Tú que fuiste elegida por el Señor para ser instrumento de consolación en su obra redentora, ruega a Dios con la fuerza de tu amor y tu fidelidad, para que nosotros vivamos también como fieles hijos suyos, buscando en todo y sobre todo el bien de nuestros hermanos. Intercede por nosotros, peregrinos en el tiempo, para que las realidades temporales no nos aparten de nuestro destino eterno, antes bien, sepamos descubrir en todas ellas la huella de nuestro Dios y podamos vivirlas con pureza de corazón.
HH. Ntra Sra. de la Consolación María Rosa Molas, 2 43590 JESÚS-TORTOSA (Tarragona) Donativos de Enero a Agosto 2009: Una devota de Burriana; Familia de Carmelina Gambín; Mª Antonia Pujol. Navia (Asturias); Donativos anónimos; Beli Travuieso Calvo. Villablino (León); Lola Sánchez Martínez. Bullas; María Sánchez martínez. Bullas; Rosario Puerta. Bullas; Josefina Jiménez Puerta. Bullas; Josefa Jiménez. Bullas; Mª Jesús Valera Martinez. Bullas; Juani Drago. Bullas; Ana María Alvarez. Bullas; Virtudes Morcillo en acción de gracias; una devota en acción de gracias; Angelita de Benicarló; Anónimo; Ramona Cardona Pitarch. Vinaroz; Mª Cinta Guimerá Güell. Arnes; Familia Llebres Motos. Almería; Adelaida Fernández.Bullas; María Sánchez Martínez. Bullas; Fuensi Sánchez.Bullas; María García. Bullas; María Martínez. Bullas
Si desea ayudarnos a difundir HUELLAS, envíe a nuestra redacción la dirección de personas a quienes pueda interesar recibirlas:
HH. Ntra. Sra. de la Consolación C/ Rosa, 15 18193 - MONACHIL (GRANADA) huellashc@gmail.com - www.consolacion.org
Dirección y redacción: Maribel Sánchez Colaboran: Maquetación: Mª José Condomina Secciones: Mª José Gan Mª José López Mª Victoria Aymerich Imprenta: SANTA RITA, MONACHIL (GRANADA)
Abril - Jnio Año 2011
Nº 80
Hoja Informativa sobre la Espiritualidad de Santa Mª Rosa Molas SI FALLAN LOS CIMIENTOS... “...Cuando fallan los cimientos, ¿qué podrá hacer el justo? (...) Pero el Señor está en su templo santo,... el Señor es justo y ama la justicia, los buenos verán su rostro” (Salmo 10)
El edificio de nuestra vida está asentado. Hemos ido colocando en él ¡tantas cosas! Relaciones, vivencias, criterios, lugares, heridas más o menos profundas y duraderas,.. Hemos ido construyendo, casi sin pensar sobre qué o quién. La premura de la vida nos ha ido urgiendo a colocar ladrillo tras ladrillo lo mejor que hemos sabido. La sacudida de un inesperado ‘terremoto’ (que cada uno de nosotros sabe muy bien qué nombre tiene, cuando se presenta y qué fuerza toma en nuestra senda cotidiana) nos deja a la intemperie y confesamos como el salmista: “Cuando fallan los cimientos, ¿qué podrá hacer el justo?” La misma Palabra de Dios nos pone en la pista de la respuesta: “Que cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro cimiento que el que está ya puesto: Jesucristo”. (1 Co. 3, 10b-11) Mirar, valorar, sopesar cómo edifico y sobre qué cimiento. ¿Qué pretendo construir? ¿Una mansión hermosa, ornamentada hasta el extremo, cuidadosamente
dispuesta, que disimule mis grietas vitales, que esconda debilidades, que agrade a todos? ¿O bien una casa de todos, donde las puertas se abran aun a riesgo de ser pisoteada, -aunque tremenda mente habitadaensuciada, incluso poco tenida en cuenta, descuidada, pero fuerte y firme porque el cimiento es donde más nos hemos esmerado dispuestos a albergar a cuantos más mejor? Queremos poner como cimiento de nuestra vida a Jesucristo, y ello nos compromete en un camino de apertura constante, de acogida incondicional a sus preferidos (los pobres de hoy, los solos de hoy, los apartados de hoy,..). Sin excusas. Porque, al fin y al cabo, nuestra “casa” no es nuestra, se nos confió con el regalo de la vida. ¿No fue eso lo que nos dibuja la vida de Mª Rosa Molas? Entonces, cuando falla algo, cuando viene un ‘terremoto’, nuestro edificio se sostiene (no sin daños o grietas),gracias al sólido cimiento, al que permanece para siempre, al que nos ama sin límites: Jesucristo. Al fin y al cabo es ese amor el que hace del nuestro un cimiento a toda prueba.
Maribel Sánchez
“COSTA DE MARFIL: LA VIDA Y LA MUERTE Ha sido largo y penoso el camino de la crisis postelectoral en Costa de Marfil, durante los cuales muchos han tenido que dejar el país por cuestiones de seguridad, entre ellos la comunidad de hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación que reside allí. Cualquier guerra civil empobrece al país que la padece y provoca una crisis mayor en el tiempo: perpetúa odios, rencores, ajustes de cuentas,.. heridas que tardan en sanar. Ya se están investigando presuntas violaciones contra los derechos humanos ocurridas durante estos meses. A un mes del arresto del presidente saliente, Laurent Gbagbo, en su residencia en Abiyán, se pide con urgencia al nuevo presidente Alassane Dramane Ouattara que “se esfuerce para restablecer en tiempos breves un clima de confianza”. En su mano está ahora el resurgir de un país sobre las bases de la justicia y la paz, donde el perdón juega un papel fundamental. Los jóvenes cantarán en torno a Jesucristo: “Arraigados y edificados en Cristo” Del 16 al 21 de agosto de 2011, en Madrid tendrá lugar el VII Congreso Internacional del COM (Movimiento Consolación para el Mundo) y la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa. Dentro de ese marco se celebrará el Festival Samuel, que ya se ha abierto camino entre muchos jóvenes como expresión musical y artística de una fe creativa, sólida y compartida. Este festival se celebrará el día 17 de Agosto y en él son invitados a participar jóvenes de cualquier procedencia que se sientan llamados a compartir su fe a través de la música. “La calidad de nuestro encuentro dependerá, sobre todo, de la preparación espiritual, de la oración, de la escucha en común de la Palabra de Dios y del apoyo recíproco”.
• Motivación inicial: La resurrección es el fundamento de nuestra esperanza, que se basa en un hecho: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado!» (Lc 24,34). Los cristianos estamos llamados, ya en esta tierra, a vivir esta nueva vida sobrenatural que nos hace capaces de dar respuesta a todo el que nos pida razón de nuestra esperanza. Nuestra esperanza está también puesta en María, Madre de Jesucristo y nuestra Madre. Al pie de la Cruz María esperó contra toda esperanza y fue asociada a la obra de su Hijo. •
MISIONES CONSOLACIÓN: Gestos de Consolación El pequeño Cotolengo Don Orione que las Hermanas de la Consolación atienden desde 1988 es una obra impregnada de amor por los pobres, enfermos, desvalidos, discapacitados,.. La Providencia de Dios la ha ido sosteniendo a través de numerosas personas que prestan su servicio profesional, su tiempo como voluntarios, su gratuidad,.. y a través de DELWENDE. La Campaña de Misiones Consolación de este año se dirige a convertirse en providencia para esta casa ayudando a cubrir necesidades básicas: alimentación, productos de higiene y limpieza, medicinas,.. ¿Quieres colaborar?
Palabra de Dios: “ En aquel tiempo, había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo»... Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto,... Pero vayamos donde él». Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro,... Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá». Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará». «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». ”. • Comentario a la Palabra de Dios: “¿Crees esto, Marta? Sí, Señor, lo creo”. Qué fe la de Marta. Qué difícil su respuesta ante la situación de la muerte de su hermano tan patente como estaba. Marta se abandona, confía, se deja en manos de Jesús, se acoge a su Palabra, en definitiva, cree, que es lo que le da la vida. • Desde la experiencia de Santa Mª Rosa Molas: Mª Rosa creyó contra toda esperanza, se fio de Dios, se abandonó a su Providencia. Confió a Él todo su trabajo, toda su oración, su esfuerzo, sus días, sus momentos, sus Hermanas, sus situaciones, en definitiva, todo lo que vivía porque sabía que Dios estaba en todo y que Él era la razón de su esperanza, la razón de su vivir y de su existir. • Pistas para la oración personal: Escuchamos la pregunta que Jesús hace a Marta dirigida a cada uno de nosotros hoy: “¿Crees esto …?” ¿Cuál es nuestra respuesta? ¿Nos cuesta responder? ¿Es nuestra respuesta como la de Marta: segura, confiada, de fe, de esperanza? Nos ponemos en manos de Jesús y le presentamos nuestras esperanzas. •
Oración final: “Señor, danos la esperanza que Marta supo poner en ti, esa esperanza que hace tenerte a ti siempre en el centro y que hace que nunca decaigamos y siempre confiemos; esa esperanza que espera contra todo, que no se cansa, que busca, que es optimista, que nace de ti y de estar contigo”. Te lo pedimos a ti, junto con tu Madre, la Virgen de la Esperanza, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Una esperanza que no defrauda
¡Cuánto nos cuesta perseverar en la espera!, sobre todo cuando lo que tenemos proyectado realizar o conseguir se demora en su realización. Lo cierto es que el hombre necesita tener metas y mirar hacia el futuro. Pero ¿qué ocurre mientras se espera? Podemos desanimarnos en el camino y claudicar, o ,por el contrario, podemos reafirmarnos en nuestro propósito y alentar nuestra esperanza. ¿Cómo fue la esperanza en Mª Rosa Molas? Contamos con una página de su vida que nos puede ayudar a pensar en ello. Sabemos que en su juventud tuvo que hacer frente a una experiencia que se le presentó como obstáculo para realizar su proyecto de vida. Su padre le negó el permiso para realizar su vocación religiosa, y además “no sólo le negó de pronto su consentimiento, sino que además la vedó de renovar jamás, mientras él viviese, semejante petición” Podemos pensar lo que debió sufrir ante esta negativa paterna y cómo se encontró ante un dilema: ¿la obediencia a su padre o la realización de la voluntad de Dios? Rastreamos en la biografía del Padre Tomás León para ver cómo vivió esta realidad. Se nos dice en ella que: “Por más desesperada que se presentó, ¿se creerá que nuestra sierva se abandonó a un llanto inquieto y alarmador, o que se revolvió irrespetuosa contra quien debía apoyarla, o que por el contrario desistió de su vocación por no lograr entonces su intento?” Vemos distintas posturas que podía haber adoptado: hacerse la víctima, revelarse o echarse para atrás. En definitiva, caer en la desesperanza. Pero Mª Rosa no eligió ninguna de éstas, sino que, lejos de desanimarse por esta adversidad, se confirmó más en su vocación. Su eminente criterio midió el alcance de este contratiempo, y entendió que el Señor es quien gobierna todas las cosas, y dispone los acontecimientos de las criaturas en sus adversidades”.
Descubrimos el discernimiento que hizo Mª Rosa y su gran madurez: no reaccionó con rabia o con enfado, sino que se mantuvo en su lugar sin perder los papeles. Sólo en esta disposición de ánimo es posible discernir qué hacer: “midió el alcance de este contratiempo…”. Y después ¿qué? Pues nos dice su biógrafo, y esto es lo sorprendente, que “entendió que el Señor es quien gobierna todas las cosas, y dispone los acontecimientos de las criaturas en sus adversidades”. Las contrariedades y las adversidades de la vida se pueden leer en otra clave más profunda y significativa, en clave de fe y de esperanza, porque Dios se vale de todo para atraernos hacia sí y darle un sentido pleno a nuestra vida. Mª Rosa Molas en esta circunstancia de su vida supo leer más allá de lo evidente, trascendió su experiencia y puso su confianza en Dios.
Tomada la decisión “se confirmó más en su vocación”. Y ahora la esperanza crecida se pone en movimiento apoyada y fortalecida en la oración. Pensemos que aún tuvo que esperar diez años para realizar su vocación religiosa. Realmente esperó contra toda esperanza y no quedó defraudada. Pidamos al Señor, que nos conceda una esperanza fuerte y dinámica como la de Mª Rosa para poder hacer una lectura creyente de todo lo que vivimos. Y que cuando en nuestra vida se hagan presentes las adversidades podamos descubrir que Él nos habla a través de ellas y está presente en ellas. Mª José Gan
EN LOS INICIOS DE MI FE Hacer una “zambullida” en mi pasado es para mí motivo de alegría y de gratitud hacia aquellas personas, que como las hermanas de la Consolación , me han ayudado a crecer y a madurar . Qué duda cabe, que en este colegio de la Consolación de mi pueblo, Caravaca, es donde he recibido el afecto desinteresado, la formación en valores, la alegría de compartir con mis compañeras risas y lágrimas, la solidaridad, la oración…, tantas cosas que ahora llenan mis alforjas de un tesoro incalculable. De mis padres recibí el gran regalo de la FE. Dios me puso en una familia cristiana y comprometida con los más necesitados de mi ciudad. Labor que en muchas ocasiones, yo me daba cuenta (aunque era pequeña),no era nada fácil. Ya en esos momentos empezaba a intuir que había cosas que se hacían sólo por Amor. En mi casa se rezaba el rosario en familia, la figura de María-Madre fue calando en mí por lo que asistir a un colegio cristiano era lo normal y no me suponía ningún esfuerzo. Muchas mañanas entraba al colegio con más o menos ganas, (en función de los deberes acabados o no) tenía deseos de ver a mis amigas, pero de una forma u otra me consolaba empezar el día con la oración :”Te ofrezco mi alma, mis oídos..., en una palabra todo mi ser”. Me daba alegría y me gustaba, me sentía confiada en Alguien que me protegía. Nuestras convivencias en el Santuario de la Esperanza (CALASPARRA) me hicieron profundizar en la Fe, en la Palabra. Nos ayudaban a convivir entre nosotras, salvar las relaciones, presentar a Dios lo que no iba bien, etc. Siempre nos decían :”DIOS TE VE....”, ahora descubría que también me podía “ESCUCHAR”. Empecé a crear esta relación de
amistad con ÉL. La Eucaristía me ayudaba a entender cuánto nos amaba. Asistía con las Hermanas bien temprano a la Eucaristía en la capilla del Colegio junto con otras compañeras. Eran momentos muy bonitos y de una paz enorme. Luego reíamos y hasta algún que otro día las hermanas nos invitaban a desayunar con ellas. Nos moríamos de vergüenza, pero la leche calentita nos sentaba de maravilla. Recuerdo un momento inolvidable, la muerte de una compañera de clase, “TOÑI”. Fue triste, muy triste. Entender aquello me costaba mucho. Alguien me dijo “no hay rosa sin espinas”, el dolor también es fuente de amor. Eso me hizo fuerte para afrontar esta pérdida y confiar en Dios a pesar de no entender nada. Detrás de cada dolor estaba su AMOR. Este tesoro del que os hablaba antes y que las Hermanas de la Consolación contribuyeron en pulir, lo llevo dentro de mi corazón: “Dios me ama inmensamente” por tanto todo está pensado para mi bien .¿Qué Padre desea algo malo para sus hijos? Estos han sido mis pasitos en la Fe gracias a esas personas, a las que quiero expresar mi gratitud ,mi cariño y mi deseo de que Dios les colme de bienes espirituales. ¡GRACIAS MADRES! Seguid firmes en llevar el Carisma que MªRosa Molas un día os dejó. Mari Carmen Giménez (Caravaca)
Espiritualidad para tiempos de crisis No hablaremos en este espacio de la tan traída y llevada crisis económica, social y de valores que, diariamente, todo el mundo habla. Hay otras crisis; algunas son espirituales. María Rosa Molas supo lo que estas significan… Y, de nuevo, José María Javierre, en su libro María Rosa Molas, una mujer misericordiosa, nos introducirá en el tema de cómo vivió María Rosa durante la fuerte y extensa crisis espiritual que padeció: (…) acerca de la repercusión íntima que su primera comunión tuvo para Doloretes, existe un dato de valor muy notable. Es un documento realmente inesperado; dio algún hilo que torcer a los monseñores romanos (…) Afirma el Padre León, al redactar sus comentarios a la Primera Comunión de Doloretes, que Madre Molas padeció a lo largo de su existencia “intensas y frecuentes desolaciones” de un grado tan alto que “a no haber sido fortalecida por la gracia” (…) Javierre sigue comentando y afirma que no hubo nada patológico en la Madre… Y si claramente no fue una enfermedad de la mente, porque siempre se mostró ante los demás como una mujer tremendamente serena, ecuánime e íntegra… ¿Qué sostuvo el ser y el hacer de María Rosa Molas? Es muy difícil penetrar en la men-
te y en las intenciones de alguien, descubrir a simple vista sus motivaciones más profundas… Claro que, lo dice Jesús en el Evangelio, por sus frutos los conoceréis… Y María Rosa es Santa María Rosa Molas, es decir, vivió hasta el extremo las virtudes teologales… Los mismos monseñores que pudieron dudar en algún momento de sus dotes mentales, comprobaron con exquisito rigor la vida y la obras de María Rosa… con una lupa enorme -lo que supone un proceso de beatificación y canonización-, analizaron, midieron, pesaron, comprobaron todos los datos y detalles de su existencia. No hay duda, pues, Santa María Rosa Molas, dio la talla necesaria para que afirmemos que la razón de toda su trayectoria vital, total y plenamente, fue Dios y, en consecuencia, el amor a los hermanos; y que, de forma heroica, vivió tanto fe, como la esperanza y, aun más si cabe, la caridad. Tiempo habrá de escribir sobre la fe y la caridad. Para el tema que nos ocupa, hoy reflexionaremos sobre la esperanza. El texto arriba mencionado y todo lo que podemos intuir a través de lo que su primer biógrafo, el padre León, que la conoció más que nadie por ser su confesor, nos dan noticia de sus tribulaciones espirituales… Una mujer que se entrega
a Dios sin fisura ninguna y una terrible “noche” desde el día de su Primera Comunión: Creer no ser digna del amor de Dios. Y, sin embargo… ¿Es o no es esperanza, valga la redundancia, no desesperar? Hay un texto del profeta Habacuc que expresa de forma genial lo que, aunque seguramente nunca leyó ningún texto del Antiguo Testamento, nuestra Santa experimentó: Aunque la higuera no eche yemas y las viñas no tengan fruto, aunque el olivo olvide la aceituna y los campos no den cosecha, aunque se acaben las ovejas del redil y no queden vacas en el establo; yo me alegraré en el Señor, me gozaré en el Dios de mi salvación, porque Él es mi fuerza, me da pies como de cierva y me hace caminar por las alturas.(Ha 3, 17 y ss) O bien, como Santa Teresa de Jesús, pudo perfectamente proclamar: Si queréis, dadme oración, - si no, dadme sequedad, si abundancia o devoción, - y si no esterilidad - sea viña fructuosa - o estéril, si cumple así. La esperanza de María Rosa nace de su intenso amor a la voluntad divina, de la certeza de que la gracia de Dios es capaz de hacer nuevas todas las cosas, de transformar todo desde dentro. Como San Pablo afirmó: Nos gloriamos en la esperanza de la manifestación de Dios. Más aún: nos gloriamos hasta en las tri-
bulaciones, sabiendo que la tribulación engendra paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza; y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por e! Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm 5,2-5).
Concluyendo: María Rosa Molas nos muestra que la raíz de la esperanza, sobre todo en tiempos de crisis y no crisis, no somos nosotros mismos ni ninguna otra cosa, sea material o de otro tipo, sino la fuerza de Dios, que nos impulsa a la acción y el compromiso por hacer un mundo mejor, más humano, más fraterno, más libre… ¿Nos apuntamos a vivir así la esperanza y en esperanza? María Victoria Aymerich Martínez Hermana de Ntra. Sra. de la Consolación