El arte en tiempos de desesperanza
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El arte en tiempos de desesperanza Puedo decir que por cada poesía que he escrito feliz, tengo cuatro que he escrito devastada. ¿Soy solo yo o la gente de todos lados ha explotado en creatividad desde que Donald Trump comenzó a ser considerado, y consecutivamente, elegido como presidente de EUA? Ernest Hemingway, considerado uno de los mejores autores en el Estados Unidos del siglo XX, sufrió de depresión durante toda su vida y fue también parte de la “Generación perdida”, un grupo de escritores y artistas excepcionales que cumplieron su mayoría de edad en la misma época de la Primera guerra mundial. Ya sea que realmente exista un lazo entre el sentimiento de devastación y el impulso creativo, que sea una cuestión personal, o que sea parte de nuestra naturaleza biológica, las emociones fuertes, principalmente las negativas, nos van a llevar a crear más y mejor.
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Un equipo de psicología de la universidad de Harvard realizó un estudio denominado “El Lado Oscuro de la Creatividad: La vulnerabilidad biológica y las emociones negativas conducen a una mayor creatividad artística”, en este, se describe la manera en la que histórica y empíricamente se ha ligado la creatividad artística a la depresión y otros desórdenes afectivos. Para realizar el experimento, los participantes, que cabe mencionar, no eran artistas, fueron juzgados según su nivel de DHEA-S (una hormona esteroide producida en la corteza de las glándulas suprarrenales, misma que ha sido previamente ligada a los niveles de vulnerabilidad afectiva de un individuo). Los participantes eran sometidos a situaciones al azar donde podrían sufrir de rechazo, aprobación o una interacción social nula. Después de esto se les pedía crear collages que fueron evaluados por artistas. Los resultados confirmaron una interacción persona-según-situación. El rechazo social fue asociado con una mayor creatividad artística, sin embargo, la interacción entre la vulnerabilidad afectiva (un DHEA-S más bajo) y la condición fue significante, sugiriendo que las situaciones que producen emociones negativas son específica y mayormente influenciadoras sobre aquellos individuos con una mayor vulnerabilidad afectiva, resultando así, en productos más creativos. De todo esto surge otra hipótesis, donde la vulnerabilidad afectiva, traducida como un bajo nivel de DHEA-S, conduce a la persona a percibir las situaciones de una manera más fuerte y profunda de lo que una persona con un DHEA-S más alto lo haría. Esto, a su vez, permite a la persona desarrollar productos artísticos más creativos. ¿Será posible entonces asegurar que los mejores artistas perciben la realidad de una manera más romántica, profunda o intensa? Quizás adornada con luces difundidas que alumbran en un tono cálido en sus tiempos de alegría, y que dibujan siluetas en sus tiempos de oscuridad. Y si los tiempos de oscuridad conducen al individuo a nuevas y mejores creaciones, ¿son realmente “malos” los tiempos oscuros? Es decir, sentimos más, pero, creamos más.
Pines y bolso de la colección “Los pines no van a salvar el mundo” y “Bolsas no-bolsas”, desarrollada como propaganda Anti-Trump para las elecciones 2016. Sagmeister&Walsh.
¿Por qué digo que sentimos más? ¿Acaso no sentimos algo en nuestros tiempos de buena racha? Pues sí, si estamos lo suficientemente despiertos y agradecidos los vamos a interiorizar y disfrutar, pero es algo así como cuando vivimos como personas saludables y no lo apreciamos hasta que nos retuerce una gripe y no podemos respirar sin abrir la boca. Entonces deseamos durante cada día que se nos pase la gripe y estar saludables de nuevo, poder respirar tranquilamente, por la nariz.
Aquello que creemos “tiempos oscuros”, serían en realidad regalos de la vida que permiten encaminarnos a una creación más honesta.
Lápida, de Jean-Michel Basquiat. Acrílico y crayón sobre canvas. 1987. A pesar de que su relación estaba deteriorada para el momento de la muerte de Andy Warhol, Basquiat creó esta obra como homenaje a su gran amigo.
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Aquello que creemos “tiempos oscuros” serían en realidad regalos de la vida que permiten encaminarnos a una creación más honesta. Deberían de ser aprovechados y disfrutados, ya que son inevitables, pero son positivos también. Son tiempos de revolución, de cambio interior. Traen consigo una serie de nuevas oportunidades creativas y distintas percepciones de la realidad en la que estamos inmersos. Los tiempos oscuros son en realidad buenos, pues somos nosotros mismos quienes definimos su naturaleza y quienes creamos nuestra propia realidad. La percepción es meramente autóctona y refleja lo que pensamos y sentimos. Nuestra percepción es un reflejo de quien somos, al igual que nuestra realidad. Nuestros pensamientos crean la realidad. Es entonces cuando podemos comenzar a considerar la idea de que la naturaleza biológica del individuo lo lleva a intensificar la percepción de sus vivencias para, consciente o inconscientemente, crear más y mejor. El individuo soy yo, y quizá usted también se identifique con esto. Como leí un día por ahí, “y qué si le dijera que la mayoría de sus quebrantos fueron creados por usted mismo?”.
Arriba: “Purgatorio”, de la serie “Cuando las palabras fallan”, Ben Zank. Fotografía. 2014.
Abajo: “Sin esperanza”, Frida Kahlo. Óleo sobre lienzo. 1945.
“Poemas de luz”, Robert Montgomery. Instalación espacial. 2011.
Considerar que habitamos una esfera azul que flota y gira sobre una fuerza invisible en medio de un espacio infinito, rodeado de estrellas, y que a su vez está mayormente vacío, puede ser esperanzador o devastador. Pero mientras estemos en el medio de experimentar este milagro que llamamos vida, sintamos, creemos. 7