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Thoth y el pensamiento judaico-cristiano
Vamos a retomar la figura de Thoth para ver otros curiosos paralelismos entre la sabiduría expresada por él y los mismos orígenes de la religión judía antes y cristiana luego. Según los Egipcios este Dios conocía todos los misterios, poseía la sabiduría y podía transmitirla a pocos iniciados elegidos por él; esta sabiduría secreta habría sido escrita por él mismo en 36.535 rollos luego escondidos bajo tierra para las generaciones futuras. Además a menudo se representaba a Thoth en la sala del Juicio, mientras juzgaba a las almas que se presentaban ante él, después de haber muerto. Este Dios era un legislador y juez y a este respecto se ha encontrado, en el Libro de los Muertos egipcio, una fórmula que las almas tenían que pronunciar delante de él en el juicio final. En aquel momento decisivo las almas de los difuntos, entre las otras cosas, tenían que decir:
No he despreciado a Dios, no he matado, no cometí actos de impureza, no he robado […] no he violado la mujer de otro, no he maldecido al dios, no he jurado falsamente…
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¿Cómo es posible no darse cuenta de los paralelismos casi literales entre esta auto-confesión y algunos de los mandamientos que Dios le dio a Moisés en el Sinaí? (¡pero acordándonos que el Libro de los Muertos egipcio es de unos 2000 años más antiguo que la Biblia…!) Pero las coincidencias no se limitan a estos dos formularios; de hecho, si por un lado el Antiguo Testamento nos dice que las Tablas de la Ley de Moisés han sido escritas por Dios sobre la piedra (Deuteronomio 5,7-22), en el Libro de los Muertos se lee que
«este capítulo fue hallado bajo un ladrillo a los pies del dios Thoth y fue escrito por él mismo»… En el mismo escrito egipcio se encuentra otra expresión verdaderamente asombrosa por su afinidad con uno de los elementos centrales del Cristianismo, la Eucaristía; en el capítulo 102 se lee: «para adquirir la vida eterna comunícate con este pan mío consagrado…» y más adelante «Bebe mi vino […] son plantas que han surgido del vientre de Osiris». Respeto a esto, es interesante ver como Osiris y Thoth han sido identificados a menudo, en la religión egipcia, y Osiris es el Dios que muere matado, resucita y de su cuerpo nacen trigo y nueva vida…
Pero el de Osiris no es el único culto en el que la Divinidad atestigua la posibilidad de vencer la muerte. Por ejemplo podemos pensar en los mitos de: • Dioniso • Adonis • Tammuz (Adonis para los fenicios) • Deméter (celebrada por los cultos de Eleusis) • Mitra que se adoraba en Roma como Sol Invictus (sol que gana las tinieblas de la noche) y del que se festejaba el nacimiento el 25 de diciembre…
Eran todas divinidades de las que anualmente se celebraba la muerte y la resurrección; eran la garantía de que la luz volvería y también la vida después de las tinieblas del invierno, que representaban la muerte.
El Dios que asegura el renacer transformándose en alimento para sus fieles no es entonces una prerrogativa del Cristianismo.