Cuba, turismo y territorio

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entrevistas SUPERSUDACA

Cuba, turismo y territorio Sistema de Planificación del Turismo en Cuba según la visión de José Mena, Arquitecto Ministerio de Planificacion. Supersudaca —¿Cuáles son los antecedentes del Turismo en Cuba? La planificación actual del Turismo en Cuba tiene sus antecedentes históricos en las condiciones existentes en el país antes del triunfo revolucionario del año 1959. La cercanía geográfica con los Estados Unidos hizo que la Isla se convirtiera en un destino turístico seguro y barato para los estadounidenses. Sobre todo se trataba de un turismo de ferry dada la breve distancia entre las riveras de ambas naciones. En este tiempo también la aviación cubana asume cierto incipiente desarrollo. De manera que, en la década de los ’50, Cuba se convierte en el principal destino turístico del Caribe, mucho antes que México y República Dominicana. Por lo tanto, las condiciones resultaban propicias para el crecimiento de ese rubro económico, el cual se fomentaba a partir de las ganancias que arrojaba un turismo de prostitución y juego que los norteamericanos no podían disfrutar en su país por las estrictas leyes existentes. Cuba era un enorme Casino de los Estados Unidos. Sin embargo, un dato interesante resulta que las capas adineradas cubanas gastaban más que los propios extranjeros en asuntos de distracción y ocio. Supersudaca —¿Qué sucede con ese tipo de turismo “especial” al llegar Fidel Castro al poder? El nuevo gobierno no quiere construir su economía sobre la base de lo que pudiera llamarse un turismo de corrupción, de modo que este filón económico casi se disuelve y comienza a fomentarse la modalidad de un turismo social, más bien de carácter nacional que internacional. Supersudaca —¿Cómo surge entonces el proceso de planificación del turismo? Cuba, para establecer un desarrollo económico ordenado, crea la llamada la Junta de Planificación Física que no solo se ocupa del turismo, sino de todo lo concerniente al crecimiento de las ciudades y su entorno. Entidad gubernamental ésta que, si bien posee un organismo central, cuenta con homólogas en cada provincia, de manera que se planifique sobre la realidad inmediata territorial. Así, en los años ’70, se funda el organismo de Planificación Física y comienza a perfilarse los planes de proyección y organización que, en el caso del turismo, apuntan más a la necesidad de recreación y descanso de la nueva clase obrera. Quizás muy influenciado ese propósito por los modelos soviéticos de entonces con vistas a dar satisfacción a las capas más humildes. De manera que el elemento playa, en Cuba, comienza a planificarse en función de ese objetivo social. Si bien somos un país rodeado de mar había personas que nunca habían visto una playa. En tal sentido se partió de identificar esos recursos naturales que pudieran explotarse en función de la idea; su ubicación y posibilidades. En un primer momento se construyeron casilleros para que los veraneantes guardaran su ropa en las playas, de ahí la creación del Parque de las 8000 taquillas, en Varadero, y la creación de modestas cafeterías, restaurantes y alojamientos que respondieran a un turismo nacional y de características proletarias. Así, la planificación se centró en estudiar las posibilidades de un servicio masivo que terminara con el carácter exclusivo y clasista del turismo hasta ese entonces, como lo fuera el propio Varadero. También la década del ’70 permite un concepto de planificación que alude a la creación de hoteles de ciudad en cada provincia, con modelos arquitectónicos similares a las llamadas Escuelas en el Campo. Por entonces ocurrió una explosión de estudiantes en el nivel medio de la educación cubana y se hizo


necesaria la creación de estructuras constructivas que respondieran a esas necesidades y que partían de un concepto de José Martí, el Apóstol de Cuba, sobre la formación de las nuevas generaciones, quien propuso el vínculo entre el estudio y el trabajo, de manera que los estudiantes hacían labores agrícolas. Y, ese mismo sistema constructivo conocido como Girón, diseñado a base de paneles prefabricados, fue tomado como modelo para la construcción de instituciones hoteleras de playa y citadinas que respondieran a las necesidades locales de cada territorio. Ya, en el año 1979, aparece otra modalidad para la recreación y el descanso. Surgen las llamadas bases de campismo que, si bien comienzan siendo espacios naturales usados a partir de casas de campaña, terminan por construir también una infraestructura que respondiera a ese novedoso proyecto. Las primeras 14 fueron edificadas en la provincia de Pinar del Río y luego se construyeron 100 en todo el país. Su sentido, además de recreativo, era educativo, de modo que estaban lideradas por la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Ello trajo como consecuencia un estudio más serio y pormenorizado del entorno natural de playas, cuevas, presas de agua, ríos y montañas. Supersudaca —¿Cómo se vincula todo ese proceso con la nueva concepción del turismo en Cuba? A partir de la caída del llamado Campo Socialista la economía cubana trata de paliar su crisis con la explotación del turismo a escala internacional. Eso implica un nuevo concepto y, por ende, nuevas investigaciones. Junto a las pocas instalaciones hoteleras que existían desde el capitalismo, esencialmente en Varadero y Ciudad de La Habana, se propone un crecimiento en la actividad turística que parta de permitir la cooperación con capital extranjero. Y es en ese instante se crea lo que dio en llamarse Esquema Nacional del Turismo. De ese modo, a inicios de los ’90, se inicia un nuevo período de planificación en función de esas prioridades. Se hace un levantamiento de todos aquellos sitios naturales posibles a explotar, su ubicación territorial y sus características. De ahí que se hicieran planes confeccionados para un plazo comprendido entre los 20, 25 y 50 años, que estuvieran en concordancia con los nuevos períodos establecidos, también, para un desarrollo económico coherente. Junto al recién creado Ministerio del Turismo (MINTUR), que hasta ese momento era solo un instituto, se comienza a identificar el potencial turístico y se establece regiones a fin de lograr un análisis puntual de las necesidades en cada lugar geográfico; el estudio de las nuevas capacidades hoteleras en función de salvaguardar los ecosistemas como enclaves y la creación de una infraestructura que contuviera, además de los hoteles, aeropuertos, viales, almacenes, talleres de mantenimiento y bases de transporte, incluso la creación de pequeñas ciudades satélites de los polos que permitieran el establecimiento de un nivel de empleomanía para garantizar los servicios. Supersudaca —¿Qué aspectos fundamentales se tenían en cuenta en el estudio particular de cada zona? Ante todo la labor de conservación de las reservas naturales, la sustentabilidad de los proyectos, su coherencia y austeridad constructiva, así como la manera de establecer normas y leyes que conciliaran, de manera aceptable, los intereses de los inversionistas en tanto se comienza, dentro de la nueva imagen de una economía nacional, un proceso de inversión extranjera cooperada. Y algo muy importante: el impacto ambiental que esto pudiera traer como consecuencia. De ese modo, se piensa en la explotación de los cayos adyacentes a la isla de Cuba, en tanto somos un archipiélago. Para ello se inicia la construcción de los llamados “pedraplenes”; especie de carreteras fabricadas sobre el manto marino que tenían el propósito unir a esas porciones geográficas a la tierra firme según ese método de viabilidad. Claro que estos procesos constructivos constituían un peligro a los


ecosistemas de cada lugar y, en tanto, se hizo un estudio de factibilidad que tuviera en cuenta los posibles impactos ambientales. Cabe aclarar que Planificación Física no decide las políticas. Nuestra responsabilidad es poner sobre la mesa los intereses de cada grupo especializado y tratar de integrarlos junto a los intereses del inversionista; es decir, somos un elemento integrador, multidisciplinario que da respuesta a las solicitudes de los proyectos para la inversión turística. A partir de ahí es que se da un diálogo entre los diversos intereses, diálogo no exento de dificultades ni tensiones, pero que llega a una idea final por las aproximaciones. Por eso, el inversionista extranjero que viene a Cuba está consciente de que estamos amparados por una ley, más una serie de elementos, que no se pueden violar como cultura normativa y preservan al país y a los polos de actitudes irresponsables que puedan atentar contra las reservas naturales. Supersudaca —¿Cuáles son aquellos aspectos fundamentales que se definen a partir de esa planificación? En primer lugar, el logro de un proyecto de desarrollo sostenible que parta del cuidado y la preservación del medio ambiente, en consonancia con las políticas mundiales en tal sentido. Después, la aprobación de todo lo planificado, consultando a las distintas partes y en conciliación con el inversionista al negociar las modificaciones a la propuesta inicial para mejorar la organización de la tarea. También la creación de una infraestructura que permita determinar elementos claves como utilización coherente de las franjas de playa; el cálculo de trabajadores por objeto de obra; la garantía material a sus necesidades como el avituallamiento material de la fuerza constructiva, su transportación diaria y la garantía de un espacio de convivencia con el confort imprescindible para lograr una mejor productividad de los trabajadores. Junto a ello la definición del número de insumos para garantizar la optimización en los servicios hoteleros; la prioridad que deba darse, como sistema protector de la economía, a aquellas empresas nacionales a la hora de adquirir, primero todo lo referente a la etapa constructiva y, después, lo relacionado al mantenimiento y servicio de las instalaciones para conseguir un servicio de calidad y excelencia. Súmense los estudios sistemáticos de los impactos ambientales en aras de preservar la ecología de la zona, implementando métodos modernos a través de la implantación de polos científicos dentro de las áreas turísticas como mecanismo de preservación de los ecosistemas. Y como, último elemento y quizás el más sustancial, la eficiencia en las gestiones de marketing para lograr insertar a Cuba en los niveles de competitividad del mercado mundial como destino turístico, de primer nivel, que cumpla con las expectativas requeridas para este tipo de empresa en el mundo de hoy. Interview 2 La Evolución del Turismo Cubano analizada por los arquitectos Raúl González Romero, Manuel García Gómez y Norman Medina. Supersudaca —En su opinión, ¿qué sucede con el turismo en Cuba a partir de la década de los ’80? La historia del turismo en Cuba es bastante larga, pero su boom ocurre a partir de los ’80, ante la situación mundial que se presenta. Desaparece el Campo Socialista como sistema político y nuestro país tiene que sobrevivir a partir de nuevos conceptos económicos que permitan un crecimiento desde nosotros mismos. De esa manera Cuba logra sobrevivir, a pesar de las limitaciones, y puedo decirle que el pasado año llegamos al número más grande de la historia con dos millones de turistas; cifra que nos sitúa por encima de la llamada Riviera Maya y de la propia República Dominicana. Si bien en el Caribe estábamos como en el puesto 15 y 16, a nivel de gestión, hemos llegado a ocupar el tercer puesto y la industria ha venido a ser el mayor motor de nuestra economía, con cuantiosos ingresos y su aporte al crecimiento del empleo. Al triunfo de la Revolución las medidas implantadas por el


bloqueo norteamericano, más el concepto, entonces, de un turismo basado en el libertinaje, el juego y prostitución, hizo que casi desapareciera. Luego, ante esa circunstancia política, se retoma con otra visión. En los años ’70 con el gobierno de Carter, en que parecía haber una voluntar de apertura de comercio, se empezaron a ver algunas posibilidades de retomar el rubro, pero su no reelección dio al traste con tal intención e hizo que nos concentráramos en la modalidad que empleaba el Campo Socialista, referida esencialmente al estímulo a los trabajadores; de manera que ejercíamos una especie de trueque; ellos enviaban turistas a las playas cubanas y con ese resultado económico nosotros pagábamos maquinaria y productos, además de enviar también a trabajadores destacados a vacacionar a esos países. Fue el momento en que se comenzó la construcción de los hoteles de ciudad en todas las provincias. Pero, a finales de la década de los ’80 y ante la evidencia de lo que se veía venir con los países del Este, se decide desarrollar el turismo internacional con la creación del grupo Cubanacán de inversiones. La dirección del país toma la decisión de situar al frente de la actividad al comandante de la Revolución Osmani Cienfuegos, una persona de alta sensibilidad sobre todo para el tema de la ecología, que por entonces era el secretario ejecutivo del Consejo de Ministro y arquitecto de profesión. Fue una persona con ideas muy claras de cómo asumir el turismo. Lo primero que se planteó fue un reordenamiento territorial sobre la base de la Empresa de Planificación Física, órgano que, hasta entonces, solo se ocupaba del aspecto urbano de las ciudades y que tuvo que asumir el desempeño conciliador en los planes directivos de los potenciales polos turísticos a desarrollar. Osmani tenía una visión exacta de cómo asumir ese desarrollo. Supersudaca —¿Y cuáles fueron esos primeros pasos para establecer una estrategia de desarrollo? Al triunfo del Gobierno Revolucionario existían, en el país, solo dos polos turísticos; La Habana y Varadero… La dirección de la Revolución orientó, que se debía estudiar para incrementar otros polos turísticos. Se tomó la decisión que estudiar otras posibilidades y se desarrollaron los polos de Cayo Coco, Cayo Largo y Holguín. Es valido decir, que actualmente en las 14 provincias del país hay actividad turística destinada al turismo internacional. —¿Es cierto que, en un momento, se consideró sacar a la población de este último lugar residencial? Sí se tuvo en cuenta, pero era impracticable. La idea central, entonces, fue que no creciera como ciudad. No otorgar más licencias de construcción a particulares. De manera que se ideó la explotación de los cayos adyacentes. Cuba es un archipiélago que cuenta con más de cuatro mil cayos. Se permitió, entonces, la política de cooperación con capital extranjero que propiciara cierto desarrollo y mercado, pero sin perder la autoridad ni la autonomía de los asuntos económicos del país. Así se comienza a dar cierta apertura al capital mixto y, en los ’90, se conforma un plan de crecimiento turístico por cinco años y se hacen los primeros planes directores por un equipo multidisciplinario que, durante ocho meses, estuvo dedicado sólo a establecer estrategias de trabajo. En aquel momento se señalizaron 62 posibles polos y la perspectiva de poder construir 152 mil habitaciones dentro de un parámetro conservador. De este modo se comenzó una labor de medición de las playas, incluso de las aguas medicinales para implementar también un Turismo de Salud, y eso arrojó un potencial de 207 mil habitaciones calculadas hasta el pasado año. Aquí entra a jugar un papel primordial el organismo de Planificación Física que ya existía en el país desde los años ’70. A sus especialistas habituales se unieron sociólogos, geógrafos, ingenieros, ecologistas, científicos…grupo multidisciplinario que trabajaba en coordinación con los organismos de la Administración Central del Estado. Se tuvo como eje principal el tema del agua con el Instituto Nacional de


Recursos Hidráulicos, mientras que los asuntos referidos a la energía se trataban con la Industria Básica y los ambientales con el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Luego los planes eran sometidos a la aprobación de todos los organismos que tenían incidencia en la labor y ese, precisamente, fue el método que impuso Osmani Cienfuegos; el de una decisión colegiada que permitiera rectificar y enriquecer la idea inicial de desarrollo en cada caso específico. —Y en la práctica, ¿cómo funcionaba eso? Cuando una compañía iba a invertir en Cuba lo primero que tenía que hacer era presentar su proyecto, con su debido desglose, y pedirle a Planificación Física un área de estudio que, luego del análisis interdisciplinario, decidía si se otorgaba la licencia constructiva o no. De manera que todo proceso inversionista estaba regido por un reglamento a cumplir con un grupo de normativas de protección hacia el entorno y, también, hacia la economía cubana. Toma como base un ordenamiento ambiental y de recursos materiales y humanos; un análisis de la reducción del tiempo de trabajo y de los costos; aunque justo es decir que, en la práctica, no siempre todo fue y es color de rosa. Siempre existen tensiones durante el proceso de análisis pero, finalmente, se llega a un acuerdo justo. Pero, lo que siempre debe primar es que se mantenga un criterio sostenible en cada proyecto. Supersudaca —¿Qué criterios se establecieron para medir el potencial de cada polo, cómo son esos valores y cómo se manejan? Depende del tipo de turismo a desarrollar. El tema más importante es el de las playas que se calcula por metros cuadrados de la franja de arena de Sol. Sobre todo se trata de proteger la duna, con la regulación del menor número de construcciones sobre ella, para que los flujos de arena se puedan mantener de manera natural. Así, por ejemplo, en el caso Varadero aquellas construcciones antiguas que violaban esa norma, cuando se deterioraban, se demolían para que no continuaran como una agresión al medio ambiente. Se definen, según cálculo, los metros cuadrados por bañista. Mirar fig 5 La literatura mundial establece un parámetro entre los cinco y los siete. Nosotros manejamos uno propio que está dado en base a diez metros cuadrados y puede llegar a cuarenta en lugares muy exclusivos. Después estudiamos el índice de simultaneidad, es decir, el número de personas que van a coincidir en un sitio a la vez. La capacidad máxima habitacional se sacaba en razón de esa franja de arena de sol que, en nuestro caso, está calculada a razón de 1,8 turistas por habitación y un nivel de ocupación promedio del 70 por ciento. Supersudaca —Si viene un inversionista y exige tal nivel de ocupación para una parcela dada, ¿qué se hace? Luego del estudio por los factores que inciden en la decisión se entran a negociar los intereses, mas que nunca éstos pueden ir en detrimento de las normas establecidas; tratamos de ser flexibles, pero hasta un punto. La norma sirve para definir la capacidad de habitaciones. El plan director te da la parcelación, hasta dónde puedo o no puedo construir; las condiciones, la altura promedio, el costo, el coeficiente de utilización, las condicionales urbanísticas; es decir, se trata de un documento de protección para el desarrollo de un renglón económico con las menores afectaciones a los intereses de conservación del país. Siempre se puede negociar, pero dentro de los parámetros admitidos, en tanto nunca se ponga en peligro la estrategia trazada. Supersudaca —Según hemos visto, en el caso de Cuba, el desarrollo habitacional está en función de la modalidad del “todo incluido”… El “todo incluido” (all inclusive), más que una decisión, resultó una necesidad. Esa variante turística parte, en primera instancia, del tipo de cliente que recibimos y de sus niveles de solvencia económica. Si te centras en un turismo que no sea de


paquete tienes que cerrar las instalaciones por falta de flujo que han sido diseñadas, en sus dimensiones y alcance, pensando, perspectivamente, en un desarrollo futuro. Claro, esto trae en sí una contradicción; como el turista lo tiene todo dentro de la instalación no posee motivaciones para salir del hotel y, en consecuencia, no conoce el país —que también es uno de nuestros propósitos— y tampoco gasta en otro tipo de propuestas recreativas diseñadas fuera de las instalaciones de alojamiento. Con la modalidad del “todo incluido”, sucedió algo curioso, los hoteles de cinco estrellas se vieron forzados a brindar un servicio cuatro estrellas, para un turista, que realmente había pagado por las comodidades e instalaciones de un cuatro estrella. En realidad no había otra forma de sobrevivir y si no se tomaba una solución rápida, los males hubieran sido irreparables. Por otra parte, esta estrategia ha hecho que los polos se hayan ido sobresaturando y se ha llegado a un nivel ocupacional que casi ya es, en sí, otro problema a estudiar. Supersudaca —Háblenos de esas normas de la planificación. Se han confeccionado basándose en la sustentabilidad del producto turístico. La importancia de tener inventariados los problemas y actuar en consecuencia nos permite una gran ventaja sobre otras regiones del mundo que asumen el turismo, de manera diferente, a veces sin medir los impactos y sus consecuencias. En cuanto a las edificaciones hemos construido no con una visión inmediata que comprometa el desarrollo, sino a partir de estudios que apunten a ese crecimiento lógico para no invertir en algo que, luego, se nos quede obsoleto o estrecho. Supersudaca —¿Qué es lo que decide, finalmente, el tamaño de la parcela? Ahí entran a jugar los factores de rango de la categoría del polo. Y se parte de criterios constructivos para un hotel promedio que luego, de acuerdo a las características y propósitos de cada lugar, puede variar dentro de los parámetros admitidos. El desarrollo parcelario siempre se hace lineal y continuo a fin de dar mayores oportunidades, además de que nuestras playas son terrenos, generalmente, planos. Luego, durante el proceso constructivo, se interactúa con el inversionista de la obra y se van conciliando intereses mutuos. El hotel, al final, tiene que ser un negocio rentable, pero, a la vez, que respete las normas de protección que eviten los errores ecológicos y económicos. Supersudaca —¿Cómo se manifiesta la relación planificación—norma— producto final? No todo está trillado, ni exento de errores o de tensiones a la hora de decidir porque la realidad siempre se impone por encima de las teorías. Pero no partimos, únicamente, de criterios operacionales sino, también, funcionales y prácticos. A medida que se ha desarrollado este renglón como característica única en la región, con una yuxtaposición de productos, uno se percata de que para que exista como destino turístico de competitividad se tiene que una identidad propia. Las 16 regiones turísticas de Cuba son suficientemente diferentes entre sí, pero, a la vez distintas al resto del Caribe desde el punto de vista conceptual y cultural, lo cual no quiere decir que no debamos profundizar todavía en estos aspectos que, al final, definen el atractivo y la particularidad de cualquier destino turístico.


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