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Añoranzas sobre un hermoso país

cios municipales que abrió su administración funcionan sin problemas.

“Los contratistas están esperando que el Gobierno transfiera. Estamos aplastando el acelerador”, explicó la alcaldesa.

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Dijo que su administración cumple normalmente con el pago de la nómina, aún cuando no se transfieren las rentas.

Viteri dijo que la deuda por IVA se debió pagar hace dos años, pero se incumplió este compromiso.

“Adentro del Municipio estamos viviendo un verdadero problema para alargar los pagos”, indicó. “Los contratistas reciben el dinero tal cual llega al Municipio”, agregó. METRO ECUADOR

JORGALAM Con narrativa encantadora y poética, con la magia de la palabra escrita y la sabiduría de su uso correcto, con el relato novelado que no implica forzar verdades, Barrera invita al lector, junto a Manuelito y a sus amigos, a viajar por ciudades costeñas y serranas, y por las Islas Galápagos, para conocerlas y disfrutarlas, tanto de sus maravillosas geografías cuanto de las bondades y hospitalidad de sus habitantes.

Leí “El país de Manuelito”, de Alfonso Barrera Valverde, cuya primera edición se publicó en 1984. No lo había leído antes, pese a las buenas referencias, y quienes las hicieron no estaban equivocados. Quizás, para mí gusto, se quedaron cortos en sus opiniones.

A lo largo de sus 167 páginas nada relacionado con inseguridad ciudadana, delincuencia organizada, narcotráfico, narcopolítica, vacunas, pandillas o algo parecido al léxico común y actual de los ecuatorianos. Apenas, en un renglón, debe suponerse que alguien no se portaba bien porque ‘Cotopaxi’, el perro de Manuelito, “no mordía a las personas honradas”. Y, en otro una vez que las lluvias cesen se podrá reactivar un contrato para dar mantenimiento a 1.390 calles del centro, La Alborada, Sauces y Suburbio. párrafo, se produce el lamento porque las Galápagos fueron convertidas en presidio y “los parientes de los presos se fueron a vivir cerca de ellos, con perros, asnos y cabras”, causando “el mayor mal posible contra la conservación de las especies”. La tortuga al respecto dice: “ciertos gobernantes me volvieron carne de presidio... La alimentación era yo”.

Además, señaló que el siguiente alcalde heredará 72 obras en ejecución que él podrá inaugurar, como la solución vial de la Isla Trinitaria, el boulevard de Sauces o la regeneración urbana de la Av. Delta.

Estas obras están a cargo de las direcciones de Obras Públicas e Infraestructura Comunitaria, además de Siglo XXI y EMAPAG.

Sobre las obras con retrasos, dijo que una causa es por problemas de entidades ajenas al Municipio de Guayaquil. Citó el caso de la Av. Manuela Garaicoa, conocida como Las Iguanas, donde CNEL demoró 6 meses en retirar una línea de alta tensión lo que afectó el cronograma de la obra.

A eso se suma que los contratistas han tenido problemas con vacunas. “Quieren que los acompañe la Policía para trabajar, pero no soy la jefa de la Policía”.

“Envidié y mucho “El país de Manuelito”, porque, qué pena, ese ya no existe. Probablemente, la Señora Política tenga mucha responsabilidad con lo que sucede hoy: un Ecuador muy peligroso para vivir”.

Imposible habrá sido para el autor saltarse a “la atractiva mujer cuyo nombre era muy feo. Se llamaba Doña Política”, de encantos externos y “dotada por dentro de pequeñas y medianas maldades… Los negocios eran la gran especialidad de la Señora”. Una y otra puntillada sobre esta casta, pero no más. Al fin y al cabo, el libro es sobre el fantástico, único, irrepetible y pacífico territorio ecuatoriano.

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