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La indita encantada
Maricarmen de Jesús Vera Pescador Esc. Lázaro Cárdenas • Mpio. Jaral de Progreso
Había un cerro llamado el Cerro de la India ubicado en la comunidad Victoria de Cortazar, Guanajuato, ahí se encontraba una cueva donde se dice habitaba una indita y toda la gente que pasaba escuchaba voces o lamentos diciendo: —¡Por favor, sáquenme de aquí!— Pero nadie se atrevía a entrar porque cada vez que se acercaban, sentían un enorme escalofrió que invadía todo su cuerpo y mejor se retiraban.
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Un día pasó un joven, escuchó el fuerte grito de la indita diciendo:
—¡Por favor, sáquenme de aquí!— Y el joven contestó:
—¿Quién eres?— Y la indita lloraba y lloraba y no decía otra cosa más que:
—¡Por favor, ayúdame. A quien lo haga le daré todo mi dinero que hay dentro de la cueva—. Entonces, el joven se armó de valor y entró a la oscura caverna, donde una voz le dijo:
—Te doy todo si me llevas cargada hasta la puerta de la iglesia, pero no debes voltear para nada hacia atrás—. Y él contestó:
—¡Claro que sí!— Y la cargó en su espalda y caminó y caminó, hasta la puerta de la iglesia e hizo lo que la indita le pidió. Cuando llegó a la iglesia y la iba a bajar en la puerta, escuchó una voz muy dulce diciendo:
—¡Muchas gracias!, te premiaré con todo mi tesoro.
El joven al escuchar esta voz, volteó y quedó deslumbrado por la belleza de la indita y le dijo:
—Ahora yo quiero pedir un deseo, ¿puedo?— Y ella le contestó:
—Pídeme lo que sea—. Y el joven respondió:
—¿Quieres casarte conmigo?, no quiero tesoros, te quiero a ti—. La indita contestó:
—¡Claro que sí!— Y se casaron y fueron muy felices.