvaje no es como la pintan, entre crudas de las que quieres que la cabeza se desprenda del cuerpo, crudas que no dejas que se encrudezcan y mejor sigues bebiendo. La vida salvaje se convirtió en añoranzas, en golpeteos de puerta, en colores violáceos en todo el cuerpo, en costras en codos y rodillas. La noche culmina cuando te vuelves nuevamente ese niño silencioso que ama a los power rangers, te tumbas a la cama en posición fetal esperando que no llegue el coco para mearse encima de tus sábanas limpias. No sabes cómo decirle a mamá que no fuiste tú, que fue el coco, que casi todas las noches vine a orinar la cama, por eso lo odias, por eso deseas que una noche tu madre aparezca y lo encuentre meando tus sabanas, y que ella no te siga tachando de un mentiroso. Las noches salvajes culminan con poetas aburridos, con borrachos sintiéndose poetas, con borrachos que son poetas. El destino y Aurrera conspiraron a tu favor: se busca vendedor de piso de bebidas para empresa grande (Aurrera). Ahí es como surgió el poeta, acomodando bachacos que no beberás en horas extras, acomodando rones, wiskis y coñacs. En eso terminan los poetas, encontrando poesía en los anaqueles, encontrando poesía en las etiquetas que anuncian el 2 por uno en caribe cooler, en endulzarle el oído al cliente para que se lleve la promoción de bebidas navideñas. No te queda más que ponerte el gorrito de santa, perderte en un abismo de tristeza y lágrimas. Disimular el aliento a alcohol y seguir con tus súper poderes; convirtiendo-haciendo poesía en los pasillos que se van perdiendo, en los pasillos de Aurrera.
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Tristeza ¿Serán las fauces que te mastican el pecho cuando te quedas sola? ¿La punzada en la cabeza y la boca seca cuando hay sol? ¿Es el lago sediento de las lágrimas que lloras cada noche? ¿El letargo eterno de los días que son iguales? Es no saber de ti y tener la certeza de que no piensas en mí. Es llegar a casa y que las paredes te miren hostiles. Tener hambre y saber que no puedes comértelo o no tendrás qué comer al día siguiente ¿Son las flores caídas en el asfalto? Es el llanto de una niña regañada por su madre que está desesperada. Es ver un gatitx en la calle y no poder llevarlo a casa, ver un perro mojado por la lluvia Es suspirar porque no hay más que decir. No tener a dónde ir. Que las piernas se te doblen y te sientes a llorar en la banqueta. Saber que nadie puede rescatarte. Agarrarte las vísceras con la mano e ir a trabajar. Despertar llorando. La risa de todxs mientras te lleva el diablo Es que a tu madre le de risa tu dolor. El olor a comida en otras casas mientras te mueres de hambre sola. Que ni las cervezas se lleven el dolor. Que vomites y el veneno siga dentro. Sentirte incapaz de vivir y no poder pararte de tu cama. No tener palabras para identificar la emoción que te tumba. Es decepcionarte de los movimientos en los que un día creíste, Rechazar lo que alguna vez quisiste tomar como bandera. Ver a tus amigxs estancados y no poder salvarlxs, porque no necesitan que lxs salves, pues ya han encontrado el placer de revolcarse en su miseria. Tristeza es ver morir el mundo poco a poco y no querer –NO QUERER– mover un dedo para evitarlo. Viviana Vendaval
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Una comunidad de tristezas Por:La tadi
Tal vez a los 27 es cuando el llamado a la sobredosis se incrementa. Las pastillas para dormir se vuelven insistentes. La estufa susurra constantemente mi nombre. La última vez lo hizo la semana pasada, en medio de un festin familiar de quesadillas; ven, dijo, mete tu cabeza en mi horno, dijo. El metro, que maravilla de lugar, basta un pequeño salto, cruzar ese seductor borde, un espectáculo, digno de Tarantino, tendrá escena. Yo sacerdotisa, profeta, fiel sirvienta, sumisa, obediente a las órdenes de la estufa y de la soga, dispuesta a tomar el camino de las piedras y los mares. Oh veneno, ven penétrame, recórreme, invade este tu cuerpo, soy tuya, toda tuya.
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Fue en uno de esos viajes místicos que decidí escribir en fb (oráculo contemporáneo) sobre mi llamado: Chicas: He lavado mis pies. Purificado mi cuerpo. Bañado mi cabello. Prendí un incienso. Dibuje conjuros sobre el piso y los muros. Aquí están en ellas. Diafanas, diminutas, resplandecientes en toda su blancura. Joya, brebaje, hechizo. Entro en trance. Acudo a su llamado. La tadi
Las invoque. Respondieron. Me escribieron. Me contaron de las pócimas que ellas tomaban. Descubrí toda una comunidad de brujas y magas. Una comunidad de tristeza. Necesitamos un grupo de tristes. De aquellas que lloramos con Shakira, un grupo para comentar de nuestra muertes planeadas, sin ser juzgadas. De cuando no podemos salir de casa. Un grupo para compartirnos la Sertralina, el diazepam. Un grupo para los abrazos rotos. Un aquelarre para compartir juntas la navaja. Que la muerte y el suicidio no sea un tabú. Hagamos una comunidad de tristeza.
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Ámbar, Bruja Cósmica Anónimo Benjamín J. M. Martínez Castañeda César Cañedo César Diego Rivera Emmanuel Álvarez Brunel Eve Vasquez Guillermo Olivo “Billy Lyon” Julio Rosas López La tadi Lucia M. Nicolás Marín Oliver Terrones Sonia Lozano (SOLA) Viviana Vendaval
Maricarmen es un zine independiente, autogestionable y se produce de forma artesanal. Este zine puede fotocopiarse, compartirse, exhibirse y distribuir. Siempre y cuando se respete la utoría del texto y de su traducción. El nombre del autor/a y del traductor/a deberá aparecer reflejado en todo caso. No puede usarse este trabajo con fines comerciales ni derivados: No se puede alterar, transformar, modificar o reconstruir este texto. Gracias a tu compra - aportación colaboración y apoyo, este proyecto se mantiene con vida. *Reconocimiento –NoComercial– Compartir Igual (by-nc-sa): No se permite un uso comercial de la obra original ni de las posibles obras derivadas, la distribución de las cuales se debe hacer con una licencia igual a la que regula la obra original. Puebla-México D.F. 2017