Ensayo ley dar y recibir

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ABOG. MARISOL OJEDA UNIVERSIDAD YACAMBÚ VICERRECTORADO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO BARQUISIMETO-VENEZUELA OJEDAGIMENEZ@YAHOO.COM

RESUMEN La ley del dar y recibir el universo opera a través de un intercambio dinámico. Nada es estático, constantemente estamos en movimiento. Nuestro cuerpo está en intercambio, transformaciones dinámico y en movimiento constante con el cuerpo del universo; nuestra mente mantiene una interacción dinámica con la mente del cosmos; nuestra energía es una expresión de la energía del cosmos universal. En toda semilla está la promesa de miles de bosques. Pero la semilla no debe ser acaparada; ella debe dar su inteligencia al suelo fértil. A través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación material. La vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia. Esta armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la vida opera a través de la ley del dar. Puesto que nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la energía es como frenar el flujo sanguíneo. Cuando la sangre deja de circular, comienza a coagularse y a estancarse. Por ello debemos dar y recibir a fin de mantener la riqueza y la afluencia, o cualquier cosa que deseemos en la vida circulando permanentemente. Al dar y al recibir, lo más importante es la intención con que debemos dar y recibir. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y la procreación,

por

tanto,

genera

abundancia.

La

retribución

es

directamente

proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón. Por eso el acto de dar debe ser alegre, la actitud mental debe ser tal que se sienta una energía totalmente positiva y alegría en el acto mismo de dar. De esa manera, la energía que hay en el acto de dar aumenta muchas veces más, cuando un hombre y una mujer se unen en un acto de amor están ejerciendo la Ley de dar y recibir, esto quiere decir que la mujer recibe la hermosa semilla que le está dando, el hombre


quien da su hermosa semilla para así traer al mundo un ser único donde ambos lo trajeron al mundo con la fuerza del amor puro, esto es la Ley de dar y recibir. Sin embargo hay momentos donde la pareja cambian su forma de ser, se vuelven un torno agresiva, someter a su pareja a los caprichos de su pareja, sucede más en el hombre que la mujer, por ser una persona irracional de dominio, de control y de poseer poder sobre la otra persona es la fuerza principal que alimenta la violencia doméstica entre las parejas. Por supuesto que este fenómeno, esta pasando a nivel mundial, la violencia les sucede a muchas mujeres y a hombres en nuestro país, en el resto del mundo. Ocurre en todos los grupos sociales, sin distinción de edad, clase social, religión o raza. Los maltratadores no sólo provienen de sectores marginales. Pueden ser abogados, periodistas, policías, médicos, jueces, políticos, funcionarios, militares, entre otros. El hombre que golpea a la mujer utiliza la violencia como un comportamiento eficaz

para

dominar

e infundir

temor.

El maltratador tiene

fuertemente interiorizados los valores tradicionales de la superioridad masculina. La violencia es, en muchos casos, un intento desesperado por recuperar la supremacía perdida en el único ámbito donde puede ejercer el poder con impunidad. El maltratador está convencido de que le perteneces en exclusividad y, en consecuencia, puede hacer contigo lo que le parezca. La víctima muchas veces se culpabiliza de una situación que le desconcierta. El maltratador tratará de educarte y corregirte, para que cumplas el papel que él te asigna dentro del hogar. Tiene una concepción rígida, estereotipada y sexista de la masculinidad y la feminidad. En muchas ocasiones el agresor justifica su conducta violenta atribuyéndola a que tu comportamiento es inadecuado, porque no respetas sus deseos o no le prestas la atención absorbente que exige. Comenzarás a vivir pendiente de sus ataques inesperados de ira y de unos comportamientos que no podrás controlar nunca. Toda relación es una relación de dar y recibir. El dar engendra el recibir, y el recibir engendra el dar. Lo que sube debe bajar; lo que se va debe volver. En realidad, recibir es lo mismo que dar, porque dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo es el cosmo. Y si detenemos el flujo de alguno de los dos, obstaculizamos la inteligencia de la naturaleza. En consecuencia el dar y recibir implica también toda clase de violencia, más cuando se trata de violencia de género, nos remontamos a la época de la prehistoria los cavernícolas, cromañón, fueron seres irracionales vivían de violencia de ambos sexos. Además, se debe someter a recibir terapia aquellos seres que recibieron maltratos bien sea de ambos sexos, y estar en manos de profesionales que te enseñen cuál es el proceso para salir del deterioro psicológico y social en el que el maltrato te ha


sumido. Las situaciones que has vivido derivan en secuelas traumáticas a nivel emocional, cognitivo y conductual que has de modificar. A través de todo ello, has de aprender a internalizar comportamientos y roles igualitario que eviten que puedas repetir situaciones similares. Erradicar el ciclo de la violencia pasa por curar el síndrome de victimización. Si no desaprendes tu papel de víctima aparecerá siempre otro verdugo. Las personas sometidas reiteradamente a maltrato físico o psicológico, tienden a repetir el modelo aprendido. La primera premisa es trabajar con la voluntad de las mujeres, libre de otros condicionamientos. En consecuencia, no podrán acogerse a estos programas aquellas que padezcan patologías severas o adicciones activas, tales como: alcoholismo, drogodependencia, ludopatía...entre otros. De ser así, es preciso tratar previamente cada caso (y por separado) antes de que las víctimas puedan sumarse algún programa de recuperación, Estás en buenas manos con aquellas terapias que: Te hacen sentir cómoda y segura, Te escuchan. Empatizan contigo. Son sensibles a lo que sientes y necesitas. Te guían activamente hacia tu cambio

de

conducta

de

una

manera

constructiva.

Sientes

que

existe

una

retroalimentación. Activan sistemas para protegerte. Ofrecen credibilidad a tus narraciones de maltrato y agresiones. No son paternalistas y tienen contigo un trato igualitario. Además, es un perfecto manual para desenmascarar muchas actuaciones o situaciones de maltrato que, en demasiadas ocasiones, se confunden en un maremágnum de sentimientos y culpabilidades.


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