EL SUR Y EL SUEÑO. THE SOUTH AND THE DREAM.الجنوب و الحلم

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Matug Aborawi Casa Ă rabe, Madrid 2014-15


Intento imaginarme cuál es la imagen de mi patria Intento recuperar mi lugar en el vientre de mi madre Y nadar contra la corriente del tiempo. Nizar Qabbani. ¿Cuándo van a anunciar la muerte de los árabes? 1994. Caligrafía del artista sirio Waad Merhej. Granada, 2007. 4


Nacer y renacer. AcrĂ­lico sobre lienzo. 50x70 cm. 2000 TrĂ­poli, Libia

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Organiza y produce:

Textos:

Embajada de Libia en Madrid Casa Árabe

Embajada de Libia Mohamed El Faquih Saleh, Embajador de Libia en Madrid Eduardo López Busquets, Director general de Casa Árabe Manuel Montalbo, escritor y catedrático de Economía Política UGR Paco Luis Baños, pintor y profesor titular, UGR Muftah Al-Amary, reconocido poeta contemporáneo libio Joélle Drommell, periodista francesa Khaled Al-Isawi, Agregado Cultural de la Embajada Libia Martha Littel. Poetisa y psicóloga norteamericana residente en Granada Sana El Mansury, activista Amazigh Libia Mansour Boshnaf, escritor contemporáneo libio Francisco Terrón Ibáñez - Escritor y periodista de Granada Mohamed Eid Ibrahim, traductor, escritor y poeta egipcio Ashour Tuibi, médico y poeta contemporáneo libio David Defries, músico inglés Arwa Abu Tair, poetisa jordana Ghadeer Abu-sneineh. Escritora Palestina residente en Nicaragua Juan García Villar, pintor y profesor Bellas Artes UGR Jens Moe, psiquiatra noruego Mohamed El-Assfar. Escritor contemporáneo libio Zakaria Alhangodi, escritor y periodista libio Adnan Meatuiq, pintor y crítico de artes plásticas libio Ossama Annass, pintor y crítico de artes plásticas libio Matug Aborawi, el autor

Exposición:

Mohamed El Faquih Saleh, Embajador de Libia en Madrid Elena González González Francisco Martín Muñoz Matug Aborawi Portada:

Acuarela “El sur y el sueño” de Matug Aborawi, 2014 Fotografías:

Yosu Pardo Antonio Navarro Francisco Martín Muñoz Matug Aborawi Ola Holm Traducción al castellano:

Anwar Torbey Mohamed Belazi José Luis Guerrero Matug Aborawi Miguel L. Hurtado - www.estudiohurtado.es

El sur y el sueño, título de Manuel Montalvo, pinturas realizadas entre 2004-14 del pintor libio residente en Granada, España, Matug Aborawi. E-mail: matugaborawi@gmail.com.

Sala de exposiciones:

Depósito legal:

Casa Árabe C/ Alcalá, 62. Madrid www.casaarabe.es

GR. 2398-2014

Diseño y maquetación:

Inauguración:

18 de diciembre de 2014 6

Catálogo:

ISBN:

978-84-697-1752-3


Aresbank. Madrid - Espa単a

Embajada de Libia. Madrid - Espa単a

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Las artes, en sus distintas facetas y tipos, constituyen un lenguaje que une y acerca entre los humanos, y es un denominador común, a través del cual se pueden expresar los distintos valores humanos. Las manifestaciones artíticas y culturales son un paso importante en el camino de la continua comunicación entre los pueblos, pese a las diferencias religiosas y lingüísticas. La exposición pictórica del artista libio Matug Aburawi, bajo el patrocinio de la Casa Árabe Madrid, es una muestra de comunicación entre los pueblos amigos, libio y español, y no deja de ser un acicate para todos nosotros, a fin de incrementar la comunicación entre nuestros dos países por medio de este tipo de actividades en todos los ambitos. Nuestro agradecimiento y plena gratitud a todo aquel que haya participado en la organización y celebración de esta exposición. Asuntos Culturales Embajada de Libia en Madrid, febrero de 2014

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Casa Árabe se enorgullece de presentar la obra de Matug Aborawi, el representante de la plástica libia contemporánea más destacado de nuestro país. Se trata además, de un acontecimiento importante para esta institución, puesto que es la primera vez que se organiza una exposición individual de un artista procedente de este país magrebí. Desafortunadamente, son escasas las oportunidades para que los españoles puedan acercarse a la producción artística libia, por lo que esperamos que esta propuesta suscite el interés de nuestro público y que genere también nuevos lazos con el país mediterráneo. Matug Aborawi, estudió Bellas Artes en la universidad de Trípoli y tras licenciarse en 1993 se trasladó a España para consolidar su formación académica, obteniendo el título de doctor en pintura contemporánea en la Facultad de Bellas Artes de Granada. En esta exposición nos muestra su producción artística de los últimos diez años. Una obra muy personal llena de espontaneidad y colores muy vivos, inspirada en los primeros años de su estancia España, con muchas referencias a Andalucía. Su obra va perdiendo intensidad y colorido a medida que nos acercamos a los últimos años, donde los terribles acontecimientos que han asolado su país, tornan su pintura más sobria y sintética. España continuará apoyando al pueblo libio, y tratará de aunar los esfuerzos internacionales para que los distintos actores involucrados en el conflicto, eviten la polarización política y opten por la negociación y el diálogo. Es nuestro propósito que Libia se estabilice, y que se alcance pronto una situación de calma, que permita la reanudación de la vida diaria de millones de libios, a los que hoy más que nunca vemos como nuestros vecinos cercanos.

Eduardo López Busquets Director general de Casa Árabe

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Composici贸n dedicada a Matug de David Defries, m煤sico de jazz residente en Granada.

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DE OLEOS, DE SUEÑOS Homo mensura Pocas sentencias dentro de la vastedad del conocimiento provocan tantos sentimientos encontrados: la esperanza contra la desilusión, la insignificancia frente a la grandeza, lo absoluto sobre lo relativo, y sólo son unas cuantas palabras: El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son porque son y de las que no son porque no son. Con esos tres vértices, el hombre, la medida y las cosas, forman un triángulo de líneas fuertemente soldadas por la inquietud de saber, por las ansias de vivir, determinantes de aquello que sea o se tenga como hombre, ya en su especial singularidad, ya en su infinita pluralidad: el hombre que es hombre en sí y en todos los hombres que representa. Sea pues, tómese al hombre, a este hombre, a Matug Aborawi, del que sería suficiente agregar: pintor, sin que estorbase agregar que nació en septiembre del año 1967, en la tan próxima y a la vez lejana Libia, en la localidad de Al Garabuli, cerca de la populosa e histórica Trípoli, con el mar como testigo, acaso como el dios Ponto al que se le oye olear no tan distante como para no sentir sus gemidos orillar rizados de blanco espumaje en la playa. Matug es hijo de una familia humilde y numerosa, para la que cada día seguir viviendo es una victoria sobre las estrecheces económicas, sobre la fatiga del trabajo, y más que nada sobre la incertidumbre con que anochecen las gentes que no tuvieron la dicha de echar cimientos sobre la riqueza. Y no es que sea impedimento, más bien es acicate para seguir luchando, conquistando un día más a la vida que ingrata amanece, y es preciso doblegar a la pura fuerza de querer seguir viviendo, de no rendirse, de querer ser y decir: soy yo, pintor; y estoy aquí, creando pintando, como sucede con Matug, que nació con el sopor de la muerte a la vida. Durante el tiempo en que el recién nacido esboza una sonrisa o con tierno desconsuelo llora, Matug estuvo callado, sin estremecerse, con un corazón asustado que apenas se atrevía a latir. Luego de muchos días y de aplicarle fuego al cuerpo desmayado de niño, el llanto comenzó a brotar como un misterioso guadiana. Quiso Prometeo que Matug tuviera el presente que hasta entonces hemos tenido los mortales: la llama del fuego prometeico hizo prender la vida que llevaba adentro Matug. Sobre su carne como apagados rescoldos quedaron sus huellas. Este es el hombre, su medida es la pintura, de las cosas que Matug Aborawi en la finca de su familia, 1996. no son, de los sueños. Fotografía realizada por Abdurazag Riani. 12


Inversión. Óleo sobre papel. 70x100 cm. Granada, 2013. 13


La mirada hacia el oriente: silencio y vacío. Granada es una ciudad de fronteras, cada plaza es límite de otra plaza, una calle barrera de otra, no hay espacios abiertos, puertos francos en donde no haya que sufrir alcabala de envidia, portazgo de rencor. Está encerrada por una muralla, aunque con grandes lienzos derruidos, quedan largos muros que resisten el paso del tiempo como impertérritos guardianes de grandes y desconfiados ojos aduaneros, temerosos de los que entran, de los que salen y de los que permanecen dentro de su contorno carcelero. Sobre dos colinas se arremolinan como asustadas dos rebaños de casas blancas, entre las que discurren tortuosos callejones de altas tapias, sobre las que se asoman altos cipreses con uniformes verdosos de reo, que se agitan con entrecortado aliento de conciencias cercadas. Abajo, cuando la ciudad se hace valle, se alzan torres de iglesias con campanarios que doblan a canto de victoria y amarguras de derrota, tañidos de dos formas de interpretar el mundo: el cristiano y el árabe, que pese al vasallaje del tiempo o sobre sus ruinosos frutos continúan existiendo en enemigo abrazo de dos culturas, y

Mito II (de mi cuaderno diario). Acuarela y nogalina sobre papel. 29,7x42 cm. Granada, 2007.

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ciertamente los que amigan o enemigan lo hacen abrazados, oliendo el sudor, del otro, padeciendo la fuerza del otro, que también huele el olor ajeno, su hálito y sufre de sus embates. Al apagarse el fragor de la lucha, en las largas llanías de la historia de siglos queda una mirada dirigida hacia el oriente para encontrar el silencio antes de que el sol salga y el vacío a su puesta, y se respira el aroma de la decadencia, con su enfermizo festival de los sentidos y su culpable sentimiento religioso, que emergen de la paleta como destellantes pesadillas. Aun en los sueños pesarosos, de los que se despierta amordazados por la angustia de su fragmentado recuerdo, no hay nada, sólo ausencias de pasos presurosos por las aceras, de vendavales de enfurecidos motores, de los grandes ojos de cristal de los bares, de ríos de civilizadas aguas y puentes que no unen: son paso seguido a otro ramal de calle, a otro rodal en que los castaños y las acacias cumplen el cautivo deber ciudadano de adornar. La realidad ha sido sustituida por la ausencia, al modo que la luz se transforma en sombras, sin que desaparezca el sentimiento de lo ausente, que vívidamente toma una forma cromática para revestir la desnudez de la sutil e inexistente materialidad de los sueños. En aquella apenas esbozada esquina gris asoma la silueta de un gato, que sin oírlo nos apiadamos de sus maullidos rosas y desolados. Por aquella embocadura, iluminada por una relampagueante amarillez, camina un perro perdido que añora la voz de su amo. Y qué hace tan solo en ese oleo aquel triste burrito azulado. Anda desorientado, quizá buscando el cuenco de una mano en la que apagar la sed de caricias. A quién llama con encarnados y silentes ladridos aquel otro perro. Parece haber salido de un negro lodazal. Está muy cerca de aquella crepitante hoguera, ¿tendrá frío? A cobijo de las encendidas llamas puede que no retiemble al paso de esas manchas rosadas; que sin pies corren, de esas manchas negras, que sin boca gritan. ¿Son aquellos destellos plateados, plumas de ángeles desahuciados de ausentes cielos? Son sueños vivos, de dolor vivo, de escozor de llaga, de sufrimiento descarnado, frutos de herir el rojo hasta el más agudo y último aullido o de ahogar el celeste hasta el paroxismo de un atormentado azul. No son colores disfrazados de desvaídas e hipócritas mezclas. Son lo que son en su pura y natural raíz para representar todos los seres desvalidos que a duras penas resisten, de hombres como sombras errantes, rostros difuminados, heridos por el desconsuelo o la duda, de esos dulces animales merecedores de la mayor piedad y víctimas de toda la crueldad que encierra la vida. Sirvan estas palabras de despertar. Manuel Montalvo Catedrático de Economía Política en la Universidad de Granada, ensayista y escritor. Entre sus últimas obras cuentan “Ensayo sobre la miseria y el mal”, Ed. Tecnos, Madrid, 2013; “A orillas de la existencia”. Ed. Ediciones Clásicas. Madrid, 2014.

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MATUG ABORAWI: HISTORIAS DE NAVEGAR POR LA VIDA La primera vez que vi la pintura de Matug Aborawi fue en su pequeño estudio del casco histórico de Granada, cerca de la Universidad. Preparaba entonces parte de lo que sería una de sus últimas exposiciones, “Mis sueños en Granada”, ciudad a la que vino a doctorarse. Era la última etapa de unos estudios que había iniciado dos décadas antes en la Facultad de Bellas Artes de Trípoli, cerca Al Gharabuli, el pequeño pueblo en el que vino al mundo y que, al igual que Granada, constituye uno de sus puntos de referencia vital y pictórica. Las playas de su aldea, la vida intensa de Granada, ambos origen y destino de ida y vuelta marcan la existencia de Matug. Hereda de ambos – África, Europa, Mediterráneo- la fuerza creadora y la luz que orienta su carácter, su impulso vital y las historias que han inspirado sus últimas creaciones, al menos desde que lo conozco. En la última exposición que vi suya –amor, toros, gacelas, caballos, anhelos, pasión, trazo intenso- seguía presente la que es una de sus obsesiones permanentes: el sufrimiento humano, la búsqueda de un mundo más justo. La lucha esperanzada, su pasión comprometida. Su pintura es la lucha y la mezcla de dos paisajes: 16

Hombres de rosa. Óleo sobre papel. 70x100 cm. Granada, 2012.


uno exterior, que vive a diario, que mezcla y confronta con otro imaginario, que es la construcción del mundo a partir de su herencia cosmopolita heredada en las costas de Trípoli. Para Matug el viaje vital entre Al Gharabuli y Granada es una trayectoria feliz que otros seres humanos sin embargo no han podido realizar, y él no lo olvida. En las puntas de sus pinceles habitan siempre los espíritus de todos aquellos emigrantes de almas, de espacios vitales, de países, de mares, de ideas, de todos aquellos que buscan cambiar de vida como una necesidad urgente, que más que una búsqueda constituyen una huída. De esa trayectoria pictórica me impactó sobre todo su “Homenaje a los Desaparecidos”, una auténtica elegía a aquellos que escapando de la dura realidad de sus países de decidieron a cruzar el mar para mejorar sus vidas, y encontraron en la muerte el fin de su esperanza. Me impactó su relato de desesperados humanos como sombras sucumbiendo a trágicos finales, “moros sin techo envidiando a los perros domésticos”, que diría el poeta Muftah Al-Amary en su poema Catanzaro. Esa preocupación constante por los desheredados del destino es una constante que se vuelve a repetir en otros “desaparecidos”, que también retrata Matug en sus lienzos: los de las Primaveras Árabes. Gentes de futuro incierto que al igual que los protagonistas de las pateras decidieron cruzar un proceloso mar de dictaduras y miseria, ocupando plazas y calles de sus ciudades, exigiendo democracia, justicia y condiciones de vida dignas. Y que como los sub-saharianos de las pateras, sucumbieron en la mayoría de los casos. Y también, de la misma manera, convertidos en un ítem de crueldad cotidiana anunciada en televisión, como describiría Paco Luis Baños. Y Matug también aquí impide que se olvide, como la voz de una conciencia –la del primer mundo- dormida y todavía lejos del alba. Si algo nos muestra de manera persistente en sus cuadros Matug Aborawi son momentos para memorizar, despedidas con dolor; colores intensos; personajes abatidos en busca de otra vida real o imaginaria; abstracción de valor, emociones; gentes que navegan contra su destino, que se estrellan contra rompeolas infranqueables; la lucha contra la desesperanza, contra los muros, contra las fronteras y la indiferencia. Sus obras nos hablan con frecuencia de un autor buscando, como sus náufragos, la esperanza entre el cielo y el mar. De su mar Mediterráneo, que es también el mío y el de todos nosotros, que compartimos una manera de construir la vida. Un mar que es también el mismo en el que vio sus primeras luces y jugó las primeras veces con su paleta el joven malagueño Pablo Picasso. Francisco Terrón Ibáñez Granada, noviembre de 2014

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LA SOMBRA DE MATUG

El pintor, Matug nació cerca de una de las más hermosas playas de Libia, es El Garabouli; este nombre evoca irresistiblemente el esplendor del verano del Mediterráneo, el mar cristalino, el placer de jugar como un niño con agua y arena sin pensar en nada, sólo el momento presente. Matug es como playas, sonriente, cálido y sin artificios. Parece ser el producto de estos lugares solar bienvenida a todos las personas con la misma generosidad. Sin embargo, sus cuadros están llenos de sombras. Mira bien, sobre todo, hay figuras enigmáticas, cuyas características son borrosas o deshecho, personajes sol pintado imágenes cargadas de preocupación, como el cielo plomizo de tormenta a veces o una tristeza inquietante. Sabemos que las razones de esta preocupación, pero cierto decir que no miramos. Lo que decimos es que sus cuadros las imágenes producidas por un artista es ante todo un paisaje mental que se desarrolla incluso sin el conocimiento de quien lo pintó y resulta inquietante para el espectador que lo descubre. Lo que también nos dicen es que la vida no es necesariamente correcto, ni triunfal, también se excavó la incertidumbre, culpa íntima, las expectativas no cumplidas. Y es por eso que nos afectan.

Joélle Drommel Sombra. De mis cuadernos diarios. Acuarela y nogalina sobre papel. Granada, 2010. Periodista y esposa del embajador austríaco en Trípoli, Libia 1996.

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Sombras. De mis cuadernos diarios. Acuarela y nogalina sobre papel. Granada, 2010.

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EL DÍA DEL JUICIO FINAL Conocí a Matug de madrugada, al amanecer. Esa hora especial cuando la noche comunica sus secretos al día nonato, y el cielo se ruboriza. Antes de que la luz nos ciegue y los sueños se pierdan en las trivialidades del día ordinario. Creo que fue mi exesposa la que llamó tu atención en el bar La Sabanilla aquella noche. Poco después nos invitaste a tu casa… Llegamos a un callejón cerca de Plaza Nueva y entramos en una habitación bastante sencilla. El aroma del aire evocaba en mí una sensación de mucha virtuosidad y energía. Por todas partes había dibujos, acuarelas, bocetos… Como en aquella noche, Matug me parece una persona bastante impaciente, como un animal hambriento, una pantera, un toro con llamas en su alma, tiene una mirada ardiente que expresa el fuego en muchos de sus cuadros. Aunque yo veo a Matug como un rebelde que notoriamente practica el riesgo antes de elegir la seguridad, pero sobretodo le veo como un hombre sociable y adaptable. Un ciudadano del mundo, un cosmopolita sin perder el aspecto de su propio origen. Un ser alegre…un homo ludens sin perder las facetas más serias y profundas de la vida. Pero también a veces bastante meditabundo. A menudo inquieto y en movimiento, prefiere andar por las playas donde hay visibilidad a lo largo y ancho, constantemente tomando notas y dibujos. Toda su vida esta muy unida a la costa y el mar. Todos los olores, colores y el horizonte que le une con su propio nacimiento. No es de extrañar que las pateras se convirtieran en un tema importante para Matug. Además como africano, Matug dispone de los requisitos previos tanto como artista como ser humano, para entender y expresar el sufrimiento de estos destinos. Originalmente mi idea era traer aquí a todos los viajeros, tanto los vivos como los muertos para dar a esta clausura la atención que se merece. Como todos podéis entender no ha sido realista. Como dijo el escritor noruego Henrik Ibsen: “...Ser artista es ejecutar el Día del Juicio Final con uno mismo. Significa ser honesto con uno mismo, ser autentico, sin piedad. Tal como yo veo a Matug... Jens Moe Psiquiatra noruego amigo del pintor. Granada, 2012. 20


El padrino. De mis cuadernos diarios, acuarela y nogalina sobre papel. Granada, 2011. 21


MATUG MOHAMED I ABDULLAH -ABORAWI-, LA EXPRESION DE LO EVOCADO La pintura de Matug Aborawi goza de una fuerza expresiva que me incita a reflexionar sobre algunos de los fundamentos de la plástica pictórica, en la que él, como siempre ha demostrado, sabe desenvolverse con total atrevimiento y sinceridad; no obstante, primero me gustaría hacer un recorrido por las cualidades humanas del pintor. Naturalmente, nuestro amigo Matug es libio de Al Garabulli, -pueblo costero del mediterráneo-, y con el tiempo que lleva entre nosotros lo considero un español de Granada, o quizás, sería más acertado decir que, tanto él como yo, somos y nos sentimos habitantes del mundo. Antes de emitir su primer llanto estuvo cuarenta días Pintura al aire libre. Plaza del Triunfo, Granada. 2005. en un recóndito estado de quasi-muerte; su corazón latía, pero quizás, su Ser estaba en otro universo paralelo, del cual no quería desprenderse; y, a partir de aquel primer sollozo, auspiciado por la liturgia y los talismanes que debió utilizar el chaman de su tribu; Matug, Al Aborawi, se unió al mundo que hoy compartimos. Ahora, derrocha audacia y frescura en las relaciones que, normalmente, establece con sus amigos y con las personas que conoce. Este sentimiento es algo hermoso y propio del buscador que lleva dentro; porque una de sus múltiples bondades es la de ser un perseguidor de sueños, quizás; porque aún esté latente en él, la visión en la que estaba embelesado antes de ese, su primer suspiro. Es cierto que Matug disfruta de una vida de pintor que se ha ido construyendo día a día, con esfuerzo y generosidad. Aunque lo conocí por los espacios comunes de la Facultad de Bellas Artes de Granada, nuestra amistad cuajó en aquel tiempo en el que él tuvo la necesidad de leer su tesis doctoral. A partir de entonces hemos compartido muchos ratos de reflexión y ocio, ya que, a él como a mí, nos gustan esos placeres mundanos que tanto aportan al fluir del ser y el arte. Así como el amor humano, el talento artístico se nutre de las experiencias que compartimos con otras personas, ya que sin esas vivencias de cooperación o comunicación, el arte estaría despojado de ese contenido trascendental que imprime la comunión con los demás. Efectivamente, la mochila que cargamos día a día de memorias, experiencias, placeres o sinrazones, se convertiría en una pesada carga si no tuviéramos la lucidez suficiente para comprender que ese fardo, realmente no lo necesitamos cuando estamos ensimismados en la creación. Y es así que Matug, cuando se dispone a profanar la tersa blancura del soporte, ocurre que todas las ideas o juicios que ha ido almacenando en su memoria, le 22


La vida es una tómbola I. Acrílico sobre papel. 29,7x21 cm. Granada, 2010.

La vida es una tómbola II. Acrílico sobre papel. 29,7x21 cm. Granada, 2010.

sobran; y posiblemente, en ese preciso momento de diálogo con la luz del lienzo, solo necesite acallar los recuerdos guardados, y con un envite de voluntad, olvidar lo andado para adentrarse humildemente en la quietud de su Ser. Si admitimos que la verdad no pertenece a nadie ni tampoco es única; y si reflexionamos sobre las ideas que Goodman expone acerca de la capacidad del ser humano como creador de mundos, que brotan de lo que se dice literal o metafóricamente, de lo que se demuestra y expresa, de las representaciones, descripciones y percepciones y, si, creemos que hay un solo mundo, seguramente, éste estaría compuesto de infinitos mundos y, si por el contrario, fueran infinitos los mundos; entonces, estarían contenidos en uno, que a su vez, quedaría inmerso en otros infinitos mundos. Consecuentemente, a la idea de los mundos propios o sim23


bólicos de Goodman, la obra de Aborawi es otro mundo formado de mundos, y lo cierto es que, los universos que él crea contienen todos esas idas y venidas que el existir nos va poniendo en nuestro continuo caminar. Además, Matug como un soñador de metáforas que es, tiene la cualidad de evocar visiones que una vez interiorizadas, las materializa y convierte en símbolos, figuras, gestos, abstracciones, expresiones, ..., seguramente, con la finalidad inconsciente de superar esos miedos que todos tenemos a lo desconocido, o a nuestro propio ideal, correcto o errado. En su pintura no intenta copiar fotográficamente lo que su ojo ve, ni tampoco, personaliza la imagen que le muestra su retina de la cosas o la naturaEntre tu y yo (Occidente y Oriente). Acrílico sobre tela. 100x100 cm. Viena, 2005. leza; sino que, su experiencia pictórica se nutre de un continuo inventar que brota de la manera apasionada de abocetar lo fantástico, lo mítico o las utopías que, seguramente, guardó en su ser antes del primer llanto. Como artista, es consciente de la gran distancia que existe entre la idea y la experiencia, y además, sabe que la vida impera sobre el pensamiento, quedando éste, como un simple bosquejo al que le falta entidad y significado, ya que la creación o el acto creativo es el que nos proporciona el goce y el conocimiento profundo de esos mundos soñados. Las misteriosas manchas, figuras, rostros o animales que pinta Matug con decisión y expresividad, están organizadas dinámicamente en unas estructuras formales, cargadas de suculentas texturas, luces, sombras y pinceladas que flotan sobre el plano pictórico. Su pintura estremece por la franqueza y sencillez con que ex24


presa un mundo imaginario repleto de enigmáticas masas cromáticas que destilan esencias de un tierra lejana y fantástica en la que se puede intuir sus memorias de africano y mediterráneo. Evidentemente, me sorprende la manera tan rotunda con la que expresa esos elementos simbólicos con los que construye su pintura, utilizando una grafía pictórica contundente y unos recursos matéricos abreviados en su más pura esencia. El primitivismo e intemporalidad de sus figuras humanas, la simplicidad de los animales como el caballo, el burro, la gacela, la cabra, el perro, el gato o el toro; o los elementos abstractos inspirados en la naturaleza del litoral mediterráneo, en la ciudad Entre tu y yo (Occidente y Oriente) II. Acrílico sobre tela. 100x100 cm. Viena, 2005. en la que vive o en los fenó(Propiedad de la Universidad de Granada) menos atmosféricos que observa como la tormenta, las nubes, el sol, la luna, la sombra, el mar y el cielo,... son como códigos que le sirven para construir unas grafías arábigas, de una gran elegancia; en armonía, con unos caracteres rúnicos, escuetos y palpitantes, que el espectador debe escuchar ya que definen la idea que tiene del mundo y el hombre. A mi querido amigo, Matug Aborawi Dr. Juan García Villar Pintor, escultor y profesor de pintura de la Universidad de Granada 25



Mis sue単os en Granada

Pintura 2005-2010 Granada - Espa単a


MATUG ABORAWI; PINTURAS DE GRANADA Hay un mundo oculto, un mundo aterrador y también sorprendente, un mundo que llevamos a cuesta y él no. Lo habitamos y no nos habita, un mundo que se ondea y se transforma, se forma y se fragmenta y se vuelve a formar, lo sentimos y no lo conocemos, nos alejan de él los detalles visibles, pero él vive en nuestros sueños, para convertirse en su mundo y nuestro mundo, ambos invisibles, habitado por los místicos y los ángeles y los demonios, habitado por los elementos y vuelve a formarlos y formarnos, toros, mujeres y lobos, agua, aceite y los barcos de Noé que no llegan al "Judi" y donde hay de cada pareja dos en busca de un puerto y una tranquilidad. Allá en aquel mundo oculto el drama de la humanidad se Fragmento (la resurrección del torero) repite en cada momento de su tiempo de fuerte liquidez y nosÓleo sobre papel. 70x100 cm. 2012, Granada. otros desconcertados. Hay música, hay baile, hay muerte y nacimiento, hay creación hasta la mortalidad. Un mundo de superficies rugosas, aceite y agua, música de lucha, muerte y nacimiento, sueños, pesadillas y visiones, amor, avidez por la vida y un desafío a la muerte, esas son la música, los sueños y las obras de Matug Aborawi. "Big Bang" se renueva en cada momento en nuestro interior y no lo sabemos pero lo sentimos y lo vemos en las obras de Matug Aborawi, donde los elementos y los seres se crean y se mueren sin parar. Matug Aborawi comenzó a pintar a temprana edad, y sus sueños se formaban por el desierto y el mediterráneo, que se encuentran en las costas de Libia, dibujan la epopeya de la vida y la muerte en cada momento y donde se varían los ritmos de la vida y se entrelazan... donde los libios, los fenicios, los romanos, los griegos, donde los africanos y los árabes, los musulmanes, los cristianos y los judíos, donde las artes prehistóricas y los murales Acacus y las aventuras de los impresionistas europeos. Matug Aborawi tenía desde sus inicios los ritmos del espíritu gitano que tal vez regresó con los que regresaron de Al-Andalus y se establecieron aquí, donde se tocan el Mediterráneo y el Sáhara para que este contacto y esta interacción árabe-africana siga habitándola y preocupándola y produciendo su violencia coloreada aferrada a la renovación y también a la nostalgia. Trípoli y la mayoría de las ciudades libias se llevaron los perfiles de las ciudades perdidas de Al-Andalus, arquitectura, colores, ropa de las mujeres y música, para que esta interacción siga activa y no se inquiete. Permanecieron Granada, el palacio de la Alhambra y la estatua de Ibn Zaidoun, y un nacimiento que llena la imaginación de los artistas libios y árabes, y Al Wazzan o “León de África” siguió preparándose para cruzar el 28


Sáhara hacia África desde Trípoli y regresar de vuelta a Europa para describirle África. Al-Andalus, Granada y España habitaban en la imaginación Matug Aborawi antes de su viaje, y sus fotos, sus seres, su historia y su presente, formaban parte del drama humano que se encarna en cada momento aquí en las costas del Mediterráneo y las costas del Sáhara... Las obras de Granada de Matug Aborawi no son más que una manifestación de una larga historia de comunicación e interacción cultural entre las dos orillas, entre las dos civilizaciones con todo lo que tiene de interacción de lucha e integración, de muerte y nacimiento, de poesía y de música, de colores cálidos y de ritmos gitanos, de García Lorca y El Malouf Libio, y lo más importante la insistencia por la vida y la resistencia y el desafío a la muerte, de enfrentar la sed en el Sáhara a enfrentarse a los toros en las plazas de España... Los zorros, los lobos, los toros, la sangre y la sed, el rojo y el negro, los hombres y las mujeres, los elementos y las estaciones del año, se concentran todos en las pinturas de Granada de Matug Aborawi para volver a crear todo lo que sucedió y está sucediendo en nuestros sueños y recuerdos aquí y allá... Sin título. Acrílico y café sobre papel. 29,7x21 cm. 2014, Granada. Las obras de Granada de Matug Aborawi para nosotros los libios es un nuevo descubrimiento de un ser nuevo viejo, desentraña a la Granada oculta durante siglos en nosotros, vemos a través de ellas la Granada que sólo hemos visto como un pasado, la vemos ahora renacer en cada pintura. Mansour Boshnaf Escritor contemporáneo libio Traducción al castellano Anwar Torbey

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ASHOUR TUIBI SOBRE MATUG ABORAWI ¡Qué audacia tiene su toro, Matug! Puso su guante negro, su sombrero rojo con su prominencia destacada, y tiñó sus cuernos de henna de Granada. Se sentó en el bar cerca de la vieja camarera. Después de la décima copa le habló sobre su novia y la arena del mar en el Castelverde (El Garabuli pueblo natal del artista), estaba escuchando entrecerrando los ojos y la lámpara de mesa basculaba con una melodía vieja de Granada. * En un descuido de Granada, usted se infiltró por la puerta del Albaicín, arrastrando detrás suyo sus camellos, colores de su crepúsculo, y los racimos de dátiles de Al hanshir. Pero no les dijo que el lirio de la noche estaba en su bolsillo. * La lluvia bajo el vientre del capricornio, su cola y sus orejas. Esto es lo que dijo el mar. * Pasos amarillos e inspiraciones azules celebrando el universo. A la casa del león en la montaña, conducen los pasos. Los toros. Acrílico sobre papel. 29,7x42 cm. 2008, Granada. Al timón de la bruja sensual, conducen las inspiraciones azules. ¿Qué hace la señora de grandes pechos y su pez de oro a la vuelta de la calle mediocre? Nada detrás de la pintura y nada en los ojos del muchacho en su mochila rota. * - ¿Hacia dónde conduce sus cabras, Matug? - A un barco de Cartagena atracado en Sabrata. - ¿Qué hay en esas jarras que llevan los esclavos? - Vino de Sevilla y aceite de oliva de Granada. - ¿Qué lleva bajo sus brazos? - Lienzos para dibujar en ellos fantasías e ilusiones. - ¿Qué ...? - Ya es suficiente, ahora me voy. * 30


¡Su toro, Matug, mató al guerrero y saltó por la ventana! * Con sus manos fuertes el cielo cuelga sus nubes grises en el vacío. Vierte lo que quiere de sombras sobre los veleros y los huevos de sardinas brillando debajo de la superficie del agua. Puede pintar una escalera y un fuego encendido para que los toros de España no embarquen. Puede esconder con la habilidad del sabio la preocupación de los pinos y el chillido bronquial de las aves. Tiene herramientas de tinta y dedos de colores para hacer lo que quiere. * Cuando los camellos entren al río de Granada tendrán mil cabezas. * La palmera en el centro del barco. La palmera obDibujo de un amigo. serva los gatos invasiCarboncillo sobre papel. 29,7x42 cm. 2005, Granada. vos. La arena y el mar de Celina azulado y sombras.

Amor ciego. Acuarela sobre papel. 21x29,7 cm. 2012, Granada.

El artista plástico Matug Aborawi, realizó un rastreo de belleza maravilloso. Devolvió a la figura su brutalidad, a la letra su oscuridad, y al mar su pasión primitiva. Pero aún queda la búsqueda de la ronquera del ave. ¿Qué es lo que da a los colores su frescura? No es el color ni la habilidad del pintor. La pereza es lo que hace eso. Ashour Tuebi Médico y poeta libio contemporáneo Traducción al castellano Anwar Torbey 31


PLÁSTICA Y PALABRA AMADAS

Las obras que actualmente expone el pintor libio Matug Aborawi, configuran una serie que realizó en Granada durante el periodo 2005-10. Plaza nueva de la ciudad edifica en su mirada un desconocido espacio... cotidiano lugar insospechado. La temperatura húmeda sigilosamente nocturna, de cielos profundos y pensamientos independientes trazan los sueños del artista, una realidad transformada guardada en la mano. Pasolini camina por la calle y mientras Picasso en la fuente habla de la cabra con Goya... Barceló al lado de Perez-Villalta dibujan en las fachadas; explanada pendiente donde Africa ya posa en la belleza. Color multiplicado por la luna y la farola, luminaria de perfiles incandescentes, forma que construye el beso en la zoología híbrida del anhelo, puesta en escena de las querencias pavimentadas. "La historia tiene memoria y la memoria tiene células", "Ya te acepté... mi patria", "Cuanto te quiero", "Bravura", "Diálogo con Chagall en las cuevas de Granada", títulos entre otros... que prologan el sentido pictórico de Matug. Óleo, tinta china o café sobre tela y papel... de gradientes cimbreantes y sustancia libre.

Paco Luis Baños Pintor y P.T.U. Facultad de Bellas Artes. Universidad de Granada. Abstracción del natural. Óleo sobre papel. 70x100 cm. 2012, Granada.

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Mito. Ă“leo sobre tabla. 50x50 cm. 2010, Granada.

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EL SUR Y EL SUEテ前 10x5,5 m. Acrテュlico sobre tela. El Centro Cultural Borges. Buenos Aires, Argentina. Mayo 2014.


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Homenaje a los desaparecidos I Pateras 2008-10

Canarias, Nerja, Salobre単a, Granada, Alicante, Estambul, Bruselas


Y aquí rompo una lanza por los discriminados los que nunca o pocas veces comparecen los pobres Pajaritos del olvido que también están llenos de memoria. Pájaros - Mario Benedetti Fotografía de Ola Holm (Salobreña-Granada 2008)


Esperanza. Acuarela 19x21 cm. Granada, 2008.

ESPERANZA Era como un sueño que llegó a nosotros como algo aplastada Vaga e informe, su hinchazón me hizo sonreír, La propuse a mis compañeros de navegación, pero todos se habían marchado Les dije que al final nos salvaríamos Sí la hambrienta y fría noche tuviera un final Abrí mi boca para hablar, pero sólo una procesión de araña de mí brotaba Serían las palabras perdidas que había usado Con los flotantes restos de esperanza que habíamos liberado El mar hilvanaba a nuestro alrededor Nadie escapó excepto yo mismo Había personas que gritaban Pero su barca bogaba hacia una ruta incierta Sus manos me advertían, pero yo conocía mi ruta Este era otro camino Saludé y contemplé su paso Su barca era sólida y conocía su destino 39


LA MADRE ÁFRICA CONTEMPLA

El sol descansa sobre mi fatigado vientre Mi madre es esta desolada y reseca tierra Mi vientre está vacío y el sol semeja un globo Mientras, mi padre levemente boga y mi madre canta Las olas alejan a nuestros hombres Las olas se llevan nuestras almas Camino hasta el borde del agua turbulenta Donde conchas, perlas y cuerpos emergen A veces, encuentro algo que necesito como cordeles, incluso un anillo de boda Pero ahora lanza nuestras canciones lejos Mi vientre desfallece, y las olas les lanzan lejos.

Martha Little Poetisa norteamericana. Granada, 2010. Traducción del inglés: José Luis Gil Guerrero

Madre África en sus rituales. Acuarela 29x42 cm. Salobreña 2008. 40


El joven barbudo Yunus, con confiado entusiasmo, exclama: Pronto se abrirá una carnicería halal para celebrar la Catanzaro llegada de Ramadán. El sol vuelve a revelar su energía. Vi iraquíes parias, nada los atrae, sólo un mendrugo Llovizna acribillando a la luz. Autobuses rojos y amarillos deambulan a lo largo del día, de pan, y algunas torpes palabras de un italiano mal de Giuliano a Germanato, abarrotados de ancianos y hablado, les sirven para reconocer los puestos, las tahonas y los recorridos del dolor. jovencitas apasionadas por los helados.

CATANZARO

Catanzaro. Campesinos ajados como el vino adulterado, se convierten en gélido hormigón. Siniestros tugurios congregan a los ancianos jubilados que se afanan en el chismorreo, cuando se emborrachan, buscan el viento furioso con ira, pescadores perdidos en las orillas. Catanzaro, Aquí nadie recuerda los discursos de Mussolini. “No hay nada nuevo” -dijo la señora BenditaSólo, incrementan las acciones de los especuladores “Nada nuevo de Roma, Sólo que la mafia perdió a una de sus figuras claves y los mafiosos. en las elecciones, y ganó diez escaños en la campaña A las ocho de la tarde, la chantra cierra sus viejas puertas. Y se cesa el bullicio de la Plaza del Soldado Desconocido. de las pistolas cargadas de intrigas. A las nueve, no hay nada a la venta, sólo pizza, alcohol y tabaco. Catanzaro

Catanzaro. Puentes de cemento, y la sabiduría que une los fragmentos de paisajes sedosos y los mitos del mar. En cada ladera de montaña, se abre un puente que conduce u otro esperando la llegada de los amantes

Colinas verdes, solitarias y calles de suelo limpio, menos amargas a los ojos de los forasteros. Chinos ambulantes, venden relojes falsificados y Viagra, moros sin techo, envidiando a los perros domésticos. Mas tarde, preocupado de recoger donativos para construir una mezquita para los musulmanes de la diáspora.

Muftah Al-Amary Reconocido poeta contemporáneo libio, julio 2008, Catanzaro. Italia. Traducción del árabe: Matug Aborawi Revisión: Haidar Awad y Víctor Borrego

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ESPACIO SENTIDO DE MATUG ABORAWI El arte de hoy conocido por arte contemporáneo pretende imponer con apariencia innovadora un arte oficial; el arte de los comisarios… de los espacios institucionales con ilimitados proyectos y medios tecnológicos… el arte de los políticos… El arte de moda que invoca desarrollo envuelto en paquetes de cultura invade con ilusoria modernidad la geografía del hombre. Una majestuosa y repetitiva puesta en escena que nada tiene que ver, con las obras de los artistas que crean con independencia y libertad. El usurpador de vocablos, el cínico descubridor, el acomplejado del arte prefiere contemplar la imagen de su fotografía. Igualmente grandes museos compran obras a galerías tapadera… galerías que en su trastienda construyen la mentira; y que esta, con boato y bajo palio futurista se nos presenta en espacios expositivos imposibles, donde los arquitectos como los cocineros quieren subir al podium de la genialidad. Hasta el nombre de los premios del cine español Goya se ha falseado con el fin de competir con los Oscar o los Cesar, por tan solo dos sílabas. Homenaje a los desaparecidos título de la exposición del pintor libio Matug Aborawi, nos habla por fin con autenticidad; una existencia trágica en que cientos de personas mueren ahogadas en el mediterráneo o pasan a ser náufragos de la sociedad si acaso llegan a la orilla. ¿Qué más perfomance que la cruel-

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dad cotidiana anunciada en la televisión? Mientras tanto, los que apenas pueden comer o son desalojados, los que viven en sus coches o entre cartones, subsisten con los africanos llegados en pateras y llevan flores a los que decidieron suicidarse. Pintura, mancha de color, grafismo desnudo sobre papel pobre, marrón chocolate, azul profundo, movimiento y símbolo... Simbología de la fuerza, anímica condición del artista Matug que sin artificios diseña a jirones su condición de indagador, talante experimental más allá de cualquier condicionamiento. Espacio sentido, mirado y amado, voz Tassiliniana esplendor de la forma… que atraviesa el mundo y llega al norte. 1 Paco Luis Baños Pintor y P.T.U. Facultad de Bellas Artes. Universidad de Granada. 1. La obra del pintor Libio Matug Aborawi, construye desde la espiritualidad arraigada formas implicadas en el conocimiento del hombre. Su acción plástica comprometida con las ideas y las emociones, se concreta a través de diluidas superficies; acuosidad matérica, flexibilidad cromática, trayectoria del trazo... consideraciones estéticas, que provocan en el espectador una reflexión en torno a sus circunstancias y propia evolución. Por lo tanto el tema que desahucia una realidad dramática -definido este desde una concepción particular de la belleza- nos abraza y nos posiciona. El artista Matug nacido en una cultura de vocación humanística donde el uso de la palabra, la contemplación y la mirada limpia son pilares proyectivos; junto a su experiencia europea tanto vivencial como en el campo de las artes, confieren a la pintura expuesta una vitalidad creativa de elevado interés. (Revista El Legado Andalusí. Nº 39. Año IX [2009] Pág. 4)


Abstracci贸n. Acr铆lico sobre papel. 120x250 cm. Bruselas, 2008.

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Emigraci贸n. Acr铆lico sobre papel. 42x29,7 cm. Granada, 2008.

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Mariposas y una barca. AcrĂ­lico sobre papel. 60x60 cm. Granada, 2010.

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Desaparecidos II. AcrĂ­lico sobre papel. 100x167 cm. Bruselas, 2008.

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Barca. Ă“leo y esmalte sobre lienzo. 118x160 cm. Granada, 2010.

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Por el camino. Acuarela sobre papel. 42x29 cm. Granada, 2009.

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Remar. Acuarela sobre papel. 21x42 cm. La Palma, 2009.

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Entre el cielo y la mar. Acuarela sobre papel. 42x29 cm. Granada, 2008.

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Barcas. Acuarela sobre papel. 21x29,7 cm. Granada, 2008.

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Desvanecerse. Acuarela sobre papel. 29x21 cm. Granada, 2008.

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Muerto en Motril. AcrĂ­lico sobre papel. 20x20 cm. Granada, 2010.



Homenaje a los desaparecidos II PRIMAVERA Ă RABE

2011-14


TRAZANDO EL DOLOR

El pintor libio, Matug Aburawi, no ha querido permanecer ajeno al terremoto que ha sacudido a los países árabes, entre los que se encuentra su propio país (Libia), en lo que se ha venido llamando “Primavera árabe”. Pues, al contrario de ello, quiso hacer constar, con el pincel del artista, su testimonio impresionista y expresivo sobre ese histórico acontecimiento, y decir con color y trazos lo que no encuentra remedio para decirlo con palabras. Los entes de Aburawi y los ambientes de frustración que los rodean en estos dibujos, aparecen como si fuesen vertidos de un planeta desértico y aterrador, o lo que de él deriva. Sus personajes dibujados en los mismos, nos otean o los avistamos con caras desenfocadas, en general tendidas, como si así fueran muertos. Algunos figuran atados a unas columnas fijas, cuan crucificados o esperando a la ejecución. Cuerpos con talles negros, tradicional color de luto, que los rodea mayormente un color gris opaco, color de tristeza y pesadumbre. No sólo eso, sino que existe también el color rojo, que mancilla parte de la superficie del cuadro, con su violencia y grosería, en clara expresión del drama de la sangre derramada. En cambio, el impulsado toro salvaje, presente en varios dibujos, muestra el desenfreno de la ciega violencia y el ataque de los primitivos y salvajes instintos. La visión que solapan estos dibujos, pues, no desvela una alegría o exaltación alguna que una visión de pesadilla. Ofrece una impresión del momento actual y no osa a predecir un horizonte luminoso. Es como si esperara ver que se pueda escindir el mañana. Tristes y sangrientas son. Rodeados de una preocupación y un oscuro y violento silencio. Claro está que proceden de una resaca anterior y de un despertar de ideas. Es decir, que no se dedican a seguir el entusiasmo de revelarse contra la brutal autoridad dictatorial o la alegría del triunfo sobra ella, sino que prefiere captar el momento posterior al entusiasmo y el vitoreo. Momento del yo desnudo a merced de los destinos y a la vez que las heridas, cicatrices y furúnculos que ocupan gran parte del cuerpo. El artista ha elegido, pues, seguir el dolor y la hemorragia de la transformación. Se ha alineado con el dolor y no con el sueño. Ha preferido echarse al hombro las procesiones de los proferentes y de sus vítores, atender a los apuñalados, traicionados y entristecidos. Sea cual fuere el motivo de esa tristeza y ese dolor, queda la huella colateral y negativa de la misma revolución, que no cesa en merendarse a sus propios hijos, o a una manifestación de la anti revolución, que procura asesinar la alegría en la vida de los bobalicones y difundir el espíritu de la desesperación y la frustración en sus almas. Sea cual fuere la razón, este expresivo testimonio plástico nos llama a detenernos ante nosotros mismos, y ante lo que está ocurriendo delante de nuestros ojos, con franqueza, abstracción y transparencia, y sin imaginación o pretexto. En cualquier caso, hemos siempre de escuchar con profundidad a la sensibilidad de los 56


Pasión en la guerra (de mi cuaderno diario). Acuarela y nogalina. 29,7x21 cm. Granada, 2012.

artistas, y a la excelencia de sus nobles y sinceros sentimientos, puesto que son ellos los guardianes de la vida, la verdad y la libertad. No debemos olvidar nunca que son, al mismo tiempo, partícipes y testigos de su época.

Mohamed Alfaqeeh Saleh Traducción del árabe: Mohamed Belazi

Según la Secretaría General de la Universidad de Granada, en su página web, con fecha 1 de febrero de 2012 informa: Mohamed Alfaqeeh Saleh, (Trípoli, 1953), licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de El Cairo, ingresa como Agregado en el Ministerio de Asuntos Exteriores libio en 1975 y presta servicios en la Embajadas en las Islas Maldivas, Ginebra y Madrid antes de incorporarse al Departamento de la Comunidad Europea y Asuntos Europeos de su Ministerio desde 2004 a 2011, en que es nombrado Embajador de Libia en España. Protagonista en la vida cultural de su país desde la década de los setenta, es autor, entre otros textos, de “Otro horizonte”, (Trípoli, 2001), compendio de ensayos y artículos abordando críticamente la realidad cultural moderna en Libia, y de “Hono Al Damma…Sumu Al Casra”, un libro de poesía editado primero en El Cairo (2002) y luego en Trípoli (2008), en parte escrito durante su internamiento en la cárcel en la década de los ochenta.

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SEMBLANZA PERSONAL Es comprometido escribir sobre el creador de una obra. Se corre el riesgo de que sus rasgos personales, sus vivencias, se empequeñezcan, se conviertan en comunes y vitales nimiedades. Y ciertamente lo que nos suceda o nos haya sucedido son vicisitudes destinadas a desaparecer por los descarríos del olvido; sin embargo, son precisamente los hechos de una vida los materiales con los que el pintor eleva los colores y los trazos a una dimensión en la que el rojo, azul o amarillo son etéreos reflejos de una naturaleza creada, sensible: el amor, el miedo, la angustia o la desolación adquieren su propia tonalidad. De Matug Aborawi se puede decir lo que es común decir: el mes de septiembre del año 1967 en que nace en Libia, en el pueblo de Al Garabuli, con vistas al Mediterráneo y se puede agregar que es hijo de una familia humilde y numerosa, cuyo azaroso triunfo es amanecer para volver a trabajar en lo que ofrezca el mar o la tierra. Matug nació muerto a la vida, llegó sin despertar del sueño de la nada. Durante cuarenta días no se le oyó un gemido, un estremecimiento, sólo unos asustados latidos, como los de un corazón de pájaro que siente el dolor de vivir.

Homenaje a los desaparecidos, Primavera Árabe. 2014, Granada. Fotografía de Francisco Martín Muñoz.


Después de aplicarle fuego en el cuello, en el pecho, en los costados, el ardor de las quemaduras hicieron brotar el llanto escondido dentro de su cuerpo muerto. Iba a vivir, viviría sintiendo el dolor del fuego de la creación, sometido a la inspiración muda de la arena de la playa, del verdor lujurioso de las palmeras. Se convertiría en un hombre que quiso ser como una casa sin puertas, de paso franco para entrar o salir sin llamar, una casa en la que el techo raso fuese la plenitud estrellada de la noche y el despertar los balidos de las ovejas y el canto del gallo. Esa es la casa desde la que siente y mira Matug hacia el mar: solar de todas las patrias y ninguna frontera, en la que la identidad se resuelve en la inmensa poquedad de ser y luchar sin tregua e ilusionada victoria, sólo por seguir siendo. A partir de este renglón que de Matug hable muy calladamente su obra.

NARRATIVA PICTÓRICA: El sueño del nadador El mar es lejanía, plateada frontera, plomizo horizonte; el mar está lejos y está aquí, tan dentro de nosotros, que le oímos orillar asustado, tan fuera de este pequeño continente nuestro, y nos observa con una mirada verde o azul amorosa, de repente cálida, de repente tormentosa, como si quisiera gritar quien es, quienes somos. Poseidón, él; mortales, nosotros. Hoy está tranquilo, se extiende con bondadosa y anciana quietud hacia la calma relampagueante, sobre la que se podría caminar sin cansarse, sintiendo los pies ligeros, leve el peso del alma, con la mochila en la espalda, repleta de fe en la existencia de la orilla, la otra orilla, la de la vida. Muy a pesar, el mar no es florido y soleado valle para el caminante, no es tierra que prodigue la seguridad de hundirse en la desconsoladora profundidad de oscuras verdosidades, que a su albur se place en la paz o se violenta en coléricas mareas. Se impone hacerse a vivir, echarse a la mar con la osadía del nadador que a pocas brazadas se encuentra a merced del agua y el viento, perdido en la inmensa soledad, anclado a su miedo. Fue entonces cuando el mar fustigado por el viento se alzó en estruendo, rebelión y tormenta, se dividieron las aguas formando grandes regiones, separadas por hondas simas. Como monstruos airados se levantaban remolinos de grandes bocas espumeantes de blanquecinos copos de nieve. Le invadió una agradable sensación de abandono, de quietud. Se dejó llegar del ensueño de confundirse con el agua, de ser ahogado y mar en la misma deriva. Anegados los ojos por la niebla ensoñó un sol luminoso desgarrando la bruma, dejando al descubierto la otra orilla, dorada y resplandeciente como el sueño de la muerte. 59


La travesía de Caronte En el rodal de la bahía pacen las olas con las barcas en una paz azul de mar, azul de cielo. Han llegado los viajeros, presurosos, preocupados, con las miradas enajenadas por el imperioso deseo de la partida. Las horas no terminan de pasar, premiosos corren los minutos deshaciendo las esferas de los relojes y tardea el sol en abandonar los aleros de los tejados, como si quisieran detener el tiempo o convertirlo en un instante de ninguna llegada; pero el tiempo va, sigue llegando, arrastrando el crepúsculo hacia la oscuridad. Las sombras anegan la bahía. Se oyen los latidos lastimosos de las olas. Son como susurros y suspiros de niños vencidos por el sueño. Se quejan las barcas con recios rumores de madera vieja. La preocupación de los viajeros les surca la frente con una profunda arruga. Se enserian los rostros con rígida lividez. Como vómitos, risas descompuestas salen de sus bocas, y para no memorar lo mucho que dejan, repasan con ánimo de buhonero el humilde atillo, los escasos víveres para tan largo y penoso viaje. Es muy poco lo que se lleva, es mucho lo que deja: padres, mujer, hijos, que le ven partir como redentor de la miseria. A él, sí, a él, que es sólo un hombre, como aquellos otros que van surgiendo como bultos de entre la oscuridad. Como sombras vivientes y pasos de húmeda arena se acercan a las barcas con la angustiosa fe del náufrago. Son gentes de cumplida palabra y paga cierta. Han cumplido con el tétrico Caronte, corporeizado en los nuevos traficantes de cuerpos humanos. A estos mercaderes todo lo humano le es ajeno: la desesperación, la angustia, las ilusiones…, no entienden más que de dinero: un hombre es una mercancía; menos que eso, un fardo sin valor, sin aprecio, del que sólo importa su peso: cuanto más ligero sea, menos pese, ocupará menos Acción. Acuarela, 29x21 cm. Granada, 2008. espacio, y podrán embarcar más en la barca: ¿cuántos?, eso depende de lo que se les empuje unos contra otros o de cómo se les apile. Son carne, material que se puede comprimir tanto como se pueda soportar el dolor, y ¡es tan ilimitado, sufrible el dolor! Caronte ha de llevarlos de una orilla a otra del nuevo Aqueronte, que separa el continente de la vida del continente de la muerte. Por este Aqueronte fluye un mar de aguas oscuras y procelosas, un mar furioso dispuesto a cometer las mayores ferocidades contra ese puñado de cuerpos ateridos de frío, atenazados por el miedo. Tiemblan, les castañean los dientes. Aguas adentro, no queda nada detrás, tampoco nada delante: sólo hay oscuridad: fría, húmeda, espesa. Las olas se alzan como diluvios de puños airados, que golpean con saña los rostros, los pechos. Con enorme fuerza vence la barca hacia los lados. 60


Con este golpe no ha volcado, será el siguiente y si no el siguiente. A Caronte le preocupa que la carga sea demasiado pesada y comienza a echar cuerpos por la borda. Sólo resisten los más fuertes, los que se agarran con uñas y dientes a la madera, los que empujan al más débil, a la mujer, al niño, al oscuro hondón. No se oyen gritos, ni llantos: los enmudece el fragor del mar. Puede que esta infame y sorda lucha, este atroz crimen por sobrevivir sea en vano: que unos y otros, débiles y fuertes, tuvieran el mismo final: cuerpos desparramados por las playas: descalzos cadáveres, ojos y bocas llenas de arena, violado pudor de cuerpos desnudos. Algunos llegan a pisar tierra firme del anhelado continente; pero esa ya es otra historia, de otro infierno.

El holocausto Y qué fue de los que se quedaron aguardando a los perecidos, a los sin regreso. Esperan, se desesperan y se rebelan contra las calamidades, contra el destino que despiadadamente les asfixia. No quieren más que vivir, y vivir es intentar ser con la dignidad de un hombre que no desea más que estar a buenas con Dios, por eso reza, y lograr el pan de cada día, por eso lucha. Pan y Dios, estos son los anhelos de las masas rebeladas en Egipto, Túnez, Libia o Siria, y que con gran sarcasmo han llamado “Primavera Árabe”, en lugar de “Holocausto Árabe”. ¿Son los gritos rosas, de qué color son sus pétalos? ¿Son los llantos jazmines, es sumo su blancor? ¿Son los apaleamientos azules lirios? ¿Y los asesinatos, escogidos y olorosos ramos de flores? La gran farsa está llegando a sus últimas representaciones. Vendrán otras, quién sabe si peores aun, quién sabe, pero serán distintas, traerán con ellas encanto del engaño, con sus himnos, banderas, uniformes con doradas estrellas y chatarreras, facundos y floridos charlatanes que prometerán la vuelta del Paraíso que una vez fue amena floresta entre el Éufrates y el Jordán. El atrezzo está dispuesto, lista la iluminación, sólo habrá que encender los focos para que iluminen los grandes personajes y a su vez encandilen a los que humildemente no persiguen más que comprender que han vivido por algo, que no han vivido por nada. Así probablemente vuelva a ser, así ha sido. ¿Qué sería de Gadafi? El olvido es una forma de clemencia, esa humana conmiseración que él no tuvo siquiera con los que osaban levantar la mirada del suelo cuando los altavoces atronaban su nombre y sus innumerables hazañas. Hiere el sentir recordar que como un animal acorralado sus captores lo sacaron de un desagüe donde se había escondido. Lo golpearon, arrastraron ya vivo o después de muerto. Se orinaron, defecaron, sobre su despojo. Sí, también ha desaparecido Sadam. El último acto de la macabra representación fue su ahorcamiento. Tanto Gadafi como Sadam habían cumplido con el papel de tirano que le habían encomendado. E igual que sucede en el teatro cuando un actor es absorbido por el personaje de tirano, se echa el telón, se apagan las luces y se le obliga a salir por la puerta trasera del desprecio y el ajusticiamiento. De qué vale hablar de los que han existido como Gadafi y Sadam o de los que todavía existen como Ben Alí, enriquecido y huido, Bashar al Assad, comprometido en el genocidio del pueblo sirio. En cambio, hay que decir, es perentorio, inexcusable, no parar de decir de Mohamed Bouazizi, que se pegó fuego delante 61


del ayuntamiento de Sidi Bouzid, una sórdida y empobrecida ciudad tunecina. Se dejó arrebatar por la dignidad de un hombre que espera estérilmente que los otros se comporten como seres humanos, como aquel alcalde o escribiente del alcalde que repetidamente se negó a recibirle, como aquellos policías que le robaron el carrito con el que se ganaba su vida y la de su familia vendiendo frutas y verduras por las calles. Esos mismos policías que se creen en el derecho de que se les pague por dejar vivir a los pobres, los humildes, los indefensos. Sin comentario. Óleo sobre tabla, 60x40 cm. Granada, 2014. Para Mohamed Bouazizi, la dignidad, la rebeldía, la idea de justicia es un material inflamable. Basta para que prenda, rociar el cuerpo con gasolina y acercarle un fósforo para que esos humanos valores se conviertan en humo y llamas. Aunque el humo se desvanece y las llamas se extinguen, el ejemplo de Mohamed Bouazizi ha sido como una mariposa de luz que aun titilante agitó las sombras de otros Mohamed Bouazizi, de una juventud sin trabajo, sin mejor futuro que hundirse en la ciénaga de las penalidades y el fracaso. Acaso resucitados de insondables abismos cárdenos, llegados de espesas y rojas auroras, manchas de descoloridos sudarios, de formas desheredadas de la geometría, de las vívidas y variadas paletas. Son las almas de los que mueren por nada: las almas de los niños asfixiados con gas sarín, descuartizados por las bombas, de las mujeres violadas y de vientres destripados, las almas de los muertos de siempre, convertidos en enemigos: criaturas creadas por la guerra para el exterminio. Manuel Montalvo Catedrático de Economía Política en la Universidad de Granada, ensayista y escritor. Entre sus últimas obras cuentan “Ensayo sobre la miseria y el mal”, Ed. Tecnos, Madrid, 2013; “A orillas de la existencia”. Ed. Ediciones Clásicas. Madrid, 2014. 62


Juicio Final II. Óleo sobre papel. 70x100 cm. Granada, 2013.

Rezos y resurrección. Óleo sobre papel. 70x100 cm. Granada, 2011.

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En la batalla. Ă“leo sobre papel. 42x29,7 cm. Granada, 2012.

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Resurrecci贸n. Acr铆lico y esmalte sobre tela. 195x95 cm. Granada, 2014.

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Juicio Final. Ă“leo sobre papel. 70x100 cm. Granada, 2012.

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Dos viudas. AcrĂ­lico y esmalte sobre tela. 195x95 cm. Granada, 2014.

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Desahogarse. Acuarela sobre papel. 29,7x21 cm. Mar del Plata (Argentina), 2014.

De mi cuaderno diario. Acuarela. 15x21 cm. Granada, 2011.

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Sin comentario. AcrĂ­lico y esmalte sobre tela. 195x95 cm. Granada, 2014.

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Desahogarse II. Ă“leo sobre tela. 97x143 cm. Granada, 2013.

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We are inside. Ă“leo sobre papel. 70x100 cm. Granada, 2013.

De mi cuaderno diario. Acuarela sobre papel. Granada, 2013. 71


Matug M. Abdullah (ABORAWI) Nace el 15 de septiembre de 1967 en Libia. FORMACIÓN ACADÉMICA: Licenciado en Bellas Artes. Facultad de Bellas Arte de Trípoli. Libia. 1993. Doctor en Artes Plásticas por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, 2013. EXPERIENCIA PROFESIONAL: Ayudante en el Departamento de Pintura de Facultad de Bellas Artes de Trípoli. Libia. 1993-1996. Profesor de Talleres de Pintura. Departamento de Pintura de la Facultad de Bellas Artes de Trípoli. Libia.1993-2002. Profesor de Educación Universitaria. Rama: Artística y Técnica. “Escuela Artística y Técnica Militar”. Trípoli. Libia. 1997- 2000. Profesor de Educación Secundaria. Centro Privado de Educación Secundaria Garapuli. Trípoli. Libia. Profesor de Talleres de Pintura. Trípoli. Libia. 2000-2005. Actividades al aire libre: Hospital Central centro infantil oncológico. Asociaciones de Mujeres. Niños discapacitados. Profesor de Talleres de Pintura. Centro Cultural Garapuli. Trípoli. Libia. 1985-2001. Clases particulares Pintura. Granada. 2005-2008 Exposiciones individuales: 1997 - Instituto Cultural francés. Trípoli (Libia) 1998 - Art House. Trípoli (Libia). 1999 - Centro Artístico Latinoamericano. Caracas (Venzuela) 2002 - Bar y restaurante La Luna (Salamanca). 2012-13 - Homenaje a los desaparecidos I (Pateras) Fundación Euroárabe Granada. 2014 - Homenaje a los desaparecidos II. Primavera Árabe. Fundación Euroárabe de Granada. 2014 - Mis Sueños en Granada. Centro Cultural Borges. Buenas Aires Argentina. 2014-15 El Sur y El Sueño. Casa Árabe, Madrid. 72

Exposiciones colectivas: 1992 - Facultad de Bellas Artes. Trípoli (Libia). 1995 - Art. House. Trípoli (Libia). 1996 - Instituto Cultural francés. Trípoli (Libia). 1997 - Centro de Salaheddin. Trípoli (Libia). 1997 - Hotel El-Mahari. Trípoli (Libia). 1998 - Galería Istrlab. Túnez. 1998 - Internacional Festival Youth. Lisboa (Portugal). 2.004 Aglobaroma. Bruselas Bélgica. 2005 - Casablanca, Instituto Cervantes, participante en la instalación colectiva, Al Final de Amanecer. 2005 - Taller de pintura de Martin Hochtel. Viena, Austria. 2006 - Taller de pintura con el pintor cubano José Bedia. Centro de Arte Damián Bayón, Santa Fé, Granada. 2007 - Siria, Damasco. Coordinación y director general de la parte árabe, en la instalación Voces de basalto negro, Instituto Cervantes. 2008 - Agloba roma. Bruselas Bélgica. 2008 - La exposición Be Free. El día de los refugiados. Chatillon, Francia. 2009 - Colección de arte contemporáneo de la Universidad de Granada. 2009 - De una emoción azul. Fundación Euro-Árabe Granada. 2014 - La lamma (Pintores libios en Malta). 2014 - Al Asmakh Symposium Doha, Qatar. 2014 - La exposición general de Artes Plásticas. Misurata. 2014 - Exposición "Col.lectíu" Centro Municipal de las Artes de Alicante, España. Publicaciones: LENGUAJES ESTÉTICOS EN LA PINTURA LIBIA DE TASILI A LA MODERNIDAD - ISBN 978-84-9028-675-3. Facultad de Bellas Artes, Granada, 2012-2013 HOMENAJE A LOS DESAPARECIDOS (PATERAS) ISBN 978-84-695-6713-5. Granada, 2012-2013 HOMENAJE A LOS DESAPARECIDOS II (PRIMAVERA ÁRABE) ISBN 978-84-695-9667-8. Granada, 2014 MIS SUEÑOS EN GRANADA - ISBN 978-84-697-0264-2. Buenos Aires, 2014 EL SUR Y EL SUEÑO - ISBN 978-84-697- 1752-3. Madrid, 2014-15


Matug Aborawi, natural del pueblo costero Al Gharabuli, provincia de Tripoli. Se matriculó en Bellas Artes a finales de los años 80, incorporándose al Departamento de Pintura donde establece gran amistad con sus compañeros. En este período recibe clases de Ali Jalil y Lamin Othman, por destacar algunos, aunque recibió influencias del pintor iraquí Husam Ali, al igual que el resto de su grupo, propiciadas por las múltiples reuniones realizadas entre este profesor y sus alumnos. Participó en numerosas exposiciones colectivas en el ámbito universitario. En 1993 se licenció y fue seleccionado como becario en el mismo departamento impartiendo clases de pintura bajo la dirección de su profesor Lamin Othman. Compaginando su trabajo como profesor universitario, impartió clases en talleres de pintura en un Centro Privado e Institucional de Educación Secundaria. En 1996 organizó una exposición colectiva en el Instituto Cultural Francés junto a sus colegas Sami Zuli, Naser Abusuwa y Tareq Abu Hamed, llamada Entre la realidad y la imaginación. A partir de este momento Matug Aborawi. Fuente de las Batallas. Granada, 2010. se da a conocer en otras galerías como Dar Al Funoon, Fotografía del fotógrafo alemán Thomas Wheber. invitándolo a exponer en esta sala de manera individual en 1998, titulándose Zero. Este evento resultó muy positivo recibiendo una reconocida crítica a su trabajo. A finales de los años 90 conoció al pintor austriaco Martin Hochtel estableciendo una amistad duradera, donde compartían experiencias artísticas, quedando muy influido por los conocimientos de Hochtel. En 1999 viaja a Caracas invitado por el embajador de Venezuela en Libia, realizando durante su estancia en la capital una exposición en el Centro Artístico Latinoamericano “Cilar”. En la década del 2000 fue becado por la Universidad de Trípoli para estudiar y perfeccionar su arte en España. Allí se instala en la ciudad de Granada y se matricula como alumno en el tercer ciclo. Conoce al pintor Paco Luis Baños que le dirige su tesis doctoral y lo encauza hacia otros conocimientos plásticos y le abre otros caminos, resultándole muy positivo la adquisición de nuevas técnicas aplicables a su posterior pintura.

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Sin comentario. AcrĂ­lico sobre papel. 21x29,7. Granada, 2014. 74


Sin comentario. AcrĂ­lico sobre papel. 21x29,7. Granada, 2014. 75


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DesvaneciĂŠndose. Acuarela, 42x29 cm. Granada, 2008. 82


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Fluir. Acuarela 29,7x42 cm. Granada, 2009.

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Paloma y muerto. Acuarela 20x15 cm. Tenerife, 2008.

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Entre el cielo y la mar. Acuarela. 29x21 cm. Granada, 2009.

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Toros en la costa. AcrĂ­lico sobre papel. 42x29,7 cm. SalobreĂąa, Granada, 2009.


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Bocetos. 29,7x42 cm. Tinta, acuarela y carboncillo sobre papel de arroz. 2007, Plaza Nueva, Granada.

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Matug Aborawi, GalerĂ­a La Fontana, 1999. Caracas, Venezuela.

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El profesor y artista iraquĂ­ Husam Aquiqui (fallecido en Holanda en octubre de 2014) con Matug Aborawi. Facultad de Bellas Artes de TrĂ­poli, 1994.

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Hacia la luz. Tinta china sobre papel. 29,7x42 cm. 2004, Granada.

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2004-14






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