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La niña que anda penando
La niña que anda penando Evelyn Guadalupe Olmedo Hernández Esc. Francisco González Bocanegra • Mpio. León
Tras un día de mucho trabajo en el campo, un campesino recogió sus herramientas ya de noche y comenzó a caminar de regreso a casa. En el camino se encontró con una niña muy bonita, ésta le preguntó:
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— Señor, ¿me podría acompañar al cementerio?— El señor se sorprendió de ver a esta niña porque ya era noche, pero en los ojos de ella había algo extraño, que hizo que el señor aceptara.
En el camino había muchos juguetes tirados y el señor pensó que eran de niños que habían ido a jugar, pero cada vez que pisaba un juguete éste desaparecía, él pensaba que ya estaba cansado y alucinaba. Cuando llegaron, la niña le dijo que ya la podía dejar sola y que pasara por su recompensa a una dirección que le apuntó.
Al día siguiente, el señor pasó por su recompensa, tocó la puerta y salió una señora.
El señor le preguntó que si era mamá de una niña como de 8 años, a la mamá se le soltaron las lágrimas y se quería desmayar, pero aún así la señora lo invitó a pasar y le contó la historia de su hija.
La mamá comenzó a platicarle que un día su hija se había ido al cementerio sin permiso, y como era muy traviesa se había subido a una tumba, ahí perdió el equilibrio, se cayó, se pegó en la cabeza y murió. En cuanto el señor escuchó ésto, salió corriendo de la casa tan espantado que no se dio cuenta de que al cruzar la calle el semáforo se había puesto en verde, entonces, pasó un coche y lo atropelló.
Desde ese día cuentan que el señor y la niña se hicieron amigos y andan buscando nuevas compañías.