Muerte Mauricio Toro Goya
De acuerdo a los informes de la Vicaría de la Solidaridad , de la Comisión Rettig , de la Corporación Reconciliación y Reparación, y de la Comisión Valech , todas del gobierno chileno, se concluye que hubo en Chile bajo la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1988), más de 1.100 detenidos desaparecidos, 2.100 ejecutados políticos, 28.000 torturados, 40.000 detenidos y 150.000 exiliados. Ello configuró el más grande y cruel genocidio político en la historia de Chile.
ISBN 978-956-351-137-6 Nº inscripción: 216972 Editado por Mauricio Toro Goya Todas las obras son de propiedad de Mauricio Toro Goya Prohibida su reproducción en cualquier medio mecánico o electrónico Impreso el año 2012 fotogoya@gmail.com
A los que sufrieron y siguen sufriendo
Mauricio Toro Goya Ambrotipos
Son muchos los intelectuales y artistas que se han enfrentado a las tragedias que vivieron en sus tiempos de existencia. Las imágenes de Goya que heredamos de la insurrección del dos y tres de mayo 1808 son inmemorables. José Posada con su humor satírico pone en evidencia la desigualdad social en México durante el periodo de Porfirio Díaz a comienzos del 1900. John Heartfield con su fotomontaje denuncia los drásticos cambios sociales en Alemania durante la República del Weimar en los años 30. Los cartelistas Josep Renau, Carles Fontseré describen en imágenes los atropellos en la guerra civil española. Picasso entrega su dolor y su indignación por la masacre y destrucción del pueblo vasco de Gernika durante la primavera de 1937. Hannah Arendt describe el genocidio del nazismo. Aleksandr Solzhentsyn relata la barbarie y la desesperación en los campos de trabajo forzados y exterminio durante el periodo estalinista. André Glucksmann desnuda el nihilismo destructivo del déspota moderno que se esconde detrás de coartadas religiosas. Noam Chomsky nos descubre una sociedad moderna profundamente desequilibrada, miserable y antihumanista que dominada por las transnacionales y los bancos, necesita de las
guerras e intervenciones militares permanentes para retroalimentarse, recordándonos la imagen mitológica de un monstruoso y desproporcionado Saturno/ Cronos devorando sus hijos. Durante los años 70 y 80, la ideología de los generales, sustentada por la doctrina de la seguridad nacional, asaltó el poder político barriendo con todas las libertades democráticas conquistadas por generaciones, en varios de nuestros países del continente latinoamericano. Chile, por desgracia, no fue la excepción. Se abrió entonces, uno de los periodos más oscuros de la historia de nuestro país, donde la tortura, el asesinato, la cárcel, se constituyeron en una conducta “normal” del ejercicio del poder. El terrorismo de Estado se hizo presente en la cotidianidad de nuestras vidas. Desaparecer o simplemente la muerte nos acechó, se hizo una evidencia, una realidad, de la que nadie se atrevía hablar. Era difícil aceptar la muerte como un hecho posible, cualquier día, cualquier hora. Vivimos un trauma nacional que por años ha sido camuflado, escondido y por muchos, negado. Una sociedad que no es capaz de enfrentar su pasado, sus errores, sus atropellos, se con-
vierte en una sociedad turbada y confusa enfrentada a un futuro incierto. Sin lugar a dudas, la memoria histórica, por dolorosa que sea, es parte de nuestra propia identidad como nación y país. Mauricio Toro Goya nos hace, a través de sus imágenes, reflexionar sobre nuestro dilema. Utiliza la técnica del colodión húmedo o ambrotipo, uno de los primeros procesos fotográficos y que data de mediados del 1800. Nos presenta una serie basada en su visión conceptual, la escenografía y la toma fotográfica, que le llevó cerca de un año en realizarla. Marcado por la vivencia de la muerte, la pérdida, Toro Goya comenzó a construir sus imágenes. Con sus ambrotipos y su singular estética, caracterizada por altos contrastes, sugiere una antropología visual y surrealista de nuestro pasado no muy lejano. En su discurso visual recupera fragmentariamente las palabras finales de Salvador Allende. La Moneda bombardeada y destruida por los generales de la muerte, se constituye en una herida en nuestra conciencia colectiva, imágenes dantescas que jamás olvidaremos. Patricio Salinas A
El Ăşltimo discurso
Mis palabras no tienen amargura, sino decepci贸n, y ser谩n ellas el castigo moral
Angelito y animita
pagarĂŠ con mi vida la lealtad del pueblo
La Cruz
pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen
El sue単o
un hombre que s贸lo fue int茅rprete de grandes anhelos de justicia
Amantes
esperando con mano ajena reconquistar el poder
El taller
mujer de nuestra tierra
Torturador
las ventajas que una sociedad capitalista da
Fosa
La historia los juzgarรก
Cabeza
Siempre estarĂŠ junto a ustedes
Familia
El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar
Cena
este momento gris y amargo, donde la traici贸n, pretende imponerse
Compa単era
ยกViva el pueblo!
Virgen
tengo la certeza, de que mi sacrificio no serรก en vano
Mauricio Toro Goya, fotógrafo, nacido en Chile, el año 1970. Con formación en arte, diseño y fotografía. Actualmente se desarrolla en el campo de la investigación autoral, indagando en los alcances de las técnicas fotográficas del siglo XIX. Ha publicado más de una decena de libros, en los que ha incluido trabajos fotográficos en el área documental, autoral y de investigación patrimonial. Su trabajo ha sido exhibido tanto en Chile como en el extranjero, en países como México, Argentina, España, entre otros. Sus libros son parte la colección de varias bibliotecas públicas y universitarias, dentro y fuera del país. el trabajo presentado en esta publicación se realizó con la técnica del Ambrotipo. Esta forma de hacer fotografía fue utilizada en el siglo XIX, posterior al Daguerrotipo; y consiste en emulsionar una placa de vidrio con colodión húmedo, luego introducirla en un baño de plata, posteriormente realizar la toma con una cámara de placas, para finalmente revelar y fijar la imagen.
junio-agosto 2012 Santiago Chile
noviembre-diciembre 2012 Ciudad de MĂŠxico
Colecci贸n
1621
Marcado por la vivencia de la muerte, la pérdida, Toro Goya comenzó a construir sus imágenes. Con sus ambrotipos y su singular estética, caracterizada por altos contrastes, sugiere una antropología visual y surrealista de nuestro pasado no muy lejano. En su discurso visual recupera fragmentariamente las palabras finales de Salvador Allende...