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El Poimandres

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que pueden ser capaces de comprender el significado oculto de la revelación.

El Poimandres

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El primero de los tratados (logoi) que componen el Corpus Hermeticum, se llama Poimandres; este título normalmente está traducido como “ el pastor de hombres ” e indica la típica figura del Dios que interviene en la vida cotidiana con el fin de dirigir, guiar, proteger la manada que, sin él, se siente perdida y a la merced de las fuerzas del mal. El Poimandres adquiere entonces las características de salvador que los hombres están esperando: es el Nous, la Mente Suprema, el Padre que espontáneamente decide revelarse, manifestarse delante del hombre a través de su mediator. Pero ¿por qué Dios siente esta necesidad de intervenir en la historia de la humanidad y mostrarse a su criatura? Porque Él ama al hombre (Anthropos, el hombre primordial, el Adam de la Biblia, hecho a su imagen y semejanza), aquel mismo hombre manchado por el pecado original del que depende su ser imperfecto, su ser devenido mortal en el cuerpo: a este hombre entonces se le ofrece la posibilidad de una nueva salvación. Este hombre ha de seguir la “ palabra ” de su Pastor y recorrer así el camino que lo llevará a reunirse con su Padre divino. A estas alturas es interesante analizar cómo, en el Poimandres, se representa a este Dios que se revela al hombre.

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Al párrafo 5 se pueden leer las siguientes afirmaciones: • Tò phòs, egò Noùs o sòs theòs… (La luz aquella, yo Mente tu dios…)

• ò de ek Noòs photeinòs uiòs theù… (el de Intelecto luminoso Logos hijo de dios…) • tò en soi blèpon kai akùon, logos kurìu, ò de Noùs patèr theòs… (esto en ti observante y vidente, Logos del Señor, la en cambio Mente padre dios…)

Al párrafo 12 leemos: • ò dè pànton patèr o Noùs, on zoé kai phòs… (el de todas [las cosas] padre la Mente siendo vida y luz…)

Al párrafo 21: • ek photòs kai zoès sunèsteken ò patèr tòn òlon… (de luz y de vida está constituido el padre de todas [las cosas]…)

Al párrafo 22 Dios dice de sí mismo: • paraghìnomai egò ò Noùs tòis osìois kài agathòis kài kathatòis kài eleèmosi, tòis eusebùsi… (estoy cerca yo [asistido], el Intelecto, a los santos, a los buenos, a los puros, a los misericordiosos, a los piadosos…) • e parousìa moù ghìnetai boètheia… (mi presencia es apoyo…) • ùk eàaso tà prospìptonta energhèmata tù sòmatos ektelestènai…(nunca dejaré que las débiles fuerzas del cuerpo lleguen al fin…

Luego, al párrafo 28 encontramos la invitación que también resuena en los Evangelios y sobre la cual es importante notar como el

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