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Jacob bendice a los hijos de José
Jacob bendice a los hijos de José
(cfr. Gn 48,13 y siguientes) Estamos en la parte final del libro de la Génesis, el patriarca Jacob está enfermo y su hijo José va a verle traéndole sus hijos: Efraín y Manasés. Después de haberse alegrado por la posibilidad de llegar a ver hasta los hijos de su hijo, Jacob/Israel procede con su bendición. José, padre de los niños, los pone delante del patriarca en la posición que le parecía correcta para la transmisión de los derechos de primogenitura: así que pone (Gn 48,13) a Manasés a la derecha de Jacob y a Efraín a su izquierda. De hecho la imposición de la mano derecha confería los derechos de los que a menudo dependía toda la vida de una persona: tierras, ganado, esclavos, riquezas y poder… (y una vez más recordamos que ¡nada estaba relacionado con la vida espiritual de la persona bendita!) Contrariamente a lo que se imaginaba, el viejo Jacob cruza los brazos y pone la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, que era el más joven, y la izquierda sobre Manasés, que era el primogénito (así subraya el autor del paso en Gn 48,14). José se da cuenta de la rareza de este hecho y le sabe mal (Gn 48,17) así que coge la mano derecha de su padre e intenta ponerla sobre Manasés pero Jacob vuelve a confirmar su elección y dice que Efraín y su descendencia serán más grandes de Manasés. Para garantizarlo, Efraín necesitaba tener todo lo que estaba relacionado con el derecho de primogenitura. Así que la detallada descripción del evento, el cruzar los brazos, la decepción de José, el tentativo de volver a poner cada cosa en su sitio, nos hacen comprender claramente que no se trataba de una bendición espiritual (que se hubiera podido hacer sin ninguna dife-
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