HERMANAS DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN
Hoja informativa sobre la Espiritualidad de Santa María Rosa Molas y Vallvé N°88 Abril 2015
Pascua fiesta de la luz La noche no tiene la última palabra. La vida vence la muerte. Con esta certeza que nos da la fe, acogemos este tiempo de pascua. La pascua trae consigo los frutos de la resurrección. El resucitado, se acerca a sus discípulos para fortalecer su fe, abre las puertas que los mantienen encerrados por miedo a los judíos. Jesús trae consigo la PAZ que disipa el miedo, la ALEGRÍA que aleja la tristeza, la FE que revierte las dudas, el ESPÍRITU SANTO que impulsa a la misión. La pascua es fiesta de luz... Toda nuestra vida resplandece con la luz de Cristo resucitado. Nuestros dolores encuentran un sentido profundo en la Cruz Gloriosa de Cristo. La Pascua deja una Huella profunda en el corazón de los discípulos de Jesús.
Una huella que permanece a lo largo de la historia y sigue animando y fortaleciendo la vida de todos los creyentes. María Rosa también experimentó los frutos de la Pascua. ¡Cuántas “semanas santas” compartidas con su comunidad, cuántos jueves, viernes y sábados santos contemplando el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo!, dejándose iluminar por la palabra, haciéndose junto a Jesús pan partido y vino derramado en el servicio a los más pobres, acompañando el cuerpo maltratado de Jesús en la cruz, el cuerpo de tantos niños y ancianos desconsolados y afligidos, hermanas enfermas. Pero también cuánta alegría y esperanza al descubrir la huella de la vida de Dios que renace en gestos sencillos como una sonrisa, una palabra de agradecimiento, una mirada, un compartir fraterno.
María Rosa, mujer pascual, contemplando la cruz de Jesús pudo experimentar alivio y consuelo a los dolores y penas del mundo. Mirando a Jesús, encontró respuestas a sus interrogantes, cauce a sus mociones, referencia en su actuar. “En el calvario a los pies del Señor, se halla todo consuelo y alivio”
Miramos la huella de la Madre, y podemos contemplar la luz del resucitado que ilumina su actuar. Sus palabras eran de “amabilidad y me hacía ver muy fáciles las cosas que parecían montes, y en el mundo parece que estaba únicamente para consuelo de todos” (Testimonios Contemporáneos).
La luz del cirio que nos acompaña durante todo el tiempo pascual nos recuerda que estamos llamados a ser TESTIGOS DEL RESUCITADO, es la luz que vence las tinieblas, el bien que supera todo mal. Este tiempo es una oportunidad para dejar que la luz de Cristo brille y resplandezca a través de nuestras actitudes.
Así como el Cirio Pascual, María Rosa resplandeció con la luz de las virtudes. “Las virtudes que más vi resplandecer en mi buena madre son: una profunda humildad, en la pobreza muy delicada, en todas las cosas buscaba la Gloria de Dios, no es fácil explicar a dónde llegaba su caridad” (Testimonios Contemporáneos).
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Las huellas que María Rosa ha dejado en mí… Cuando me dijeron que plasmase en unas líneas cómo había influido Mª Rosa Molas en mi persona, se agolparon muchos recuerdos en mi cabeza, hechos, situaciones, momentos en los que ha estado presente de una manera muy especial. Si comienzo por el principio, he tenido la suerte de estudiar toda mi etapa escolar en el colegio que las hermanas de la Consolación fundaron en Zaragoza, su imagen me ha acompañado no sólo cuando hacía un examen y me encomendaba a ella para que me echase una mano, sino en todos los buenos momentos que he vivido: jugando en el patio con mis amigas, en las representaciones de Navidad, en mi graduación… Siempre fue ejemplo a seguir, conocer su vida me hizo darme cuenta de lo importante que es darte a los demás, de la satisfacción que sientes cuando puedas ayudar a otros y la felicidad que te inunda. Quizás el momento más especial llegó con su Canonización, cuando me dijeron que iba a realizar la ofrenda, junto con un compañero de Granada, al Papa Juan Pablo II.
Yo no sabía qué hacer, estaba contenta y a la vez nerviosa, un viaje al extranjero con mis compañeras y profesores, para llevar a cabo una celebración tan importante para nuestra congregación y en la que yo tenía una responsabilidad, me temblaba todo. La experiencia inolvidable, los sentimientos a flor de piel y Mª Rosa siempre conmigo. ¿Cuánto me ha influido?¿Cómo me ha influido? Me ha permitido ser como soy, tener un ejemplo de vida, aportar mi granito de arena diáriamente, no sólo a nivel personal, también a nivel profesional. Mi vocación me ha llevado a ser maestra en el Colegio Madre Mª Rosa Molas de Zaragoza, así que creo que su influencia ha sido mucha y muy positiva. Me gustaría que cada uno de nuestros alumnos se llevara un poquito de Mª Rosa, una semilla que germinara y que regándola con un poco de cariño, solidaridad y buen hacer convirtiera a todos ellos en grandes personas llenas de buenos valores. Patricia Alejandre - Zaragoza
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Desde el Colegio de Onda (Castellón) España, compartimos esta hermosa experiencia. Un e técnica, y se llena de movimiento, expresión, presencia. Un hermoso mosaico, transparenta la oración y en los sacramentos. La huella de la Madre, s
A través del arte hacemos presente a María Rosa Molas. Nuestra mirada hoy se dirige a contemplar y extraer consecuencias de una obra que recientemente, con motivo del bicentenario del nacimiento de María Rosa Molas, se ha colgado en la capilla del colegio María Rosa Molas de Onda (Castellón). La técnica empleada en su confección se llama “trencadís”, ideada por el gran arquitecto, reusense como nuestra Santa, Antonio Gaudí. Consiste en hacer mosaicos pegando trozos irregulares de baldosas cerámicas de varios colores brillantes sobre diversos soportes. Su autora es la profesora de dibujo del colegio, Fanny Franch, quien nos dice: Siempre me ha gustado el color como medio de expresión artística, mis inquietudes en este campo me han llevado a experimentarlo a través de diversos y muy diferentes materiales y descubrir qué efectos lograba conseguir con cada uno: óleo, acuarela, acrílico, técnicas mixtas, collage... y, desde ahora, por el impulso de quien me encargó esta obra como elemento indispensable de la capilla del centro, también decorada en trencadís, un proyecto que guardaba como futuro, las posibilidades del azulejo en un mosaico, es ya una hermosa realidad que
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todos podemos disfrutar y, a la vez, por mi parte, rendir homenaje, desde lo más profundo de mi corazón, a tan carismática mujer en el Bicentenario de su nacimiento. La interactuación con materiales tan nobles como la madera del soporte y los elementos que forman la cerámica: agua, tierra, fuego... han dibujado un rostro de estilo figurativo simplificado, que consiste en reducir al máximo los elementos representados, con el fin de extraer lo esencial, lo verdaderamente importante. Así era nuestra Fundadora, sencilla y auténtica; por ello he utilizado varios colores cálidos: rojo, naranja, amarillo… que dan alegría, valor y fuerza al conjunto y representan de una forma casi real su personalidad. Es un conjunto que habla por sí solo, habla de María Rosa. La obra, cuando la miro, me transmite paz y una gran ternura. Os invito a observarla, seguro que no os deja indiferentes…. No, no nos deja indiferentes. La mirada de la Madre, desde cualquier ángulo, como en muchas obras de arte, te mira y capta tu atención. Una mirada que te interpela con dulzura y penetra en tu intimidad. Una mirada serena, dulce y profunda, que transparenta el ser y el hacer de María Rosa. Una mirada que inicia y continúa un diálogo, un diálogo sobre la esperanza, el amor y la consolación, que solo en Dios alcanzan sentido.
espacio dedicado para la oración y alabanza, es intervenido a través del arte, con sus colores y a presencia de la Madre, que nos invita constantemente a gustar de la presencia de Dios en la se prolonga en esta hermosa capilla a través del arte. Una mirada serena, dulce y profunda, que transparenta el ser y el hacer de María Rosa. Una mirada que inicia y continúa un diálogo, un diálogo sobre la esperanza, el amor y la consolación, que solo en Dios alcanzan sentido. El panel, hecho de múltiples fragmentos cerámicos, en una sabia combinación de colores, logra la unidad del rostro de María Rosa… un rostro para mirar y para mirarnos a nosotros mismos en él, con confianza, con libertad… es una madre la que nos mira, es una gran mujer la que contemplamos y nos contempla.
Y en los reflejos de luz que, en los diversos momentos del día, inciden y brillan sobre el rostro de María Rosa, podemos intuir que la santidad es expansiva, es comunicación, es entrega, generosidad máxima… No, no nos deja indiferentes. La nueva imagen de María Rosa nos invita a la oración, ante ella, para que nuestras vidas tengan a bien imitar su vida, a ser prolongación del carisma que el Espíritu le regaló… Que, en este año de conmemoración de los 200 años de su nacimiento, lo que ella vivió, para total gloria de Dios y bien de los hermanos, sea un impulso para que nosotros sigamos sus huellas y, en la Iglesia seamos, como ella, grandes apasionados por el Reino y profetas de la Consolación.
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PASCUA, LUZ, ALEGRÍA Unos de los frutos que trae consigo la Pascua es la ALEGRÍA. Los discípulos viven una profunda desolación, sus corazones están tristes, los recuerdos de aquel viernes santo, la muerte injusta y terrible de su amigo, nubla su fe y esperanza. Solo Jesús Resucitado es capaz de abrir las puertas de sus corazones y devolverles la alegría profunda. La alegría es una actitud que se manifiesta en nuestro espíritu. Ella nos levanta, anima y consuela. Y por tanto es capaz de animar, levantar y consolar.
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San Pablo nos recomienda en su carta: “Estén siempre alegres, se lo repito estén siempre alegres” (Flp 4, 4). Y en el libro de los Hechos de los apóstoles, el autor nos explica cuál es la fuente de su alegría: “Descubrí al Señor, causa de mi alegría” (Hechos 8, 8) Nuestra alegría debe tener los mismos motivos que alegraban el corazón de Jesús, alegría que es peregrina y sólo será colmada en la vida eterna, porque: ±± Nuestros nombres estén escritos en el cielo. (Lc10,20) ±± Él regrese al Padre. (Jn 14, 28) ±± Él podrá volver a vernos. (Jn 16, 22) ±± Seremos perseguidos por la justicia. (Mt 5,12)
Al contemplar la vida de María Rosa en medio de sus hermanas, y el testimonio que de ella nos dan, podemos decir que con esta actitud logró construir un ambiente más agradable en el que se deseaba estar y permanecer. ¿Era simpática María Rosa? ¿Cómo manifestaba su alegría? ¿Qué dicen las hermanas que compartieron con ella sobre esta virtud? Nos cuentan algunas de las hermanas que vivieron con ella: “Era simpática y cariñosa con todos y de las hermanas tenía cuidado como de la pupila de sus ojos. Todos se marchaban contentos y alegres por el atractivo con que ganaba sus corazones”
Afirman las hermanas que su conversación les dejaba una sensación de bienestar, de alegría y de paz. La presencia de María Rosa era como un caudal de agua fresca, refrigera, produce descanso en la convivencia diaria. Se está a gusto en su compañía. La madre, aun siendo una persona seria, como buena catalana, tenía también sus rasgos de humor. Buen humor en medio de sus enfermedades y sufrimientos. El buen humor constituye uno de los rasgos salientes de las personalidades equilibradas y es una manifestación de su madurez.
Aprendamos de la Madre y seamos cada día fuente de alegría para los demás. La alegría serena que tiene su fuente en Dios. 7
Impremta Querol, SL
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