MEDIO RURAL
LA FRONTERA 05
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Dirección CRISTIÁN RAU Comité Editorial JOSÉ TOMÁS LABARTHE MARÍA PAZ RAU DANIEL ROZAS Dirección de Arte & Diseño CRISTIAN CÁRCAMO PAOLA LIZAMA Foto Portada JOSEFA TORAL Editorial BOCA NEGRA EDITORES 2015 Impreso IMPRENTA GUTENBERG TALCA www.mediorural.cl info@mediorural.cl
Consejo Nacional de la Cultura y las Artes Fondo Nacional del Libro y la Lectura
N° 05 / Año 2015
“Somos una isla entre el desierto, la cordillera, el cielo y el mar” Juan Pozo
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Navegando hacia la Frontera
Neruda en sus memorias evoca las lluvias infinitas de la infancia, ésas que van amainando con la madurez. Recuerda las calles convertidas en barriales por culpa de diluvios que parecían durar meses en La Araucanía, en “esta Frontera, o Far West de mi patria”. Fue Jorge Teillier, amante de las películas de cowboys, quien reformó el concepto de far west nerudiano y lo perfeccionó hasta conjugar una poesía fronteriza, llena de fantasmas del pasado y de bailarines de tango; todos bañados por un aguacero más tinto que el del Premio Nobel. En este sexto número de Medio Rural presentamos nuestra propia Frontera: un espacio indefinido donde conviven los pasajeros y los que esperan eternamente frente a las aduanas. Entregamos un número extraño, híbrido entre ambos lados del meridiano: un país lleno de brumas y memorias empañadas y otro territorio más moderno, habitado por familias que desaparecen y son capaces de entenderse con las aves. Qué pueden tener en común
1 Nostalgia del Far West de Jorge Teillier.
Jorge Teillier y Juan Luis Martínez, aparte de ser poetas ambos, se preguntará el lector avispado al revisar el índice de esta humilde publicación. Le responderemos que justamente es esa incertidumbre la que queremos plantear; hacer cohabitar ambas miradas. Alberto Fuguet, autor demasiado gringo para complacernos pero, a la vez, tan chileno, dice que casi todo el mundo habita en la periferia y que eso, no tiene nada de particular. El bueno de Banville, con una copa en la mano, recita a Yeats mientras vive en sus dos personalidades. Además, el sicólogo Cristián Zamora, nos explica que hoy no tiene demasiado sentido reducir el término rural sólo a lo agrícola y a lo campesino. Y, así nos vamos, yuxtaponiendo ideas- combo y combo- e incluso nos damos el gusto de publicar unos dibujos sobre arrieros en la Laguna del Dial, en el Maule forajido. Un número raro que bambolea a la deriva entre las “nostalgias del Far West, nostalgia de rebaños y trigales infinitos, de lunas azules y de un tiempo sin tiempo.”1 y que se mueve al ritmo de canciones oscuras que nos conminan a tomar nuestros bártulos y dejarnos llevar por la carretera.
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EL HILO
DE LA
AUSE por Leonardo Sanhueza
Una de las primeras cosas que pensé después de leer el libro Nostalgias del futuro, es que la vida de Jorge Teillier plantea un problema interesante en relación con el género biográfico. La biografía es un género espinudo, cuya justificación depende de factores que no siempre se relacionan sólo con su objeto, que son las vidas particulares. Hay miles, y qué digo miles, millones de vidas que nunca llegarán a ser estudiadas ni escritas, a pesar de que puedan estar llenas de episodios extraordinarios, dignos de ser contados, y sus protagonistas *Texto leído en la presentación del libro Nostalgias del futuro. Biografía de Jorge Teillier, de Luis Marín y Carlos Varverde.
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NCIA
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sean sujetos atractivos, cuya experiencia sea comunicable y pueda significar algo para muchos. Son vidas que, a lo más, en caso de llegar a las orejas de algún escritor, podrían inspirar alguna novela, algún poema, algún ensayo; es decir, obras que las usarían para un fin, digamos, superior; un fin lejano a ellas, un fin en que la vida misma quedaría postergada en calidad de ejemplo, alegoría o punto de partida para una idea de un autor. En contraste, hay vidas que carecen de todo interés, en el sentido de que son predecibles, planas, sin relieve narrativo, etcétera, y sin embargo llegan a ser “biografiables” sólo por la circunstancia de que su protagonista significa algo en el ámbito cultural: un gran artista, un
gran asesino, un gran mercachifle. Pongo un solo ejemplo: actualmente está entre los libros más vendidos una biografía de Agustín Edwards, el dueño de El Mercurio. ¿A quién le interesa, realmente, esa vida? Me atrevo a decir que a nadie, salvo a sus familiares y cercanos. Lo que interesa no es su vida, sino su rol en la historia de Chile, sus acciones, el alcance de sus negocios, etcétera, pero su vida, su personalidad, sus ideas, sus sentimientos, sus contradicciones, etcétera, no le interesan a nadie. El caso de Jorge Teillier es interesante, decía, porque su vida no tiene grandes relieves, no al menos si la comparamos con la de otros poetas como Pablo de Rokha, Vicente Huidobro o Violeta Parra, que parecen grandes construcciones llenas de aventuras, pasiones, desgracias, enredos y, en fin, logran ser inmensos relatos que uno quisiera leer, siempre asomándose a lo inverosímil, e independientemente de la calidad de las obras que produjeron esas vidas. Comparada con esas vidas extraordinarias, la de Teillier fue, por así decirlo, una vida de baja intensidad, como esas lejanas señales de onda corta que captan apenas las radios a pilas en el extremo del dial cuando lo único que se escucha en el campo es el canto tenebroso de las lechuzas o el aullido triste de algún perro. Y sin embargo, a pesar de su carácter tenue, casi invisible, es una vida que nos atrae y que, al igual que aquellos grandes relatos extraordinarios, quisiéramos leer. Esa aparente paradoja biográfica tiene al menos dos explica-
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ciones que este libro viene a subrayar. Por un lado, está la identificación que planteaba Teillier entre poesía y vida. Numerosas veces y de distintas maneras él expresó esa especie de manifiesto literario-vital, según el cual un poeta debería aspirar, más que a escribir poemas, a ser y a habitar el mundo poéticamente. Ese ideal de raíz romántica me parece una de las razones por las que la biografía de Jorge Teillier ha andado de boca en boca durante décadas y ahora es escrita por primera y, es de esperar, no única vez. Pero hay una segunda explicación, acaso más sugerente desde el punto de vista literario. La vida de Teillier tuvo una marca constante desde la niñez: la ausencia. A eso creo que apuntaron certeramente los autores de este libro al encabezarlo con dos famosas líneas de Rimbaud:
“La vraie vie est absente/ Nous ne sommes pas au monde” (“La verdadera vida está ausente/ No estamos en el mundo”) Esos versos han sido interpretados de mil formas, pero casi todas conducen a cierta dislocación del individuo que no halla su lugar, es decir, cierto exilio, cierta pérdida de lo propio. En suma, ausencia de los dominios perdidos, nostalgia produci6
da por el recuerdo de ese despojo. En ese sentido, la vida de Jorge Teillier, como puede seguirse capítulo a capítulo en esta biografía, se deja leer como una concatenación de ausencias, de fantasmas que se fueron acumulando desde la infancia e incluso desde antes del nacimiento. Así tenemos la primera ausencia, los años del far west, como llaman los autores a ese tiempo que siguió a la ocupación de la Araucanía y que para el niño Jorge Teillier, nacido en 1935, representaba un tiempo mítico, del que sin embargo podía ver rastros presentes en cada esquina, rastros históricos que confirmaban su verdad. El niño Jorge nació, pues, en medio de una comunidad de trasplantados y usurpados, gente que había tenido un lugar y lo había perdido, gente que venía de lejos a vivir en el extranjero, gente obligada a hablar una lengua que no era la suya. Allí están los trigales infinitos, testigos de todo ese proceso de arraigo y desarraigo. Allí están los manzanos y las plumillas de cardo, el mismo cardo traído por unos pocos colonos escoceses que, junto a su lema “Nadie me hiere impunemente”, quisieron conservar consigo su flor nacional. Allí están los molinos, las carretas de mapuches, las chicherías, los clubes sociales: todo eso que parecía venir de un tiempo lejanísimo, portando un mensaje de ausencia, y que sin embargo estaba ahí, ante los ojos del niño. De ese tiempo inicial, este libro remarca un hecho crucial, otra ausencia: su hermana muerta. La niña, de sólo dos años, murió en 1935, un mes después del nacimiento de su
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hermano Jorge. La ausencia de su hermana, sugieren los autores, marca la infancia y los posteriores recuerdos del poeta, que a pesar de no haberla conocido la llevó consigo siempre, como un fantasma, lo que por lo demás quedó escrito en algunos poemas. Después tenemos la pérdida de la casa familiar, arrasada por un incendio junto a la mitad de Lautaro. Y esa pérdida lleva a la pérdida del pueblo natal, pues a partir de entonces se inicia un periplo que va de Lautaro a Santiago, de Santiago a Angol y de Angol a Traiguén, donde nuevamente se quema la casa y la familia lo pierde todo. Como vemos, el signo de la ausencia y la pérdida está presente en toda la niñez de Jorge Teillier, incluso en sus momentos felices, ya que pronto se encontró sumergido en novelas de piratas o relatos de mundos lejanos, encontrando así de nuevo el que sería su leit-motiv: la vida está ausente o, como lo parafraseó Jean-Luc Godard, la vida está en otra parte. Es la ausencia la que marca sus días de estudiante trasplantado en Santiago, sus primeros triunfos literarios, sus primeros amores.
Es interesante notar que incluso en ese aspecto, casi siempre feliz, igual que en la infancia surge una sombra de ausencia, como en ese poema dedicado a Beatriz Ortiz de Zárate que dice:
“Eres el peso profundo y secreto / de los granos de trigo / en la balanza de mi mano”. Hasta en la plenitud amorosa se cuelan así las imágenes y elementos de la infancia y el mundo perdido, el trigo en la balanza de la mano, como si el presente, en lugar de sólo manifestarse, tuviera que ser evocado desde una ausencia original. La vida está en otra parte. Y a los 36 años la vida sigue estando en otra parte y Teillier sufre su primera crisis alcohólica grave. A esas alturas, el golpe militar tuvo rasgos de golpe de gracia y Teillier prácticamente se retiró del mundo. Como poeta, hasta 1973 iba a todo galope, casi diez libros publicados y el reconocimiento casi unánime, y después apenas publicó dos libros en toda la dictadura. Así pues, la vida tenue, casi invisible de Jorge Teillier, se dibuja en este libro en su cruda y paulatina desaparición entre “una y otra oscuridad”. Es una vida que en lugar de confiar en algún resplandor final en la muerte, abrazó como advertencia cotidiana ese verso de Rosamel del Valle que a él tanto le gustaba y que dice:
“Tu muerte o mi muerte serán un día como el derrumbe fortuito de una lámpara”.
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Diarios de Rodaje, el Maule en el cine de los Bustamante:
Planos
Tendidos Sobre la
Bruma por Eduardo Bravo*
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La complementación creativa entre hermanos no es algo común, menos si ambos pretenden a su manera entender el papel del arte en las sociedades contemporáneas y al mismo tiempo eligen filmar en Santa Rosa, el Maule o las minas de El Chivato, en plena dictadura militar. Patricio (1948) y Juan Carlos (1947), parten de un mismo ámbito geográfico y sicológico: nacen en Talca donde sueñan el mismo paisaje y asumen iguales dosis de melancolía. También han compartido los mismos terremotos en una afinidad no exenta de quiebres, pero tampoco explícita en la obra que filmaron juntos (y también por separado) dando cuenta de una nueva visualidad, más inestable e imperfecta, pero fundacional en su mirada. En 1989 el cineasta Patricio Bustamante dirigió un spot publicitario que sirvió de entrada a la red de fibra óptica en Chile. Filmó en 35 milímetros el polvoriento pueblo de Cachiyuyo, donde mostró a don Raimundo bajarse de una vieja Ford T para acariciar el único y resplandeciente teléfono público del pueblo. Juan Carlos Bustamante, cineasta, pintor y director de fotografía, formado en Bellas Artes en Francia, aprovechó la soledad de los caminos del norte para conversar con su hermano el guión de Historias de Lagartos, largometraje rodado en el Maule 12
y estrenado en el Festival Internacional de Cine de Berlín, el 9 de julio de 1989. Historia de Lagartos es el único largo de ficción, entre los documentales rescatados por la investigación realizada por las Universidades de Talca y de Chile que culminó en 2015, en el libro Diarios de Rodaje. …Lagartos se arma en tres partes independientes. En la primera, dos amigos huyen por los campos en dirección al rio Maule, uno va herido de muerte. En otra, un asesino prófugo llega a una casa rural donde es confundido con el hijo perdido, y en la tercera, un viejo capataz logra encontrar a la mujer que lo abandonó. Las historias son como pinturas existencialistas sobre una tela en movimiento, compuesta de paisajes bellísimos y trágicos. Ambos cineastas, a su manera, hacen guiños al cine de autor mientras se ganan la vida en la industria publicitaria, siempre metidos en las fauces de la Dictadura Militar.
¿Recuerdan la mesa larga de Té Club? ¿Recuerdan la gran mesa geográfica y nacional del té de los chilenos?
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RULFO, HERZOG, SANTA ROSA
Con los “puchos” (restos de película de 35 mm), usando el material sobrante de la gran publicidad se fueron porfiadamente a filmar su aldea. Como al Comala de Juan Rulfo, llegaban los fines de semana a Santa Rosa, a 30 kilómetros de Talca, con la programación ajustadísima. El primer trabajo juntos es filmar Domingo de Gloria, (1981, 16 mm, color). Se trata de un documental carente de diálogos que muestra un espacio rural fragmentado y en derrumbe, en donde no es difícil encontrarse de frente con las obsesiones de Werner Herzog y donde es el propio paisaje el que cobra vida marcando la memoria del Maule campesino. Domingo de gloria no es el documental clásico; acá el tiempo se fractura y es el paisaje el que va apoderándose de todo. Su narración se estira al límite de subir una cámara subjetiva a una veloz carrera a la chilena o siendo protagonista de una cacería de conejos entre los galgos ladrando y los huasos. Un muro de adobe, con Mahler de fondo, ahoga el corrido mexicano. Las miradas se enfrentan, pero no se repelen, los opuestos se complementan. La dominación del patrón sobre el inquilino: amo y esclavo, dominador y dominado se equilibran. La mirada no es de clase, es horizontal, honesta. Estrenan en la sala de cine arte del Goethe, en Santiago, donde son incomprendidos. En 1983 filman El Maule, un documental etnográfico, diametralmente opuesto al len13
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guaje de masas y al cine denuncia de aquellos años. En ese momento los Bustamante prefieren instalar su cámara sobre el río que bajaba con furia, sin central hidroeléctrica: “y con cuyas aguas se podían llenar hasta las cuencas del infierno”, citando al Abate Molina. Porque no era solo el río y sus bordes, era toda su geografía humana, desde los arrieros cordilleranos hasta los últimos constructores de faluchos de la desembocadura.
LA MEMORIA REGIONAL La filmografía de los Bustamante ofrece un privilegiado acceso a la memoria desnuda del Maule, la que se opone a la memoria vestida de lo oficial. Es un viaje de exilio interior hacia la pobreza, la marginalidad y el derrumbamiento, pero también hacia la belleza de vivir sin luz eléctrica. Son los usos del campo chileno en la década del 80 los que se extinguen, pero que aún viven, a decir de Silviano Santiago, en el “entre-lugar” de la cultura latinoamericana. La cámara y la forma de narrar se nutren de aspectos invisibilizados que permiten demoler las nociones usuales de identidad. Y conservar este intento, 14
tiene un valor innegable. “Estamos influidos por cierta literatura latinoamericana, yo por lo menos”, dice Patricio a Revista Encuadre, en una entrevista publicada en julio de 1983 y rescatada por el libro Diarios de Rodaje. “Por una literatura de un mundo que se ha ido, no sé: Ciro Alegría, Arguedas, García Márquez, Vargas Llosa”. Ambos cineastas coinciden en que no es difícil filmar la belleza del Maule. Esa belleza negra que sale del cerro justo antes del amanecer, o del Maule, desbordado en invierno, oliendo a selva maulina. Tras Historias de Lagartos, proyecto de Juan Carlos en solitario, se reúnen años más tarde y filman Vía Crucis, (documental, color, 16 mm, 1998), donde la virgen María, Jesús y los soldados romanos son habitantes de Santa Rosa de Lavaderos.
DIARIOS DE RODAJE Los documentales y las películas que hicieron juntos y por separado en la época que investiga el libro Diarios de Rodaje se hicieron con la precariedad técnica por la que pasaba el cine nacional: “no hay mérito de si hace bien o mal, el mérito está en que se
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hace la película”, explica Juan Carlos a la revista Encuadre. El documental El Maule es un zoom back del campo que se mostró en Domingo de Gloria, remata el menor de los Bustamante. La Investigación realizada por el Centro de Documentación Patrimonial de la Universidad de Talca, junto al trabajo de restauración del soporte fílmico, ejecutado por la Cineteca de la Universidad de Chile, duró casi un año. Recopiló material de prensa, fotografías, recuerdos y archivos personales y por supuesto la filmografía de autor de los cineastas de Santa Rosa que generosamente donaron a la Universidad de Talca. Hablando con ellos nos dimos cuenta de una mirada culturalmente muy amplia y desprejuiciada ideológicamente: que podía nutrirse de Fassbinder, Herzog y Tarkovsky o del cine del iraní Lectura de foto: El libro Diarios de Rodaje, funciona como un archivo digital del cine de los Bustamante. Desde Domingo de Gloria y El Maule hasta las películas Historias de Lagartos y Vía Crucis. 15
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Kiarostami. Y que también podía subyacer al lenguaje publicitario de una súper multinacional. Era el Chile de fines de los años ’80 del siglo XX, el lugar donde se había instalado una cierta identidad orientada al éxito: a decir de Larraín y Moulian, comenzaba el ciudadano credit-card.
PATRIMONIO CINEMATOGRÁFICO La edición del libro Diarios de Rodaje fue posible gracias al Fondo de Fomento Audiovisual 2014, lo que permitió recuperar y restaurar el material de los hermanos Bustamante con fines educativos, así como investigar en la documentación personal proporcionada por los cineastas: material de rodaje, festivales, afiches, revistas, recortes de prensa y fotografías. El libro está disponible para descarga gratuita en la web www. portaldelpatrimonio.utalca.cl Fue en la Cineteca de la
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Universidad de Chile donde los especialistas Luis Horta junto al productor del proyecto, Marco Díaz, comenzaron a restaurar el sonido y la imagen directamente desde el soporte fotoquímico de 16 milímetros. Su obsolescencia y deterioro hizo urgente la conservación, especialmente frente a la pérdida de los negativos. Y puesto que se trataba de películas de bajo presupuesto, con escasas copias de proyección, el daño fue mayor. Tanto las banda de sonido magnético como óptico se encontraban con evidente deterioro químico del soporte, explica el director de la Cineteca de la Universidad de Chile, Luis Horta. Pese a ello, la restauración física fue un éxito y posibilitó su digitalización en los laboratorios de Cine Color (ex Chile Films) cambiando del fotoquímico al digital en Full HD. El libro contiene dos DVD, en el primero está Domingo de Gloria (1981), y El Maule (1983) y en el segundo Historias de Lagartos de 1989 y Vía Crucis de 1998. La investigación efectuada en conjunto por las dos universidades públicas buscó mantener vivo el patrimonio audiovisual por su importancia crucial en la producción de memoria de las ciudades del valle central de Chile.
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VIDAS CRUZADAS Juan Carlos Bustamante abandona Chile en 1967 para seguir estudios de Bellas Artes en Francia. Regresa en 1971. A la llegada de su hermano que había estudiado cine en el Instituto de las Artes de San Francisco y luego de un viaje por Europa, en 1983 filman el documental Domingo de Gloria,una mirada introspectiva al derrumbamiento del campo chileno. Antes de volver a Chile como cineasta, Patricio se va a Irán, donde llega el año 1979, justo para la revolución del Sha, de la que debe escapar perdiendo, a cambio de su salida, todo el material fílmico registrado. En Italia estudia con Antonioni. Es el director italiano de Blow Up quien le recomienda que es hora de volverse a filmar en Chile, a su propia aldea.
*Periodista. Director Centro de Documentación Patrimonial del Instituto de Estudios Humanísticos Juan Ignacio Molina de la Universidad de Talca. Editor del libro Diarios de Rodaje, el Maule en el cine de los Bustamante, Fondo Audiovisual, 2015. 17
ALBERTO MedioRural
FUGUET
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“SI UNO NO VIVE EN TOKIO, EN NUEVA YORK O BERLÍN UNO VIVE EN LA PERIFERIA” Muy chileno para ser gringo, muy gringo para ser chileno. Alberto Fuguet es la frontera. En el apogeo del boom latinoamericano y de la literatura comprometida tiró la idea de MCONDO y le dieron duro. Esa idea, sin embargo, envejeció bien. Hoy se sigue actualizando en crónicas que parecen cuentos, novelas con poemas largos, poemas largos que no son poemas, ensayos poéticos llevados al cine, películas de escritores que escriben novelas. Sus últimas publicaciones dan cuenta de esta realidad, ambigua: los no lugares (TRÁNSITOS); las investigaciones periodísticas con algo de ficción (TODO NO ES SUFICIENTE); las ficciones periodísticas en busca de verdad (MISSING). A tono con Fuguet lo que viene a continuación es una entrevista, pero sin preguntas. Una conversación que parece monólogo sobre escritores y escrituras, donde se fugan sus respuestas en voz alta, como un hombre que habla solo mientras cruza la frontera. por José Tomás Labarthe
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“Ediciones UDP compiló un libro de escritores malditos, como la Bombal o Rodrigo Lira en Chile, Pizarnik en Argentina o César Moro en Perú. Habían varias acepciones para definir esta maldición. Muchos de los protagonistas de este libro las cumplían todas. No ser conocido en su casa, esa era la primera. Si un peruano era conocido en Lima no podía estar en el libro porque significaba que algo había triunfado. Ser odiado. Haberse muerto literalmente de hambre. Y la última era que su muerte ocurriera por razones patéticas: murió antes de tiempo, se suicidó, lo mataron. A mí me encargaron una crónica sobre la vida de Gustavo Escanlar. Leila Guerrero era la editora de este libro, una gran editora a lo americana, que cree que la crónica es el gran género, el género noble de este tiempo. Yo nunca me había enfrentado a una editora como ella. De hecho la pelea comenzó con la primera frase del libro. Yo comenzaba narrando la obsesión que Gustavo Escanlar tenía con un asesino en serie uruguayo. Entonces ella me pregunta: ¿tú dices que este tipo es un asesino en serie. Sí digo yo. ¿A cuánta gente mató?. Yo en ese momento no sabía. A 3 o 4, supuse. ¿Y eso te parece serie? A mí me parece que eso es poco serio de tu parte. Dios mío, con esas nos vamos a ir. Ella quería ser como en el New Yorker, datos súper precisos. Corroboración de datos. Entonces tuve que averiguar cada detalle del asesino que obsesionaba a Escanlar. La cosa terminó en conversaciones del tipo: Leila, el asesino mató y violó a 3, a una la violó no más y a los otros les pegó. Al final me dejó poner esa frase pero no cambió de opinión. 20
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Yo igual que matar a tres personas no te hace un asesino en serie. ” “Todo periodismo tiene algo de ficción. No se puede siempre decir la verdad. Pero en el caso de Gustavo Escanlar tuvobastante poco de ficción. Lo que pasa es que el personaje parece de mentira. Yo era muy joven y trabajaba en la Zona de Contacto del Mercurio. Me llegó al diario un sobre con estampillas uruguayas. Adentro venía un libro autoeditado de una editorial muy pequeña. El libro se llamaba ODA AL NIÑO PROSTITUTO, por Gustavo Escanlar. Yo nunca había visto un libro así, una portada así, lleno de viñetas porno, de cómics como de los ochenta, con imágenes robadas, me parecía a mí. El libro se transformó rápidamente en un libro de culto, entre la gente de la zona, y luego afuera. Yo quedé fascinado con su propuesta. Después lo incluí en MCONDO, que era una antología para molestar, para decirle a los gringos que en América Latina no todos escribían como García Márquez, ni vivían con tucanes de mascota. La última vez que estuve con Escanlar fue en Madrid, en un congreso de escritores. Él estaba totalmente drogado y sobregirado. Mario Benedetti estaba de maestro de ceremonias, muy viejito y toda la gente lo amaba. “Buenas tardes, estoy muy impresionado de ver a tantos jóvenes, comenzó a hablar Benedetti, yo fui joven, sigo siendo joven, no importa tener 80 años uno siempre es joven…” Y en eso irrumpe Gustavo Escanlar, vociferando desde el fondo del auditorio: “¡Mentira! Todos nos damos vuelta y ahí
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estaba Escanlar, sin camisa, guatón, peludo, peludo mal, la espalda llena de pelos, transpirado. Esta bola humana gritándole a Benedetti: ¡mentira, no mientas, tu nunca has sido joven hijo de puta! Gustavo era una especie de cronista de su propia vida. Un tipo medio punk, loco , drogo, border”., drogo, “Mucha gente se queja: yo estoy lejos, yo vivo en la periferia. Si uno no vive en Tokio, en Nueva York o en Berlín, uno vive en la periferia. Ya París incluso es periferia. Alguien que vive en Sicilia está en la periferia. Santiago ya en Buenos Aires es una periferia. A mí me parece que es un agrado estar en la periferia, es una oportunidad. Por eso me encantó el concepto de CIUDAD FRITANGA, el libro editado por Ricardo Greene (Editorial Bifuraciones). Ciudades fritangas son todas las ciudades donde venden sopaipillas en los terminales de buses. Ciudades que tienen un lazo extraño entre el pasado y el futuro. Uno podría no estar de acuerdo con esta idea, arbitraria, pero me compro su tesis. Me gusta la idea de que ciudades que no son tan grandes tienen tanto caos o más que una ciudad inmensa. La gracia de una ciudad pequeña es que está todo más cerca. Y lo atroz es que está todo más cerca. Me gustaría que este libro se pudiera hacer en Santiago, a través de sus comunas o barrios. Ahí yo me identificaría. Yo siento que no soy de Santiago y nunca he intentado representar a todo Santiago. Mis libros y películas son acotadas y yo también. Escribo de unos pocos
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lugares y me atrevo a decir cuáles son. Mientras que hay gente que vive en ciertas comunas y no quiere contar. Hay comunas, ciudades, regiones más rentables que otras. Rentable en un sentido no económico. Temuco es rentable, por ejemplo. “Yo vengo de Temuco”. Perrito, pasa. Tú eres mejor que yo porque has sufrido más, tienes más problemas que yo, eso altiro te da un peso literario. Yo pienso que eso no es así”. “Quizá es bastante conservador de mi parte. Reconozco que aquí se me sale todo mi lado de vieja que toma once. Pero para mí la televisión es lo peor. La farándula. Don Francisco es el verdadero mal. Ahí tiro mi línea. Tal como para una época el crack fue el compromiso ultrapolítico, y para otra época fueron efectivamente las drogas o el sida, para mí generación y para la que viene la droga son los medios de comunicación, las redes sociales, el deseo de fama. Un ejemplo de alguien que se adelantó fue Enrique Lafourcade. Yo siento que él perdió mucho prestigio por estar en Cuánto vale el show. No hacía falta. Yo estoy en Internet y todos los días estoy conectado. Muchas mentes brillantes están gastando sus neuronas en Internet. Sólo digo hay que tener cuidado con lo que uno escribe porque uno no tiene tanta creatividad. Clint Eastwood lo dice. Es como un aceite. Uno tiene determinados litros de capacidad. Conozco gente que ha gastado la mitad de su aceite en twitter. Yo lo prefiero gastar en libros”.
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CRISTIÁN ZAMORA Sicólogo Comunitario:
“HOY DÍA YA NO CORRESPONDE HABLAR DE LO RURAL COMO SINÓNIMO DE LO AGRÍCOLA Y DE LO CAMPESINO”* por María Paz Rau Parot fotografías Josefa Toral
Cristián Zamora es autor del texto Relaciones entre psicología comunitaria y ruralidad, publicado en Hacia una Psicología Rural Latinoamericana1, donde se aborda la relación entre la Psicología y el mundo rural en las últimas décadas en nuestro país. Durante la entrevista nos cuenta que estuvo tres años en Talca haciendo clases en varias universidades y trabajando en sectores rurales aledaños, por lo que conoce de cerca las prácticas características de la zona. Desde ahí, nos presenta una mirada interesante en torno a las reflexiones pendientes de la Psicología con las intervenciones y acciones sociopolíticas que se realizan en comunidades de las zonas rurales e indígenas de Chile.
1 Landini, F. et al (2015). Hacia una psicología de la ruralidad latinoamericana. Buenos Aires: CLACSO.
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Propones en tu texto que en un principio hubo una mirada de lo rural desde las transformaciones socioeconómicas y después se hizo desde las políticas públicas. Entonces, desde ahí, ¿cómo se entiende el concepto de lo rural en Chile?
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Lo rural en Chile históricamente se ha entendido bajo el prisma de un cierto modelo que se llamó desarrollismo o modernización, y en ese esquema, el “desarrollo” iba a venir de la mano de la transformación de la sociedad latinoamericana, como el espejo de la sociedad industrial europea urbana. En ese esquema, donde la civilización y el progreso estaban del lado de lo urbano industrial, el campo parece como una categoría residual. Por lo tanto, buena parte de lo que uno puede rastrear en general, sobre todo en la Psicología y en los programas públicos que intentan la transformación de la subjetividad de sujetos rurales, está dado por categorías que son norteamericanas, como las categorías de transformación, emprendimiento, etc. “Hay que transformar a la gente del campo porque no tiene aptitudes…”, en el fondo esta idea sobre el campo también implica que hay que civilizarlo, en términos de dejar de ser campesino y transformarse en empresario rural. Eso da cuenta de que no hay valor por las formas de vida, las formas de organización, la historia, la cultura local, las formas de producir, etc. Por los años ‘70s aparece la Reforma Agraria, las cooperativas campesinas y hubo una aproximación de otro modelo de desarrollo a lo rural, que podríamos decir que fue como un interludio, porque fue muy pequeño. Pero en general, se ha abordado lo rural como una categoría residual y la psicología nunca reflexionó, sino que se plegó como el brazo armado psicosocial técnico y tecnológico a una estrategia de desarrollo que no ha cuestionado, donde lo rural aparece ahí como básicamente modificable, transformable. 27
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Tú dices que la psicología se pliega a un modelo de intervenciones y acciones en terreno, que ya está instalado, entonces si lo pensamos desde una teoría un poco más crítica de la psicología, ¿cuál sería el aporte que le podría hacer al mundo rural? Nosotros estamos trabajando una noción de lo rural como un territorio rural, que pueda atender el trabajo de los profesionales a las particularidades culturales, históricas, sociopolíticas de cada territorio y entender esos elementos como recursos que pueden ser activados, por ejemplo, las formas de vida, las narrativas, las historias, etc. En general, el aporte sería la lectura, la manera de captar lo rural en su dimensión no solamente económica, donde cualquier cosa que sea identitariamente valiosa se toma como algo que se pueda vender. Sin negar eso, lo que se puede hacer desde la psicología social y comunitaria, es precisamente valorar el territorio como un campo de juego, donde existen actores diversos, que tienen intereses contrapuestos y que, en definitiva, tienen distintas formas de
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capitales que pueden ser activados para generar formas de organización económico-productivas, que no sean necesariamente de orden capitalista, el tema de las cooperativas, los movimientos sociales. En suma, lo que uno podría decir es que una psicología debiera tener pertinencia cultural, histórica, política. Uno de los problemas que se menciona sobre el mundo rural tiene que ver con las pocas oportunidades de educación y trabajo para los jóvenes, donde finalmente siempre tienen que migrar a la ciudad. ¿Qué se podría hacer, no sólo desde las políticas públicas, para darles más oportunidades a los jóvenes, para que no sientan esta necesidad de irse del campo? Yo no soy experto, pero lo que te podría decir en relación a tu pregunta, es que no estoy tan seguro que esa migración desde lo rural hacia la ciudad sea el patrón que hoy día caracteriza las dinámicas de población rural.
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Básicamente, yo me apoyo en alguna literatura de un profesor de la Universidad De Chile, Manuel Canales, que tiene un texto que se llama De la metrópolis a la agrópolis, donde se muestra que hoy día el desarrollo metropolitano se ha cambiado en Chile por un desarrollo agropolitano; es decir, las ciudades intermedias, como Talca, pasan a ser los lugares céntricos. Se dice que la migración está más bien dada desde estas localidades agrópolis o centros agropolitanos. Por lo tanto, señalar que el tema como se uno se imagina la migración campo ciudad así como del campo a Valparaíso, Santiago o Concepción, no; aquí la migración se está dando para el lado de estas Curicó, Rancagua, etc. Entonces, eso en un primer término. A mí lo que siempre me llamó la atención del terminal de Talca era que yo estaba ahí y a mí me parecía que llegaba gente de muchos lugares y que afuera había ovejas y que estaban los pavos amarrados; era un centro neurálgico de gente que yo no veía
en la Fuente Germana o en la diagonal, entonces ese es el tema, estas ciudades intermedias son centros donde la gente, si migra, migra hacia allá, y menormente hacia cuestiones más grandes. En la editorial del libro, Landini, habla sobre los mitos de la ruralidad, ¿cuáles son, a tu modo de ver? Uno de los mitos que todavía me sigue dando vuelta es que lo rural, el espacio social rural, es algo que se asocia como a una incapacidad de leer el mundo de forma correcta. Esa idea del campesino como alguien bruto, lo rural como un lugar fundamentalmente primitivo; esa cuestión no es así. De hecho, yo te puedo decir sobre mi experiencia que tuve en la Isla de Pascua - porque el mundo indígena aparece como parte del mundo rural hoy día - y sorprende el nivel de conocimiento y de valoración que tienen sobre su historia y su cultura, el trabajo permanente que ellos realizan todo el año
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a través de diversas actividades formales e informales, muestra que, en el fondo, los llamados sujetos no modernos representan otra forma de modernidad. Ese mito en particular tiene que ver con la idea de que lo rural es algo extremadamente quieto, donde, la verdad, no hay mucho que conocer. Ahora pensando en las políticas públicas- en las cosas que se han hecho en los últimos años-, ¿cuál es la mirada que hay ahora en el mundo rural desde las políticas públicas y hacia dónde va? Podría decir que en definitiva lo rural, producto de las transformaciones económicas y la globalización, se ha transformado y hoy día ya no corresponde hablar de lo rural como sinónimo de lo agrícola y de lo campesino, sino que corresponde hablar de lo rural como un territorio dinámico. De acuerdo al trabajo que vienen haciendo instituciones internacionales como RIMISP2 e IICA3 , que funcionan como correctoras del modelo que entiende el desarrollo como desarrollo económico, lo ven no solamente como una unidad productiva; en el territorio hay movimientos sociales, hay otro tipo de prácticas, entonces el territorio es visto con un enfoque de desarrollo territorial rural con identidad cultural
y por lo tanto, lo que cabe ahí es explorar procesos de encadenamiento productivo. Se ha abierto el tema económico hacia la identidad cultural y la asociatividad, pero lo que está pendiente es, por ejemplo, mayor fuerza en cuestiones que tengan que ver con desarrollo propiamente social, salud mental, salud rural, educación rural. Entonces, yo diría que lo que se ha hecho ha tenido que ver con un cambio de primer orden, en el sentido de que antes el objetivo, la metáfora, era que ese mismo campesino que iba pegándole al buey, tenía que bajarse y subirse a un tractor, o sea, de campesino a granjero. Pero es uno es un cambio uno, porque el tema es básicamente cómo seguimos obteniendo recursos monetarios de lo que tenemos aquí como cultura, lo que hace de cierta manera la Isla de Pascua, pero desde el punto más bien de la psicología social. Es muy restringido pensar que el desarrollo sólo va a venir de la mano del despliegue de procesos económicos en los territorios rurales, y eso es lo que se ha venido haciendo, básicamente. Entonces, el desarrollo debe verse no solamente cuando hay superación de pobreza, o ver que la pobreza no sería solamente una cuestión económica, que es una cuestión más o menos vieja de plantear.
*Cristián Zamora es Psicólogo de la Universidad de Valparaíso y Magíster en Psicología Comunitaria de la Universidad De Chile. Actualmente es profesor del Departamento de Psicología de la U. De Playa Ancha y de la U. De Chile, además de haber hecho clases en la U. De Talca y U. Católica del Maule, entre otras. 2RIMISP: Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural. 3IICA: Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura. 30
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john Banville
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por Cristián Rau
Una longeva pareja de extranjeros beben acurrucados en un paradisiaco paisaje. Sonido de cataratas de fondo, palmeras y flores tropicales; faltan sólo los tucanes y un hombrecito con traje a lo chino Ríos para que se sientan en la Isla de la Fantasía. No estamos en el Caribe sino que en el Hotel Hyatt en Santiago. El extranjero, vestido con un terno gris, corbata, pañuelo rojo italiano y con una copa de vino blanco en la mano es el escritor John Banville. Se maravilla por el apacible escenario y dice que es increíble un lugar así en el centro de la ciudad. Banville nació en 1945 en Wexford, un pequeño pueblito al sur de Irlanda donde la pobreza, la censura y el miedo reverencial por la Iglesia Católica eran el pan de cada día. En ese ambiente, Banville tenía una sola preocupación: largarse. A los 17 entró a trabajar en una línea aérea, en un trabajo detestable, pero que le daba la posibilidad de comprar pasajes a un precio ridículo.
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Mr Banville: ¿Cómo fue nacer en un pueblito olvidado? Eso es relativo. Hace años, un par de periodistas van a entrevistar al poeta Phillip Larkin, que estaba viviendo en el norte de Inglaterra y le preguntan: ¿Por qué vive usted tan lejos del centro? ¿El centro de qué? Según el crítico George Steiner, Banville “es el escritor de lengua inglesa más inteligente, el estilista más elegante”. Ha ganado premios importantes como el Príncipe de Asturias, dos veces el Booker y es candidato permanente para el Nobel. Como si esto fuera poco, desde hace unos diez años, inventó un alter ego: Benjamin Black, con el que ha escrito una media docena de novelas negras extraordinarias. Tan buenas, que la familia de Raymond Chandler le pidió que reviviera a Phillip Marlowe, su gran héroe. Black/Banville lo hicieron, y de manera notable. El prestigio del autor se basa en una carrera iniciada con una trilogía sobre la vida de científicos (Copérnico, Kepler y Newton), y luego una veintena de novelas centradas en protagonistas densos, desencantados y egocéntricos. Pero más importante que las tramas, lo que sobresale en este autor es el cuidadísimo –hasta obsesivo– uso de las palabras. En este sentido, el escritor Martin Amis dice: “una frase tan devaluada como «maravillosamente bien escrita» recupera todo su valor cuando nos referimos a las novelas de John Banville”. En una de las charlas que dio en Chile, se le preguntó cómo se llega a esta perfección en el idioma. Banville, fríamente, respondió que no sabía la respuesta, que simplemente él escribía hace cuarenta 34
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años, que ese era su oficio. En la página web de Alfaguara, en la sección de El libro de las Pruebas, Pepe Rodríguez dice de su obra: “literatura de alta calidad solo para lectores avanzados”. Incluso donde se debería publicitar masivamente a Banville –en la página de su propia editorial– se lo reduce a un nicho, a esto de “escritor para escritores”. ¿Mr Banville, es usted un “escritor para escritores”? Yo no escribo para escritores. Son aburridos. En lo único que están interesados es en el dinero. Detesto los festivales literarios porque está repleto de escritores, y me fastidian especialmente los exitosos. La peor cosa que puede pasar en este mundo es darle éxito a un escritor. Los ves sentados ahí, pagados de sí mismos, diciendo: “Soy un gran hombre”. Y no es cierto. Al interior de ese gran hombre hay un pequeño individuo que grita como un loco por salir afuera. La pregunta, sin duda lo mosquea, se la han hecho infinitas veces y se la seguimos haciendo. Pese a eso, continúa: “Yo escribo para la gente. De hecho, la mejor crítica sobre mis libros la hizo un hombre en 1989 y consistió en solo tres palabras. Resulta que una mañana, antes de abordar el tren, un obrero que pasaba en bicicleta me reconoció y me dijo: “Great fucking book”, por El libro de las pruebas. Ese es el mejor cumplido que he recibido hasta ahora”. Ha dicho muchas veces que él es un poeta que escribe en prosa y se emociona al ver sobre la mesa el libro La Torre de Yeats. “Este es el mejor libro de poesía jamás publicado en un volumen”, dice, mientras se concentra para leernos una parte de Navegando hacia Bizancio: 36
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“Oh, sabios que estáis en el fuego sagrado de Dios Y en el dorado mosaico de un muro, Venid del fuego sacro,girad hasta mí, Y sed los maestros de canto de mi alma. Consumid mi corazón; enfermo de deseo Y atado a un animal agonizante No sabe ya lo que es; y llevadme A la ilusión de la eternidad”. -Beautiful, remata.
La otra pregunta que le hacen hasta el hartazgo son las diferencias entre Banville y Benjamin Black. Si Banville es un narrador complejo y sus personajes son cultos artistas o científicos que monologan largamente sus pérdidas; en Black la prosa es rápida y al hueso, y sus personajes son policías o tanatólogos sedientos que monologan a la velocidad de la bala sus derrotas. El escritor ha dicho de sus dos vertientes, que si John Banville es “el artista”, Black es “el artesano”. Con su alter ego puede escribir más deprisa y pagar holgadamente sus deudas. Lo que partió como una aventura de un solo libro –escrito a la Simenon– terminó seduciéndolo. La mayoría y los mejores trabajos de Benjamin Black suceden en Dublín de los años cincuenta –la ciudad del verdadero Banville en la época de su adolescencia– y nos relatan las desventuras del inolvidable doctor Quirke. Bajo la espesa neblina y a orillas del río Liffey se cocinan a fuego lento las retorcidas historias de este forense obeso, alcohólico y mujeriego con un insano gusto por meterse en las patas de los caballos. Es cierto que la propuesta de Black no es novedosa, se maneja dentro de los códigos y clichés característicos del género –curas despiadados, mujeres fatales, ricos perversos, hijas perdidas– pero probablemente es ahí donde radica la gran virtud de estos libros: en la capacidad del “artesano” Black de, con las reglas del juego manidas y usadas por miles, convertir libros de consumo rápido en piezas urdidas con estilo y una maña literaria notable. Y John Banville, “el artista”, medio en broma, medio en serio, lo presiente: “creo que en cincuenta años más cuando alguien consulte sobre Banville será derivado a Benjamin Black. Y la obra del señor Banville será olvidada por completo”. 37
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VIAJES con mi padre
MARCELO ARAYA Diseñador Industrial de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y actualmente profesor residente de la misma. Su padre fue arriero y con él conoció la cordillera del Maule.
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“Mi papá era arriero. Comercializaba animales del otro lado de la cordillera, de Argentina. El viejo desde niño, de los 12 años, iba a buscar animales. En el fondo era contrabando porque era ilegal. Cruzar la frontera sin pagar un impuesto era un contrabando, pero un poco aceptado por las autoridades en esos años. Estamos hablando de los años 70. Cuando nacimos nosotros mi viejo dejó de ir a la cordillera, se empezó asentar un poco más en el valle, pero quedaban las historias”. Este texto fue extraído de la tesis Refugio de montaña en el valle del río Achibueno de Fernando Kaftanski. 41
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WENUAN ESCALONA
Poeta. Tiene estudios de Pedagogía en Historia y Geografía en la Universidad de la Frontera. Ha publicado los libros Romería (2010) y El Mapa Roto (2014), ambos por DELAIRE EDITORES. Dentro de sus reconocimientos, destaca su becaría en la Fundación Pablo Neruda; Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (2008); su participación como expositor en la Segunda Bienal de Arte Indígena en el Centro Cultural Palacio La Moneda (2008); la adjudicación del Fondo en Apoyo a Iniciativas de Expresiones Culturales Mapuche, para la publicación de su poemario Romería (2010); la adquisición por parte del CNCA y la Dibam de su poemario Romería, para su distribución en las bibliotecas públicas de Chile (2011). 45
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CAROLINA DEL NORTE, 1900 A 70 km por segundo se movía esa sombra. Del Pacífico al Atlántico iba, como un telegrama soplado por los actos del hombre. Más guerras nos circundan, Wenuan y no podrás ser como el hobbit feliz de ignorar y ser ignorado pues todos los frutos tendrán olor a carne quemada. Mala señal es la que vemos. Por las dudas a las machis pregunta y estudia sus epigramas concebidos en el opio, sabes que el águila y el oso ya nacieron en el ferrocarril que cubre la mitad del mundo y que los zepelines envenenan nuestros pozos con soberbia. Piensa, Wenuan, en el círculo de la tierra, su destino y memoria. Ya ha pasado y volverá a suceder antes que se llenen de polvo nuestros ojos y seamos, apenas, un recuerdo incrustado de otros ecos. Piensa en esto, que para el comienzo de la noche este oscuro preámbulo ya estará sobre las aguas del mar rojo.
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WATERLOO, 1815 De las estepas blancas te expulsaron, Wenuan. Así, roto el pacto con esa fría estirpe, caíste al truco de la falsa retirada y no hubo reserva que evitara caer tus filas. No importó que antes conversaras de príncipe a príncipe con ellos, y que juntos ensuciaran de vodka y muday los tablones del acuerdo. Ahora solo planeas la fuga y repasas los errores del infante y del jinete, en la luna solitaria en donde te recluyen. Sabes que más sombras aguardan tu comando pero aún no quemes el colchón de tu celda y no olvides la rutina del condenado, que Santa Elena aún no te premiará con el veneno de su sueño.
LEPANTO, 1571 ¿Quién está en lo cierto, oh Dios?, te preguntabas. Veloces han avanzado los herejes en sus caballos. En el mar, la medialuna de sus galeras, hunden cualquier oposición de la cruz, y se acercan sus hordas al centro del imperio, como antes los hunos y los bárbaros germánicos. Pero confía en tu Dios, Wenuan, y convoca a Barzán y a Cervantes el manco. Tú, representante de la cruz en la tierra, confía en en el rosario encendido de tus conas. No le temas a la obviedad de los números: 140 barcos de la Santa Liga, mejor que los 320 de Ali Bajá. No temas, no bajes la plegaria del canelo, que el viento guiará tus sables; vencerás al fin del día y lejos de la costa de Lepanto, el señor te ungirá con la noticia. Wenuan, serás el Santo del rosario y la victoria.
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MARIO VERDUGO
Mario Verdugo (Talca, 1975) es Periodista y Doctor en Literatura. Ha publicado La novela Terrígena (Pequeño Dios Editores, 2011), Apología de la droga (Ed. Fuga, 2012; Libros del Pez Espiral, 2014), Canciones gringas (Ed. Inubicalistas, 2013) y Miss poesías (Alquimia, 2014). Ha sido becario del Consejo del Libro y la Lectura y de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología. Actualmente trabaja como profesor de literatura y territorio en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca, integra el colectivo literario Pueblos Abandonados”y colabora con el semanario de The Clinic, donde mantiene desde algunos años la columna Biblioteca Regional. 49
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i. inéditos de pedro nolasco cruzi 1 Como decía huidobro la vida se parece a un pasamontañas. Como decía parra la vida se parece a un pasamontañas. Como decía neruda la vida se parece a un pasamontañas. La vida se parece a un pasamontañas, a decir de mistral. 2 Según díaz-casanueva, el hombre nace, crece, se desarrolla, se vuelve fascista y muere. Según gómez-correa, el hombre se descompone y regresa de la tumba, para predicar la inexorabilidad del fascismo. 4 joaquín cifuentes afirmó haber sufrido como un mono. augusto santelices dijo haber sufrido como una rana. armando ulloa aseguró haber sufrido como un ratón. Todo esto lo reconoció más tarde roberto bolaño al escribir que los poetas menores sufren como animales de laboratorio. 7 juvencio valle escribió un libro titulado cáncer terminal. A partir de la experiencia de juvencio valle, jorge teillier escribió un libro llamado cáncer terminal. Cierta noche francisco véjar decidió volver al silencio publicando una antología chilena del cáncer terminal. pablo de rokha cargó con las secuelas por los tres libros que en la literatura de aquel siglo se llamaron cáncer terminal.
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ABSOLUTAMENTE MODERNOii Cuando fui a ver Face/Off al cine y luego conseguí desarrollar esa tecnología para intercambiar rostros con mi amigo Juan, poniéndome por primera vez en su pellejo, pude comprobar lo mucho que él sufría, cómo le agobiaban las altas temperaturas, cómo el sol quemaba sus mejillas por dentro, cómo la luz le arrancaba los ojos. Cuando sobreponiéndome al sueño y la pena, pude ver en una misma noche, la versión original de La Mosca y el refrito de Cronenberg, mi mente se agilizó hasta un punto extraordinario, y fue como si de pronto se me hicieran ostensibles la paradoja de Zenón, el teorema de Gödel, la diferencia derridiana. Cuando me colé a la avant-première de X-Men 2, y movido por su trama, logré imitar las técnicas metamorfas del personaje Mystique, pude cumplir el viejo sueño de pasear por las calles con el aspecto de mi amiga Susana, de manera que experimenté en carne propia la alegría de ser contemplado con gusto y beneplácito, con admiración e impaciencia, con envidia y solemnidad.
iApología de la droga, Libros del Pez Espiral, 2014. iiMiss poesías, Alquimia, 2014
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UN BARCO detenido en medio de un sue帽o por Claudio Maldonado
Cr铆tica a la novela prop贸sito de la novela Motel Ciudad Negra de Crist贸bal Gaete (HEBRA Editorial 2014) 52
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Cuando era niño, influenciado quizás por la gráfica de los videojuegos, me di a la tarea de dibujar una ciudad emplazada en el cerro Condell de Curicó. El proyecto era construir un sinfín de escaleras que tuvieran una conexión total entre sí. No importaba el costo, las casas tenían que adaptarse a esa pretensión delirante y absurda de la súper escalera total. Una vez trazada la ciudad venía el juego: un individuo con cabeza de pelota y cuerpo de palitos aparecía dibujado y listo para pasear. El sujeto subía, bajaba, pasaba por los puentecillos comunicantes hasta que de pronto chocaba frente a frente con una fogata. Entonces debía retroceder y entrar por las puertas de las casas deformes (el juego indicaba que no podía permanecer mucho tiempo ahí) Debía seguir con su paseo, pero una segunda, una tercera y cuarta fogata esparcida con lápiz pasta rojo furioso transformaba al sujeto en un huidor oficial. Su destino lo
trazaba el recorrido de las escaleras que aún no estaban incendiadas, las casas desaparecían con rayones negros y el sujeto debía confiar en mí, en su salvador, en la perfección de la sincronía de escaleras conectadas. Las fogatas aumentaban hasta la saturación (en ocasiones las variantes eran perros rabiosos o paquetes de dinamita). Llegaba el fin del juego, el momento en que el sujeto quedaba atrapado en una falla sin retorno. La ciudad del cerro siempre lo vencía. Al quedar frente a una puerta quemada, o en un triángulo de escalones sin salida, mi sujeto moría sin remedio, convirtiéndose en un montón más de las cenizas del Condell. Esta precaria invención que un día tuve, esa ciudad de papel, tan al margen del damero potreril del Curicó que conocía, es quizás la forma más cercana que tengo para esbozar una interpretación sobre lo que más me atrae de la novela Motel Ciudad Negra de Cristóbal Gaete. 53
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La invención de una ciudad imaginaria de provincia, que se va construyendo a través de la observación que hace un sujeto mientras relata su aventura. También es factible decir que la ciudad le da un sentido a este observador, le da vida a un personaje protagonista que se va armando en la medida en que logra recoger pistas acerca de su existencia. Esta reciprocidad que se vuelve maldita, por lo menos es un gesto, un intento del autor por aprehender al ser en la novela, una batalla casi perdida por unir los fragmentos del hombre contemporáneo. El narrar una visión particular de ciudad de provincia constituye uno de los ejes de la narrativa de Cristóbal Gaete, pero en esta tercera entrega supera con creces los intentos de sus dos libros anteriores. En Valpore (2009) la caricatura febril y sarcástica de la marginalidad porteña pretende romper con la postal patrimonial y nos entrega una ciudad hiperbólica, donde las acciones se suceden unas a otras compitiendo en rapidez y morbo frenético, lo que le resta profundidad a un discurso
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descriptivo y a ratos efectista, en que los personajes no importan mucho y sólo vale lo que hacen. Si esto pudiese constituir un defecto, también hay que decir que Gaete asume el riesgo de ser una “canción punk”, de ser un creativo entre tanto narrador miedoso y pendiente por tocar los temas “infalibles” del paladar literario del gringo o el europeo “consciente”. En Paltarrealismo (2014), el segundo libro del autor, la ciudad se expande más allá del puerto y configura una entidad donde la provincia instala suescenario en un pueblo enajenado por la producción de paltas. En este espacio, la presentación de un lenguaje tecnificado e industrial, condiciona los nombres y los perfiles tanto de explotados como de explotadores y que al decir de Felipe Moncada (en unas de las críticas a la novela) se recrea una neofeudalidad, donde el pueblo cambia porque se ha llenado de “cosas de la ciudad”. El cómo entender la nueva realidad donde se habita es el punto de conflicto, porque este nuevo espacio cambiará sin freno, pero no así el desconsuelo de sus habitantes de vivir siempre en lo mismo. En Paltarrealismo, Gaete, logra intervenir logra
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intervenir espacios como Limache, Quillota, Olmué, absorbidos por un capitalismo feroz que viene de otro lado, de muy lejos, y poco tiene que ver con el corazón y el espíritu casi pre moderno de sus habitantes. Dicho lo anterior, volvamos al Motel Ciudad Negra y a la construcción de la ciudad inventada. El observador ingresa al motel de la ciudad y parece estar buscando algo, abre y cierra puertas, hasta que aparece Mona, una mujer que encarna los deseos y la decadencia de todos los personajes que aparecerán y desaparecerán en el recorrido frenético del protagonista, que recorre pasillos, calles y bares. Dando testimonio del existir de drogos, borrachines y artistoides estragados en sus vidas de mierda. El motel se configura como el corazón de la hipocresía chilensis, con sus ventanas tapadas por ropas y un sexo tristemente porno, símbolo del zoom monocorde de la hiperrealidad, donde el acto de la ilusión no tiene cabida en un mundo de cabezas y botellas estrelladas contra el pavimento. Ante este panorama caótico, la lógica del observador es darle un orden a la ciudad, que al parecer sólo está en sus sueños, en su interior, en su deseo de escapar de aquel lugar: “No se puede salir de una ciudad si no es posible salir de una habitación” (p.11). Entonces la liberación es siempre personal, no hay nadie en la ciudad en quien confiar, no hay fe en el orden = verdad= jerarquía= capitalismo extremo. Tampoco hay fe en a figura arquetípica del burgués decante a lo Bukowski,que gracias al seguro del paro (que por estos pagos sólo es literatura) se consuela al decir: “Dale a un hombre cuatro paredes y moverá al mundo”. 56
Pareciera que para el observador no hay esperanza: “Discutir de las cosas que discutíamos era hablar de novelas, no tiene sentido” (p.23). El consuelo del observador es internarse casualmente por la zona más oscura, el motel y sus meandros cercanos,y ahí construir una ciudad personal, que lo ampare de un futuro que no existe, sino que es más bien un sueño de la razón: “Trataste de salir, de vivir una familia, de ir todos los días a trabajar, pero cuando salías a la calle era inevitable caminar al Motel y sus bares” (p.27). El protagonista es “libre” al internarse por el motel y en ese caos construye algoprecario, pero muy propio: la capacidad de darle a su ciudad un lenguaje propio, un tiempo - espacio que no sólo le sirve para la evasión necesaria, sino también para construir su identidad de observador en permanente trajín y también para no ser tocado por la ciudad real (la de la juerga v/s el trabajo agobiante). Este sería el gran triunfo del observador, deconstruir la ciudad normada y fijar las reglas de una interior,para no ser tocado por nadie, a través del tejido de un mapa que impida un eventual desorden y que convierta a los signos (los del mapa) en una permanencia inalterable en el tiempo. Cristóbal Gaete pone en juego a su protagonista para lograr este objetivo. A través de la aventura del viaje le confiere la misión de Escribiente, el deber de dar fe con su palabra escrita a la nueva ciudad personal. Este proyecto de eternidad le permite al observador transitar por los pasillos del motel y en un abrir y cerrar de ojos entrar a un barco encallado justo en medio de una calle, y bailar y fornicar y disfrutar de una banda de escolares que pasa por encima de unos
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punkis en coma etílico. Es decir, el observador, puede vivir en su mundo, en una multiplicidad de destellos delirantes y fantásticos que además lo protegerán de los perros rabiosos, las fogatas, los paquetes de dinamita o las jeringas infectadas que la Ciudad Capitalista Normada le intente instalar para hacerlo presa del miedo y la uniformidad. La ciudad escrita de Gaete se ha liberado del dibujo de aquel niño dibujante pretencioso y fatal que alguna vez existió. Las escaleras del Motel Ciudad Negra parecieran recrear una y otra vez una tragedia sin fin, conformando una ficción poética de alto poder creativo, arriesgada y necesaria para el panorama actual de la narrativa chilena. 57
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Hoy en TAREAS DE POESÍA:
LA NUEVA NOVELA en Clave Zen por José Tomás Labarthe
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La nueva novela (1977), del poeta chileno Juan Luis Martínez (19421993), es un libro sui géneris. La cuestión por la naturaleza del libro –en tanto objeto– y por la poesía –en tanto sujeto– se pone una y otra vez en perspectiva L LA a través de sendos problemas de lectura. Las problemáticas planteadas son de L índole diverso: postulados científicos, la muerte de la literatura, poesía visual, LA A NU N juegos de ingenio, semiología y semiótica, el oído, la censura, Marx, Rimbaud, LA NU UEV EV LA A NU Superman y bla… bla… bla. EV LA AN NU EV LA No menos variopintas, las numerosas revisiones críticas de este libro exAN NU céntrico1 se han encargado de teorizar y desteorizar la obra por partes, como si EVA NOVOV E el todo no pudiera decirse de una sola vez de esos abordajes teóricos existe una línea, abierta inicialmente por Enrique Lihn y Pedro Lastra, y prolongada luego por Marcela Labraña, con la cual me gustaría triangular. LA La referencia a las enseñanzas budistas en La Nueva Novela, que identifican Lihn y Lastra2, no es un chiste de Kung Fu Panda, aunque pa- LALA NU rezca: “esos rollos en blanco son las verdaderas escrituras, pero como veo que LA NUNUEV sois demasiado ignorantes, no habrá más remedio que escribir algo en ellos”3. LA NUEVEVA LA
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Marcela Labraña detalla esta presencia oriental encontrando en Martínez semejanzas conceptuales con la poesía china, al combinar poesía y pintura, textualidad y visualidad, temporalidad y espacialidad: “La poesía en general, debido a su naturaleza lingüística, se desarrolla en el tiempo, se expresa sucesivamente. La poesía china, en cambio, dispone palabras en el espacio. Martínez desarticula la clasificación genérica de la literatura, proponiendo una especie de nuevo engendro literario que aúne lo lingüístico y lo icónico, la poesía y la pintura. Para los chinos esta vinculación es obvia desde hace siglos”.
UN PROBLEMA TRANSPARENTE
En la tradición Zen, hay una figura que resume de ejemplar manera la noble pero tortuosa relación entre el maestro y el discípulo. El koan. Repitiendo palabras de D.T. Suzuki, un koan es un documento público cuyo objeto es sacar a la luz un documento privado . El maestro, para corroborar el progreso espiritual de su discípulo, lo pone a prueba a través de esta suerte de paradoja. Si el discípulo logra experimentar el koanal punto de su comprensión accederá de inmediato al satori. El despertar. La iluminación. Aquí 4 ejemplos distintos:
1. Saca de tu manga las cuatro divisiones de Tokyo.
2. Detén aquel barco que va por el distante océano.
3. Detén el sonido de la distante campana.
4. Una niña cruza la calle. ¿Es la hermana menor o la mayor?
(El camino del zen, página 155)
Estos 4 ejemplos tienen una estructura similar. En un comienzo instalan una duda. Luego tienden una trampa, que alude al lenguaje (un aparente problema que supuestamente se debe resolver). Y finalmente engañan al discípulo a buscar en la dirección contraria: “Todo el mundo sabe que la naturaleza búdica está dentro de nosotros, y que no tenemos que ir a buscarla; por tanto ningún estudiante será embaucado aunque se le diga que vaya a buscarla a la India. En realidad se lo alienta para que se ponga totalmente tonto, para que gire en torno de sí mismo dando vueltas como un perro que trata de agarrarse la cola” (Watts: 2003, página 156).
Este tipo de disposición textual alienta la comparación con una serie de textos de “La Nueva Novela”, configurados de la misma manera exhortativa:
¿Qué escucha cuando escucha los trágicos trotes silenciosos de un caballito de madera desarmado? (La Nueva Novela, página 92) Primero la duda, luego la trampa, finalmente la falsa dirección. El poema como problema. El poema sin solución (es imposible que un caballito de madera trote desarmado ergo no-hay-sonido-queescuchar). ¿Mas no es el silencio acaso otra forma del sonido? Otro famoso koan, anónimo, apunta en este sentido: “conocemos el sonido de la palmada de dos manos, ¿pero cuál es el sonido de la palmada de una sola?”. ¿Es posible escuchar el silencio, ver el aire, tocar a luz? La pregunta es rescatada en el poema “Un problema transparente”:
¿Si la transparencia se observara a sí misma, qué observaría?
(La Nueva Novela, página 42)
Permanentemente en La Nueva Novela se está apelando al lector para que “complete ciertas tareas: tocar, mover, colorear, unir números, contestar preguntas”, motivándolo a “ejercer activamente como decodificador del mensaje” (Labraña: 1999):
¿Cómo se representa usted al Ser? ¿Tiene plumas en los cabellos? ¿Es la Nada más sensible el domingo que los otros días?
(La Nueva Novela, página 31)
La mayoría de estos escenarios se presentan así, inacabados, contradictorios, interactivos. La trampa del lenguaje atrapa al lector en el margen de lo lógico, de lo conceptual. ¿Respuesta? La pregunta es en sí la respuesta al contener la acción demandada. La recepción es la llave que abre la puerta a lo privado, hacia una lectura introspectiva:
Dado que el universo carece de un centro, usted puede imaginar un plano infinito que lo corte en cualquiera dirección a través de cualquier punto. El punto elegido deberá ser una burbuja de café en el instante de integrarse al infinito. (La Nueva Novela, página 115)
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EL DESORDEN DE LOS SENTIDOS
Esta revisión orientalista de La Nueva Novela ciertamente es personal: la obsesión por enfocar uno de las tantos ángulos de un libro polisémico, protéico, convergente, que se resiste a ser agotado por sus lecturas. No es sin embargo una mirada antojadiza: hay constantes referencias al nirvana, al tao, a los ideogramas, a la poesía china, todo enrevesado con un aire de falsa sabiduría, de sentencia y de aporía, estableciendo sendas paradojas, como la de la sonrisa del gato de Cheshire: Y es así como gato y porcelana se vigilan el uno al otro desde hace mucho tiempo sabiendo que bastaría la distracción más mínima para que desaparecieran habitación, repisa, gato y porcelana (La Nueva Novela, páginas 75-76))
Esta alusión al gato de Schroedinger es amplificada ahora como experimento del lenguaje: utilizar la poesía como instrumento pseudo-científico para poner en evidencia la inconsistencia de su propia naturaleza, de sus tautologías. En “La probable e improbable desaparición de un gato por extravío de su propia porcelana” también se hace evidente un sistema de opuestos que se vigilan mutuamente y que conviven en un mundo posible, pero a la vez implausible, como el cuerpo humano y su sombra. La aceptación de este balance de opuestos 64
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reinvidica simultáneamente a la razón y al absurdo en un complejo paradigma de relaciones que se avalan sin exclusión, produciendo un desorden de los sentidos, que da paso a un nuevo orden de comprensión: A través de su canto los pájaros comunican una comunicación en la que dicen que no dicen nada (La Nueva Novela, pagina 89)
Si-todo-comunica, ¿qué dice un canto que no dice nada? La legibilidad del texto aquí se nos presenta finalmente como una restauración de los términos negativosa riesgo de la desesperación del propio lector:
(La Nueva Novela, pagina 33)
El poema “La desaparición de una familia” sintetiza, en la elástica figura de la casa, esta relatividad exasperante. Aquí algunos extractos:
La Nueva Novela se erige como un libro-maestro con escrituras que apelan a un lector-discípulo, dispuesto a seguir la corriente a los juegos, reglas y trampas montados en su interior, con el afán de recuperar la lectura como una experiencia activa, concreta, participativa y por qué no decirlo, espiritual. Es una tarea de poesía, un koan: recorrer este libro en cuyas ventanas entra el tiempo, bajo puertas donde sale el espacio...”
Esta casa no es grande ni pequeña (…) Esta, la casa en que vives, no es ancha ni delgada: sólo delgada como un cabello y ancha tal vez como la aurora (…) Esta casa que hemos compartido durante tantos años es bajita como el suelo y tan alta o más que el cielo (La Nueva Novela, pagina 137) 65
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POEMAS ANEXOS
TAREAS DE POESÍA Tristuraban las agras sus temorios Los lirosos durfían tiestamente Y ustiales que utilaban afimorios A las folces turaban distamente Hoy que dulgen y ermedan los larorios Las oveñas patizan el bramante Y las fólgicas barlan los filorios Tras la Urla que valiñan ristramente. Explique y comente: 1) ¿Cuál es el tema o motivo central de este poema? 2) ¿Qué significan los lirosos para el autor? 3) ¿Por qué el autor afirma que las oveñas patizan el bramente? 4) ¿Qué recursos expresivos encuentra en estos versos?: “Y las fólgicas bailan los filorios/ Tras la Urla que valiñan ristramente”. 5) Ubique todas aquellas palabras que produzcan sensación de claridad, transparencia. 6) ¿Este poema le produce la sensación de quietud o de agitado movimiento? Fundamente su respuesta
REFERENCIAS Y NOTAS Labraña, Marcela: La Nueva Novela de Juan Luis Martínez y la cultura oriental. Chile: Revista vértebra nº4, 1999. Lihn, Enrique y Lastra, Pedro: Señales de ruta de Juan Luis Martínez en El circo en llamas, de Enrique Lihn. Santiago: LOM Ediciones, 1996. Martínez, Juan Luis: La Nueva Novela. Santiago: Ediciones Archivo, 1977. 66
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Suzuki, D.T., Fromm, Erich: Budismo zen y psicoanálisis. Ciudad de México: FCE, 1998. Watts, Allan: El camino del zen. España: Editorial Edhasa, 2003. Weintraub, Scott: Juan Luis Martínez y las otredades de la metafìsica: apuntes metafìsicos y carrollianos. The University of New Hampshire: “Estudios”, págs. 141-168, enero-julio 2010.
1 La rearticulación de los distintos tipos discursivos, descontextualizados de sus respectivos centros de referencia, “desafía, por ejemplo, nuestras preconcepciones sobre el binarismo sujeto-objeto que ha orientado el pensamiento filosófico durante siglos, así como también nuestra noción de la coherencia referencial-autorial de la voz poética” (Weintraub: 2010). 2 “El trabajo de Juan Luis Martínez está animado por una noción de la “ciencia oriental” que redunda en su forma de hacer poesía occidental: la “nosimismidad” ensimismada del sujeto que habla, que proviene de la oposición “sí mismo”/”no sí mismo”. Buda opone la ilusión de la individualidad -el sí mismo, condenada a percibir ilusoriamente el mundo- al no sí mismo como una manera de acceder a la iluminación o a la verdadera sabiduría” (Lihn & Lastra: 1987). 3 Antolin & Embid: 1974, página 30. 4 “El koan está dentro de nosotros mismos y lo que el maestro zen hace no es más que señalárnoslo para que podamos verlo más claramente que antes. Cuando el koan es sacado del campo del inconsciente al campo de la conciencia, se dice que lo hemos entendido”(Suzuki: 1999, páginas 36-37). 5 “Al lector se le pide examinar una serie de investigaciones ilógicas, construidas en un sentido general como paradojas o aporías, pero que sólo sirven para interrumpir y confundir la lectura” (Weintraub: 2010). 67
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GET AWAY por Héctor Vera / fot
ografías Paola Fernán
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T
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THUNDER ROAD Bruce Springsteen
Es un hecho. El paso a la adultez no garantiza ni es sinónimo de estabilidad o alguna otra certeza. Confusiones, temores, miedos, toman otro prisma de cuando eras adolescente. La gran diferencia está en que la alternativa del cambio violento... la escapada, es más dificil. Thunder Road, la canción con que comienza el disco Born to Run, es un gran aliento para todos aquellos que sienten que no son lo suficientemente jóvenes o bien parecidos como para tomar el impulso de aplanar la carretera. La canción es la invitación de un chico a su novia Mary para saltar al asiento de copiloto de su viejo Chevrolet y tomar esta última oportunidad para salir del pueblo y jugársela por el sueño de vivir de la música. Es el sueño del “artista” que merece su oportunidad antes que sea demasiado tarde. 69
Pearl Jam
Escapar para ver las cosas con perspectiva: “vi las cosas más claras una vez que tú estabas en mi espejo retrovisor”, la octava canción del disco VS ha envejecido muy bien y aún impresiona lo bien que conjuga la música con la letra. Aún si no entendieras lo que canta Vedder, la canción te lleva en una carretera a 200km por hora, pasándote los semáforos en rojo para finalmente huir de las cosas que aguantaste pero que no pudiste perdonar. Rearviewmirror, es de esas canciones donde la música y la letra nacen juntas, definitivamente está hecha en movimiento y termina estrellándose contra un muro.
REARVIeWMIRROR MedioRural
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going to california
Led Zeppelin
Por mucho tiempo, Going to California fue para mi sólo un gran preludio para When the Leeve Breaks, una de mis canciones favoritas, no sólo de Zeppelin IV, sino posiblemente de la banda y de muchas cosas más. La letra me parecía algo adolescente y aquella perfecta armonía entre la mandolina de John Paul Jones, la guitarra de Jimmy Page y la voz de Plant no era precisamente lo que yo estaba apreciando de momento. Con el tiempo, muchas cosas cambiaron; todas las canciones de Zeppelin pasaron a ser mis favoritas y la letra dejó de parecerme tan simple, de hecho siento que siempre se ha subvalorado el nivel de Robert Plant como letrista, qué culpa tiene él de haberse adelantado 40 años a la locura por Tolkien. En fin…esta canción no trata de anillos ni elfos, posiblemente hable de conseguir la vida que siempre soñaste y que probablemente para estos “chicos” de 20 años era ir por la revolución de las flores con groupis, drogas, playa y rock and roll. ¿Quién puede culparlos?
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Muchas canciones como On the Road Again hablan del llamado de la carretera. Ya saben de eso, vivir sin ataduras, dejarlo todo para viajar por el mundo junto a tus amigos, conociendo gente, lugares, etc, etc. Seguro lo vienes oyendo desde siempre en todos los estilos musicales, además te lo dices a ti mismo, tus amigos te lo comentan entre lagrimas y probablemente la nueva BoyBand de moda canta de eso en su nuevo hit, sin embargo, podrías sumar todo eso y nadie tendría más credibilidad que esta simple canción cantada por Willie Nelson. No es necesario pedirle metaforas ni otras figuras literarias a Willie para hablar de su camino de vida, sólo él con la desgastada Trigger son un documento importante de que el sueño a veces se cumple.
on the road again Willie Nelson N° 05 / Año 2015
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TRYI NG TO GET TO HEAVEN Bob Dylan No me interesan para nada los solos masturbatorios ni mucho menos experimentaciones con electrónica que duran 20 minutos. Puede que alguna vez si haya tratado de auto torturarme, pero hoy sólo pido algo de estructura, un coro y ojala un solo de guitarra simple que me lleve a algún lado, algo que me ayude a viajar sin moverme, algo que pueda darle un tiempo fuera a mi mente. Probablemente por eso es que Time out of Mind me representa tanto. Amor a primera vista. Sé que la trilogía Highway 61- Blonde on Blonde - Bringin it all back home es insuperable, pero Time Out of Mind es el mi disco de Dylan, probablemente el más próximo a mi generación y el que me abrió las puertas a todo el resto. Trying to get to heaven es la quinta canción de un disco lleno de joyas capaces de hacerte volar, no tengo idea como interpretar la letra pero está llena de estrofas que te quedan dando vuelta en la cabeza y que puedes aplicarlas a miles de situaciones o vivencias. Todo lo que pido de la música.
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“Añoro los grandes espacios—trigales de las llanuras, en estos valles estrechos y áridos « donde el silencio se amortaja como si estuviera muerto» y me llama la sirena de un bar de Tucson o Fort Collins”. Jorge Teillier
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“Cuidado viejo camarada mío, por las ventanas de esta casa entra el tiempo, por las puertas sale el espacio; al menor descuido ya no escucharás las señales de ruta y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza”. Juan Luís Martínez
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”Un hombre se despide desde el cerro, con el brazo en alto. Son las siete de la tarde. Yo navego en un barco de papel por un río verde, azul y blanco. Un bosque se incendia a lo lejos y se incendian el cielo y los astros“ Armando Rubio
BANVILLE
JL MARTÍNEZ
TEILLIER