MAULE | AÑO 2022 | NÚMERO 15 POETA DE PROVINCIA
LITERATURA | FOTOGRAFÍA | TERRITORIO
DIRECTOR REVISTA DIRECTOR EDITORIAL DISEÑO Y MAQUETACIÓN CORRECCIÓN DE TEXTO
FOTÓGRAFOS
EDITORES
EDITORIAL UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL MAULE
CRISTIÁN RAU
JOSÉ TOMÁS LABARTHE
MICAELA CABRERA CLAUDIO MALDONADO
NORTE: SEBASTIÁN ROJAS ROJO
QUINTA: PAZ OLIVARES DROGUETT VALLE CENTRAL: LUCIANO CONTRERAS
SURAZO: JUAN HUENUAN ESCALONA
WALLMAPU: DANIELA MELIANG ANTULAFKEN
PATAGONIA: RAFAEL CHEUQUELAF BRADASIC
MARÍA PAZ RAU | DANIEL ROZAS
CRISTIÁN RAU | JOSÉ TOMÁS LABARTHE
33 1/2 ORIENTE 1176, TALCA, CHILE
EDICIONES@UCM.CL
CONTENIDOS
PRESENTACIÓN
DESIERTO
LA POESÍA DEL NORTE DE CHILE:
MAPA POR RECONSTRUIR
DANIEL ROJAS PACHAS
MARKOS QUISBERT
JUAN CARLOS MAMANI JUAN MALEBRÁN LUIS KONG SANTIBÁÑEZ VÍCTOR MUNITA FRITIS
DAVID SANTOS ARRIETA CECILIA CASTILLO SOLEDAD FARIÑA VICUÑA ZULETA VÁSQUEZ PAULA BÉCQUER ISU ALAMO LEONOR OLMOS
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QUINTA
HUNDIRSE PARA ARRIBA
JORGE POLANCO
RODRIGO ARROYO
MARCELO
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POR: JAIME PINOS
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PÁGINA 12 MEMORIAL PÁGINA 37
PABLO ARAYA
ROBERTO BESCÓS
GUILLERMO RIVERA
BRUNO CUNEO
FLORENCIA SMITHS
JOHN UBERUAGA
CRISTIAN CRUZ
PRISCILLA CAJALES
ANDRÉS URZÚA DE LA SOTTA
ROSA ALCAYAGA
CATALINA LAFERTT
GLADYS GONZÁLEZ
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PÁGINA 63 ENRIQUE WINTER
MACARENA GARCÍA MOGGIA
NATALI ARANDA
CRISTIÁN CHIRI MOYANO
SERGIO MUÑOZ
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MEMORIAL PÁGINA
VALLE CENTRAL
¿QUÉ SE NOMBRA EN LOS VALLES DEL CENTRO?
POR: CLAUDIO MALDONADO
CRISTIAN LAGOS
MARGARITA BUSTOS CASTILLO
PABLO CARVAJAL
MARIO VERDUGO
AMÉRICO REYES VERA
ISABEL GÓMEZ
SILVIA RODRÍGUEZ
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FELIPE MONCADA MIJICA PÁGINA
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MEMORIAL
ALEJANDRA MOYA DÍAZ
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BERNARDO GONZÁLEZ KOPPMANN PÁGINA 89
JONNATHAN OPAZO
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JOSÉ TOMÁS LABARTHE PÁGINA 91
HUGO CÉSAR VILLAR URRUTIA PÁGINA 92
MARIO MELÉNDEZ
CARMEN MANTILLA
ANDRÉS RODRÍGUEZ ARANÍS
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RODOLFO HLOUSEK
YENY DÍAZ WENTÉN
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PÁGINA 97 ROWSON YEBER
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RAFAEL RUBIO
EN LO TERRITORIAL-REGIONAL
A MODO DE INTRODUCCIÓN
PÁGINA 100 CARLA ESCOBAR
SURAZO POR: MIRIAM LEIVA GARRIDO
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PÁGINA 107POR: INGRID ODGERS TOLOZA
CESAR VALDEBENITO
PÁGINA 112 CONSUELO MARTÍNEZ ASTORGA PÁGINA 113 INGRID ODGERS TOLOZA PÁGINA 115 ALEJANDRO MARTÍNEZ PÁGINA 116 ELGAR UTRERAS SOLANO PÁGINA 117 DOLORES VIOLETA PÁGINA 118
LUIS CONTRERAS JARA PÁGINA 120 EUGENIA TOLEDO RENNER PÁGINA 121 ALAN MUÑOZ OLIVARES PÁGINA 122 ADÁN MÉNDEZ PÁGINA 123 NICOLÁS BARRÍA GONZÁLEZ PÁGINA 124
ENRIQUE GIORDANO
PILAR RIVEROS
MEMORIAL
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PÁGINA 126
PÁGINA 127 DANIELA GUERRERO GONZÁLEZ PÁGINA 129
MIRIAM LEIVA GARRIDO
ALEXIS FIGUEROA
EGOR MARDONES
PÁGINA 131
PÁGINA 130 CARLOS COCIÑA
PÁGINA 133
THOMAS HARRIS
EL CUERPO Y EL POEMA
PÁGINA 134 ELVIRA HERNÁNDEZ
WALLMAPU POR: FAUMELISA MANQUEPILLÁN
TERRITORIOS DE LA PALABRA MAPUCHE POR: CLAUDIA RODRÍGUEZ
PÁGINA 136
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PÁGINA 138
PÁGINA 139
PÁGINA 140
DAVID ANIÑIR GUILITRARO
PÁGINA 148
PÁGINA 146 DANIELA CATRILEO
ELIANA PULQUILLANCA
ELICURA CHIHUAILAF
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PÁGINA 149 LORENZO AILLAPÁN
PÁGINA 152
JUAN WENUAN
CRISTIAN CAYUPAN
PÁGINA 154
PÁGINA 153 MARÍA TERESA PANCHILLO
PÁGINA 155
MARÍA INÉS HUENUÑIR PÁGINA 156
RAYEN KVYEN
FAUMELISA MANQUEPILLAN
LEONEL LIENLAF
CRISTIAN ANTILLANCA
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PÁGINA 158
PÁGINA 159
PÁGINA 161
JAIME HUENÚN
PÁGINA 164
PÁGINA 162 JAVIER MILANCA
MEMORIAL
HASTA LA PATAGONIA
ES POSIBLE EL SUR
MEMORIAL
ROXANA MIRANDA RUPAILAF
PÁGINA 165 BERNARDO COLIPAN PÁGINA 166
PÁGINA 167 LILIANA ANCALAOV
GRACIELA HUINAO
PÁGINA 169 VIVIANA AYILEF
POR: OSCAR BARRIENTOS
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PÁGINA 175
PÁGINA 180 JORGE VELÁSQUEZ PÁGINA 181 PAVEL OYARZÚN
ASTRID FUGELLIE
PÁGINA 183 JAIME BRISTILO
PÁGINA 184 HARRY VOLLMER PÁGINA 185 ROSABETTY MUÑOZ
PÁGINA 187 YANKO GONZÁLEZ CANGAS PÁGINA 188 ANTONIA TORRES
PÁGINA 190
JUAN PABLO RIVEROS PÁGINA 191 MIGUEL BÓRQUEZ PÁGINA 192
CARLOS ALBERTO TRUJILLO PÁGINA 194 JOSÉ MANSILLA PÁGINA 195
MARIANA CAMELIO VEZZANI
PÁGINA 196
PÁGINA 197 IVONNE COÑUECAR
VICENTE OYARZÚN CARTAGENA
PÁGINA 199 VERÓNICA ZONDEK
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PÁGINA 202 CLEMENTE RIEDEMANN PÁGINA 203
SERGIO MANSILLA
PÁGINA 205
EDITORIAL
El poeta y antologador uruguayo Eduardo Milán dijo que «la mejor manera de conseguirse enemigos en el mundo no es ser un seductor —tipo don Juan—, esos mueren enseguida. El problema verdadero es hacer una antología, ya que uno sigue vivo, con enemigos». La idea de confeccionar una antología se enfrenta siem pre con varias vallas ineludibles: la primera es que la cantidad de páginas es siempre finita, por lo que nunca podrán entrar todos los nombres que merecen ser considerados; segundo, están los autores a quienes no les interesa participar; luego priman los gustos o pre ferencias del encargado de elegir; y, finalmente, pero no menos importante, operan las animadversiones y listas negras tan presentes en un mundo beligerante y envidioso como el de las letras —máxime si se refiere, como en este caso, a la poesía—.
Poeta de provincia pretende dar cuenta de la trascendente y nutrida producción que se está escribiendo al margen de Santiago; aspira, en ese sentido, a entrar en disputa con el marcado canon literario, hegemónico, centralista y tradicionalmente capitalino. Pero, sobre todo, busca resguardar y defender la obligación de con siderar la escritura territorial, aquella que representa las
diversas formas de habitar y de simbolizar las distintas representaciones poéticas del mundo provinciano.
El trabajo consistió, entonces, en mapear nuestra geografía poética en una escala actual, transversal y re presentativa. La idea es volver a preguntarse si la provin cia tiene una mirada específica. Retomar la discursiva de ese «antiguo mar interior», en palabras de Darwin, de ese manoseado Chile profundo. Recuperar, por un lado, aquella épica de los márgenes —ese país nostálgico del pasado— pero, por el otro, un Chile contemporáneo que crece desde los territorios excéntricos con voces nuevas y potentes.
Se impusieron algunas reglas del juego, para establecer mínimos y máximos para que este resulte ser un dispositivo interesante y no una lista oportunista, un almanaque veleidoso o un simple greatest hits. Lo pri mero era resolver el problema de la división territorial, disquisición que se arrastra desde antes de la República, maquillado en la Independencia con el breve experi mento del Chile federal, luego el Chile que se corta con la dictadura, ya en la era Concerta el país de las quince regiones y sus adendas posteriores, y finalmente las nuevas propuestas constitucionales que se zanjan por
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estos días. Los editores, conscientes del riesgo postulado por Milán, decidieron encargar a especialistas de cada uno de los paisajes definidos, una selección de los me jores poetas vivos. Además de una breve presentación de la actualidad poética en el sector y una genealogía de autores muertos pero fundamentales. Primero se hizo una división territorial: Norte Grande y Norte Chico; Quinta Costa; Valle Central; el Sur próximo; Wallmapu; Ríos y Lagos y la Patagonia.
Así, el viajero nortino Daniel Rojas Pachas se hizo cargo de la zona denominada desierto (de Visviri a Coquimbo), y en su introducción, postula: «La poesía del norte está marcada por tensiones fundacionales y de rup tura, es una zona híbrida signada por las migraciones y la profunda contemplación». El poeta Jaime Pinos encaró la quinta (que corresponde a toda la región de Valparaíso), diciendo: «En el caso de Valparaíso, los flujos de ida y vuelta, tanto a lo largo de la bahía como hacia San An tonio, o hacia el interior, el valle del Aconcagua y otros hábitats poéticos, son parte de una dinámica que vincula estos territorios en un circuito a la vez discontinuo y persistente en el tiempo». El narrador Claudio Maldonado trabajó el valle central (de Rancagua a Los Ángeles), hogar de esta publicación, y en su presentación alega y destaca: «La captura de estos veinte poetas de provincia de los valles del centro son el suspiro de un rayo de sol bajo el aura de un sauce, una selfie disparada en el ocio de un corazón aldeano». Las escritoras Miriam Leiva e Ingrid Odgers Toloza se encargaron del surazo (zona que incluye las regiones de BioBío hasta La Araucanía), y advierten de plano: «La poesía de este segmento del sur de Chile constituye uno de los sistemas poéticos más
híbridos y abiertos de la literatura chilena». La dupla conformada por la poeta Faumelisa Manquepillán y la académica Claudia Rodríguez, enfrentaron el wallmapu (todos los territorios de habla mapuche) y ahí nos ade lantan que para estos poetas «la palabra poética tiene un valor profundo que va más allá de la fijación en la escritura, y es su relación consubstancial con la oralidad, el canto, el diálogo, la observación y la escucha, lo que supone un modo distinto de enunciación y recepción». Finalmente, el escritor Óscar Barrientos, conocedor de sures y confines, se hizo cargo de hasta la patagonia (zona que va desde Valdivia hasta la terra dove finisce la terra), quien solazado propone que este puñado de obras «se enlazan con formas avanzadas y sofisticadas de la literatura contemporánea, forjan universos imaginarios, problematizan los laberintos de la historia, se nutren de la vanguardia, registran las ciudades del sur, desgarran el holograma y creemos, en definitiva, que se trata de una literatura que comunica el encuentro entre la tradición y la modernidad».
«Un gesto lo rehace todo», dice Teillier, y aunque este sea un simple gesto literario, se pretende brindar la posibilidad de leer por un rato a las y los poetas de manera fotográfica: unidos por su lugar de origen, sus domicilios, los climas de su literatura o las ciudades don de descubrieron el goce. El título lo tomamos del poema rokhiano homónimo y la decisión de trabajar en poesía y no en otro género literario, es porque sospechamos que es lo mejor que tenemos. Y, además, porque existe la confianza de que si se hiciera una competencia entre Santiago y el resto de Chile, quizás solo en esta especia lidad —reiteramos, solo en esta— ganamos por goleada.
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EL DESIERTO
© Fotografías: Sebastián Rojas Rojo
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LA POESÍA DEL NORTE DE CHILE: UN MAPA POR RECONSTRUIR
La presente curaduría como toda selección es arbitraria y subjetiva, en lo abso luto pretende reducir a un grupo toda la poesía del norte y su riqueza, más bien el objetivo de esta muestra es tender puentes y abrir perspectivas de lectura que permitan un diálogo y revisión de los múltiples registros, generaciones y propuestas de voces que han ido edificando la vasta y compleja realidad poética de la zona que va desde Arica y Parinacota hasta Vicuña y el Limarí.
Antes de entrar a los criterios de selección, creo que es importante nombrar a otros destacados actores y grupos que el lector debiera conocer, en esa medida considero que se puede entender este libro de doce autores como un umbral.
La invitación al lector, luego de leer esta selección, es continuar con la revisión de otras importantes voces contemporáneas ligadas al norte, que siguen produ ciendo. Me refiero a: Luis Araya Novoa, Patricia Mar dones, Rolando Martínez, Tito Manfred, Mauro Gatica, Rodrigo Rojas Terán, Daniel Olcay Jeneral, Óscar Arancibia, Jaime Ceballos, Juan José Podestá, Roberto Bustamante, Hernán Rivera Letelier, Cristian Geisse, Marietta Morales, Guillermo Ross Murray, Marcela Reyes Harris, Benjamín León, Miguel Morales (El Tipógrafo Huraño), Aida Santelices Kostópulos, Walter Hoefler, Javier del Cerro, Arturo Volantines, Tomás Harris, Teresa Calderón, entre muchos otros.
La presente selección de doce autores tuvo varios ejes. A propósito de ejes, me permito en este punto
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Antologador: Daniel Rojas Pachas
una digresión para aludir a la figura e ideas del poeta Rodolfo Khan, sobre la verticalidad y horizontalidad del paisaje geométrico de la poesía, expuestas en el libro manifiesto de su grupo Vertizonte.
En una primera instancia quise lograr, con esta selección, un equilibro entre voces de una recono cida trayectoria y presencia en la escena cultural de Chile frente a otras importantes propuestas, que si bien tienen un recorrido valioso, dado el centralismo y ciertas miradas reduccionistas que pesan sobre las creaciones literarias que emergen desde la provincia, han ido quedando relegadas y excluidas del canon.
También consideré importante integrar voces nuevas que presentan propuestas enriquecedoras y que permiten entender que la poesía contemporá nea del norte puede leerse desde María Monvel y Romeo Murga, dos jóvenes voces que se apagaron muy pronto, hasta nuestros días.
Otro eje esencial ha sido el territorial. Se tiende a homologar el norte o reducirlo a dos ámbitos, el norte pampino y minero y el norte de los valles cer canos al centro, cuando en realidad existen variadas dimensiones que han permeado las representaciones
poéticas de sus actores. Habría que sumar también lecturas y estéticas marginales o consideradas par te de una literatura menor, que han ampliado los registros más allá de lo folclórico y telúrico, por eso me parece esencial que al leer a los autores de la muestra, se ponga atención a la variedad con la que se abordan sus relaciones con el espacio vital.
Considerando este apartado, opté no solo por autores que nacieron, crecieron o formaron una obra en las grandes ciudades del norte, entiéndase por esto Arica, Iquique, Antofagasta, Copiapó y La Serena, atendiendo así a otros espacios como el altiplano hermanado a la frontera, Alto Hospicio, Taltal y Montepatria.
En última instancia, otro factor decidor es el registro lingüístico y también dialectal de cada uno de estos creadores, marcado no solo por su zona de origen y el tiempo desde el cual escriben y fueron dando forma a sus voces. Considero que este punto es de suma importancia y en gran medida excede mi trabajo como crítico y editor, ya que demanda una labor conjunta de etnolingüistas, filólogos y como tarea debe involucrar al mundo editorial y la academia. Me refiero a la atención que merece
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la tradición oral, la poesía aymara, diaguita y los nexos con nuestros países vecinos y toda la escritura andina que nos antecede.
Hoy más que nunca resulta inoficioso pensar en bloques generacionales y límites para la comunicación. Pensaba mientras recorría las calles de León, en México, y encontraba ciertos paralelos con la ciudad de Arica, en la cual crecí, que un poeta de Pi sagua puede hoy entrar en diálogo y publicación con la escena de Oaxaca en cuestión de segundos. Sin embargo, esto no siempre fue así y hay momentos a considerar, hitos si queremos llamarlos de algún modo. Me refiero a las querellas entre Parra y Gon zalo Rojas, publicadas en las páginas de Tebaida, o la poesía de Lihn presente en sus tramos migratorios por las ciudades del sur del Perú, frontera con Arica.
El paso de Bolaño por el norte y su relación con los movimientos de vanguardia del Perú, Hora Zero, lo encontramos en su poema «Los neochilenos», y si hablamos de posvanguardias, la traducción y diálogo del grupo de Alicia Galaz con la escena beatnik de Nueva York. Hay mucho trabajo por delante si queremos reconstruir las derivas de la poesía en esta larga y extraña franja que es Chile.
Agradezco la confianza e invitación de los edi tores para realizar esta muestra. Espero haber cum plido con la tarea de dar cuenta de una suma de voces que a mi juicio abren el diálogo y permiten problematizar otra vez y cuantas veces sea necesario, las limitaciones de reconstruir un mapa y representación.
La poesía del norte está marcada por tensiones fundacionales y de ruptura, es una zona híbrida signada por las migraciones y la profunda contemplación. De forma metafórica podemos representar esta condición en el incesante movimiento y tráfico de las fronteras y la aparente inmovilidad de un desierto inabarcable. Hay que considerar que las distancias entre las ciudades del norte son en muchos casos insalvables, lo cual hace urgente la necesidad de tra zar redes que permitan establecer una bitácora que contribuya a completar la ruta de la poesía nacional, considerando momentos ineludibles y edificaciones que acompañan el camino construido por la obra mistraliana, el ideario de Sabella sobre el Norte Gran de y el surgimiento del proyecto editorial y revista de Alicia Galaz, Oliver Welden y Guillermo Deisler, una Tebas poética en el desierto.
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MARKOS QUISBERT (1980)
ellos nos dictan cómo vestir en este sector
Ellos nos dictan el cómo vestir en este sector el detalle de las prendas hechas de papel volantín que estrenan cada semana con la mayor expectativa de modelar en veredas con alfombra roja.
Esos vientres hinchados se mueven al compás de un narco-corrido. Nos hace llorar bro como la imagen que una vez se tatuó en nuestro/ corazón.
Allí van con cientos de joyas que les cuelgan desde/ el cuello a los pies. Cadenas de oro en medio de la ropa o sus cabellos que se confunden con la barba ¡Son/ un amor!
Los vemos andar como en el mejor de los mundos pues saben que son los divos que alguna vez/ quisimos ser y no nos atrevimos.
eso que alguna vez fue para todos
Eso que alguna vez fue para todos
hoy es solo una mezquina imagen que atesora un viejo desdentado dispuesto a hacer el ridículo gimiendo como mujer, sudoroso hecho polvo a causa de sus adicciones.
Otros volvían a sintonizar aquella sensación
en la más larga noche humedecida de anís: hombres que bailan y comen almejas sobre un tambor en la esquina de un pasaje.
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JUAN CARLOS MAMANI (1961)
ausencias telúricas
Sobre la tierra grande, sobre la tierra del iru wichu cae la noche eléctrica,/ occidental,
ahíta de constelaciones humanas, indiferentes, de extraños pueblos acurrucados bajo su manto y de olvidos mercenarios en sus calles aguardando atrapar las manos del artesano pertinaz, del criador aferrado a la arcilla aymara.
Allí desaparecieron los pastores del tiempo vegetal, los escultores del frío. Y sobre los últimos patios altiplánicos, ronda una espesa camanchaca de los abandonos abriendo la quebrada infatigable, abisal de lejanuras.
Allí crecen los desencuentros como furiosa ortiga entre los rumbos. Solo el viento grande, el de la invicta estirpe andina, ronda como un antiguo guardián aymara, testaferro de la Pachamama.
nänakaxa wayrapxtwa, nänakaxa jallupxtwa
Nänakaxa wayrapxtwa, nänakaxa jallupxtwa Nosotros, somos viento, somos lluvia somos de esa genealogía del río quebradeño, parte de la sonrisa madrugadora del lucero aymara
En esta tierra adentro somos oración de la orquídea sobre la greda bendita.
Jupanakaxa janiwa taqi yatipkiti Janiwa, janiwa.
Ellos no lo saben todo Aunque vengan arrogantes, monolíticos con su vociferación de rock pesado sobre las vertientes del maíz, Aunque se posesionen sobre el murmullo tiahuanacota con las letanías de su crucificado y su discurso cartesiano sobre la Pachamama. Jupanakaxa janiwa taqi yatipkiti Janiwa, janiwa.
Nänakaxa wayrapxtwa, nänakaxa jallupxtwa Ellos no lo saben todo. No lo saben, no lo saben. Somos viento, somos lluvia promesa del jolgorio en la anata comunión con las estrellas en el apthapi rompiendo el abismo de las lejanuras Nänakaxa wayrapxtwa, nänakaxa jallupxwa.
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JUAN MALEBRÁN (1979)
por el vértigo en la orilla del continente.
tin iggi
Tenemos un patio, y agua, y una elegía que cuelga en la pared de la habitación, en una tela que embriaga a los extraños.
M. Bennis
Pasar la tarde tras el humo y el caramelo del hachís
sobre la arena, entre las tablas y las parejas bajo el sol
jóvenes en el arte de conservar intacta la resina en el surco de los labios.
Pasar la tarde frente a los surfistas sumidos en sus intentos por mantener el equilibrio.
Jóvenes en el arte de la insistencia ante lo que a toda costa pretende ser algo más que simple artificio.
Una ola al levantar su espinazo la voz de aquel que anuncia la arremetida de un tumbo inesperado
la elevación de los pájaros con sus huesos llenos de aire a través de un oleaje ocre como la borra en la taza del té o como la oferta del mercader y la joroba de su camello sediento
RIMAC
Del otro lado de la avenida es posible pensar la noche como una guantera en la que un revolver asoma al girar la esquina frente a la terraza de una okupa con dos cholos a la luz de una ampolleta cerniendo cal sobre la pureza de la falopa.
Plegar y desplegar como siempre en un mismo idioma, pero distintas manos el origami del que nos valemos para tomar el pulso de las ciudades.
Porque siempre ha sido a puro pulso pero en este caso quedamos cortos ante el acople del subwoofer que aquí dentro
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ensordece junto al ruido frenético del esnife. Un mal cálculo un esquizo conteniendo la risa un gringo esquizo retrocediendo el polvo al calor del bicarbonato —dirías tú—.
Pero estás lejos igual que La Victoria allá al fondo con sus juegos de manos y sus antenazos como el hilo negro que ataste a la mochila para protegernos y ahuyentar la desventura pero nada más iniciando el trayecto se cortó como lo hace toda buena intención en nuestras manos.
Difícil hilvanar lo que sea entre tanto alboroto festejo y orín peldaño a peldaño en las pasarelas. Porque esta ciudad no es solo el desgaste del caucho en los carriles y ellos allá afuera cargan sus propios calibres. Sin embargo, prefieren el viento silbando en el cuero de sus chaquetas y no envejecer como nosotros al recordar apenas lo que provocaba esta rabia.
El Rimac entero —alguien dice— entraría por el gollete de esta botella y este gollete en el hueco negro que llevas entre pulmón y pulmón. Pero todos aquí sabemos que es del otro lado de la ventana donde las cosas adquieren real importancia y volvemos a girar otra esquina otro semáforo
el estallido del vidrio por el golpe de una culata.
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LUIS KONG SANTIBÁÑEZ (1979)
BRONCOPULMONAR DE ANTOFAGASTA
La geografía del desgarro con pintitas de sangre, la tos de los sin Dios, los silicosos, las ojerosas/ desgarradas, los moribundos de los pies sucios.
Ahí comencé a escribir poesía en posición fetal.
no proyecta sombra alguna en espejos, para no ser descubierto. Detrás de este simulacro, sin embargo, no hay arrepentimiento alguno. No hay biografía póstuma, no hay lágrimas. No hay nada, absolutamente nada. Solo este vacío mudo y tenaz que habla por sí solo.
FINGIR ES CONOCERSE
La frase pudo haber sido atribuida indistintamente a Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, Bernardo Soares o Ricardo Reis. Pero tengo casi la certeza de que la frase fue reescrita involuntariamente por el maldito Pessoa, en un arranque intempestivo de incredulidad gozosa.
Un triste y apócrifo Pessoa que solo pudo vivir el desasosiego contra sí mismo, como una manera sórdida de sobrevivir dignamente en la soledad exasperante de esa pulcra habitación de Lisboa. Con todo, y a pesar de mi desatino hipócrita en reconocerlo, la máscara genuina es mi impúdica sinceridad literaria. Que nadie diga que me conoce porque me ha leído alguna vez. Lo que se ve (en el fondo), lo que alcanza a percibirse entre líneas, es mi pastiche original, es mi fingida y lúcida manera de ser que
silencio de pájaro dormido
Nostalgia pura de la penumbra de jardines y zaguanes austeros y húmedos de la casa silenciosa. Allí nace, presumo, la soledad contemplada de Borges, el fue go interior de su inteligencia. Poemas de muertos, poemas de cementerios solos, poemas inscritos en el mármol fúnebre de la posteridad. Se me aparecen, en estas páginas, los simulacros de espejos y el horror in situ, el horror calmo, el horror contemplativo, la sensación de que toda tristeza es inútil para arrepentirnos. «Solo la vida existe», pero existe racionalmente dentro del tiempo circular de la muerte. El aterrador asombro frente al silencio del jardín de senderos que más tarde se bifurcarán en los sueños, en los círculos eternos del agua, en el tiempo igualmente circular de Macedonio Fernández.
Las primeras meditaciones acerca de las paradojas místicas, ternura y tristeza, carnicerías de barrio, callejones huérfanos y los banquillos de madera abandonados de la Plaza San Martín. ¿Dónde escribe quien piensa o sueña pa rado frente a su propio epitafio de sombras? Fervor de
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Buenos Aires es eso: la disolución intelectual de Dios. Dos poemas sobresalientes me imponen su cruel metáfora del mundo: Carnicería y Despedida. El primero me resume una imagen aterradoramente humana de una cabeza de vaca con ojos nubosos, detrás de las paredes de un templo místico vacío; el segundo, es la disolución del amor que huye o empieza a morir o no puede contenerse a sí mismo. El enigma inicial del mar, precipitándose en oleaje o en algo todavía insignificante, como la luna fantástica en el cielo re cién nacido de la poesía.
VÍCTOR MUNITA FRITIS (1980)
TARDES DE CINE
A Laura Antonelli y Alessandro Momo
Éramos niños extendiendo viejas películas al sol, desenrollando films desde sus cajas de latón, intentando ver pequeñas escenas «porno» a contraluz. Buscábamos el sexo de las señoritas bajo el quiebre y los daños del film, rayas en el celuloide, pequeños cortes, puñaladas intensas, arreboles en un clavel rojo, extendido en el suelo, en nuestras manos, el film sobre el sol como la ropa que las madres suelen tender en las ideas, antes de lavar.
La luz nos hacía tapar un ojo con la mano, mientras algunos reían ridículos, simulando ser piratas.
Y dábamos vuelta los films, curiosos, riendo, jugando, intentando ver las penetraciones de los jóvenes eslavos en el cine que rodaba por nuestra imaginación. La naturaleza toda, brillaba en la pupila y nosotros con hambre de sexualizarnos sobre los microfilms y su luz dispersada.
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Más pobres que las ratas, escudriñábamos la basura del barrio imaginando a quiénes pertenecían ciertas maletas, cajas, cintas. Hacíamos memoria de los solteros, de las cincuentonas recién casadas con abusadores jóvenes del vecindario y nada nos remitía una señal. Abríamos cajones intentando encontrar dueños y solo encontrábamos un corazón, el nuestro con pequeñas alegrías, cuando leíamos en diminutos papeles, que apenas se sostenían en las latas de la película Malizia, 1973-Laura Antonelli y Alessandro Momo/ 35 mm./ Exa-Madrid-Estudios.
La buscábamos desnuda en la cinta y no podíamos con nuestras alegrías y las ansias que se arrancaban por la boca.
Con los del barrio, veíamos las películas, encerrados en la casa de algún vecino y desatábamos el placer solitario en los baños de nuestros hogares. Del orgasmo dimos paso al horror, cada uno de nosotros era un caído en su propia/ tumba.
LAURA ERA EDUCADORA ESCOLAR
Por eso como actriz nunca la vimos de otro modo, que como a la mejor maestra de la escuela de holgazanes inventada por nosotros. Nadie se acercaba a ella, sino por los corrompidos ojos de Momo, la disputábamos en la niñez y adolescencia.
Nos troquelaron los pantalones con la noticia: Momo había muerto y Laura consumía cocaína todas las mañanas. Ahí quedamos, como lo que éramos, adolescentes de 1995. El Tirreno y El Adriático, los mares de la península itálica, cultivan muy bien a sus criaturas predilectas. Alessandro Momo murió en una moto Honda CB 750 en 1974, yo me enteré ayer de tan terrible noticia. En nuestra juventud con él, nosotros a Laura quitábamos las bragas bajo la mesa, la correteábamos por la casa con una linterna y la contemplábamos tocándonos los huevos; amenazando al mundo con desbordarnos. Teníamos los dedos infinitamente adolescentes y solo llegaríamos a Roma por los caminos trazados en nuestras manos.
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DAVID SANTOS ARRIETA (1979)
SOLO EN EL AULA
Estoy en seco escuchando toda crítica destructiva, se llenan de prevenciones y no dicen nada.
Pienso.
Escribo
La humildad de la leyenda cristiana jugando con la paciencia del profesor toda calidad es discriminatoria toda mi vida se borra en el pizarrón pero queda en los cuadernos de mis estudiantes me consuelo.
Borro. Bebo.
Bajo la vela gitana una luna me besa mis pies van al río y vuelven hinchados las ropas que dejaron bailan lentamente y sonríen las ventanas de la casa.
Cierro. Abro.
Las golondrinas gritan sus agallas las nubes gotean abrigos y sombreros vamos a ser charcos que reflejan el eclipse y evaporarnos con el amor del Inti.
Me voy. Evaporado.
Siendo los colores del uniforme el corte de pelo a la manera del reglamento… las semillas perdidas, secas, encerradas en algodón miro el piso no encerado, no hay recursos.
Estoy asumiéndome.
Primeros brotes de la cancha a los muros rompiendo el molde de nosotros mismos ayudando a la rutina a posarse como raíces somos como modas que se podan y como frutos pasivos cansancio, cicatriz y promesas gallos, olas y basura sin ojos podré verlos a todos en mi sala mando yo.
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CECILIA CASTILLO (1949)
Pero entonces, en el recodo de la última vuelta del último Vals
LUGARES COMUNES
Dance with me…
Le dije esa tarde estirando la mano hacia su cintura
Las dudas cayeron al piso enredadas en la voz de Engelbert Humperdinck
Desapareció el triste Pub de provincia y nos internamos en iluminados salones valseando This waltz should last forever
¡Dijo… la muy…! Oye, por si acaso… yo no entiendo nada de/ inglés… ah…
Cerré los ojos para acariciarla y toda su sangre se abrió camino entre mis dedos ¡Ah!... La mujer soñada…. I have fallen in love with you
cerca de camiri
Dibújame en el ala de tu sueño pidió mi héroe, y partió a desflorar la sierra: y con erecta hombría en ideal de amor, la fecundó en sangre.
Gimió la tierra por su amante, mientras suela claveteada mancillaba sementeras.
(busco la llama de tus ojos, Ernesto, el color de tu palabra
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busco tu herencia de líder
más allá de afiches baratos o colgajos de bronce más allá de los que venden tu recuerdo más allá de reformas consensos insultantes)
«Soy consecuente con mis ideas», dijo. Y su boina se bebió el infinito.
SOLEDAD FARIÑA VICUÑA (1943) DONDE EL AMARILLO
Esparcir la mirada dónde el amarillo dónde presagio oscuro las comisuras negras rígidas postergan aclaran amainan el temporal amaina amaina la mañana el verde amaina arrastran saco nocturno las comisuras y el amarillo dónde escarban las manos curvas atolondradas aventan las necias circulares (las mejillas) en radiante espiral recorre emplasto negro las miradas hundidas en la frente, ataduras profundas — Cinco son, cinco, apuntan los choroyes — Cinco los surcos hondos taladrados (observa el ojo inquieto, silenciosa la mueca observa)
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viajo en mi lengua
.............de arena pantanosa
dos vocales ..............O ................E
Viajo y rozan los bordes mi arenilla dormida
Adentro .........más adentro de la cavidad sonora
tus vocales las mías
..en el ronco gemido
Me aferro a mis moluscos........ Penetro las papilas
Adentro ........más adentro llego hasta el estertor ....................al eco de otra lengua La camino ....................recorro la nostalgia la cerco
Pero a la piel no llegan claros los envíos Qué sintaxis Qué paisajes que mis ojos no vieron Quieren brotar desde esas aguas y tu lengua mi lengua
ZULETA VÁSQUEZ (1979)
OCHENTA Y CINCO
No te odio, si te odiara ya tendrías tu ataúd y las negras mariposas comerían de tu molesta carne. Ya te hubiese comprado flores, escrito tu epitafio y recitado tus consignas poéticas como discurso político.
No te odio y la ira desciende almacenada por la rabia, escondiendo maldiciones.
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.....................
...................
SESENTA Y OCHO
Cuidado, estoy escribiendo y los estoy odiando a todos. No tengo miedo a salir por la boca, ni sofocarme de puñales, ni terminar de larvar sueños que se tejen con fin. He sacado con dolor mi alma a las palabras, la sangre de las líneas y la muerte de ellas,
la soberbia escupirá, será la imprenta y las pequeñas hormigas sus demonios. Imposible conformarse con solo morir, cuidado… voy a escribir.
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PAULA BÉCQUER (1975)
TEMPUS FUGIT
Y finalmente
duermes donde no hay sombra y Parra se ríe. De tu quejumbrosa reacción por los semáforos Y Neruda se lamenta que la primavera llegó antes de hacer madurar los cerezos. Y yo entre digresiones y puntos suspensivos emprendo un nuevo viaje desde el abecedario griego.
UNA PEQUEÑA HISTORIA
Y el espantapájaros se volvió loco camino a Buenos Aires Con la singular figura de los burgueses al costado. Puede que sea la imagen centellante de lo que todos pasan la consabida vanguardia y su nuevo traje de literatura la parodia enigmática que a unos cuantos sepulta el pudor en las calles de la década del 30.
N A T U R A
La década del ochenta aún se estremece entre mis saltos
El teléfono gira en sus números como en la ruleta rusa Todos conocen la historia y la sociedad juzgó con la modernidad de un cruce de personajes.
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ISU ALAMO (1986)
BIO MÉTRIKA
Apresurada tempranera busco el toketéo con tu rayo láser apresurada tempranera suenan los platos en las cocinas antes que amanezca cantan pajaritas a la que madruga la Chinita ayuda y le hice una manda la diosa pintó mis uñas con glifo santo en la punta de mi dedo índice ya no hay malezas con insectos en la punta de mis dedos ya no crecen mis ganas vivas de partir y dejarlo todo mató de raíz emprender el tranco cerca del río donde todo se diluye donde todo es un abismo porque mis metales son más pesados porque soy la primera la madrugadora la tempranera como día a día hundo mis huellas en la tierra que no es mía Es lunes y mi cuerpo ya lo sabe porque tus cables eléctricos cruzan mis ventanas
y tu láser recorre la piel de mis manos dejo todo grabado mi huella en las esquinas estoy dispuesta a mis servicios y me sumerjo en los cercos magnéticos donde dinamito mis semanas y yo solo me río recuerdo haber firmado el punto g del contrato «mira tus cables eléctricos acaricia tus vacíos» en la puntualidad del roce soy digna en la unidad de medida cuando muevo mis funciones y tus espinas limitan mis fronteras donde ya no arrastro la bolsa porque estoy dentro de ella cebada llego al pódium la gráfica de mi evaluación es la obediencia el big data selecciona mis pulsos ¿soy el mejor trozo de tu torta o la columna que/ te eleva?
Soy una cifra digna porque gano siempre sumo acumulo y edifico hundo mi dedo en mi tierra húmeda en el contrato que te firmo pongo el Punto que germina con puño firme dar hasta q duela hasta que olvide mi vida entera al servicio de tu bien ¿vienes hoy? siempre voy, marco encías
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en la entrega mi plusvalía
la vida entera al servicio de tu bien ¿vienes hoy? siempre voy, con el marco de mis encías afilo las púas de mis colmillos yo no aviso si falto y me salto tu firma yo no llego a la audiencia es difícil contar los rostros aturdidos del acierto mi hijo me despierta para que le haga un avión/ de papel
con el libro de observaciones de la Junji en la página de mis derechos laborales pongo en remojo en los océanos y ríos de mis horas de lactancia venas miel mía toda mi leche que arde en tu sistema
LEONOR OLMOS (1988)
yo pude escribir esto porque pude
yo pude escribir esto porque pude; porque el lenguaje me pudo + y me desbordó, porque el lenguaje entró en mí como un derrame como un golpe de caballos dejando tras de sí _ los sonidos puros, los cuerpos puros / he oído a la muerte abriendo las palabras desde entonces, viéndolas por dentro, tocándolas, dejándolas vacías he visto un cuerpo habitar en el lenguaje cubrirse con mis formas ocultarse en mis endebles estructuras; lo he visto decir el poema, reír bailar aparecer en la maleza _ narrarme _ darme vida en la ficción; lo he visto introducir en mi carne: máquinas, nervios, materia pura e impura _ sudor _ un contagio de piel a piel de cuerpo a cuerpo
/ un acuario lleno de peces anudados sobre mis manos vi las planicies encenderse, pero cerré mis ojos pero llené mis ojos de sonidos de roturas aquí en el pacífico el dolor está lleno de mar aquí en la costa del pacífico el dolor / dirige todo relato todo acceso al relato, a unos pocos alambres como único vestigio
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allí el pez & la opacidad del pez desnuda el símbolo fagocita el símbolo arremete captura todo vínculo posible toda estabilidad entre un habla & otro
un acuario lleno de mar lavando el lenguaje, cosiendo el lenguaje sobre mis huesos
pez sobre herida — pez como animal milenario con la historia del mundo sobre sí / pez en el barro — susurrando las profundidades de la fosa pre signo la casa exhala dice exhalar arroja sus aguas contaminadas sobre la superficie un acuario en el cual los sonidos se disuelven; un acuario en el cual el tiempo & los lenguajes se confunden
yo no alimento a este dolor
yo no alimento a este dolor yo no llamo a este dolor, pero se pega a mis huesos, pero se pega a mi carne / pero entra & se queda algunas veces / pero las pantallas hablan con él / pero las pantallas llenan de zumbidos de insectos el aire espeso
el aire tibio el aire & su vacío tomándome en brazos, en el aire brotan cosas —oigamos lo que dicen esas voces que nada tienen que decir, oigamos la paranoia su cielo estrellado su cielo contaminado su cielo que enferma mis pulmones _ su cielo— batalla en una fase agónica en una fase de i n c e r t i d u m b r e / oigamos, es posible oír es posible oír atravesar los sonidos quedarse ahí en ese instante quedarse ahí y ser otra cosa quedarse ahí y ser otra cosa y llevar consigo todas las palabras y llevarlas consigo incrustadas en piedra; supongamos que el dolor es solo un punto refractario, utilicemos el dolor como
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punto en movimiento — todo desde allí es hierba paisaje puro; cavar un pozo, alimentarme, ver la nieve profundizar e l e s p a c i o entre las cosas, capturar ese espacio aletargar los sonidos
he quedado sola en una casa que intenta defen derse, nada sé de los nudos & las cuerdas exten didas en el piso /saber como quién degüella al pájaro con la muerte casi encima / y no mirar desde adentro; y caminar siempre otra
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Memorial
ALICIA GALAZ VIVAR
(Valparaiso, 1936 – Tennesse, 2003)
ESCILDA GREVE
(Arica, 1906 – Santiago, 1990)
NANA GUTIÉRREZ
(Arica 1924 – 1985)
GABRIELA MISTRAL
(Vicuña, 1889 – Nueva York, 1957)
MARÍA MONVEL
(Iquique 1899 – Santiago 1936)
LUDWIG ZELLER
(Río Loa, Calama, 1927 – Oaxaca de Juárez, 2019)
ROMEO MURGA
(Copiapó, 1904 – San Bernardo, 1925)
ANDRÉS SABELLA
(Antofagasta, 1912 – Iquique, 1989)
RODOLFO KHAN
(Arica, 1935 – 2019)
PEDRO PABLO HUMIRE
(Socoroma, 1935 – Coronel, 2020)
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QUINTA
© Fotografías: Paz Olivares Droguett
LA
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HUNDIRSE PARA ARRIBA (PROYECCIONES CARTOGRÁFICAS SOBRE LA POESÍA EN VALPARAÍSO)
Antologador: Jaime Pinos
Valparaíso, ciudad poética. El Puerto, los cerros coloridos, los viejos bares y boliches patibularios, la noche salvaje y la bohemia peligrosa. La imaginería postal, el cliché metropolitano. El decorado que se ofrece para el paseo anecdótico del turista y la estetización de la pobreza. Valparaíso. Ciudad poética. Pero la experiencia de ha bitar, de escribir y hacer literatura aquí, siempre ha sido otra cosa. Mucho más áspera y más real. Por eso aquí, como escribió en una carta Ximena Rivera: «Escribir es defenderse, defender a la vida. La poesía es un acto de legítima defensa. Escribir: arrancar chispas a la piedra, provocar la lluvia, ahuyentar a los fantasmas del miedo, el poder y la mentira». En los últimos años, algunos de sus mejores poetas han muerto sin reconocimiento, en la precariedad. Valparaíso es y ha sido siempre una metáfora áspera. Como escribió Eduardo Correa en El incendio de Valparaíso: «Pero sabíamos también que Valparaíso era una metáfora y que toda metáfora
era una suprema traición». Los y las mejores poetas de Valparaíso han habitado, imaginado y escrito aquí, sin traicionar.
Para hacer literatura en un lugar, antes que nada, hay que leer lo que se ha escrito ahí. Cómo se ha hecho literatura antes, tanto en los textos como en la inven ción de una vida y un imaginario literarios. Félix García Sarmiento, jovencísimo y pobre de solemnidad, traba jador de la aduana, novelista fracasado, publica aquí en 1888 Azul. Firma: Rubén Darío. Perseguido y clandestino, Neruda escribe en un sótano del Cerro Lecheros «El fugitivo», parte del Canto General. Gonzalo Rojas hace clases en el Colegio Alemán mientras da forma y publica en el puerto, en 1948, La miseria del hombre. Algunas escenas estelares. Ese arco de densidad poética se extiende desde entonces hasta las últimas décadas con una constelación de escrituras y trayectorias de gran potencia. Ennio Moltedo, Ruben Jacob, Eduardo Correa, Ximena Rivera, Juan Luis Martínez, por nom-
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brar poetas contemporáneos ya desaparecidos. Nadie puede descubrir la pólvora si escribe en Valparaíso. Para escribir aquí hay que leer la rica tradición pasada y más reciente. Entrar en la constelación de escrituras y experiencias que aquí tuvieron lugar. Reconstruir las escenas, conocer el argumento de la larga película de la poesía hecha en el puerto. Como dice Eduardo Correa, citando a Cheever, en uno de los epígrafes de La desmesura de la calma: «Se diría que el escenario es la esencia del argumento».
Poetas en provincia, más que poetas de provincia. Poetas en Valparaíso, más que poetas de Valparaíso. Comprender la identidad no como la pertenencia a un espacio cerrado, una forma fija o un tópico. Sino más bien como una trama de escrituras, experiencias y quehaceres, de formas de decir y residir en el territorio, una vitalidad que está en permanente movimiento y evolución. Valparaíso, como todo puerto, es un lugar de tránsitos. De partidas y regresos. Lo mejor de su poesía ha estado animada siempre por este espíritu de apertura. A pesar de la muralla de containers que obstruye la mirada, la imaginación poética porteña siempre ha levantado la vista hacia el horizonte, hacia la línea azul de que hablaba Moltedo. Él mismo apuntó siempre a una de las condiciones de existencia de un territorio: la autonomía. Construir el propio lugar desbordando la cartografía del poder central que organiza el espacio poético y cultural a partir de relaciones de jerarquización y dependencia. Moltedo se jactaba de no haber ido a la capital en treinta años. Cuando se le nombró miembro de la Academia de la Lengua puso una sola condición: que la ceremonia se
hiciera en Valparaíso. Así se hizo, por primera vez en la venerable historia de esa institución. Esta actitud de autonomía, sin embargo, no es practicada solo respecto al centro burocrático. Esa poética y esa política van a contracorriente de todo lugar de poder. De todo pa lacio: «No vayas a la capital del reino. Si debes ir a la capital del reino entonces no te presentes en palacio. Si debes ir a palacio cumple los siguientes requisitos: cruza el portón y el patio con paso rápido y, mirando siempre al frente, como si fueras dueño —en verdad lo eres—, sal otra vez a la calle por la puerta de servicio, rumbo al horizonte».
Rubén Jacob versionando a T. S. Elliot, imaginando y escribiendo su magnífico Boston Evening Transcript en Quilpué, durante la larga noche de la dictadura. Eso es autonomía.
Rubén Jacob, hincha wanderino de cepa, pidiendo que sus cenizas sean esparcidas en la cancha del estadio de Playa Ancha. Eso es territorio.
Las cartografías poéticas rara vez coinciden con el mapa trazado por el ordenamiento administrativo o municipal, ni menos responden a la lógica de los pequeños chovinismos y rivalidades que caracterizan cierto sectarismo provinciano. Creo que es ficticio hablar de la poesía en Valparaíso sin inscribirla en un espacio relacional más amplio. Uno que incluye, por lo menos, a Viña del Mar y toda el área de la bahía. En el mismo sentido que se hablaba de The Bay Area o simplemente The Bay durante el llamado Renacimiento de San Francisco, el influyente movi miento alentado por Kenneth Rexroth y otros artistas y poetas en esa costa en los años cincuenta. En el caso
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de Valparaíso, los flujos de ida y vuelta, tanto a lo largo de la bahía como hacia San Antonio, o hacia el interior, el Valle del Aconcagua y otros hábitats poéticos, son parte de una dinámica que vincula estos territorios en un circuito a la vez discontinuo y persistente en el tiempo. Dejo a los poetas que residen allí la enunciación, desde su propia experiencia y lugar, del contenido de ese vínculo y la descripción de sus tensiones. Estas notas intentan contextualizar, en un ámbito más amplio que el de la actualidad, la muestra de veinte poetas vivos de la región que se me ha encargado hacer. He optado por un panorama personal, subjetivo, necesariamente incompleto y parcial. Un collage de textos y escrituras, una figura hecha de fragmentos que resuenan unos con otros. Imágenes, ritmos. Capturas del latido de Valparaíso de las que hablaba Neruda. Y de otros lugares. Hay algunas omisiones, sin embargo, que me parece necesario co mentar. Una es la de los poetas más reconocidos y de mayor trayectoria, pienso en Juan Cameron y Virgilio Rodríguez. Me pareció mejor priorizar por escrituras menos visibles entendiendo, sin embargo, que ambos son autores fundamentales en la configuración de este espacio poético durante las últimas décadas. El libro Café Cinema de Cameron me parece un material de lectura imprescindible a este respecto. Dos autores de mi generación también pudieron estar en esta muestra, Felipe Moncada y Carlos Henrickson. Ambos con una escritura y una experiencia no solo literaria, sino editorial y crítica, fuertemente enraizadas en esta zona. Confío en que puedan ser incluidos en los ca-
pítulos referidos a Maule y Concepción, lugares con los que ambos tienen también fuertes lazos.
A riesgo de caer en el name-dropping, doy una lista desordenada y heterogénea de autores que me parece ineludible considerar también en este panorama: Gre gorio Paredes, A. Bresky, Luis Andrés Figueroa, Ser gio Madrid, Jordi Joret, Alejandro Pérez, Álvaro Báez, Karen Hevia, Luis Riffo, Alejandra Montoya, Enrique Morales, Sergio Pizarro, Elizabeth Neira, Ernesto Gua jardo, Marco López, Nelson Paredes, Camilo Muró, Claudio Guerrero, Ismael Gavilán, Marcelo Pellegri ni, Patricio Serey, Alejandra González, Claudio Gaete, Raimundo Nenén, América Merino, Alejandro Banda, Valentina Osses, Marco López, Carmen Avendaño. Una diversidad de miradas y poéticas que expresa la vitalidad de la poesía que se está haciendo en el puer to. A estos nombres y escrituras se han ido sumando nuevos autores y autoras más jóvenes que renuevan y expanden permanentemente esta escena hacia nuevas direcciones de exploración.
Escribo esto a inicios del invierno de 2021, en me dio del vértigo que marca el tiempo transcurrido desde el comienzo de la pandemia y la crisis social en nuestro país. Ambas han golpeado con fuerza y dramatismo al puerto. Pero la poesía de estos lugares siempre ha sido resiliente. La poesía y el imaginario poético siempre han proliferado acá contra viento y marea. A pesar de incendios y terremotos. «Valparaíso/ hundido/para arriba» escribió Nicanor Parra alguna vez. Aún en estos tiempos difíciles la poesía prevalecerá por estos pagos. Eso es seguro. Acá la poesía puede hundirse. Pero sabe, siempre ha sabido, hacerlo hacia arriba.
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JORGE POLANCO (1977)
roban los muebles las banderas, los libros, y otras usurpaciones menores que rechinan en el piso.
PESCA DE ARRASTRE
Por debajo de los palafitos las tuberías plásticas del desagüe, los maderos de un bosque extinto y otros productos de los pinos más delgados y blancos.
Arriba, la música boutique repite el espectáculo medioambiental, lagos, aves, acordes de jazz y palabras en inglés; turistas con cañas de pescar y anzuelos como ofrendas al paisaje.
En las ventanas de la habitación asoman otras aves, rapiñas con alitas semejantes a garras que desean matar al padre, perros guardianes de la noche, del sentido y la violencia, réplicas al interior de la casa donde todo es escombro, represión mordazas. Al fondo del pasillo aparece una familia, heredera y dueña del hogar,
Esto era tu libro: el vaso de vino a medio tomar, ceniceros repletos de colillas, manchas oscuras en el paño de la cocina; una resaca enorme que amanecía contigo como ese silencio lleno de voces y niños extraviados en la casa vecina.
Esto era: bosque astillado, fotografías desteñidas, palafitos nimbados de telares, sin tierra, ni mar, objetos vendidos a los cuidadores usureros de la poesía chilena.
ESCOLARES
El suplemento de artes y letras, con un reportaje sobre T. S. Eliot, reposa en una esquina en las afueras de la cárcel. Sirve como mantel a dos escolares. La caja de vino tinto al medio, y una bolsa de papas fritas a un costado, permiten que el diario mantenga cierta uti lidad. Con el cadencioso movimiento de sus cuerpos, la caricatura del poeta sobresale del resto del diario por una mancha sucia y delicadamente erótica que pinta los labios del conspicuo anglosajón.
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RODRIGO ARROYO (1981)
Olvidamos las derrotas, un débil sonido de mi cuerpo/ ilumina las paredes, las rayamos y seguimos perdidos dibujando/ una silueta, en la pared.
Se cae esta ciudad sin nombre, hundiéndose en la/ niebla. Los sonidos de las palabras dibujan laberintos que permanecen estáticos /en el aire, antes de
caer
Púas para perpetrar el simulacro bajo una lluvia marcada por los signos del castigo de la barricada. El aguacero ha creado su doble. Que distorsiona la/ verdadera humedad del agua; tal vez sea eso, el asunto de la lluvia, lo que nos/ extravíe los falsos focos. Las nuevas imágenes, los márgenes.
La caída es una televisión a colores transmitiendo el / recorrido de una flecha desde la ballesta, la pistola, el tanque
hacia un caballo de madera con un laberinto/ dibujado en su lomo.
El tránsito es una escritura que nos gusta por ser/ gratis, porque se escribe al ir desapareciendo, al anochecer.
Llorarás, romperás la esquina de mis ojos cuando descubras el dibujo oculto tras la puerta. Llorarás cuando la casa que habitamos deje caer/ sus cimientos, las nubes entren por debajo de la puerta y la llovizna/ cubra las habitaciones; te veré venir desde la cocina trayendo en tus ojos/ el olvido incierto del adiós, el paladar húmedo será un pozo de palabras/ cubriéndose de cierto negro, de cierto olvido; tu boca será un archivo cercado por la tristeza, palabras amordazadas que perderán de a poco/ sus recuerdos
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y serán luego pura imagen un tiempo al menos, para caer luego fuera de los/ dominios de tu voz. Llorarás y no podré esquivar los golpes al oír/ el recorrido de tus lágrimas caeré al espejo que toda lona, todo cuadrilátero mantiene oculto en su interior. Al otro lado de la lona no hay viento ni llovizna, una brisa de tierra suelta nada más un jardín lleno de hojas secas, de los libros que/ leímos tantas veces, de los muros que tantas veces cayeron encima/ de nosotros tardíamente; como las frutas maduras que nos/ pasábamos de voz en voz para ver si en ellas guardábamos algo de la humedad/ que originó este vuelo para ver si en las semillas que arrojábamos al plato/ quedaba algo por recordar.
Dime una vez que llores si recordarás la mano que/ guardaba tu olor, tu sonido; o las palabras que encerrabas/ para entregármelas en un temblor interminable; llorarás, y no habrá literatura para ello; esperarás que la voz sea eso que no puede ser, y con lágrimas verás que no habrá mano para/ recoger tu voz al momento del caer.
MARCELO NOVOA (1964)
LECCIÓN DE PRECIPICIO
vértigo de innúmeros pisos no atrae al suicida tampoco vacío de ascensor indecente bostezo del cielo embobado labios entreabiertos gigante caries en plena boca de dios
MERCADERÍA PARA NAUFRAGIOS
a Enrique Lihn
polillas, pierden el tiempo la sangre circula sin acuerdo por mis venas los oscuros los locos las mantenidas siéntanse pasar, como orquesta de malentendidos que se hunde, estas líneas quieren declararse en quiebra sentimental. no concibo otra celebración que este vaso frío de incomunicable amor por la especie.
dejemos al gusano respirar.
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NUNCA BAILÉ LA HORROROSA ONDA DISCO
A Ronald Smith
EL SILENCIO ES UN ARMA CARGADA DE VOCES
juro que vi cuerpos hinchados de tedio, pies lastimados por ningún rito, insomnes parejas muertas en las cunetas.
tristes luminarias sobre pobres galpones alumbrando su torpe contento, apenas un delito de multitudes: juvenil tierra baldía, donde tirar bajo la mortecina luna coca-cola ahí bebimos licor barato, temprano para retornar a casa poblada de objetos fantasmales que amaron nuestros padres. Sin soñar siquiera una fosa i dormir al ocupado día de los demás.
nada en televisión enfría tu mecánica cena una pareja de hombres besándose en la boca mendigos arrastran irreparables carros vacíos la multitud trastornada se pega a las vidrieras las tropas lanzan gases los carros lanzan agua fijas patinadoras en medio del lago congelado ¿comenzó otra temporada de liquidaciones? Prueba tragar el arroz seco de los condenados La cuchara choca repetidas veces con el plato Nada detiene esta última cena por televisión
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PABLO ARAYA (1963)
LA ERA DEL HIERRO
No fuimos el silencio hurtamos esa llamarada para templarnos gozosos del acero que nos cubría hicimos piruetas en el tiempo nos dolió la caída hubimos de quemarnos para nacer hijos del fuego hasta el exterminio otros nos señalaron alzaron sus metales para confundirnos el temple nos detuvo el tiempo en las raíces. VISIÓN DEL FUEGO Y EL AGUA
Aprendí a decir quemadura antes que mi hermano en casa de herrero eso no tuvo importancia reíamos del fuego a toda hora mi padre era un dios oxidado que hablaba con el humo en esa calle todos odiaron el rugido de la fragua violentos pasaron los días por sobre las ciudades tarde supe de los muertos en mi patio las cosas el tiempo fueron herrumbre y ceniza
EL VINO DE LOS HERREROS
Es importante que las cosas tengan importancia: el vino de los herreros
así se sabe a ciencia cierta con quién se anduvo en qué dirección con qué silencio
LA CANCIÓN DEL HERRERO
Ciprión el herrero descansa el agua entró en el agua los inviernos se cubren los unos con los otros hay llamarada vida hay llamarada muerte setenta golpes que suben siete lágrimas descienden danza el herrero su vino la sal en la sal entra el espíritu en el viento se disipa hay llamarada vida hay llamarada muerte
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EN CASA DE HERRERO
El que a hierro mata a hierro muere le dijeron pero el viejo sonrió avivó el fuego y siguió afilando su gastado cuchillo de palo
ROBERTO BESCÓS (1950)
Esta ciudad que se deja arrebatar por el viento es como sueño quebrantado antes del alba fragmen tos paliduchos detrás de puertas de casas frágiles asoman ojos de mujeres las mismas comadres que se vuelcan a las calles para vender en los días de feria pescado o zapatos entre esas mujeres no se divisa la mía a ella esta ciudad la envejeció en la hora que nacía i murió en el parto estoi bor deando la historia de la ciudad que murió el día que la parieron o que fue arrastrada por las garras de mareas perversas puras hipótesis en un descarte que choca con puntas de vidrios rotos filos de palabras amoratadas charqueadas cercos en el límite
por ello el viento escala a empujones por las calles sucias inventándose impulso retomando aire un aire emputecido asciende por esquinas que le orientan hacia barrios atorados por dunas encementa das o que no figuran en el plano regulador cerros esqueléticos derrumbándose como aves que se asfixian en su propio vuelo es el viento con paso flojo que raspa caras adheridas a las piedras hai por allí hilachas de ropas destrozadas tejidas como telarañas tendidas de lado a lado de bermas de vecindarios omitidos en medio de la trama que vela los ojos la mujer de sombrero de cinta ancha i que ofrece pañuelos i frascos de perfume me fija su respiración siento que respira dentro de mi incertidumbre vocea ella la mercadería y la voz no le sale o es que
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la voz se le oye pero ninguno la escucha el eco pierde la vida bajo las ruedas de camiones cargados con sombras que hará ella tan única e irrepetible cuando despierte i descubra que se cae el pelo i la ciudad se desmorona atroz descubrimiento pá gina escandalizada esta noción en blanco el dar palos de ciego en el espacio traicionado caldo de cultivo de delitos de la memoria
perros salen al encuentro encuentros succionados por hoyos negros marcos frutos que producen ciertos árboles posesos perros que circulan cojos oliendo la lluvia allá en los cerros el viento que recorre los ángulos empieza a encanecer la mujer que atra viesa portones de escuelas de niños con problemas nubes de moscas letreros sin señas se seca el sudor de la frente i canta canta una canción inaudible es como la loca que llora sin llorar mirando el sol la mitad del sol la ciudad
GUILLERMO RIVERA (1958)
EL VIENTO QUE ARRASTRA TANTAS COSAS
Me hace añorar las baldosas del Sindicato de la/ Unión Lechera
Añorar los viejos goznes de la maestranza Y los cuerpos de cada una de las mujeres que amé. Pero a esa hora en que el alero de la capilla Modifica la sombra de los abedules Y la autoafirmación de los muertos trabaja/ subterráneamente
Divisé cera de los tambores a Las Meninas/ de Velázquez. Ellas pidieron permiso para entrar y bebieron café/ y se burlaron Y quisieron instruirse acerca del sueño y la realidad Y así fue que les hablé
Vayan hasta el local del Danubio Azul Sentirán el aire que se confunde al vapor/ de las hornillas Verán el brillo de las estanterías y las lentas / ondulaciones de la contraluz. Parados sobre el vacío Los rostros velados por el humo se relajarán Y sabiendo que ustedes han caminado en la/ época dorada Y pisado las costas del Nuevo Mundo
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Beberán coñac y pasarán sus manos sobre las/ mejillas de la querida del Suaso. Ustedes no se perderán de nada Pues ya habrán contado los cuerpos en las veredas Las luces sobre el asfalto Y los charcos renovados por la llovizna.
que conversa a mitad de cuadra. Así el mundo no se priva de sus victorias. Y como si la novia y la niñez formaran parte del/ mismo coro
Los hermanos Rodríguez levantan el telón y Don/ Segundo Ormazábal
Se queda hablando de no encontrar dos recuerdos/ exactos
SUEÑO NÚMERO CINCO
Los bomberos vinieron el otro día dice el/ Juan Luis, con fosforescentes distintivos en sus botas de agua,/ rompiendo puertas y ventanas. Era un espectáculo frío por lo que a una mujer de/ mediana edad le dijeron que no gastara saliva y es que ya no sirve andar diciendo su mano/ cohibida se movió levemente} sobre las tibias hebras de su camisón. Aunque yo puedo reconocer el zumbido de la niñez/ ahí signos de un campo blanco coloreados por el golpe de un rostro que cae sobre/ una puerta. Desde dónde surge entonces la sensación de haber/ vivido otras vidas si los ojos de mi única novia se abren hasta/ consumirse y las palabras no pesan más que el galvanizante/ molde barajado por el grupo
Ni en la imagen también hay que cantarle a la luna Ninguna fijación de los goznes.
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BRUNO CUNEO (1973)
[I. M. GORDON MATTA-CLARK]
La casa la partió en dos como quien parte una sandía y de ese rojo intraducible forja el recuerdo de su infancia o la terrible visión de un desesperado a punto de saltar de una ventana su hermano mismo, por ejemplo, o la tristeza de ser pocos en el velorio y ver al padre llegar molesto y atrasado como quien asiste por obligación a una fiesta de disfraces. La gente especula densamente ahora sobre los conceptos de su arte. Yo, en cambio, solo veo a un hombre afanado con una sierra, con un taladro tratando de completar la demolición de la casa primordial que le destruyeron. Cada uno tiene sus razones, y yo también/ tengo las mías tengo también mi grieta, mi propia Casa Usher algo escondido bajo las tablas y reencontrado por casualidad y con un poco de vergüenza los deseos que pude consumar con esta/ moneda vieja una fotografía ridícula y una carta destemplada que guardo con el temor creciente
de que puedan fundir el álbum. Lo que me gusta en todo caso de esta obra no es tan solo su aire de alegoría de la disociación de la conciencia familiar con todos sus traumas, secretos y pudores, sino el modo en que por un acto violento y simple el interior oscuro fue puesto también al descubierto de manera que los fantasmas no tienen ya dónde esconderse y puedes fumar tranquilo, si te place, o soñar con otras cosas tanto si duermes en el sillón como si miras distraído por la ventana imaginando un lugar al fondo donde quizás puedas llegar y por fin levantar algo.
VUELVO A VALPARAÍSO POR UN RATO
Lo he hecho tantas veces que ya me canso: sentarme solo en una barra tratando de ocultar los papeles y hacer que la cabeza se me nuble para dar con una imagen clara.
Nacer o morir en una ciudad es poca cosa la única ciudad es aquella que te falta.
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FLORENCIA SMITHS (1976)
Escribo contra mí el ruido fulmina lo que le costó a mi cuerpo permanecer quieto convencerme del silencio alrededor como una primicia de hace tanto mi imaginación borrosa atrae fantasmas tercos de hambre visiones que apago evadiendo entre bostezos esqueletos de alambre aun así escribo aún y a pesar de mi cuerpo estancado me abro y comienzo a dar lo que no soporto detenido
no sé de dónde ni si he de llegar recostada en horas abúlicas me llamo como una muerta ora por su alma para que no se le salga más he desarrollado lenguaje de gatos incestuosos me lamo el pecho a la deriva de mi perdición me incendio adentro cuando más me adelanto al porvenir y aunque elija una casa al centro de una piedra prefiero vagar años por el reconocimiento de tu rostro en el espejo
Inmóvil en la perdición de un nombre imagino islas alrededor como pestes miro mis manos y no las conozco tal vez las confundo con peces que se han volado del mar o de alguna otra fuente de agua que provenga de la tierra yo no provengo de la tierra
Quiero aprender a dejar de hacerlo así como lo he venido haciendo me pregunto si se puede aprender a no hacer como se pregunta al final del día el arbusto hasta cuándo morar al borde siempre del precipicio me pregunto como se pregunta la piedra si puede no ser concreta y salvaje en su determinación de piedra y en algún momento comenzar a ser semilla roca o simplemente materia sólida para sostener la humedad que cae
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la humedad de todos los días las preguntas de todos los días que se arrojan sobre las montañas precisas de pasos que voy dando de imágenes que desperdigo mientras camino dentro del insomnio hablándome y escuchando a mi mano decir aprende
JOHN UBERUAGA (1984)
FORESTAL
Una muchedumbre de hombres que huyen Es una muchedumbre de hombres solos Tiqqun
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para espantar las moscas abuela ponía bolsas transparentes llenas de agua en el marco de las puertas las moscas que llenaban la casa se verían reflejadas gigantes y deformes ellas no temen a las personas se temen a sí mismas
vivíamos en una casa llena de moscas asustadas estrellándose contra las ventanas 2 cuando perla se preñaba tenía crías de 3 en 3 de 6 en 6
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abuela los metía en un saco de género los sumergía en una tina metálica llena de agua con detergente
no hay espacio para todos ellos no tienen nombre no han abierto los ojos no sienten dolor algunos meses después perla se preñaba y ponía 3 o 6 crías negras con los ojos cerrados hirviendo en pulgas 3
abuela sentada al fondo del patio perla ronronea en sus rodillas saca las pulgas gordas de la gata las revienta con la uña del dedo gordo en una tabla cuadrada parecen monedas aplastadas en la línea del tren la tabla está llena de pelos pegados y manchas de sangre seca es el mapa de un país silencioso sin sacarse el derby rojo arrugado de los labios
cantaba: no tengas miedo a los locos y desconocidos a los animales salvajes al cerro que llama ten miedo a la gente la gente es mala
tom mira las estrellas tiene hambre llora aúlla como un perro bajo la sombra de las antenas la policía ríe lo burlan las ratas este es un país silencioso
todos duermen
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CRISTIAN CRUZ (1973)
DE CÓMO MIRO POR LA VENTANA
Me acerqué a la ventana a mirar el paisaje, pero no era el paisaje, era yo que estaba allá afuera como un corpus, y cuando te digo corpus es que los árboles flotando podrían ser mis brazos o mis piernas, no es seguro, tómalo como ejemplo; o esa pareja a orillas del río, con ganas de lanzarse o amarse ahí mismo, no puedo asegurar qué querían hacer. Pero si fijo la mirada vuelvo a las nubes y trozos celestes, eso podría ser mi cara, a ratos cubierta o despejada: qué mejor que tu cara sea el cielo. Me falta el río, no lo he olvidado, pero saca a la pareja mejor: el poema no requiere de calentura o derrota, el río, el río es importante, y el corpus también; no olvides el corpus que traspasa el cristal/ convertido en ti.
Ahora enciendes un cigarro porque te entusiasmaste, porque no quieres dejar la ventana, que es el núcleo. Tu tronco es el río, por él trafican los fluidos, tu voz, y aunque no se ve el final de ese río piensa que tus pies son el delta, que los dedos son un brazo o un hilo de agua, que las aves y la flora de ese delta son tu cabellera.
Como es de tarde, la luz que abrazaba el paisaje/ abandona y tú comienzas a desaparecer, y lo que había allá afuera, toma el reflejo de la lámpara que estaba tras de ti, la forma de la cama, la colcha de la cama, el humo del cigarro. Porque ahora la ventana refleja el cuarto: fíjate, tú eres el cuarto, la puerta, la cama y la colcha.
Lo distinto es que no hay que traspasar el cristal.
Lo de adentro y lo de afuera se hace uno para que el poema sea DE CÓMO UN POETA PROVINCIANO CHARLA CON UN POETA CITADINO
Deseas barnizar aquello que llaman el yo interno, Pero cuidado, si dices la palabra paisaje te convertirás en el hongo venenoso de la poesía fácil eso dicen, si tranqueas por un puente o un camino que más bien son un tronco volteado sobre las aguas mutarás en las esporas de aquel hongo venenoso. Pero si cultivas otro idioma para traducirte a ti mismo pues así te escucharán en otro punto del plano y rebuznas frente al hongo venenoso del que hablábamos entonces la poesía no será fácil, ni escrita a bordo de un avión ni sobre el tronco volteado que sirven para lo mismo.
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PRISCILLA CAJALES (1984)
nos acostumbramos a creer que la historia terminaba/ bien porque ese día comimos pollo y papas fritas
MI PAPÁ ESTÁ LLORANDO DOS PIEZAS MÁS ALLÁ
mi papá está llorando dos piezas más allá lo puedo escuchar porque estas habitaciones nunca tuvieron puertas
a comienzos de los noventa en esta casa no/ había comida solo tarros que tenían los nombres de los/ condimentos se sientan a la mesa y comen pan con leche,/ agua y azúcar
fue fácil aprender cuál era la consistencia precisa/ para esta pasta dulce recuerdo que la chaqueta de mi papá siempre olía a pescado ahumado y a humedad
una tarde recordaron que en el ropero estaba/ intacto el vestido de novia lo pusieron sobre la alfombra y comenzaron a cortar jirones que luego pintaron con témpera para vender cintillos del NO en el Parque O´Higgins
ahora él sigue llorando su mujer lo abandonó
nunca fue militante
y los hijos vienen a casa cada vez menos
LA TRANQUILIDAD DE LAS PIEDRAS
el piso está cubierto de platos con restos de comida que aún podría reconocer si con cuidado hurgara con la lengua entre medio de las muelas
restos que atraen hormigas y cucarachas
el problema es que se reproducen al poco tiempo se toman la casa al encender la luz se paralizan e imitan a las piedras en su quietud
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MÚSICA
nunca me gustaron las casas con música apenas tengo un minicomponente que siempre/ olvido encender en cambio puedo pasar horas en silencio solo mis zapatos, el teclado de vez en cuando el bruxismo y si se pone atención, incluso aquí es posible escuchar la sirena de los barcos que a esta hora de la noche/ arriban al puerto estos ruidos que en nada se parecen a la radio haciendo temblar las ventanas ocupan este espacio, al modo de una canción.
ANDRÉS URZÚA DE LA SOTTA (1982)
En un comienzo pensé que las piedras eran esclavas de su cuerpo, que estaban condenadas a una absoluta inmovilidad. Solía mirarlas con lástima, como si pu diera ver en ellas un profundo sufrimiento. Siempre apegadas al suelo, siempre inmóviles y tan grises. Fue así como empecé a rescatarlas, a ponerlas una a una en el acuario vacío de mi cuarto. Cada cierto tiempo las sacaba a tomar aire. Las limpiaba, peinaba el musgo que cubría sus mejillas y las llevaba a dar una vuelta. Hasta que un día, mientras miraba mi reflejo en el vidrio reluciente del acuario, comprendí que era al revés. ‹‹Somos nosotros los condenados por el movimiento››, pensé. Y me quedé absorto, contem plando la quietud de las piedras en el acuario.
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HANS POZO
Día 1 Mi pie derecho en el hocico de un perro.
Día 2 Mi cabeza baleada.
Día 3 Mis tatuajes y mis brazos arrancados. Día 4 Mi pie izquierdo.
Día 7 Mis dos manos con las huellas extirpadas.
Día 8 Mi torso mis vísceras mis glúteos.
ROSA ALCAYAGA
ELECTROSHOCK
Acostada mirando a dios Titulado de médico electricista Control en ristre intenta sofocar las preguntas Ondas serrucho rodean ansioso nihilismo Comunicación imperfecta no cede Álvaro Mutis invita a firmar por la desesperanza A sumarnos a esa gran procesión Todos claman por la luz desde el doble B.C. O de la triple doble uve I-lux-iones al final del túnel
Acumulo piedras bajo la cama Electroshock
Masticadas con ira Electroshock Vienen de blanco Electroshock
Etiqueta china a tu espalda De mujer estandarizada Prefabricada Entre fragmentos de incisivos En camilla Vomitando Con altanería de vieja
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Contrariada por tu estúpida mudez
A contraluz del mundo
Condenada
Electricista de turno
Con manual de segunda mano
Dícese experto en la Gestalt
Baila alrededor de la cama
Muestra su pene. Escribe el diagnóstico
¡No te muevas! Electroshock
¡Abre tus piernas! Electroshock
¡De mujer loba! Electroshock
¡Bebe de mi leche! Electroshock
Tocan el timbre Chilquinta trae la cuenta Espera el alta Promete y firma: Sor Juana Inés de la Cruz
En la mañana, cuando murió, estaba solo: no creo Que hubiese querido testigos. Ni el «conde impensable de Lautreamont» ni Edgar Poe «sobre su alcantarilla en Baltimore» ni Gérard de Nerval «ahorcado en un farol» los tuvieron1
Antonin Artaud
Cincuenta electroshock
Diariamente en el blanco abriendo zanjas en tus/ cienes rebeldes Antonin Artaud
Cincuenta electroshock
Intentan silenciar tu voz y pretenden arrasar con tus/ proclamas acústicas Antonin Artaud
Cincuenta electroshock
Preguntan por la sutura horizontal de tus pesadillas/ y desnudo bailas a cada descarga Antonin Artaud
Cincuenta electroshock
Son el pan nuestro destinado a envolverte en celofán/ como poeta eunuco
1 *Thévenin, P. (1974). Antonin Artaud. En Arenas, B. (ed.), Actas surrealistas (pp. 255-279). Editorial Nascimento.
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CATALINA LAFERTT (1958)
al lado de una parada para no sé quién solitaria y naranja
LLUEVE SOBRE EL VERDE PAISAJE
Llueve sobre el verde paisaje como lloraría la lluvia sobre Rahoon mientras se esfuma entre el humo que consumo el solitario camino aquí otro más allá Tras el desaparecido horizonte Esso Una vaga información y la distancia aparente/ y verdadera que baja y se pierde Images un filtro total Las aguas inmóviles
Good year A la vuelta de la rueda Fila de luces rojas ilumina la carretera
Un hotel invisible Anunciado en fosforescentes letras verdes Hotel Alcázar brillando en la noche Pasamos auto blanco
Tras la curva un centelleo azul en la neblina Ni Hotel ni Alcázar
Al fondo oscuro marfil túnel del cerro Bienvenida en blancas letras
A la tenue luz de un fósforo miro el reflejo/ de su rostro
RUTA 68
Letreros naranjas
Moles de piedras blancas apiladas a lo largo de la borrosa ruta Saliendo del pobre pueblo dos alas inmóviles volándose del cuadro de un afiche
La luna ha desaparecido también el pobre pueblo Un pasar de sombras tras la ventanilla la palabra ciudad impresa en un letrero adelantado por una flecha negra pintada sobre fondo amarillo la cual se dobla como un codo en el recodo/ del camino
Proyectado en la ventana La niña del asiento delantero y yo usamos parabrisas de manos mientras se desliza el agua que mana de su aliento y el mío Solo sombras nada más tras el cristal
Placilla Un terreno tirado Otro pueblo pudo haber sido el paraíso pero por esas cosas de la vida murió Firestone Llegamos pero no llegamos
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GLADYS GONZÁLEZ (1981)
REBOZO
los ademanes de la pobreza la cabeza gacha la mirada perdida el rebozo apolillado y roído de la dignidad caminando bajo la sombra de una muleta que reemplaza a un muñón el rengeo al andar cerro abajo la soledad del gesto al saludar a desconocidos para entablar un diálogo mudo camino al bar de jubilados cuidadores de autos lisiados domésticos monrreros
el bar de antiguos ferroviarios de traje sombreros y corbatas con manchas de grasa pantalones zurcidos y bastas descosidas donde se respira a lo lejos como una brisa de memoria el perfume de mi abuelo folletos de carreras de caballos absorben el agua del inodoro que cae sobre una botella plástica recortada un hombre anciano duerme con el rostro enrojecido y rodeado de moscas sobre una mesa escolar sin cubierta mientras una mujer con los ojos nublados por las cataratas
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le espera sentada en la berma la parafina quemada que seca las paredes de cartón y periódico forma un hilo de plata y aceite en la calle a las once de la mañana
MACARENA GARCÍA MOGGIA
(1983)
abre la puerta ve a su padre voltea la cierra duda vuelve a intentarlo sin levantar la vista deja que el aire llene sus pulmones quiere abrazarlo no está abre la puerta los ojos cerrados da un paso en falso cae abre la puerta ve que al frente sentado en una banca un anciano muerde una marraqueta va a sentarse a su lado
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cuenta los pasos: son treinta abre la puerta se encandila con la luz del sol hace visera con la mano sobre los ojos pero las manchas las sombras
las moscas abre la puerta apenas se agacha toma la carta y entra abre la puerta de par en par grita que la esperen recoge sus maletas sale abre la puerta cierra por fuera deja las llaves junto al macetero sabe que al volver no se abrirá abre la puerta
pero el viento la cierra en su cara abre la puerta: una mano cortada en el umbral
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ENRIQUE WINTER (1982)
no saben teclas apretaron Actualizaciones no se mueven juntas como vértebras
DOS LAS PERSONAS
la mano de una es una araña y en la cabeza de la otra teje bien despacito la telaraña de su pelo el vello de los brazos y los muslos
la polilla es la piel que atrapa con la lengua un hombre bajo una mujer también son una araña cuando no cada uno y con ella cantando o de comentarista de los momentos previos las/ aceitunas son ojos y en el velador echados a las hormigas
pueden ser esa hormiga ahora las dos personas/ del comienzo las mismas de después que acunaron sus lenguas a contraluz esferas de las que salen patas piernas/ brazos o incluso una larva de la cuarta generación de/ mariposas arriba para el día de los muertos porque muertas están la mayoría de las que en grupos emigraron norte con las medias caladas noche y carne
o dedos en los lóbulos y párpados cerrados del saxofón como cuerdas del piano el pelo húmedo por mientras nada más sobre esta colcha cuesco para los ojos de aceituna
vértebras y amanece arañas suben los parlantes hormigas en el contrabajo ella sentada dos hoyitos en la espalda y las/ cuatro trenzas entre jaleros que hablan sobre jale la segunda persona piensa en la buganvilia y el ciruelo en la primera de paseo por el parque percuten amor sin plástico larva la oruga y alas los pies pisándolas latidos perdices y bocinas en telarañas de autos cruzan bronces cerca de ahí están las cuerdas de la nuca y la espalda abiertas las vocales en las bocas cerradas no entran moscas cuando la certidumbre toma aire y emigra
la mayoría emigra por la noche en que dos mariposas son de nuevo una sus cuerdas apretadas como pasta oriental instantánea la vibración de quienes
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no pueden encontrarse como si no se conocieran todos se oyeron desde antes en otras cuerdas flojas los funámbulos ya falta de un lugar tampoco habrá un lugar común las aceitunas son los ojos
NATALI ARANDA (1987)
El desgarro de mirarse en un espejo y encontrarse.
No hay nombres. Todos fueron inventados para atrapar lo que de mí se va yendo. He llorado por horas. Qué me diría él en este instante Que mirara al árbol volverse viento a la hoja riendo para nadie y a la tarde que se entrega sin pedir nada a cambio.
Me diría que me apartara abriendo unos ojos distintos a los míos unos iguales al árbol a la hoja y a la tarde.
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No soy lo que dicen los espejos ni las fotografías ni lo que otros dicen de mí tampoco lo que yo digo ser
solo soy este lápiz y este papel bajo la luz.
Qué soy
Este lápiz y este papel bajo la luz este lápiz y este papel que se pregunta bajo la luz una pregunta bajo la luz una luz que se pregunta. Me reconozco dueña y cómplice de un paisaje que transcurre detenido fragmentado por la cicatriz que el viento muestra en el ir y venir de la habitación de la calle lenta sobre la hora que la cortina anuncia y esconde.
En su movimiento vuelve la calle
donde alguien mira la piedra deshacerse en el aire. Yo dentro
él fuera ambos mirando la tarde que va y viene sin saber si continuar en el hábito del viento o mirarnos de frente y sentirnos menos solos.
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i
CRISTIÁN CHIRI MOYANO (1974)
LOS ALMACENES
Los almacenes de pueblo se deshojan como un sueldo mínimo en un supermercado.
TODO COCIDO A LEÑA… TODO HECHO A MANO
A Bertina Castillo
ii
Los almacenes de pueblo te saludan, te fían, te preguntan por tu madre, te dan una yapa.
Los supermercados te piden el vuelto.
PARA LOS CITADINOS
El queso de cabra, la miel de abeja, las paltas orgánicas, el carbón de espino, la uva de mesa.
Estas son las manos y el sudor del campo labrado que se ofrendan para ustedes los citadinos.
Casa de barro, mata de calabaza, huevos de casa, tortillas con chicharrones, todo cocido a leña… todo hecho a mano.
Agua de manantial, crianzas de gallinas, patos y gansos, chicha en cacho, charqui con ajo chancado en el mortero de trigo.
Ají cachocabra, huertos caseros, yerbas medicinales, queso de cabeza, olla de greda con cuchara de palo, yerbamate con leche de vaca, horno de barro y parrones por todo alrededor de la casa. Casa de barro.
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SERGIO MUÑOZ (1968)
53/ JOHN SMITH – JOHN BERRYMAN
hijo si me voy canta en la identidad velada de mi nombre
busca ahí el tenue borde del quejido susurro que intenta inútilmente en mi labio y en tu/ oído comprender la vigilia y el énfasis de mágicas voces que abren/ arropan el vuelo resplandeciente en que fluyo con mi oído y tu labio en la pálida mirada que reprime lo sacro y agudiza el estupor que late en el vacío qué importa quién habla?
el no lugar la vida y la muerte superpuestas en versos que son el hondo linaje del silencio
90/ FÉLIX RUBÉN GARCÍA SARMIENTO –RUBÉN DARÍO
y si tacho me salto el rumor del río es porque sigue siendo un rumor y sigue siendo un río es porque las manos llevan también su propio/
torrente
encadenado a un umbral a una apuesta cifra a una mínima rodilla que tensa la extensión de un dolor
juana inés de la cruz
una mañana de esas que ahora se olvidan que traen tu rostro entre sus sombras ramas como una galería de imágenes estáticas cáscaras derramadas en el suelo 98/ HAJIME ISHIKAWA – TAKUBOKU
hija nunca muere del todo lo que muere su silencio se abre alza mientras el río delata/ en su forma en su cortejo de sombra retenida o vibrante la luz la luz que se ahoga en el torrente de un labio
si te fijas nunca muere del todo lo que muere la mano no deja de ser aire mano en el recuerdo la voz no deja de ser boca onda en la memoria los latidos pasos siguen siendo huella en el tiempo
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Memorial
JUAN LUIS MARTÍNEZ
(Valparaíso, 1942 – Villa Alemana, 1993)
ENNIO MOLTEDO
(Viña del Mar, 1931 – Viña del Mar, 2012)
RUBÉN JACOB
(Santiago, 1939 – Quilpué, 2010)
EDUARDO CORREA
(Viña del Mar, 1953 – Viña del Mar, 2014)
XIMENA RIVERA
(Viña del Mar, 1959 – Valparaíso, 2013)
AXA LILLO
(Valparaíso 1952 - Villa Alemana 2009)
RENÁN PONCE
(Quebrada Alvarado, 1940 – 2016)
ENRIQUE MORO
(Valparaíso, 1956 – Valparaíso, 2021)
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VALLE CENTRAL
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© Fotografías: Luciano Contreras
¿QUÉ SE NOMBRA EN LOS VALLES DEL CENTRO?
Antologador: Claudio Maldonado
Se han capturado a veinte poetas desperdigados por todo el paño nacional y que han nacido en las capitales y pueblos de los valles del centro: Colchagua, Maule, Ñuble y el Bío Bío. Algunos/as ya se fueron y de cuando en vez retornan para ver a sus familias y presentar algún libro que los conecte con algún recuerdo que ya es una invención. Otros/as han hecho de su permanencia una pequeña bandera de lucha, a veces poco comprendida cuando la paranoia y la soledad les sacude con mayor o menor acierto algún verso, que al decir de Borges está condenado a ser una palabra en un índice. Otras combinaciones de realidad y destino son muy posibles, al fin y al cabo hasta hablar de literatura global parece ser sacado de un compendio del siglo xix. ¿Qué senti do tiene hablar de la provincia y sus valles? Un potrero
frenado por una cordillera a medio nevar, cerros de trumao vigilando las playas, ríos y canales alimentando los frutos de la creación, listos para viajar a los puntos más lejanos de un globo terráqueo empolvado en al guna casona colonial que aún no ha sucumbido a los terremotos del tiempo. Ese paisaje mental, como un boceto iniciático de una pintura de Olmos, podría conectar los imaginarios de estas veinte diferencias, un neolarismo que instala a sus hablantes poéticos en un conflicto directo con sus territorios: la lucha por mantener los ritos y tradiciones de una forma de vida anterior a lo que siempre y únicamente les ha tocado vivir, es decir, el predominio de la máquina que pre cede al dominio de la agricultura. Es el neoliberalismo y sus navajas, algo que para los hablantes encierra algo infernal: el arquetipo del hombre de negocios despla-
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zando para siempre al artistaje celestial. Frente a esta nostalgia de lo que nunca se ha vivido, pero que intuyen es el llamado del camino, optan por abrazar la poesía y conectar sus dramas personales (la expresión de sen timientos como les dijeron alguna vez sus maestros en la escuela). Entonces se inventan una nueva posibilidad de lugar, una nueva geografía de lo imaginario. En esos espacios menores, sostenidos en la pugna contra el centralismo de Santiago, es que algunos de estos seres (que también son músicos, profesores, licenciados de oficina con vista a la plaza de Armas, gestoras culturales, editores, y laborantes free lance) han logrado ser asociados a las tradiciones poéticas fundamentales de la poesía chilena. Han recibido premios, becas y reseñas en los diarios importantes del consorcio. ¿Todo un carnaval en el barrio? No, no es así. Pocos saben en
la cuadra del culterano poeta amante de Pasolini, del montañista letrado que sube para bajar su libertad en la palabra, de la maestra con apellido mapuche que emociona con su canto a un público virtual. Pocos saben en la cuadra que el vecino bueno para leer, gusta de perderse en las ruinas de los villorrios cercanos y registrar el fluir de la corrosión final. Pocos saben del militante rojo y beato que luchó en la dictadura y que alucina escribiendo un porno-erotismo cariñoso que también lucha por salvarse de la lupa funadora de los nuevos tiempos. Y más allá o más acá se conectan, sin saberse, el cultivador de sonetos del Siglo de Oro y la niña-mujer que tensa el arco y patea la mesa, las botellas y las vendas por todos esos años de censuras de un patrón que no quiere renunciar al abuso. Pocos saben en la cuadra y qué importa.
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CRISTIAN LAGOS (1975)
Pero yo
Sostenía el aire
EN EL PAÍS DE LOS ESPEJOS QUEBRADOS
Escribir desde el País de los Espejos quebrados
Será como ir a rescatar los volantines olvidados en/ el extenso cielo de los cables
Será como ir a la otra infancia Recuerdas?
Hundiendo los dedos en el cielo Oíamos llover
La lluvia se parece a los espejos Cuando nos hablamos en silencio huyen los tríeles y nos dejan un trozo de cielo temblando entre los dedos
El cielo chorrea entre mis manos En el País de los Espejos todos los hombres se afeitan en la fuente de la plaza
Un día crucé el río el río Cruces y me hablaron los ahogados del río Bío Bío los que iban en balsa y los que iban en bote Rupe se acordó del canto de las aves Mariano Cachaña de los remos sobre el agua Pedro Cayucha su cuerpo flexado por la echona Los ahogados N.N.
También Hablaron como si recordaran a sus muertos Como si el cauce devolviera tantos rostros amados/ reducciones o veranadas
Escuchaba como si mi padre estuviera Arriba
Las ovejas cubrían los pastos azules del cielo
Inundo la estrechez de las calles con tanto muerto/ a cuesta
En otras cunetas transcurrió mi infancia Ahora
Llegan hasta aquí los amigos de mi padre Fusilados en el alto Bío Bío Bío Bío
Espejo de aguas Devolviendo rostros cuyos nombres deletreo En la portada de los diarios
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MARGARITA BUSTOS CASTILLO
(1980)
Dios no te salvó María
El mundo se encoge contra viento y marea perdida estoy perdida estás Dios no te salvó María, Mercancía peregrina senderos sol ………………………………senderos luna vacía en desgracias vacía en la razón del equilibrio si no creyera en el delirio si no creyera en la esperanza
Dios no te salvó María
El señor es contigo los rituales serpentean a sol y a sombra perdida estoy……………perdida estás. Maldita eres entre todas las mujeres en la especie humana el cuerpo no es un envoltorio corpus negado cuerpo usurpado body bendecido cuerpo fragmentamos corpus santis amordazan
…………………..secuestrado violado body repraesentare santo cuerpo arrodillas clitórico en revoluciones
Dios no te saldó María
Bendito es el fruto de tu vientre útero eterno por los días de los días de los días por las regiones terráqueas, isleñas, marinas mientras bocas gimen y tu vuelo se extingue/ en la noche
Santa María Madre de Dios Santa Victoria Santa Libertad Santa Bruja Mater dei Ora pro nobis peccatoribus Por los históricus patriarcálibus Que habitan entre nosotr@s
Ahora y en la hora de nuestra vida consciente Las voces de las diosas han despertado.
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ANOCHE SOÑÉ UN POEMA
Precipitado de rencores y cansancios sumergí la noche dejé las ilusiones bajo el agua las culpas flotando a deriva superficie incomprensible para la embriaguez escapista a horizontales ilusiones mejor en vertical azul hacia los abisales. Anoche soñé un poema sin palabras insoluble, intransferible ilimitado imposible enfermo
Saladas imágenes en el vaivén del oleaje me devolvieron a superficie lo absurdo haciendo agua por todas partes soñada por el poema soñándome y otra vez a oscuras.
PABLO CARVAJAL (1975)
El aseo
El camión de basura va lleno De autitos oxidados
De trenes
Muñecas sin cabeza Cascabeles de plástico con quemaduras de cigarros Yoyós sin hilo Cajas de cassettes Pelotas rotas Lápices reventados Espejos de bicicletas trizados Un patín
Calcomanías despegadas Témperas secas La mitad de un trompo La cabeza de un caballo de palo Un calzoncillo cagado Un chupete
Una mamadera llena de hoyos que se nota fueron/ hechos con un lápiz pasta
Y otro patín Sin ruedas Un triciclo sin manubrio Un skate dividido Los primeros 6 centímetros de una regla Un forro de cuaderno con un autoadhesivo Levi’s
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Un carnet de hospital
Fotos de años en los que los padres del chofer del/ camión de basura aún no se conocían Los restantes 14 centímetros de la regla
Un bombín
Un títere con un ojo
Un autito carbonizado pintado con témpera
Y otro patín.
POSTAL BUCÓLICA
Han decapitado a una niñita pelirroja
Su cabeza yace en el barro Y al amanecer
Todo su pelo se llena de abejas. Días después
Su cabeza se llena de larvas Y al anochecer ya casi nacen Las mariposas que viajarán
A la tela de la araña silvestre. Años después
El violador acude al lugar Y sonríe
Mientras la luna hiena Parece una niñita decapitada
MARIO VERDUGO (1970)
De los inéditos de roque esteban scarpa:
2 montes miraba a la izquierda y a la derecha,/ y se sentía asustado. montecino miraba en derredor y experimentaba un/ pánico infantil. montealegre miraba hacia el futuro y gemía como un/ marsupial sureño. cada uno entregaba así su aporte al desarrollo de un cine pulcro y químicamente puro.
3
méndez confundió la ecología con una dosis de muérdago. zambra confundió la computación con un golpe/ de corriente. bustos confundió su propio mensaje en clave/ con la robótica. bustos atribuía sus logros a la influencia de huidobro. zambra atribuía su fortuna a las enseñanzas de parra. méndez atribuía su destreza a los consejos de neruda. los habitantes de bretaña están manipulando a los psiquiatras de vasconia para que estos les asignen diagnósticos prestigiosos por eso es que la televisión quiere hacer casi todos sus reportajes sobre salud mental y precocidad artística en bretaña
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se da el caso de algunos estudiantes paletos y soñadores que pretenden mudarse a bretaña para gozar de ese prestigio puede que vasconia sea conocida como la ciudad de los psiquiatras y que a bretaña se le conozca como la ciudad de los pacientes están comenzando a identificarse con el primer personaje que resulta aplastado en las películas de dinosaurios en bretaña se están sintiendo representados por los gestos del único actor que nunca llega a ser abducido ni poseído se están encontrando cada vez más afines con el pri mer recluta que muere despedazado por los bombazos del cine bélico están comenzando a detectar semejanzas entre su propia singladura y la del único personaje que no ve al fantasma
a los arrendatarios de bretaña está por despertarlos una piel azabache que en el sueño se enfrenta decididamente a sus cámaras en el corazón de holanda están reevaluando a los pacientes que creen vivir dentro de un libro o de una obra pictórica están a favor de un cambio de perspectiva sobre las personas que juran vivir en ciudades mucho más di námicas que Holanda el centro de holanda está comenzando a transformarse en un buen sitio para quienes creen vivir al interior de un aparato de radio holanda entera podría estar convirtiéndose en la gua rida de los que creen vivir con un chip dentro de sus cráneos
a los vecinos de california está por despertarlos una boca mórbida que en el sueño se posa precipitada mente en sus cuellos a los habitantes de holanda está por despertarlos un rostro moruno que en el sueño se dirige directamente a sus entrepiernas a los residentes de suiza está por despertarlos una mirada glauca que en el sueño se detiene sorpresiva mente en sus nalgas
están saliendo de sus brotes de sonambulismo justo en el momento en que atenazan el codo de un anónimo transeúnte por eso es que sus declaraciones acerca del deseo y la locura se parecen demasiado a sacudones hipna gógicos los habitantes de suiza están saliendo de sus ataques de narcolepsia justo cuando besan a un desconocido en las orejas por eso es que sus concepciones acerca del amor y de la muerte se parecen demasiado al jet lag y a los terrores nocturnos
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AMÉRICO REYES VERA (1960)
DECÁLOGO DEL POETA
Escribe poesía como si no tuvieses nombre, tal si las palabras fuesen un sueño o un derroche, como si hubieses sido tú el primer partisano que gritara, al lanzarla: ¡Viva la flecha fértil!
Escribe poesía de lo que nunca verás ni podrás definir ni llevar a cabo en contra de la luz o a favor de ella, como si fueses el ciego que ostentó su blasón en la ciudad marcada por el fin de la leyenda y el principio del miedo.
Para el sordo verdadero que aprendió a escuchar de abajo hacia arriba escribe poesía como si no fueras tú el Oidor flagrante, aquel al que hicieron sosegarse a palos.
Escribe poesía cuando te hablen y hablen y el silencio, no obstante, persista, pero también cuando no haya ningún silencio/ que encubrir porque las palabras se habrán salido de madre.
Y porque el roce de las manos engaña y envilece envejeciendo indistinta, prematuramente al tocador y su tocado escribe poesía como si no tuvieras manos.
Escribe poesía como si no tuvieras lengua, maldice cantando los planes del mentiroso y del cobarde,/ y de rondón pregúntate quién eres, de qué instrumento no menos maldecible que tu lengua te has valido para maldecir cantando los planes del mentiroso y del cobarde, y di que las palabras no nacen de la lengua sino de un sopor voraz a la par que justiciero. Y cuando el deseo satisfecho reinicie, cual Fénix, su incesante maquinaria de insatisfacción, escribe poesía como si no tuvieras cuerpo o tu cuerpo fuera el cuerpo del delito o el reproche donde el amor retoza y perece.
Y cuando el universo cambie de lugar escribe como bailas, cánsate sonriendo y avergüénzate de ser aceptado en un mundo que detestas; y que el iluso saque sus conclusiones.
Escribe poesía como si no conocieras el olor de la mandrágora ni la saturación de la muerte y enséñale a tu lector, convéncelo, oblígalo a consentir que los mil y un sentidos de los que has sido dotado
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no te han servido en ningún tiempo para nada.
Y donde quiera que te halles escribe poesía como única defensa. No sea que se desate una guerra y descubran que eres el enemigo.
ISABEL GÓMEZ (1959)
IDIOMA TRISTE
Debo entristecer ahora, ahora que las palabras tocan las sienes de mi sangre y se eleva el idioma de mi última alegría. Debo continuarme, escondida de eternidad y de silencios; continuarme, cuando las pulsaciones del tiempo no encuentren dirección en el olvido y el sol destruya las polvorientas lluvias de mi sombra. Debo oscurecerme, renunciar, salir de adentro con un desfile de tardes anunciando mi recorrido pausado por el tiempo. Debo decir algunas cosas, aquello que el recuerdo mantenía intruso en la inconsciencia y de pronto cruza huracanes y golpea ventanas y estrangula días, mientras nos íbamos alejando en el invisible holocausto de la noche.
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Esquina del dolor
Pon tu cabeza sobre el mundo miremos hacia abajo ahora que el miedo es hermoso y de buena gana dejaría de contar estrellas en el vacío Los números calzan plenamente con la historia solo las calles asumen nuestras sombras como un mero recuerdo Por años fuimos invirtiendo la risa hasta desaparecer
La culpa envejeció las palabras que guardábamos Somos inocentes de tanta nostalgia golpeándonos el rostro.
La esquina del dolor nos sobrevive el ojo de cierra No hay llanto que no sepa regresar Aquí todos nos quedamos inconclusos
El tiempo salta el muro y es lenta la neblina de los cuerpos La escritura atraviesa otra vez el hueco de la noche La esquina del dolor
La esquina del hombre me sostiene Fragmenta la memoria se echa al final de mi rostro y se abandona como un animal de espaldas al mundo.
SILVIA RODRÍGUEZ (1964)
ÁRBOLES BAJO LA LLUVIA
Abandoné tribus, religiones amantes. Robé en el bar de la esquina sorbos de vino de una copa ajena y entré en el rumor de la noche que venía cayendo en suspiros de niebla.
Desde entonces el universo gira demasiado lejos. Desde entonces la vida me deja un frío lento zurcido al cuello, soledades que nunca perderán su sabor a niebla, a humo de cigarro, a humedad poética.
Desde entonces tengo la costumbre de ovillarme en los espejos, de caminar sin mirar el suelo, de contemplar como la vida se va transformando en recuerdo.
Y ahora, mientras retiro diciembre del calendario, Pienso que nunca busqué los árboles bajo la lluvia.
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QUÉ PENA SILVIA. QUé PENA
A esta puta vida no hay como darle gusto. Te quemas las pestañas escribiendo
Creas poemas, cuentos. Postulas una novelita añeja Que los jurados rechazan y tú la vuelves a postular año tras año.
No tienes técnica, ¡cavernícola!
No sabes que hoy todo es «técnica». Que las obras emergentes. Las vanguardistas o post vanguardistas: Esas, las de moda, se aprueban después del lobby el codazo y la coima?
Deja esa postura de poeta de gastarte la vida en cafés siúticos y bares de mala muerte donde escribes jurando que construyes una voz nueva y todo, ¿para qué?
Dime por favor, ¿para qué? Entiende, Los poetas hoy también son empresa.
Así que deja de sacarle punta a la noche. No te das cuenta que hoy todo es narrativa. No sueñes que tu novela será un best seller luego una película y de ahí a Hollywood con DiCaprio, Bruce Willis y luego el Oscar
Despierta. Tu vivir en Chile país tercer mundo. Tu vivir en provincia atrasada, costumbrista. Tu todavía leer a Neruda y no entender a Mistral. No es el pisco Mistral.
Es la Gabriela Mistral, enseñada y mal leída.
Entiende provinciana. No perteneces a nada. Si no estás en la capital no existes. Si quiere sigue escribiendo, pero te digo el palo al gato, con cueva, se lo darás después que te mueras.
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FELIPE MONCADA MIJIC (1975)
TAMBOR DE FUEGO
Al Monje, en su partida
el canto de todas las aves; saludas al almacenero, al chofer del bus rural, a las vecinas menudas que siguen la pista de un gato.
Vuelves a bajar por el sendero hasta el Lircay, nadas contra la corriente y cierras los ojos para borrar el tiempo. Saludas al roble seco. La retorcida parra de la vega agita sus brotes al verte. Un chercán mueve su cabeza en un boldo. Levantas nuevamente trumao bajando al estero de Las Ánimas, acaricias la piel de la trupa erguida en la huella y te vas; te pierdes por días en las pozas del Candado, comiendo truchas, respirando la soledad de las piedras, olfateando la ceniza.
Vuelves a subir la cuesta, dirigiendo con un bastón de coligüe
Es necesario prender la salamandra, dejar al bosque entrar en las habitaciones, buscar entre la música un barroco que sacuda su peluca; buscar entre los sacos del taller una tierra volcánica de Cauquenes, de Corinto, de Purapel y echar a rodar la vieja chancadora, mezclar el barro.
Pero te detienes, te acuerdas que ya no somos de este mundo, que dejaste enfriar la cocina a leña, y de tus manos se desvanecen los cántaros cuando acuñas con semilla de quillay
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una moneda de barro. No te detengas. Andrés reúne las astillas, Anekke descorcha el vino, Bernardo hace recuerdos de la nieve, tu gato regresa a ronronear trayéndonos un conejo muerto.
Prendamos el horno antes que todo se desvanezca; resopla, viejo dragón chino en medio de los avellanos, lanza chispas, aturde a los abejorros, que en el tambor de fuego ya se atisba el cristal.
Y que nadie diga una palabra, somos, no somos, ¿y qué importa?
Estamos, y ya no estamos.
ALEJANDRA MOYA DÍAZ (1991)
UNA CHICA MAULINA QUE PODRÍA SER
LA PROTAGONISTA MÁS TRISTE DE UN CUENTO DE MARIANO LATORRE,
hoy mujer mayor, de espalda corva y labios partidos, la piel curtida en el ceño fruncido, y su aflicción por terminar lo que le queda por picar de chacra.
SABE QUE HA DESARROLLADO UN CÁNCER
A LA PIEL, rucia de campo, tostada por la sal de mar y el sol quemante de los rulos de los valles de la costa maulina, le ha dado trabajo eso de la comezón, y guarda en sus ungüentos, secretos ancestrales para tratar diversos males.
SU HIJO, EL MÁS JOVEN DE LOS TRES VARONES QUE PARIÓ EN SU VIDA, se colgó en la higuera hace unos días, árbol del cual aún pende la cuerda que conserva la transmisión holográfica, del último aliento de una vida arrancada de cuajo.
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FOTOGRAFÍA DE UNA MADRE QUE CON LA NOSTALGIA PUESTA EN UNOS CHAMICOS SE PREGUNTA…
«Por qué las enfermedades de la cabeza tienen que darle a gente sana y joven diosito santo, que me tienes clavada aquí señor, entre terrones y yuyos, pedazos de mi alma, paire santo mío, a mi niño devuélvemelo te pido»…
Y CLAVA EL AZADÓN EN LA HILERA, como si la tierra le diera respuestas, que el sol con su calor no puede, ni sus lágrimas de sauce viejo, hacen brotar menos.
NINGÚN SECRETO QUE CONOZCA PUEDE DEVOLVERLE A SU CRÍO, ningún terrón, o gredal, rearmar su corazón esparcido. Y clava el azadón en la hilera, murmurando entelequias y sollozos…
BERNARDO GONZÁLEZ
KOPPMANN (1957)
RODENAK
Cuando la pelota cruza el cielo y no es de nadie la gente mira atenta el fin del tiro puede ir a las nubes golpear el travesaño besar la red o clavarse en el corazón de Rodenak El pueblo salta de alegría si el Flaco se levanta con el sol en las manos Cuando la redonda anda cerca sabemos que Arturito será el ángel perfecto que inventará la paz: en su pecho anida una paloma Cuando saca la de cuero se aleja igual que un mal espíritu entonces, el Arquero de Rangers nos regala un domingo para toda la vida.
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FUNERAL EN CUREPTO
A Juan Rulfo
En este pueblo que surge de la niebla cuando alguien muere se nota de tan lejos porque si doblan las húmedas campanas se duelen hasta las zanjas de los cerros la hora nos sorprende en los estribos todos vieron al finado a mediodía endilgando hacia el puente o escarbando en el huerto. En este pueblo perdido entre los montes, apena ver morir a un tero algo se lleva de nosotros, unos terrones donde echamos semillas recogidas del viento esa tarde tan larga que después de la lluvia se hundió con su leyenda en el brasero Yo le tengo guardada una bufanda y un secreto. Pasan los pinos callados por el cielo (No sé; me sobrecoge ver la muchedumbre camino a la colina tras la urna, sin nada que decir, tan resignados, creyendo que así tenía que ser. Estaba viejo). A veces en Curepto morir es, un poco, querernos Luego, y antes que la fosa se amapole y se esfumen los pasos sin los huesos antes que los niños se disfracen de oruga y mujeres de oscuro desmalecen el tiempo antes, mucho antes que los muros aúllen y la luna se duerma en los esteros secos salen los muertos a la calle y brindan por la lenta romería de los deudos
JONNATHAN OPAZO (1990)
EL BLANCO ES EL COLOR MÁS TERRIBLE
Fíjense en el oso polar blanco y en el tiburón blanco de los trópicos, ¿qué es sino su uniforme blancura llena de escamas la que los convierte en seres horrorosos? irradian luz los delantales de las enfermeras: sus blancos guantes de goma, el cándido marfil de sus dientes Esa lívida blancura la que importa esa repugnante suavidad más odiosa que terrible a la muda repelencia de su aspecto. Así que ni el tigre de fieros colmillos con su heráldico pelaje puede hacer temblar tanto el coraje como el oso o el tiburón amortajados de blanco. pálidos se tornan los cuerpos cansados, asustados o aquellos cuya vida se ha desvanecido hasta dejarlos como trágicas figuras de cera: no puede dudarse que una cualidad visible del aspecto de los muertos
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que más aterroriza al espectador es la palidez marmórea que allí se detiene en blanco fondo se recortan las agujas del reloj que en su girar van quitándole gajos a los frutos verdes de la vida y blanco también el yeso de Cristo blancas las paredes de los hospitales.
DETRÁS DE LA NIEBLA
un faro que se apaga un estruendo hermoso de barcos que chocan: los accidentes son bellos en el marco del poema imagínalo: un montón de trasatlánticos cruceros de lujo con todo su oropel adornando el fondo marino cubriéndose de algas plancton y cantos de ballenas
JOSÉ TOMÁS LABARTHE (1984)
ASUNTOS DE PAREJA
Conversar con tu pareja Comunicarse, honestamente
No hablar del pronóstico del tiempo ni de las cosas que hacen falta en la despensa No compartir los problemas del trabajo ni repasar en detalle lo que pasó durante el día Obviar las continuas faltas de disciplina de los hijos o el incordio con el gásfiter porque se filtra una/ cañería
El catálogo suma y continúa: la incesante alza de los gastos comunes la actitud pendeja del vecino el remedio para la jaqueca el jarabe para la tos Preferible es leer los cuentos completos de/ John Cheever
o concentrarse en las notificaciones del WhatsApp
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la casa
La casa se derrumbaba. No la viga maestra ni la viga de amarre. No las columnas o los dinteles. La casa. El padre dinamitó cada peldaño de la escalera. Lue go hizo estallar los listones, puntales y durmientes. Empacó sus corbatas y se marchó. La puerta de entrada quedó colgando de una bisagra. Al borde del colapso, la madre reventó su pequeña colección de platos minerales contra las ventanas y desterró de los maceteros de la cocina las plantas de interior. Las hijas entraron en pánico frente al desplome. Por un año acamparon sobre sus camas en sacos de dormir. En ese lapso murió la gata de leucemia y el perro de distemper mientras la ropa en los cajones de los mue bles se llenaba de aserrín. En las frazadas anidaron las pulgas y en las peinetas las liendres. Una peste. Nunca más los vecinos escucharon risas ni discusiones provenientes desde las habitaciones o el comedor. Por completo se disipó cualquier sonido de sobremesa en la ruinalidad de las paredes. La casa se derrumbaba. No la familia ni el matrimonio. No las libretas o los papeles. La casa.
HUGO CÉSAR VILLAR URRUTIA
(1981)
EL BOXEADOR
se despierta 1, 2, 3 la mañana huele a vino tinto, al toque de gong los gallos cantan, con olor a humo y acidez. Jhonny Boy ataca en su caballo negro bang bang dispara sus puños de plata bang bang rebota el gong en la garganta del gallo «¡Jesús era un marica!» decía el boxeador
1, 2, 3 knock out un derechazo en la quijada el bebop salta
se estremece el ring está lleno de sangre el humo se estremece los cánticos de las mujeres haciendo estremecer el tic tac de las horas
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«¡Klaus Kinski era un hombre bueno!», decía el boxeador y se estremecía con el gong y el ring y el tic tac Klaus Kinski era un hombre bueno y Cristo era un marica, gritaba el boxeador al toque de gong.
MARIO MELÉNDEZ (1971)
LOS ESPÍRITUS
Un anciano sostiene el cadáver de su esposa, mientras, miles de escenas de distancia los personajes no se reconocen. Un hermoso plano secuencia es mutilado por el editor, una película de terror envejece con mal de Alzheimer. Soy un set olvidado en la selva, piensa el extra y se emborracha con tinto, soy la planta de utilería que nunca ocuparon. El vestuario de la película permanece en silencio esperando que el tiempo no lo corrompa. El anciano arregla una cancha de tierra en la que nadie jugará, el sonidista llora en silencio para no arruinar el plano. Soy el diálogo que no se escuchará. Un grito de acción se pierde entre los matorrales de un bosque sagrado.
LA PLAYA DE LOS POBRES
Los pobres veranean en un mar que solo ellos conocen Allí instalan sus carpas hechas de mimbre y celofán y luego bajan a la orilla para ver la llegada de los botes curtidos de adioses
En la playa la miseria se broncea boca abajo el hambre toma sol en una roca los niños hacen mediaguas en la arena y las muchachas se pasean con sus bikinis pasados de moda Ellas tienden sus toallas de papel y se recuestan a mirar el reventar de las olas que les recuerda la forma de un pan o una cebolla Mar adentro nadan los sueños
Y ellas ven al vendedor de helados acariciando sus pechos o a ellas mismas en un viaje hacia la espuma del que regresan con vestidos nuevos y una sonrisa en el alma
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Los pobres veranean en un mar que solo ellos conocen Y cuando cae la tarde y el horizonte se desviste frente a ellos y las gaviotas se desclavan del aire para volver a casa y el crepúsculo es una olla común llena de peces y colores ellos encienden sus fogatas en la arena y comienzan a cantar y a reír y a respirar la breve historia de sus nombres y beben vino y cerveza y se emborrachan abrazados a sus mejores recuerdos Mar adentro nadan los sueños Y ellos ven a sus hijos camino de la escuela cargando libros y zapatos y juguetes o a ellos mismos regresando del trabajo con los bolsillos hinchados y con un beso pintado en el alma Y mientras ellos sueñan el hambre apaga sus fogatas y se echa a correr desnuda por la playa con los huesos llenos de lágrimas
CARMEN MANTILLA (1978) TE HICE CASO EN TODO, MADRE MÍA
No hablé nunca con extraños ni golpeé puertas de hombres solos, no sonreí más allá de la justa medida de mis cuatro dientes superiores.
Me abrigué de mayo a julio, agosto lo miré por la ventana, en septiembre estrené falda, pinté la casa y la bandera flameó planchada.
Me comí toda la comida del plato en memoria de las que no la tienen (también de sus madres que por ello sufren). Llevo veinte años con una dieta variada, consumo mariscos y nueces en días alternados, espero religiosamente dos horas antes de nadar (aunque haya tragado solo polvo y saliva). Y con la boca caliente no le abro la puerta ni a Dios Padre.
La ropa la guardé en baúles con bolsas pequeñas de poleo, sé curar mis males con hierbas (salvo uno en rebeldía: el corazón arreado).
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Pero una sensación de casa sola, de fracaso almidonado, me fue clavando alfileres por las tardes…
Salí hace dos décadas de tu casa: es el momento de dejar de hacerte caso en todo,/ madre mía.
ANDRÉS RODRÍGUEZ ARANÍS
(1967) Fútbol
ESPECTADORES
Abrir las piernas como se abre un tarro de café /instantáneo, azucarar el sexo, revolviéndolo lentamente, escudriñar las ventanas del edificio del otro lado de la calle, imaginando que este cuerpo desnudo desata la codicia de un vendedor de /tumbas que también desayuna mirando hacia /afuera.
O mejor aún: Mirar hacia adentro. Poner entre las rodillas la cabeza, torcer el cuello, alargar la lengua como un reptil y caminar en reversa hacia el corazón que, pálido, contabiliza las batallas perdidas.
El Jugador de fútbol tiene diez años. Está solo en la cancha del barrio. Es decir lo acompaña su mundo, la pelota. Corrijamos entonces. No está solo, miles de personas lo acompañan en ese sol redondo que baila a sus pies.
Tiene muy claro que no será un borracho como su padre ni una triste como su madre.
No irá a la universidad aunque sume algunas buenas notas en la escuela; se ganará la vida en la cancha,
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la vida que es bien entretenida a veces. Tiene amigos. Uno ya hizo su primer robo, un juego para playstation de la fifa. Por eso hay días que se juntan a ver en la pantalla quién es el más grande entre los grandes. Hay tiempo para todo, incluso es bien fácil salir por las calles a pasear con perros y gatos, tomar un poquito de coca cola donde la vecina buena onda y pegar con neoprén esa taza que se anduvo quebrando la otra noche.
Mira el cielo que también cuenta diez años. Hincha los pulmones, siente que las zapatillas no importa que duren lo que duren, todas las horas del universo premian a los buenos y castigan a los malos. Y
él no es malo; es el mejor
entonces no interesa golpearse en el barro del invierno o en el polvo salado de febrero. Detrás del silencio la turba lo lleva en andas. Él suspira.
Y es junio el día entero y una gotita cae desa nube.
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RODOLFO HLOUSEK (1977)
Pancho
¡OH SOL, MI ADOLESCENTE DESENFRENO!
Francisco
Si escribo es para abrazarte. Ahora
Tu bien conoces los extremos ¡que acabe el mundo es necesario! como el alcohol, la droga y el chirrío de los ángeles un vodka a las 5:20, ¿siempre me agradecerás que te haya acompañado desde Brasil hasta/ Argentina en plena Libertad? Pancho
Fuiste una estrella fugaz
A quien nadie pidió un deseo. Ahora
Entre su multitud y su merecido exorcismo
Si no agarramos la guadaña La guadaña dará contra nosotros, Empero, Nos empeñamos Con seguridad y por certezas A este enfermo modo de seguir viviendo contra nuestra voluntad ¡Idiotas! Los días y su sagrado excremento.
Si escribo es para nombrarte Que acabe el mundo, es necesario Como un cigarro en la carreta Como el Elogio a la Locura y el álbum Blanco Como la vagabunda sed de cada día, amén. Solo tú sabes lo que costó vivir En este arrogante y aburrido Pueblo de mierda. Ahora
Esta ciudad crece a tu espalda.
¡Amigo, Tengo ganas de callejear Pero verdaderamente todas las llamadas son de encierro!
Pancho, ¿qué se hizo de ti, Ofrenda, macheteo, playa, líos, fuego, Destierro?
¡Oh adolescente desenfreno!
Y se suponía Que venceríamos desde la pobreza Rítmica y ritual»
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ROWSON YEBER (NO INFORMA)
PAISAJE CON BESO (FRAGMENTO)
Actualmente
Coinciden las horas viejas
El comercio empujando su balance la Terapia chica pariendo fajos a montones
Actualmente
Hay estiércol a descifrar
Y las alcantarillas entonces abren su boca De tubería desnuda
De estómago si se cumple con error el hambre
Porque
Yo no distingo a mujeres y hombres solos Sino al colectivo sobre todo en Bancos y en las Tiendas que venden sicología para/ andar felices
circunvalación distingo rocas sollozando/ formalmente.
POEMA BREVIARIO (FRAGMENTO)
Anda la familia humana
Complacida en risas menores.
Los días están imposibles Quiero darle un papel alegre a esa Federación respirante
¡Ni puedo!
Los días duran meses de años Desde hace tiempo algunas Parecen haber perdido su costumbre Hay aviones complicados de salud hacia Los horizontes sin algarabía Atraviesan el litoral del mundo a regañadientes Casi no queda aire disponible Estuve creyendo así mezclado contemporáneo Inmóvil
Junto al océano cuya rutina es tirarse olas...
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YENY DÍAZ WENTÉN (1983)
I LESOS RESTOS
Qué bestia ha roto la constelación justa de/ las montañas y tiró tu carne a las ciudades qué bestia atacó la atadura de los pájaros, animas,/ y ríos y tierra quien cortó la estela de tu órgano más delgado y voló tus cristalinos de un golpe sangroso
Qué gitano por el mundo te arrojó y te escupió tan lejos como pudo desterrando tu corazón de plumas siendo la flor del aire el castigo de la pureza cerros paridos por niños y andar haciendo pactos con los cóndores nos trajo purita sangre
Qué bestia devoró el pacto de las lenguas intactas y quebró el agua de los esqueletos solos… hueso quebrado de la montaña, pájaro sin vuelo qué rumor de púas estranguló tu paso caluroso y marcó tus ojos tan morenos de vergüenza? qué Cristo qué virgen te arrancó el espíritu de las aguas y piedras y pumas de la sangre hirviente?
¿Qué Cristo qué virgen te arrancó el espíritu?
LA CHAYCANA
Hay una espesura en la distancia de la distancia/ del cielo
y mi reina en su hoja más pálida esqueleto baja sus ojos largos a mí su habitante resignado
y mi reina chaycán señora monte trae sus aires dentro de mis vísceras y la distancia de la distancia se abren al cielo mis párpados para recibirla ligero
¡Ay! hoja mi chaycana vuela hoja mi chaycán abrazo el cielo para ella y la amamanto de oro como manda mi señora y la enjuago de piedras colorientas y de vientos que no se ven por estos desiertos mi espesura y mi reina con su vuelo amargo su vuelo
hoja mi chaycana sube hoja mi chaycana va hoja mi chaycana monte hoja mi chaycana vuelva.
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RAFAEL RUBIO (1975)
EL ARTE DE LA ELEGÍA (Fragmento)
Todo consiste en llegar al justo término y después, dar a luz la voz: dejar que se complete la muerte. Nadie va a lamentar una metáfora imprecisa ni un epíteto infeliz, cuando la muerte está viva en el poema.
Todo estriba en simular que nos duele la muerte. Solo eso: hacer creer que nos aterra
morir o ver la muerte. Imprescindible elegir una víctima que haga las veces de un destinatario: el padre o el abuelo o el que fuere, con tal que su muerte haya sido lo bastante ejemplarizadora como para justificar una ira sin nombre. Impostarás la voz hasta que se confunda con el ciego bramido de una bestia. Así infundirás piedad en tu lector. Recomendable el terceto pareado si se quiere seguir la tradición del abandono, leerás
la elegía de Hernández a Ramón Sijé o la que en don Francisco de Quevedo, maestro en el arte de la infamia versificada
inmortalizara a fulano de tal. Debe ser
virtuoso el uso del encabalgamiento: echar mano a aliteraciones de grueso calibre para reproducir la onomatopeya del desamparo que la elegía debe aunque no pueda— sugerir.
El uso de la rima debe ser implacable: el primero con el tercero, consonante con perfecta aunque engañosa simetría.
(El segundo con el primero del terceto siguiente, encadenados, como están ayuntados los bueyes de la angustia en los vastos potreros del poema)
Importa sobre todo, la verosimilitud de tu desgarro y no el desgarro mismo: el dolor puede ser de utilidad
siempre y cuando no atente contra la rigurosidad del edificio el templo del poema debe estar
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sostenido por los números. Solo eso será garantía de profundidad si se quiere atraer la compasión de un lector habituado al verso libre. No importa la belleza. La verdad será requisito indispensable a la hora de urdir una elegía que merezca el prestigio de la muerte o la inclusión gozosa y dolorosa en el canon de la nueva poesía española.
Deberás entender a fin de cuentas que el poema no es más que un ejercicio: no va a hacer que se levanten los muertos ni hará que tu padre retorne del oscuro país de los dormidos porque ya no habrá país del que volver ni esperanza tampoco, ni poema.
CARLA ESCOBAR (1985)
LA MUJER DE LAS TETAS TRISTES
Un día de estos voy a quitarme el sostén y saldré caminando con los pezones a vista de/ cualquier peatón, me verán pasar y seré recordada como la mujer/ de las tetas tristes.
Un día de estos voy a dejar de hacerme la difícil y saldré caminando con mis ganas a vista de/ cualquier peatón me verán pasar y seré recordada como la mujer/ mil veces preñada, daré a luz crías malditas beberán de mi furia y seré madre soltera de versos huachos con un hogar disfuncional. No pondré normas en casa no habrá límites, la comunicación comunicará lo incomunicable será un hogar vulnerable viviremos en zonas periféricas postularemos a subsidios mas nunca llegará ayuda del gobierno sobreviviremos hijos míos sobreviviremos.
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ALTO BÍO-BÍO
Le inundaron el alma a los cementerios/ de la alta montaña se retuercen flotando en aguas de manos extranjeras las burbujas reflejan la mirada oscura de un/ pueblo intervenido.
De las araucarias «solo el recuerdo». El trompe. Eterniza. El gemido. De un cielo./ Azulado. Donde un kultrún. Reclama. Ser.
La. Copia. Infeliz. Del. Edén. El trompe. Eterniza…
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ÓSCAR CASTRO
(Rancagua, 1910 – Santiago, 1947)
LUIS OYARZÚN
(Santa Cruz, 1920 – Valdivia, 1972)
EFRAÍN BARQUERO
(Teno, 1931 – Santiago, 2020)
PABLO DE ROKHA
(Licantén, 1984 – Santiago, 1968)
EDUARDO ANGUITA
(Yerbas Buenas, 1914 – Santiago, 1992)
JORGE GONZÁLEZ BASTÍAS
(Nirivilo, 1879 – Pencahue, 1950)
PEDRO ANTONIO GONZÁLEZ
(Curepto, 1863 – Santiago, 1903)
GONZALO ROJAS
(Lebu, 1916 – Santiago, 2011)
NICANOR PARRA
(San Fabián, 1914 – Santiago, 2018)
MIGUEL ARTECHE
(Nueva Imperial, 1926 – Santiago, 2012)
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SURAZO
© Fotografías: Juan Huenuan Escalona
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EN LO TERRITORIAL-REGIONAL
Estos poetas son veinte escritores desde concepción a temuco. se ha contempla do presentar una obra de divulgación acerca de poetas regionales, acercando su trabajo es critural a otras ciudades y lugares para que lectores generosos lo reciban y difundan. La finalidad es ofrecer una visión global de la labor creativa efectuada por estos poetas en la actualidad, que pertenecen al Biobío y a la Araucanía y que son considerados un aporte a la literatura nacional. Aportar conocimiento de la trayectoria de la literatura en lugares como Concepción, Talcahuano, Lota, Hualqui, San Pedro de la Paz, Chillán, Los Ángeles, Nacimiento, Temuco, Pucón. Constituye una selección de los que han hecho del escribir su oficio, tarea no siempre
reconocida o valorada, muchos de ellos desarrollan doble actividad, aun así, persisten fielmente en su escritura. Por lo tanto, la selección que se presenta tiene miradas que son fundamentales para entender la realidad de cada uno de ellos. Desde su contextualidad, por el hecho de pertenecer a regiones, se ven constantemente enfrentados a la hegemonía de un estado centralista, de tal forma que su labor literaria navega en medio de políticas culturales miradas des de la capital. La otra es el espacio geohistórico donde se desarrolla el proceso creativo que se vincula por las características propias de cada ciudad y su gente, es decir, el proceso escritural se desarrolla a partir de la realidad de cada uno, con la óptica particular y única del territorio.
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Antologador: Miriam Leiva Garrido
Después de compilar veinte poetas regionales que escriben en verso libre, y que también plas man sus sentimientos en versos con una disposición espacial que subraya su voluntad de estilo y tono poético, se hace presente que el desarrollo temático fue elegido por cada autor, todos ellos com parten la experiencia de haberse impregnado de su territorio, la esencia del sur, sea por nacimiento o por residencia. Y todos ellos presentan su quehacer poético en el espacio virtual, redes sociales, y a su vez publican en revistas, diarios, antologías y libros en su mayoría con editoriales locales, y otros, los de mayor y extensa trayectoria, tienen difusión en medios internacionales, de alguna manera, el inge-
nio y la solidaridad permite que ellos y ellas sean parte de la historia de la literatura latinoamericana y europea, así es como algunos y algunas forman parte de la literatura hispanoamericana elaborada en universidades extranjeras. Alguien dijo que «si no estaba escrito no existía » y manifestamos que esta obra es un testimonio de que existe la palabra y que los poetas continúan con férreo impulso tra bajando sus versos.
Por último, señalar que agradecemos esta oportunidad de revista Medio Rural y la editorial de la Universidad Católica del Maule, por hacer presente a estos veinte poetas regionales trabajadores de la cultura y las artes.
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A MODO DE INTRODUCCIÓN
Antologador: Ingrid Odgers Toloza
Surazo es una antología literaria que com prende poetas de la región del biobío y de la región de la araucanía. la poesía de este segmento del sur de Chile constituye uno de los sistemas poéticos más híbridos y abiertos de la literatura chilena. La escritura poética crece ince sante y cotidiana, los límites que se han puesto en cuanto a la cantidad de escritores y escritoras que se debe considerar hace difícil una mayor selección de autores. Como toda antología, nunca será com pleta ni representará a la totalidad de los creadores que proliferan en esta siempre fértil tierra chilena, plagada de amor a la creación literaria impuesta por el espíritu de hombres y mujeres que abrazan la escritura con ímpetu y gozo exponencial. Por ello se hace necesario indicar que han sido selectos quienes tienen una profusa actividad en la actualidad, un
conjunto de publicaciones que indica trayectoria y oficio, y la pródiga difusión de presentaciones de libros en espacios culturales y redes sociales. Ciertamente, no se fundamenta en teoría y complejas metodologías, pero sí se ha considerado que es un aporte al movimiento cultural, al patrimonio inma terial de la nación que en el día de hoy posee vital importancia liberar.
Biobío y Araucanía jamás dejan de crear ni aun en los momentos difíciles o en las catástrofes. Es necesa rio enaltecer esta cualidad que se hace presente para que nadie pueda olvidar esta característica fundamental de sus habitantes. Todos los rostros se representan, todas las circunstancias son develadas por los poetas, sin cuyo valioso aporte no sería posible validar y acre centar el patrimonio inmaterial de nuestra sociedad o el imaginario social de las regiones estudiadas.
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Esta heredad viene de los ancestros que habitaron por primera vez esta tierra y que jamás ninguno o ninguna podría negar.
La rica cultura mapuche 1 es oral y las leyendas, los mitos, los refranes, rezos y cuentos, son la sabi duría popular que como buenos observadores y observantes de la naturaleza los nutre de una riqueza de relatos donde nunca desaparece la condición sagrada de la tierra y todo lo que ella contiene. Una de las principales formas de traspaso cultural de la lengua ritual es la oralidad, la que tiene muchos maestros: longkos y machis, y en general, todos los que tienen el hábito de narrar. Es indiscutible el aporte de los exponentes mapuche a las letras del país.
Con todo, tenemos que recordar que la histo ria de la poesía chilena a partir de los años setenta
está marcada por dos hechos históricos extremos2: la asunción de Salvador Allende al Gobierno en el año 1970 y el golpe de Estado de 1973. Sin embargo, el restablecimiento de los códigos comunicativos en la poesía es un proceso que manifiesta también estos conflictos, y el trabajo escritural tanto de la región del Biobío como de la región de la Araucanía no está libre de ello.
Tampoco escapa a los posteriores y fuertes mo vimientos sociales de este siglo, como el estallido social y la pandemia, además de la violencia que se ha incrementado en cifras nunca antes vista.
Sin duda, esta antología será un valioso instru mento de análisis y difusión, junto con ser un estí mulo para las nuevas generaciones.
1 https://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2013/02/
Gu%C3%ADa-mapuche-para-web.pdf
2 http://revistas.uach.cl/pdf/efilolo/n44/art04.pdf
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CESAR VALDEBENITO (1975)
He cerrado los ojos a la belleza
Dijo: Tendrás que hablar de las cosas que nunca/ vendrán
hablar de aquellas cosas que ya no existen
Del argumento de mi persona... quizás,/ Aunque de eso ya no sé nada.
1 Amaré tu muerte como amaré mi muerte Luego he de cerrar los ojos y hacer de esto literatura Esencialmente es lo que debo hacer Lo demás no importa Lo demás son lágrimas cartas fecha llantos En fin, todo ello es asunto de tiempo De la identidad del tiempo Primero de mi identidad y luego de tu identidad Mucho después de la identidad que brota/ del tiempo
Esa identidad será lo que yo quiera Tendré que escribir la literatura de la identidad De esa identidad no espero nada Solo eso... la identidad.
La belleza me cierra los ojos ha hablado desde la existencia en sí misma y/ enseguida abandonada esta única idea puede silenciar todo ¿esto será inútil o fatal? No lo sé en ocasiones sé muy bien lo que deberé tachar o lo/ que deberé escribir en otras ocasiones aparece de improviso el/ texto nuevo hay momentos en que eso da miedo como cuando/ la belleza da miedo en el futuro habrá un texto nuevo y luego otro sé que será así el dolor la belleza o la muerte vendrán en el texto nuevo allí quedará todo intacto entero entonces
¿qué diré? No sé ¿tendré que olvidar? No sé no sabré qué decir 3
Cierro los ojos Debo referirme a la mujer del jardín Pero solamente a partir de la mujer del jardín En ella reside el tiempo de la palabra Ante ella podría detenerme largamente Como ante una página O como ante la hoja blanca o vacía o que no dice nada.
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2
4
El cielo o el infierno podrían estar donde/ tú quieras donde yo quiera
5
¿Cuál es tu verdad?
Te repito: ninguna
La verdad deberá existir más allá de todo esto
Pero eso en ocasiones me hace reír
6
Mi casa como la belleza es una casa blanca/ echada a perder
De ahí te escribo como si te llamara Quizás puedas verme Sé que no servirá de nada
7
Quiero nombrarte quiero nombrarte con la palabra quiero encontrar esa palabra sea cual sea
CONSUELO MARTÍNEZ ASTORGA
(1989) EXPERIENCIAS CORPORALE(E)S
Se abre mi carne, encorvada de placer, a otra carne que no veo, se entierra en un tiempo invisible y se transmu ta mi orbitada dependencia. Vibra una voz en los oí dos de mi pecho, persiguiendo trazos desvestidos y mis ojos poseídos por una levedad, se ausentan de la hora que había acordado con el cansancio. Allí, ambos, perdidos de la luna, de la calle, de la mirada com primida, hacemos un mundo, nuestro mundo. Y el perfume de las hojas que transitamos, me anuncia que página a página nos hemos encontrado. Y si tan solo, tan solo la hora no hubiese tocado la puerta, habríamos concluido, pero vendré pronto, justo cuando el sol nos diga que volveremos a leernos.
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Para Isabel Iriarte León
OLVIDAR
A filo de una hoja de otoño, me escribo, para no olvi dar, con una angustia de tiempo perdido, me escribo, sobre mi cuerpo, en el silencio, para no olvidar, me escribo, a punto, a punto, para no olvidar, olvidar, no, olvidar no, para recordar que tuve que hacerlo, en el silencio, escribiéndome, así para que los demás me recordaran, me vieran, me recordaran, así, así tal cual, con este cuerpo, con este cuerpo, sí, para no quedar en un recuerdo, volvería a hacerlo, no, no para sufrir, para no olvidar. ¿Habrá otro modo para no olvidar?
MENTIRA PIADOSA
Dijeron que nos quedáramos esperando, dijeron que volverían por nosotros. Nos quedamos esperando a que alguien viniera a encender la fogata. Nos dormimos esperando. Dijeron que algún día seríamos adultos, dijeron que todo sería diferente cuando fué ramos grandes.
Nos hicimos grandes. Solo nos hicimos más grandes.
¿DE DÓNDE VIENE EL MUNDO?
El mundo viene de afuera, de adentro, de los sonidos, de las luces; el mundo me vino. El mundo viene de mi madre, de mi padre; de los sueños (eso me han dicho); el mundo viene cuando lo hago, cuando hago algo. El mundo viene, quizás no viene, o se me vie ne encima; este mundo tan frágil y pequeño desde un avión, tan aterrador cuando camino. De dónde viene, viene de las historias que me dejó mi abuela, viene con el viento; o simplemente con un poco de tinta cuando quiero volver a saber lo que se siente ser humana.
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INGRID ODGERS TOLOZA (1955)
Cuando la puerta fue el mensaje Y se quedó quebrada como tus Sueños
CÓDIGO
Animalilla
Del seso al hueso del olfato al gusto salivo el verso Concibo en el pozo del tacto Forjo en la hondura del ojo Fraguo desde cloacas y arrabales desde nudos y crepúsculos desde el carrusel y el circo Pantomima de mí Salivo/iot
NABILA
El hacha fue el aviso Eran rojos los ojos Ojos dormidos piernas desnudas Entumecidos peldaños
¡¡Ay mundo, altivez y macho!! Este dolor que navega por las silentes paredes Este dolor que ahoga y triza la garganta Y era temblor la noche
En soledad de madera Junto al pasamanos desvestido Y fue hiel el llanto
Y el humor lobo y fue entonces la piedra Toda la tormenta Riada – Marea alta – Ocaso Barca desolada El hacha fue mensaje Y entonces
¿Quién habla en el poema? Y ¿De qué?
Te diré exhausta, casi ahogada por la cuerda larga
El macho toro y la mujer zozobra Carencia latente que destila la risa Si beber fuera el olvido Si la puerta si el hacha si la lujuria y los senos Si el pecho desnudo y el jolgorio Cuando la puerta fue el rajado recado
Y el oído se hizo sordo Hoja, ojo y contrafilo todos inútiles Ante el atisbo del apego Iba la muerte cantando Hacha-hacha-hacha Ella Que negra ronda y ronda exclamó ¡Piedra!!
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ALEJANDRO MARTÍNEZ (1995)
POTESTADES SECULARES
¿Qué tiene usted con la palabra inmunda? La realidad es virgen y hierve a torrente debajo de los caños. No pierda el tiempo. Ningún hombre en la historia así como ninguna mujer, dijo Algo como un balbuceo Algo como un intento de frase algo así como un No sé qué. Cada palabra ha sido disecada para su consumo, cada argumento cae por su propio peso y aporta a su manera con sus círculos de agua. No hay poema intrascendente. Déjese de leer esas tonteras del oráculo, la riqueza y la cama. Cada débil aferra su esquirla y a sus pies de barro, recita un mantra a fin que el viento no le lleve. Si hay carne en esos huesos si hubo pan en los barriales a las aves no podría importar menos la tradición. Piense en esto cuando el horror enfrente: todo cuanto vea pertenece a las bestias.
HORA BRUJA
Aquellos que mueren tranquilos tienen la palabra justa y el tono perfecto de la calma. Azul es el color de su hora bruja cuando el cielo se remoja como un pañuelo recogido del suelo de la tarde. El fuego aún quema las mejillas y hará falta frotarlas para sentir de nuevo la escarcha bajo los labios que ya jamás volverán abrirse. Habrán dicho todo lo que restaba por escribir, habrán soltado al perdón de su jaula. Habrán llegado a casa sin necesidad de hacer ruido o abrir las puertas de la despensa. Habrán oído al gato saltar de la repisa disparando su cacería volátil. Aquellos quebrados por el aire se derrumbarán en invierno, porque, aunque quede sol sobre sus cabezas o reluzca el oro intacto en la corriente, la nube que ensombrece los campos y el viento, como una daga de quietud repentina de cosas ya dichas y recuerdos contados abrirá un sabor seco en la boca, hoja que solo entonces podremos llamar silencio.
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ELGAR UTRERAS SOLANO (1972)
Las rosas no impresionan a nadie
Ni los gatos
EL ÁNGEL MÁS PEQUEÑO
Después de la lluvia
En el barro de la calle Juega descalzo El ángel más pequeño Del campamento.
PASILLO I
Hay un nervio roto en el extremo De esta casa
Montón de guijarros Y las palabras están con la clave perdida ¿Cómo estás hoy? ¿Tienes algo que decir?
Responde una mudez azul Y la semana ¿Qué tal?
La espera
Es estarse de vacaciones en el infierno Quizás sea toda una tormenta en la selva Un par de chicas asustadas Alguna víctima de robo Manejemos todas las posibilidades Mientras el vigor está en la dosis diaria No recuerdo si pasé por esto antes ¿Ud. tendría la gentileza de decírmelo?
Aquí es de lo único que se habla
La música estaría bien Hablar un poco más con los amigos ¿Ya se van? ¿No podrían quedarse un segundo más?
Sin embargo, así se va en este avión Un nervio hecho trizas Y este montón de guijarros ¿Qué hace en la ciudad?
NO HAY OLVIDO
Es cierto No hay olvido para tanta ceniza Para esa costumbre que nos obliga a la transparencia De andenes perdidos en la niebla Forzados a morder el silencio Hecho de un amanecer De esquirlas en la carne No hay olvido para la sal de tanto nombre Llamando en la oscuridad que se desgarra Con la luz del tiempo Voz que viene desde el fondo de todas las cosas Como el cuerpo en el oleaje No hay olvido para tanto y tanto que abrazamos En la soberanía de la ausencia Anhelando como buenos deseos Encontrarlos siempre en el momento preciso No hay olvido
No hay olvido No hay
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DRAGÓN ROJO
Él, la piel desnuda de la muerte. Ella, mujer vestida de ocaso finge dormir bajo sus pies para derrotarle en su cuerpo.
DOLORES VIOLETA (NO INFORMA)
Nació
Amorfa y sin culpa de piel marrón y olor a barro un invierno donde la lluvia del sur no se/ duerme, no se apaga sin ella cuánto de tanto habría/ ya extinguídose.
Una noche de luna negra de su espalda salió un tubérculo de masa dura como/ el cuero de tiburón de textura suave, liviana y caliente Largo era el tubérculo que partía sus vértebras largo y peludo se extendía hacia cerros y techos cielos y copas por pavimentos y valles La histérica desplegó alas de mariposa nocturna y un brazo de gorila desde su columna y ojos de mosca y manos sin dedos de brazos sin huesos No era pulpo aunque similar
Podía ver en ultravioleta y se reproducía gracias a ella misma cantaba como codorniz
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a pesar de su pequeño pico de ave joven
Ya no camina se desplaza y con sus enormes ubres rebosadas de agua montañosa
alimenta a las crías moribundas de la tierra seca.
El desgraciado jamás se mostrará de uñas limpias porque el oficio de recoger no se le dio a las manitos lozanas, esculpidas.
Los desgraciados como él no humedecen sus manos porque los desgraciados como él no se arrugan, se oxidan, les agarra un color naranjo ladrillo, a mandarina o a caléndula muerta, a tétano podría ser o a hueso descalificado teñido con níspero deshidratado.
AQUÍ LA DESGRACIA SE TOMA CON CUCHARA OXIDADA
Un par de manos mide rodamientos con un pie de metro y los selecciona según su tamaño. Le sucede la vida en un segundo al desgraciado. Si es cosa de mirarle la cara para saber que es desgraciado. Se limpia las manos agitado y nervioso con un paño grasoso que cuelga de su bolsillo. Mientras le sucede la vida le suenan las tripas como engranajes manchados de herrumbre.
En tanto, la desgracia habita en sus amorfas formas, se obsesiona con las tuercas de camiones de remolque. Con la poca gracia que tienen sus piernas, un par de kilómetros avanza en bicicleta y busca tornillos, pernos y alambres de púa debajo de enormes estructuras de fierro podrido.
Los desgraciados que dedican su vida a recoger tesoros enterrados en el barro bajo máquinas interfectas son ya escasos. Antiguamente se les veía con suave disposición, cabeza gacha buscando fierros y madera. Los desgraciados que consideran que la basura es el gran tesoro han de creer además que los órganos humanos se han convertido en piezas hechizas.
Y mientras sucede la vida relativamente cada quien encuentra como convertirse en basura, escultura, abo no o comida, cómo los desgraciados que inventan sueños oxidados a los visitantes y residentes de la espiral que se es parte, cuando nos expulsan, o nos extraen del vientre que albergó tanto engranaje suelto de ideas y escombros.
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LUIS CONTRERAS JARA (1941)
POEMA DE LA NIÑA BALEADA
No sé cómo te llamas, pero sé que defiendes el agua y que te llueven por eso moscas de acero
No sé dónde encontrarte en esta tarde de colmenas pero siento el aroma a verbena de tu voz
Ignoro dónde estudias, sin embargo creo que era mejor ese dibujo de tu cuaderno con madreselvas y cigarras que esta página de carabinas escapadas
Por amar la justicia te sujetaron los brazos estrangularon tu ramo tierno y el de las amapolas que cortejan los geranios/ de octubre
Como no sé tu nombre solo voy a llamarte primavera porque en tu mano volverá el guijarro a ser estrella correré junto a ti contando tus pisadas con los pétalos de todas las margaritas que irán junto a nosotros hacia las colinas floridas
Ayer por la tarde, cuando cantabas a la justicia el río en el que ibas estaba cercado de álamos/ envenenados
llenos de pájaros de plomo y yo estaba lejos de ti en la zarza espiaban cabezas vacías y manos que buscaban el vestido que te habían bordado/ las mariposas
ondeaban los cipreses detrás de tu sombra rasguñaban la tarde las ortigas aullaban los lobos detrás de los cipreses y yo no estaba junto a ti
Te miraba el vacío cilíndrico y mortal, un vacío/ de hueso por la cuenca siniestra observaba tus ojos de plata y yo no estaba junto a ti hasta que de pronto rompió el surtidor junto/ al jardín sagrado
Tú
estabas llena de claveles.
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EUGENIA TOLEDO RENNER (1945)
MADERA
Parece difícil ser árbol y poseer un corazón de madera. Estar durmiendo en invierno, despertar en primavera cuando terminen estas oscuridades o cuando vuelvan las lluvias, porque hay pocas probabilidades. Habría que pintarlo, florecido.
La distancia entre la vida y la muerte. Los días no serán más cortos # ni las tareas más largas,/ me dice
LA MUTACIÓN HISTÓRICA
1 Cada día generoso # trabaja y organiza
La ceniza del cielo # pintó de novia # las/ montañas anoche
Es invierno aquí # y brillan las granadas En sus canastas # en la verdulería El Lago Caburgua # estira su lienzo blanco # copia/ del cielo
Se pintarán dos barcos de papel flotando desde/ la orilla
Mientras # yo me sentaré en una roca
Reflexionando sobre este suelo: Embebida en la profundidad del dulce lago que pregona olas y caricias que se entrega y sana
Luego, asciendo tratando de descifrar las arterias de la cordillera de los Andes. En el bosque descubrí sombras # persiguiendo luces eran mis días # que brincan en su color propio: la gloria de las hojas # ojos son los ganchos # pájaros de las islas # desnudas líneas con un azul ademán de agua. Torres de sangre # país que se desgaja # país mío como una naranja # como la granada El que vuelvo a ver # a ver y a volver ¿Quién contará la historia de tus pueblos? ¿Quién quitará el velo al silencio que quiere hablar? El viento me empuja en reversa y el lago hacia el nítido lago.
2 Ayer fue un día extraño # otros territorios como el de la pandemia Ayer raíz de rayo # canto quebradizo los números de nuestros muertos Ayer en Caburgua # llovían otras gotas de lluvia Los choroyes se reunieron en algarabía en la/ plaza de Pucón
Y el día # con el trabajo # se hizo un par de horas Ayer # abrí dos libros # porque hablar no podía # ya que me voy enmudeciendo ¿Qué corazón puede bastar para entenderlos? Ayer # abrí # dos libros de Walter Benjamin: Iluminaciones y La vida posible. Entendí un tercio de lo que leí.
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ALAN MUÑOZ OLIVARES (1977)
IMAGINARIO DE CHILE
A la memoria de Eduardo Meneses Valencia (1975-2000) que Va al Paraíso.
Cierra la Puerta/ Lo que tengo para decirte/ ya ocurrió antes en la mente/ una y otra vez en el espejo/ Cierra la puerta/ Porque las paredes quieren oír/ el origen de este mito antes del palimpsesto/ como en una liturgia del consejo de ancianos/ alrededor de una fogata en mitad de la noche/ el susurro del secreto tras el primer fuego/ el sonido de los leños crepitando en el vacío.
Cierra la boca/ Deja que el silencio invada los cuatro costados/ Presiente que no hay nada más que este cuerpo/ en posición de loto frente al infinito/ que has caído en cuenta que esto se superpone a un lugar-no lugar/ de la consciencia/ Cierra la boca/ e imagina que la poesía no quiere estar entre los muertos/ Y ha hecho, de un bastidor, un país para habitarlo.
Cierra los ojos/ e imagina la arquitectura de este país/ más allá de los sueños/ de sus valles y volcanes urgentes/ más allá del levantamiento de las zonas mapeadas/ el acabado de sus fronteras líquidas/ de la extensión escalar de la atmosfera/ de la tensión
jerárquica de los símbolos/ Cierra los ojos/ e imagina el aquí y el ahora de estos paisajes tejidos/ del acantilado y de su honestidad material. Cierra los ojos/ e imagina una ciudad de noche/ cual quier ciudad de Chile bajo fuego/ de lluvia/ Camina en el vértigo de los vehículos/ que pasan esquivando los charcos/ Mira las luces de la ciudad/ reflejando los neones en sus calles mojadas/ ¿Reconoces esta ciudad?/ Imagina que estas calles van a tu encuentro/ ¿Cómo es el abrazo?/ ¿Cómo se siente perderse en una ciudad sin nombre? Imagina que hay una callejuela lateral/ Camina por esta calleja explorando el gesto del muro/ de edificios, tiendas y residencias en el territorio/ pronto verás una vieja casa abandonada/ es Casapoema que respira aún bajo las enredaderas/ Las ventanas están sucias, empañadas y salpicadas de lluvia/ acércate para mi rar hacia adentro/ observa algunas siluetas borrosas/ moho, fantasmas y reliquias. Imagina que una puerta se abre/ y te invita a recorrer sus habitaciones efímeras/ sus pasillos son un paramétrico desfile de palabras/ al final, sube escaleras ima ginarias hacia una buhardilla que da al Everest/ mira el mundo como un niño/ sé un niño que extiende los brazos/ sobre noches blancas/ ¿Cómo se siente sacar este aullido?/ Descubre que no hay retorno después de conocer el paraíso. Lentamente, vuelve sobre tus pasos/ y exhala de a poco la falta de oxígeno/ la escalera te lleva al sótano de los sentidos/ algunos libros desperdigados/ revelan
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que hubo alguna vez una biblioteca/ una luz tenue te señala una mesa y un libro abandonado/ Conviértete ahora en ese libro/ ¿Qué libro eres?/ tus tapas, tus hojas, tu olor/ ¿Por qué fuiste dejado a tu suerte? Imagina que vuelves a ser tú, de nuevo/ el libro te observa desde la mesa/ con dilación hojeas la factura de sus gemidos/ ¿ahora entiendes la geometría orgánica de la curva que acoge?/ ¿ahora entiendes la nigromancia entre tinta y celulosa?/ Ahora, lenta mente despídete del libro/ y guárdalo en algún lugar de tu memoria/ Imagina y empieza marcha hacia la salida de este castillo en el aire. Despídete del Genius Loci Casapoema/ Dirige tus pasos a aquellas calles renacidas del agua/ Echa un último vistazo a la acupuntura urbana/ Prepárate a abandonar este país de facto en un cuadro/ Regresa tu existencia a esta galería/ Abre los ojos/ Reconócete en esta exposición en el Salón de la Infamia/ Ahora cierra las puertas/ contigo afuera/ Y empece mos a soñar en serio.
ADÁN MÉNDEZ (1967)
MENOS MAL QUE HUBO CONCEPCIÓN SIQUIERA
Donde una casa se reía sola Con la cosquilla de su vida interna
Matadero del pan con mantequilla
Refugio de cualquiera cachureo
Menos mal abuelita menos mal
Porque paramos justo en este patio En que no caben caracoles
Caben ciruelos chuecos Caben gatos asoleándose en el zinc
EJERCIÓ EL HÁBITO
INSOPORTABLE CHILLANEJO
De sobresalir como poeta
Por sobre cada contemporáneo suyo
Insistiendo todo el tiempo En que ese suceso no importaba nada Comparado con el de ser un chillanejo
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CUANDO SALIMOS DE PUERTO
Tomamos un Cruz del Sur Compré almendras a la madre Y a cada niño un yogur
Ya embarcados en Pargua Una tunina
Vimos del ventanuco De la cabina
De la cabina sí Vuelta a los buses Se hizo noche y la lluvia Raya las luces
Brilla en bajo relieve Ancud en breve
NICOLÁS BARRÍA GONZÁLEZ
(1988)
HAMARTIA
Y así, de tanto repetirla, de tanto nombrarla fue como la mentira, elevada sobre todas las preguntas, cantada con rito de hambre y sed de hierro, sangró a gritos las ancianas sinfonías, anclando caníbales perfumes sobre el sexo secreto de la cría.
ALDEA DE LA CAVERNA
Vi pueblos de roca entre nubes magenta alzando sus muros, reuniendo la grieta arruman metal en cristales de asombro baúles repletos de astutas ofrendas.
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SIEMBRA SOMBRA
Nocturno dialecto la noche bosqueja, ancianas vocales que nacen volando, elongan su abismo con tacto perplejo destello semilla del hielo estrellado.
SONRISA DE RAMANUJAN
Flotantes micrófonos orbitales saborean tormentas de números primos, buscan huellas de calor en el último volcán de Selene.
No la encuentran, no hay oído de metal que escuche tan primarias las caricias.
ENRIQUE GIORDANO (1946) ENTREMAPA
¿Qué tipo inmundo asqueroso hijo de puta estará besando tu boca?
¿Qué harás con las cincuenta lucas que te pagó?
¿Cuánto tiempo llevas esperando el bus que te lleva a tu cuarto oscuro?
Porque ya estarás comenzando a pensar en el día de mañana en la sonrisa que se deforma en los sueños que se arrugan para siempre
Ya habrán enterrado tu boca en una sábana sucia
Porque a nuestra edad,
lo tendrás que ir aceptando todo como el vino agrio en tu vaso sucio
Va llegando la oscuridad Los buses se demoran Pasada la medianoche uno tiene que esperar Y a nuestras horas ya no pasan Te imagino frente a los canales grises de Santiago
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Viendo cómo se va el agua
Así tan sin gracia arrastrando ojos y pulmones reventados ¿Desde qué puente desde qué cuarto anónimo de la Avenida Matta y la calle Franklin?
¿Desde qué casa sin puertas?
Cuando cierres la última cortina de tu/ cuarto húmedo pensarás en mí
Sé que pensarás en mí Irás cerrando los ojos con lentitud
contento
quizás feliz y te dirás que la vida vale la pena vivirla porque me recordarás diciendo: «¡Te quiero, Patricio!»… y las flores volverán a crecer en el jardín que nunca tuviste.
PILAR RIVEROS (1964)
EL TIEMPO
El tiempo transcurre sin ser víctima del consumismo y su torrente explosivo. No se confunde en la catástrofe humana. Sus rincones están protegidos por murallas de espejos que siguen su curso sin castigar lo súbito sin que contaminadas partículas lo toquen. El tiempo no se llueve dentro y cabe dentro de la lluvia es canto que pende del círculo universal posee estructura para detener impertinencias y enigmática claridad para soltar ataduras. El misterio del tiempo no cabe en las cuencas del aire. El misterio del tiempo permanece escondido en lo insólito en la vitalidad de las calzadas en el bolsillo del vagabundo. …No sabe de oscuridad e imposibles. Permanece insepulto frente a nuestra prisa. El tiempo infinitamente amplio ofrece su mano sin costras al término de nuestro tiempo como metáfora de eternidad.
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MIRIAM LEIVA GARRIDO (1958)
ESQUELETO DE UN POEMA
En la bruma creo adivinar ojos cargados de tristeza y como si se difuminara algo que quiso ser sonrisa.
Me pregunto si permanezco intacta en el recuerdo de tus ojos si tu boca lleva la memoria de entre mis muslos.
Si aparte de los desencantos tienes alguna ternura dispuesta a prodigarse en mí.
Intento un poema y solo consigo un esbozo en donde se confunde el cara y cruz de esta historia.
Intento un poema y solo logro el esqueleto del que pudiera ser perfecto.
Enloquecida me fragmento en la bruma en el intento de unir palabras de manera perfecta … de ponerle carne y sangre al esqueleto carne y sangre fecundidad para mi pan que eres tú como triunfo sobre los rencores.
LOS RUIDOS HACEN ECO
Silencio, un gran silencio, un silencio de años, de siglos, un silencio aterrador que empieza a crecer en el cuarto y dentro de mi cabeza.
María Luisa Bombal
i Cómo vamos a contar el desespero, anudarse en la llovizna revelarse de la mano que no suelta la lluvia que demora entre la niebla cuando todo es una boca de lobos un túnel oscuro lleno de zarpazos sin memoria
y al filo. Cómo vamos a salir con tanto frío llena de humedad la ropa bastaría volverse agua extinguirse como nunca entre las piedras. Cómo vamos a continuar viviendo cada vez que la palabra se enmaraña los dedos se rompen y la llovizna breve no cesa.
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ii
Tengo un ruido haciendo eco debe ser la desilusión sin mascara derritiendo mis huesos precaria de ciertos movimientos me deshielo me abandono me hago sombra en las mismas entretelas por desgracia.
iv
Engañosa mi indolencia despierto olvidada no logro comprender el mal mis delitos purgados en soledad me arrastro en el desencanto desgarrada abatida en medio de lo oscuro muy en el fondo grito me nacen rebeliones.
iii
Desde la ausencia me hago compañera de mi sombra me deshago en ella desolada me condeno negada contra la muralla me cobijo en la indiferencia dislocada harta de amputarme en la ceguera entre sus percepciones muerdo la rabia de esta soledad irrevocable es evidente la destreza de algunos de arrimarse al árbol y hacer leña
v Tengo frío estoy debilitándome el cielo no deja respirar guardo las marcas de la hoja rebanándose la «Última niebla cae de mis manos» María Luisa Bombal sonríe en la contratapa sangro profusamente no sé si vivo o sueño tengo cansancio.
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DANIELA GUERRERO GONZÁLEZ
(1981)
DEL SALÓN DE LOS ESPEJOS
Frente a la imposibilidad de decir Actúo.
Frente a la imposibilidad de actuar Grito.
Frente a la imposibilidad de gritar Lloro.
Frente a la imposibilidad de llorar Aúllo.
Frente a la imposibilidad de aullar Me entrego. Y ahí de cuclillas frente mí, Un cuerpo espera desnudo a cambio de nada Expuesto Ansioso Solo Húmedo
En la mitad más encendida Del salón de los espejos.
GOLPE
Bajo mi cuerpo el siniestro espejo dice la verdad. Surge la voz ambigua de la vergüenza ¡Traición! Gritan las lenguas que deambulan en la urbe ¡Traición! Mientras… mi sangre aún no alcanza a secarse sobre/ el pavimento.
NUBE
Mi boca se ha tragado mi lengua. y mis dientes a mordiscos intenten revivirla, la garganta solo recibe con gusto a sangre mucha saliva muda.
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ALEXIS FIGUEROA (1956)
DIVÁN SENTIMENTAL
Tu boca, como llaga de volcán y terciopelo, es el rastro de una herida abierta en O.
Me miras con abandono algo fingido, tendida en tu diván sentimental.
Bella mariposa, posada en una rosa de Chanel, libélula costosa, envuelta en cuero negro de la cabeza hasta los pies.
Yo ante ti, con mi lastre ruin de inadaptado, recito una romanza de Genet.
Un saco de manos palpitantes te he traído de regalo en esta tarde, cortadas en el jardín humano con ternura, para decorar el tapiz del canapé.
(La navaja de Auschwitz en mi brazo, tatuada junto a espinas pendencieras, gotas con la forma de fresones, gotas púrpuras simulando corazones).
Y tú, náyade carnívora, donosa, dormitas entre hierba y videoclip. No haces caso, suenan las sirenas ambulando entre la lluvia, y busca la police al hombre lobo de París.
Soy yo. Aullador de los ensueños de la luna, que ilumina con su lívido rocío, los cromados de mi moto bmw.
Mira corazón por la ventana el parachoques esmaltado: suavemente en él, con erótica paciencia he ensartado, cuerpos y más cuerpos, antes vivos, ahora muertos:
soy el asesino enamorado de la calle, soy Dennis, el hombre lobo que te ama, hombre lobo con pasión automotriz.
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CARLOS COCIÑA (1950)
sea preciso quebrantarse porque el aire es expulsado por el mismo cuerpo que se disuelve en sí mismo.
EL AIRE QUE SE EXPULSA
3C
Nadie tiene derecho a morir antes de tiempo; todo el cuerpo se revela ante el acto que cercena reacciones, desde el origen establecidas a nivel genético por la sa via del fornicio y la revelación de milenios de órdenes transcritas en la más inverosímil coordinación de los detalles posibles de la existencia. El violenta miento de las expectativas, que a nivel de estructuras mole culares está descrito, atenta contra la más elemental humanidad genética, y la descripción de estos movi mientos solo es con las palabras que revelan el posible transcurso que llevarán los líquidos particulares de un cuerpo en el momento en que el reflejo de luz es absorbido en las alteraciones de conos y bastoncitos. Nadie tiene derecho a quebrantar la reelaboración de las células y las nuevas epidermis que van emergiendo desde el mismo tiempo en que se produjo la combinación genética, ni negar la posibilidad de la eyacu lación en la mujer que conocerá mañana. Nadie tiene derecho a morir antes de tiempo, porque el espacio del cuerpo se proyecta hacia el próximo momento, y tiene el espacio su espacio en cada rostro y cuerpo conocidos y es un espacio ya dado y posible en el cuerpo de los hijos, del hermano, de la mujer y cada uno de los que van haciendo espacio a ese cuerpo que no puede violentarse hasta el momento en que
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Con la fuerza de la luz en los vidrios, la imaginación se ubica en territorios cercanos a valles inexistentes.
Las aguas, en sus múltiples estados cercan las mon tañas, los ríos y el mar y hacen de las extensiones un espacio apenas vislumbrado.
Como islas donde ha desaparecido todo vestigio de uno de los colores primarios, la inexactitud de las referencias afecta cada paso. Frente al mar se elevan a baja altura algunos pájaros que no alteran en nada el paisaje percibido solo con algunos de los sentidos más evidentes. De las escalas musicales conocidas, solo una es la existente y aunque se escuchen otras, su identificación es negada por el solo nombre de los valles interiores.
Es lejos donde el río se hace río. En su constitución, el movimiento es secreto. A pesar de ello, el agua llega a este paraje. Las cosas y los momentos surgen de acuerdo a una lógica que pronto se diluye. Basta aplicar el mismo curso a cosas o momentos distintos para reproducir otras corrientes de afecto. Ahí los esquemas se expanden en direcciones imposibles, o sus vectores se ubican al unísono en distintos luga res. Momentos inimaginables cuyo único trazo es la descarga. Cosas de luminosidad incontenible, que
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solo se dirige a sí misma. Pero casi siempre las aguas forman un curso, cuyo origen está en cualquier momento de las cosas.
Proposición 31.1.1
Las cosas que no existen, están en el origen de las palabras.
Versión 31
Un ramillete de neuronas genera la percepción de lo que vemos. Las cosas y los objetos no son una imagen que se proyecta en la cabeza, son una detonación de neuronas en el cerebro. Las cosas y los objetos están por ahí, sin destellos.
De otra manera 31.2
De otra manera 31.1
El hacer y la práctica reanima el tracto de materia blanca y de la oscura, se llenan de humedales en los que anidan nuevos revuelos. Tareas de fluidez que se extienden al expandirse las arquitecturas fluviales que destilan información neta.
Las maquinarias biológicas funcionan por proteínas, moléculas diversas que se ensamblan a partir de veinte piezas diferentes, los aminoácidos. Su gran variabili dad genera un repertorio, cada una con una función particular. Las hay estructurales, y las enzimas son responsables de las reacciones químicas. El cuerpo las fabrica y las desecha para hacer otras nuevas, de acuerdo a instrucciones genéticas precisas del cito plasma. Las instrucciones no salen del núcleo, sino que se copia un trozo del ADN en otra molécula, el mensajero.
pero temo que lo tomen en serio «síganme los malos» Jesús
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EGOR MARDONES (1957)
Si es así, partiré a escape».
SHAKESPEARE REVISITED
Estoy bajo un cielo que amenaza tormenta eléctrica. Estoy en Suburbia, el corazón de las tinieblas de/ Night Citi. Estoy con mi dosis exacta de droga déjà vu/ entre ceja y ceja en uno de esos cinematográficos tiempos muertos/ de la madrugada infinita que siempre nos conducen a ninguna parte lejos de aquí.
Aquí también es hora de partir y parto sin dolor, sin pena, sin olvido sin nada en las inefables entrañas del alma atropelladamente acelerado con The Raven/ a todo volumen y el humo tronando a destajo en el tubo de escape y el olor a caucho y las ruedas chirriando su huella/ en el frío cemento de esta ciudad de utilería hard: Il mio supplizio.
La radio transmite entusiasta The Raven,/ de Lou Reed, y hojeo distraídamente La comedia de/ las equivocaciones de Shakespeare, el infalible, que alguien dejó olvidado en el taxi:
«Dicen que esta ciudad está llena de truhanes, de rateros listos que engañan la vista, de nigromantes que trastornan el juicio, de brujos asesinos del alma que deforman/ el cuerpo, de impostores disfrazados, de charlatanes sinvergüenzas.
POETRY IN MOTION
Hasta más vernos, señora. William Gibson
Le dijo una y mil veces que en latín su santo nombre era Poema como otras tantas también que sus generosos pechos le recordaban por motivos evidentes la pintura/ de Dávila
¡JuAn DoMingo DáVila! y que ya se la imaginaba a todo glamour en un set protagonizando feroz video porno y gritando ronca/ su gozo a un close up lento y orgásmico como si de/ veras ahora sí
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estuvieran dándole por culo dándole por culo
allá fuera de cuadro.
YDALECONLAPOESÍA YDALECONLAPOESÍA
/YDALECONLAMALDITAPOESÍA
La erigió en musa hasta que la pasión durara sobre la primera cama del motel que encontraron más calientes que el demonio una noche a la salida del mítico Chatsubo Bar al que habían llegado por algo más de droga/ para salvar la jornada que se venía hardcore por el lado más oscuro del corazón.
THOMAS HARRIS (1956)
NUNCA NADA NADIE
Me acaban de informar que no existo que no soy que nunca fui el que me dijeron que en mi acta bautismal hay otro nombre que no soy yo que no seré yo que el muelle y la playa y el mar donde no nada me acaban de informar que mi acta de nacimiento está en blanco que la mujer a la que le escribía poemas de amor no es o era otra y vive con otro que no soy yo que yo no es que yo nada un acantilado farallones y aves de mar sobre los roquedales gaviotas quizá u otras aves marinas que graznan al cielo pero yo no no a mí que nada tiene que ver conmigo que por eso estaba tan triste porque al final nunca fui ni mi mamá ni mi papá fueron ni los libros que leí y menos los que escribí nada ninguno
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me acaban de informar que no soy que no tengo esperanzas ni circunstancia que las películas que vi jamás se filmaron que jamás fui parte del reparto que la película de mi vida está en blanco que nunca hubo una cinta en el proyector que en la pantalla mis créditos son apócrifos que no soy ni seré, nunca nada nadie por fin pienso al fin nunca nada nadie no hubo ni director ni guionista ni película ni banda sonora nada puro silencio una pantalla en blanco créditos que son deuda deudas de mi no ser deudas de no haber sido sino una pantalla en blanco un cine sin espectadores todo mi público butacas vacías y yo un actor que murió antes de su primer parlamento no soy yo no soy quien esa es la puta cuestión una pantalla en blanco un cine sin espectadores y aves marinas quizás gaviotas
sobrevolando un falso set una ola con suerte la ola de chocolate por fin pienso al fin nunca nada nadie.
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ELVIRA HERNÁNDEZ (1951)
REGISTRO DE POETAS EN EL PARQUE BOTERO
Y ahí estás tú también filmando a los poetas que se fotografían con el Perro el Gato las Evas y los Adanes. Esto es ya un juego. Registras tú o registro yo. Pidámosle a ese niño entretenido en su teléfono que haga un click para ambos y no nos acordemos cuánto nos reímos de/ los japoneses.
Ya somos memoria que guardará la máquina en el disco duro de su corazón.
Con flash o sin flash lo que se imprime es como la muestra que el infectólogo extrae del caldo purulento. Más tarde nos identificarán y dirán la palabra no les dio protección.
FIGURAS EN UN VAGÓN DE TREN
Asientos y mesillas recortadas
Pasajeros que ingresan al vagón
Se ajustan a sus lugares como piezas de puzles
Se cierran las puertas exteriores e interiores
El tren inicia su movimiento con lentitud
Pasan edificios en serie Se ven deshabitados lo que es un parecer Los pasajeros están curvados sobre sus pantallas Inervados por cables sus oídos Viajando más rápidos que el tren Hacia una pluralidad de mundos Que creo deshabitados.
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Memorial
ALFONSO ALCALDE
(Punta Arenas, 1921 – Tome, 1992)
DANIEL BELMAR
(Neuquén, 1906 – Concepción, 1991)
GONZALO ROJAS
(Lebu, 1916 – Santiago, 2011)
OMAR LARA
(Nueva Imperial, 1941 – Concepción, 2021)
SERGIO HERNÁNDEZ
(Chillan, 1931 – 2010)
JORGE TEILLIER
(Lautaro, 1935 – Viña del Mar, 1996)
VIOLETA PARRA
(San Carlos, 1914 – La Reina, 1994)
JUVENCIO VALLE
(Almagro-Nueva Imperial, 1900 – Santiago, 1999)
ALICIA PEREDA SAAVEDRA
(Concepción, 1954 – Chillán, 2020)
MARCOS CABAL
(Concepción, 1951-2019)
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WALLMAPU
© Fotografías: Daniela Meliang Antulafken
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EL CUERPO Y EL POEMA
Antologador: Faumelisa Manquepillán Calfuleo
Cómo explicarle al lector que estas palabras/ han nacido desde los más profundos ríos antiguos, que viajan/ de cuerpo en cuerpo, de torrentes milenarios y hoy vienen a hablar junto a las aguas, creando diálogos a veces en la paz infinita de/ los tiempos a veces furiosas desde lo cósmico. En estas palabras se encuentran sueños, visiones,/ perimontu sonidos de voces, del corazón. En ellas encontramos cantos y dolor de/ árboles caídos, palabras azules en la luz de la mañana, palabras galopantes recorriendo tierras que/ fueron usurpadas entre la luna nueva,
aguas de vertientas que fueron empujadas por/ el viento. Palabras morenas viajan entre los amaneceres,/ que mueren y que de pronto resucitan para convertirse/ en eternas, palabras de fuegos. Despiértate decía una gota a la vertiente en/ plegarias y murmullos. viajan las palabras palpitantes entre el líquido/ amniótico
amándose y entrelazándose desde sus nacimientos/ enraizados. suenen los kultrun en el wallmapu desde los/ cuatro puntos allá desde las cuatro fuerzas, desde los mares,/ lagos, ríos, lagunas quebradas, vertientes y esteros.
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TERRITORIOS DE LA PALABRA MAPUCHE
Antologadora: Claudia Rodríguez Monarca
La presente selección constituye una muestra de textos de veinte poetas del wallmapu (diez mujeres y diez hombres, en ese gesto y guiño por el principio regulador del equilibro de todo lo viviente); creadoras y creadores, portadores de múltiples y diversos saberes ancestrales, artísticos, académicos, experienciales, aprendidos de la mano de sabios mayores, heredados o soñados. Para ellos y ellas, la palabra poética tiene un valor profundo que va más allá de la fijación en la escritura, y es su relación consubstancial con la oralidad, el canto, el diálogo, la observación y la escucha, lo que supone un modo distinto de enunciación y recepción. De esa vital experiencia saben mucho, sostenida por una larga historia de décadas y más de cien poetas y oralitores que dan espesor a la cultura y la palabra viva.
Más allá de este punto de confluencia, creemos importante relevar la diversidad en las y los poetas y
sus poéticas, diversidad en las distintas generaciones y edades, lo que significa que se encuentran en distintos momentos de sus trayectorias escriturales y artísticas; diversidad de las zonas geográficas donde habitan, y en las que muchas veces abrazan más de un territorio, porque se desplazan o porque tienen la experiencia de vivir en dos o más paisajes; también son otros los mo dos en que se relacionan con sus propias tradiciones, con su historia, y con su lengua y en los que dialogan, se nutren de otras culturas; diversidad entre los amplios y diversificados temas y sus proyectos poéticos-políti cos-estéticos, además de los sellos y estilos particulares. Esa diversidad la traemos a esta muestra poética. Entre los poemas acá presentados, hay poemas inéditos, poemas de libros publicados, algunos más antiguos que otros, algunos más conocidos que otros.
El alero que cobija esta hermosa diversidad es el sentimiento de pertenencia a la Nación Mapu -
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che, al Wallmapu, que abarca un extenso territorio, que va desde Santiago al sur (podríamos decir santiago, con minúscula, porque es esa parte marginal y marginada de la capital, obliterada y relegada, la parte más provincia y más auténtica a la vez), y del Pacífico al Atlántico, como los puntos cardinales y sus cuadrantes, dibujados en el kültrün tañido por la machi, que emite la música sagrada que cubre y delimita su territorio. La ruta cartográfica de este recorrido simula ese trazo, encontrado también en el rewe, como escribe Rayen Kuyen: «Aquí están las cuatro fuerzas de los vientos/ abriendo los espacios en el rewe sagrado. / Allí está Genechen y los ancianos lonko». Desde el norte de la Nación Mapuche, en que el escenario es silente, allí donde en medio de los fierros crece la totora, asoman las fuertes voces de la mapurbe, sus voces son gritos, llanto, rabia, eco (« Entonces los ecos retumban por las llanuras de hormigón / por los causes servidos del Mapocho»). La ciudad los escupe a los márgenes y no hay cobijo, y el hogar es solo «un catre/ donde empotrar el cuerpo» (Aniñir). Ese es el espacio que habitan, que los interpela y a la vez los deja en la intemperie, donde no se ve el azul azul mapuche, sino ese azul gris, como se titula un libro de Eliana Pulquillanca; pero es un territorio en resistencia, desde el que luchan y recuperan la voz y el corazón, que ahora late, tañi piuke… «en su palpitar de trueno» (Catrileo).
Un poco más al sur, surge la palabra poética mapu che, ancestral, de la araucanía profunda, que se funde y confunde con los sonidos de la naturaleza, inclusive
con su silencio con los cantos, los sueños, la lluvia, los pájaros (que, al decir de Aillapán, captan las esencias «de todas las melodías y canciones de la tierra»), los ríos, la montaña, el Pehuén, como escribe el poeta Carlos Levi, quien ya partió al wenumapu, «Eres esa montaña/ por donde corren los ríos./ Allá afuera/ los ancestros/ sujetan nuestra sangre». Montaña y volcán, espacio sagrado donde habitan los espíritus de los ancestros, los pillanes, «Jefes, Ancianos y Jóvenes/ de la Tierra de Arriba/ Ustedes, habitantes del volcán/ Amaneciendo» (Chihuailaf), y más acá el paisaje cotidiano, donde «el pulmón trabaja al sentir el pie sobre la tierra» (Wenuan); la tierra labrada, trabajada des de tiempos inmemoriales, en que los abuelos araban la tierra fértil («Recuerdo, el rostro moreno,/ de mi querida abuelita…/ Ella pincelaba la tierra,/ con sus agotados pasitos… Con su canasto bajo el brazo,/ ¡no se cansó de sembrar!» dirá Huenuñir). Pero esa tierra ha mutado con la brutal explotación de los bosques; la deforestación ha traído calamidades, como el brutal asedio policial («la huella de un perdigón/ incrustada en el tronco/ de un roble») y las sequías, en las que no se sostienen ya ni las vertientes: «Vertientes en resistencias/ sin helechos los pajonales/ sin agua los esteros» (Panchillo). La ñuke mapu es acorralada, al igual que la lengua, el mapudungun, en esa búsqueda vital por su propia voz, dirá Cayupán «una palabra indecible/ sin diccionario/ ni terruño… En qué época dejamos de ser vegetal».
Más al sur, en la tierra de los cuerpos de agua, ríos, mares y lagos, danza y canto se funden también.
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Hay que hacer rogativa, espantar los malos sueños, «aquí no explotamos al hombre por el hombre/ aquí no destripamos la tierra» (Milanca); entonces, purrun, danzar e invitar al baile, como hace Man quepillán con sus amigas y los árboles, «danzando bajo el cielo azul./ En la trutruka se oía/ la voz de los espíritus./ Las pifilkas con canto de golondrinas/ nos conducían al baile ceremonial./ Todas purrukábamos todas». Con la danza, el canto, como la voz potente y sagrada de Lienlaf, «ya es hora de cantar junto al agua papay. Ngenko nos limpiará de los malos sueños». Y entonces el mar, como dirá Antillanca: «Miré el mar/mi propio mar… Mar adentro/ sus alas se abrían al infinito».
Desde el sonido del agua la lluvia y el mar y la espesura del bosque nativo, surgen las voces de los huilliches de la costa del sur. Allí «los williche/ desclavan de sus rucas las penas./ Se descuelgan de la historia/ y a Pucatriwe llegan» (Huinao). Allí mismo donde Colipán le dice a su hija: «Cuando de viaje, hija, salgas al mar/ ten siempre en tu corazón a Wenteyao». El mismo mar en que, «repito este mi rezo/ por si vienes./ Aquí, frente a las olas/ me arrodillo» (Rupailaf). El bosque, por su parte, hace lo suyo, como en «Ceremonia del amor», de Huenún: «Los
árboles anoche amáronse indios: mañío e ulmo, pellín/ e hualle, tineo e lingue nudo a nudo amáronse/ amantísimos, peumos».
Cruzamos la cordillera hasta la Patagonia argen tina, allí Liliana Ancalao y Viviana Ayilef escriben y recitan con un timbre dulce que cautiva; sus acentos son otros, pero a la vez los mismos, igual que sus temores y sus despojos, « no me tocan los pewma/ venidos de la tierra/ es que no soy correspondida/ porque vivo en la ciudad» (Ancalao). En ese mismo espacio denegado se instala la voz de Ayilef, «Pero yo escribo en este hueco/ en un tembladeral escribo…/ Porque yo escribo donde nadie…/ como si nunca».
La incorporación de esta muestra en la antología permite pensar lo territorial desde otros ámbitos, simbólicos, culturales e históricos. Asoma la idea de lo multiterritorial, en el sentido de cruces y simultaneidad de paisajes, de lugares, de dimensiones, de despojos y resignificaciones. El territorio es la ñuke mapu, pero también es el cuerpo y el poema, el lu gar donde late un corazón. Y la palabra poética se hace en el decir, y en ese acto de habla, en ese gesto recursivo, citamos nuevamente al poeta que abre la muestra, Aniñir, «enjuágate la sonrisa y los ojos para ver nuevamente lo que falta por/ construir».
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DAVID ANIÑIR GUILITRARO
(1971) FIGURACIÓN
Con palabras e imágenes rumbo a las vísceras en la certidumbre de verse al espejo y trisarse los ojos, El escenario es silente alrededor hay pisadas que calan cenizas de hielo
El secreto del washo mal parido el grito a la luna botando el amniótiko de sus fauces lubricando la verdad de estar vivo con llanto para luego irse de cuento por la vida
Los sentidos delatan la contracaricia: oler sus texturas curtidas el tacto su mirar oceánico el sabor de sus gemidos de vaho entrecortado y escuchar los movimientos de su fragancia: el caos aletea su tierra. Despojado ante la razón nada es secreto
Entonces los ecos retumban por las llanuras/ de hormigón por los causes servidos del Mapocho desmantelando ese entre mirar miope, ficción que nunca alteró a nadie menos al espejo.
LEFIMAN
Hubo esos días en los cuales tú no sabes si el sol/ se equivocó al salir o al entrar.
Hubo esos días R de revuelta, cuando la sangre/ revienta por los ríos o simplemente revuelve su cauce río arriba/ por puro gusto y disgusto.
Hubo noches llenas de sueños donde nunca supimos de asesinatos y el hogar no pasaba de ser tan solo/ un catre donde empotrar el cuerpo.
Hubo visiones, Perimuntú, alusiones y esquizofrenias/ que no fueron de categoría y diagnóstico médico. Hubo de esas donde la piel se mimetizaba con/ la noche y el futapewma, sin que ningún perro salga con su/
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Fusil AK-47
y te ladre a media noche: «¡Carabineros de Chile,/ andando indio conchetumadre!».
Hubo recuerdos evocados para enseñarnos cómo/ se debía obrar, donde el cerezo aún nos enrojecía el beso y los viejos no sufrían porque uno se ausentara.
Hubo mágicos movimientos estelares bajo los/ cuales se podía distinguir claramente cómo antiguos cometas/ barbechaban la tierra de allá arriba, y hacían llover para regar nuestra/ seca carne mientras los arcoíris peinaban las nubes: su chasca/ de espuma.
El tiempo pasado fue mejor, musitaba la larva rumbo/ a ser mariposa debajo del tronco herido. Hubo esquinas plagadas de fuego por las noches para/ puro celebrar la trawunión de amigos y qué más da.
También hubo diamantes que colgábamos en el/ pecho para no extraviarnos en el río de plata mientras nadábamos/ precoces en el paraíso depredado
¡Ya poh Lefiman, pégate la cachá! Engulle esta/ plegaria, enjuágate la sonrisa y los ojos para ver nuevamente/ lo que falta por construir…
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DANIELA CATRILEO (1987)
TAÑI PIWKE
tañi piwke piwke piwke después de veinte años supe que mi corazón latía con otro nombre me fue negado el sonido de su voz hasta que desperté en su palpitar de trueno tañi piwke tañi piwke piwke piwke.
QUISE ADENTRARME EN EL BOSQUE
comer algunas moras estirar las piernas en soledad
Saco algunas fotografías:
un escarabajo intenta subir una hoja al nido de un ave
un zorro contempla el vuelo de unas libélulas
la huella de un perdigón incrustada en el tronco de un roble.
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ELIANA PULQUILLANCA (1963)
Me duelen los golpes que en Lumaco azotan el rostro de mis hermanos. Es mi sangre la que brota.
ES MI PALABRA
Mis palabras son simples, no llevan serpentinas.
Mis poemas son réplicas de un pueblo valiente, mi palabra es camino pedregoso.
Yo canto el dolor de los árboles cortados.
Mi canto florece como foye, es agua que fluye del Lafkenche.
Mi palabra es sol, es lluvia, tormenta es sendero de invierno. Es tierra… simplemente.
Mi palabra es surco, es semilla que se para en el cemento, es trueno que hiere al racista, es lágrima que se une al Bío-Bío.
Yo hablo de la lucha, de la fuerza, de la rabia retenida, de la paciencia colmada.
En Traiguén los abuelos bosques, han sido reemplazados por pinos y eucaliptus, que secan el agua, enferman la tierra.
En Lleu-Lleu los espacios a recuperar, los azota la furia policial
RUKA
Tüfamu purangi pañilwe tremkey ta trome/ tremey, nüwfünpürakey ñamku reke kintuyawul-lu ñi ilo fachi trufür lemuntu mew türpu llükalenon ka petu múñawülün epew tañi pu mellfü mew llenga Tüfamu nga ellkanietañi püllü ngachi kallfü chüngkür fey pengen ngey nga waria ñi kashü lelfün. ka wüño zañewtuy nga pu choyke wüñotuy nga pangi tañi trokiñ mew. llengi taiñ pu püñeñ. Santiaw Chile rumel nga mülepemum ta pu mapuche.
Kuyfi mew nga ayelefuy ta mapucho fey ruka kay küme anülefuy tañi inapüle.
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RUKA
Aquí en medio de los fierros crece la totora. crece, se empina cual águila buscando su carne en este bosque de polvo sin miedo y con epew en los labios.
Aquí el círculo azul guarda su espíritu y se aprecia la planicie gris de la ciudad. Los choike vuelven a anidar el Pangue a su manada nacen nuestros hijos. Santiago de Chile habitado por mapuches desde siempre.
Antiguamente el mapocho sonreía y la ruka descansaba en sus orillas.
LORENZO AILLAPÁN (1940) EL ZORZAL (WIIKLKAWÜN)
De todas las melodías y canciones de la tierra capto/ sus esencias
Con gran deseo llevo sabor alegre a la gente que vive Hace diez mil años que circundo este canto magistral. Canto en la estación de las flores que comienza/ en Primavera
En la frondosa orilla de los lagos del Maule al Sur Resalta mi canto en el campo montañoso. ¡With will ki ki with will ki ki tañi üy with will ki ki with will ki ki tañi üy!
Es la música y su lenguaje de mi bendita canción Con notas melódicas surgen compases muy variados Al canto y la danza sencilla, invita el director/ de orquesta
A los seres nuevos a las guaguas les silbo: La guagua se amamanta al compás del silbido La guagua toma leche al compás del silbido. ¡Wit Will Whill ki ki tañi üy!
La guagua toma leche al compás del silbido ¡Wit Will Whill ki ki tañi üy!
Cantando digo: Vida, Alegría, Amor Entre canciones y bailes por el aire a los oídos Saludo así a los que cuidan a sus niños A los que están vivos, gracias a la madre naturaleza.
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Chülle mapu, paraíso terrenal de Cordillera a Mar De Norte a Sur rejuvenece al volver la espiritualidad
¡With will ki ki pürüy ta ti püñeñ
With will ki ki ülkantuy ta ti püñeñ!
Siempre curiosos de lo que sucede en todas partes Alados guardianes de nuestra tierra que nos alertan de cualquier peligro. Orador incansable de la madre tierra:
EL QUELTEHUE (EL GUARDIÁN AVISADOR)
Escucha y entrega los mensajes y parabienes Bendito pájaro elegido de la comarca de ojos rojos que al parecer nunca duermen y se mimetiza en el lugar donde anida hasta que salen/ los polluelos de sus tres y cuatro huevos lunareados de/ colores pastos. Es el que canta desde que nace hasta que muere: ¡Trültriu PÜLTRÜ Kütrau che ta ti Triltriu Triraley Trilaley!
Es un hombre que viene con su sexo colgando Es una mujer y camina de otra manera Tiene cuatro patas, puede ser un perro o un zorro Y en el tiempo de celo... canta y baila Es el Queltehue que va romanceando el aire: SOY EL GRAN ESPÍRITU DE LA/ FECUNDIDAD UNIVERSAL
¡Trültripe Trültripe trewa tati trewa trültripe trültripe meli namun kulliñ! Buen tiempo, buenas siembras, Buenas Cosechas Corean largos cantos a manera de Oración
¡Trüliliu Trüliliu Trüliliu Trüliliu Triliu Triliu Trilui Trilui!
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ELICURA CHIHUAILAF (1952)
que vagas en el crepúsculo
del día?
RUEGO EN LAS PAREDES
ROCOSAS DEL CIELO
(poema a la manera del canto de las machi)
Estas son las palabras rituales
dicen las Machi Sí, ustedes ya las conocen: Jefes, Ancianos y Jóvenes
de la Tierra de Arriba Ustedes, habitantes del volcán
amaneciendo y Machi antiguos que oyen nuestros ruegos Aquí está el hombre enfermo: respira No lo dejen solo ahora que le hemos traído hierbas medicinales y, en nuestros cántaros, el agua
cristalina del alba ¡Ven! Tenemos en nuestras almas la vida de los ríos que suben para el Oriente Bebe. Pero ay Genechen solo tú harás que ella refresque Por eso también a ti te hablamos viento maligno ¿Qué bostezo tan profundamente ladino y oscuro eres
A ti te hablamos fuego resucitado que mientes y escondes
tu verdadero rostro ¡Ya!, ándate y quiebra la vara con que golpeas a nuestro hijo: En los pulmones, en la sangre el corazón Fuerza maligna que acechas en visión engañosa como un zorro más, como cualquier guairao, como cabezas volando como quilas floridas que nos anuncian las penas En la fragancia de nuestros remedios ándate, dicen las Machi tú que como un mal sueño estás en el anochecer ¡suelta!, quita tu oscuridad mira que Azul es la luz de la mañana
Y tú, levántate hijo Se repiten los ruegos en las paredes rocosas del cielo y los guerreros despiertan y vienen, ya vienen ¡Oo!, como pececillos brillando desde la Tierra de Arriba ya vienen, los transparentes y altos cóndores del sol.
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JUAN WENUAN (1977)
TROTE POR AVENIDA ZUNGÚN
El pulmón trabaja al sentir el pie sobre la tierra. Varias, repetidas veces inhalas la mezcla de aire y sol./ Corres: huele a cerezas entre las plumas de un choroy/ que pasa un cardumen de endorfinas chapotea en los glóbulos (la angustia pasea lejos de la jaula del cerebro) y tienes la respiración confiada como Enkidu al despertar junto al río. Mucho tiene que ver el mito con agitar las piernas: El sudor paga el tributo a la envidia de los dioses/ y al amor (Vamos, es un lindo día para hacer castillos en la arena troyana). Varias, repetidas veces inhalas la mezcla de aire y sol./ Corres: y a tu paso el lunar de una falda cayó en la acera (kilómetro 5, pulso de 120) y en él ves noches de exceso la amnesia remando con el viento del amanecer/ a favor.
Entre huella y zancada, años, escritura: Estira brazos, mueve el cuello, crujen las rodillas ¿no? y te sientes bello como jaguar que lame sus manchas.
El pulmón trabaja al sentir el pie sobre la tierra. Vas corriendo por avenida Zugún, Sur de Fantasía.
LA CASA DE TU PADRE
La casa de tu padre fue la corriente, Wenuan,/ la maniobra
entre los icebergs del afecto, la fuga perenne como/ un ojo que ve las cadenas de la siembra. Tú heredaste esa renuncia tú defiendes ese hogar a la intemperie. A otros los parlamentos de la sangre. Deja a los hábiles el reclutamiento de las voces estribillo de un lenguaje abrumador, abrumador Lenguaje rebajado a estribillo en su boca. No eres recluta del hermano que junta tierras/ en su bolsillo.
No te cuenten, no te sumen en esos coros. Un Hindenburg se posa en tus notas y siempre estalla como ejemplo o advertencia irónica.
Un Nautilus te fondea más allá del barrial y la erosión de la palabra. Crece nuevamente en un lugar apartado como el niño que cambia de colegio y aprende a (des)confiar del nuevo mundo.
La casa de tu padre fue la corriente Porque tu padre nada quiso salvo un caballo para recorrer la tierra que de él nunca sería.
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MARÍA TERESA PANCHILLO
(1958)
WE KVYEN
Cumleay cey ga pukem tvfa wefpatuy we kvyen kvpalnielay mawvh
Guitza navpay antv puel mapu ple Abril kvyeh mew petu mvleymi am xipawe antv mapu.
LUNA NUEVA
Otra vez la luna nueva no trae lluvia ¿Cómo va a ser este invierno? Y abril llega por el oriente Con un sol amarillo.
Aún ERES… xipawe antv en la tierra.
METAWE
Rav ke metawe epu picike metawe pewman wefpanko ko mapu mew vgelkeci wefkvlepay mapumew gewenole ga Kvb Kvb menokontu mew afle ga wixun ko cew cey ga ñi mvleal ga ñi picike TVWIH MABEH?
CÁNTAROS
Cántaros de gredas Dos cántaros de mis sueños. Aguas del vertiente Vertientes en resistencias Sin helechos los pajonales Sin agua los esteros ¿dónde habitarán mis TVWUN MABEH?
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CRISTIAN CAYUPAN (1985)
LOS HOMBRES SON ATUENDOS DE ANTIGUOS DIOSES
Las sombras que son empujadas a la tierra con esa bestialidad que desconocemos no son presagio de otra creación sino auspicio de nuestra propia existencia ¿Quién dejamos de ser cuando nacemos alumbrando esa mano misteriosa?
Los dioses por su parte escondieron sus sombras en piedras inamovibles El que logra cambiar de sitio la roca materna encuentra también los secretos de esa especie
Pero los dioses se extinguieron al emerger los hombres depositando a sus deidades en tumbas de barro Surgió entonces la palabra escrita junto al texto del fruto prohibido El miedo a las serpientes se desarrolló en la/ memoria remota
en la primera letra del árbol genealógico por eso hoy el hombre busca algo que jamás ha perdido sino lo que le han hecho creer que alguna/ vez sorteó.
NO ESTOY AQUÍ TODAVÍA
Soy una palabra herida carente de idioma y espacio
Una palabra indecible sin diccionario ni terruño Una palabra que no encontró grupo humano para ser pronunciada ni fue sospechada por boca alguna En qué época dejamos de ser vegetal para encarnarnos en la palabra materia y espíritu desnudos, dóciles, humanos.
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MARÍA INÉS HUENUÑIR
HUENULLÁN (1968)
ROSTRO MORENO
Recuerdo, el rostro moreno, de mi querida abuelita, el tiempo lo fue quebrantando, encadenado a sus trenzas.
Ella pincelaba la tierra, con sus agotados pasitos, la mirada se la iba, de sus ojitos caídos.
Con su canasto bajo el brazo, ¡no se cansó de sembrar! y sus puñitos arrugados, me llaman a cosechar.
Tomada firme del campo, eterno, haré su telar, para que el tiempo, sea el dueño, de honrar su dignidad.
KURÜ ANGE
ngoimalayafin ti kurü az tañi chuchuem ñi ange pañushkülekefui rangintu chapetun mu trekalekefui lelfün mew retrütulekefui epe trawmalefui ürkütulekefui tañi nge tukukefui ketran apolekefui ñi chiwe metatu yienekefui tañi chemkün mütrümkefuenew tañi keyumeafel trekalean lelfvün mew ñimituan tañi witral femgechi ta ngoimalayan ñi chuchuem tañi mongen
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RAYEN KVYEN (1940)
TREUKIL
Abro las páginas del espíritu ancestral de los tiempos.
Aquí están las cuatro fuerzas de los vientos abriendo los espacios en el rewe sagrado.
Allí está Genechen y los ancianos lonko.
Se despliegan las alas del cóndor en las aguas transparentes de los ríos en el verde del pewen caminando Los Andes llevando su mensaje libertario a nuestra ñuke mapu.
Se rompe el silencio en los barrotes muros…
La huelga de hambre cabalga por las venas de los prisioneros políticos mapuche. Vuelan en círculos los treiles Llevando su mensaje de muerte.
TREUKIL TREUKIL TREUKIL TREUKIL
Las balas disparadas a mansalva acribillan su cuerpo. Esperen, esperen grita Andrea Neculpan.
Tienen que pagar el crimen del werken Wenewen sigue luchando.
La huelga de hambre cabalga por las venas de los prisioneros políticos mapuche.
El rewe en silencio
espera la ofrenda del machi. Mari chi weu, mari chi weu, mari chi weu, mari chi weu
cantan los treiles.
ECLIPSE
La luna radiante vestida de estrellas majestuosa se acerca a los andes. empujada por vientos astrales. lluvias de estrellas besan la tierra. el sol llama a las nubes sintiéndola cerca. sigilosa… radiante rodeada de estrellas impregnada de amores de tantas noches insomnes sigilosa se acerca la luna lluvias de estrellas limpian los cielos atravesando las nubes. azules cometas abren el espacio infinito ante tanta amante belleza el sol pliega sus alas. la luna le abraza en un infinito parto de amor.
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FAUMELISA MANQUEPILLÁN
(1960)
EL PURRUN
Todas íbamos descalzas danzando bajo el cielo azul. En la trutruka se oía la voz de los espíritus. Las pifilkas con canto de golondrinas nos conducían al baile ceremonial. Todas purrukábamos todas.
La Juana con el hualle purrukaba Aylen con el canelo con el lingue Susana con el laurel la Herminia con el ulmo purrukaba Millary Fresia con el pellín Rayen con avellano purrukaba María con arrayán con ramo de lahuen la Celestina purrukaba Todas, todas.
Rogábamos por buena cosecha por salud por miel y buena familia por kuyin purrukábamos
allá el nguillatun. Descalzas todas con ykilla y cintas de colores. Plata en nuestros pechos y en nuestras cabezas trarilongkos. Todas danzábamos a Wenumapu. Todas, todas.
EL VIAJE
Desde que partiste, ya hace dos años te he buscado en todas formas. Dormida o despierta. Te he visto dentro de los ojos de la Linda Noche (yegua) Te he buscado entre los pliegues de los amaneceres cuando se desvanece la noche y se mezclan luces/ y sombras.
He viajado entre mis sueños en caminos tumbas.
Te he tomado de la mano, te he abrazado diciéndote que te fuiste tan lejos. Tanto he llorado, tanto. Muchas veces te he visto reencarnada entre los gatos, Las flores también te son un perfecto camuflaje. En cada tiempo, en cada instante/ te haces presente y me aferro a tu mirada en mi memoria.
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TUWUN
Hoy por la mañana caminando
Por la calle de mi lof, torturaste mi rostro con las/ tanquetas de tu odio. Me miraste por el túnel mortal de tu metralleta. Me mataste en tu imaginario. Sabes que mi cuerpo mapuche, que mi espíritu mapuche desde mi tuwun reclama la tierra donde está la raíz de la fuerza que me hace eterna. Sígueme odiando, mátame mil veces con tus miradas asesinas Que yo me levanto de mis muertes vestida con/ mi txarilongko mi kupalme y mi txariwe... y resucito como tu Cristo... (que también mataste) brillante y poderosa para exigirte entre un/ marrichiwew
la tierra que usurpaste.
LEONEL LIENLAF (1969)
SOÑE_ANDO
Y cómo fue preguntas en miradas y yo te sueño y cuento que vagaba a orillas de un gran río detenido cuando una nube negra se posó como un pájaro sobre el horizonte de pronto algo se quebró bajo mis pies y el mar nació con furia en mis recuerdos. Luego pareció que el mundo fuese mudo Hambre Frío Calor costras que se pegan a la espalda culebras azules se amarraban a mi cintura lenguas de fuego bailaban a mi alrededor de pronto sopló un viento luminoso estaba sentado sobre un banco de piedra blanca y el fuego estaba allí, mirándome.
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WE TRIPANTU
Kuifitulen ta leufü, nepelkeinmew tachi liwen, wünotualu antü kiñe trekan achawüll tuwalu –pikey pu che wuñoalu antü, wuñoalu antü ülkantunmu nagpay trayen
Trayen ñi ülmew allkütukefi-in ñi füchake-cheyem ñi ñütram. Feyengün ñi Púlli nepelpake-inmew fachi warriamew. Mongelei petu – wetripantu akuy mongelein petu! wirarümekein fachi wariamew
Kachill kütral tayül-tumekey machi, ko-reke füch kullmaenew ñí piuke, rehuemew foye lelituenew. kuifike che ñi pülli pürupürungey wente Kütral.
Nepemüm nepemüm wirarümekey chucao trayenmew. Küpaley wün, Küpaley wün wirarünmu miawi walfemew tregül.
Trayenmew witrukoumeayu papai ngenko liftuay iñ wedake pewma.
WE TRIPANTU
Hace años, que el canto del río nos despierta en este amanecer y vuelve el sol con sus pasos de gallo sobre los cerros.
Sobre el rocío del canelo mis antepasados vuelven y a orillas del fogón la machi escucha el murmullo del viento sobre el rewe Despierten, despierten grita el chucao desde la vertiente. el amanecer —el amanecer anuncian los treiles en el valle ya es hora de cantar junto al agua papay. Ngenko nos limpiará de los malos sueños.
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CRISTIAN ANTILLANCA (1974)
WANGLEN Y EL CANTO DE LAS FLORES (EXTRACTO)
Lituche, Lituche amó y ama a una estrella y la busca encorvado por la orilla del mar, dicen riéndose de ti que lloras, los espíritus rabiosos del minche mapu.
Miré el mar mi propio mar y eran las olas como animales matándose contra la roca
La gran gaviota del universo abría sus alas y se creaban nuevos mundos donde gritaban hasta las piedras
Despiértate Despiértate
Una por una las fui mirando a todas ninguna es ella pensé Desarbolado me tendí en la playa y dormí En el sueño yo era también una estrella girábamos y bailábamos y todos los seres nos veían brillar Cantaba una gota la única habitante que prendía las luces de una caverna que ya nadie podía encontrar
y asusta a los ladrones del mar que los espíritus de las piedras te oigan Que abran sus ojos de reloj los pájaros que se aman y que se amen en los acantilados Despierta mi corazón Que la luna llene con su luz esta casa prestada Que se prenda el fuego que le falta a esta oscuridad que me persigue Sé la estrella que quema de luz el vacío en que te busco ciego Despierta las vertientes que canten tu saliva que busca mi saliva
Cuando me sumerja grita Cuando aparezca grita
Que las flores se abran y revienten que saquen sus lenguas que sorban el agridulce de los pájaros acostumbrados a la noche
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Por el mar y por amar subían los ahogados los desaparecidos Como cardúmenes de peces como bandadas de cisnes llenos sus vientres de noctilucas Mar adentro sus alas se abrían al infinito y volaban como dioses del aire De su lenguaje de plumas blancas solo puede decir pu piupiu pu piupiu tañi piwke mew müpuygün los cisnes los cisnes han volado de mi corazón.
JAIME HUENÚN (1967)
CEREMONIA DEL AMOR
Los árboles anoche amáronse indios: mañío e ulmo,/ pellín
e hualle, tineo e lingue nudo a nudo amáronse amantísimos, peumos bronceáronse cortezas, coigües mucho besáronse raíces e barbas e renuevos, hasta el/ amor despertar de las aves ya arrulladas por las plumas de sus propios/ mesmos amores/ trinantes. Mesmamente los mugrones huincas entierráronse amantes, e las aguas cholas abrieron sus vertientes alumbrando, a sorbos nombrándose, a solas diciéndose: aguas buenas, aguas lindas, ay pero violadas somos aguas Rahue, plorosas Pilmaiquén, floridas e parteras e aún felices las arroyos que atraviesan como liebres los montes e los cerros.
E torcazos el mesmo amor pronto ayuntáronse, los Inallao manantiales verdes, las Huaiquipán bravías mieles, los Llanquilef veloces ojos, los Relequeo pechos
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zorzales, las Huilitraro quillay pelos tordos, los Paillamanque raulíes nuevos. Huilliche amor, anoche amaron más a plena chola arboladura, a granado cielo indio perpetuo amáronse, amontañados como aguas potras e como anchimallén encendidos,/ al alba oloroso amáronse, endulzándose el germen lo mesmo que vasijas repletas de muday.
ENTIERROS
Aura de las Aguas, Elías Huenún, Ezequiel enterrado en los llanos de Osorno. Todos mis parientes aferrados a las llamas, bruñidos por el oro de las hechicerías.
Te diré, hijo mío, que soñé con Herminda. Venía ella a buscarme vestida como novia.
Vamos, me decía, allá donde yo vivo, todo es tan bonito y no me falta nada. Después se me allegaron unos niños oscuros, la cara me escupieron entre sueño y vigilia.
Un tiuque hizo su nido en el techo de alerce, mi nieta lo espantó con agua y sal batida.
Aura de las Aguas, Elías Huenún, acérquense a la tierra que arde por las noches, al pozo, al gallinero, a los blancos manzanos, al ruido de cadenas chocando en los cimientos.
Mi casa levantada sobre el oro y la plata, mi casa construida sobre fuego y miseria, mi casa iluminada por caballos fantasmas, mi casa abrió su puerta a la muerte y al alba. Ahora es Francisca Huenún la que yace mirándome entre flores y cirios encendidos. Afuera los parientes caminan y se pasan de mano en mano el vino, la carne, las palabras. La madre de mi huerto se va con la mañana. La siguen los cerezos, los sauces, las campanas. La madre de mis sueños, pequeña y enterrada, me deja como herencia su sombra fatigada. Te diré, hijo mío, que he visto sabandijas bajando de mi cama apenas raya el día. Por eso me hago cruces de fuego y de ceniza y santiguo mi frente con agua y sal bendita. Aura de/ las Aguas, Elías Huenún, Catalina, Zulema, Carlos, Margarita, todos mis hermanos nombrados noche a noche en la tierra y el eco de montañas perdidas.
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JAVIER MILANCA (1970)
ROGATIVA PARA QUE BAJEMOS A JESÚS
Mejor bajamos a ese Jesús, lo desclavamos y lo dejamos descansar. Lo acurrucamos en nuestro bosque o cerquita del fuego para que escuche en silencio nuestras profecías.
Su Padre lo abandonó y los suyos ya no practican lo que rezan.
Mejor le decimos a Jesús que se venga con nosotros ¡Que se venga!
Que nuestro Rewe no tiene clavos. Que se saque esa corona de espinas y se ponga un/ trarilonko de Foye.
Que se venga con nosotros, aquí no explotamos al hombre por el hombre aquí no destripamos la tierra.
Eso sí, que no se venga a cachiporrear con eso de caminar/ sobre las aguas, que aquí no estamos para trucos televisivos, (además Kalfukura lo hizo en el Nawel Wapi con menos aspavientos).
Mejor que se moje sus canillas de Wilke y ayude al río a pulir las piedras.
Que no multiplique los panes, pues igual nos alcanzará. Que no multiplique los peces, pues sabemos pescarlos con nuestras manos.
Ahora, si convierte el agua en vino, no nos vamos a enojar Porque no es cosa de andar despreciando milagros,/ así como así.
No siga llorando con los brazos en cruz, que acá también sabemos de calvarios.
Vente, Jesús y pelea con nosotros.
Que ya no nos quedan mejillas que colocar. Vente, Jesús y resucita.
Así como nosotros hemos resucitado.
Mejor bajemos a Jesús y que su sangre no nos/ siga culpando.
Vente, Peñi Jesús, ahora que muchos están en la cárcel. ¡Mari mari, Jesús!
Ahora y en la hora de todas nuestras muertes, (No diga amén, diga Marichiwew).
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ROXANA MIRANDA RUPAILAF
(1982)
Se cumple la profecía y derramo la tinta por los ojos. Escribo sin aliento distrayéndome en las vacas que atraviesan este puente, en donde ya no se oyen mugidos, sino gritos, de una lanza clavada en la costilla que señala con sangre las muertes que seguirme.
Escribo masacrándome, mostrando, abriendo llagas en que llorar y golpear en tantos pechos.
Plegaria en los murmullos. Escribo con velas en los ojos.
REPITO ESTE MI REZO
por si vienes.
Aquí, frente a las olas me arrodillo.
Invoco tus cabellos anudados por la sal. Espero a que aparezcas en la tercera ola niño-pez. Que me trague el mar. Que me lleven desnuda por la espuma. Y allí, donde entre piedra venga arena. Espero me ilumines en la tercera ola. Ya sabes que son tres los arco iris derramados en el aire. Ya sabes que me duermo entre las rocas esperando a que aparezcas.
Repito este mi rezo hasta que vengas. Envuelto en esas algas que te crecen desde el sueño a la tristeza
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BERNARDO COLIPAN (1966)
ARCO DE NGUILLATÚN
Las bandurrias vuelan en bandada. Bajo las piedras algunos insectos corren perseguidos por otros. Harina tostada y muday ardiendo en el fuego sagrado. De rodillas esperamos la salida del sol. Con el rocío las oraciones ascienden hacia la «Tierra de Arriba».
La tierra vuelve a ser jardín poblado por antiguos pasos Una página en blanco una vasija en donde cabe todo un puñado de semillas en un instante. El fin de mi aliento es el comienzo de otro. Nuevamente la palabra traduce la reunión de las cosas.
CUANDO DE VIAJE, HIJA, SALGAS AL MAR
Cuando de viaje, hija, salgas al mar. ten siempre en tu corazón a Wenteyao.
Llegar hasta allí es tu destino.
A Kanillo, kalkus y anchimallenes no temas. Tales espíritus nunca hallarás si tu alma no los pone en tu camino.
Deseo, Alen, que el camino sea largo.
Detente en Pucatrihue, Choroy Traiguen. Recolecta como tus antiguos rulamas lunfo y sobre todo algas todo tipo de algas.
Con la shumpall de Caleta Manzano comparte los dulces cantos de tu madre.
Pero no apures tu viaje en absoluto mejor es que muchos ríos cruces.
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Deseo, hija, que no manquee tu caballo.
Detén tu viaje en los catrihues. Detrás de un cielo azul te hablarán en voz baja.
Y si pobre encuentras la isla el viejo no te ha engañado hermosa, como has llegado a ella, sabrás del lugar donde los pájaros van a nacer con los ojos cerrados. A Kavafis, en la memoria
GRACIELA HUINAO (1956)
LOS GANSOS DICEN ADIÓS
A mi abuelo Adolfo Huinao
En los ojos de mi abuelo Williche navegaba el miedo.
Tan solo al morir apagó ese brillo tímido. Lo que la naturaleza no pudo apagar en mi memoria el color de archipiélago agarrado en su rostro. Abuelo, para serte fiel no recuerdo el día exacto. Solo veo a los gansos abriendo y cerrando sus alas por la pampa. Mi corto andar abuelo no entendió el origen de tus palabras. Anciano como eras me alzaste del suelo y de tu boca nació la muerte desembarcando en tu playa. Tu padre y tu hermano remaron al sacrificio. Mientras su madre y mi abuelo
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alcanzaron la orilla del hambre. No hubo eco en la montaña fueron tan calladas tus palabras. Pero mi niñez asustada se acurrucó al alero de tus años. Abracé la pena de tus ojos y juntos miramos la pampa: una isla con sus gansos en los ojos de mi abuelo se quedó en la última mirada. Abuelo, hoy sé nunca fuiste Williche tu origen Chono o Kawaskar no subió al bote el día que robaron tu tierra y tu raíz. Ahora entiendo la pena de tus ojos. De tu origen navegando en el gran cementerio del Pacífico Sur.
NGUILLATUN EN LA COSTA
Para poner tranca a la miseria cada cierto tiempo los williche desclavan de sus rucas las penas. Se descuelgan de la historia y a Pucatriwe llegan espantando con el Nguillatún al maligno espíritu del hambre que va en estampida por la cordillera. Los williche y el mar en vigilia comulgan tiempos de miseria.
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LILIANA ANCALAO (1961)
y entonces pude estar presente
CASOS DE PEWMA
no me tocan los pewma venidos de la tierra es que no soy correspondida porque vivo en la ciudad ni corazones que palpitan tirados en la arena ni choikes de plumas azules solo merezco laberintos mapas calles sin nombre y miedo de no llegar a tiempo
como esa vez que iba a viajar y el pewma me encerró en una esquina sin salida fue su modo de avisar que no me aleje le hice caso y me quedé rondando el mundo que latía en el vientre de mi hija
cuando se abrió la puerta del asombro y fui testigo plena
de ese niño de los minutos nuevos de los recién nacidos padres
Desiderio alojado en mi casa de pueblera se sueña en el campo anda sereno a caballo
aparta unos novillos muy cerca del río pero también me cuenta de este sueño:
un gato me atacó se me prendió con las uñas al estómago y lo agarré con fuerza lo desprendí y lo tiré bien lejos
pienso que el pewma le avisa de peleas y le digo señalando el tejido circular que colgué del cielo raso
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papá ¿ves? este es un atrapasueños de la gente cherokee una red que no deja pasar los malos sueños
pero a este no lo atrapó! siguió de largo! me dice mientras señala el piso igual crucé las alpargatas para que no se cumpla.
KIÑEKE PEWMA
nielan pu pewma amulechi mapu mew tüfachi pewmangelay iñche mew mongeli waria mew pewmalan pu piuke winüngküleyngün trananakümküleyngün kuyüm mew kam pu choique kallfükepichun mew
mañumtufalin pulaberinto müten pu mapa/ pu rüpüwaria ngeno üy llükan iñche ñi trenlan kiñe rupa iñche nampülkali
ka kiñe pewma nürüftükuenew ngüñun rüpüwaria mew ngeno tripan kimelenew ñi kamapukünulan
zuamkünufuiñ mülekafun
wallotiyawüam kom mapu wütalu iñche ñi püñeñ ñi putra mew
fey mew pepi mülen feichi wülngiñ afmatuam nülawfuy apon testikungefun feichi moyolpüñeñ mew we müchaike mew wekelleglu ñi epu tren mew
Desiderio umañmalu ñi wariaruka mew pewmawi wechimapu mew kawelltuy kümezuamküley
püntülenew engün pu nofillo inafel leufü mew welu kay nütramenew tüfachi pewma mew: -kiñe ñarki lefkontuenew nüwfuy pu wili mew ñi putra mew
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nüfiñ newentu püntünentufiñ ütrüfiñ müte kamapurakizuamn tufachi pewma kimeleyew kewan mew pifiñ zichoyum kiñe chingküz züwen pültrükünuley wenuruka mew -chau ¿pefimi? tüfachi lefnüpewmangey cherokeeche mew kiñe ñeweñ rupafemlafi wezañmakepewma-welu tufachi mew lefnülafi rupafemüy- pienew zichoyum rakash ruka mew -trürkechi kruszewman epu alpargata mew femngekile.
VIVIANA AYILEF (1981)
PO(LI)ÉTICA
Escribo en el ojo abierto de la tormenta ese que mira y ciega ese que marca, que cuando pestañea respira el mundo nacen las flores trinan los pájaros del día Pero yo escribo en este hueco en un tembladeral escribo donde ya ni una gota ni el polvo de hada ni el canto de griegas sirenas podrán jamás perder a nadie. Porque yo escribo donde nadie cuando se fueron todos desde el ruido en la sombra contra el trueno y la niebla como si nunca
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NO NACERÉ ALOSCURO
No aclamarán tambores mi presencia. Ni habrá discursos patrios ya.
No vengo a ver vivir, ni a financiar mi muerte.
Vine a surgir sin brisa que me empuje sin bronces que me auspicien.
Sabía del silencio y la impostura, he conocido del corazón gimiente. Compondré mis canciones en sus jardines/ de otoño, con sangre y sello propio.
Y después: luz desde agónicos ríos, aguas de lluvia urgente que beber, golpes de corazón pujando al tiempo bailes —paganos bailes que molesten—
No gustarán sus aires mi respiro. Ni segarán la tierra. Ni dormirán en paz. Ni calmarán su sed de siglos.
Saludaré la luna y el invierno. Comeré de los soles sus sentidos.
Nunca pedí permiso.
Los vastos territorios son el fuego en que me quemo/ en que renazco y no hay espera.
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Memorial
SEBASTIÁN QUEUPUL
(Raliptra, 1936 – Raliptra, 2016)
JOSÉ SANTOS LINCOMÁN
(Compu, 1910 – Compu, 1984)
ANSELMO RAGUILEO
(Saltapura, 1922 – Saltapura, 1992)
ANSELMO QUILAQUEO
(Molonhue, 1916 – Chillán, S. I.)
ROSENDO HUENUMÁN
(Hueñalihuén, 1935 – Hueñalihuén, 2020)
PEDRO ALONSO RETAMAL
(Collico, 1929 – San Miguel, 2014)
CARLOS LEVI
(Selva Oscura, 1968 – Selva Oscura, 2013)
MATÍAS CATRILEO
(Santiago, 1984 – Vilcún, 1984)
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HASTA LA PATAGONIA
© Fotografías: Rafael Cheuquelaf Bradasic
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ES POSIBLE EL SUR Antologador: Óscar Barrientos
Alonso de ercilla y zúñiga fue un sol dado español que siguió a pie juntillas el tópico renacentista de las artes y las letras, en sus andanzas por la Capitanía General de Chile. Escribió, en cortezas y otros elementos rús ticos que entregaba la naturaleza salvaje, un poema épico que Gabriela Mistral describió con sorna como «pedazote de pasta de papel pesada y sordísima».
Desde la visión de Neruda, Ercilla1 es el inven
1 «A él le debemos nuestras constelaciones escribe el poeta de Canto general―. Nuestras otras patrias americanas tuvieron descubridor y conquistador. Nosotros tuvimos en Ercilla, ade más, inventor y libertador. [...] Ercilla no solo vio las estrellas, los montes y las aguas, sino que descubrió, separó, y nombró a los hombres. Al nombrarlos les dio existencia. El silencio de las razas había terminado».
tor de la literatura chilena como construcción en la mirada de un testigo, enalteciendo la impronta de sus adversarios y abriéndose paso entre selvas reales y alegóricas. Desde entonces, Pablo Neruda habla de una especie de refundación del sur a través de la palabra poética, generando la noción de un espacio diferenciado en el contexto de nuestro extraño país de ausencias, con forma de espada, con alientos telúricos e inconmensurables.
Quizás, creo concebir la zona sur Patagonia como un trecho de nuestra geografía poética inmensamen te vivo, en lo más amplio de sus dimensiones. Una suerte de animal cuyas extremidades colindan con las selvas lluviosas y tupidas, el agua helada de los gla ciares y el océano de coirón. Un animal anfibio cuya naturaleza intrínsecamente telúrica renueva también el transcurrir de sus ciudades y emplazamientos.
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En la presente antología he querido entregar una mirada sistémica, en el sentido de interrelación de voces y ámbitos, de registros y saltos generacionales. Por razones que tienen que ver con la pertinencia de un estudio con características focalizadas en esta oportunidad no se aborda aquella que denominamos poesía mapuche, que pese a su innegable presencia y valía, requiere un acercamiento epistemológico que se aboque exclusivamente a su canon. De igual ma nera, hacer notar que me atuve al acuerdo editorial de incluir solo autores vivos, factor que puede hacer notar las ausencias de voces que permanentemente homenajeamos y también residen en estas páginas, tales como Rolando Cárdenas, Jorge Torres, Maha Vial, Aristóteles España, Nicki Kuscevic. Aquellos que ya no están con nosotros, pero siguen profundamente vivos.
En este caso se trata de comprender y acercarse específicamente al espacio más o menos comprendido entre la fluvial Valdivia y el estrecho de Magallanes. Como se comprenderá nos encontramos ante un acercamiento que comprende cuatro regiones del país entendido desde el contexto de regionalización actual. Probablemente la denominación sur austral sería la más adecuada.
Como se trata de un espacio geográfico y de un territorio simbólico de indesmentible importancia en el canon de la literatura nacional, es obvio que las denominaciones político-administrativas no siem pre dan cuenta cabal del paño territorial alegórico y conceptual que se desprende de la lectura de sus
poetas. De igual manera, hablamos de un escenario donde lo telúrico y lo geográfico expresan un amplio concierto de ríos torrentosos, volcanes, bosques, ar chipiélagos y glaciares.
Es posible que desde la poética ercillana la mitifi cación de la riqueza mineral y vegetal sea entendida en base a un modelo pastoril, pero desde la literatura contemporánea ese remanso natural se halla sacudido por los terremotos de la historia en especial la dicta dura chilena, por el larismo que tiende a devolverle su diafanidad como patria de la infancia y hoy también por la irrupción de una modernidad castigadora como espacio de extractivismo en la instalación de mineras, forestales y salmoneras. Como podemos ob servar la evolución y semantización del sur austral conlleva alteraciones, giros y sobresaltos.
Pero como esencialmente el poeta es un sujeto moderno, este relee la dimensión humana del paisaje y en cierta medida registra las capas ocultas del len guaje, la colisión entre modernidad expansionista y los retazos de una ruralidad que aun levemente respira, ese imaginario que tan majaderamente enaltece un discurso criollista trasnochado tan común en folletos turísticos o postales.
Ese influjo tardocriollista no era gratuita, venía de una forma de concebir la escritura y el escritor. Probablemente de quien emigraba de la región al centro metropolitano y en cierta medida exponía la diferencia de su terruño con respecto al tráfago capitalino. Y de igual manera, el larismo también tenía que ver con esa diáspora a Santiago donde la
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idea de una provincia no arrasada por la modernidad era el objeto de la mayor de las nostalgias y de la defensa del mito.
Probablemente todo eso cambia después del 73, donde el peso de la bota militar concebía al bardo como un cantor trovadoresco de las bellezas naturales de su comarca. Ante esta realidad, la poesía del sur austral asociada con grupos humanos e instituciones que no fueron totalmente arrasadas (como las univer sidades regionales) configuraron una literatura que sin soslayar las marcas del terror dictatorial dialogó con su tiempo, su paisaje y su interioridad, pero sin traicionar el sentido de la propia literatura. La resis tencia adquiere diferentes e intrincados rostros.
La situación en democracia tuvo todas las frac turas de la transición y la aplicación de la lógica capitalista más despiadada (reforzada incluso) hizo muchas veces que la poesía fuera un discurso peri férico en el contexto de un país que generalmente presume de sus poetas.
El grupo de autores que presentamos a continuación abarca diferentes corrientes, lecturas, estilos. Todos ellos conforman un grupo heterogénero y significativo. Se trata de autores insertos en el ca
non de la literatura nacional cuyas particularidades dotan de nuevas miradas el corpus de un país que requiere reconocerse en sus territorios no metropo litanos. De esta manera, hay autores que nacieron antes y después del traumático golpe militar de 1973 y que viven en los márgenes del sur austral o los han habitado largamente.
El poeta Jorge Boccanera se pregunta: «¿Será posible el sur?/ Será posible tanto invierno caído so bre el último rostro de mi hermano,/ tanto salario escaso riendo con descaro y en el plato vacío el verdugo esperando». No sé si esta compilación responde de forma cabal a una pregunta tan amplia y de aristas de una complejidad casi inabarcable. Lo que sí podemos afirmar es que este manojo de voces y escrituras le tuercen la nariz a cierta caricatura que desde el centro se ha elaborado en torno a este territorio, ya que se enlazan con formas avanzadas y sofisticadas de la lite ratura contemporánea, forjan universos imaginarios, problematizan los laberintos de la historia, se nutren de la vanguardia, registran las ciudades del sur, desgarran el holograma y creemos, en definitiva, que se trata de una literatura que comunica el encuentro entre la tradición y la modernidad.
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ASTRID FUGELLIE (1949)
redonda y amarilla parecida a la luna. Se dijo que la mariposa era un dios hecho polvo.
LAS BRUJAS DEL APOCALIPSIS
Cuando mi bisabuela muerta parió seca, las parteras no pudieron hacer a la luz a mi abuela. Ella nació ahorcada por el cordón umbilical de la santa vieja.
Cuando mi abuela muerta dio a luz a mi madre, la frágil calavera de mi antecesora ya estaba colgada en el perchero entre la mampara ovalada y el diván de felpa roja.
Cuando mi madre muerta me trajo, entre dolor y llantos, por ser yo demasiado gruesa, mi mortaja estuvo sentada frente al espejo de la cómoda de ébano.
Cuando muerta alcancé la edad madura de la menstruación, vino mi hija yerta y blanca y se quedó para siempre en la habitación de balcones por donde la noche entraba muda.
Así nuestra dinastía jamás compartió ni un desayu no con la lectura de Baudelaire, o el final de cena con la música de Bach.
De tal suerte aconteció, porque cuando nació mi bisabuela muerta guardó en su armario estilo rococó, una mariposa nocturna dentro de una caja
Fue así como ninguna de las cinco muertas, nos atrevimos a abrir esa caja redonda y amarilla pare cida a la luna. De algún modo, tuvimos miedo a ser obligadas a nacer vivas en medio de esa casa de adobe y tierra.
ADELAIDA
La mujer se avecina a la llanada impecablemente engalanada de sombra: de sombra su cara, dos ojos de sombra de sombra la nariz, su boca de sombra de sombra su cuello, su espalda de sombra de sombra las piernas, sus pies entre las sombras.
Adelaida va envuelta en su manto negro y brillante, tal parece que la ensombrecida intentara disimular el suceso. Avecinada a la planicie impecablemente cubierta de sombra de sombra su cara, dos ojos
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de sombra de sombra la nariz, su boca de sombra de sombra su cuello, su espalda de sombra de sombra las piernas, sus pies entre las sombras.
Los faroles del terrado alumbran y Adelaida rigurosamente encubierta de luto le quita el cuerpo a la luz y se esconde en un lugar hondo y eterno acorde a las sombras donde nadie advierta la bajada que confidencie un prado de margaritas vivas y un nombre muerto.
JORGE VELÁSQUEZ (1972)
CARTA A MI PADRE DESDE EL GOLFO
Aquí está la marea paralizando el tiempo Y habrá que despertar a la esplendorosa batalla de/ otro viaje
A veces el sol se esconde entre las olas y la poesía es el único camino de regreso a las islas Un embarcadero de botes y barcos aniquilados en/ los roqueríos florecen luminosos hijos entre vertientes sombrías
Navegamos hasta sumergirnos en la noche prontamente partirá el último cauquil maldiciendo/ lo invisible la abstracción enciende los reflectores y las mismas islas reflotamos en el ocaso Ahora no son veleros negros los que viajan sino yates de vidrio o lanchones de polietileno y con el aire no sabemos como morir
Padre solo no te vayas ni vares la lancha por un/ largo tiempo nuestra memoria respira todavía el viento de Chaitén el pequeño puerto de refugio sobre piedras/ dinamitadas porque desnudo el hombre es una corteza torcida confinado al zarandeo de las olas
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Y si algún día te ven embriagado o tendido sobre la hierba cuidando el panorama sabes que estoy ahí y que no hay nada más que hacer sino abrazar el espíritu que arrastra un delfín con/ tu reflejo.
DESPEDIDA DEL CAPITÁN
La noche viene por nosotros
Bailan en el cielo bandurrias junto a la casa arrastrada por el estero
Entonces la maniobra es enganchar yuntas y que las vigas sigan su camino
Los polluelos se van y otras siembras traen en sus ojos
¿Oyes ladrar los perros?
¿Ves la luna prisionera en su hermosura sin rejas?
Esqueletos ebrios cuelgan del avellano como desteñidos arqueros con súplica a sus seres alados
El gato predice el tiempo
La marea sube La noche viene por nosotros (Un islote somos un chalupón forastero en lo invisible)
El silencio arrebata al mar las cuadernas del ciruelillo.
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PAVEL OYARZÚN (1963)
Sus espectaculares suicidios archivados en las páginas rojas de los periódicos.
BIENVENIDA SEA LA POESÍA DEL FUTURO
Bienvenida sea la poesía del futuro. Esa poesía que reventará como una flor en plena calle, o como un cadáver después de varios días. Bienvenida sea la poesía colgada de las nubes y de los edificios. La que soltará en este mundo su alma de bestia carroñera. La que olfateará a la muerte desde lejos. La que llegará delgada y tenue como las primeras lluvias del otoño, y suave como los tejidos de las vísceras. Bienvenido sea su ritmo de agua en caída libre, o su sonido de artefacto eléctrico. Pronto estará entre nosotros, bendiciendo el acto sexual entre la especie, o comiéndole los ojos a los muertos. Hasta aquí llegará con su espíritu redentor funcionando, o con su instinto homicida adiestrado y carnívoro como el que empuñan las tropas de asalto. Bienvenida sea la poesía del futuro. Bienvenidos sean sus actos de magia. Sus contorsiones acrobáticas. Sus caricias y besos de película.
Aquí, y en ninguna otra parte, establecerá su reino, su hacienda, su recinto milagrero abierto al público
La verán caminar sobre las aguas. La verán dormir en los parques. La verán en las noches de luna como suspendida de aquella luz fantástica. La verán aullando y con espasmos, tirada en el suelo. Podrán verla haciendo latir las memorias, o en cada herida cortante que dejará el paso del olvido sobre los rostros. Bienvenida sea, por fin, la poesía del futuro. Ábranles las puertas y las ventanas, las arterias, los huesos, los ojos, y prepárense para lo que pueda ocurrir, porque vendrá de todos modos, así sea para velar por la paz de sus almas, o bien, para levantarles la tapa de los sesos.
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LOS NIÑOS EN EL PARQUE
Ellos no tienen buenas costumbres. Ellos no tienen buenos instintos. Ellos no aman a la patria, ni respetan el himno nacional. Ellos no creen realmente en la virgen María, ni en su hijo Jesucristo. Ellos no creen en la familia ni en la propiedad privada. Ellos mean en la calle, y le sacan la madre a cualquiera. Ellos están al margen de la ley. Ellos tienen metido a Dios en una bolsa de plástico. Ellos tienen la cabeza llena de destellos y extrañas figuras que les dan risa. Ellos no sienten vergüenza Ellos sienten náuseas casi todo el tiempo.
JAIME BRISTILO (1969) CAMPO SANTO
Hoy he visto pasar el cadáver de mi enemigo Sus puños crispados en llamas maldijeron el castigo/ de encontrarme
Caduco empujaba un carro pictórico de abarrotes Pertrechos de guerra con evidente fecha de/ vencimiento acaecida
La historia cobra sus víctimas Estrafalaria y frenética repite caprichos con/ nombres de primer cartel Incapaz de verme a los ojos Ha perfilado un gesto de acritud envejecida
El odio golpeaba su cara contra los muros de mi/ campo santo Camino a su casa de fachada blanca/ escandalosamente sordomuda
Hoy he visto pasar el cadáver de mi enemigo
A diferencia de su albergue sin ventanas hacia mi/ última morada Aquí no cultivamos podredumbre sino flores que/ brotan alegres desde el más allá
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Los niños no saben de su vida qué hacer
Juegan al grande
A la casita
Dan solos la vuelta por la manzana
Ven caras desconocidas
Se miran mecánicamente entre sí
Agitados se toman las manos Hasta darse cariños nuevos
Convulsas pierden y ganan las palabras Pródigos terminan llamando con gritos a mamá
v Rabia, un perro tuerto
Vaga y olisquea Muestra los dientes Afila el aire con un gruñido
Miedo, el niño tiende a correr El perro se abalanza Trunca esa carrera El niño protege su rostro
Rabia, el perro no ladra Es ciega su ira Profunda la marca en el brazo Del amo que nunca tuvo
HARRY VOLLMER (1966)
APORTE AL DÍA INTERNACIONAL DE LA POESÍA
No lean a Vollmer por favor no lean a Vollmer no lo invoquen, no lo hablen no lo menten solo pasen su dedo por el pequeño tajo en el rostro en las cicatrices que van quedando, solo ámenlo, grítenlo, cójanlo, apriétenlo… pero no lean, no lean a Vollmer que ya está acabado vive viviéndose hacia atrás ya es solo lancha pal desaguadero escolpa flotando en las mareas, no lean a este mala clase no hojeen a Vollmer ni en la vastedad de/ las tormentas ni en la calma bruta de sus silencios. Solo ámenlo, denle grillos, bandurrias, dinero para/ la fianza, alguna estrella que nadie mire o un caballo/ de mar disecado.
¿Quién podría buscar los lentes de Vollmer, quién lo/ levanta, quién lo besa en la frente…? Pero insisto no lo lean, no lo piensen, no lo sientan… Solo péinenlo, acarícienlo, sóplenlo y déjenlo ir/ déjenlo alejarse
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con su ternura ciega del atardecer y sus vientos cuesta abajo, rengueando cojeando sangrando afirmado a sus cercos y sus volcanes y sus mareas y sus olas golpeando en las quillas/ de madrugada y el murmullo eterno del mismo poema déjenlo cantar con sus ballenas entre los fiordos no lo lean pero déjenlo que regale sus zapatillas que/ retorne a pie hacia donde vea luces déjenlo, no lo lean, no lean a Vollmer que/ a nadie le importa, solo ámenlo o amen el rechinar de sus vigas al escribir/ este poema.
estar pendiente de la marea baja, aprender la pega/ de matarife.
Ahí desde el balcón de ciprés que no construiremos, miraremos la ciudad al otro lado y sus fuegos de/ artificio en los festejos, me ayudarás con la escalera al podar los árboles,/ a clavar una tejuela, miraremos atentos entre qué matas ponen las gallinas / de los vecinos, y hablaremos en silencio, de a poco.
EL VIENTO SE LLEVÓ EL INVERNADERO QUE CONSTRUIRÍAMOS…
En la huerta soñada, entre repollos gigantes y/ almácigos, espero abrazarte algún día sin amarras, entre/ chalotas, perejil o cilantro, bajo un pangue recién llovido, ahí será nuestro amor entre los zumbidos y abejas, y el vapor de nuestras bocas al hablarnos. Prometo grosellas y mosqueta para la once, la red/ y la marisca
Siempre seremos uno solo, pues siempre queda algo/ de nosotros en el cuerpo del otro, y en el alma queda/ impregnada la otra alma, siempre se doblará el primer clavo de la casa que no/ construiremos, pasarán cometas y no será necesario pedir deseos, solo un sorbo de tus labios y una mirada azul/ profundo de océano nos permitirá juntar los dedos, las manos, los brazos,/ los ojos, junto a las bigas que no hemos bajado ni bajaremos/ del monte, ahí estoy pensando en el barbecho, y en que nadie tirará las semillas para/ el próximo invierno.
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ROSABETTY MUÑOZ (1960)
HAY OVEJAS Y OVEJAS
Las que comen de cualquier pastizal y duermen con una sonrisa de satisfacción en los potreros.
Las que caminan ciegamente por los caminos acostumbrados.
Las que beben despreocupadas en los arroyos. Las que no trepan por pendientes peligrosas. Esas van a dar lana abundante en las esquilas y serán sabrosas invitadas en las fiestas de fin de año. Hay también las que tuercen las patas buscando campos de margaritas y se quedan horas y horas contemplando los barrancos. Esas balan toda la gran noche de su vida encogidas de miedo. Y hay, por fin, las malas ovejas descarriadas. Para ellas y por ellas son las escondidas raíces y los mejores y más deliciosos pastos.
LA SANTA DE TERCIOPELO
La Santa vestida de terciopelo le cuelgan abalorios. En andas.
Viaja sobre los hombros y le agitan pañuelos blancos Sortea temporales inmóvil.
Fija la mirada. Fijo el madero portentoso de su cuerpo. Sobrepuestos los retazos de otros rezos.
La pueblan arañas y polillas. Resplandeciente el rostro policromado. Bajo las ropas sagradas los velos se pudren y la madera astillada se consume.
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YANKO GONZÁLEZ CANGAS
(1971) FAREWELl
queremos invitar a este escenario aprovechando/ el octogésimo aniversario de la institución a alguien muy especial/ para toda nuestra comunidad que llegó hace cuarenta y cinco años para / dirigir una escuela que estaba en pañales nada más y nada menos que/ la escuela de ingeniería ubicada en ese entonces en un sector que algunos/ aún recuerdan y que se llamaba las chancherías donde los colegas/ del programa de capacitación agraria hacían sus prácticas de/ inseminación artificial. con denuedo e infinita paciencia este inspirador/ de decenas que digo de centenares de generaciones fue/ haciéndose paso
en la adversidad en los momentos más duros no/ tanto por nuestras autoridades de ese tiempo aquí y en el país como/ algunos insisten en recalcar sino por la crisis internacional que azotó/ las arcas de la corporación siendo prohibitivo importar o adquirir/ cualquier instrumental para la óptima formación de nuestra esperanza joven y profesional. con ingenio fuente y raíz de su pasión vocacional creó las condiciones para que una importante ayuda del exterior llegara/ y así preparar técnicamente a los inquietos espíritus jóvenes/ de una carrera que pujaba por tener un mínimo de equipamiento no importaba que los enclaves estuvieran sueltos que las piezas/ neumáticas del canal de flujo laminar fueran obsoletas su máxima/ siempre fue a esclerómetro regalado jamás se le mira la pantalla/ digital.
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porque el maestro siempre encontraba el tiempo/ y el ajuste adecuado hasta en su propia casa para acondicionar todo lo/ que llegaba de la lejana Europa central para dar estos primeros pasos/ y quizás sea esta la ocasión de leerles solo algunos aspectos del primer/ perfil de la carrera íntegramente redactado por quién con este/ reconocimiento
despedimos hoy donde destaco las frases «sólida fundamentación»/ «amplios conocimientos en producción» «actitud investigativa hacia la/ tecnología y su aplicación».
antes de darle la palabra al amigo y al formador al/ cual hoy le decimos hasta pronto nuca adiós, le tenemos una sorpresa cono/ todos ustedes a quién por casi cuarenta y tres años fue compañero del festejado/ tanto en el laboratorio de pruebas
como en la oficina contigua cuántos recuerdos/ atesorados cuántos proyectos adjudicados, cuántas reuniones inspiradas y desafíos administrativos cuántos conflictos sorteados porque nadie dice que todo/ es miel sobre
hojuelas sobre todo en una escuela entonces no quiso estar ausente quien/ ayuda a subir al colega.
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ANTONIA TORRES (1975)
UMZUG
La escena se compone de algunas cajas vacías una escoba y un montón de basura en una esquina Dos o tres beben cerveza y fuman al lado de una/ ventana abierta
Podríamos decir que el polvo corona la tarde que un sol distorsionado ilumina el cuarto con el sepia de las botellas
Una radio suena con música para nadie Decir, mientras tarjamos unos versos y despegamos/ fotografías, que una leve brisa levanta hojas del suelo y hace bailar el papel mural roto de las paredes. En el baño gotean la luz y el tiempo y el espejo devuelve la imagen de una cañería averiada
un castillo de cartas una pirámide apenas sostenida en el arco de/ las palabras un par de sillas rotas apuntalando la puerta/ de entrada.
La escena se compone de algunas palabras vacías/ o quebradas espacios en blanco, signos de puntuación tirados/ al piso pelusas barridas entre letras. El resto del lugar se sostiene con la mirada.
HALLO EL BROTE DE UN POEMA TIRADO A LA ORILLA DEL CAMINO
lo escondo en algún sitio, tal vez en mi bolsillo. Es primavera, el cielo aún no lo sabe.
Tomo el vástago olvidado y lo afilo durante días hasta que asoma una especie de raíz en remojo, le rezo y espero.
Es primavera y nadie parece saberlo anoche las lluvias arrastraron un cadáver hoy ha llegado a los pies de mi cama flotando como/ un leño.
Hundo su tallo en la tierra húmeda del jardín mientras me siento a escuchar el poema que crece.
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La primavera es un parque sin palabras senderos que se cruzan árboles y relatos que se agarran raíces como trampas que deforman la lectura.
Quien haya besado la hoja verde de un poema no necesita más quien haya puesto su frescor sobre los párpados calma la fiebre de la mirada
y sin embargo todas las primaveras llegan tarde.
se asoma dudando el poema leído a tropiezos y en voz alta espigando entre las ramas apenas comprendido.
JUAN PABLO RIVEROS (1945)
así es como de pronto aparece: herido, lloriqueando tras un arbusto en el hueco donde se esconde un animalito el brote de un poema tirado sin querer a la orilla del camino.
HUERTOS
La infinita descomposición de la luz en la cristalería del hielo. Barcos cargados de arcoiris y navegaciones en las que cualquier oro era nada.
Como esas rorantes matas de zarzaparrilla con sus rútilas gotas de sangre sobre la nieve más sana, más pura, en el último rincón de la huerta más austral del universo.
NOCHE POLAR
La noche, como finísimo granado, madura en la lejana nieve azul.
Como niña perdida en los parques, la noche canta con sus marineros a bordo del mundo.
Y un enigma de astros corea la arquitectura sideral.
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MIGUEL BÓRQUEZ (1985)
llevando intrínseca la tristeza de lo irremediable. cree ver en el ternero muerto la metáfora de algo, pero ignora qué
LA BOTÁNICA DE LOS NIÑITOS MUERTOS (Fragmentos)
abre los ojos y sueña el día que sea del ochenta y cinco y en un cuaderno de croquis registra como un autóma ta subjetividades y aproximaciones más bien imprecisas que remiten a un tiempo caótico y una experiencia aje na que su mente apropia cual demencial suplantación hasta enfermarlo. alterna frases rotundas y secas sobre lugares y nombres con párrafos humeantes y eléctricos que adorna con recortes de revistas y fallidos ensayos de cianotipia. los espacios en blanco y guiones introduc torios han transmutado en grafías verticales y osarios pesadillescos. desde ese punto el registro enmudece, se torna ilegible o se limita a describir fenómenos climá ticos anómalos y tragedias familiares sin importancia
los animales del bosque huyen de la luz diurna, se agazapan en madrigueras o pequeñas cuevas, descreen la autenticidad de los reflejos solares sobre la tierra vegetal que circulan. la fauna diurna es una especulación para hacer más llevadero el descampa do que evapora el paisaje, el peladero que devasta como un sarcoma su continuidad y envergadura. no es un animal el animal que se ve de día: es un bosquejo inmaterial que reclama su derecho a difu minarse otro entre la hierba que huele. la luz hace fluctuar el ordenamiento natural de los lugares y los seres, antepone su lirismo, expande su gregaria liquidez. los animales del bosque huyen de la luz pero son absorbidos por ella; transcurren cazados por su reflejo, semejando sus cuerpos solsticios óseos
una vaca pare un ternero muerto en el follaje. observa la escena con nervio, esa placenta que escurre como una secreción cualquiera le hace pensar en residuos quirúrgicos, en acumulaciones de grasa o formaciones tumorales cuidadosamente embolsadas para su posterior examen. la ruma informe de animal aún tibio pero yerto sin conocer el mundo le conmueve, ese bramido materno lento y repetitivo como arrastrando sus lácteos órganos bajo la tierra,
la desmesura del distópico paisaje hace que pien se la maternidad como un instinto en lo esencial repulsivo y antinatural. en el recién parido muerto se expone cierta extraña y tenebrosa biología que lo hace imaginar otros terneros ocultándose entre el junquillo, otras vacas higienizando a lengüetazos su sangrante pelaje. la muerte como la devastación
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parcial de un mundo sin significado aparente o como un parásito que crece sin ser detectado hasta eventualmente convertirse en otra cosa. cuerpos que se traducen entre ellos como transparencias obsoletas y amarillentas. después de morir cuántas veces morirá el ternero en mí, es lo que se preguntará cuando vuelva a casa
un animal cualquiera es el colapso de su finitud ru miando voces que no son poemas pero igualmente lo conmueven. sobrevive el invierno registrando en cuadernos nombres de especies zoológicas ya extintas; adjunta un dibujo de cada una y la fecha de su último avistamiento, luego piensa el ternero muerto y se pregunta qué parte de sí murió con él. la fiebre de los árboles perennes atrae el banco de medusas que sueña cuando vuelve, afila sus maderas, fisura sus núcleos. hay cuerpos de anima les congelándose que frotan sus pelajes por lascivia como un alud de fuego a contraluz, inflamando su carne y el follaje que pernoctan una casa sola en un paisaje deshabitado siempre propicia una especie de anacrónica melancolía. quien la piensa supone ciertos animales desplazados de escena contemplando perplejos la destrucción de su hábitat, degollándose o tocándose en señal de
amor. usualmente saben que no es el final, que no es posible borrarse tan de golpe y se dejan hundir en el follaje como en un sueño, aprehendiendo desde su húmeda corteza nubes y montañas que se desplazan ingrávidas, clareando a ráfagas muertos que mueren por preservarse tibios en casas que solo pueblan ectoplasmas y orbs. quien piensa todo eso lo hace leyendo poemas de amor escritos por y para idiotas, fijando su corazón con terror al deseo que le une y le separa de todas las bestias copulantes de la tierra
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CARLOS ALBERTO TRUJILLO
(1950)
YO LIMITO
Yo limito y por limitar con cada hora cobijada en mis manos soy desde el mismo nacimiento mi propio y más terrible límite
Yo limito
Yo limito con sillas, con mesas, con bibliotecas, con calles con casas, con los números telefónicos, con los R.U.N. y los R.U.T., con las libretas de ahorro, con las libretas de seguro, con el mar, con el puerto y los puertos, con mis costillas por delante y mis costillas por detrás, con los cables de alta tensión y las huellas de labios en los vasos
Yo limito
Yo limito con Bernardo O'Higgins arrancando/ de Rancagua,
con Manuel Rodríguez vestido de cura por los cerros de la historia, con Arturo Prat y su busto mojado por la lluvia en la Plaza de Castro, con el dieciocho de Septiembre, con el Mes de la Patria, con todos los sesquicentenarios, aniversarios y demases
Yo limito
Yo limito con el escapulario que me colgaban/ del cuello, y con la imagen de la Virgen del Carmen entre dos/ oficiales de barba, y con el Mes de María, y con los crucifijos oxidados sobre los marcos de/ las puertas, y con la salvación eterna escondiéndose siempre bajo distintos sombreros
Yo limito
Yo limito con mis suspensores, con mis primeros/ zapatos; yo limito con la mañana, con lo que no es la mañana; con mis ojos y mis orejas; yo limito con mi olfato y con mi tacto, con los decretos y los contradecretos, con las relegaciones y los exilios
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Yo limito con mi fe de bautismo, con mi certificado de defunción
Yo limito con todo y con nada
Todo en mí hoy es límite
Cada palabra limita a la siguiente
JOSÉ MANSILLA (1962)
EL ROSTRO MANTIENE SU PACIENCIA
Ahora sé lo que contuvo el silencio, un desborde seguramente hacia otras latitudes donde las explicaciones no fueran necesarias.
Era la vuelta imprescindible por el corazón, en que flamearan telas de distinto signo, todas nubes aconteciendo en el presente.
Ahora que ya no nos hablamos, el misterio ronda por las calles de barro.
Agoniza el hombre en las sombras y otros beben su vino.
Nada se ha perdido dices y hablan raíces rojas en el mar de las ausencias.
Todo adviene en agua que aflora y raídas vestiduras olvidan su cuerpo.
Exudan sudores los frescos paños en la frente del caído.
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Y brilla un rostro lozano en las grises maderas de los cercos.
Ahora que ocurre este paseo, te despides de los vecinos limpia y sinceramente. y las palabras ya no suenan, el gesto es una mano en alto para decir adiós definitivamente
Se ensordecen los últimos tocadiscos en los bares que tus ojos vivieron.
Y bebemos como acto final esta caña de vino blanco, que has dejado olvidada en medio de las cenizas.
Ya sé lo que contuvo este silencio.
MARIANA CAMELIO VEZZANI
(1994)
comuna río verde
la cinemática de la liebre se estudia con un hilo que sostengo entre mi ojo izquierdo y el espacio vacío después del salto del animal un nudo marca la distancia pienso repetir el gesto pero la velocidad no se mide con los dedos
no se le pegan cardos a las liebres vadear a los zorros en la estepa hace que la geometría del movimiento tenga ángulos rectos no cavan madrigueras los lebratos nacen desprotegidos la cinemática no es una ciencia exacta
un ovejero mira los saltos de las crías desde el puesto a tres horas de la casa principal y recuerda un cuento lleno de liebres doradas asesinadas por los perros
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sótano de la casa principal (km 37 sur, isla riesco)
hay zorros que viven debajo de esta casa su asentamiento siempre ha sido radial y concéntrico todo túnel lo aprendí de memoria el ejercicio de dibujar la isla boca abajo hizo aparecer en el papel un trazado perfecto de crujires soterrados nocturnos allí aparecieron también manchas de musgo que esconden quemaduras zorros que duermen en esas manchas tibias sueños de árboles con corteza fotosensible que imprimen caras cuyos nombres y genealogía no recuerdo en el verano vimos pájaros de muchas especies pero todos de un gris ceniciento la laguna a medio congelar tiene surcos azules y/ otros ver des nada entiendo yo de crujires pero con la lluvia en cada uno de esos huecos crecerían líquenes amarillos: durante todos los tiempos en los barcos se han visto fuegos en la punta de los mástiles durante la tempestad se les ha considerado siempre un signo de protección
VICENTE OYARZÚN CARTAGENA
(1992) SÍNTOMAS DE DESHIDRATACIÓN
como lagartijas que ofrecen su lomo al sol
subimos una calle el diálogo empinado se interrumpe por el ritmo de la respiración
la tinta azul se extiende hasta la orilla de una playa no apta para el baño donde se concentran en un mismo punto miradas que ascienden leves
como burbujas de agua mineral la espuma de ese oleaje
nos absuelve un licor derramado sobre el techo de barcazas zarpando hacia otros puertos por nuestras venas la forma de peces nada a contracorriente el amor
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toma una parte del cuerpo que nos falta para variar algo se queda en el lugar de los efectos que pudieron resultar indispensables
imposible permanecer así más tiempo
es lento el espectáculo de letreros que se empiezan a encender y un lenguaje de miradas que no se cruzan
imaginación de la escena
dos personas con los pies en el agua a la orilla de un mar no tan mar un poco río champú de manzanilla la luz del sol que lxs destaca cual dos palabras en un texto la ventisca trae el recuerdo aerodinámico todxs duermen cuando un beso se instala en la mañana intentas no parar demasiado las gaviotas de la aurora resulta fácil sentarse a inventar con la voz una caricia si no fuera en la vía pública donde imaginas esta plaza nocturna atestada de gente y de palomas que se esquivan mutuamente
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IVONNE COÑUECAR (1980)
LA OMNIPRESENCIA DE LA GENERACIÓN EQUIS
i [no estar ni ahí solo fue la presencia a la que nos relegaron] yo estuve ahí cuando cargaron los materiales y bellas las terminaciones/ a esa lápida no pudimos ponerle nombre/ no se sabía cómo/ si la hipocresía de las bestias hizo olvidar los apellidos. yo estuve ahí/ cuando abrieron los caminos más lejos que la Antártica/ besé cada piedra sin saber si de ida o de vuelta/ soda cáustica en los cerros/ los campos/ la piel. Carretera Austral llamaron a todo eso/ para mí no tuvo nombre hasta que me fui/ entonces eché de menos no saber nombrarla/ y se llamaba Carretera Austral general augusto pinochet i mi región se llamaba del general carlos ibáñez del campo. pero yo no les debo nada a los milicos.
ii [nosotros masificamos el uso de fármacos para la felicidad] yo estuve ahí/ cuando todos esquivaron los hoyos/ abrí la tierra poquito a poco/ requerí castigo ejemplar para las bellas víctimas de los noticieros de última hora. yo estuve en esa discotec. dentro de tu útero rasgando las paredes y corté el cordón/ quise ahorcarme/ caminé por tanta nieve/ tanta nieve/ que no necesité sol/ ni luna/ ni estrellas/ pude haber muerto en la nieve. pude haber muerto en cualquier parte/ y no sabría cómo usar escaleras mecánicas/ puertas o micros. soluciones químicas vienen mejor. yo estuve ahí con el tejido de las arañas/ las pisadas de las cu carachas/ con mi cabello de guerreros antepasados/ mis piernas sin estigmas/ despierta mi piel huilliche sin cansancio ni rasguños. tinnitus enceró todo el rededor/ la gente filtro/ la gente cerámica/ los extras. solucionamos con químicos esa sonrisa que no aparece. yo estuve ahí donde el abandono carece de nombre. y todas las invitaciones sí/ todos los consejos no. cerraron la puerta a la india idiota como su padre la india que jala/ y jala/ y no se atreve a disparar. en la pirotecnia de tus ojos amor gritaste silencio y el silencio fue sordera.
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iii [se alegraron de que no supiéramos de historia ahora que todo comenzaba con la palabra democracia] yo estuve ahí/ en esa política llena de artistas y pre mios y eligieron a todos/ menos a mí porque no tenía talento/ contactos/ ni voto y Chile se abrió como putita nueva. miedo y pudor en las calles/ qué era libertad nadie supo e hicieron lo mismo todos los días. exhibieron tantas heridas y desapariciones/ volvie ron diciendo Europa Exilio Persecución/ mitificaron con gracia el derecho internacional público/ todos querían oírlos.../ y la pobreza señoras y señores/ qué hacemos con esos pobres sin estilo / ni talento/ ni pre mios/ ni gracia/ ni voto y con hambre/ tanta hambre. yo estuve ahí con mi torpeza nevermind del nirvana infierno y ropas ajadas/ y nada importó porque tuve tanta rabia / y encontré las canciones perfectas/ sin supersticiones ni manías vi la nieve roja/ porque un tiro en la cabeza huele mejor que el teen spirit. yo estuve ahí en la línea de fuego y llamé a mis muertos/ pregunté cuándo se acaba esta pena. yo estuve ahí en la inopia/ con los tejidos de las arañas/ las pisadas de las cucarachas/ rasgando mi útero con mis manos de niña/ y dije ojalá te mueras/ luego todo se apagó.
VERÓNICA ZONDEK (1953)
Desde la otra orilla
A Georg Trakl
A Jaime Huenún y su lectura interclusa
La ciudad no es más que un despliegue en/ agua cristalina y arrastra en azul tu cuerpo al desplome.
Un ramo de jeringas te viste de luto y tu corazón bombea envuelto en demencia. Hay un forastero que galopa al anca de los/ murciélagos y hace intentos por no girar su cabeza hacia el/ costado.
Un edificio apaga su fuego marmóreo y es calmo y desliza por ti un pulso encarnado y reptil.
Deambular es ahora un qué de soplos y una búsqueda silente de guijarros que de uno en uno y sin engaños
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son raudo precipicio en las grietas que cría/ el alabastro.
La sombra sobre el río es de alarido ‘pajaril’ y es blanco el graznido Juan Luis e inasible el granate coágulo que fermenta el lamento.
Repta entonces serpentea sucio el miembro entumecido y cruje en solitario el cristal de una lágrima.
Trakl caminante y celada de huérfano decir no desea no evita el golpe en oscuro en un lunes muy anterior a aquel de Vallejo que entonces en rosáceo y frente al ojo celeste fue entrando en el añil profundo y más lejos junto al destino de la fina hebra que hoy me teje/ el paño por carnosa avizorar un mirar impreso y entrever los signos en la escritura que amaso.
Trakl vago interdicto del Bosque Negro abismo encadenado al pulso escindido abrazo irrumpes en profundo y cerúleo y truenas como la arcilla al vientre y te haces familia una con la noche.
Es lumbrosa tu lóbrega habitante de cuarzo y latente el abrigo de tierra a la medida.
Un alma ajena destila el rojo por hacerlo suyo y atraído y negro el farellón en el risco de tu ojo es sello y lacra en boca de cavernas en olvido.
Cielo e infierno avecindado en tu corazón.
Un leve toqueteo de alas sobre el arroyo/ transparente. Un murmullo de ángeles a la espera.
Trakl. Hombre y poeta.
Cae tu cuerpo y el agua es más tan bermeja que pretexto te resulta tibio el aliento.
Izas tu cola en señal de ardua patria y ya eres salto/ en la otra orilla.
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SERGIO MANSILLA (1958)
ALLÁ LEJOS TE VEO VENIR
Allá lejos te veo venir
como una llovizna
que hace palidecer
las azules colinas.
Saco apresuradamente
al patio mis árboles, mis hinojos,
todos mis seres pequeños y pobres
que pululan por doquier:
libélulas, mariposas,
cantáridas de siete colores,
algas y avecillas.
Me vacío entero
como un balde con agua que se vuelca en el piso
y me extiendo cuan amplio soy para recibir la miel
que trae tu presencia.
No vaya a suceder
que llegues
y esté todo solitario y triste,
todo cerrado, tapiado hasta las nubes,
y el amor, como un niño mendigo,
llore sin pan y se duerma en la mampara
de cualquier casa tiritando abrazado a su perro.
NUESTROS DESCENDIENTES
Quizás hallen en las viejas bibliotecas de ellos algún poema olvidado parecido a este. Algún periodista mal pagado tal vez escriba «Se halló un pergamino cuyas líneas inexplicablemente van y vienen como surcos de una siembra».
Y algún paleógrafo, sin mucha convicción, dirá: «Veré si puedo saber qué dicen estos caracteres/ arcaicos.
Se ve que es un lenguaje primitivo, con palabras rudimentarias, onomatopeyas quizás que imitaban el canto de los pájaros o el sonido/ de los ríos».
Y no habrá a quién preguntarle. Solo estarán ahí las palabras mudas, incapaces de narrar la finitud de los cuerpos que ya se fueron.
Y las examinarán bajo lupas electrónicas, y analizarán la química de la tinta, y aplicarán algo más preciso que carbono 14 para calcular la edad de las manos que escribieron caracteres tan viejos como el sol.
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Quizás el manuscrito termine en un museo/ para turistas y toda esperanza de canto se aleje a una distancia/ sin retorno.
Quizás simplemente se pierda en los sombríos bosques de un futuro sin humanos, y el poema no será ni poema ni nada cuando ya no haya idioma en el murmurar de/ las nubes y no quede más que una enorme roca rodante en la interminable noche espacial de nadie.
Un poema demasiado breve para cantar las hazañas/ de los héroes y demasiado extenso para tanto impenetrable/ silencio que somos.
CLEMENTE RIEDEMANN (1953)
EL HOMBRE DE LEPZIG
El padre del padre de mi padre traía todo el mar en sus mejillas. Trajo un cormorán en la mirada y una flauta dulce en los bolsillos. No trajo papeles ni osamentas. Le quitaron su historia en las aduanas y venía de lejos.
Al llegar, solo la niebla, pañal de maíz para envolver los viejos barcos de madera: la Steinward, el Hermann, el bergantín Susanne y el Alfred. Todos buscando el paraíso. Para todos, desengaño y selva.
(El daguerrotipo muestra a unas familias apiñadas y sin saber a qué atenerse. Allí dormitan en el suelo el hacedor de calamorros y la mujer del peluquero. También, un niño con paperas)
¡Oh viejos barcos de madera! ¡Oh germánicos famélicos! Les prometieron la tierra pero la tierra tenía dueños falsos. Falsas estacas de papel y no auténticos rewes milenarios.
El padre del padre de mi padre hubo de hablar en otra lengua, gotear, de nuevo, el semen de la aurora. A fundar cosas es que vino el hombre de tan lejos. Corral, después de un siglo pronuncio tu nombre en la mañana. Estoy de pie sobre
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una lancha arrojando trozos de carne podrida a las gaviotas. Por aquí entró en América el perseguido, uno que no fue rico ni famoso, sino bello. Porque bello es todo cuanto sigue siendo, a pesar de la muerte, el deterioro y el olvido.
El hombre de Leipzig, el carpintero, me trajo a tierra en el lápiz de su oreja, de donde he bajado para organizar el mundo con palabras.
SANTIAGUILLO
Que se pudra el provinciano resentido que niega su pasado de piedras i lodo, el petulante mandarín, el bobo crédulo en la idea de Santiago como capital de algo.
Honor para el santiaguino que no se enrola, ni se enreda en justificaciones de medio pelo, cuando tie ne que levantar la espada para zanjar cuitas con el huaserío pusilánime.
Que reviente el charquicán botado a strogonoff.
Si mamamos todos de la misma partera, si tocamos las estrellas gracias a la oscuridad de los otros, si cortamos diez mil cabezas para conservar en su lugar la nuestra, ¿a qué tanto aire de prostituta enriquecida en los casinos? Santiaguillo, aún te miras el rostro en el culo de París i te lavas las manos con el agua en que han hervido las salchichas de Nueva York. ¿Cuándo mirarás hacia el fondo de la chacra que te da de comer?
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ROLANDO CÁRDENAS VERA
(Punta Arenas, 1933 – Santiago, 1990)
MARINO MUÑOZ LAGOS
(Mulchén, 1925 – Punta Arenas, 2017)
JORGE TORRES ULLOA
(Valdivia, 1948 – Valdivia, 2001)
ARISTÓTELES ESPAÑA
(Castro, 1955 – Valparaíso, 2011) MAHA VIAL
(Valdivia, 1955 – Valdivia, 2020)
NIKI KUSCEVIC RAMÍREZ
(Punta Arenas, 1964 – Punta Arenas, 2019)
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COLOFÓN
DERECHOS
ISBN 978-956-6067-35-1 208 PÁGINAS BOND 70 G
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CHILENA VIVA NO METROPOLITANA
POETA DE PROVINCIA PRETENDE DAR CUENTA DE LA TRASCENDENTE Y NUTRIDA PRODUCCIÓN QUE SE ESTÁ ESCRIBIENDO AL MARGEN DE SANTIAGO; ASPIRA, EN ESE SENTIDO, A ENTRAR EN DISPUTA CON EL MARCADO CANON LITERARIO, HEGEMÓNICO, CENTRALISTA Y TRADICIONALMENTE CAPITALINO. PERO, SOBRE TODO, BUSCA RESGUARDAR Y DEFENDER LA OBLIGACIÓN DE CONSIDERAR LA ESCRITURA TERRITORIAL, AQUELLA QUE REPRESENTA LAS DIVERSAS FORMAS DE HABITAR Y DE SIMBOLIZAR LAS DISTINTAS REPRESENTACIONES POÉTICAS DEL MUNDO PROVINCIANO. EL TRABAJO CONSISTIÓ, ENTONCES, EN MAPEAR NUESTRA GEOGRAFÍA POÉTICA EN UNA ESCALA ACTUAL, TRANSVERSAL Y REPRESENTATIVA. LA IDEA ES VOLVER A PREGUNTARSE SI LA PROVINCIA TIENE UNA MIRADA ESPECÍFICA. RETOMAR LA DISCURSIVA DE ESE «ANTIGUO MAR INTERIOR», EN PALABRAS DE DARWIN, DE ESE MANOSEADO CHILE PROFUNDO. RECUPERAR, POR UN LADO, AQUELLA ÉPICA DE LOS MÁRGENES —ESE PAÍS NOSTÁLGICO DEL PASADO— PERO, POR EL OTRO, UN CHILE CONTEMPORÁNEO QUE CRECE DESDE LOS TERRITORIOS EXCÉNTRICOS CON VOCES NUEVAS Y POTENTES.
P ROYECTO FINANCIADO POR EL FONDO DEL LIBRO Y LA LECTURA