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El Brinco del Diablo

Karol Regina López Muñoz Esc. Miguel Hidalgo • Mpio. Abasolo

a ciudad de Abasolo está situada en la falda norte de la Sierra de Huanímaro, donde se elevan cerros rocosos conocidos como Los Tres Picachos. Las haciendas de Corralejo, Cuitzeo de los naranjos, San Juan de Huanímaro, y Peralta, eran propiedades de un solo dueño. La comunicación entre estos ranchos se daba a través del cerro. L

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Se hizo costumbre el recorrido detrás de los cerros, donde la gente paraba a descansar y a comer sus alimentos. Principalmente el 14 de septiembre, día en que las familias pasaban todo el día en el cerro, llevando comida como tamales, pozole, entre otros platillos típicos.

Siendo el día 13 de septiembre, los vecinos se pusieron de acuerdo para llevar madera para hacer las chozas, porque al día siguiente sería un día de descanso y oportunidad de pasar el día en familia. Cuando salieron, el sol estaba brillante; sin embargo, al empezar a subir, comenzó una gran tormenta. Los vecinos observaron que una figura humana vestida de negro saltaba de un cerro a otro, y al saltar, los relámpagos y la tormenta se transformaban en un gran diluvio. Dieron media vuelta y corrieron rápidamente hasta llegar al templo de la Virgen Santísima de la Luz, tocaron con desesperación la puerta de la parroquia para que saliera el sacerdote Efrén Urincho. El párroco los mandó a descansar mientras la tormenta durara. Al día siguiente la tormenta continuaba con la misma intensidad.

Todas las personas espantadas regresaron al templo, hablaron con el señor cura para que les ayudara, y de entre la gente salió una voz que decía «hagamos dos cruces y pongámoslas una en cada cerro». Todos aceptaron esta idea y salieron como si fuera una peregrinación con sus dos cruces en las manos y el señor cura al frente.

Aunque el pueblo estaba cerca del cerro, era muy grande la fuerza del viento y los relámpagos iluminaban el horizonte, gracias a ésto, se podía ver a la figura humana saltando tranquilamente de un cerro a otro. Después de mucho esfuerzo, los vecinos

llegaron al primer cerro en donde rezaron, echaron agua bendita, pero al clavar la cruz se sintió un gran temblor, cayendo una roca hacia el pueblo. La gente avanzó hacia el otro cerro rezando y echando agua bendita, al clavar la otra cruz vuelve a temblar todo el centro y cae otra roca hacia el pueblo.

Cuando se quedaron clavadas ambas cruces, todas las personas quedaron admiradas de que la lluvia se acabara y que el sol saliera radiante. El señor cura al ver el gran milagro, le dijo a la gente que se regresara al primer cerro y se celebrara una misa en la primera cruz. Desde entonces, se celebra esta misa año tras año el día 14 de septiembre.

Corre el rumor también, que lo que saltaba de un cerro a otro no podía ser una persona, que sólo podía ser el diablo, y desde entonces se le conoce a este lugar como El brinco del Diablo.

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