Revista Edificando Familias - Edición 92

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EDITORIAL Una oportunidad de conversión Hemos entrado en el periodo de nuestro año litúrgico que nos invita a estar más cerca de Dios a través del ayuno, la abstinencia y al oración. Sin lugar a dudas la celebración de la Cuaresma nos ha hecho en más de una ocasión rememorar la pasión, la agonía y el dolor de nuestro Señor Jesucristo. ¿Cuántas cuaresmas hemos vivido? ¿Cuántas únicamente las dejamos pasar como agua entre las manos? Por eso, hoy en esta edición queremos insistir y alentar a cada uno de nuestros lectores a través del tema “Cuaresma: Una nueva oportunidad de conversión”, a vivirla con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios. Su Santidad, nuestro querido Papa Francisco en su Mensaje para la Cuaresma 2016, nos hace la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar, haciendo hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso resume, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios. Nuestra Virgen María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el Magníficat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas maternas y con una bondad generosa, fiel y compasiva que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales. Y es que la misericordia nos expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer; restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo hace con la esperanza de poder así, finalmente, enternecer el corazón endurecido. Dios transforma el corazón de los cónyuges, quienes le abren la puerta de su interior, haciéndoles experimentar un amor fiel y capaz de recibir la misericordia. Cuando somos llenos de esta gracia salvífica, nuestra fe deber conducirnos a realizar gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, especialmente a los que están en casa, nuestra familia. La Cuaresma de este Año Jubilar de la Misericordia es una nueva oportunidad de conversión para todos, salir de nosotros mismos, muriendo a nuestros egoísmos, apegos, placeres, egos, vanidades; poniendo fin a nuestra alienación existencial, mediante la escucha de la Palabra y la práctica de obras de misericordia. Como dice Papa Francisco “mediante las obras de misericordia corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las obras de misericordia espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo”. Queridos hermanos encuentristas, insistimos en aprovechar el tiempo de Cuaresma, como la oportunidad favorable para la conversión. Dejémonos amar, dejémonos alcanzar por la misericordia de Dios, Él sabe que solos no podemos cambiar, pero con su ayuda lo podemos todo.


El tiempo de la Cuaresma rememora los cuarenta años que el pueblo de Israel pasó en el desierto mientras se encaminaba hacia la tierra prometida, con todo lo que implicó de fatiga, lucha, hambre, sed y cansancio...pero al fin el pueblo elegido

gozó de esa tierra maravillosa, que destilaba miel y frutos suculentos (Éxodo 16 y siguientes). También para nosotros, como fue para los israelitas aquella travesía por el desierto, la Cuaresma es el tiempo fuerte del año que nos prepara para la Pascua o Domingo de Resurrección del Señor, cima del año litúrgico, donde

celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y el mal, y por lo mismo, la Pascua es la fiesta de alegría porque Dios nos hizo pasar de las tinieblas a la luz, del ayuno a la comida, de la tristeza al gozo profundo, de la muerte a la vida. La Cuaresma ha sido, es y será un tiempo favorable para convertirnos y volver a Dios Padre lleno de misericordia, si es que nos hubiéramos alejado de Él, como aquel hijo pródigo (Lucas 15, 11-32) que se fue de la casa del padre y le ofendió con una vida indigna y desenfrenada. Esta conversión se logra mediante una buena confesión de nuestros pecados. Dios siempre tiene las puertas de casa abiertas de par en par, y su corazón se le rompe en pedazos mientras no

comparta con nosotros su amor hecho perdón generoso. ¡Ojalá fueran muchos los pecadores que valientemente volvieran a Dios en esta Cuaresma para que una vez más experimentaran el calor y el cariño de su Padre Dios! Si tenemos la gracia de seguir felices en la casa paterna como hijos y amigos de Dios, la Cuaresma será entonces un tiempo apropiado para purificarnos de nuestras faltas y pecados pasados y presentes que han herido el amor de ese Dios Padre; esta purificación la lograremos mediante unas prácticas recomendadas por nuestra madre Iglesia; así llegaremos preparados y limpios interiormente para vivir espiritualmente la Semana Santa, con todo la profundidad, veneración y respeto que merece. Estas prácticas son el ayuno, la oración y la limosna. Ayuno no sólo de comida y bebida, que también será agradable a Dios, pues nos servirá para templar nuestro cuerpo, a veces tan caprichoso y tan regalado, y hacerlo fuerte y pueda así acompañar al alma en la lucha contra los enemigos de siempre: el mundo, el demonio y nuestras propias pasiones desordenadas. Ayuno y abstinencia, sobre todo, de nuestros egoísmos, vanidades,

La Cuaresma ha sido, es y será un tiempo favorable para convertirnos y volver a Dios Padre lleno de misericordia

orgullos, odios, perezas, murmuraciones, deseos malos, venganzas, impurezas, iras,

envidias, rencores, injusticias, insensibilidad ante las miserias del prójimo. Limosna, dijimos. No sólo la limosna material, pecuniaria: unas cuantas monedas que damos a un pobre mendigo en la esquina. La limosna tiene que ir más allá: prestar ayuda a quien necesita, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que nos lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisa, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido. La limosna es esa disponibilidad a compartir todo, la prontitud a darse a sí mismos. Significa la actitud de apertura y la caridad hacia el otro. Recordemos aquí a san Pablo: “Si repartiese toda mi hacienda...no teniendo caridad, nada me aprovecha” (1 Corintios 13, 3).

Y, finalmente, oración. La oración me induce a conversión interior. La oración es vigorosa promotora de la acción, es decir, me lleva a hacer obras buenas por Dios y por el prójimo. En la oración recobramos la fuerza para salir victoriosos de las asechanzas y tentaciones del mundo y del demonio. Cuaresma, pues, tiempo fuerte de oración. Miremos mucho a Cristo en esta Cuaresma. Antes de comenzar su misión salvadora se retira al desierto cuarenta días y cuarenta noches. Allí vivió su propia Cuaresma, orando a su Padre, ayunando...y después, salió por nuestro mundo repartiendo su amor, su compasión, su ternura, su perdón. Que Su ejemplo nos estimule y nos lleve a imitarle en esta cuaresma. Consigna: oración, ayuno y

limosna.

Por: P. Antonio Rivero, L.C. | Fuente: Catholic.net


LA VOZ DEL PAPA

MENSANJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2016 Vaticano, 4 de octubre de 2015 Fiesta de San Francisco de Asis En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios. María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas maternas (rahamim) y con una bondad generosa, fiel y compasiva (hesed) que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales. l misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Este drama de amor alcanza su culmen en el Hijo hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada misericordia hasta tal punto que hace de él la «Misericordia encarnada» (Misericordiae vultus, 8). El Hijo de Dios es el Esposo que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas con ella. Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el cual la misericordia divina ocupa un lugar central y fundamental. Es «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii gaudium, 36), el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis» (ibíd., 164). La Misericordia entonces «expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer» (Misericordiae vultus, 21), restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo hace con la esperanza de poder así, finalmente, enternecer el corazón endurecido de su Esposa. La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales.


LA VOZ DEL PAPA

MENSANJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2016 Vaticano, 4 de octubre de 2015 Fiesta de San Francisco de Assis Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que «el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (ibíd., 15). En el pobre, en efecto, la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga... para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (ibíd.). Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf. Ex 3,5); más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe. La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán: «Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen» (Lc 16,29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida. No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf. Lc 1,48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1,38).


LUZ PARA LA FAMILIA

CUARESMA TIEMPO DE CONVERSIÓN Hay muchas veces que pensamos cómo me gustaría rectificar algo de lo que he hecho en mi vida, volver a empezar en tantas cosas para hacerlas mejor; pues ésta es la oportunidad que te da el Señor, comenzar de nuevo, dejar atrás lo que no has hecho bien o has omitido en la práctica del bien. Sería, ciertamente, un error desaprovechar esta oportunidad que se nos da tan gratuitamente. En este tiempo somos más conscientes de que estamos siguiendo a Jesús en su camino hacia la Cruz, llevando nuestras propias cruces junto con Él. Durante estos 40 días tratamos de tomar parte en algunos de sus padecimientos, por tal razón la iglesia nos da como medios de conversión para vivir la cuaresma el ayuno, la oración y la limosna como alimentos espirituales. Que hermosa oportunidad es vivir esta cuaresma y realizar estas actividades en familia, asistir a misa y confesarnos, rezar el rosario en familia, asistir al vía crucis, dedicarnos tiempo para compartir con nuestros hijos, conyugues y familiares, realizar obras de caridad y todos aquellos pequeños sacrificios y prácticas de piedad que nos ayudan a crecer en la fe. Vivamos la Cuaresma en nuestras familias, pero al mismo tiempo unámonos a las familias de todo el mundo. Estos son 40 días en los que compartimos una vivencia común con los católicos de todo el mundo. La Cuaresma es un tiempo de solidaridad, un tiempo para renovar los lazos que nos unen a los demás, en nuestras familias, nuestra comunidad y también con nuestros prójimos. Queridos hermanos, los invitamos a vivir la Cuaresma con grandeza de espíritu, abiertos a la acción de Dios que, sin duda, nos sorprenderá, y hará en nosotros obras grandes.


MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE

VIVIENDO LA CUARESMA EN EL AÑO DE LA MISERICORDIA La Cuaresma del Año de la Misericordia es especial. El Papa Francisco pide que la vivamos con mayor intensidad en los puntos 17 y 18 de la Misericordiae Vultus. Recopilamos en esta entrada las recomendaciones que el Papa nos ha hecho: 1. Meditar las Sagradas Escrituras. Su Santidad el Papa Francisco, nos señala dos textos en concreto. a. Miqueas 7, 18-19. “¿Qué Dios hay como Tú, que quite la culpa y pase por alto el delito del Resto de tu heredad? No mantendrá su cólera por siempre pues se complace en el amor; volverá a compadecerse de nosotros, pisoteará nuestras culpas. ¡Tú arrojarás al fondo del mar todos nuestros pecados!”. b. Isaías 58, 6-11. “Este es el ayuno que yo deseo: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no abandonar a tus semejantes. Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu herida se curará rápidamente; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: “¡Aquí estoy!”. Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si partes tu pan con el hambriento y sacias al afligido de corazón, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como al mediodía. El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan”. 2. Participar en la iniciativa 24 horas para el Señor. Una jornada completa dedicada a la oración que corresponde al viernes y sábado antes del IV Domingo de Cuaresma: 3 y 4 de marzo. El Papa recuerda que es un día muy oportuno para acudir al sacramento de la Reconciliación (confesión). 3. Acoger a los Misioneros de la Misericordia. Ellos son, en palabras del Papa, “un signo de la solicitud materna de la Iglesia por el Pueblo de Dios, para que entre en profundidad en la riqueza de este misterio tan fundamental para la fe. Serán sacerdotes a los cuales daré la autoridad de perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica, para que se haga evidente la amplitud de su mandato. Serán, sobre todo, signo vivo de cómo el Padre acoge cuantos están en busca de su perdón”. 4. Practicar las obras de misericordia. En el mensaje para la Cuaresma de este año, Su Santidad el Papa Francisco explica que podemos salir de nuestro egoísmo y “alienación existencial” gracias a las obras de misericordia. Así, a través de las obras de misericordia corporales “tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales”. 5. Tener como modelo a la Virgen María. El Papa Francisco destaca en el mensaje para la Cuaresma que “María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal.


JOVEN ATRÉVETE A SER DIFERENTE

CUARESMA, UNA NUEVA OPORTUNIDAD DE COMENZAR El pasado miércoles 10 de febrero nuestra Iglesia celebró la solemnidad que da inicio al tiempo de Cuaresma, en el que con el rito de la imposición de la ceniza empezamos un camino de renovación interior que nos prepara para celebrar la Pascua del Señor, puestos los ojos Aquel que es el único autor de nuestra redención, Jesucristo. En los cuarenta días que preceden a la fiesta de la Pascua, la liturgia nos hace un constante llamado a la conversión, a poner en orden nuestra vida hacia nosotros mismos, hacia los que nos rodean y finalmente, pero no menos importante, en nuestra relación con Dios. Es un llamado a la reflexión, a ponerle pausa al ajetreo en el que vivimos y dejar que sea la Palabra de Dios la que trabaje en nosotros y se encargue de limpiar, iluminar y transformar nuestros corazones para que sean cada vez más puros. Algunos jóvenes creen que la conversión es solamente para los pecadores, los que no van a misa, los que no se confiesan, los que cometen actos indebidos, etc. Mientras que otros piensan que con no comer carne los viernes y ayunar una vez ya han cumplido su tarea; sin embargo, para que realmente exista una renovación interna debemos hacer un examen de conciencia profundo y a partir de eso hacer un cambio en nuestras actitudes que nos permitan ser personas nuevas y mejores. La Cuaresma es una oportunidad que Dios nos ofrece para comenzar de nuevo y si hacemos al menos un pequeño sacrificio para vivirla de corazón y por completo vamos a descubrir la grandeza que encierra este tiempo y que muchas veces no logramos apreciar. ¿Cuántas veces nos detenemos a pensar y tenemos el deseo de rectificar algo que pensamos que está mal en nuestras vidas?, ¿Cuántas veces quisiéramos retroceder el tiempo y comenzar de nuevo para hacer mejor las cosas? Pues este es el momento que el Señor te regala para empezar de cero y dejar atrás los errores que hayas tenido o lo que dejaste de hacer. En la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Rio de Janeiro en el año 2013, el Papa Francisco decía: “Solo Él puede, con su verdad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad. Solo Él puede romper los esquemas aburridos en los que pretendemos encerrarlo y sorprendernos con su constante creatividad divina.” Pidamos a Dios para que sea Él quien tome el control de nuestras vidas y nos transforme en personas nuevas para servirle cada día mejor, y a Nuestra Madre del Cielo para que con su ayuda vivamos este tiempo de Cuaresma con humildad y sencillez. Paola Vallecampos Miembro de la Secretaría Infanto Juvenil - Sede Central Conductora Revista Juvenil “Amigos de San José” -Radio San José


ACTUALIDAD FAMILIAR

COMO VIVIR LA CUARESMA EN FAMILIA Cada año El Señor nos da una nueva oportunidad de vivir una Cuaresma y un triduo Pascual diferente, para que realmente meditemos e interioricemos y sobre todo comprendamos el misterio de la Pasión, muerte y resurrección de Jesús… que no es más que ese desmedido amor que nos profesa. Como cristianos practicantes pertenecientes a un Movimiento de Iglesia y de Familia, debemos vivir cada día de la cuaresma como un desafío, o con una intención concreta por ejemplo: hacer una visita a Jesús Sacramentado, orar, ayunar, y hacer sacrificios. Se sugiere acompañar estas prácticas con la lectura de Evangelio diario y una reflexión sobre los actos cotidianos. He aquí unos consejos sencillos que podemos poner en práctica para vivir una cuaresma más congruente con nuestra Fe. Ayuno: que puede ser corporal o externo : Incluye la abstinencia de algunas comidas, bebidas y otras diversiones como la música, las fiestas, los juegos de azar, etc. sobre todo en los días cercanos al triduo pascual. Otros ayunos corporales pueden ser: tomar menos de las comidas que más gustan , no comer entre comidas, si la música es tu p asión , evita escucharla todo el día; y si las redes sociales y el móvil son tu mayor distracción , evita utilizarlos al menos un día para este fin.

Haz ayuno espiritual, que consiste en la abstinencia de todo pecado mortal. San Juan Crisóstomo enseñó que el valor del ayuno consiste no tanto en la abstinencia de comida; sino en la abstinencia de prácticas pecaminosas. Y San Basilio el Grande explicó que alejarse de toda maldad significa mantener nuestra boca cerrada, controlar nuestra ira, eliminar nuestros deseos malos y evitar todo chisme, mentira y blasfema. Absteniéndose de todas estas cosas descansa el verdadero valor del ayuno. Con el paso del tiempo, nuestra disciplina por el ayuno ha sufrido numerosos y radicales cambios. Hoy en día, desafortunadamente, la observancia de la Cuaresma se ha convertido en mero formalismo, reducido a la abstinencia en ciertos días, sin ninguna preocupación en el crecimiento espiritual o en el propósito de tener una coherencia de vida. Es urgente retornar a las raíces del espíritu de esta gran fiesta tan requerida en estos tiempos en que el mundo es presa de la cultura material y superficial. La práctica de las virtudes y las buenas obras debe ser otro de nuestros propósitos en la Semana Santa. Los Padres de la Iglesia insistieron que durante la Cuaresma se debe ser fiel a los servicios propios de este tiempo litúrgico y asistir a la Misa. Compartir su experiencia de cuaresma en las redes sociales y sobre todo “con aquel hermano tuyo que necesite hoy más que nunca ver el rostro misericordioso de Dios”. El testimonio será eco de la Misericordia de Dios que tocará los corazones de tantos y les animará a unirse también a esta iniciativa. Intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación, para llevar a cabo una buena confesión prepárala de corazón revisando los mandamientos de Dios y de la Iglesia. También frecuenta la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno. Ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas. Esto constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, la vivencia de la caridad ocupa un lugar especial. La adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás debe vivirse de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca. Lucha por cambiar Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Haz sacrificio. La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa "hacer sagrado”. Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecer a Dios cosas o algo que nos cuesta trabajo hacer por amor a Él. (ACI).- Católicos con Acción Cuaresma: Un calendario con 40 desafíos. 11 Feb. 16 / 09:18 pm.


ENLAZADOS TESTIMONIOS DE NUESTRAS COMUNIDADES FILIALES

Enlazados es un nuevo artículo de nuestra revista Edificando Familias, con este nueva sección queremos compartir los diversos testimonios de los miembros de todas las comunidades filiales del Movimiento de Encuentros Conyugales. En esta oportunidad tenemos el agrado de presentarles el testimonio de nuestros hermanos Milton y Daysi Portillo, Secretarios de la Comunidad de los Planes de Renderos.

Somos los esposos Milton y Daysi Portillo y pertenecemos al Movimiento de Encuentros Conyugales en la Comunidad de Planes de Renderos desde el año 2012, desde hace año y medio nos acompaña nuestro pequeño hijo Rubén Alejandro y fuimos elegidos en noviembre del año pasado como secretarios de comunidad para los años 2016 y 2017. La experiencia nuestra en el movimiento ha sido gratificante desde la parte humana, pero sin duda lo mas importante ha sido nuestro crecimiento espiritual, en cada retiro vivido en este hermoso movimiento el Señor nos ha dado regalos maravillosos, además hemos recordado que la razón principal por la que nos casamos fue nuestro deseo de ser felices y que debemos trabajar permanentemente para lograrlo, porque la verdadera felicidad solo viene de Dios. También reconocemos el papel importante que juega nuestro grupo de crecimiento y la comunidad como complemento al crecimiento individual y de pareja, en este punto es importante reconocer que en Planes de Renderos contamos con la bendición del acompañamiento de la familia Franciscana que nos contagia de su carisma y nos asesora oportunamente. Nuestro amado movimiento nos ha permitido aprender una nueva forma de vida y consecuentemente vamos desaprendiendo la forma que nos niega la felicidad como familia y que nos mantuvo alejados de Dios. El Señor tiene planes hermosos para nuestras familias, por eso hacemos nuestras las palabras del salmista: "hagan la prueba y verán que bueno es el Señor."


CARTA ENCÍCLICA - PAPA FRANCISCO

EVANGELII GAUDIUM, No. 265 265. Toda la vida de Jesús, su forma de tratar a los pobres, sus gestos, su coherencia, su generosidad cotidiana y sencilla, y finalmente su entrega total, todo es precioso y le habla a la propia vida. Cada vez que uno vuelve a descubrirlo, se convence de que eso mismo es lo que los demás necesitan, aunque no lo reconozcan: «Lo que vosotros adoráis sin conocer es lo que os vengo a anunciar» (Hch 17,23). A veces perdemos el entusiasmo por la misión al olvidar que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno. «El misionero está convencido de que existe ya en las personas y en los pueblos, por la acción del Espíritu, una espera, aunque sea inconsciente, por conocer la verdad sobre Dios, sobre el hombre, sobre el camino que lleva a la liberación del pecado y de la muerte.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, No. 1435 - 1436 1435 . La conversión se realiza en la vida cotidiana mediante gestos de reconciliación, la atención a los pobres, el ejercicio y la defensa de la justicia y del derecho (Am 5,24; Is 1,17), por el reconocimiento de nuestras faltas ante los hermanos, la corrección fraterna, la revisión de vida, el examen de conciencia, la dirección espiritual, la aceptación de los sufrimientos, el padecer la persecución a causa de la justicia. Tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es el camino más seguro de la penitencia (cf Lc 9,23). 1436 Eucaristía y Penitencia. La conversión y la penitencia diarias encuentran su fuente y su alimento en la Eucaristía, pues en ella se hace presente el sacrificio de Cristo que nos reconcilió con Dios .


FESTIVIDADES DE LA IGLESIA

San Pedro Damián, Obispo y Doctor de la Iglesia (21 de febrero)

Nació en Ravena y fue una de esas figuras severas que, como San Juan Bautista, surgen en las épocas de relajamiento para apartar a los hombres del error y traerles de nuevo al estrecho sendero de la virtud. Debido a la prematura muerte de sus padres, el santo fue criado por su hermano, convirtiéndose en un excelente discípulo, y más tarde en un profundo servidor de Cristo. Pedro decidió abandonar el mundo exterior y abrazar la vida religiosa en otra región, entrando al convento de Fonte Avellana, comunidad de ermitaños que gozaba de gran reputación. Allí se dedicó a la oración, lectura espiritual y estudios sagrados, viviendo con gran austeridad. Pese a su negativa, Pedro asumió la dirección de la abadía en 1043 gobernando con gran prudencia y piedad. Fundó otras cinco comunidades de ermitaños, donde fomentó entre los monjes el espíritu de retiro, caridad y humildad y además estuvo al servicio de la Iglesia, siendo nombrado Cardenal y Obispo de Ostia en 1057. San Pedro escribió varios documentos que ayudaron a mantener la observancia de la moral y de la disciplina, particularmente en lo que se refiere a los deberes de los clérigos y monjes. A pesar de su severidad, el santo sabía tratar a los pecadores con bondad e indulgencia, cuando la caridad y la prudencia lo pedían. Murió el 22 de febrero de 1072.

Celebración de la Cátedra de San Pedro ( 22 de febrero) La celebración de la festividad de la Cátedra de San Pedro, es una ocasión solemne que se remonta al cuarto siglo y con la que se rinde homenaje y se celebra el primado y la autoridad de San Pedro. La palabra "cátedra" significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral, la iglesia donde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinónimo de cátedra es también "sede" (asiento o sitial): la "sede" es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la sede del obispo de Roma, el Papa. Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado todo el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la misa del Capítulo de San Pedro.


RINCÓN DE LA SALUD TE DE JENGIBRE Y CANELA

Es importante, como buenos cristianos, cuidar de nuestro cuerpo recordando que es el templo de el Espíritu Santo. Es por eso que en esta ocasión traemos un te especial, El Te de Jengibre y camela que ayuda a purificar nuestro cuerpo, y en este tiempo de cuaresmo además de purificar nuestra alma, ayunando, arrepintiéndonos de nuestros pecados y perdonando a los demás, es limpiar nuestro cuerpo físicamente. A continuación lo beneficios de este delicioso te. Ayuda a calentar tu cuerpo y reducir la sensación de frío Se trata de un té maravilloso para consumir durante los meses más fríos del año, ya que el jengibre destaca por ser un alimento caliente, que ayuda de forma muy positiva a la hora de reducir el frío que podamos sentir en nuestro cuerpo.

No obstante, es cierto que por las diferentes cualidades que aporta no solo se trata de una bebida útil en otoño o invierno, sino que es ideal en definitiva para consumir durante todo el año.

Desintoxica, limpia y cuida el hígado ¿Sabías que es adecuado desintoxicar el hígado al menos una vez por año? Se trata de uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo, encargado de realizar múltiples funciones desintoxicantes y depurativas, pero que a la vez puede verse afectado por determinados hábitos que influyen en la aparición por ejemplo de grasa en el hígado, como el exceso de peso o el consumo de alcohol. En este sentido, el té de jengibre y canela es muy adecuado para cuidar el hígado de manera natural gracias a que aporta sustancias que protegen las células hepáticas, al ser hepatoprotectoras.

Útil para cuidar la vesícula biliar Si sufres habitualmente de piedras en la vesícula, también se trata de una bebida no solo útil para el hígado sino adecuada a la hora de cuidar la vesícula biliar, más aún si tienes cálculos en la vesícula.

Tónico del sistema digestivo Este té es un maravilloso tónico para el sistema digestivo, lo que significa que es útil para mejorar las digestiones. Por ello es un té ideal para quienes sufren de gastritis, digestiones pesadas, lentas y dispepsias. Además, ayuda a aliviar los gases y las flatulencias, gracias a sus cualidades carminativas. Por tanto, es una opción excelente cuando sufrimos de acumulación de gases en nuestro estómago y necesitamos expulsarlos.

Ideal contra gripes y resfriados Además de ayudarnos a calentar nuestro cuerpo, también es una bebida útil si estamos agripados o acatarrados, al ser una bebida rica en distintos nutrientes (como el potasio, el fósforo o la vitamina C), que ayuda a fortalecer nuestro sistema inmunológico.


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