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Los Sumerios

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El autor

El autor

Pero estos “ personajes ” poseen otras características mucho más

humanas. Seres de carne y hueso, de hecho luchan para el poder: sus guerras son terribles, producen “ vientos que hacen caer los pelos, arrancar la piel, llevan a la muerte sin heridas aparentes… ” Los discípulos de ENKI y de ENLIL entonces se contienden el poder y se implica también al bíblico Abraham en una de estas guerras ¡tan devastadoras como para borrar enteras ciudades, como por ejemplo Sodoma y Gomorra (véase Gn. 13-19)! Después de los hechos relatados, transferido el mando, dados a los hombres los conocimientos necesarios para seguir solos, agotadas las finalidades de su presencia, los “dioses ” abandonaron la Tierra. Y a partir de ese momento, con el pasar de los siglos y en ausencia del contacto directo, el hombre ha empezado a elaborar una visión espiritual de la divinidad y a formular hipótesis sobre el momento en que volverá a haber una reunión entre la criatura y el creador. De hecho, NIBIRU, el planeta de los ANUNNAKI, vuelve cada 3600 años, su órbita elíptica permite que se cruce con nuestro Sistema solar y esto lo haría, a todos los efectos, un planeta de nuestro sistema. Además estaría también volviendo hacia la Tierra, como ya ha hecho muchas otras veces en pasado: después de haber alcanzado el año 1000 d.C., el punto más lejos del Sol, NIBIRU ya habría recurrido más de la mitad del viaje de acercamiento a la Tierra… De momento, en la Tierra, han quedado los Sumerios.

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Los Sumerios

Esta civilización aparece, de repente, alrededor de 3800 a.C. dota-

da ya de una cultura propia casi completa relativa a ¡conocimientos científicos, astronómicos, matemáticos y lingüísticos! Se puede decir que conocían el sistema heliocéntrico (el que había “descubierto ” Galileo…), los movimientos de la Tierra, la distancia de la Luna, la distancia casi infinita de las estrellas; conocían los cometas y predecían los eclipses, de los que también conocían las causas; finalmente, conocían el tan complexo fenómeno de la precesión de los equinoccios, para la que se necesitan observaciones muy detalladas y distribuidas en varios siglos, para poderlas notar (¡un ciclo entero dura más o menos 26000 años!)

Precesión de los equinoccios

Con esta expresión se indica el fenómeno celeste originado de la oscilación del eje de rotación de la Tierra que cumple un movimiento lento y circular, parecido al de una perinola. La oscilación determina una aparente retroceder de las constelaciones en la esfera celeste. Esto pasa porque la línea imaginaria que une en el plano de la eclíptica los equinoccios de primavera y de otoño se desliza de un grado más o menos cada 71 años. Los doce signos zodiacales que forman el entero arco celeste de 360˚ cubren, cada uno, una temporada de 2160 años, a los que corresponden las que en astrología se llaman “las Eras ” : Era del

Aries, Era del Toro y a seguir. El ciclo completo de 360˚ necesita entonces de poco menos de 26000 años (2160x12). Aquí está la dificultad en observarlo y calcularlo. Esta larga temporada, a la que se llama “ gran año ” , estaba conocida por muchísimas civilizaciones en diferentes partes del mundo – Valle del Indo, Egipto, Centro-América… - y aun nos

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