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Yo soy Maricarmen; una puta transexual que trabaja por placer; un señor que a escondidas usa las medias de su esposa; la esposa que penetra a su marido con un pene de plástico gigante. Un closet destruido. Una jotita consciente y triplemente disidente. Una lesbiana indígena que muerde, rasguña, golpea y resiste a las opresiones que la atraviesan. Un gran orgasmo anal. Perlas de plástico, luces neón, pelucas multicolores y plata de fantasía. Soy Maricarmen; un gemido de colectividades que ha decidido no callar y jamás parar. Tadeo Cervantes, 23 años. Lo conocí un sábado por la noche, ¿o debo decir “la” conocí?... Fui al oxxo por unos jackis de los de lata y ahí estaba, pidiendo cigarros. Me miró fijamente, evité su mirada y su maquillaje corrido. —Chanel número cinco (risas). Maricarmen, mucho gusto, ¿tú te llamas?. La miré y pude reconocerme en ella. —No tengo nombre ni apellido, puedes llamarme Puto o como gustes. Caminamos, encendió un cigarro. ¿Fumas? —Tabaco no— respondí. Unos chicos en la esquina nos gritaron: ¡¿adónde tan solitas, mariconas?! Maricarmen, con voz de estómago respondió: —¿Mariconas?, sí... Muy putos nosotros, ¿pero solitas? Lo que se dice solas, ¡NO! Maricarmen ahora es como mi otro Yo... Si voy de la mano con ella nunca estaré solo… o solita. Nicolás Marín, 27 años.
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Conocí a Maricarmen un fin de semana. Yo estaba protegiéndome de la lluvia en un puesto de periódicos a las 4 de la mañana, era abril. Estaba preguntando a las nubes cuánto tiempo más tardarían en vaciarse, calculaba si llegaría a casa antes del amanecer, cuando alguien se paró detrás de mí. No recuerdo exactamente en que momento sus manos ya estaban sujetas a mi espalda, con el oído pegado, escuchando latir mi cuerpo. Hicimos una breve presentación y decidimos caminar bajo la lluvia. Maricarmen y yo ahora salimos a caminar siempre que llueve, disfrutamos de esa líquida existencia que se te mete por la boca y te ahoga. Eso me pasa siempre que beso a Maricarmen bajo el chorro de agua o bajo las nubes llenas. MARICARMEN es mi madrugada húmeda, libre y conmigo. Édgar E. Mendoza, 23 años.
Tiene 17 pero camina muy propia por la calle; desde hace seis meses se dedica a la prostitución. Al inicio pensaba que la salvaría pero no encontró ninguna verga que la llenara, ahora sólo espera a que algún tipo le pague un departamento y pueda salirse de casa de sus padres. En realidad no tiene tan buenas tetas, pero a todos les gustan. Mahito Nicotine, 24 años. ...Es un niño de 11 años que no entiende porqué no le gusta el futbol ni los videojuegos, que su mejor amiga se llama Laura y no Saúl, que camina solitario a la hora del receso, con poco apetito, habla solo y le da miedo llegar a su casa sabiendo que su papá lo rechaza inconcientemente por no ser machito, por no jugar futbol como Diego, su primo, por no caminar como macho ni hablar como “ellos”. Es un niño que juega a escondidas a maquillarse con el maquillaje de su mamá, el que ve a los otros niños cuando va a catecismo, el que los ve sin entender porqué los ve mientras se prueba ropa en el almacén, el que prefiere tomar frutsi de uva que comerse unas papas con mucha salsa en el recreo, el que duerme todas las noches preguntandose el porqué es así... Krhyz Cabrera, 27 años. Todos somos Maricarmen, sólo que unos sí salimos con tacones y peinado de salón. Los otros llevan el corsé dejabo del traje. Czar Diego Rivera, 25 años.
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Nosotros los putos, usted es los gais Una mancha negra en apariencia ilegible adorna las paredes de un baño público. Detenidamente la observo, por la geometría de sus líneas y la intensidad de sus trazos deduzco que intenta transmitirme un mensaje. Hago un esfuerzo sobrehumano y logro descifrar su contenido. “Pu”, se puede ver al decodificar la primera sílaba. Con facilidad deduzco la siguiente parte del mensaje, es una “t” seguida por una “o”. La complejidad aumenta, pero los jeroglíficos sanitarios no pueden vencer a mi intelecto. “El que lo lea”, con esa frase finaliza el mensaje. La sentencia me golpea; cimbra mis oídos y pone a trabajar mi mente. Una palabra irreconocible acompaña al mensaje. Decido acudir al instrumento que resuelve mis dudas lingüísticas, el diccionario de la Real Academia Española. Paso hoja a hoja y la tinta va recorriendo mi mirada: “pata”, “perro”, “pena”, “pene”, “poro”, “puño”. Hasta que por fin la encuentro. “PUTO. adj. U. como calificación denigratoria. m. Hombre que tiene concúbito con persona de su sexo.” —¿Qué me quería transmitir aquel sabio del pasado al cincelar en la puerta del w.c. este mensaje? ¿Por qué una práctica sexual se vuelve tan injuriosa, tan ofensiva? ¿Será casual que en los templos de la analidad encontremos este tipo de conjuros? Pero sobretodo, ¿cómo desactivar esos conjuros para no convertirse en la denigración que intentan asignarnos? A partir de hoy he decidido denominarme con todas las palabras que utilizan para ofender mi preferencia sexual. A partir de hoy dejo de ser gay y me transformo en un putito, una jota, un desviado. Me convierto en el ¡No seas maricón! que ladran
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los padres cuando un niño llora al caerse. Ahora cuando duden mi orientación, no me pregunten si soy homosexual, digan: ¿Eres un mayate? Soy un subversivo muerde-almohadas. Empujaré alegre todas las cacas que se me pongan enfrente. Saldré en plena lluvia, extenderé mis brazos y cacheré el granizo. Soy la pesadilla de los psiquiátricos; una loca. Plancharé arrugas y perseguiré solitarias. Sí, soy todo eso y más lo que se les ocurra. Algunxs piensan que esta manera de denominarme es una forma de normalizar la violencia. Pero si rastreamos el término “homosexual” resulta también violento, ya que su origen nos lleva hasta la medicina. “Homosexual” es un término médico para denominar una enfermedad, para crear también la ficción opuesta del heterosexual, el sano. Así que renuncio a ese término que quiere entenderme como sujeto de estudio de la psiquiatría. No soy homosexual, porque no soy un enfermo. ¿Qué es lo que me molesta de gay? ¿Por qué cambiar este término?, si gay quiere decir “alegre”. Volteo mi mirada a la crisis del sida, a los grupos que decidieron renunciar a la categoría de feliz. Me sumo e inspecciono lo más hondo de su encono. De nuevo somos entendidos como sujetos enfermos, ahora no mentales, nuestra existencia conlleva una huella que hasta el día de hoy palpita en nuestras pieles. “Puto sidoso”, decían. Eso no nos pone alegres, nos emputa. Not gay as in happy but queer as in fuck you, coreaba el queer nation y el act up. Denominémos puto a una manera de crear lazos con nuestra historia. Denominémos puto porque estamos cansadxs de ser el cliché que los medios de comunicación nos quieren imponer. Denominémos puto como una provocación política. Somos los putos, quienes salimos a la calle a combatir la homofobia, la transfobia, la interfobia, la misoginia, el racismo y todo los miedos que salgan por la creación o el descubrimiento de nuevas diversidades e identidades sexuales.
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Gay también es entendido como la “dolcegabanización de la homosexualidad”. Un jotito fagocitado por las leyes del mercado rosa, un exacerbado consumidor de mercancía para maricones, un sujeto desdibujado políticamente, un blanco burgués que habita en el último piso del edificio de moda. No soy gay, porque no represento esos valores culturales y porque tampoco quiero ser un sujeto que simplemente consume lo que el capital le dicta. Eso es traición, eso es olvidar nuestra memoria histórica. Llamarnos putos, jotos o maricones es hermanarnos con las luchas que los movimientos transmaricaputabollo... están gestando en otros lugares de nuestra realidad hispana. Seguir denominándonos gays probablemente no nos permita entrar en diálogo con este movimiento. Por último, ¿cómo subvertir el insulto? Butler a través de Austen nos explica que hay palabra, que las palabras hacen cosas, crean reacciones. Por ejemplo, cuando tú le pediste a alguien que fuera tu novio, esa persona, al nombrarse como novio, adquiere otro tipo de connotación en tu vida. La palabra, en este caso “novio”, hace que la relación entre tú y él cambie, que otras dinámicas sean posibles. Del mismo modo, cuando te insultan, cuando te llaman “pinche puto”, ese insulto te hace reaccionar, te vulnera, crea una relación de poder donde se te inferioriza por tu condición, de un otro entendido como “normal” que tiene el poder de realizar esta acción. Si nos denominamos como aquello que nos vulnera, si nos llamamos putos la ofensa ya no se acciona, ya que para nosotros eso deja de representar un insulto y se convierte en una parte esencial de nosotrxs. Este no es sólo un llamado a los putos, también lo es para las lenchas, las tortilleras, para las vestidas, las putas, los indios, para todo aquello que por su simple existencia representa una perjuria. Nosotros somos los putos estamos emputados y ustedes, reductos de supuesta felicidad, pedazos de célula servil al capital, habitantes de la burbuja “burguesa”, muñecos carentes de historia, ustedes, ustedes son los gais.
Por Tadeo Cervantes tadeowars@hotmail.com
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Por Nicolás Marín mrpoper@live.com
...Ayer me despertó un recuerdo, eran 4:30. Siempre me despierto a mitad de hora. Soñaba contigo, soñaba con tus 33 años, estabas tan ajeno, tan distante, eras un pasado que quería ser presente. Abrí los ojos y lo único que recordé fue “Dolorosa”... ¿la recuerdas? Encendí la compu, busque en youtube y la encontré... era Cali y su música, ¿recuerdas el día que me cantaste casi todas?... y al mismo tiempo me ibas explicando qué decían las canciones. Ahora me parto en dos, lloro con cada una de ellas y me pienso, me recuerdo sentado contigo con las letras en mano... en tu sillón anaranjado, desgastado como tu vida...
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DF me sabe a
También También También También También
en otra y de otra ciudad me he enamorado en otra ciudad he llorado en otra ciudad me han dejado en DF se puede amar DF me sabe a Iván <3
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Por Czar Diego Rivera mrdiegorivera@gmail.com Medio retraído en algunos momentos, casi autista, habla poco y bebe mucho, que es cuando más habla… Desde hace no mucho se convirtió en mi cómplice de muchas parrandas, en cómplice de muchas mentiras y muchas verdades… Su primer acercamiento al arte, como él lo cuenta, es con cámaras desechables; al pequeño César le gustaba estar detrás de la cámara, sentía que de esa forma se escondía del mundo y se limitaba a ver por ese rectángulo… Yo digo que desde pequeño ya le gustaba curiosear por hoyitos, medio en plan vouyer… Maneja a mi gusto un lenguaje casi de sordomudos, pocas veces formula historias habladas, son
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de él, para él, para sus recuerdos… A mí me ha confesado cosas íntimas, de cuates, de amiguis, de perras a perras, de putos… Fetichista desde pequeño, le ponía el olor a suavitel mezclado con sudor, las axilas, las barbas y los buenos paquetes. —Soy gay todos los días, cuando empiezas con un proyecto es cuando te das la libertad de explorar sin sentir que te juzgan tanto —Me lo cuenta entre risas—. Todo se justifica hasta el pintar hombres y vergas cuando es por y para el “arte”… pero quizá la exploración más profunda es sobre sí mismo, sobre su lujuria, sobre su erotismo. Sobre sus costumbres, porque no ha de ser fácil crecer parte en Oaxaca con una familia tradicional, luego irse al gabacho de mojado y luego terminar en mi Pueblita, la de la mucha moralina. Le gusta cocinar, se cocinaría a su hombre y se lo comería poco a poco, de pies a cabeza, a mordidas, con vino tinto, con un poco de chocolates encima… Le gusta ir de más a más intenso… no se puede amar de otra forma, ¿o sí? Poca obra terminada le conozco, me inquietan su uso del blanco y negro, del rojo en ciertas partes de las piezas, algunas son incluso medio punk… Le he visto pintar penes, hombres con tetas, proyectiles y uno que otro auto-retrato. Si así fuera para el amor… para los hombres… pero justo como a muchos, eso nos jode, su amor, supongo, lo ve como a su paleta
de colores, blancos, negros, rojos y grisáceos, intensos, dolorosos y encerrados en rectángulos, encerrados en recuerdos.
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Por Mahito Nicotine ladynicotine@live.com
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—Sutilmente acaricio con las yemas de mis dedos el aire y voy marcando círculos con la punta de mi lengua; en el perfecto estado de posesión sexual podría entregar mis deseos más escondidos a quien pasase. Me encuentro sola y desnuda. Mientras unas gotas de sangre escurren por mi pierna, juego a acordonar mi dedo hasta ponerlo morado, lo acaricio y lo libero. En esos momentos de juegos perversos podría chupársela al demonio. De entre la variedad de opciones evito mirar con los ojos abiertos, prefiero ver mi realidad en luces rojas y colocar el erotismo en el juego de mi clítoris. Colocar mi lascividad en los pliegues de mi ano. Cuenta cuántas cuentas con las que contáis podéis contar un cuento. O bueno, en realidad sólo me dieron ganas de aventar mi cabeza contra la pared hasta estallar mi cráneo y perder tanta sangre que haría una fiesta de té. El oráculo de mi sexo me recomendó no vincular mis fantasías con personas reales, ya que si las llevo a cabo serán decepcionantes y si no lo hago, aun peor que eso: se te quedan las ganas en las paredes vaginales. Los ejercicios nocturnos son simples: Introducir el mayor número de objetos por tu ano y evaluar el cambio de estado que sufren tras apretarlos y sacarlos. También es divertido cuando imaginas que una docena de personas con máscaras y cuerpos asexuados te acusan de prostitución y te queman en una hoguera mientras maman tu vulva. Por último, tocan la puerta y corres rápido a la cama para fingir que dormías. Con el corazón acelerado, cubres tu cuerpo con la manta. Se acercan a ti y te preguntan si quieres ir por molotes para tus tíos.
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Y O, l a m á s P U T A Mi oficio es ser puta. No soy como el resto, soy puta culta y por decisión propia, puta que sabe de poesía, puta y puteada por la vida. Empecé por puritito placer y termine buscándote en cada uno de mis clientes. Cada noche, YO la puta te pensaba. Cada noche, YO la puta te lloraba. Cada noche YO, la más puta, te amaba...
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... Te abrazo como se abraza al olvido antes de ser recuerdo, te abrazo antes que partas a una ciudad sin nombre y sin dueño; me mientes como nunca a nadie has mentido. Tu cama es ya mi cuerpo, no importa cuántos cuerpos hayan estado antes que el mío; ahora tu cama ya tiene mi nombre en una almohada. En las sabanas se dibuja mi figura flaca y destragada, tu cama ya es la mía, tu cuerpo ya es el mío. Sólo falta robar tu corazón herido, tu corazón de niño.
Ilustraciones y texto por Mr.Poper www.mrpoper.blogspot.com
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Colaboradorxs:
Czar Diego Rivera Édgar E. Mendoza Krhyz Cabrera Mahito Nicotine Nicolás Marín Tadeo Cervantes Corrección de estilo: Margot Castro Visita: www.mrpoper.blogspot.com www.transitos430.tumblr.com Escríbenos a: maricarmenzine@gmail.com L I C E N C I A C R E A T I V E C O M M O N S
Esta licencia permite: - Copiar, distribuir, exhibir e interpretar este texto. Siempre que se cumplan las siguientes condiciones: Autoría-Atribución: Deberá respetarse la autoría del texto y de su traducción. El nombre del autor/a y del traductor/a deberá aparecer reflejado en todo caso. No Comercial: No puede usarse este trabajo con fines comerciales No Derivados: No se puede alterar, transformar, modificar o reconstruir este texto. Puebla 2013
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