Huellas Nº 77

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Julio-Septiembre

Año 2010 HH. Ntra Sra. de la Consolación María Rosa Molas, 2 43590 JESÚS-TORTOSA (Tarragona)

Tú que fuiste elegida por el Señor para ser instrumento de consolación en su obra redentora, ruega a Dios con la fuerza de tu amor y tu fidelidad, para que nosotros vivamos también como fieles hijos suyos, buscando en todo y sobre todo el bien de nuestros hermanos.

Una devota de Burriana; Familia de Carmelina Gambín; Mª Antonia Pujol. Navia (Asturias); Donativos anónimos; Beli Travuieso Calvo. Villablino (León); Lola Sánchez Martínez. Bullas; María Sánchez martínez. Bullas; Rosario Puerta. Bullas; Josefina Jiménez Puerta. Bullas; Josefa Jiménez. Bullas; Mª Jesús Valera Martinez. Bullas; Juani Drago. Bullas; Ana María Alvarez. Bullas; Virtudes Morcillo en acción de gracias; una devota en acción de gracias; Angelita de Benicarló; Anónimo; Ramona Cardona Pitarch. Vinaroz; Mª Cinta Guimerá Güell. Arnes; Familia Llebres Motos. Almería; Adelaida Fernández.Bullas; María Sánchez Martínez. Bullas; Fuensi Sánchez.Bullas; María García. Bullas; María Martínez. Bullas

Intercede por nosotros, peregrinos en el tiempo, para que las realidades temporales no nos aparten de nuestro destino eterno, antes bien, sepamos descubrir en todas ellas la huella de nuestro Dios y podamos vivirlas con pureza de corazón.

Si desea ayudarnos a difundir HUELLAS, envíe a nuestra redacción la dirección de personas a quienes pueda interesar recibirlas: HH. Ntra. Sra. de la Consolación C/ Rosa, 15 18193 - MONACHIL (GRANADA) huellashc@gmail.com - www.consolacion.org Dirección y redacción: Maribel Sánchez Colaboran: Maquetación: Mª José Condomina Secciones: Mª José Gan, María Garzá, Antonio Cartas y Conchita Goterris Imprenta: MISERICORDIA CORONADA ASPACE (GRANADA)

Nº 77

Donativos de Enero a Agosto 2009:

Noviciado Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación C/ Rosa, 15; 18193 MONACHIL (Granada)

¿QUIÉN MIRA POR TU VIDA? “...nadie me hace caso; no tengo adónde huir, nadie mira por mi vida”

(Salmo 141)

Estas palabras del salmista han sido pronunciadas de un modo u otro por innumerables vidas humanas a lo largo de la historia. Hombres y mujeres concretos (nunca anónimos) de todas las edades, razas, culturas,..Prestar un poco de atención basta para dejarse ensordecer por tan hondos gritos que parecen caer libremente al vacío del sinsentido. ¡Qué paradoja! Creo firmemente que en lo más profundo de cada ser humano habita un deseo inconmovible de fraternidad, de comunión, y, sin embargo, el fantasma del egoísmo nos ensordece al dolor ajeno de un modo vergonzoso. Dios siempre escucha. El traido y llevado argumento de que Dios no puede permitir el mal y, por tanto, en un mundo injusto se desdice su existencia, choca violentamente ante la evidencia de que

la historia está jalonada y hermoseada por tantos hombres y mujeres que, haciéndose eco del amor misericordioso de nuestro Dios, se inclinan a servir a aquellos a quienes nadie mira y pasan desapercibidos (no para Él ni para ellos) por los márgenes de la vida. Así se describe la mirada de Mª Rosa: “Los ancianos y desvalidos y los parvulitos más asquerosos eran la pupila de sus ojos” En el lenguaje de su tiempo se nos dice que miró tanto a esos últimos que para ella fueron los primeros hasta convertirse en la pupila de sus ojos. Que Dios nos vaya transformando la mirada para seguir adornando la historia al estilo de Jesús de Nazaret: haciendo caso a nuestros hermanos, acogiéndolos cuando no saben dónde ir y vagan perdidos, y mirando por sus vidas. Maribel Sánchez


JMJ en Madrid La XXVI Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en Madrid del 16 al 21 de agosto de 2011 y llevará por título: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”. Benedicto XVI habla de las grandes aspiraciones que tiene la juventud: la amistad, la solidaridad, el verdadero amor, construir una familia, “adquirir una estabilidad personal y una seguridad real, que puedan garantizar un futuro sereno y feliz”. Pero advierte que “la estabilidad y la seguridad no son las cuestiones que más ocupan la mente de los jóvenes”. El trabajo “es un problema apremiante -asegura-, pero al mismo tiempo la juventud sigue siendo la edad en la que se busca una vida más grande: “encontrar la vida misma en su inmensidad y belleza”, porque “el hombre está creado para lo que es grande, para el infinito”. Y “el deseo de la vida más grande es un signo de que Dios nos ha creado”. Pero si “Dios es vida”, señala el Papa, entonces comprendemos que es un contrasentido pretender eliminar a Dios para que el hombre viva”el Santo Padre invita a intensificar el camino de fe en Dios, especialmente hoy, cuando muchos no tienen puntos de referencia estables para construir su vida, sintiéndose así profundamente inseguros, ante un relativismo muy

difundido, para el que todo da lo mismo y no existe ninguna verdad, ni punto de referencia absoluto. “Nada parece generar verdadera libertad, sino inestabilidad, desconcierto y un conformismo con las modas del momento”. Benedicto XVI propone ponerse en contacto con Jesús a través de los sacramentos, entablar y cultivar el diálogo personal con Jesucristo, en la fe. Conocerle mediante la lectura de los Evangelios y del Catecismo; hablar con Él en la oración. “La fe -dice- es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios”. Así podréis adquirir una fe madura, sólida. Podréis conocer a Dios y vivir auténticamente de Él. En la historia de la Iglesia, los santos y mártires han sacado de la cruz gloriosa la fuerza para ser fieles a Dios hasta la entrega de sí mismos; en la fe han encontrado la fuerza para vencer las propias debilidades y superar toda adversidad. La victoria que nace de la fe es la del amor. ¡¡¡ACOMPAÑEMOS DESDE ESTE MOMENTO A TANTOS JÓVENES QUE YA SE PREPARAN PARA COMPARTIR SU VIDA Y SU FE!!!

Motivación inicial: Al acercarnos a esta “escuela de oración” de la mano de nuestra Madre somos invitados a dejarnos interpelar en nuestra existencia; la vida de Dios abarca toda nuestra persona y por ello sus palabras y el encuentro con Él, nunca nos deja indiferentes. Preparémonos pues con actitud de acogida, disponibilidad y capacidad de sorpresa, para dejarnos hacer por dentro y valentía para acoger la invitación de Dios a cambiar nuestra manera de vivir. Podemos rezar juntos esta pequeña oración para ir entrando poco a poco en este encuentro con la Verdad de Dios y la nuestra: “Lo profundo llama a lo profundo y mi alma no encuentra reposo sino en Él. Él es mi Dios y sólo su contacto apacigua los anhelos de mi corazón. Recordaré y retendré para siempre los momentos en que he sentido su presencia. Lo profundo llama a lo profundo y a su fiesta estoy invitado y en ella soy bienvenido. Si Él me alimenta, el hambre de mi alma queda satisfecha… Lo profundo llama a lo profundo porque Él me ha creado para ser suyo.” Palabra de Dios: “No acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma echan a perder las cosas, y donde los ladrones socavan y roban. Acumulad mejor tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la carcoma echan a perder las cosas, y donde los ladrones no socavan ni roban. Porque donde está tu tesoro, allí está también tu corazón.” (Mt 6, 19-21)

Comentario a la Palabra de Dios: Jesús critica el énfasis en la prosperidad material, hasta el punto de descuidar lo demás. Todos tenemos tesoros, algo que a veces se convierte en el objetivo principal de nuestra vida. Lo importante no es la cantidad de lo que poseemos sino la actitud hacia las posesiones. También nos invita a acumular tesoros en el cielo, es decir, hacer propios en cada una de nuestras vidas los valores del Evangelio, este tesoro no puede morir ni pudrirse ni ser robado, este tesoro es el que nos da la libertad y felicidad que tanto buscamos. Desde la experiencia de Santa Mª Rosa Molas: El tesoro de Mª Rosa Molas está en el corazón de Dios donde se encuentran los hermanos, en especial los más necesitados; por eso pudo aprender a relativizar las situaciones, los honores, etc… “Todo para gloria de Dios y bien de los hermanos, nada para nosotras” así fue acumulando su tesoro en el cielo y fue un regalo precioso para todo aquel que se encontraba con ella. La Madre nos enseña que tenemos que descentrarnos de “nuestros tesoros” (posesiones, fama, prestigio, ansia de ser más…) y eso sólo se puede hacer descubriendo en los otros y en Dios el tesoro más grande y que llena plenamente la vida y le da todo su sentido. Pistas para la oración personal: En un momento de reflexión, podemos mirar nuestra vida de la mano de nuestra Madre: ¿Qué o quién es mi tesoro? ¿Y cómo se puede descubrir esto? Sabiendo aquello que coge tu vida por completo: ¿De qué hablas en todo momento?, ¿En qué piensas la mayor parte del tiempo?, ¿Cuál es tu pasión?...¿Cuál es tu tesoro? ¿Coches? ¿Deporte? ¿Tu trabajo? ¿Tu ministerio? ¿La música? ¿La fama? ¿El poder?... Y después de pensar y descubrir nuestros tesoros le pedimos a Dios que nos ayude a ordenar nuestra vida y nuestras cosas, a clarificar nuestra mente y nuestro corazón unificando nuestra persona. Que el estilo de Mª Rosa Molas se nos contagie aún en los pequeños momentos de nuestro día, recordándonos que sólo buscando lo que Dios quiere y el bien de nuestros hermanos conseguiremos el tesoro de la alegría y la felicidad y ya no sentiremos la necesidad de acumular para nosotros ningún otro tesoro “Todo para gloria de Dios y bien de los hermanos, nada para nosotras”. Oración final: Señor, ¡cuántas veces pongo mi confianza en cosas que no la merecen! Y cuanto más lo hago, más descubro que fuera de Ti todo es perecedero. Porque Tú eres mi tesoro, el único que puedes colmar mi corazón y saciarme realmente. Sólo Tú mereces ocupar el centro de mi ser. Haz, por tanto, que deseche lo accesorio de mi vida y todo aquello que me esclaviza. Enséñame a abrir a tu presencia mi pobre corazón lleno de cosas. Será entonces cuando alcance la libertad y la paz que anhelo y pueda vivir en el Amor que eres Tú. Amén.


“DIOS EN LO COTIDIANO” Las grandes empresas que realizamos requieren un tiempo de preparación y de estudio. Normalmente cuando tenemos que llevar a cabo algo que se nos ha confiado buscamos que el resultado sea satisfactorio. Nos preocupa la imagen que demos ante los demás, quedar bien y que se reconozca nuestra valía. Nuestras motivaciones se encuentran en un plano superficial, el de la complacencia. Otras veces lo que nos mueve es el deseo de ayudar a otros y de aportar algo positivo a la sociedad. Nos encontramos en un nivel más altruista y noble. Por último, en un nivel más profundo y trascendente, realizamos las cosas movidos por el amor a Dios y al prójimo. Entonces ambas motivaciones van de la mano y son manifestación del amor que Dios nos tiene. Porque Dios está presente en todo y en todos, es posible que el hombre sea imagen de Dios. Todo lo creó Dios por amor al hombre: “Y vio Dios que era bueno” (Gn 1,31) Desde las motivaciones más superficiales hasta las más profundas, el hombre está capacitado para hacer el bien y agradar a Dios. En lo más sencillo y cotidiano de la vida nos encontramos con Él y construimos el Reino. Mª Rosa Molas tenía muy bien asimilada esta realidad. Sabemos que “no esperaba el día de mañana para hacer el bien “y que “hacía de sus días, días llenos”. En el trabajo de cada día ponía todas sus capacidades, todo su ser. Acudimos a su primer biógrafo, el Padre Sebastián León: “Fundada en que tenía consagrado su corazón al Señor, con lo cual cumplía la voluntad de quien la había llamado, todos los destinos, ocupaciones y obras eran iguales e importantes a su entender, como que nada hay bajo, decía, en la casa de Dios; y de aquí la santa indiferencia para todo, el mérito que de todo sacaba, y la paz que tan acertado pensar daba a su alma. En todo miró la disposición divina, y esa fue la clave por la que, si activa y fervorosa fue para los actos religiosos…., no menos diligencia y satisfacción disfrutaba en

las fatigas y trabajos manuales, y en el servicio de los pobres y de las hermanas…” Lo primero que nos llama la atención es la motivación que tenía Mª Rosa a la hora de hacer las cosas. Se trata de una profunda convicción que tiene cogida toda su persona: su corazón está consagrado al Señor. Desde esa experiencia hace todo lo que hace. Por eso quedan en un segundo plano las tareas, el tiempo invertido en su realización, el reconocimiento o rechazo por parte de los demás, el éxito o el fracaso personal. En segundo lugar vemos que para ella no había una escala valorativa en los trabajos y ocupaciones, todos eran igual de importantes y dignos. Esta indiferencia le permitía afrontarlos todos con decidida resolución y esmero. Así vivía toda la jornada con paz y alegría. En tercer lugar Mª Rosa se nos revela activa y contemplativa. Cuidaba su relación con Dios, llevaba a la oración sus fatigas, sus trabajos, las personas con las que se iba a encontrar a lo largo del día. Alimentaba su vida interior con “la santa misa, oración, comunión, rezos, lectura y devociones”. De aquí sacaba las fuerzas para la acción y para la misión. También nosotros estamos capacitados para hacer el bien y trasmitir a los demás la bondad de Dios, su rostro amable. En nuestro entorno cotidiano, en nuestro mundo de relaciones habituales, podemos santificar y dignificar el trabajo. Pongamos todas nuestras capacidades al servicio del anuncio del Reino, sin buscarnos a nosotros mismos, sin esperar el éxito o el aplauso. La mejor paga que podemos tener es la paz y la alegría que proporciona el trabajo bien hecho por amor y gratuitamente. Mª José Gan

“UN SUEÑO INESPERADO” En la vida pensamos que las cosas suceden por casualidad, y en ocasiones el azar influye; pero con frecuencia vienen a acontecer fruto de la intervención del Señor, de la patrona del pueblo, que en definitiva es la misma para todos, o de personas que, Santos reconocidos o no, gozan de su presencia en el cielo. Esto fue lo que me sucedió a mí. Bien es cierto que aunque yo fuese antiguo alumno del colegio de Quintanar de la Orden, mi paso fue breve, y de esta etapa temprana de mi vida mis recuerdos se reducen al cariño de la “madre Elena”. Yo empecé a formar parte de la comunidad educativa de la Consolación de Quintanar en segunda instancia, como padre de alumna, cuando mi primera hija ingresó en el centro con tres años, en 1994. Esto se lo tengo que agradecer a mi mujer, Nieves, ex-alumna también durante pocos cursos, que fue determinante para tomar tal decisión. Fue el comienzo de un gran sueño que a buen seguro alguna mano divina quiso regalarme y que confío me acompañe para el resto de la vida. Gradualmente fui involucrándome en la Consolación: a través de la AMPA, después formando parte del equipo de profesores, gracias a la confianza que la madre Carmen Molés, depositó en mí, en un momento en el que mi vida profesional se venía desmoronando, sin duda que con la iluminación de Santa María Rosa Molas. Actualmente vengo compaginando la tarea docente con la dirección pedagógica del colegio desde hace cuatro años, asumiéndola con una enorme ilusión y responsabilidad, hecho que agradeceré siempre a la Congregación. ¿Qué puedo decir de todo este tiempo? Mucho, sin duda, pero en resumen he visto: -Religiosas, novicias y postulantes que con la experiencia, dedicación y templanza de unas, la ilusión y juventud en otras, han sabido contagiarme y servir de ejemplo. - Compañeros de claustro que me han hecho ver lo gratificante que es sembrar, regar y cuidar el jardín de plantas y flores que tenemos en cada aula, y contemplar sus frutos cuando ya forman parte de nuestra sociedad adulta. - Familias que han elegido la Consolación como camino para la educación y formación de sus hij@s, y cuyos rostros reflejan confianza y tranquilidad; y otras que habiendo querido seguir ese mismo rumbo, sintieron la desesperación por no haberlo conseguido. -Niñ@s y adolescentes que han hecho que la Consolación forme parte de sus vidas, que refuerzan y dan sentido a mi labor diaria. - Religiosas y laicos que entregando parte de su tiempo a los más desfavorecidos, en muchos puntos de la existencia humana, me han demostrado que haciendo un poquito entre todos, se pueden conseguir grandes logros. He tenido la excelente oportunidad de visitar muchos colegios de la Consolación, conocer profesores de diferentes lugares, cambiar impresiones con muchos padres, compartir muchos momentos con las hermanas, y he podido comprobar cómo el espíritu con el que Santa María Rosa Molas vivió en su época ha servido de ejemplo a todos ell@s, haciendo del carisma de la Consolación una realidad viva en pleno siglo XXI. Gracias, Madre Fundadora, por haberte cruzado en el camino de mi familia, haberla hecho tuya, y por haber sido el “sentido” de este gran sueño. Antonio Cartas Martín. Quintanar de la Orden (Toledo).


“ACUMULAD TESOROS EN EL CIELO” Además también os podéis preHe pasado unos días de descanso estival con mi familia y he observado el guntar cómo “atesorar tesoros en el cariño mutuo con el que se tratan mis cielo” cuando estamos viviendo en la padres… Se hacen mayores… pero tierra y es la vida presente la que nos mantienen vivo su amor primero. Toda preocupa. Para respondernos hemos de una lección para mí, que, a veces, tanto recordar que este pasaje se sitúa en el temo envejecer. Su cuerpo se va minan- contexto del Sermón del Monte donde do por el paso del tiempo pero su inte- Jesús expone a los discípulos su prograrior parece permanecer intacto en el ma de vida y los valores que lo configuran. Una meditación reposada y orante amor. Esta experiencia personal me ha de los textos del Sermón del Monte nos hecho pensar en el texto de Pablo: Aun abrirá los ojos del corazón a los “tesocuando nuestro hombre exterior se va ros” verdaderamente importantes. Como esta perícopa termina desmoronando el hombre interior se va renovando de día en día… si esta tienda diciendo donde esté tu tesoro allí estará que es nuestra morada terrestre se des- tu corazón a todos nos puede resultar morona, tenemos un edificio que es de más fácil comprender su significado Dios: una morada eterna no hecha por completo. En realidad Jesús con estas mano humana, que está en los cielos… palabras nos está invitando a tomar una y sigue S. Pablo: y así gemimos en este opción ante la vida: ¿Donde centras el estado deseando ardientemente ser objetivo de tu vida: en la acumulación revestidos de nuestra habitación celes- de los bienes terrenos o en el crecimiento humano y espiritual de tu persona?. te…” (2 Cor. 4, 16-5,2) Al recordar este texto algunos Si el tesoro es terreno la persona se pensaréis que hoy muy poca gente pien- identifica con las cosas terrenas y por sa en esa “morada celeste”, más preocu- tanto se pierde en ellas, si es celestial la pados en “amontonar tesoros en la tie- persona se orienta hacia Dios y por rra”, pero a los que sí pensamos de vez tanto, se encuentra y se desarrolla en en cuando en ella, Jesús nos invita a Dios. (Marcel Dumais) Ahora seguro que entendemos vivir este tiempo de espera activa “acumulando tesoros en el cielo donde no un poco más… y si además pensamos hay polilla ni herrumbre que corroan, ni en las cosas que nos orientan a Dios más ladrones que socaven y roben.” (Mt. 6, todavía: el perdón, la misericordia, la compasión, la ternura, la amistad since19-21)

ra, la bondad… Todavía alguno de los lectores puede estar pensando… pero bueno ¿cómo puedo yo cultivar lo que decía S. Pablo: “aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando el hombre interior se va renovando de día en día…”? No sé si sabré explicarlo pero esta comparación de los tesoros terrenos y los tesoros celestes, la morada terrena y la morada celeste me ha gustado y me hecho pensar que: • algunos consiguen bienes materiales y los despilfarran (el hijo pródigo en Lc. 15, 11-31) • otros los esconden o los guardan (no acumuléis riquezas Lc. 12, 16-21) • otros los hacen fructificar (parábola de los talentos Mt. 25 14-30) Pues bien, en la vida espiritual pasa algo parecido: ante las situaciones difíciles de la vida, las incomprensiones, el dolor… o simplemente una mala contestación de alguien puedo: • rebelarme, enfadarme y echar la culpa a todos… de esta manera “despilfarro mi vida”. • bien puedo “tragarlo todo”, “aguantar a todos”… así, seguramente, acabaré en una depresión.

• hay otro modo que nos invita a salir de nosotros mismos y es precisamente el mejor modo de “guardar tesoros en el cielo”: responder a la vida, a las personas, a las situaciones como lo haría Jesús… con paz, sin alterarnos, haciendo recapacitar a los demás sobre sus conductas, perdonando, con gran compasión y caridad. Si centramos nuestra vida en esta “morada celeste” y orientamos nuestra vida a Dios como hizo Santa María Rosa Molas cultivaremos los valores imperecederos. Nos saldrá arrugas y canas, llevaremos bastón y nos llegará la ancianidad y con ella la enfermedad… pero el bien que hayamos hecho… el perdón sincero a alguien que nos ofendió, las palabras de compasión y afecto a quien sufrió y nos contó su pena, permanecerán para siempre.

Merece la pena vivir así: envejecer con el corazón lleno de “tesoros celestes”. Conchita Goterris


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