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Anaquitas: ¿los Annunaki?
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(anakìm) Anaquitas: ¿los Anunnaki?
Para analizar los textos anticotestamentarios, seguramente es útil saber que nacen, por una parte importante, desde cuentos realizados por otros pueblos, como los Sumerios, y cuyo examen ha conducido a elaborar unas teorías a las que normalmente se las define alternativas, con un término que no es bastante correcto como para delinear lo concreto de sus contenidos. Este primer capítulo quiere ser una síntesis de estas teorías – o quizás sería mejor decir verdades – que en cuanto sean definitivamente confirmadas, permitirán el fin de una gran ilusión: el fin de una idea religiosa que se funda sobre conceptos elaborados por hombres que han utilizado unos textos que con pretenciosidad se han definido “Sagrados ” , al fin de construir una estructura de poder y control de las conciencias. Justo para afirmar desde el principio la libertad que se conseguirá en aquel momento, en el título hemos utilizado el termino hebreo Anaqìm: de hecho, lo que nos interesa, es saber cómo, dónde y cuándo la Biblia habla de estos seres materiales llegados desde otros mundos (hecho que está también reconocido por la Iglesia romana: el lector puede ver, para este propósito, el Box en el décimo capítulo) y que solo el siguiente pensamiento religioso ha presentado de forma engañosa como entidades espirituales.
Nosotros aquí analizamos el Antiguo Testamento así que los identificamos con su nombre hebreo (Anaqiti) aun antes que con el nombre con el que están conocidos universalmente: Anunnaki: termino sumerio el que se indicaban “Los que han bajado de los
cielos a la tierra ” . Una de las novedades es el encontrar confirmaciones de esta historia que parece fantástica justo ahí donde nunca se imaginaría encontrarlas, es decir en el texto sagrado de la más difusa religión del mundo: el Cristianismo. Esta historia podrá ser desconcertante para algunos, pero seguramente es fascinante para todos y lleva en sí un potencial liberatorio extraordinario para quien ama recorrer los caminos del pensamiento libre de dogmas, espejismos, interpretaciones artificiales o adaptadas a una visión preconstruida de la divinidad: la que delante del término “Dios ” enseguida nos hace pensar en la trascenden-
cia, en un mundo “ otro
” , en una divinidad lejos del hombre en la sustancia y en la forma, indefinible, imposible de representar… pronto veremos que de hecho la Biblia habla de otras “divinidades ” en sus textos más antiguos, los que cuentan la historia de los orígenes del hombre y del pueblo hebreo. Textos cuyas vicisitudes son las más cercanas a esas temporadas de la historia en las que los hombres todavía andaban con los dioses (los Anaqìm/Elohìm): hablaban y comían con ellos, estipulaban contratos, los servían pero también se servían de ellos, los traicionaban, los seguían y los abandonaban, siguiendo los intereses del momento y de las situaciones contingentes. Un momento histórico en el que los hombres elegían sus dioses entre los tantos posibles, sin nunca preocuparse del dios único. En conclusión, una visión del divino totalmente diferente de la que luego se ha construido, cuando ha empezado a faltar el contacto directo.