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Qué susto

Erian Olvera Almaguer Esc. Ignacio Allende • Mpio. Guanajuato

Había una vez una niña que se llamaba Monserrat, a la que le gustaba siempre andar espantando a sus amigos, en ocasiones les hacía llorar y éstos le pedían que ya no lo hiciera, ella no entendía que estaba haciendo mal y que podía quedarse sin amigos. Le gustaba inventar historias de terror, y buscaba la forma para convencerlos de que la escucharan. En una ocasión, llevó un muñeco al que ya le había quitado la cabeza, su mamá le dijo que no lo fuera a usar para espantar a alguien, ella le contestó que a sus amigos les gustaba escuchar sus cuentos. Monserrat disfrutaba mucho de asustar a la gente.

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Un día, la maestra les pidió que se organizaran para elaborar un trabajo en equipo y que cada integrante del grupo colaboraría, se rifaron para ver qué material le tocaría a cada quien, a ella le tocó llevar piedritas blancas, el único lugar donde había era en el río de Guanajuato, cerca del puente de Noria Alta, por lo que tenía que atravesarlo. La gente decía que ahí se aparecía La Llorona, ella siempre se reía cuando escuchaba ésto y no tenía miedo. Muy valiente le dijo a sus compañeros que iba a ir a las 4 de la mañana por las piedritas, quería demostrar que no era miedosa como ellos.

A la madrugada siguiente, se fue caminando rumbo al río, pero ya estando cerca sí le dio miedo; sin embargo, pensaba que no podía quedar mal con sus amigos, no quería que dijeran que era una miedosa. Cuando llegó al puente, escuchó que alguien lloraba, diciendo:

—¡Ay mis hijos!— Siguió caminando y el lamento fue más fuerte. Ya no pudo, le dio mucho miedo y se regresó corriendo y llorando. No quería ir a la escuela, pero su mamá le dijo que fuera aunque no llevara el material.

Con pena fue y les explicó a sus compañeros lo que había pasado y les pidió disculpas y prometió que jamás los espantaría y lo cumplió, ya no volvió a espantar a nadie desde ese día.

Siempre es importante cumplir nuestras promesas y ser honestos, y así nos evitaremos problemas.

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