ESPACIOS DE RESILIENCIA URBANA
E RES
Experiencia piloto de cualificación de tramos de calles secundarias, en áreas vulnerables de la ciudades latinoamericanas, transformándolas en espacios públicos de convivencia, que funcionen como extensión de los hogares, en el marco de la crisis sanitaria y social ocasionada por la pandemia.
ESTRATEGIA Los Espacios de Resliliencia Urbana (ERES) son intervenciones urbanas puntuales, en el marco de las experiencias locales de gobierno participativo y como respuesta a la crisis sanitaria y social ocasionada por la pandemia. Proponen no una transformación radical de la ciudad sino oficiar como un mediador entre los habitantes y el ambiente. Es una experiencia piloto de cualificación de tramos de calles secundarias, en las áreas vulnerables de la ciudad.
Transformándolos en espacios públicos de convivencia que funcionen como extensión de los hogares. Parten de una estrategia multidisciplinar, mediante micro-acciones urbanas concretas, de rápido impacto, y coordinadas con la comunidad, incorporando nociones de place-making, agricultura urbana, soberanía y seguridad alimentaria. Para ello se implementarán grupos de trabajo y talleres, para la concreción de estructuras urbanas de uso colectivo, que permitan dinamizar
el barrio, creando nuevas oportunidades, generando ciudadanía, reforzando los lazos con el lugar, y aportando a la construcción de ciudades resilientes. Estas acciones urbanas podrán, a la vez, ser evaluadas, mejoradas o corregidas a partir de una App que funcionará en conjunto con la iniciativa.
LA CALLE Antes que las plazas y los parques, es la calle el primer espacio público, el espacio público por excelencia, el ámbito esencial de expresión
de todos los ciudadanos. Esto no significa que sea siempre democrático, inclusivo y pensado para personas. En un barrio podrán faltar plazas, o no haber parques, ni la posibilidad de un borde costero, pero lo que siempre habrá son calles, que mayormente han sido pensadas en función del flujo vehicular. Y sin embargo es y ha sido la calle el primer contacto con la vida pública de la mayor parte de los ciudadanos, y es en la calle donde nos convertimos en sujetos de derecho. Pero es también la calle la que segrega y la que establece las divisiones
socio-territoriales. En tiempos donde los espacios colectivos han visto su existencia puesta en tela de juicio, donde lo colectivo ha encontrado nuevas formas en el espacio virtual y donde la vida en las ciudades, en nuestra interdependencia como especie, ha sido cuestionada, ¿cómo volver a la nueva normalidad? La pandemia ha puesto en una crisis existencial a los espacios públicos en las ciudades, el lockdown vacío las calles. Pero quiénes son los más perjudicados en esta situación? Quienes su única opción de
ocio es la plaza, quienes no tienen una segunda residencia en las afueras, ni una casa con jardín, ni pueden cumplir con el distanciamiento social. Una vez más, los más perjudicados han sido las clases trabajadoras y las poblaciones vulnerables: los que dependen de la vida urbana para sobrevivir y los que precisan del transporte colectivo. La solución por tanto no es espacio público sí o espacio público no, si no más y mejor espacio público, más espacio para más personas, solo así se puede asegurar una nueva normalidad.
La calle es nuestra primera noción de espacio público, y es desde la calle, como ámbito esencial de expresión y de convivencia, y por tanto, como generador de resiliencia, que las ciudades deberían plantearse la nueva normalidad.