U.N. Periódico No. 64

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La Nacional, calidad superior Los 154 estudiantes de la Universidad Nacional que presentaron la prueba Ecaes 2003, ratificaron su posición como los mejores egresados del sistema de educación superior en Colombia. Once de ellos obtuvieron los puntajes más altos entre 58.974 universitarios evaluados. Págs. 16 y 17

CULTURA

Música de cámara y Raca mandaca Págs. 20 y 21 Bogotá, D.C. • No. 64 • Octubre 3 de 2004 • PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co • CORREO ELECTRÓNICO: unperiodico_bog@unal.edu.co • ISSN 1657-0987

Supersalud agrava el problema del Materno

El país indígena en movimiento

Fotografía de Nelson Nieto.

Apoyados en su historia de lealtad y autonomía, 60.000 indígenas colombianos demostraron que es posible reivindicar la movilización social como herramienta de interlocución política y cultural. Págs. 10 y 11

Reconocimiento a UN Periódico

Fotografía de Guillermo Flórez P.

El periodismo ambiental que promueve UN Periódico fue exaltado el pasado martes 28 de septiembre durante la ceremonia del “Premio Reportaje sobre Biodiversidad Colombia 2004”, que otorga la organización Conservación Internacional. Los artículos “Exprimiendo fique” y “Extracto prodigio”, de las periodistas María Claudia Rojas y Nelly Mendivelso recibieron el segundo puesto y una mención de honor respectivamente. También fue distinguido UN Periódico con dos menciones, que recibió el vicerrector Fernando Viviescas.

La intervención al Materno Infantil por parte de la Superintendencia de Salud no trajo la solución prometida hace tres años. Pero el crecimiento de la deuda y la amenaza del cierre al hospital han generado una posición defensiva de la institución de vigilancia, en un panorama sin discusión: la UN asume en su nómina el pago de profesionales especializados con una cifra por encima de los $1.200 millones anuales. No hay debate. El diagnóstico es claro. Pág. 9 10 11

COYUNTURA El Eje Cafetero, una taza amarga

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ENSAYO Impunidad penal: alguien miente

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CIUDAD La arquitectura sanandresana ya no flota a la deriva

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MEDIO AMBIENTE Fúquene: biografía de una laguna


La mayoría invisible: Venezuela después del referendo La decisiva victoria en el referendo revocatorio del populista presidente de Venezuela, Hugo Chávez, garantiza la continuidad del tumultuoso experimento Si el liderazgo político exitoso requiere una combinación de habilidad táctica, político en la potencia petrolera suramericana. Pero, ¿podrá Chávez satisfacer las sensibilidad popular y simple buena suer- aspiraciones tanto de sus partidarios como de sus enemigos? Ivan Briscoe*

te, la presidencia venezolana del ex oficial del ejército Hugo Chávez promete ser una de las más afortunadas en un continente recientemente sacudido por levantamientos populares y humillaciones oficiales. Para muchos de sus enemigos internos y externos –no menos los del gigante vecino estadounidense en el norte– Chávez debió haber seguido el paso al olvido político de Jamil Mahuad (Ecuador, 2000), Alberto Fujimori (Perú, 2000), Sánchez de Losada (Bolivia, 2003) y Jean-Bertrand Aristide (Haití, 2004). Pero después de haber sobrevivido cómodamente el último de una serie de desafíos –el “referendo revocatorio” del 15 de agosto posibilitado por la recolección de 2.4 millones de votos por la oposición– parece que Hugo Chávez y su experimento de gobierno de Venezuela están muy lejos de ser derrotados. Según el frente de oposición, la Coordinadora Democrática, la victoria de Chávez en el referendo por 58,25% a 41,74% que lo confirmó en el gobierno, fue poco menos que un “fraude gigantesco”. Si la Coordinadora tiene razón, “gigantesco” es ciertamente la palabra para calificarlo, puesto que para alcanzar la victoria Chávez habría tenido que reunir en una conspiración a una serie de monitores independientes: el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, un grupo de expertos técnicos de Smartmatic, la firma de votación electrónica de los Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA), dirigida en ese momento por el ex presidente colombiano, César Gaviria, quien antes de alinearse con los boinas rojas de la “Revolución Bolivariana” le había declarado la guerra total a las guerrillas marxistas de su país.

Hubo, sin duda, anomalías en algunos puestos de votación, pero el ahínco con el que los líderes de la oposición mostraron sus pruebas –una encuesta de opinión aislada, unos patrones numéricos extraños, y la cara que hacían los votantes en las colas– es más revelador de su terco rechazo a aceptar la realidad que de un fraude. Y esta es tal vez la consecuencia más significativa del referendo: lejos de acabar con un periodo de profunda división política –que empezó a finales de 2001, llegó a su punto máximo en abril de 2002 con el fracaso del golpe de estado, y culminó al borde de la mutua autodestrucción en la huelga general de diciembre de 2002 a febrero de

2003–, el sondeo parece, al contrario, haber destacado que la democracia estilo chavista no va a resolver el conflicto doméstico venezolano. La Coordinadora habla ahora de boicotear las elecciones regionales de septiembre, con el fin de privar a Chávez de la “ilusión” de su apoyo popular. “Lo menos que los exhaustos votantes pueden pensar es que cualquier candidato que se postule es un cómplice de Chávez”, escribió uno de los columnistas más moderados del periódico El Universal. Los propios seguidores de Chávez han replicado alegremente que la oposición, resentida después de siete derrotas electorales consecutivas, está sim-

La bandera electoral del presidente venezolano es la reducción de la pobreza. Los resultados aún están por verse.

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plemente reconociendo su incapacidad para competir con el Mesías del pueblo. Una política fracturada… Lo que ambas partes omiten mencionar es que esta participación electoral abortada tiene una historia conocida y funesta en la región. De una forma u otra se empleó durante los años de exilio de Argentina de Juan Perón, en el régimen sandinista en Nicaragua y en las recientes elecciones en el Haití de Jean-Bertrand Aristide: en pocas palabras, la abstención como arma ha sido precursora de una final y definitiva degeneración de la vida cívica. La forma como el referendo sobre Hugo Chávez fracasó en trascender las percepciones de desconfianza y odio dentro de la sociedad venezolana indica que, al contrario de la filosofía de Carter, el conteo de votos ya ha perdido cualquier capacidad que tuviera de legitimar y sanar. “Me siento usada porque me robaron”, declaró una antichavista, Dulce de Rodríguez, citada por el periódico El Nacional. “Vivo en el distrito de La California, y esperé ocho horas en la fila para votar; todo para nada, solo para que se burlaran de mí. En la fila había gente de todas las clases, y todos decían que iban a votar ‘Sí’ –contra Chávez–. No es justo”. Este comentario, repetido en todos los medios privados de comunicación desde el referendo, revela la indignación, el elitismo y el solipsismo, venenos, entre otros, de la vida política latinoamericana. Una peculiar ceguera ante la popularidad de Chávez en los “ceros” –los cerros cubiertos de casuchas en Caracas y otras ciudades– ya era evidente en el golpe de 2002, cuando Pedro Carmona, el líder de Fedecámaras, la federación de dueños de las empresas, subió y cayó del poder con espectacular indiferencia ante la voluntad de los pobres (que constituían en 2001, según el Banco Mundial, cerca del 70% de la población urbana venezolana). Desde entonces, esta completa invisibilidad de los partidarios de Chávez a ojos de sus enemigos –salvo encarnados en pisto-


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Internacional

leros, comunistas y criminales– se ha solidificado de una forma única y aceptada de ver el país; Enrique Mendoza, el gobernador de la provincia de Miranda y uno de los líderes de la oposición, declaró después del referendo: “el país alcanzará la unidad sólo cuando se respete la voluntad del pueblo”. Es fácil atribuir esta ceguera a insalvables diferencias de riqueza y situación social. Venezuela es por cierto una sociedad altamente desigual pero no alcanza a llegar a la primera línea de países latinoamericanos inequitativos (Brasil, Bolivia y Guatemala). Además, el elemento más oligárquico del frente de oposición, Fedecámaras, fue también el primero en aceptar sin reparos la victoria de Chávez, reflejo doméstico de la aceptación de mala gana del victorioso presidente de los inversionistas extranjeros y los expertos del mercado petrolero. Una característica notable de la oligarquía venezolana es el absoluto rechazo a incluir en su campo visual a sus compatriotas más pobres. Su aislante riqueza, los cerrados barrios lujosos, la educación y salud privadas, las casas alternas y los hijos en las universidades de los Estados Unidos, los frecuentes viajes a Miami, refuerzan su completa indiferencia ante su empobrecido entorno social, que va a la par con la aguda conciencia de clase de esos “vecinos”. No es sorprendente entonces que reaccionen con histeria y rechazo ante la devaluación de Chávez, las medidas económicas punitivas y el énfasis total en sus diez “misiones” sociales financiadas con el petróleo y que atienden a los más pobres con un premio de escuelas bolivarianas, 13.000 médicos cubanos y alimentos subsidiados. Los trastornos causados por las políticas del régimen son más sentidos entre las clases media y media baja, que ven amenazado su modo de vida por las me-

La oposición, sin un líder político sólido, parece destinada a fracasar en su intento por sacar a Chávez de Miraflores.

didas radicales de Chávez y que se sienten tambaleando nerviosamente al borde de la indigencia. De 20.000, quebraron 6.000 pequeños negocios, y el mercado informal absorbe ahora la mitad de la mano de obra. Millones de venezolanos ven a Chávez como el tirano que los lleva hacia la pobreza, decidido a provocar el mismo cataclismo sufrido por sus equivalentes sociales en Argentina, México y Brasil: una paliza para la clase profesional. Esta combinación de conmociones, temor, cambio económico y convulsiones sociales es el telón de fondo tanto emocional como político de la extrema polarización de Venezuela. El encuentro antichavista con los disturbios políticos internos, reforzado por una nueva familiaridad con la pobreza, ha contribuido a agudizar las respuestas histéricas y de rechazo ante la transformación de Venezuela. Para expresar esta reacción furiosa y casi alérgica ante el régimen, los opositores de Chávez recurren a un vocabulario de odio –a menudo racial (Chávez es un “zambo”) y anticomunista–, y que proclama sin cesar la “sed de libertad” del pueblo venezolano. El lado del gobierno lo refleja e iguala; desde su primer día en el poder, Hugo Chávez en sus largas peroratas ha insultado generosamente a sus enemigos, tal vez inspirado en el incendiario “Mensaje a la Tricontinental” del Ché Guevara (1967), ese texto fundamental de la izquierda latinoamericana de los años setenta: “Un pueblo sin odio no puede triunfar contra un enemigo brutal”. ...significa una democracia deteriorada Si el odio se ha convertido en el registro dominante de la comunicación política en Venezuela, también es el resultado de la extraordinaria y rápida destrucción de las principales instituciones de la democracia venezolana tras el ascenso de Chávez al po-

der. Esto no equivale a decir que Chávez ha adquirido el dominio de un dictador, porque a pesar de su activa interferencia de los medios de comunicación, las fuerzas armadas y las instituciones del Estado, se han conservado las formas legales y la corte suprema, por ejemplo, que ha coartado regularmente sus iniciativas. Pero entre los logros de Chávez está la destrucción de los dos partidos que monopolizaron la política venezolana entre 1958 y 1998; y su reemplazo, la Coordinadora, es una alternativa floja, llena de facciones e incapaz de producir líderes netos o políticas coherentes. Estas tendencias sugieren que a la tra- *Editor de la versión inglesa del periódico El País de Trabajó antes en el Buenos Aires Herald, El yectoria política de la “Revolución Boliva- Madrid. Correo de la Unesco y en el campo de la investigación riana”, ahora en su séptimo año, le queda sobre el desarrollo. un largo camino por recorrer. Si se reali- Publicado por la Universidad Nacional de con propósitos pedagógicos y bajo za la amenaza de la oposición de boico- Colombia licencia académica de openDemocracy. tear las elecciones regionales de septiem- Traducción de Nicolás Suescún. bre, los críticos del presidente quedarían por completo fuera de las instituciones formales, y le dejarían la iniciativa a las marchas masivas y a los medios privados, donde la mano del magnate Gustavo Cisneros le ha dado un tono estridente y repetitivo al inminente apocalipsis. Este resultado puede complacer a Chávez, y dejarle el camino abierto para su reelección en 2006. Pero un sistema de gobierno en el que predominan como formas de oposición la ciega opinión de las masas y el pánico de salón, promete institucionalizar la inestabilidad, y puede provocar más violencia (según el grupo de derechos humanos Provea, hubo 165 asesinatos extrajudiciales entre 2002 y 2003). Y mientras la naturaleza política en un Las bonanzas petroleras que ha vivido el vecino país, no han sido país rico en petróleo como Ve- aprovechadas eficientemente por una clase dirigente autista. Fotografía cortesía de Jean-Charles L'ami.

Fotografía cortesía de Jean-Charles L'ami.

Temor, cambio económico y convulsiones sociales son el telón de fondo de la polarización en Venezuela.

nezuela parece definirse en una lucha por el único recurso nacional –cuya riqueza, propiedad de la compañía estatal Pdvsa, Chávez tiene el derecho democrático de distribuir–, el actual clima sugiere que las ideas opuestas sobre el verdadero pueblo venezolano, la auténtica comunidad, se están tornando en visiones muy parciales y parcializadas de la realidad social. A medida que pasa el tiempo, la visión coherente de un desarrollo nacional colectivo se está volviendo cada vez menos posible o creíble. Por el momento, sin embargo, Hugo Chávez puede disfrutar las recompensas por su habilidad política, su instinto populista y su buena suerte; entre ellas están la riqueza que le sobra a la Pdvsa, la renovada aprobación democrática de su mandato y las felicitaciones de los gobiernos de tendencia a la izquierda del continente (junto al reconocimiento a regañadientes de Washington). Chávez ha acuñado una fórmula de éxito electoral garantizado en un país donde la única alternativa política de la mayoría de la población es un desvergonzado abandono o un clientelismo paternalista. Pero tal vez el más imperioso desafío al que se enfrenta es cambiar los términos de esa alternativa: ¿podrá Chávez encontrar dentro de su ideología un medio para satisfacer las aspiraciones tanto de sus seguidores como de sus enemigos?


Para los tres principales departamentos del Eje Cafetero, el crecimiento del Índice de Desarrollo Humano se estancó entre 1993 y 2002, lo que dio pie a hablar de una década perdida. Mientras en Risaralda y Caldas el crecimiento se estancó con respecto a la década anterior, en Quindío cayó 0,7%, evidentemente por debajo del índice nacional, que en Colombia fue de 4,4% entre 1993 y 2001. Esa fue una de las grandes conclusiones del Informe Regional de Desarrollo del Eje Cafetero 2004* contenida en el análisis que UN Periódico presenta. niendo un peso significativo en el PIB de un grupo considerable de municipios. En 33 de las 51 localidades de la región, la participación es superior al 20%, y en 18 de esos municipios, es mayor al 40%. Descontando el único municipio no cafetero de la región –La Dorada –, se encuentra que la participación es más baja (inferior al 8%) cuando son capitales o forman parte de las áreas metropolitanas de los departamentos. En los municipios restantes oscila en un rango muy amplio: desde 8% hasta casi un 70%. La importancia de la actividad cafetera para dicho grupo de municipios, incide

Cortesía Crece.

* Los datos de Colombia corresponden a 2001

en términos del desarrollo humano en el Eje Cafetero, además de una preocupante ampliación de su brecha con el agregado nacional. Al analizar los niveles de desarrollo humano entre municipios, se observan grandes diferencias entre estos y una alta concentración de las oportunidades en las capitales y los municipios más próximos a ellas. Al respecto, Risaralda y Caldas son los departamentos con mayores desequilibrios municipales. Sin embargo, en Risaralda es mayor la concentración en los niveles altos, mientras que en Caldas lo es en los niveles medios y bajos. Lo anterior signifi-

A través de una reconversión productiva de la región se espera recuperar el creci-

Gráfica 1. IDH. Colombia y departamentos del Eje Cafetero, 1993-2002.

El Eje,

un café amargo Actualmente, el Eje Cafetero vive lo que se podría llamar la paradoja del desarrollo: las condiciones de vida favorables que lograron sus habitantes como consecuencia del progreso y el crecimiento generados por la actividad cafetera, no son sostenibles porque esa actividad ha sido fuertemente afectada por los bajos precios internacionales y porque la recesión del país golpeó de manera especial a la región. Mientras muchos habitantes del Eje Cafetero padezcan desempleo y hambre, no será posible sostener los bajos indicadores de necesidades básicas insatisfechas ni los altos de condiciones de vida que han caracterizado a la región.

Informe 4

ca que el desarrollo humano en términos de oportunidades es muy desigual entre los habitantes de las capitales y sus municipios circundantes, en relación con los más distantes. Por tanto, las oportunidades son más desiguales cuando se analizan desde lo municipal que desde lo departamental. El análisis de economía regional, evidencia que la actividad cafetera sigue te-

Principales hallazgos En términos generales, los resultados de la estimación del Índice de Desarrollo Humano (IDH), para los municipios del Eje Cafetero, muestran una importante pérdida de desarrollo humano a finales de los noventa, explicada por caídas en el PIB per cápita, reducción en las coberturas escolares y, en algunos casos, disminución de la esperanza de vida. A pesar de la recuperación que registró el indicador en un grupo de municipios entre los años 2000 y 2002, en el último año fue igual o inferior al de 1993 en cerca de las dos terceras partes de los municipios de la región, por tanto es posible hablar de una década perdida Gráfica 2. IDH por municipios del Eje Cafetero, 2002.

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negativamente en el PIB de los mismos, frentes a los cambios en el precio del café y por consiguiente en sus niveles de desarrollo humano. Esta vulnerabilidad está dada principalmente por los menores ingresos producto de la venta del café, como consecuencia de los menores precios. Otro hecho para destacar es la contracción de las economías municipales a partir


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Informe

Gráfica 3. Peso promedio del café en PIB municipales. Eje Cafetero, 1993-2002.

de 1997, explicada por la crisis económica generalizada en el país y, en el caso de los municipios más dependientes del café, por la fuerte reducción de los precios del grano. Las caídas fueron de tal magnitud que en 26 de los 51 municipios de la región, el PIB –en dólares– al cierre del periodo 1997-2002 era inferior al de 1993. De igual manera, los municipios más dependientes de la actividad cafetera, los medianamente dependientes, así como aquellas localidades donde el café tiene una participación más reducida en el PIB, cayeron en el mismo periodo 10,3%, 7,4% y 6,6% en promedio, respectivamente, lo cual significa que la crisis cafetera por sí misma, no explica la caída en el PIB per cápita y por tanto, la crisis económica del país también contribuye a explicar dicha reducción. Respecto a la educación, podría afirmarse que el periodo comprendido entre 1993 y 2002 representó para la región una “década perdida” en términos de la capacidad de la población para acceder a conocimientos. En cuanto al comportamiento del logro educativo, se evidencia un retroceso en términos de esa capacidad, atribuido en mayor medida a las reducciones en las tasas de cobertura bruta en primaria y secundaria, con un panorama menos positivo para estas últimas. Más preocupante aun cuando se observan las tasas de cobertura de niveles de secundaria en los municipios no capitales: 26 de los 48 municipios tenían en 2002 coberturas inferiores al 50%, aunque en algunos casos particulares pueden presentarse problemas en cuanto a las proyecciones de población. Con relación a la esperanza de vida de la población, ésta se redujo entre 1997 y 2000 por la intensificación del conflicto interno y sus múltiples expresiones de violencia. En la afiliación al sistema de salud se destacan su aumento en 2003, así como las menores coberturas en las zonas rurales. Respecto al mercado laboral, es de destacar el fuerte incremento de la tasa de desempleo a finales de los noventa y la persistencia de ese comportamiento en los últimos años. En efecto, la tasa de desempleo regional registró un fuerte crecimiento, al pasar de 8%

en 1997 a 17% en 2000, situación que se tornó más problemática en 2003, año en que el desempleo en la región alcanzó un 18%. La persistencia de la crisis cafetera y la recesión económica, han llevado a los hogares –especialmente los residentes en la zona rural– a la adopción de medidas drásticas para sobrellevarlas. Estas medidas se han traducido en la disminución del consumo de bienes básicos, desacumulación de capital humano y desahorro de activos. Además de atentar contra su capital humano, esas acciones llevan a la gente a caer en la llamada “trampa de la pobreza”, que se genera en situaciones socioeconómicas que tienden a acumular las vulnerabilidades, en lugar de mitigarlas. La crisis cafetera también se ha manifestado en una fuerte contracción de la inversión de los comités de cafeteros de Caldas, Quindío y Risaralda, que en buena parte, estaba representada en programas de carácter público. Ante esta situación, los gobiernos municipales han respondido de una manera distinta: mientras que en Caldas, algunos gobiernos locales han comenzado a intervenir, en aquellas áreas en las que el comité redujo sus inversiones, en Quindío y Risaralda por el contrario, no se está llenando plenamente este vacío. Un pacto humano A partir del panorama que revelan los resultados anteriores se derivan dos preguntas centrales: ¿qué hacer para mejorar las condiciones de desarrollo humano regionales?, ¿cómo hacerlo? Las políticas del Pacto por el Desarrollo Humano del Eje Cafetero, así como las propuestas en el tema de la institucionalidad pública intentan responder esos interrogantes. La construcción del pacto recogió no solo los principales resultados de los análisis sino también las opiniones de los actores regionales entrevistados, así como los aportes y conclusiones de los talleres zonales y regionales realizados en el marco del informe. Adicional a lo anterior, se consideró que el pacto debía tener en cuenta los compromisos internacionales que Colombia ha firmado, en particular el

Pacto de Desarrollo del Milenio, en el cual se establecen metas concretas (Metas del Milenio) en áreas específicas tales como pobreza, educación, niñez, entre otras; las agendas regionales que han sido formuladas en los tres departamentos; y los planteamientos de algunos estudios nacionales e internacionales acerca del desarrollo o de sus temas determinantes. El primer componente del pacto es, entonces, el compromiso con el cumplimiento de las Metas del Milenio para los departamentos del Eje, en razón del impacto que ese cumplimiento tendría en el desarrollo humano de la región. Dado que las mayores preocupaciones de los habitantes de la región tienen que ver con los temas de generación de empleo, educación pertinente y desarrollo rural –como se manifestó en las opiniones recogidas en las entrevistas y los talleres–, en el segundo componente están las políticas a partir de las cuales se busca reducir la pobreza y propiciar condiciones para una mayor generación de empleo La primera política consiste en recuperar una senda de crecimiento económico a través de una reconversión productiva de la economía cafetera, el desarrollo o fortalecimiento de sectores promisorios y una decidida acción para promover la integración regional y aumentos en la competitividad. En segundo lugar, es necesario adelantar una audaz política educativa que aumente cobertura y mejore la calidad para los más pobres, las zonas rurales y los municipios más atrasados. La tercera tiene que ver con la protección social, pues la ausencia de mecanismos adecuados en la región en ese campo ha afectado el desarrollo y el capital humano. Dada la caída en el consumo de alimentos en una proporción importante de los hogares durante la actual crisis,

en el ámbito de la protección social, la nutrición y la seguridad alimentaria requieren especial atención, en especial de quienes están comenzando la vida. Para que las políticas anteriores puedan llevarse a cabo con eficacia, el informe sugiere serias transformaciones en algunos aspectos de la institucionalidad pública: la democracia local, la participación, la descentralización y las instituciones. Estrategias y perspectivas Ante la desigual distribución de las oportunidades regionales, el Informe Regional de Desarrollo Humano incluye una propuesta de focalización de las distintas políticas y estrategias que prioriza en los municipios que partieron de niveles bajos de desarrollo humano en 1993 y que, nueve años después, se encontraban en una situación aun peor. Dadas las fortalezas y oportunidades de la región, representadas en su gente, en su conocimiento del negocio cafetero, en su geografía y biodiversidad, en las exportaciones y en la infraestructura urbana, el propósito de mejorar las condiciones de desarrollo humano regional debe ser viable. Simplemente se requiere voluntad política y generación de compromisos, consensos y concertaciones expresadas en un pacto por la región, por parte de los estados subnacionales, los estamentos políticos y la sociedad civil para generar más y mejores oportunidades a todos los habitantes del Eje Cafetero. * Elaborado por el Centro de Estudios Regionales Cafeteros y Empresariales (Crece), el Centro de Investigaciones Socioeconómicas de Risaralda (CIR) y el Centro de Estudios e Investigaciones Regionales de la Universidad del Quindío (Ceir), bajo la coordinación y auspicio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).

Gráfica 4. Variación promedio componentes IDH según importancia en café. Municipios no capitales, 1993-2002.


El dos de julio de 1989 fue premonitorio. Quizá muy pocos se imaginaban las implicaciones de la decisión de Estados Unidos y otros países centroamericanos de romper el Acuerdo Mundial del Café que por más de 40 años rigió los destinos de la caficultura mundial. Se equivocaron las voces que aducían que era el camino más expedito para mejorar los ingresos de los países productores, cuyos cultivadores –550 mil en Colombia– están hoy abocados a la más aguda crisis de la que se tenga referencia en la historia reciente de la caficultura. El empobrecimiento de las regiones productoras es una verdad “a puño”: cuatro billones de pesos en pérdidas, el desmejoramiento de las condiciones de vida en las regiones productoras y las altas tasas de desempleo, 18% sólo en las tres capitales del Eje Cafetero. Quince años después, los cambios son evidentes. El anuncio el primero de mayo de 1990 de la entonces Coordinadora Guerrillera Nacional de tomarse el que llamaron “corazón cafetero de Colombia” como rechazo a la ruptura del pacto mundial es hoy misión cumplida. Las Farc, el Eln y el Epl tienen actualmente diez frentes rurales, además de las milicias urbanas, actuando en 40 de los 43 municipios del llamado Eje Cafetero, además del apoyo de grupos irregulares de Antioquia, Tolima y parte de Chocó. La región por su situación geográfica recibe un amplio apoyo de fracciones armadas del norte y sur del país, que se abren paso en esta zona alejada por años de la confrontación. No se queda atrás el posicionamiento de las autodefensas o paramilitares. El recurrente histórico de la zona del Magdalena Medio en el oriente de Caldas como promotora de ese proceso armado, se ratifica con el fortalecimiento del grupo de Ramón y Ómar Isaza y el Bloque Central Bolívar. Los cambios en asuntos de orden público se reflejan también en la presencia de medianos testaferros de los carteles de las drogas de Medellín y Cali, que huyendo de la acción de la justicia, se asentaron en las grandes urbes e incrementaron el lavado de dólares, las compras de tierras e indujeron a los cafeteros afectados a las siembras de cultivos ilícitos en localidades del oriente de Caldas, principalmente en Samaná y Pensilvania (mil hectáreas la cifra reciente de las autoridades). En un marcado proceso de aculturación, esos factores negativos que imperan hoy, conllevan a problemas como la prostitución y el consumo de drogas psicoactivas que, según los expertos, son el caldo de cultivo de los grupos armados, los cuales en casos como los corregimientos de San Diego y Florencia en Samaná, son

Eje Cafetero:

desesperanza, guerra y pobreza

Quince años después de la ruptura del Acuerdo Mundial del Café, es dramática la situación de los 53 municipios de la región. La presencia de los grupos armados, la baja en los ingresos y la falta de opciones la tienen hoy sumida en la más grave depresión de la que se tenga memoria. motivo permanente de disputa por dominio territorial. Los alzados en armas entendieron que la región, por su ubicación, es privilegiada y es ahora el puente para el envío de armas del norte al sur del país y para movilizarse a Panamá y otros países vecinos en un claro fenómeno de expansión armada. Ese proceso de desmejoramiento avalado recientemente por el Informe Regional de Desarrollo Humano, revela además un aumento notorio en la criminalidad y las acciones de la delincuencia común que dejan en el primer semestre de este año, cerca de 500 homicidios en Caldas, 400 en Risaralda y 200 en Quindío. Los análisis de las autoridades administrativas, militares y de policía relacionan una cifra promedio por año de 2.600

homicidios, un 30% atribuible a las acciones de los grupos armados ilegales, con una mayor incidencia en las comunidades indígenas. Esos niveles de violencia que no se veían desde el conflicto político de la mitad del siglo pasado, para las autoridades regionales, surgen por la falta de posibilidades laborales y de oportunidades educativas de jóvenes que ingresan a las bandas de delincuentes comunes o a fracciones armadas de la guerrilla o a las autodefensas que ofrecen entre 400 y 500 mil pesos de salario mensual, en sectores más deprimidos económicamente y donde son mayores los efectos de la hecatombe cafetera, que deja también 200 mil recolectores por fuera del sistema laboral. Actualmente, la disyuntiva cafetera, la acción de los grupos del conflicto y la pobreza han incrementado el éxodo de campesinos, que deambulan en las tres ciudades capitales; en mayor proporción Manizales, que solo en lo que va de 2004 ha recibido cuatro mil desplazados del oriente de Caldas; Pereira, de localidades limítrofes con el occidente de Caldas; y Armenia de familias que aún no encuentran solución a los problemas de falta de vivienda y de empleo originados en el terremoto.

Cortesía Crece.

Mariela Márquez*

El conflicto interno redujo la esperanza de vida en esta región entre 1996 y 2000.

¿Cuál es la solución? Para el Director de la Red de Solidaridad, Luis Alfonso Hoyos, hay cuatro ejes fundamentales que avalan alternativas a la crisis: el fortalecimiento del ecoturismo, la diversificación agraria y la agroindustria, el desarrollo de la biotecnología y el desarrollo humano. Para el gobierno nacional, y con argumentos del Presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, al sector cafetero le falta terminar de hacer su ajuste y reconversión, y los productores que requieran retirarse por falta de competitividad, deben mirar otras alternativas legales para lo cual se espera contar con el apoyo de la comunidad internacional. Los analistas hablan de una nueva vocación, que permita redimir a 566 mil familias, que cultivan café en Colombia –870 mil hectáreas–, familias que toda la vida han dependido de esta actividad y cuyos niveles educativos en la mayoría de casos no superan la primaria. Esa nueva vocación, si bien reclama un cambio de actitud, necesita con urgencia recursos y que el Estado y la sociedad colombiana reconozcan a los cafeteros los beneficios que en época de bonanzas transfirieron, entre otros, para reconstruir el Palacio de Justicia en Bogotá y la región afectada por la erupción del volcán Nevado del Ruiz, ambas tragedias ocurridas en 1985; la reconstrucción de Popayán en 1982; la salvación del sistema bancario en esa misma época y los estragos económicos de las mal planeadas bonanzas petroleras. De lo contrario, ¿en qué estamos? Apague y vámonos porque en el Eje Cafetero sin duda, sus habitantes, se quedaron sin el género y sin la especie, y sin el reconocimiento económico que la historiografía les debe hacer por su aporte al desarrollo nacional por cerca de un siglo. * Catedrática de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales.

Sociedad 6

Como lo admite el informe del Pnud, la crisis estructural del café en el reconocido gran Caldas ocasionó la contracción del producto interno bruto de los municipios y departamentos y, con la aplicación de la Ley 617 que redujo el aparataje estatal de los organismos territoriales, llevaron a la eliminación de fuentes de trabajo y al deterioro de los ingresos familiares, en cifra cercana al 50%. Los expertos consideran que la industria regional no ha constituido una alternativa laboral, lo que ratifican con la pérdida de cerca de tres mil fuentes de empleo en los últimos cinco años por el cierre de empresas, fusiones y traslados. Todo lo anterior mimetizado con la pérdida de protagonismo de los productores de café, la falta de inversión nacional y local y la desesperanza característica de las zonas afectadas por la guerra, la pobreza y la falta de opciones laborales.

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Política

Leonardo Bautista S.* En 1994, el candidato Ernesto Samper se hizo Presidente de la República porque en la segunda vuelta electoral obtuvo el 50,2% de los votos. Cuatro años después el ganador fue Andrés Pastrana con el 50,4%, y en 2002 el ganador en la primera vuelta, fue Álvaro Uribe con el 53,87% de los votos; porcentaje que resulta de dividir 5’719.683 votos a su nombre, sobre 10’617.129 votos válidos registrados en esa oportunidad. Esta verdad tiene repercusiones para quien planea una muestra de pronóstico electoral. No solo se debe estimar la cantidad total de votos por los candidatos sino también la abstención, que en el país no es despreciable. Por ejemplo, en septiembre de 1993, el Censo Nacional de Población registró algo más de 19 millones de personas mayores de 18 años. Nueve meses después, en las elecciones para Presidencia, los votos válidos superaron apenas los siete millones, es decir la abstención fue del 61,3%. La conclusión técnica es clara: se trata de estimar la razón de votos por cada candidato, para lo cual es necesario preguntar tanto por la intención de participar en la elección como por el candidato que se apoya. Para estimar el favoritismo es necesario un marco de muestreo, que permita identificar y ubicar a cada uno de los votantes. Dado que en Colombia la organización electoral no construye el registro detallado de los posibles votantes, se debe entonces seguir un proceso en dos o más etapas. Por ejemplo, la primera selección podría ser de municipios; la segunda, de manzanas al azar en los municipios escogidos; y en la tercera, de personas. Cuando hay evidencia de que los resultados de elecciones anteriores están bien correlacionados con lo que se espera para el periodo electoral que se avecina, se pueden utilizar como referente para optimizar el diseño muestral. En este caso la pregunta es: ¿qué tanto habrían servido los resultados de Andrés Pastrana en 1994 para la estimación en 1998, o los de Horacio Serpa en 1998 para la estimación en 2002? La tabla 1 muestra que el 88,4% de los municipios en los que Pastrana obtuvo mucha votación en 1994 la volvió a repetir en 1998, y la misma estabilidad se registra, al contrario, en los municipios con menos favoritismo pastranista. Esta relación también se evidencia en el caso Serpa 1998 frente a Serpa 2002, lo que sugiere la pertinencia de utilizar información de procesos electorales anteriores para el pronóstico que se busca.

Cómo llegar a un pronóstico electoral confiable En el país se necesitan 15 mil entrevistas y un diseño técnico para estimar con precisión el favoritismo y la popularidad para la elección presidencial. Este es el resultado de un estudio realizado y presentado en el último Simposio Nacional de Estadística, organizado por el Departamento de Estadística de la Universidad Nacional.

Estratificación de municipios A partir de los datos de votación por Serpa, en la primera vuelta de 1998, este estudio concluye que para la estimación de favoritismo antes de las elecciones de 2002, hubiera sido conveniente dividir los municipios del país en cuatro estratos de la siguiente manera: el primero, con 21 municipios, capitales de departamento y todos entran en la muestra. El segundo, con 144 lugares, entre capitales de departamento y ciudades intermedias, del que se seleccionan 44. El tercero, contiene 610 municipios pequeños de los que se seleccionan solo 14; y el último, con los 241 municipios más pequeños y alejados del país, de los que se escoge únicamente uno. Esto conduce prácticamente a un mínimo absoluto de tamaño de muestra financiable y un error de estimación reducido. En total, la muestra adecuada para alcanzar un coeficiente de variación del 5,1% –que como se sabe entre más pequeño, mayor es la precisión alcanzada–, sería de 80 municipios, donde se eligen cerca de 6.200 manzanas, y dentro de las mismas,

14.500 personas. La propuesta, entonces, es seleccionar manzanas directamente en 59 municipios y pasar por una etapa intermedia de escoger sectores cartográficos (106) y dentro de ellos manzanas en las 21 ciudades más importantes. La prueba del diseño Finalmente y para verificar la calidad de la muestra así diseñada, el estudio realizó una prueba con los resultados reales obtenidos en 2002. Primero, se simuló el universo de votación, de tal forma que en cada municipio se reprodujera el resultado real obtenido. La simulación se realizó en dos escenarios estadísticamente diferentes. Uno con distribución uniforme de la abstención y la preferencia por Uribe al interior de cada municipio, y otro escenario concentrando la abstención y la votación “No” Uribe en ciertas secciones de cada uno de los municipios grandes. Se simularon luego, en forma computacional 500 muestras en cada uno de los escenarios planteados y los resultados, para un porcentaje real obtenido por Uribe del 53,87%, fueron:

Resultados muy acertados para unos comicios de pronóstico reservado, puesto que era difícil determinar si habría o no necesidad de una segunda vuelta.

Conclusiones  La muestra necesaria para estimar con precisión y confiabilidad el resultado electoral de la elección para Presidente o el nivel de popularidad actual del gobierno es del orden de 15 mil personas a lo largo y ancho del país.  Si se hubiera presentado una situación de relativa igualdad entre tres candidatos, esta muestra habría sido insuficiente para estimar con precisión los dos que pasarían a la segunda vuelta.  Esta muestra no es válida para la estimación de resultados para el Senado, pues el total nacional del candidato más votado suele ser del orden del 10% de la votación global válida.  El costo comercial de aplicación de una muestra similar a la aquí planteada puede estar por el orden de $300 millones. Sin embargo, haciendo una variación técnica para pasar a un diseño en dos fases, se puede contar con un dispositivo global de precio mayor, pero apto para realizar entre seis y ocho mediciones a modo de panel, para así entregar un resultado por semana o tres pronósticos por mes. * Docente y director del Grupo de Investigación en Muestreo y Encuestas del Departamento de Estadística de la Universidad Nacional de Colombia.


Fotografía de Liliana Toro.

Considerando los aportes de la neurociencia al campo de la educación, el profesor de la Universidad Católica de Valparaíso, Raúl Salas, reflexiona sobre cómo podría implementarse la tutoría para hacer frente a los complejos problemas de la población universitaria. Se trata de un adelanto de lo que será su ponencia en el primer Congreso Internacional de Tutores y Consejeros en la Educación Superior, que se realizará los días 11 y 12 de octubre.

El tutor debe saber que el cerebro aprende mejor a través de las artes auditivas, motoras y tactiles.

¿Cerebros incompatibles con el aprendizaje? Raúl Salas Silva* Ante el creciente fracaso de los estudiantes en educación superior, se han planteado una serie de interrogantes; entre ellos, ¿cuál sería el método más adecuado y eficiente para ayudar al estudiante durante el desarrollo de su carrera? Se ha pensado que podría ser la tutoría. Ésta, como modelo de aprendizaje y de enseñanza, solo tiene cabida en un ambiente universitario que considere a la universidad no como una fábrica de títulos sino como una sociedad de aprendizaje, como una comunidad de maestros y discípulos. En un ámbito universitario así concebido, el rol del profesor o docente adquiere nuevas y desafiantes dimensiones; ya no es un mero transmisor de información sino el motivador, entrenador y facilitador de cada alumno. Cada profesor, en efecto, debe ser el primer y principal tutor de cada uno de sus alumnos. Para cumplir esa misión el profesor debe, por supuesto, estar preparado y capacitado. No basta con que domine los contenidos de una asignatura o disciplina determinada, ni con que haya sido entrenado en tal o cual metodología didáctica, sino que debe conocer cómo optimizar el proceso de aprendizaje, cómo apoyarlo de la mejor manera y valorarlo más que evaluarlo. El profesor tutor tiene necesariamente que conocer a sus alumnos; no sólo por su nombre, sino quién es cada

Educación 8

cual, cuáles son sus intereses, personalidad, preferencias de aprendizaje, modo prevalente de pensar, propensión a encarar una situación de aprendizaje, concepciones del mismo. El profesor, como tutor de sus alumnos, tiene que saber que nuestro cerebro: 1. Lo mejor que hace es aprender, pues, en ello va su supervivencia. Y que ese aprendizaje es fundamentalmente a partir de la experiencia; de una experiencia sensorial, donde está comprometido no sólo su cerebro, su cuerpo, sino también su espíritu. 2. Es un buscador de novedad, de cosas que tengan significado y relevancia; que nuestro cerebro se enciende con el desafío pero que se amilana con la amenaza. 3. Pasa por distintos momentos de atención y desatención durante el día. 4. Es autorreferente. 5. Se desarrolla, aprende mejor en un ambiente enriquecido; que ese enriquecimiento se puede producir a través de las artes visuales, manuales, táctiles, auditivas, motoras. 6. Aprende mejor en sociedad, el aprendizaje cooperativo contribuye a elevar el autoestima y el sentido de responsabilidad y a producir la sinergia entre sus integrantes. 7. Aprende mejor cuando está adecuadamente alimentado e hidratado. 8. Crea sus propios mecanismos de placer; sus propias recompensas.

9. Funciona como un todo, que el aprendizaje consiste no sólo en conocer y pensar sino además en sentir, actuar; no podemos separar las emociones del pensamiento ni de la conducta. 10. Sin movimiento no hay aprendizaje. Cuestión de estilos Leslie Hart planteó la teoría del aprendizaje compatible con el cerebro, en su libro Human Brain, Human Learning. Su hipótesis es que un ambiente sin amenazas que permita un uso desinhibido de la neocorteza, tendrá como resultado un aprendizaje y una conducta mucho mejores. Para que la educación sea realmente “compatible con el cerebro” debe ocurrir un cambio en el paradigma de enseñanza-aprendizaje. Esta teoría del aprendizaje se deriva de los estudios fisiológicos de cómo el cerebro aprende mejor (Lawson, 2001). ¿Qué relación existe entre la teoría del aprendizaje compatible con el cerebro y los estilos de aprendizaje? Cada cerebro está organizado de manera única. Si bien todos tenemos el mismo conjunto de sistemas, dicen Caine y Caine (1997), somos diferentes, lo que se expresa en términos de estilos de aprendizaje, talentos e inteligencias. Un importante corolario es apreciar que los estudiantes son diferentes y que necesitan elegir, mientras están seguros de que están expuestos a una multiplicidad de inputs. Como cada cerebro es diferente, dicen Purpose Associates (1998-2001), los educadores deben permitir a sus alumnos que construyan sus propios entornos. Ahora

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bien, según Sprenger (1999), los estilos de aprendizaje son, en el fondo, otras tantas manifestaciones del aprendizaje compatible con el cerebro. Claxton y Murrell (1987) piensan que el estilo de aprendizaje es un concepto que puede ser importante para ayudar a la universidad a pensar profundamente en los roles y en la cultura organizacional en donde llevan a cabo sus responsabilidades. Ahora es un axioma, declaran Montgomery y Groat (2002) que los conglomerados de estudiantes son cada vez más distintos. Esa diversidad puede afectar los ambientes escolares de muchas maneras, incluyendo la diversidad de estilos. Según O’Connor (2003), lo primero que debe hacer un profesor tutor es comenzar por explorar sus propios estilos, pues con ellos está favoreciendo a unos estudiantes y perjudicando, en cambio, a muchos otros. Claxton y Murrel (1988) sostienen que la universidad debe considerar o tomar en cuenta las diferencias que los estudiantes traen a la sala de clase. Luego, debe diseñar experiencias de aprendizaje que se ajusten o desajusten a los estilos, dependiendo de los propósitos del profesor. Conocer su propio estilo de aprendizaje puede ayudar a los estudiantes a entender sus preferencias y fuerzas para aprender y ser un estímulo para desarrollar nuevas maneras de aprender. El profesor tutor, al aplicar y analizar diversos instrumentos sobre estilos, podrá identificar algunos elementos que actualmente podrían inhibir al estudiante, y cosas que si se hacen de manera diferente, podrían hacer más eficiente al estudiante en sus estudios. Esto le proporcionará criterios de intervención didáctica y orientadora: ¿qué alumno puede fracasar?, ¿cómo se puede evitar? Todo departamento de asuntos estudiantiles debiera tener una base de datos del estudiante que, además, de los consabidos datos de la hoja de vida, incluya sus estilos de aprendizaje, de pensamiento y sus dominancias cerebrales. Por supuesto, todo lo expuesto implica un enorme desafío para el sistema universitario actual. Pues si queremos enfatizar la tutoría no solo como un mecanismo sino como la perspectiva de un aprendizaje activo, interactivo, dinámico, experiencial, gratificante, realizador en el ámbito universitario, hay que reestructurar la universidad. Y, además, se necesita en la universidad más investigación sobre los estilos de aprendizaje y sobre el aprendizaje compatible con el cerebro. * Magíster en Psicopedagogía de la Universidad de la Frontera en convenio con la Universidad Laval de Québec, Canadá, y Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Santiago de Compostela, España.


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Supersalud agrava el problema

•Decisión de la Superintendencia no resuelve el problema del Materno Infantil y genera mayor incertidumbre sobre el futuro de la institución. •En 2000, la Universidad Nacional de Colombia renunció a formar parte de la Junta Directiva de la Fundación San Juan de Dios. •Los aportes de la UN al Materno Infantil superan los 1.200 millones de pesos anuales.

El Materno Infantil se dedica a la atención de mujeres gestantes en alto riesgo y recién nacidos.

contra de la legalidad jurídica del decreto que le dio vida a la Fundación San Juan de Dios en 1979 y en cuyo expediente reposan sendos pronunciamientos que en favor de la demanda emitieron la Sala de Consulta Civil del propio Consejo de Estado y la Procuraduría General de la Nación.

Por otra parte, al señalar a la Universidad Nacional de Colombia como miembro de la Junta Directiva de la cuestionada Fundación San Juan de Dios, al lado del Distrito Capital, la Gobernación de Cundinamarca y la Iglesia Católica, la Superintendencia de Salud parece desconocer la existencia de una carta enviada el 21 de febrero de 2000 al Presidente de la República, Andrés

Pastrana, en la que el entonces rector de la Universidad, Víctor Manuel Moncayo; el arzobispo de Bogotá para la época, Monseñor Pedro Rubiano Sáenz; y el doctor Carlos Arturo Gómez, renunciaban a sus cargos en dicha junta y apartaban a sus respectivas instituciones de las responsabilidades que se les habían señalado con la resolución de intervención. Las cuentas claras Frente a la exigencia que la Superintendencia le hace a la Universidad de pagar $500 millones como reconocimiento a los gastos en que incurre el Materno Infantil por las prácticas de los estudiantes, es necesario señalar que los aportes del alma máter al Materno superan con mucho esta cifra. Es necesario mencionar que cerca del 70% de la atención a pacientes de ginecoobstetricia y más del 30% de la asistencia pediátrica que se presta en el Materno, recae sobre los profesores de la Universidad Nacional. Los profesores del área de ginecología, así como los de neonatología y otros servicios como cirugía pediátrica que prestan sus servicios asistenciales en esa institución, corren por cuenta del presupuesto general de la Universidad Nacional, sin que

el Instituto deba incurrir en los gastos que supone el pago de nómina de profesionales especializados, que ascendería a más de $1.700 millones al año. De la misma manera, la prestación de servicios asistenciales por parte de médicos residentes –60 estudiantes de posgrado– profesionales que no perciben remuneración de parte del Instituto, también debe ser valorada como aporte de la Universidad al funcionamiento del Materno. Cabe destacar, que en su proceso de especialización, estos profesionales cumplen los turnos de atención de consulta, prestan guardia en el servicio de urgencias, los fines de semana, los festivos y las noches. En cifras concretas, para el pago de los 35 profesores especializados que prestan sus servicios asistenciales en el Instituto y cuya asignación salarial promedia los $3 millones, la Universidad desembolsa cerca de $105 millones mensuales, monto que sumado a las primas y prestaciones sociales supera los $2 mil millones por año. “La UN contribuye con muchísimo más de lo que le está exigiendo la Superintendencia, solo en lo relacionado con la nómina y, en términos de dinero, los aportes superan los $2 mil millones al año”, agrega el profesor Arteaga. Pero más allá de las cuentas, para la comunidad académica la reflexión importante está encaminada a definir si la determinación de la Superintendencia es la verdadera solución que requiere el Materno Infantil o si, por el contrario, agrava la ya difícil situación de esta institución, vital para la atención de las madres gestantes y los recién nacidos en Bogotá.

Fotografía de Guillermo Flórez P.

Como una decisión que no soluciona los graves problemas del Materno Infantil, genera mayor incertidumbre sobre el futuro del mismo y desconoce la realidad de los aportes de la Universidad Nacional de Colombia para el funcionamiento del Instituto, la comunidad universitaria recibió la determinación de la Superintendencia Nacional de Salud de devolver el manejo administrativo del hospital a la junta directiva de la Fundación San Juan de Dios. Directivas, docentes y estudiantes consideran que a través de la resolución 1317 del pasado 22 de septiembre, la Supersalud como órgano de vigilancia y control, desconoce y evade la responsabilidad que asumió para sanear y salvar al Instituto Materno Infantil a través de la resolución 1933 del 21 de septiembre de 2001, por medio de la cual ordenó la intervención administrativa total de la Fundación San Juan de Dios y adoptó medidas adicionales en relación con sus unidades institucionales. Lo que más ha generado extrañeza es que de acuerdo con la normatividad vigente –Decreto 1922 de 1994, Ley 715 de 2001 y Decreto 1015 de 2002–, es a través de la intervención que la Superintendencia Nacional de Salud puede adoptar medidas correctivas, de saneamiento o de vigilancia especial, bajo el supuesto de conjurar las situaciones que pongan en grave peligro la prestación del servicio de seguridad social en salud, sin que se hubiesen concretado acciones para superar la crisis en los últimos tres años. Bajo esta premisa y con el propósito de salvar las unidades institucionales que la integran –Instituto Materno Infantil, Hospital San Juan de Dios e Instituto Inmunológico de Colombia–, fue determinada la intervención forzosa de la Fundación San Juan de Dios; sin embargo hoy, tres años después de tal decisión, sin ninguna solución concreta, la Superintendencia determina levantar la medida de intervención forzosa, argumentando: “hasta el momento no se había presentado un ambiente más propicio que el que se observa para potencializar la institución de salud”, no obstante la persistencia y agravamiento de los problemas financieros que motivaron su enajenación. “La Superintendencia de Salud debe generar las condiciones para poner en marcha las instituciones que interviene. Por eso no se entiende que después de tres años decida devolver una institución varias veces más quebrada y endeudada de lo que la encontró y, además regresarla a la junta directiva de una fundación cuya naturaleza se encuentra cuestionada jurídicamente”, explicó Juan Manuel Arteaga, médico docente de la Universidad Nacional. En efecto, desde hace varios años cursa en el Consejo de Estado un proceso en

Salud

Materno Infantil

Fotografía de Guillermo Flórez P.

Eduardo López Hooker, Unimedios


En Jamundí: ¿El re-conocimiento de la Nación indígena?

Fabio Fandiño Pinilla, Unimedios

Coyuntura 10

En tiempos adversos para la protesta social, la movilización de 60.000 indígenas durante una semana el mes pasado consolida, además de un histórico ejemplo de resistencia pacífica, la continuidad de un cronograma de reivindicaciones sociales tramitadas con plena autonomía respecto a los actores armados. suficientes para hacerle “un juicio político al Estado (…) por los atropellos históricos, la discriminación y el exterminio sistemático de pueblos indígenas”. El de Cota fue, en síntesis, un congreso que conviene repasar para entender el alcance de la marcha llevada a cabo el mes pasado por al menos 60.000 indígenas de 29 organizaciones y en la que participaron, fundamentalmente, representantes de 14 pueblos indígenas, un dato al que Jimena Figueroa, activista de la Organización Indígena de Colombia (Onic), apela frecuentemente para sumarse a los esfuerzos que se hacen para borrar la generalizada percepción de que la pasada movilización indí-

Fotografía de Archivo.

Los tres metros pactados como distancia mínima, para que policías y guardias indígenas se mantuvieran a raya durante la larga marcha realizada hace dos semanas en el sur del país, no fueron solo una itinerante y fáctica zona desmilitarizada, acatada por todos, pese a una que otra provocación. Fueron, en realidad, mucho más: puente y abismo a la vez, desencuentro (político) y encuentro (cultural) y –¿por qué no?– símbolo mediático del probable comienzo de una nueva página en la historia de los movimientos sociales en general, e indígena en particular. Ciertamente, hasta el 18 de septiembre pasado la mayor concentración de indígenas en un acto público de protesta había tenido por escenario, en noviembre de 2001, al Resguardo Muisca de Cota (Cundinamarca), con ocasión de la apertura del Congreso de los Pueblos Indígenas de Colombia, cuya declaración final sentó las bases de un nuevo discurso reivindicativo, fundamentado en cuatro demandas. La primera de ellas, que el país reconociera la autoridad moral que les asiste a los pueblos indígenas para actuar como mediadores de paz, una demanda construida sobre los cimientos de la secular aversión de los grupos indígenas a tomar parte en los conflictos armados de Colombia. Ligado a lo anterior, el pliego de reivindicaciones, firmado por más de siete mil autoridades y delegados de los diferentes resguardos del país, incluía la notificación perentoria acerca de la inviolabilidad de los territorios indígenas, un principio cardinal destinado a garantizar teóricamente, ni más ni menos, que la conjugación del verbo “excluir” se aplicara a los indígenas solo en el caso del conflicto interno. Por último, la declaración consagraba sendos compromisos de oposición vertical al modelo económico, con el acento puesto en la cancelación de proyectos de exploración minera en territorios sagrados, así como la promesa de ahondar esfuerzos encaminados a afianzar el reconocimiento de la autonomía de los pueblos aborígenes, con la mira puesta, incluso, en la creación de instituciones indígenas de justicia

Formando una fila de15 kilómetros, igual a la distancia entre Jamundí y Cali, más de 25.000 indígenas marcharon en el sur del país.

gena, entre Toribío y Cali, se trató de una protesta exclusiva de paeces. Separados por 34 meses, en los que el terror ha seguido ensañándose contra el movimiento indígena, los congresos de 2001 y el iniciado en Piendamó (Cauca) el pasado 9 de septiembre añaden a sus semejanzas ideológicas una notoria evolución institucional centrada en la instrumentalización práctica de las conclusiones del primero de estos eventos. Para empezar, tanto la convocatoria del certamen de hace tres años como el mandato indígena de septiembre pasado fueron, en efecto, cuidadosamente concebidos dentro de una inédita lógica, según la cual corresponde a los pueblos indígenas, víctimas siempre, acudir en auxilio del país victimario, asediado por la guerra y la pobreza. “Este Congreso –advertían entonces las palabras inaugurales del certamen– es una escuela para que dejemos de pensar apenas como las víctimas, como los marginados, como los negados. Y que por unos días entreguemos a este país toda nuestra sabiduría para contarles lo que creemos que debe ser la sociedad donde vivimos”. Las interpretaciones posteriores a esta y otras afirmaciones del Congreso obviaron que, de alguna manera, la frase moldeó un cambio de enfoque frente a los elaborados discursos, formulados por algunas organizaciones no gubernamentales, que vieron en la neutralidad indígena la única garantía de inmunidad para los resguardos y la llave para hacer efectiva la legítima pretensión de lograr que los grupos armados ilegales sacaran del conflicto a los pueblos indígenas del país. Los daños causados en la última década a la población indígena por los actores armados, cifrados en más de 350 asesinatos de líderes y la desaparición impune de decenas de indígenas, se mostraron pronto como una realidad que convenció, en-

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tre otros, a varios líderes kankuamos de la Sierra Nevada, a defender desde finales de los años noventa una propuesta de más amplio alcance: salir del conflicto no por la vía exclusiva del respeto a la inviolabilidad de los territorios, fórmula desatendida casi siempre por los actores armados y presente, como es lógico, en los discursos de septiembre pasado. En su lugar, la búsqueda de la paz de los resguardos pasa inexorablemente, según la nueva definición, por la solución política y negociada del conflicto armado en general. “Si no hay paz para todos los colombianos no la habrá para los pueblos indígenas y si no hay paz para nosotros no habrá paz para nadie”, advertía hace tres años la convocatoria del evento. En otras palabras, pronunciadas el pasado 21 de septiembre en la sede de la Onic por un indígena kankuamo que omitió su nombre por razones de seguridad, “la mejor forma de que nos saquen del conflicto es que el conflicto se acabe y para eso estamos aquí. No queremos guerra pero tampoco una paz que signifique nuestra derrota”. El propio mandato que sustentó la marcha recoge en su primer punto relativo al tema de la guerra el compromiso de “diseñar y poner en marcha mecanismos populares para el logro de una salida negociada al conflicto armado” o lo que es lo mismo, la presentación de un plan de paz acompañado de la apuesta indígena por “exigir verdad, justicia y reparación integral a todas las víctimas del conflicto”. Así las cosas, las reivindicaciones del movimiento indígena, siendo básicamente las mismas, no solo han evolucionado hacia una fase instrumental, como las que aluden a la creación de una Guardia Indígena Nacional o una Misión Diplomática Indígena, sino que se han fortalecido gracias a la enorme capacidad de convocatoria mostrada por las organizaciones indígenas, que desafiaron con éxito un contexto político marcado por el unanimismo, la estigmatización de la protesta social y la poca condescendencia de la opinión pública con marchas y paros cívicos. (Una encuesta hecha por El País de Cali mostraba, por ejemplo, un 70% de rechazo a la movilización indígena frente a solo un 30% de aprobación). Junto a su poder de convocatoria, que notoriamente contrastó con el poco entu-


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Llaves de ajuste Colección gráfica Facultad de Artes

Santiago Cárdenas

Fotografía de archivo.

Escuela de Artes Plásticas

Líderes y miembros de 29 organizaciones regionales indígenas lograron la mayor y más continua movilización de protesta en la reciente historia del país.

siasmo que días atrás despertó, por ejemplo, la Semana por la Paz, la marcha dejó de relieve otra lección: la unidad del movimiento indígena y la solidaridad de los cabildos, valores construidos a partir de su lealtad a la autonomía que sus diferentes organizaciones y resguardos han mantenido respecto a los actores armados. Al fin y al cabo, fue el principio tutelar de su reciente movilización y el cual explicó, por sí solo, la necesidad de activar a la guardia indígena, verdaderos centinelas en prevención de infiltraciones y provocaciones, y prudentemente distanciada por tres metros de la fuerza pública. Justamente, bajo dicha autonomía, la resistencia social contra la guerra fue la que permitió a los marchantes obtener, entre el comienzo y el fin de la marcha, la liberación del alcalde (indígena) de Toribío, rehén de las Farc; y la de Alcibíades Escué, un líder indígena detenido por las autoridades bajo cargos de pertenencia a grupos armados ilegales de izquierda. Ejemplos ambos de resistencia pacífica que, según el movimiento indígena, no puede, en el primero de los casos, asociarse con operaciones de contrainsurgencia indígena sino como “legítima defensa de las comunidades”. En otras palabras, una clara distinción indígena entre acciones defensivas y ofensivas. Hoy, y sin el contexto que dominó el ocaso de las negociaciones con las Farc, una primera lectura al contenido del mandato indígena sancionado en Cali el mes pasado, permite inferir un mayor énfasis en algunos temas, como la oposición al TLC y al Alca (para lo que impulsarán la convocatoria de un referendo que decida la cuestión), así como notables avances en el camino hacia la institucionalización de varios de los principios rectores que inspiran hoy a los grupos indígenas. La apertura de un Congreso Indígena y Popular, que sesionará en Piendamó (Cauca), la creación de un Tribunal Permanente de los Pueblos, concebido para que formule recomendaciones en materia de política indígena y sancione las violaciones a los Derechos Humanos; el montaje de redes de comunicación permanente de los pueblos indígenas y el sometimiento de la reelección presidencial a un proceso de refrendación democrática en las urnas, complementan, por lo demás, la agenda emanada de una marcha que por su duración y su masiva participación ha sorprendido al país. En efecto, el embrionario tejido institucional implícito en el mandato que dio lugar a la marcha de septiembre pasado desborda las históricas demandas que cualquier compilador del tema pueda recaudar en la exploración retrospectiva de los movimientos defensores de los derechos de los pueblos nativos. La creación de una Misión Diplomática Permanente y Autónoma de los Pueblos, capaz de asumir la vocería única de los movimientos indígenas colombianos en escenarios internacionales, emerge para sus promotores como un paso imprescindible en la tarea de hacer frente a una globalización dominada por acuerdos comerciales que convierten sus recursos naturales y su milenaria cultura en objetivos de la guerra de patentes que se avizora.

UN Periódico lanza a partir de esta edición su colección gráfica titulada LLAVES DE AJUSTE, integrada por obras realizadas especialmente por artistas y profesores. Se trata al mismo tiempo de un regalo de la Universidad Nacional de Colombia a miles de personas que aprecian el arte, y que en su vida diaria no tienen posibilidades de acercarse a él y de adquirirlo. Dicho de otra manera es un proyecto que otorga valor a la producción cultural y que le da sentido a una reflexión y a un conocimiento unidos a la práctica del arte, dentro de la contemporaneidad, y en nuestro contexto. INSTRUCCIONES DE USO 1. En UN Periódico usted encontrará, en algunas de nuestras próximas ediciones, junto con la gráfica impresa en una separata a tamaño doble página, una noticia sobre la obra y una noticia sobre el autor. 2. Los artistas firmarán las obras en la Escuela de Artes Plásticas en la fecha anunciada: martes 1 de febrero de 2005. La autoría, el aura de la obra y los problemas de la reproducción han sido ampliamente analizados y discutidos dentro del ámbito del arte. La producción de este original impreso, cuyo tiraje como obra de arte es el más grande realizado hasta la fecha en Colombia, se relaciona con grandes debates teóricos y académicos. 3. Las obras y las colecciones pueden ser conservadas y enmarcadas. Idea que naturalmente está conectada con nociones de conservación, acumulación de capital cultural y económico (tesoro), cultivo de una reflexión, placer estético. Al final de este año usted puede tener cinco (5) obras originales, y en diciembre de 2005, si el proyecto sigue en curso, cerca de veinte. Una colección importante. Entre varios profesores invitados a este primer capítulo de la colección figuran Santiago Cárdenas, Humberto Giangrandi, Miguel Ángel Rojas, Clemencia Echeverri, Raúl Cristancho, Miguel Huertas, Rosario López, Cristóbal Schlenker, María Elena Bernal, Ramón Vanegas, María Teresa Pardo y Gustavo Zalamea. Podrán ser también invitados artistas de gran significación –incluidos diseñadores, arquitectos, cineastas y músicos– en el ámbito nacional, y egresados antiguos o recientes cuya trayectoria amerite su inclusión. La idea de la colección se origina en la Escuela de Artes Plásticas y recuerda el proyecto del artista Álvaro Barrios: grabado popular impreso a través de un periódico, editado por El Heraldo de Barranquilla (cerca de 1966). Las obras podrán derivarse de la utilización de cualquier medio gráfico, fotográfico o electrónico y podrán ser imágenes, textos o partituras, entre otros. El nombre de la colección es: LLAVES DE AJUSTE, y su símbolo se toma prestado de una imagen de la planta arquitectónica de la Escuela de Artes Plásticas realizada con estos instrumentos, que alude a la Caja de herramientas, de Wittgenstein y Foucault.

Noticia sobre la obra Arrugado, 2003, 2004 Dibujo sobre papel arrugado. Obra concebida especialmente para la colección “Llaves de ajuste”. La obra parte de una serie de dibujos realizados sobre papeles dañados y deteriorados, con la intención de salvarlos. Noticia sobre el autor Santiago Cárdenas ha sido profesor de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Nacional. Texto de Carlos Blas Galindo Fragmento de su ensayo “Disyuntivas en la realidad artística”, publicado en el catálogo del 36 Salón Nacional de Artistas, 1996, Bogotá. En las pinturas y en los dibujos de Santiago Cárdenas son manifiestas las correlaciones que él consigue entre elementos de tres índoles: aquellos que tienen funciones expresivas, aquellos que son los contenidos de sus obras y aquellos otros que son técnico-formales, correlaciones con las que el autor soluciona, o al menos enuncia, pares opuestos, que conviene señalar. Tanto sus ámbitos y sus representaciones de ropa, como trabajos suyos posteriores a aquella fase asombran, impresionan o sorprenden a quienes los aprecian, ya que han conservado sus altas potencialidades para intrigar, para inquietar y hasta para estremecer. Y tal expresividad, con la que Cárdenas consigue captar y mantener la atención de los públicos, la basa en una amplia gama de recursos específicamente artísticos (calidades, efectos, luces, sombreados, superposiciones, ilusiones de volumen, por ejemplo) que maneja con destreza, decisión y pulcritud. Las obras serán firmadas por sus autores el martes 1 de febrero de 2005 en la Escuela de Artes Plásticas a las 12:00 m.


Elvira María Restrepo* Mariana Martínez Cuellar** Uno de los temas más debatidos en torno al desempeño de la justicia penal es el relacionado con la impunidad. Al respecto existen infinidad de debates y las mediciones en Colombia la ubican entre 32% y 99% –recurrentemente más citado el de 99% (método embudo)–. Este método se sustenta en que se cometen al año alrededor de 3.5 millones de delitos (Encuesta Nacional de Hogares, ENH,1995) y solo 36 mil personas están condenadas en las cárceles. No obstante, esta forma de medir la impunidad no incorpora el número de denuncias que efectivamente llegan a conocimiento de las autoridades, que en este caso es de 25%, ni las diferentes terminaciones de los procesos, que no siempre pueden calificarse como impunes. La cifra de 99% se convirtió en un mito peligroso con efectos perversos, pues inhiben a la población de colaborar con la justicia. En ese supuesto, el método embudo llevaría a que el Reino Unido registrase una cifra sensiblemente igual a la colombiana: la policía de ese país registró 5 millones de delitos en 1995, tan solo 4% sancionados y 6% con sentencia, lo que llevaría a la impunidad medida en esta forma de 90% (Restrepo, E. M., 2003).

Un proceso penal tiene tres etapas (véase gráfica 1), las dos primeras están a cargo de la Fiscalía (indagación preliminar e instrucción) y la tercera es el juicio a cargo del juez. Las casillas con línea punteada representan las “muertes” de un proceso –no se encontró un responsable o no se pudo probar la existencia del delito–. Cada una de éstas tiene aspectos cualitativos que son determinantes para dimensionar las tasas de impunidad. Lo que se quiere resaltar es que la impunidad penal se genera en distintos momentos del proceso y son diferentes instituciones las responsables.

Fotografía de archivo.

Aunque en la calle se habla de impunidad rampante, lo cierto es que esa percepción tan posicionada entre la sociedad se aleja de la verdadera realidad del problema. Las cifras de los crímenes que se reportan al sistema judicial y los que realmente ocurren cambia la explicación de sus causas y señala ineficiencias, que en todo caso no solo dependen de la administración de justicia sino del temor y la apatía social. Esto es lo que revela una investigación adelantada por el Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico, de la Universidad de los Andes.

A pesar de los avances en el fortalecimiento de la justicia, la percepción generalizada entre las víctimas, es la de una impunidad rampante.

Impunidad penal: mitos y realidades oculta1 o cifra negra. El crimen reportado es aquel que se denuncia ante la Policía Nacional u otras autoridades, y dada su reducida proporción –entre 20% y 30% del total de los delitos–, las cifras oficiales se alejan de la criminalidad real. Por otro lado, la justicia penal colombiana tiende a investigar primordialmente aquellos delitos para los cuales existe un sindicado conocido o capturado. Esto porque la probabilidad de encontrar un sindicado es mucho más baja en los delitos de mayor impacto social (secuestro, terrorismo, homicidio agravado) debido a que los realiza la criminalidad organizada; es más fácil capturar pequeños delincuentes que criminales organizados.

La cifra negra o impunidad social nunca llega al sistema penal. En contraste, el crimen reportado genera impunidad penal en la medida en que se trata de delitos que oficialmente entran al sistema y por los cuales éste debe responder. Para el mejor entendimiento de estos parámetros, es preciso diferenciar las etapas por las que atraviesa un proceso y las decisiones que en éste se toman.

De cuál impunidad estamos hablando Para hablar de impunidad se requiere precisar los términos y vincularlos a diferentes situaciones de hecho, los cuales no siempre están bajo el control directo del sistema penal. De ahí que sea necesario diferenciar entre el crimen reportado o conocido por las autoridades y la criminalidad

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Bogotá, D.C. • Octubre 3 de 2004

Problemas de información Tanto estudios como encuestas revelan que la cifra negra en Colombia osciló entre 73% y 80% en el periodo 1985-2003. Dado este parámetro y que el número de delitos registrados por la Policía Nacional alcanzó 218,033 por año, se estima que en promedio se cometen alrededor de 1’100.000 delitos por año en Colombia. Incluso, si se suman las contravenciones –en promedio 586, 566–, las conductas punibles al año estarían alrededor de 1’686.566, cifra sensiblemente inferior a la de 3.5 millones de delitos que revela la última encuesta de victimización pública (ENH, 1995). Esta cifra parece reducida frente a los 5 millones de delitos por año que registra la Policía Británica, donde se estima una cifra negra de 46%, lo que significaría que en ese país se cometen aproximadamente 10 millones de delitos al año, 80% más que en Colombia. Las estadísticas judiciales publicadas por el Dane para el periodo comprendido entre 1937 y 1996 son defectuosas en razón a que la entidad nunca se especializó en este tema. En consecuencia, no se dispone de series históricas completas de justicia penal2. También se presentan inconsistencias entre las cifras que se refieren a un evento procesal en un mismo periodo. Tal


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es el caso de sumarios y aperturas de instrucción que no coinciden. Un tercer problema surge por cuenta de los numerosos cambios procedimentales introducidos a la ley penal. Por otro lado, en la Fiscalía no existe un registro completo de los delitos que se denuncian ante la misma. Mientras se desconozca la variable inicial de ingreso de procesos, solo será posible analizar lo que pasa al interior de la Fiscalía –lo que efectivamente se investiga–, mas no será posible determinar la verdadera dimensión de la impunidad penal. La Constitución de 1991 asignó al Consejo Superior de la Judicatura (CSJ) “llevar el control de rendimiento de las corporaciones y despachos judiciales”, función que asumió a partir de 1997 y solo respecto a la etapa de juicio (información de los juzgados y no de la Fiscalía). La información relacionada con la investigación preliminar y la instrucción –la etapa del proceso a cargo de la Fiscalía–, está a cargo de la misma, lo que de alguna manera puede limitar su legitimidad. Adicionalmente, las estadísticas que recoge el CSJ son incompletas pues no todos los juzgados envían la información. Así mismo, existen enormes diferencias entre las cifras que maneja la Fiscalía y las del CSJ sobre un mismo evento, en particular para la primera fase del proceso, que es precisamente donde se ubican los mayores problemas de la justicia penal. A la fecha, la consolidación de un sistema único de estadísticas judiciales como lo dispuso la Ley Estatutaria (1996) no se ha dado, lo que augura un mal pronóstico en el corto y mediano plazo.

¿Qué hacer ante este panorama? Para suplir las deficiencias de información, mientras se implementa el sistema único de estadísticas judiciales, se propone establecer un sistema central de información sobre la entrada de denuncias, y otro sobre el movimiento de los procesos penales teniendo en cuenta la gráfica 1(2). En el segundo, que es central a esta investigación, se busca diferenciar las impunidades que son responsabilidad de la Fiscalía –la prejudicial, la relativa y la absoluta– para sentar unas bases respecto del tema de la impunidad que permitan “atacar” el problema de las distintas impunidades desde su origen y con mayor conocimiento. Éstas se definen según las decisiones de fiscales y jueces a partir de los siguientes criterios: 1. Impunidad prejudicial: se presenta cuando un hecho denunciado o conocido por la Fiscalía no se judicializa o investiga, pero el delito se presentó y existe un posible responsable. En este caso no existe un registro sistemático ni en la Fiscalía ni en otras entidades de todas las denuncias que se hacen.

Fotografía de archivo.

Infografías de Leonardo Cuéllar.

Ensayo

Con la creación de la Fiscalía en la Constitución de 1991, el Estado fue dotado de un ente autónomo para adelantar las investigaciones judiciales.

2. Impunidad relativa: es la relacionada con el movimiento del proceso penal que se da sin que la Fiscalía investigue a fondo, pero que el proceso sale de la competencia de la Fiscalía. Como se puede observar en la gráfica 1, existen tres tipos de terminación de procesos que generan impunidad relativa en las etapas de investigación preliminar y de instrucción a cargo de la Fiscalía; éstas son: la suspensión por la no identificación del responsable (esta figura desapareció en 2001), las resoluciones inhibitorias y la reasignación dentro de la Fiscalía. Aun en algunos casos estos hechos no generan impunidad, como es el caso de la reasignación de competencia en la que el proceso pasa a manos de otro fiscal y éste lo resuelve dentro de los términos legales, en otras puede llegar a dilatar un proceso hasta su prescripción. Las suspensiones constituyen impunidad relativa en la mayoría de los casos debido a que estos procesos mueren en la Fiscalía, aunque hay un porcentaje que revive y sale con decisión de fondo. El caso de las resoluciones inhibitorias es más complejo, pues en estricto sentido éstas deberían tratarse como decisiones de fondo ya

que el fiscal, en teoría, resuelve el asunto investigado y el proceso “sale” de la Fiscalía. No obstante, dado que los inhibitorios pueden ser revocados cuando se demuestre que existen pruebas no contempladas que desvirtúan la decisión inicial, se podría argüir que la ley admite que estos no implican una investigación a fondo del delito en cuestión y que indudablemente no constituyen una salida definitiva. Resultados de investigaciones empíricas recientes señalan que muchos inhibitorios se dictan por ausencia de práctica de pruebas, mala interpretación de las mismas, morosidad en la tramitación y toma de decisiones claves para la investigación, excesiva duración de las indagaciones –que conllevan a que no se logre sindicar a nadie–, o en el caso de delitos como el secuestro, ante la imposibilidad de identificar a presuntos guerrilleros implicados3. Por estas razones, este tipo de terminaciones se clasifican como impunidad relativa, ya que no siempre se genera impunidad como en el caso de un inhibitorio el cual se dicta cuando se demuestra una causal de ausencia de responsabilidad. En la segunda etapa solo se presenta una forma de impunidad relativa derivada de la reasignación, la cual opera como en la primera etapa. En la tercera etapa, la impunidad relativa solo ocurre cuando se presentan salidas por cesación de procedimiento. Se estima que es imperdonable que se “descubra” en un proceso tan adelantado, que el hecho investigado no existió o que el acusado no lo cometió. 3. Impunidad absoluta: se da cuando los delitos que se judicializaron se quedan sin resolver porque el paso del tiempo


hace que prescriban por vencimiento de los términos legales establecidos o por una nulidad procesal.

y constante en el tiempo. Esto es inconveniente en la medida en que es fundamental para reducir la impunidad y descongestionar la justicia. En Estados Unidos y países con sistemas acusatorios como el que se adoptará próximamente en Colombia, este tipo de salida representa entre 80% y 90% de las condenas que se adjudican anualmente en ese país4. Es decir, es la forma por excelencia de resolver los asuntos penales. Finalmente está la preclusión que constituye la salida de fondo más recurrente y la cual no necesariamente significa el éxito en el proceso penal, pues se presenta con posterioridad a la investigación preliminar e instrucción cuando se concluye que el hecho no existió, que el procesado no es culpable o que existe una causal de inculpabilidad, lo que puede significar que no se investigó a quien debía investigarse o que el investigado no tiene nada que ver con el delito imputado, aunque el hecho punible

La cifra de 99% se convirtió en un mito peligroso, con efectos perversos pues inhiben a la población de colaborar con la justicia.

haya existido. De ahí que sea preocupante su constante incremento en los últimos años –pasa de 79,787 a 176,507 entre 1996 y 2003–. La impunidad relativa, por reasignaciones disminuyó en diez puntos, aunque aún representa la tercera parte de las salidas totales en esta etapa. La impunidad relativa y absoluta en la etapa de instrucción disminuyó en los últimos años (véase gráfica 5). Sin embargo, si se incluyen las preclusiones por falta de mérito, como es el caso de la impunidad relativa, ésta sería de 60% para 2003, y sin preclusiones del orden de 21%. La impunidad absoluta, es decir las salidas por prescripción, disminuyó notablemente pasando de 6% a 1%. Si se adopta una clasificación similar para la tercera etapa del proceso a cargo de los jueces, y si se tienen en cuenta las cifras del CSJ entre 1990 y 1998, se presenta un crecimiento ligero en el porcentaje de sentencias condenatorias –verdadero éxito del proceso penal– y un ligero decrecimiento de las sentencias absolutorias (véase gráfica 6). En la tercera etapa del proceso penal el nivel de eficiencia de los juzgados es elevado, y no se observan niveles de impunidad absoluta o relativa importantes, salvo en el caso de que estos se encuentren ocultos

La criminalidad oculta o cifra negra son todos esos delitos que la gente no reporta a las autoridades y que se recogen en encuestas de victimización o criminalidad, Dane, La justicia colombiana en cifras, 1937-1994, p 21. 2 La justicia colombiana en cifras. 1937-1994. 3 Restrepo, Sánchez, y Martínez (2004), quienes muestran que los inhibitorios muchas veces generan impunidad. 4 Giraldo, et al., 1997. La fragilidad del sistema judicial colombiano, aunado a los niveles de corrupción que acusa, facilitan la acción de los grupos asesinos responsables de la degradación del conflicto armado.

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Mitos peligrosos - En Colombia no existen estadísticas que midan la impunidad penal; no se conocen cifras confiables de delitos, denuncias o entradas al sistema penal. La cifra de 99% de impunidad constituye un mito peligroso sin sustento. - Si fuese posible medir la impunidad penal, ésta debería relacionarse con cada una de las etapas –que por lo demás están asignadas a diferentes instituciones–. En consecuencia, solo se pueden construir indicadores de gestión o índices de impunidad en las diferentes etapas del proceso. - El mayor problema para mejorar la calidad de la justicia está en construir indicadores que generen incentivos tanto positivos como negativos a los fiscales y a los jueces, para que su rendimiento mejore sin perjudicar la calidad de las decisiones durante el proceso. Para ello es imprescindible mejorar la cobertura y la calidad de la información. - Dos interrogantes: ¿por qué no se ha puesto en marcha el sistema único de estadísticas judiciales creado por la Ley Estatutaria hace nueve años? ¿La escasez de estadísticas penales es producto de un desorden general (incompetencia/ineficiencia) o, por el contrario, algún sector se beneficia entorpeciendo la recolección de las mismas? Para cualquier efecto, la ineficiencia constituye una forma de corrupción. La pregunta es: ¿quiénes son los responsables? 1

Fotografía de archivo.

La realidad oficial A pesar de las limitaciones de información y a partir de la metodología propuesta, se evalúa el desempeño de la Fiscalía y de los jueces penales, una vez se inicia de manera formal una investigación penal. Las cifras de la Fiscalía (véase gráfica 2) señalan que la proporción de salidas de fondo o éxitos en la primera etapa del proceso se mantuvieron relativamente constantes entre 1996 y 2003, representando la apertura de instrucción, en promedio del 14% de las decisiones en esta etapa. La impunidad relativa se mantuvo constante en la primera etapa –alrededor de 77%–. Si bien las suspensiones decrecen sustancialmente en el periodo y desaparecen legalmente en el 2001, éstas tienden a ser reemplazadas por los inhibitorios, que pasaron de 19% en 1996 a 57% en 2003. La reasignación de procesos, por el contrario, tiende a decrecer al pasar de 25% de las salidas en 1998 a 10% en la actualidad. Los inhibitorios constituyen una forma legítima de descongestionar el sistema en esta primera etapa, aunque generan impunidad y, es precisamente por cuenta de esta dualidad, que se clasifican como impunidad relativa. Su elevado porcentaje en el total de salidas, sugiere que esta forma de terminar procesos está aumentando la impunidad penal. En 2003, los inhibitorios representan más de la mitad de las salidas totales en la etapa de investigación (425 mil procesos de un total de 747 mil) (véase gráfica 2). Al excluirse los inhibitorios del cálculo del índice de impunidad –como actualmente lo realiza la Fiscalía– la impunidad relativa disminuye de 60% a 20% en el periodo. Por el contrario, si se adicionan los inhibitorios, la impunidad aumenta de 77% a 80% en el periodo de estudio (véase gráfica 3). En la segunda etapa –instrucción– existe un mayor número de salidas, lo que implica una investigación de fondo por parte de los fiscales (véase gráfica 4). Dentro de ésta se destaca la terminación por resolución de acusación, que es con la sentencia anticipada, la más importante de esta etapa, pues significa que se tuvo éxito a nivel de la Fiscalía, en la medida en que se logró identificar y acusar al imputado. No obstante, la resolución de acusación representa una porción pequeña de las salidas de fondo, pues si bien alcanzó 23,6% del total en 2000, este porcentaje viene disminuyendo. Las sentencias anticipadas constituyen la otra decisión de fondo importante, ya que implica una condena anticipada, es decir antes de acceder a la etapa de juicio. A pesar de su importancia, la participación de las sentencias anticipadas es reducida

bajo la denominación “otras salidas” (información del CSJ que no se puede desagregar. Véase gráfica 6). Respecto a las cesaciones puede afirmarse algo similar a lo anotado frente a la segunda etapa para las preclusiones, así en esa fase no se haya clasificado como impunidad relativa. El reducido porcentaje de impunidad relativa y absoluta de esta fase es previsible, por cuanto en el proceso existe por lo menos un acusado y pruebas sólidas. De ahí que no se pueda comparar el índice de impunidad relativa de las dos primeras etapas con el de la tercera. Finalmente, la gráfica 7 muestra los índices de impunidad relativa y absoluta de los juzgados que, como se mencionó, disminuyeron de manera importante.

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*Docente de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes y Ph.D. en Derecho y política. En 2003, publicó el libro Colombian criminal justice in crisis. Fear and distrust y actualmente prepara otro sobre secuestro y terrorismo. **Economista, magíster en política social e investigadora del Cede.


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Ciudad

Fotografías de Clara Eugenia Sánchez.

Casitas en madera de cedro, rodeadas de vegetación y tumbas familiares hacen parte del patrimonio cultural sanandresano, rescatado e inventariado por una arquitecta de la Universidad Nacional, gracias a lo cual hoy cuenta con $400 millones para iniciar su restauración. Sandra Gómez Galindo, Unimedios Flota en el mar Caribe con 26 kilómetros cuadrados de extensión y un clima tropical, ha sido declarado por la Unesco reserva mundial de la biosfera. Calipso, reggae y soca son ritmos que, junto con sus cocteles de ron con coco y sopa de caracol, son asociados a la cultura sanandresana. Pero además del hoyo soplador y la cueva de Morgan, San Andrés posee inmuebles, edificios y paisajes que dan cuenta de su desarrollo histórico, de su cultura material y de su tradición. Localizar las áreas de conservación y protección de la isla e identificar los elementos simbólicos fue el trabajo al que la arquitecta Clara Eugenia Sánchez, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional, dedicó más de un año. Consignado en su libro La casa isleña patrimonio cultural de San Andrés. Island houses San Andrés’s cultural heritage, la investigación hace una mirada amplia de la cultura que se expresa a través de sus casas pintadas de azul plomizo, sus jardines, el patio con los frutales, la huerta, los pozos de agua lluvia y de las relaciones sociales que se dan alrededor del lugar habitado. Construcción reconstruida Acompañada de un grupo de jóvenes isleños y con el apoyo de Planeación Departamental, la arquitecta inició un recorrido al interior de la cadena montañosa que atraviesa de punta a cabo la isla en forma de caballito de mar. En el centro se encuentra imponente, en el punto más alto de la isla, desde 1896, la iglesia Bautista de La Loma, hito cultural, religioso y arquitectó-

La casa se traslada cuando se vende y el nuevo dueño la lleva a su terreno. En 1960 se presentó un traslado masivo por la construcción del Aeropuerto.

La casa isleña island houses nico por excelencia. Construida en Alabama, Estados Unidos y desarmada para su traslado a la isla, la iglesia es el principal punto de referencia urbano. Por el norte y por el sur de este monumento religioso se va extendiendo la arquitectura de la isla resultante de múltiples influencias: holandesa, inglesa, española y africana, y agrupadas en los sectores de la Avenida Circunvalar, Loma, Northend y San Luis. En ellos sobresalen conjuntos de tipo familiar y de vecindad, cuyos patios, árboles frutales, pozos, cisternas y cementerios identifican un estilo de vida. Registrar con la cámara la belleza de sus balcones y altillos fue el inicio para entronizarse, con la ayuda de los testimonios de al menos 345 isleños, en la historia de estas tradicionales construcciones y sus gentes. Levantadas en la primera mitad del siglo XX, estas viviendas, en su mayoría, han pasado de generación en generación conservando la tradición de su uso. “El primer Bent vino de Jamaica... Yo nací el 14

Al menos el 50% de las familias conserva su casa por tradición.

de abril de 1919, y mi madre construyó la casa... El patio tenía mamoncillo, naranja, aguacate, almendro, plátano, lo que daba valor a la casa... En esa época todo terreno debía tener coco y naranja. En este sector se asentaron los Bent. Mi hijo Celedonio y su esposa viven conmigo y él heredará la casa, así como yo la heredé de mi madre… El tonel de madera que tenía mi madre para la recolección del agua lluvia, permaneció hasta 1960”, recordaba este anciano de 83 años habitante de la Loma Tomb, quien falleció el año pasado. San Andrés posee 370 predios de interés patrimo- El 82,32% de la viviendas posee árboles nial, con particular significación sobre lo estético, asociativo, histórico y testimonial, de los cuales la investigación inventarió 345 casas de valor patrimonial, de las cuales 164 están en Northend; 136, en Loma; 42, en San Luis; y tres, en la vía Circunvalar. El 72% de estas viviendas hospeda una familia raizal. Estas casas son representativas de la arquitectura tradicional de la isla por el uso del cedro y su aplicación de sistemas constructivos como el entramado de madera, caracterizado por su economía y rapidez. Conservando la tradición, tales formas constructivas están adecuadas a las condiciones particulares del clima, la geografía, la cultura y el paisaje isleño. Por ejemplo, la inclinación y la orientación de los techos y los aleros quebrados se ajustan a la dirección de los vientos y la localización de ventanas adicionales en las fachadas laterales ayuda a lidiar con la temperatura del Caribe.

“La idea que afirma que el hombre tuvo una mejor relación con la naturaleza en otros tiempos, se mantiene en San Andrés como un atributo de la casa isleña. Así lo demuestra su relación con el entorno, asociado a los elementos de valor paisajístico, la vegetación, los árboles, el patio que lo rodea”, comenta la investigadora. Aunque las transformaciones actuales en la arquitectura obedecen a soluciones en la infraestructura básica –principalmente baños y cocinas con equipamientos modernos–, se conservan costumbres como los reservorios para el almacenamiento de agua lluvia que, ya sea como toneles de madera o cisternas de cemento, hacen parte de la memoria colectiva. “El que viene a San Andrés y bebe agua del pozo Rock Hole, aquí se queda”, reza el adagio popular. “La arquitectura conforma un conjunto idílico que se encuentra disperso en el territorio insular, con evidente propensión al deterioro, muchas veces con consecuencias irreparables como la pérdida del inmueble”, asegura la profesora. Además de esta disgregación, el rápido proceso de transformación, como cuando fue declarado puerto libre en 1953 y el comercio se convirtió en la principal actividad de la isla, hace que las casas sean adecuadas como locales comerciales con nuevos materiales, lo que paulatinamente ayuda a su desaparición. Tan urgente es reparar en la conservación de este patrimonio que solo durante el seguimiento realizado entre 2000 y 2001, para levantar el inventario, seis de estas casas desaparecieron: dos se quemaron, dos fueron derrumbadas y dos abandonadas hasta caer. San Andrés no contaba con un inventario de sus bienes patrimoniales arquitectónicos, por lo cual la ejecución de este trabajo le provee de un instrumento necesario para adelantar planes de conservación, como el logro obtenido por Planeación Departamental “de una donación de cerca de $400 millones por parte de la empresa privada y la gestión para que las casas sean acogidas por un programa de reparación de la Presidencia de la República”, reconoce Carlos Alberto Ramírez, director de esta institución. Esto constituye un primer paso en el camino de motivar al conocimiento de este patrimonio arquitectónico y cultural de la Nación, que flota en el mar Caribe, pero que podría desaparecer sino se siguen adelantando proyectos y planes de preservación.


En la evaluación, cuyo propósito es comprobar las competencias de los estudiantes que cursan último año de los programas académicos de pregrado, los 150 mejores puntajes los obtuvieron estudiantes de la UN; y los once más altos, los de las carreras de enfermería, nutrición y dietética, terapia ocupacional, arquitectura, y las ingenierías agrícola, química, de sistemas, mecánica, geológica y de minas, al ubicarse entre los mejores puntajes del país, luego de ser evaluados dentro de un grupo de 58.974 universitarios de instituciones de educación superior públicas y privadas. Un logro individual de los profesionales de la Universidad Nacional, con corta distancia al promedio de sus compañeros, favorecidos con puntajes cercanos. “Tal como lo plantean asociaciones de facultades de diferentes profesiones, encargadas de realizar las pruebas, la Universidad está cumpliendo con su función social de formar profesionales idóneos”, señala el sociólogo Paulo César Guatame, asesor de la Dirección Nacional de Programas Curriculares. Afirmación que para el decano de la Facultad de Ingeniería, Esteban Colmenares, es el compendio de “un riguroso proceso de admisión, una sólida planta docente –la mayoría con formación doctoral– comprometida con la enseñanza y orientación del educando, y los trabajos cohesionados entre el pregrado y el posgrado que llevan implícito el tema de la investigación”. Para esta versión, en los Ecaes se evaluaron 27 programas que sacaron a flote sus debilidades y firmezas. “La Universidad Nacional mostró gran fortaleza en las ciencias básicas”, dice Daniel Bogoya, director del Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior (Icfes), organismo que dirige, coordina y aplica el examen. También, la institución consiguió el primer lugar en programas como derecho, nutrición y dietética, psicología y terapia ocupacional. La iniciativa de realizar exámenes de calidad a estudiantes de pregrado se remonta a 1966, pero luego de múltiples debates y de ser incluida en los planes de gobierno como parte de las políticas del sector educativo, solo en 2001 se aplicó por primera vez en los programas de ingeniería mecánica y medicina. En 2002 se extendió a los de derecho, y en 2003 cobijó el número de programas mencionados, en 41 ciudades colombianas. Hilar delgado Como uno de los instrumentos que el Gobierno Nacional dispone para evaluar la calidad del servicio público educativo, los Ecaes “no solo se aproximan al perfil de los

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Formación a prueba de calidad

Los resultados de los Exámenes de Estado de Calidad de la Educación Superior (Ecaes), realizados el pasado mes de noviembre de 2003, ratificaron, una vez más, el alto nivel con que se forman los profesionales de la Universidad Nacional de Colombia.

Fotografía de Guillermo Flórez P.

Nelly Mendivelso R., Unimedios

Sesenta y nueve estudiantes de la Universidad Nacional obtuvieron los puntajes más altos en el área de Ingeniería.

profesionales, sino que, instan a las instituciones a autorreferenciar los proyectos educativos para diseñar planes de acción”, aclara el ingeniero Bogoya. La metodología de las pruebas incluyó un área básica, una profesional y otra sociohumanística, que a la vez se dividió en ítems, a los cuales se les asignaba un porcentaje. Las competencias fueron de tipo interpretativo, argumentativo y propositivo, entre tanto las preguntas, en su mayoría, eran de opción múltiple con una o varias respuestas. Así, la evaluación apunta a desentrañar las particularidades que hay en la formación de un determinado profesional, y por ello cada una de las preguntas que la arma “da cuenta de una huella muy fina, campo por campo y dominio por dominio”, explica el director Bogoya, mientras su aplicación ha suscitado toda serie de opiniones, como la del economista, experto en el tema de educación superior, Gabriel Misas, quien sin dudar de las capacidades de los estudiantes de la Nacional para asumir grandes retos, la considera “poco rigurosa y sin contenidos de análisis”. Para otros como el sociólogo Víctor Manuel Gómez, quien admite indiscutible la necesidad que tiene la sociedad, el sector productivo y el Estado, de medir y evaluar la calidad de la educación superior ofrecida en el país, “el instrumento es incompetente para identificar y valorar las diversas innovaciones curriculares y pedagógicas, distintas a la formación tradicional”. En su

opinión, “la necesidad de comparar y jerarquizar implica resultados cuantitativos que, expresados en datos, indicadores y estadísticas, legitiman la toma de decisiones respecto a la asignación de recursos”. Asunto que según él “puede ser fuente de conflictos entre el Estado y las instituciones de educación superior”. En medio de la discusión surgen inquietudes como: ¿el examen hará más exigente el ingreso al mercado laboral en detrimento de quienes obtuvieron bajos puntajes?; ¿busca estandarizar los planes de estudio, intrínsecos a la autonomía académica, y ajustarlos a las pruebas y su medición?; las universidades, al igual que sucedió con el Icfes en los colegios, ¿dejarán de enseñarle a sus alumnos, a cambio de prepararlos para la evaluación?, o ¿por qué se opta por el método artificial, reduccionista, escuelero y de escasa capacidad predictiva, de exámenes de papel y lápiz? Mientras continúa la controversia, frente a la cual el director Bogoya recomienda analizar cuidadosamente la técnica y los resultados obtenidos, que en su consideración “no son absolutos, sino relativos con respecto a la población que se presentó”, los evaluados con mejores puntajes hacen su propio balance de lo que para ellos, posiblemente, sea la llave de la puerta a nuevas oportunidades profesionales. Entre orgullo e incertidumbre La excelencia académica de los estudiantes de los programas de pregrado a

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partir del examen Ecaes, será uno de los criterios para otorgar las becas de cooperación internacional y de intercambio, así como las nacionales o internacionales que se ofrezcan en las distintas entidades públicas, señala el Decreto 1781 de 2003 que reglamenta la evaluación. De igual manera, dichos estudiantes tendrán prelación en el otorgamiento de créditos para estudios de posgrado en el país y en el exterior. Un incentivo que mantiene la ilusión de los once estudiantes de la Universidad Nacional, disímiles en sus expresiones, pero convergentes en el orgullo que les genera ser egresados de la universidad más prestigiosa del país, en la cual siempre fueron alumnos destacados. Óscar Andrés Sánchez, con 101 puntos, fue el mejor en el área de ingeniería de sistemas. El joven de 22 años, satisfecho por el logro, reconoce la oportunidad que le dio la Universidad Nacional al recibirlo durante el riguroso proceso de selección, y al facilitarle una formación académica, íntegra en la teoría y sólida en la práctica. Conocimiento que lamenta no haber podido aplicar durante la prueba, pues ésta “se centró en temas comunes a todos los planes de estudio de las instituciones, y no evaluó la especificidad de ciertas áreas de investigación”. Su meta próxima es conseguir una beca para adelantar una maestría en matemáticas. Por el contrario, Alberto Ricardo Albis Arrieta, también con 101 puntos, pero en ingeniería química, asegura que el Ecaes “abarcó la mayoría de temas contenidos en el plan académico”, por ello, no hizo esfuerzo distinto a “recordar las primeras clases de matemáticas vistas en la carrera”. De su paso por la Nacional destaca la excelencia de los profesores, pero ante todo, la exigencia por afianzar los conceptos y articularlos dentro de un análisis global. El logro obtenido en los Ecaes, reafirma su interés por reforzar su preparación, siendo su mayor anhelo realizar un doctorado en química o en termodinámica.


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Bogotá, D.C. • Octubre 3 de 2004 Angélica Montaño Rodríguez sobresalió con un puntaje de 74 en el programa de nutrición y dietética. Cercana la fecha de su graduación, la universitaria atribuye su sensibilidad social a los trabajos de extensión realizados en favor de comunidades vulnerables, durante la carrera. Sus calidades profesionales, aun más loables debido a los serios quebrantos de salud que presentó durante su desempeño estudiantil, han beneficiado a madres lactantes, gestantes y abuelos del municipio de Sibaté, así como a niños de la calle con los que adelantó una investigación para describir la relación entre el consumo de sustancias psicoactivas y el estado nutricional de los menores. Orgullosa de sus capacidades –y de haberse anotado un punto para su hoja de vida–, estima el Ecaes como una prueba básica, interesante para el análisis de casos, pero limitada a un puntaje que no tiene en cuenta el desarrollo integral del profesional. La más sorprendida, no por su promedio, sino porque de repente en el trabajo pasó de ser la joven inexperta, a la profesional cuyas sugerencias debían ponerse en práctica, fue Diana Marcela Cifuentes, estudiante de enfermería y coordinadora del Plan de Atención Básica del municipio de Cáqueza (Cundinamarca), a quien los 78 puntos obtenidos en el Ecaes, la hicieron visible en su sitio laboral. “La Universidad Nacional me dio bases para interpretar la realidad a través de un juicio crítico, siempre, prevaleciendo los intereses del colectivo por encima de los individuales”, comenta la universitaria, luego de evocar la difícil situación económica que rodeó su vida estudiantil. Por eso antepone a su nombre el de la Universidad, con la ilusión de regresar a realizar un doctorado en salud pública. Para Francy Yadiri Guacaneme, quien encabeza la lista en el área de Terapia Ocupacional, su puntaje no fue cuestión de suerte, sino la suma de esfuerzos. Lo dice porque a diferencia de otros estudiantes, solo podía repasar lo visto en clase durante la madrugada, luego de una jornada que iniciaba con una carrera entre el jardín infantil de su hija, que la recibía a las 7:00 de la mañana, y el aula

universitaria en donde la primera asignatura estaba a punto de comenzar. La faena se desarrollaba en medio de trabajos, lecturas y prácticas en Madrid o Cajicá (Cundinamarca), aun así, nunca dejó de sobresalir académicamente. “En la Universidad tuve excelentes pedagogos y terapeutas ocupacionales, pero lo mejor, seres humanos apoyando mi formación”, comenta Francy satisfecha. La evaluación de Estado le dejó retos profesionales, como actualizarse sobre legislación y modelos clínicos, también, la necesidad de continuar su proceso de formación con un posgrado en neurodesarrollo. “El hecho de que una institución y la misma sociedad enfoquen sus expectativas hacia profesionales en formación, quienes son los llamados a analizar, entender y acometer los problemas del país, implica más que gusto, responsabilidad ”, dice Diego Mauricio Cala, el universitario con mayor promedio, 86 puntos, en arquitectura. Así lo ha entendido a partir de los fundamentos críticos que la Universidad le inculcó para entender su disciplina, y sin sectorizarla, ligarla siempre a los problemas de la nación. Para Diego, el Ecaes, le dio la oportunidad de autoevaluarse profesionalmente pero también, reafirmó que, su formación arquitectónica fue integral. El siguiente reto, frente al cual siente desventaja, es enrutar su carrera profesional, pues la falta de experiencia con que salen los egresados es quizá la mayor deficiencia a la hora de poner en práctica lo aprendido. Al igual que sus compañeros, su prioridad es adelantar estudios de posgrado. La misma visión de país la comparte el ingeniero geológico de la Universidad Nacional sede Medellín, Juan Fernando Berrío, distinguido en la prueba con 83 puntos. “Es maravilloso cuando a uno le dicen que fue casi el mejor, pero debe ser más gratificante devolverle el conocimiento aprendido a la sociedad”, piensa este joven paisa, seguro de haber recibido de sus profesores la mejor enseñanza. Para él, la prueba es una buena aproximación a lo aprendido durante la carrera, pero el reto es aportarle al país. Una reflexión que el universitario empezó a poner en práctica en Fredonia (Quindío), con un trabajo que mitigó los constantes deslizamientos causados por las aguas subterráneas en la población.

Universidad

Entre tanto, Jaime Andrés Estrada, también de la sede Medellín, y el mejor en ingeniería de minas con 81 puntos, tiene su propia convicción: “no se trata de llenar la cabeza de conocimientos que seguramente nunca se van a utilizar, es mejor formarse criterios”. Lo aprendió durante la carrera, y lo plasmó, de cierta forma, en el Ecaes, sólo que su “piedra en el zapato” fue el inglés. Ante la carencia detectada decidió estudiar el segundo idioma, mientras gracias a su logro, revaluó sus metas y aspira ganar una beca para profundizar sus estudios sobre manejo de materiales y planeamiento minero. La capacidad de analizar y resolver problemas se convirtió en el fuerte de Gilberto Fabián Paniagua Aguirre a la hora de abordar el examen. Este joven de 24 años, también de la sede Medellín y de igual manera destacado en el área de ingeniería geológica con un promedio de 83, considera un logro importante que su nombre aparezca entre

los mejores, pero un honor haber representado bien a la Universidad Nacional, pues considera que a fin de cuentas fue su formadora profesional. A los que se alistan para presentar la evaluación el próximo mes de noviembre, les recomienda relajarse, y poner en práctica lo visto desde el primer semestre, pues “de nada sirve alterarse y estudiar horas antes, lo aprendido en cinco años”. Su meta profesional es adelantar estudios de posgrado en petrología o microtectónica. Así, este grupo de universitarios, algunos próximos a recibir su cartón profesional, deja entrever cómo en medio de exigencias académicas fuertes y en condiciones socioeconómicas algunas veces críticas, los estudiantes de la Universidad Nacional se posicionan, en general, como los mejores egresados del sistema de educación superior en Colombia. Un liderazgo, que igual a la calidad, no se improvisa. Al lado de los Ecaes, la Universidad presenta grandes ventajas comparativas frente a otras instituciones de educación superior que permiten observar con mayor profundidad la calidad de la educación que se ofrece. Se puede resaltar la relación de docentes de planta y docentes de hora cátedra, el porcentaje de profesores con doctorados y maestrías, el número de grupos de investigación reconocidos por el Icfes y el número de programas de doctorado.


Abandonar la cama e invadir la de sus padres ante el inminente ataque de un monstruo, o pedir que se les deje una lámpara encendida en la habitación, próxima la hora de ir a dormir, resulta normal en la mayoría de niños menores de seis años, máxime cuando se habla de que el miedo, y en particular a la oscuridad, es uno de los temores que el ser humano desarrolla desde el primer año de vida. Lo anómalo surge cuando dicho horror nocturno aumenta y se fija en el menor, al punto de ocasionarle respuestas fisiológicas como hacer “aguas menores” en la cama, tartamudear, quedar paralizado, o peor, aislarlo de otros niños en el juego y de una relación adecuada con su familia. Es entonces cuando el “inocente” miedo se vuelve patológico y empieza a denominarse fobia. Hacer contrapeso a tal emoción desbordada, es la razón de ser de Abrazo, Calor, y Arrullo, tres muñecos diseñados para que niños entre tres y seis años con miedo a la oscuridad, controlen el “pánico”, se distensionen, y asuman sensaciones positivas frente a la noche. Cada juguete caracteriza y evoca de forma especial las intensas sensaciones maternales experimentadas por el niño justo en esa edad. Su funcionamiento depende de estímulos físicos y psicológicos, los cuales, “dentro de un juego simbólico mediado por los padres del menor, le permiten a éste comprender la razón de su miedo y superarlo gradualmente”, aclara Diego Germán Pérez Mora, diseñador industrial de la Universidad Nacional, y creador de la propuesta potencialmente terapéutica. Pérez, apoyado en los beneficios que la lúdica aporta en dicha etapa de la vida, en la cual “el niño se comunica fundamentalmente a través del juego”, según explicaciones de la psicóloga Myriam Rodríguez, directora del Servicio de Atención Psicológica de la Universidad Nacional, creó los prototipos con base en el desarrollo de dos materiales especiales; una pasta con base en almidón que cambia de color y forma rápidamente con leves variaciones de temperatura y un elastómero que reacciona al tacto (gracias al p.h. de la mano). Prueba superada Abrazo, Calor y Arrullo resultaron de un proceso que comenzó retomando indiscriminadamente formas básicas (ojos, boca, nariz, extremidades) de dibujos animados presentados por la televisión infantil y que cuentan con gran aceptación entre los niños. La mezcla dio como resultado 30 bocetos de muñecos, de los cuales 15 salieron, por ser “los más feos”. Los restantes sí tuvieron aprobación por parte de los 60 niños, entre 3 y 8 años de dos jardines in-

Tecnología 18

Fotografía de Nadia Naranjo.

Equipo periodístico Unimedios

Los tres personajes, cada uno con características específicas, están diseñados para ayudar al niño que tiene problemas con la oscuridad.

El miedo hecho risa

Tres juguetes que transforman el miedo a la oscuridad, en sensaciones evocadoras de la madre, podrían convertirse en una valiosa herramienta terapéutica. La propuesta de un diseñador industrial, articula estímulos físicos y psicológicos que le brindan al menor una ayuda lúdica, sin generarle traumas. fantiles de Bogotá, que luego de una encuesta, coincidieron en seleccionar los más tiernos, de aspecto suave y que les gustaría ver como juguete. El test develó además otros factores asociados con el miedo a la oscuridad, como la violencia, la muerte y la guerra producto del conflicto armado. Y es que los terrores nocturnos se refuerzan con situaciones traumáticas o críticas, comenta la psicóloga Rodríguez, quien asegura: “semestralmente el Servicio de Atención Psicológica atiende cerca de cuatro niños, a los cuales la separación de sus padres, o factores como la misma violencia que los medios de comunicación registran, aumentan su temor a la oscuridad”. Ni hablar de los menores desplazados, quienes con frecuencia recrean la noche en que los actores armados los sacaron de su casa apuntándoles con un arma, mataron a sus padres, hermanos u otro familiar o vecino. “Los episodios violentos que han vivido les

genera el síndrome de estrés postraumático que les impide dormir o les ocasiona pesadillas, y prevalece el temor a correr la misma suerte de sus parientes”. Un valor numérico asignado a cada pregunta de la encuesta permitió que tres muñecos superaran la prueba. El reto siguiente era elaborarlos con textura agradable al tacto, pero lo más laborioso, imprimirles características fisicosimbólicas que, primero, le permitieran al niño ingresar en el mundo del miedo a la oscuridad de manera lúdica y didáctica, y luego retroalimentaran esa sensación con sentimientos evocadores de la madre. El resultado fue Abrazo, Calor y Arrullo, un trío de juguetes bimodales, mullidos y de texturas agradables. Cada uno con una reacción al miedo (palidez, parálisis, temblor), seguida por acciones como calor, vibración, sonidos, entre otros, que le generan bienestar al menor. “La clave de su efectividad, radica en incluirlos en un relato (historieta) que los justifique como personajes y les dé la razón de ser dentro de un contexto, donde el miedo a la oscuridad no resulte una situación traumática”, complementa Pérez. Una sonrisa antes de dormir La posibilidad de encontrar el equilibrio entre el miedo y el encuentro con la oscuridad comienza con Abrazo, un muñeco largo, delgado y de color anaranjado, cuya principal característica son sus extremidades largas. Está hecho con elastómero, un material flexible, resistente, no tóxico y moldeable. Cuando no es manipulado, el juguete permanece rígido, acción que el diseñador asocia con “la parálisis, primera reacción que experimenta un niño al escuchar algún ruido extraño provocado

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por los seres sobrenaturales que desarrolla su imaginación, en medio de la noche”. Al contacto con el calor corporal, Abrazo se vuelve maleable y permite cambiar la configuración de su rostro. En la prueba realizada por Pérez a diez infantes, pudo comprobar cómo el muñeco les servía de medio para expresar su estado de ánimo: “adoptaron diferentes posiciones de los ojos, la nariz y la boca del juguete hasta configurar semblantes tristes, angustiados y colmados de susto”. La intervención de un tercero, padres o terapeutas, es necesaria para transformar esas expresiones negativas en positivas, como una sonrisa. Así, para superar el miedo se pensó en cambiar la parálisis del juguete por un cálido abrazo, que además de generar una sensación de bienestar, emite un suave calor, y resulta divertido dentro de las opciones de juego del niño. Entre tanto, Arrullo es azul, abultado y está dividido en dos partes: cabeza y cuerpo, soportadas por una base que lo mantiene en posición vertical. Fue elaborado con una fibra textil que contiene pequeñas protuberancias, y poliéster siliconado, no tóxico. Su característica lúdica es el temblor –cuando el cuerpo se descontrola y se mueve erráticamente durante un episodio “paranormal”–. Al tocar el juguete, internamente se acciona un sistema mecánico que le da movimiento a la cabeza y lo hace temblar, y otro, sonoro que supone el castañeo de los dientes. Luego de 30 segundos se detiene automáticamente, y si se cambia su posición vertical, sonríe sin parar. El tercero, Calor, tiene brazos y piernas cortas, es abultado y suave como un balón. Su color verde pálido representa “el instante en que recibimos un susto y quedamos blancos debido a que la sangre, en una acción defensiva del organismo, se expande por las extremidades para correr con rapidez en caso de necesitar emprender la fuga”, argumenta Diego Pérez. El contacto humano transforma sus tonalidades frías en cálidas, como símbolo de compañía, tranquilidad, seguridad y confianza. A la hora de dormir resulta “un gran amigo”, pues posee un líquido en su interior que se pone tibio y ayuda a mantener un sueño relajado. Cuando se deja de manipular vuelve a su color normal. De esta manera, el diseñador industrial de la Universidad Nacional pone a consideración una posible herramienta terapéutica, que ya está comenzando a dar ideas a los expertos. “En el consultorio podría complementar los tratamientos, ya que es un instrumento de aplicación accesible para los niños, y lo mejor, para sus padres, a quienes también se les debe recordar que, sobreprotejer a su hijo y no darle autonomía, refuerza los temores”, dice la psicóloga Rodríguez. El muñeco es una compañía divertida, que con el tiempo, al igual que el miedo, se va desvaneciendo.


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Medio ambiente

Una partícula de arcilla es mil veces más pequeña que un grano de arena. A pesar de su microscópico tamaño oculta el secreto de la evolución de los paisajes e indica el uso y manejo de los territorios. Novedosos estudios del geoambiente, irradiados desde la Laguna de Fúquene, ayudan a entender los cambios del clima en la región y el planeta, desde el Cuaternario hasta hoy. Sergio Gaviria Melo* Una cuarta parte de la población colombiana habita actualmente en los altiplanos cundiboyacenses. El Distrito Capital y la sabana de Bogotá, los valles de Duitama-Sogamoso y Ubaté-Chiquinquirá, enclavados en el interior de la Cordillera Oriental a una altitud cercana a 2.600 metros sobre el nivel del mar, constituye un hábitat excepcional para la zona tropical con un clima favorable para el desarrollo. Estas curiosas planicies se formaron por el transporte de partículas minerales, principalmente arcillas, provenientes de las montañas circundantes, rellenando valles ocupados antiguamente por grandes lagos. Los procesos de acumulación ocurrieron de manera gradual durante el Cuaternario, último periodo geológico que abarca cerca de dos millones de años. Se calcula que el aporte promedio de sedimentos fue de 0,5 mm/año, aunque esta cifra varía mucho de acuerdo con la intensidad de la erosión como consecuencia de modificaciones en el clima. Los estudios paleoambientales realizados en la región por el científico holandés Thomas van der Hammen y sus colaboradores de la Universidad de Amsterdam, dentro de los que se cuenta un número notable de colombianos, han permitido encontrar variaciones en la composición de la vegetación, que permite inferir cambios en el clima. Durante medio siglo se ha analizado el polen acumulado en los sedimentos lacustres de las planicies de Fúquene y Bogotá, los cuales reflejaron periodos muy fríos donde predominaron especies típicas del páramo, alternados con otros más cálidos cuando la vegetación dominante fue el bosque andino. La sabana de Bogotá y la laguna de Fúquene son actualmente lugares de referencia para el conocimiento de los cambios ambientales ocurridos durante el Cuaternario a nivel global, gracias a que la acumulación de sedimentos se dio de manera casi continua y se ha preservado como en ninguna otra parte del mundo.

Para profundizar los hallazgos de Van der Hammen, la Universidad Nacional de Colombia desarrolla un proyecto que va más allá de los secretos de la vegetación para desentrañar los procesos de evolución del paisaje, utilizando las arcillas. La investigación, “Génesis y alteración de arcillas en rocas y sedimentos Cuaternarios de la Sabana de Bogotá y la cuenca de Fúquene: relación con los procesos de erosión”, financiada por Colciencias, reúne profesores de los departamentos de Química, Geociencias y el Instituto de Ciencias Naturales. Bajo la dirección del profesor Sergio Gaviria, Químico Ph.D. en ciencias del suelo y geoquímica, el proyecto colabora con la Universidad de Amsterdam, Holanda, en la investigación del polen, y con la Universidad de Lieja, Bélgica, en la aplicación de una novedosa técnica por Difracción de rayos X para identificación de minerales arcillosos. Mediante la caracterización sedimentológica, mineralógica y geoquímica de las arcillas, los investigadores evalúan los procesos de erosión y transporte de sedimentos bajo condiciones actuales y paleoambientales. Las arcillas son los principales productos secundarios de transformación

Rocas arcillosas en proceso de erosión en la cuenca alta del río Bogotá.

Fotografías de Sergio Gaviria.

La arcilla: el molde del clima

El análisis del polen acumulado en los sedimentos de los que fueron lagos revelan los cambios climáticos ocurridos en el Cuaternario.

de las rocas cuando quedan expuestas a la acción del agua y del aire. Son partículas muy pequeñas con cargas eléctricas de superficie, conocidas como coloides, altamente sensibles a los cambios en las condiciones climáticas. Las arcillas pueden viajar lejos de las rocas-fuente como suspensiones estables en las aguas de escorrentía o, por el contrario, sedimentarse rápidamente cuando las condiciones fisicoquímicas del medio acuoso se modifican. La huella de los cambios medioambientales queda reflejada en la composición de los sedimentos, aportando una información novedosa de gran importancia para la interpretación de la evolución de los paisajes y el funcionamiento actual de las cuencas hidrográficas. Así, la investigación encontró que los cerros circundantes de las altiplanicies fueron cubiertos periódicamente con casquetes de hielo durante las glaciaciones cuaternarias, por el descenso de la temperatura en todo el globo. Durante esos periodos glaciales se intensificó el transporte mecánico de arcillas y otros minerales. Por el contrario, el actual periodo interglacial de calentamiento, debido al incremento de la radiación que causan las variaciones cíclicas en la órbita de la Tierra alrededor del sol, se inició hace diez mil años, y ha conllevado la alteración de las rocas y la liberación de arcillas por la acción química del agua y del aire, que han aumentado sus temperaturas. También se demostró que en las condiciones actuales, los páramos acumularon suelos orgánicos y agua lluvia que se torna ácida por la lenta descomposición de la vegetación, lo que induce la sedimentación rápida de las arcillas. Gracias a ello, los páramos son fuente y reservorio del agua clara y pura. Por el contrario, el contraste climático que se presenta hacia los valles, donde el clima es más cálido y seco, origina

suspensiones coloidales, que promueven el transporte masivo de arcillas. Es el caso del valle del río Bogotá y sus afluentes que llevan aguas turbias por erosión de los piedemontes internos de los altiplanos. La gran utilidad del conocimiento adquirido sobre las arcillas, demuestra que son más que materiales industriales para convertirse en indicadores del comportamiento geoambiental de los territorios. La susceptibilidad a la erosión de las rocas de ladera y los efectos sobre las obras de infraestructura por desecamiento de los sedimentos arcillosos en las planicies, ligados a desequilibrios hídricos regionales y al uso intensivo de aguas subterráneas podría ser corregido si se acude al conocimiento minerológico y geoquímico de las arcillas. Conociendo su comportamiento en el medio natural, gobernaciones, alcaldías y el Distrito Capital, obtendrían criterios técnicos para el ordenamiento territorial (zonas de protección, uso de suelos, zonas de minería) y para la provisión de servicios públicos (manejo de ríos y embalses, tratamiento de aguas residuales, etcétera), disminuyendo costos en obras de infraestructura y saneamiento, y daños producidos por catástrofes naturales. Ahora, el saber adquirido en torno a la evolución geoambiental toma un rumbo social al mirar la ocupación de los territorios en el tiempo. Es la apuesta a la que apunta el programa de Ecología Histórica que se desarrolla con el Centro de Estudios Sociales (CES). De esta manera, la Universidad Nacional de Colombia, a través de un estudio que parte de ciencias básicas con un enfoque interdisciplinario, quiere ofrecer al país herramientas útiles para el manejo de los recursos naturales y la sostenibilidad ambiental y social de los territorios. * Docente del Departamento de Química y coordinador del Grupo de Arcillas de la Universidad Nacional de Colombia.


Los laberintos musicales de Colombia

recreadas por autores universales para que oyentes de todo el mundo las apreciaran y disfrutaran. Lo mismo podría pasar con torbellinos, vallenatos, joropos o guabinas, si se despegaran de los sonidos que los hacen tan domésticos”, aclara Galina Likosova, alma y cerebro del programa. Mejor dicho, “como si a estos ritmos les quitaran la ruana y los vistieran de frac”, como diría el maestro Luis A. Calvo, cuando le preguntaban si existía música nacionalista colombiana. A pesar de que aún no se ha conseguido tal nivel, asomarse a ese problema estético, “que aspiraba reelaborar unas maneras de contar al mundo lo que somos como país a partir de ciertos aires de nuestro folclor, permitió a este conjunto de creadores, por lo menos, construir unos parámetros sonoros a lo largo del siglo XX”, considera Alejandro Tobón, del Departamento de Música de la Universidad de Antioquia. Lo que de ninguna manera exime de belleza sus piezas, repletas de virtuosismo y talento bien cultivado para expresar con argumentos armónicos la tradición cultural de Colombia. En cambio, en la formación el panorama es menos uniforme. Quienes tuvieron la posibilidad de salir del país, dejan ver la influencia de la academia europea y occidental, como el caso de Antonio María Valencia o Luis Carlos Figueroa; mientras desarrollos musicales donde se nota un sesgo hacia la música andina o caribeña, tienen ejemplos en las composiciones de Adolfo Mejía y Gonzalo Vidal. Pero la investigación musical que mostró aquí y allá un patrimonio desconoci-

Desde hace 10 años, Medellín viene cultivando su gusto musical, gracias a los sonidos selectos de compositores colombianos rescatados del olvido por el Programa Mil Años de la Música.

María Claudia Rojas R., Unimedios Los “jeroglíficos” puestos en una partitura cobran voz cuando compositor, intérprete y oyente se alinean. Solo en ese momento se convierten en música. Pero en el repertorio de cámara colombiano, esos textos musicales parecen rumores, enmudecidos entre cómodas, cajas, sanalejos o arcones, donde han encontrado el lugar del olvido. Y desde allí –aunque en silencio–, lo único que testimonian es la indiferencia a los intentos por edificar lenguajes culturales propios; algo que sí parece identificarnos. “Es muy triste que la música colombiana erudita no encuentre aún su destinatario, mientras sus intérpretes son apenas ocasionales”, dice Galina Likosova, una profesora que prefiere presentarse como matemática y “ni de fundas” como pianista, pero que en todo caso su formación en la escuela de música en Orfk (Rusia) y un ambiente familiar permeado por los sonidos clásicos, la han llevado a esculcar viejos baúles para desempolvar sonatas, cuartetos, elegías, canciones de cuna y cientos de “tesoros”, que, en escenarios antioqueños, están hallando un público remozado. Hace 10 años, en 1994, este singular trabajo de campo surgió como una iniciativa alterna a las actividades docentes de Likosova en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional, sede Medellín. Lo llamó Programa Mil Años de la Música, porque desde cuando el italiano Guido D’Arezzo

Cultura 20

Ariadna de raíces criollas Aquello que comenzó con la intención de acercar a los estudiantes de ciencias e ingeniería al lenguaje de la música, en lo que fuera una idea pedagógica novedosa de la academia, se volvió un gigantesco proyecto didáctico para la ciudad, y una ganancia cultural para el país. La búsqueda del acervo de cámara develó autores, entornos, vidas, y en sus partituras aparecen inevitablemente transcritas sus nostalgias, conquistas, dramas y sueños. En lo musical, parte del valor común a la obra de este grupo de diez compositores del género de cámara, radica en su propuesta de transformar y elevar a un nivel universal los aires populares colombianos. “El minueto, la polka o el vals, en su época, eran danzas campesinas, que fueron

Fotografías de Grupo Interdis.

Galina Likosova no cesa de recuperar del olvido y del polvo las partituras de compositores colombianos.

creó hace un milenio, según la cronología tradicional, la codificación musical, de la cual el pentagrama es la notación más usual, muchas ideas musicales han podido registrarse para disfrute de la humanidad, y Colombia tiene un catálogo diverso, no obstante su dramático anonimato. La arqueología del programa en distintos parajes del mapa nacional lo evidencian: cerca de cien obras de cámara y vocales de compositores como Hans Federico Neuman, en Barranquilla; Gonzalo Vidal y Pedro Pablo Santamaría, en Medellín; Adolfo Mejía, en Cartagena; Antonio María Valencia y Luis Carlos Figueroa, en Cali; o Lucas Estrada, en Nueva York; sin contar con las variadas referencias que están por investigarse. Adultos trajeados con corbata y paño, jóvenes de jeans y tenis, niños en apariencia desatentos, revientan en aplausos, ante melodías que los seducen indistintamente al descubrir bajo las vibraciones del violín, el piano o el chelo, aires de pasillos, bambucos o cumbias. Incluso para los consagrados espectadores de la música sinfónica, muchas piezas han resultado nuevas, en una percepción, que lejos de ser falaz, confirma cómo al menos 15 obras han sido estrenadas en los conciertos semanales del programa que está cambiando los oídos de la ciudad.

do, estaba suficientemente madura como para ampliar las estrategias de difusión cumplidas por los conciertos en vivo, que tejieron la primera conexión con el público. Las “Historias musicales de Colombia” –videoclips– comenzaron a grabarse para televisión en 2001 y una serie de 13 capítulos se transmite por Canal U, de cubrimiento regional, a la espera de escalar los canales nacionales. Para ello, el Programa Mil Años de la Música creó el grupo Interdisciplinario de Investigación (Interdis), que ha aprovechado el potencial audiovisual de ejecuciones en vivo, testimonios a punto de desaparecer, improvisaciones irrepetibles, encuentros inesperados, acontecimientos graciosos y coincidencias casi milagrosas, para mostrar en tres documentales, lo que mucho tiempo estuvo refundido entre gavetas, limitado sólo a la nostalgia de unos pocos. Un viaje a la memoria musical de Colombia, que bajo el nombre de “Rescatando el futuro”, ahora también se dirige a los colegios y escuelas de Medellín, donde empezará a distribuir el material audiovisual para sensibilizar al oyente en la apreciación de la música erudita colombiana. Desde ese epicentro se extienden los cursos de apreciación musical, los conciertos en vivo, las audiciones en video láser, la formación de un grupo para explorar el folclor urbano industrial, las trasmisiones en radio y televisión, el estímulo de nuevos talentos. Monumental trabajo que sumará un nuevo esfuerzo para cautivar al oyente: la celebración del Segundo Festival de Música de Cámara de Compositores Colombianos, que se desarrollará del 5 al 8 de octubre en Medellín y que rendirá homenaje al músico antioqueño Blas Emilio Atehortúa, quien estrenará la obra Raca mandaca, compuesta especialmente para el festival.

Blas Emilio Atehortúa estrenará su obra Raca mandaca para coro mixto a capella la próxima semana en el teatro Pablo Tobón Uribe de Medellín.

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Célebres desconocidos

Cultura

UN Periódico presenta los protagonistas de los tres documentales hasta el momento producidos por Interdis, un trabajo creativo que los ha llevado a ser invitados por la Sexta Muestra Internacional de Documental, con Claroscuro, sobre la vida del vallecaucano Antonio María Valencia. Estas son sus historias.

Es la música una claridad inefable “Es como un atardecer en las playas de Puerto Colombia”. Con este recuerdo visual asoció la poetisa Meira Delmar a su amigo y compositor Hans Federico Neuman, por la tranquilidad interior que irradiaba y la serenidad de su inmenso saber. La poesía y la música compitieron por los afectos y las capacidades del artista que nació en Barranquilla en 1917; quizá por eso en sus composiciones junta estas dos expresiones, cuando pone música al poema Tarde maravillosa, de Otto de Greiff, y a Madrigal de Julio Flórez. Hijo de padre holandés y madre magangueña, sus primeros años se movían entre la lectura de Los miserables y el piano. Según el director del Museo Romántico de Barranquilla, Alfredo de la Espriella, en los años 20 la creación de la primera emisora con licencia comercial en Colombia, La voz de Barranquilla, fue el vehículo propicio para que los muchachos con virtudes artísticas tuvieran un “solar del espíritu” dónde cultivar sus dotes. Por supuesto allí estuvo Neuman con su piano para conducir el programa “La hora exquisita”. Pero fue Pedro Biava quien lo llevó por los terrenos de la creación. La mayor parte de su obra fue escrita entre 1940 y 1970, en la que predominó el género de “canción artística”, como él la llamaba: “en sus canciones, Neuman crea un lenguaje más cercano a la palabra que al canto, estrechamente vinculado a la reflexión del poema”, afirma Luis Carlos Rodríguez, investigador musical. Sus traducciones de autores italianos, en especial de D’Annunzio, enriquecieron su inspiración, considerada “ecléctica tanto técnica como estéticamente”, según su biógrafo Andrés Pardo Tovar, “que lo aproximó a un nacionalismo refinado”. Rapsodia, Rondo, Serenata, Minuettino y la colección de unas 15 obras así lo demuestran. En Bogotá, su trabajo en la Radiodifusora Nacional, donde produjo los programas “Vocabulario musical”, “Orientación musical” y “Calendario musical”; y en la Escuela de Música de la Universidad Nacional, como profesor de Historia de la Música y de Apreciación, lo consagraron como pedagogo, no sólo para la academia formal, sino para los grandes públicos que escucharon durante 12 años sus emisiones. En el ocaso de su vida se refugió en versos que cantaban serenamente a la muerte: “Iniciaré una tarde la última jornada/ habrán pasado numerosas lunas/ y llevaremos ambos la cabeza muy blanca/ la cabeza y el alma…”.

Claroscuro Signado por la tragedia, para muchos Antonio María Valencia es el compositor académico colombiano más importante de la primera mitad del siglo XX. Luego de que el maestro muriera en 1952, el silencio a su infortunada memoria escondió el desprecio y el señalamiento que la provinciana sociedad caleña de entonces sentía por su homosexualidad y adicción a la morfina. Un precio demasiado alto para el hombre que comenzó la cultura en Cali, a cambio de sacrificar una segura carrera como concertista en Francia: fundó la Coral Palestrina, la Escuela de Bellas Artes y el Conservatorio de Cali, la Orquesta Sinfónica y la Escuela de Escultura. El calificativo de pianista lo describe en justa medida, pues dicen que sus manos estuvieron hechas para el teclado. El dominio de su ejecución saltaba a la vista mucho antes de que llegara a la Schola Catorum de París, donde compuso Emociones caucanas, una evocación nostálgica de su tierra, y cuyo segundo movimiento exhibe con maestría aires de pasillo. “La obra de Antonio María Valencia es rigurosa desde el punto de vista técnico pero de una sensibilidad extraordinariamente delicada; refleja los contenidos de la escuela francesa”, anota Alberto Guzmán, director de coro. Pese a su brillante carrera como estudiante y sus dotes de pianista, que impulsaron la propuesta de quedarse en Francia, la inmensa dependencia de su madre, “terminó bordándolo a la almohada de ella” y regresó a Colombia. El maestro se radicó en Bogotá, en una decisión que duraría pocos años, pues las rivalidades con algunos músicos bogotanos, especial-

Viajero de mí mismo El arte fue el hábitat natural de Adolfo Mejía, que pintó, escribió poesía, cantó en corales, habló varios idiomas, con tanta maestría como compuso música. Era capaz de tomar su guitarra y cultivar las tertulias más célebres que se recuerden en la Cartagena de los años 30 y 40 y plasmar en un pentagrama obras llenas de lirismo, como las baquianas, elegidas para ser tocadas por la orquesta de la BBC de Londres. Este doble talento refleja su ingenio de hombre mestizo y creador de un discurso refinado, por lo que según el historiador Egberto Bermúdez, “significó negociar si pertenecía a la música clásica o a la popular”. Algo que, por demás, no le importó sino a la rancia sociedad cartagenera de su momento, que subvaloró la grandeza de Mejía por su condición de músico venido del campo. Nacido en San Luis de Sincé (Sucre) en 1905, hijo de un orfebre, malabarista y tiplista, entre 1923 y 1929 perteneció a la Jazz Band Lourdy, la Estudiantina Revollo y la Orquesta Eureka. La destreza con que interpretaba la guitarra,

mente con Guillermo Uribe Holguín, acabaron por expulsarlo de la capital y por estigmatizar su obra. Su refugio fue el Conservatorio de Cali, que hacia la década del 40 se hizo famoso en todo el país por la calidad de su formación y el triunfo de la Coral Palestrina, para la cual el maestro componía la mayoría de la música. Iremos a los astros, escrita con la poesía de Otto de Greiff, Égloga incaica, Sonatina boyacense, Triste indígena, Canción de la nostalgia, Coplas populares colombianas refieren una creación rica en aires andinos que supo fundir con los sonidos clásicos, en lo que fue su propio intento hacia un movimiento supranacional. “Desde el punto de vista armónico, Valencia introduce en su música toda la complejidad de la época romántica, pero con las reelaboraciones particulares del impresionismo en la escuela francesa, influenciada por Wagner. Sin decir que su música sea impresionista, sí se encuentran esos elementos que le dan una tonalidad singular”, señala Alberto Guzmán. Aunque su obra no sobrepasa las 80 piezas, “está construida por un artista que sabe lo que hace, y que todo lo que escribió después de sus estudios en París, no arroja partes débiles”, anota su biógrafo, el maestro Gómez-Vignes. En ella, los temas compuestos para coro no son menos importantes que los de cámara y de piano. Construida sobre los principios de la música litúrgica, Misa breve de Santa Cecilia, dedicada al poeta Guillermo León Valencia, así lo demuestra. Cuentan que su obra pudo ser mucho más extensa, pero su carácter siempre inseguro y opaco, haría que sus partituras fueran con frecuencia a la hoguera en el patio de su casa. Una muestra de su mundo interno, en el que pesó el desdén de una sociedad tradicionalista y de mirada corta, que no supo extender el horizonte para hallar lo puso en Nueva York como integrante del Trío Albéniz, conjunto de planta de la National Broadcasting Company, que grabó para Columbia y RCA Victor. Poco a poco lo clásico le fue ganando espacio y La pequeña suite sorprende en 1938 porque por primera vez en la música clásica colombiana se incluyen aires de cumbia. “Mejía logró lo que por muchas razones no alcanzaron otros compositores más académicos que él hasta ese momento. No hay que ser puristas para saber que lo que hizo está bien hecho”, dice Eduardo Carrizosa, director de orquesta. La madurez creciente como compositor se tradujo en piezas como Acuarela, Danza Pincho, dedicada a su amigo Augustín de la Espriella o Luminosidad de aguas, estrenada en 1949 por el arpista español Nicanor Zabaleta. Pero la dualidad de su personalidad musical, al mismo tiempo complacía su bohemia profunda. El patio de Candita Rojas, testigo de innumerables improvisaciones y rodeado de sus amigos, le permitió expresar a plenitud su otra forma artística, contestataria de los anacronismos culturales de esa aldea caribeña. Sus corrillos con los libaneses inmigrantes, los crucigramas, el ajedrez y el estudio del sánscrito, no parecían guardar coherencia con aquellos divertimentos; mucho menos con su discreta dimensión mística, para la cual pareciera haber reservado la poesía. Impromptu, compuesta para chelo y piano, también devela su conocimiento de las ciencias ocultas y “su creencia en la estética armónica musical basada en las matemáticas”, comenta Galina Likosova. De todas estas cosas estaba compuesto el carácter de Adolfo Mejía y su música: lo popular y lo clásico; las raíces folclóricas y los sonidos foráneos; lo profano y lo sagrado. Todo se cruza sin excesos.


Editorial

Sobre la crisis del Hospital Materno Infantil La crisis del sistema de la salud pública alarma cada día más a los ciudadanos. Ésta se expresa primero, por el peligro inminente del cierre de unos 20 de hospitales regionales con la consiguiente amenaza para la salud de la población, especialmente de los sectores más vulnerables: pobres, ancianos, niños y madres gestantes. El segundo riesgo está asociado al incremento en las tasas de mortalidad materna-infantil, el aumento de los casos reportados por cáncer, los bajos índices de vacunación, el número inusitado de personas con tuberculosis, sida, malaria y dengue. Desde hace pocos días, se habla con insistencia sobre el cierre del Instituto Materno Infantil de Bogotá, el cual se dedica a la atención de mujeres gestantes de alto riesgo y recién nacidos. Este centro asistencial, reconocido internacionalmente por el programa Madre Canguro y que en décadas pasadas fuera considerado como uno de los hospitales maternos más importantes del mundo por el volumen de sus egresos hospitalarios, forma parte del complejo hospitalario San Juan de Dios, sometido a la intervención administrativa de la Superintendencia Nacional de Salud, el 21 de septiembre de 2001 con el ánimo de “conjurar situaciones que pongan en grave peligro la prestación del servicio público de seguridad social en salud”. Tres años después de esa intervención, que buscaba también garantizar la reorganización técnica-administrativa para sacar de la crisis al hospital, el balance no podría ser menos desalentador. En estos años pasaron tres interventores como personas naturales y otro como firma especializada, con cinco directores diferentes. No hubo una política definida de mejoramiento y

los interventores-directores no parecían llenar los requisitos de ley a la luz de la reglamentación vigente (Decreto 139 de 1996). Es decir, la Superintendencia incumplió la ley al delegar la función administrativa. Lo único claro del episodio es que el Materno pagó cerca de $400 millones a los interventores en los 36 meses que duró el proceso. También, se deterioró su situación financiera y administrativa: aumentaron desproporcionadamente los pasivos y la deuda, mientras que disminuyó dramáticamente el superávit operacional. El remedio fue peor que la enfermedad y Supersalud lo entregó al borde del cierre definitivo. Al levantar la intervención sin realizar labor alguna para mejorar la situación administrativa del hospital, la Superintendente Suplente transfirió la responsabilidad a la Junta Directiva de la Fundación San Juan Dios, entidad en quiebra, y sin poder de decisión. La Junta, compuesta mayoritariamente por representantes de entidades oficiales, no puede transferir recursos estatales a la Fundación, a riesgo de violar el artículo 355 de la Constitución, pues el Consejo de Estado no ha fallado aún sobre la naturaleza jurídica de la Fundación. En síntesis, la Superintendencia de Salud intervino al Hospital Materno Infantil con el propósito de mejorar la situación técnica-administrativa y evitar el cierre; en cambio, logró el deterioro significativo de los estados financieros; ocasionó el pago de costosos honorarios; y entregó la institución, próxima al cierre definitivo, a la junta directiva de una entidad quebrada y sin posibilidad de acción. De paso, se lava las manos y busca aparecer ante la ciudadanía como una entidad oficial eficiente que cumple cabalmente con su función.

DIRECTOR: Marco Palacios COORDINADORAS EDITORIALES: Ma. Claudia Rojas Ronderos - Zoraida Rueda COORDINADOR GRÁFICO: Leonardo Cuéllar CORRECTOR: Fernando Carretero P. DISEÑO E IMPRESIÓN: Impresiones Periódicas S.A.

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La reforma académica que requiere la Universidad Nacional de Colombia

Este es primer número de la Serie de documentos de trabajo preparados por la Rectoría con el propósito de desarrollar las ideas presentadas ante Claustros y Colegiaturas, como la reestructuración del pregrado, el impulso a la oferta de posgrado y los cambios institucionales requeridos para ello. Esta es una manera de tejer un puente en torno a la los cambios que requiere una universidad que, en busca de la excelencia, se renueva a si misma, “para que la se fortalezca como una universidad de elite en sentido académico, pero democrática desde el punto de vista social”. El documento consta de seis capítulos, entre ellos: Contexto, El reto educativo de la Universidad Nacional, Condiciones de investigación, Ajustes en la organización académica: hacia la universidad de la investigación y La institucionalidad. En ellos se desarrollan las bases que la presente administración propone como pasos para avanzar hacia una excelencia que exige cambios, “por eso el estatuto surge del diálogo, de una relación crítica, en el sentido de ser capaz de ver un tema desde la perspectiva del contradictor”. PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co CORREO ELECTRÓNICO: unperiodico_bog@unal.edu.co TELÉFONOS: 316 5348 - 316 5000 ext.: 18384 FAX: 316 5232 ISSN: 1657-0987 DIRECCIÓN: Edificio Uriel Gutiérrez transversal 38 No. 40-01, piso 5


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Bogotá, D.C. • Octubre 3 de 2004

El documental es un género que tiene un público importante en nuestro país; además, es un tipo de cine muy provechoso en naciones como la nuestra, por ser películas de análisis que se mueven como pez en el agua en circunstancias difíciles como las que enfrenta Colombia. Lo primero que debe decirse es que el país tiene, al menos en Latinoamérica, una producción mediana, en calidad y en cantidad, de documentales. Estamos por debajo de las potencias México, Brasil y Argentina, pero muy por encima de países como Ecuador, Bolivia, Venezuela y el bloque centroamericano. El principal defecto de las producciones nacionales está en su narrativa. Los especialistas en la materia, como Felipe Moreno, director del programa El espejo, de Canal Capital, admiten que las producciones colombianas ofrecen temas interesantes, buena fotografía, pero la narrativa es compleja y por consiguiente no logra conmover al espectador. De espaldas a la mesa Felipe Moreno recuerda que durante la visita del cineasta polaco Krystoff Zannyszi, éste quedó gratamente sorprendido con la creatividad de los documentalistas colombianos, pero no dudó en llamarles la atención sobre un punto fundamental, les dijo: “ustedes tienen grandes ideas, pero les hace falta paciencia y rigor”. Antes de grabar cualquier escena, los documentalistas deben haber hecho un arduo trabajo de investigación sobre el tema. En Colombia, vivimos de espaldas a esta disciplina, no nos gusta el trabajo de mesa y esto explica por qué nuestros documentales tienen serios problemas narrativos. Patricia Aguirre, directora de la Cinemateca Distrital de Bogotá, también ha notado dicho defecto y lo expresa así: todos los productores preguntan, pero si es para televisión, ¿por qué tengo que leer? Si una idea no se profundiza, no hay fluidez del lenguaje. Cuanto más profunda sea la investigación, habrá más referentes y la narración se hace más fácil . David Muñoz, documentalista y profesor universitario, dice que la investigación es lo más importante del documental. Sin ella no hay piso para narrar, se cae en el registro. Mauricio Acosta, productor de Manuela Sáez: la pasión de Bolívar, documental colombiano transmitido por Discovery Channel, hace caer en la cuenta de la importancia de la investigación con una frase definitiva: “un documental es 90% investigación y 10% filmación”. Además de la falta de investigación, hay otros factores que contribuyen a las deficiencias narrativas: las escuelas de cine en

El documental a la espera Otra cosa sobre Michel Moore: puso el documental de moda. Y como todo lo que está de moda, obliga a indagar cómo anda Colombia en la producción de dicha novedad. el país no tienen la madurez necesaria, no existen salas especializadas en el género documental y algo fundamental: en el país no se paga la labor de los investigadores. En el lugar acertado Vivimos en el mejor lugar del mundo para hacer documentales. El crítico Sigifredo Eusse Marino escribió alguna vez: “Colombia es, casi por fuerza, un país de documentalistas. Por un lado, las mil facetas dramáticas de la realidad nacional son una provocación a la vuelta de cualquier esquina. Y, por otra, los presupuestos financieros para cine son prácticamente de bolsillo personal y no alcanza para los altos costos de recrear ficción”. El cineasta Luis Ospina, director de uno de los mejores documentales hechos en Colombia, La desazón suprema, escribió sobre el tema: “el cine de ficción, con toda la parafernalia técnica, sus altos costos, siempre ha sido para mí un estado de excepción, mientras el documental es un estado de gracia”. Por costos y temáticas, Colombia es un terreno fértil para el género. María Paz Quiroga, documentalista y asesora de la dirección de comunicaciones del Ministerio de

Fotografía de Nelson Nieto.

Andrés Felipe Osorio*

Cultura, dice que las circunstancias del país arrojan cualquier cantidad de historias para ser contadas y además, el documental tiene la oportunidad de mostrar un país distinto al que presentan los medios de comunicación por su capacidad de análisis e investigación. También dice: “un país en crisis necesita de un psicólogo social y el documental lo es”. Felipe Moreno, de El espejo, la sigue en dicha afirmación, “el documental genera identidad, es un espejo, sirve para cambiar, ver cómo somos”. El mundo aguarda Vivir de la producción de documentales en Colombia es casi imposible. La televisión pública es la casa del género, pero en la mayoría de los casos los trabajos no se pagan o se pagan muy mal. Quien invierte en el oficio, lo hace a sabiendas de que no recuperará sus pesos. La televisión privada, que podría pagar dichos trabajos, está más interesada en transmitir realities. Así las cosas, el mercado del documental debe buscarse en el extranjero. Hay posibilidades, porque en los países del primer mundo les interesa emitir documentales sobre nuestra realidad; además,

La desazón suprema, retrato a la medida de Fernando Vallejo, realizado por el incesante documentalista Luis Ospina.

Cine

las compañias internacionales están cada vez más interesadas en el público de habla hispana. Pero hay inconvenientes: a los realizadores colombianos les hace falta, además de pulir la narrativa, otros detalles para entrar al difícil mercado internacional. “A las propuestas colombianas que llegan al extranjero –dice María Paz Quiroga, del Ministerio de Cultura–, les hace falta rigor investigativo, conocimiento en temas de derechos de autor, presentación de proyectos y transacciones económicas”. Existe otro inconveniente: los bajos presupuestos que se manejan solo alcanzan, en la mayoría de los casos, para grabar subgéneros como crónicas, reportajes, entrevistas, y los criterios internacionales corresponden a géneros más amplios. Por supuesto, si se logra entrar en el mercado internacional, no es para ganar millones. Los productores de afuera, en la lógica de la coproducción, tienden a dejar a los realizadores de esta parte del mundo con una modesta tajada del negocio. La lógica es: 70% para ellos y 30% para nosotros. Ellos cogerán los mercados más rentables y a nosotros nos dejarán los más modestos. La mano de obra, el ingenio y el riesgo los tomamos nosotros y ellos solo dominan la transacción. En la mira Lo cierto es que en Colombia hay mucha gente interesada en hacer documentales. Basta ir a la Cinemateca Distrital de Bogotá, a la Sala Fundadores, ver la franja documental de Señal Colombia y otros lugares que se dedican a exhibir el género, para ver cuánta gente hace fila. Actualmente, hay espacios y eventos que vale la pena reseñar. La Cinemateca Distrital, cada dos meses, dedica su programación al espacio de documentales latinoamericanos, en torno a la realidad compartida, dedicado a países del área. Hasta ahora se han proyectado documentales ecuatorianos y cubanos. El espejo, de Canal Capital, tiene las puertas abiertas al documental. Según su director, Felipe Moreno, la elección de los que se transmiten es muy democrática, basta que se vea y se escuche bien. Del 2 al 6 de noviembre próximo se celebrará la sexta muestra internacional documental, organizada por el Ministerio de Cultura y el Instituto Distrital de Cultura y Turismo, cuya convocatoria se cerró el pasado 15 de julio. * Periodista independiente.


Yino Castellanos, Unimedios

“Univerciudad”: Territorio flexible Experiencias de universidades como la de Alcalá de Henares en España, la Central de Venezuela y la italiana Universitá degli Studi Roma Tre indican la tendencia cada vez más marcada a integrar los campus a la ciudad por medio de diversas estrategias: recuperación de centros históricos; planeación de los territorios circundantes con equipamientos, como corredores y alamedas; desarrollo de estructuras viales; diseño de planes urbanos; y, como en el caso romano, desdoblamiento de las aulas en puntos estratégicos de la ciudad. En el caso ibérico, la Universidad de Alcalá de Henares (patrimonio de la humanidad, 1998), ha logrado mimetizarse con el centro histórico de la ciudad, imprimiéndole un especial dinamismo, y aprovechando la recuperación de edificios que datan del siglo XVII, para así tramitar servicios conjuntamente con la comunidad alcalaína. Diecisiete iglesias recuperadas para distintas actividades docentes y estudiantiles, un campus interno con facultades dispuestas estratégicamente en el tejido urbano con el fin de generar flujos de personas vincu-

Urbanismo para pensar y habitar Ciudad y campus han sido tradicionalmente concebidos como dos espacios autónomos, que apenas sí se relacionan en la trama urbana. Sin embargo, esta percepción ha sido revaluada a partir de diversas experiencias urbanísticas, presentadas en el pasado seminario internacional “Universidad y Ciudad”, que señalan la integración de estos espacios en proyectos comunes de gestión territorial.

Alcalá de Henares, la cuna del idioma castellano, hoy recibe estudiantes de lenguas de todo el mundo.

ladas con la universidad, y la restauración de instalaciones militares del siglo XVIII, salvaron a esta ciudad de convertirse en un solemne museo. Para Carlos Clemente, director de la Maestría en Restauración de la Universidad, la experiencia en Henares refleja la universidad de hoy, “la cual debe ajustarse a los cambios espaciales y abrirse a la ciudad, aprovechando sus potencialidades,

Fotografía de Nelson Nieto.

Ciudad Universitaria, el sueño de la arquitectura moderna. Un espacio con todos los equipamientos arquitectónicos y de servicios. El modelo anglosajón de campus aislado de sus vecinos. En palabras del arquitecto venezolano Marco Negrón, quien concluyó el seminario “Universidad y Ciudad”, este modelo se agotó. “Hoy la Universidad debe integrarse orgánicamente a su entorno”. ¿Qué significa esto? “Reconocer el papel de agente dinamizador que la Universidad debe asumir, no solo como gestor del saber, sino como protagonista del desarrollo urbano de la ciudad, insertándose en la trama citadina para aprovechar los espacios y personas que es capaz de aglutinar alrededor de sus actividades”. Síntesis de la principal reflexión que reunió a los participantes a este seminario, realizado a instancias de la Dirección Académica de la sede Bogotá, la Facultad de Artes y la Escuela Interdisciplinar de Posgrados de la Universidad Nacional de Colombia, en coordinación con el Instituto de Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela. Así mismo, la apuesta por un campus sin muros, gestionando ciudad a partir del diseño de planes de regularización y manejo, motivó la discusión de las experiencias locales y foráneas de la cambiante relación ciudad/universidad.

La tramas de la ciudad contemporánea pueden gestionarse desde la universidad y los equipamientos que debe ofrecer.

así como la urbe, recíprocamente, se beneficia de aquella”. Y a fe que así es. La ciudad hoy cuenta con 175.000 habitantes y una población flotante de al menos 22 mil personas ligadas al centro de saber, que propician una dinámica económica y de servicios para su desarrollo. Se trata de aprovechar la capacidad de la universidad como fuente generadora de interacción ciudadana, para complementar planes de ordenamiento territoriales, brindándole a la comunidad los espacios de encuentro que faciliten la integración espacial y cultural de la una con la otra. Las palabras de Rodrigo Cortés, docente de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional, aplican para la realidad bogotana: “Uno de los polos de crecimiento urbanístico de Bogotá hacia el occidente fue el campus de la Nacional, ahora debemos resolver cómo se inscribe en el corazón de la capital”. La respuesta está contenida en el Plan de Regularización y Manejo de la Universidad Nacional de Colombia, coordinado por el arquitecto Juan Manuel Robayo, y proyectado a diez años. Su preocupación central es concretar los ejes que “abrirán” el alma máter hacia la calle 45, el Parque “Simón Bolívar”, por la calle 53 y,

articulado con el canal del río Arzobispo, estructurar el espacio ecológico desde los cerros orientales para aprovechar el contacto, sobre la transversal 40 con el eje del río San Francisco, que servirá para propiciar la migración de aves hacia el Parque Simón Bolívar. “Vamos a sacar edificios de la Universidad hacia la calle 26, a través de proyectos como el de la plazoleta frente a la Hemeroteca Nacional, y la apertura hacia la misma avenida del Edificio de Posgrados de Ciencias Humanas que no se ve”, afirma Robayo. Además es clave dotar a la Universidad de bordes amables, y para esto Transmilenio diseñará y construirá la Alameda que rodeará todo el campus. Sin olvidar el proyecto de diseñar un Park way, como el del barrio La Soledad, para la cara posterior de la Ciudad Universitaria, sobre la transversal 38. Reinventando caminos La idea de establecer un espacio público compartido por estudiantes y ciudadanos, favorecido por los equipamientos necesarios para elevar la calidad del hábitat capitalino, se torna urgente si se tiene en cuenta que frente a los 29 metros cuadrados de terreno que tiene para su movilidad un estudiante de la Universidad Nacional, el alumno de otros centros de educación superior dispone en promedio de 0,5. Es por esta falta de espacio, que corredores estratégicos para la sana circulación en la ciudad, como el de la calle 45 entre carreras 7 y 30, han sido invadidos por variopintas actividades que orbitan alrededor de las 23 instituciones de educación superior, que agrupadas en este sector, afectan el desarrollo urbano. Sector que sirvió a la arquitecta Beatriz García para adelantar la investigación “Ciudad, Universidad y Universitarios”, que se ocupa de establecer las relaciones entre las universidades y las prácticas de los estudiantes que ocupan este fragmento de la ciudad, señalando los recorridos usuales del estudiantado, y la manera como se alojan en la ciudad en la medida que los estrechos edificios donde estudian no pueden hacerlo. Esta fue la apuesta del seminario, pensar una urbe capaz de ofertar un hábitat con calidad.

Bogotá, D.C. • No. 64 • Octubre 3 de 2004 • PÁGINA WEB: http://unperiodico.unal.edu.co • CORREO ELECTRÓNICO: unperiodico_bog@unal.edu.co • ISSN 1657-0987


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