HERMANAS DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN
Hoja informativa sobre la Espiritualidad de Santa María Rosa Molas y Vallvé N°91 Julio 2015
LAUDATO SI En estos días hemos acogido la nueva encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de la Casa común. «Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba». Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a
expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura. El Papa hace una invitación urgente a establecer un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos.
Necesitamos una solidaridad universal nueva. Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, «se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios».Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades.
de sorprenderse de las cosas más sencillas que les rodea, del canto de los pájaros, del misterio de la lluvia que refresca, de la luna que cambia de tamaño, del sol que nos visita y calienta, de las flores y las hierbas que crecen aún en los rincones más insospechados.
La creación es la herencia que Dios nos ha regalado. Y como toda herenAcogemos esta hermosa encíclica cia, valiosa, debe ser custodiada, prodel Papa, y con ella reavivamos nuestra tegida, y sus frutos compartidos. conciencia del gran regalo que Dios ha hecho a la humanidad con la creación. “Mientras tanto, nos unimos para hacernos cargo de esta casa que se Una creación que Dios soñó buena, nos confió, sabiendo que todo lo buela creó en todo buena y nos la ofreció no que hay en ella será asumido en como don para cuidarla y custodiarla. la fiesta celestial. Junto con todas las criaturas, caminamos por esta tierra Que bien entendió María Rosa este buscando a Dios, porque, «si el mungran regalo de Dios. La madre, mujer do tiene un principio y ha sido creacontemplativa, descubría en las obras do, busca al que lo ha creado, busca del creador un signo de su grandeza al que le ha dado inicio, al que es su y hermosura: “Nada hay más hermoso Creador».172 en la tierra que las obras del creador.” Caminemos cantando. Que nuesRenovemos nuestra capacidad con- tras luchas y nuestra preocupación templativa, abramos nuestros ojos por este planeta no nos quiten el como los de los niños que son capaces gozo de la esperanza”.
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Las huellas que María Rosa ha dejado en mí… Me llamo Rose Batiebo, soy alumna del a María Rosa cuando se presentan difiColegio María Rosa Molas que las Herma- cultades académicas y ella me ayuda. nas de Nuestra Señora de la Consolación tieEste descubrimiento me ha permitido nen en Dedougou y resido en el internado. cambiar, para llegar a ser misericordiosa y Desde que me encontré con Santa Mª consoladora. ¡María Rosa realiza milagros Rosa Molas en mi vida todo ha cambia- en la vida terrenal! Hoy soy testigo de que do. Supe de ella al llegar al internado a través de su misericordia y consolación de las hermanas. Antes, cuando no las ella es un ejemplo para todos los cristiaconocía, no me gustaban las personas nos. La quiero y la propongo a los jóvenes. que tenían problemas. Los sufrimien- Rose Batiebo - Dedougou tos de otros me ponían nerviosa y me amargaban. Desde que yo descubrí la existencia de una Santa llamada María Rosa Molas, mi vida se revolucionó. El descubrir que a ella le gustaba compartir y consolar, me llevó al discernimiento de mis actitudes. María Rosa era humilde, sencilla, protegió y cuidó a los enfermos e infelices. Esto me produce el deseo de tenerla como modelo. Ya no huyo de mis compañeros con problemas, al contrario, he empezado a ayudarles. Le suplico 3
Desde la Escuela de Mozambique, compartimos esta hermosa experiencia. Un mural d de Nacimiento, se ha convertido para cada uno de los miembros de la escuela
Nuestra escuela, que podemos llamar un gran centro educativo con más de 2.000 estudiantes y cuenta con la presencia de las Hermanas desde hace más de 15 años, dedica a María Rosa un espacio desde el que se le puede contemplar cada día. A través de la pared queríamos dejar dedicado en la escuela las pisadas de María Rosa... Elaborado por un grupo de estudiantes y un artista local.
“En nuestra escuela los niños desde pequeños aprenden a conocer y admirar a la madre. Ella es la Madre, siempre buena y acogedora que les cuida. El mural en la escuela nos da la certeza que ésta amiga siempre nos acompaña, nos recuerda su vida y sus virtudes que queremos imitar” Prof. Carlota
“Dedicar un espacio en la escuela a María Rosa es como darle un espacio en nuestros corazones. Es darnos un regalo a nosotros mismos, ya que al contemplarla todos los días cuando entramos al colegio, primero somos vistos por ella”.
Estamos felices de formar parte de la vida de María Rosa y celebrar sus 200 años en el mundo. Cada gesto, cada sonrisa, cada detalle de las Hermanas de la consolación con nosotros, nos recuerda la buena madre, María Rosa. Madre, estamos juntos. Tú con nosotros y nosotros contigo.
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Nill-séptimo grado
al dedicado a la Madre. Lo que se pensó como un regalo a la Madre por su Bicentenario ela en el verdadero regalo. La Madre les mira y espera todos los días al llegar.
María Rosa te amamos. ¡Siempre estás con nosotros! 5
CREACIÓN, DIVERSIDAD Cuando escuchamos la palabra creación, nuestra mente puede hacer un pequeño viaje a los primeros capítulos del libro del Génesis, donde el escritor describe la escena de cómo Dios crea el mundo, al hombre y a todos los seres vivientes. Una descripción simbólica como también sabemos, pero no por eso menos real en contenido. Dios, siempre presente desde el principio, aleteaba sobre las aguas. El caos envolvía el espacio. Y Dios hace posible ese hermoso paso del caos al Cosmo. Con su aliento de vida, aquello que era oscuro brilla con una nueva luz. Aquello que era desorden, Dios lo “nombra” y le otorga un puesto y una misión en medio del gran “paraíso” creado. Dios opta por la DIVERSIDAD como criterio en su proceso de creación. Separa las aguas, para que una sirva de bóveda y la llama cielo, la otra la llama mar. Crea los animales, en sus diversas especies, del mismo modo sucede con la flora. Para terminar su gran obra con la creación del Hombre.
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Lo creó hombre y mujer. A imagen y semejanza de Él. En igualdad de condición, pero diversos en su constitución. La diversidad es el gran don que nos regala Dios con su creación. No todos estamos llamados a ser lo mismo, ni cumplir la misma función dentro de esta “casa común”. Dios se alegra con la diversidad, y el hombre tantas veces se ha empeñado en querer la uniformidad. Intentar imponer un mismo pensamiento, una misma forma de proceder, de actuar. Imponer una ideología, un sistema de gobierno, una raza… Dios, como buen artista, se goza con la diversidad. Le encanta una creación donde cada uno aporte lo mejor de sí. Donde el espíritu continúe aleteando ofreciendo su creatividad, pintando el mundo con los más hermosos colores.
Miramos a la Madre y descubrimos en ella su gran sensibilidad por el don de todo lo creado. La madre le gustaba las flores, los animales, la naturaleza:
“Mientras le fue posible, se la vio en el jardincito, cultivar plantas en ratos de recreo, para obsequiar con sus flores a los santos o regalarlas a los protectores y amigos de la casa, afanada sudando en preparar la tierra, hacer sus siembras, trasladar las plantecitas del semillero; en una palabra: tenía sus inocentes delicias en las flores, y a su vista exclamaba: “Nada hay más hermoso en la tierra, que las obras del Creador”
La madre quiere sus oratorios bien limpios, cuidados, con flores naturales si es posible. Quiere los hospitales limpios, las paredes, los suelos, las ropas, los cuellos y orejas de sus niños y ancianos: todo bien limpio. Sus propias ropas, son muy pobres y zurzidas, pero muy limpias. Gracias María Rosa, por enseñarnos con pequeños y sencillos gestos, a cuidar nuestra casa común, y valorar la diversidad que nos ofrece la obra por excelencia de Dios: la creación, donde nosotros como seres humanos, acogemos la tarea de cuidarla y protegerla.
La Madre siempre optó por cuidar “la casa común”, no sólo la gran casa común que es nuestra tierra, también se empeñó en hacer de su “casa” de sus comunidades, un espacio habitable, vivible, al servicio de los hombres. Un es espacio limpio, aunque sencillo.
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Impremta Querol, SL
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