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La cueva del Cerro del Puerto
La cueva del Cerro del Puerto Jairo Noé Almanza Zavala Esc. Adolfo López Mateos • Mpio. Salamanca
n el Cerro del Puerto de Valle de Santiago, Guanajuato, hay una cueva de grandes dimensiones. La gente cuenta varios relatos extraordinarios con base en las experiencias que han vivido las personas que se acercan al lugar. E
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Se dice que esta cueva pudo ser refugio de los primeros pobladores nómadas del México prehispánico, ya que es bastante grande para albergar a muchas personas. También se narra que en ella pudieron esconderse los bandidos y fugitivos de la época Colonial, de la Independencia, de la Revolución y de la Guerra Cristera.
Muchas personas afirman que la gente mala la usó como guarida, lo que fue dejando en ella huellas de maldad y de terror en su interior. Por eso, las personas que se atreven a entrar, aunque lleven lámparas, aseguran que sienten escalofríos. Además, si se penetra por más de veinte metros, un miedo imponente impide seguir más profundo, como si algo maligno acechara en la densa oscuridad. Si nadie se atreve a visitarla por la tarde, mucho menos en la noche.
Don Pánfilo, cuenta:
—Cuando yo era joven, pastaba mi ganado por ese lugar, unas chivas se apartaron del rebaño y al ir a buscarlas, miré a una joven muy bonita y bien vestida, que estaba sentada en la piedra grande de la entrada. Al verla, me dio mucho miedo, ya que dije yo: «¿Qué anda haciendo esa muchacha sola en el cerro?» Se puso de pie y me llamaba con la mano, como diciéndome ven. Fue más grande mi miedo que la curiosidad, ya que de repente, vi que se movía sin tocar el suelo, como que flotaba en el aire. ¡Cómo pude, rápido junté mis animalitos! Y casi corriendo, nos alejamos del lugar. Ya cuando iba retiradito, escuché un aullido largo, largo, como de coyote hambriento o herido. Eso me puso los pelos de punta y caminé más rápido—. Aquí termina la historia de don Pánfilo.
Cuando llegué a la casa, le conté todo a mi papá. Él me dijo que lo que habita en ese lugar es un espíritu malo que cuida un dinero que escondió ahí, y que si alguien le hace caso puede perder su alma.
Hasta ahora, nadie se le ha acercado, ya que toda la gente tiene gran temor a la «mujer encantada», como le llaman los habitantes de la comunidad.