Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes FONDART 2015 Profesores del seminario: Andrea Jösch, Jorge Gronemeyer, Luis González Palma, Fernando Montiel Klint y la tutoría de Soledad Aguirre. Realizado en Antofagasta Chile el año 2015 Dirección: Mauricio Toro Goya Producción local: Gabriel Navia Producción Nacional: Javier Godoy Edición : 1621 Editores Impreso en Chile año 2015 Las obras perteneces a cada autor que encuentran identificados al inicio de cada serie fotográfica Apoyado por:
SFCA
SeminarioFotografíaContemporáneaAntofagasta
Luciano Paiva “Perla”
Gabriel Navia “Territorio prohibido. VOYEREAR”
Sonia Cuevas “Tesoros”
Carolina Panozo
Magaly Visedo “Perspectivas”
Daniela López “Calama, ciudad entre aguas”
Juan Troncoso “Al cerrar los ojos”
Jahir Jorquera “Lunar de la pampa”
Sebastián Rojas “Por no ser”
Antonia Clunes “Dividual”
Angélica Araya “El norte que habito”
Cristian Ochoa “La Gode”
Carmen Gloria López “Diálogos de ausencia”
John Yevenes “Gitanos”
A
l reunir en un mismo espacio múltiples trabajos fotográficos, es inevitable considerar que la imagen se podría pensar como un modo esquivo de presencias o un cúmulo de tiempos. En este sentido, la imagen tiende a diseminarse, cada interpretación, cada diferencia de lectura, la redefine. Es decir, cuantas más posibilidades de diferir en la interpretación de una o varias imágenes, mayor es su poder semántico, su contundencia y paradójicamente más imprecisa su significación última, o incluso única. Esto crea un tiempo diferido, diferente y desfasado, donde cualquier imagen puede ser resto de otras, como piezas o fragmentos sin orden ni jerarquía. Desde su concepción el Seminario Internacional de Fotografía Contemporánea de Antofagasta dirigido por Mauricio Toro Goya, que planteo la realización de un proyecto fotográfico a partir de la discusión y comprensión de conocimientos teóricos y prácticos sobre la fotografía contemporánea, concibiéndose cuatro ejes articuladores impartidos por los académicos Jorge Gronemeyer, Andrea Jösch, y los fotógrafos Fernando Montiel Klint de México y Luis González Palma de Guatemala, además de una tutoría en paralelo, de la cual estuve a cargo. Durante los seis meses que transcurrió el seminario se fueron develando planteamientos y exploraciones visuales en un conjunto heterogéneo de representaciones fotográficas. Por consiguiente, la imagen denotó un medio para vincular espacios, objetos y personas, además de referir intereses y subjetividades, así como posturas políticas y sociales. Se puede distinguir de esta manera la emergencia de una sensibilidad que propicia el fenómeno fotográfico y por ende las posibilidades de su definición (o indefinición) como lenguaje. Tal vez la función de estas páginas gire en torno a la creación de trazos, no sólo de reunir lo desarrollado durante un determinado tiempo y lugar, sino las facetas y lecturas que se pueden desprender tanto de lo individual como del conjunto de los trabajos acá reunidos. Así veremos como Antofagasta se convierte a través de la mirada de Luciano Paiva en el escenario de la etnografía social e identitaria de lo cotidiano. Cristian Ochoa en cambio, nos invita a conocer el mundo de la Gode, mujer que adolece de una esquizofrenia que la conduce a vivir en un circo de transformistas, donde llega a creer que tiene un bebé con el cantante Luis Miguel. En una esfera similar, John Yevenes nos presenta la vida de una familia de gitanos por medio de una estrategia
frontal y discreta, interpelando la privacidad y el aislamiento en que se encuentran los grupos marginados en esta sociedad. Por otro lado, los paisajes cercanos a Calama son explorados por Daniela López para poner en discusión el habitar en uno de los lugares más áridos del mundo. A diferencia, Magaly Visedo cuestiona el entorno a partir de distintas perspectivas arquitectónicas y objetuales, alterando la percepción y el ángulo en que suelen observarse y por ende el significado de lo que podrían ser. Gabriel Navia se sitúa a su vez en el rol del voyeur, frecuente tanto para el espectador como para el fotógrafo. La pulsión de mirar, se ve canalizada, amplificada y expandida en este caso por la cámara. El seguimiento y la intrusión generan un espacio fluctuante entre lo publico y lo privado, revelando aquello que suele mantenerse oculto, no sólo por la condición misma de su naturaleza, sino en este caso, por situarse en un territorio de transito para algunos y de refugio para otros. Las fotografías eróticas de Sebastián Rojas encarnan la represión de los impulsos y la violencia asociada a los tabúes sobre el sexo y la muerte. Juega con lo efímero y perpetuo en la imagen al desplazar el soporte a un pañuelo desechable. La relación tensionada entre el contenido y la materialidad se convierten en un objeto de interpretación y articulación del discurso. El archivo ha obtenido gran relevancia en torno a las reflexiones de la imagen fotográfica como también a sus usos y circulación. La apropiación, manipulación de álbumes familiares, colecciones o archivos públicos y privados, supone la revisión de una memoria, pero también de un nuevo vínculo con el pasado. En Diálogos de ausencia, Carmen Gloria López realiza una tipografía de objetos encontrados en el desierto de Atacama. Estos hallazgos desechados y en mal estado se transforman en constructores de pasado, resituados fotográficamente, adquieren un nuevo estatuto y cualidades simbólicas. Por otro parte, algunos de los fotógrafos se acercan desde distintas aristas a la temática discursiva del álbum familiar. En lo que respecta al trabajo a largo plazo de Jahir Jorquera, en esta primera parte nos
muestra la investigación y manipulación de su archivo familiar compuesto por fotografías, cartas y objetos pertenecientes a sus padres y hermana. Entre álbum y archivo reinterpreta su historia en una permanente tensión de continuidades y transformaciones. En el caso de Carolina Panozo, analiza el concepto de álbum de familia a partir de la identidad y la memoria de la imagen como constructora de recuerdos. A partir de ello, nos niega sus fotografías familiares al intervenir materialmente los rostros de diversas maneras, despojándolas de todo significante personal y situándonos a nosotros en su lugar. Por el contrario, Sonia Cuevas simula el álbum a partir de remembranzas de los retratados, utilizando objetos ajenos que son dispuestos de manera ilusoria, haciéndonos dudar que es y pude ser real. En un plano completamente distinto, encontramos el trabajo de Antonieta Clunes, quien propone un estudio acerca de la representación desde lo dividual, concepto que surge en los años 20, luego de la creación de dos máquinas fotográficas automáticas que reproducían varias exposiciones de la misma persona en una sola placa. Antonieta, desplaza esa concepción interviniendo tarjetas de visitas del siglo XIX para profundizar en el género del autorretrato y la construcción de identidades como encadenamiento de diversos significantes. Angélica Araya también utiliza los medios digitales para superponer dos imágenes y reflexionar acerca del entorno desfigurado por las condiciones económicas y la explotación de los recursos naturales. Por último, Juan Troncoso desarrolla una peculiar relación entre símbolos e imagen, elementos que al observarlos en conjunto y en cierto orden activan energías en el subconsciente que son canalizadas en nuestro interior de diferentes formas. Esta selección de obras comparece a las disonancias y diálogos que surgieron en las discusiones sobre cada una de las estrategias fotográficas, como también en las rupturas y desafíos que se sedimentaron a lo largo de este proceso. El trabajo realizado en el Seminario hace evidente la fuerza que adquiere intercambiar y compartir todo aquello que nos une más allá de los kilómetros y fronteras recorridos: la fotografía.
Soledad Aguirre Octubre, 2015