TUMACO NECESITA A COLOMBIA
Nยบ 224 / marzo 2020 ISSN 1657-0987
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Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
Especial Tumaco
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Tumaco, histórica exclusión del proyecto de nación Diana Katherinne Cruz, Unimedios Bogotá
Para el puerto nariñense urge el diseño de un plan de desarrollo que, proyectado a varias décadas, permita una transformación real del territorio. Las comunidades de la región deben ser protagonistas esenciales de dicha estrategia.
Es difícil imaginar que hace poco más de un siglo San Andrés de Tumaco –municipio nariñense ubicado en la esquina suroccidental del país– fuera uno de los epicentros mundiales más importantes para la exportación de oro, madera o caucho hacia destinos tan lejanos como la China. El olvido histórico del Estado colombiano con esta región del Pacífico se aprecia en cada esquina, al recorrer sus calles encharcadas, los deteriorados edificios del centro donde palpita la ciudad en medio del ruido irritante de los pitos de las motos, o al contener la respiración cada vez que el mar golpea con fuerza las estacas de madera de esas casas que amenazan con desplomarse cuando entre gritos y carcajadas sale corriendo algún grupo de niños que juega a “la lleva”. Este puerto de 253.637 habitantes cuenta con enormes potenciales en pesca, biodiversidad y talento humano, pero desde hace décadas sobrevive preso del temor por las acciones del delito, el narcotráfico, el terrorismo y la ausencia del Estado. Para comprender su historia de exclusión se debe fijar la mirada en el periodo colonial, cuando el Reino de la Nueva Granada trajo africanos esclavizados para laborar en las minas de oro de los piedemonte de la cordillera Occidental; la extracción de este mineral fue tan exitosa que el municipio se convirtió en el mayor productor y exportador en el siglo xviii. Cuando colapsó el dominio hispánico y se dio el proceso de independencia, se intentó mantener el
La población de San Andrés de Tumaco es de 253.637 habitantes, la mayoría de los cuales encuentra su sustento en las ventas informales.
proyecto esclavista en condiciones republicanas; sin embargo esto no fue posible pues los afrodescendientes se fueron apropiando del territorio y la República se construyó al otro lado de la cordillera y los consideró como personas incivilizadas, “gente de monte” sobre quienes el desarrollo del país no tuvo expectativa. Así, la geografía y la condición sociorracial coincidieron en un discurso de exclusión que no le dio importancia a este territorio. Un ejemplo fue la Comisión Corográfica, dirigida en el siglo xix por el geógrafo Agustín Codazzi, quien en sus notas describió como “grupos salvajes” a los pobladores negros de la región. El historiador Óscar Almario, profesor del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (unal) Sede Medellín, señala que desde la formación de la República los territorios del Pacífico afrontaron exclusión y racismo: “a comienzos
del siglo xx el interés por el desarrollo de nuevos proyectos auríferos y la construcción de puertos como los de Buenaventura y Tumaco hizo que el litoral volviera a cobrar cierta importancia”.
Paraíso en medio del caos La imponente geografía de esta parte del sur del país que relaciona sierra y costa, posee 10 ríos que desembocan en la rada de Tumaco, y una línea de manglar donde se forman laberínticos esteros. En este escenario la población que había sido esclavizada encontró una forma diferente de ocupar el territorio a espaldas del país, sin apoyo del Estado ni de ninguna institución. El investigador Almario relata que un año después de promulgada la Constitución Política de 1886, y como un proyecto que buscaba controlar a las poblaciones del litoral, el Estado firmó un concordato con
Fotos: archivo Unimedios.
Superar la historia de exclusión del puerto de Tumaco implica involucrar a las comunidades que habitan esta región.
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la Santa Sede, en la que le entregó a la Iglesia católica los territorios nacionales: Orinoquia, Amazonia, Pacífico y buena parte de la Costa Atlántica. Así, el país se partía en dos: por un lado la Región Andina con presencia del Estado, y por el otro las regiones cuya población era mayoritariamente afrodescendiente e indígena. “En el Pacífico la Orden de Agustinos Recoletos fue la encargada de establecer un proyecto civilizatorio cristiano, que, orientada desde Pasto por el obispo fray Ezequiel Moreno, intentó transformar la cultura ribereña de los descendientes africanos y de los grupos indígenas para ejercer un mejor control; ello con la construcción de capillas y escuelas, e implementado cambios en sus tradiciones, trabajo y formas de relacionarse”, amplía el historiador. La presencia eclesiástica y la riqueza natural hizo que durante las primeras décadas del siglo xx Tumaco viviera un periodo de bonanza, pues el caucho vegetal que abundaba entonces era apetecido en los mercados mundiales; las maderas finas, la tagua y el balso, que proliferaban en sus bosques sirvieron para construir los salvavidas de la Primera Guerra Mundial. Era tan evidente el dinamismo comercial y la exportación de productos naturales, que allí existieron varios consulados de distintos países. No obstante, aquellos tiempos de abundancia terminaron hacia los años treinta y décadas posteriores con la crisis económica mundial en la posguerra y la aparición de los derivados del petróleo, que reemplazaron el caucho vegetal por los plásticos que hoy conocemos.
Discriminación y economía extractiva Para el profesor Almario, “la prevalencia de modelos económicos extractivos es la razón por la que Tumaco ha sido históricamente excluida del proyecto de nación. El problema de la economía extractiva es que se toma de la naturaleza una oferta limitada sin transformar nada hasta que esta se agota, y solo deja un ambiente destruido y a las poblaciones empobrecidas”. Después de estos ciclos extractivos reiterados que produjeron bonanzas efímeras, la población quedó más empobrecida y centrada en Tumaco, por lo que perdieron la relación con la tierra y no pudieron vivir más de ella como lo hacía el pueblo ribereño, dependiente de la pesca. Por tanto, surgió una pobreza urbana a merced de la manipulación religiosa y política. Según el experto, esto convierte a Tumaco en un lugar en disputa, dado que es un espacio donde el movimiento portuario es llamativo para ciertas actividades. “Se podría decir que con la madera de sus bosques y la explotación aurífera se construyó medio país, pero al municipio no le quedó nada, solo pobreza y marginación; incluso al recorrer algunos esteros cercanos se encuentra maquinaria abandonada, planchones y cables”.
Intentos inconsistentes El docente señala que aunque se suponía que la globalización permitiría la conexión entre países, regiones, ciudades y puertos, en Tumaco esta se ha dado así: en vez de ser, por ejemplo, un espacio con un sector pesquero consolidado y tecnificado, se ha convertido en un clúster del narcotráfico, siendo la cocaína el único producto que tiene una cadena productiva completa: siembra, cosecha, raspado, cristalizado, pastificación y exportación. “Tristemente la cocaína es el único producto exitoso en Tumaco”, subraya. Los demás intentos de desarrollo económico han sido fracasos de un Estado que insiste en hacer presencia solo a través de la fuerza pública en situaciones críticas. Mientras tanto, los tumaqueños siguen sin encontrar una opción de sustento distinta a sembrar coca, aunque con la pesca o el cacao podrían tener mejores rentabilidades. Al problema de los cultivos ilícitos se suma la debilidad institucional, social y privada que ha permitido que grupos ilegales como el Ejército de
Liberación Nacional (eln) invadan el territorio con intereses de carteles internacionales, llenando los vacíos dejados por las desaparecidas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (farc). Dicho escenario provoca hoy dramas humanitarios como el asesinato de 52 líderes sociales en 2019, o que, según la Defensoría del Pueblo, el 39 % de los desplazados del país sean del Pacífico. Para el historiador de la unal, “el Pacífico es una bomba de tiempo […], por lo que el país necesita de manera imperativa el diseño estratégico de un plan de desarrollo sistemático que no sea de gobiernos o partidos políticos, sino de Estado, y que se pacte con las comunidades, de manera que en unas décadas se pueda producir una transformación de fondo de estos territorios. Cabe recordar que el propósito del “enfoque étnico” de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición es
garantizar el cumplimiento del marco de derechos reconocidos a los pueblos étnicos y la identificación de la diversidad cultural de la nación colombiana. “No se puede permitir el fracaso de lo acordado”, afirma el docente. Sin embargo, aunque Tumaco y todo el Pacífico colombiano parecieran estar condenados a la exclusión, el historiador Almario considera que “es necesario seguir apostando para que haya verdad, justicia y reparación; la tarea del pueblo colombiano es rodear estos territorios con solidaridad. Si allí se impone la lógica del fracaso estos territorios serán mucho más pobres y mucho más tristes en el futuro inmediato”.
palabras clave: Tumaco, Pacífico, afrodescendientes, abandono del Estado. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
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Ciclos extractivos que han socavado el territorio Especial Tumaco
Eduardo Restrepo, profesor titular, Departamento de Estudios Culturales, Pontificia Universidad Javeriana
Los diferentes ciclos extractivos (caucho-tagua, madera, palma-camarón, coca) han sido impulsados por capitales foráneos para satisfacer demandas de mercados externos. Sus operaciones han supuesto procesos de acumulación de riqueza que engrosan las fortunas de empresas e individuos ajenos a la región. Además han implicado la extracción intensiva de recursos naturales o la destinación de tierra para monocultivos que escapan al control de las poblaciones locales, mayoritariamente afrodescendientes. Foto: archivo Unimedios.
En Tumaco, lo que hasta finales de los años noventa eran calles y puentes atiborrados de vecinos en las puertas de sus casas, el lugar para los puestos de frituras, de numerosas sonoridades que contrastaban, y los niños corriendo por doquier o lanzándose al mar cuando la marea así lo permitía, hoy son escenarios en los que predomina el silencio y el encierro. Pocos se atreven a recorrer –especialmente en las noches– las desérticas calles de ciertos barrios o sus laberínticos puentes. Saben que, en determinados sectores, hay ojos vigilantes apostados en la oscuridad, lugares prohibidos al paso. En solo tres décadas, esta ciudad portuaria se ha convertido en uno de los más brutales escenarios de guerra, en donde diferentes actores se disputan descarnadamente el control del casco urbano y de las zonas rurales. En el Pacífico sur, el negocio de la coca se ha asociado con el florecimiento de grupos armados que han agenciado procesos de intimidación y despojo como parte de sus prácticas de control sobre los lugares y poblaciones, y que han golpeado con particular fuerza a los sectores afrodescendientes más empobrecidos. La coca se produce para mercados globalizados, a partir de economías extractivas que desprecian la vida humana y el entorno natural. El desplazamiento forzado de cientos de personas, horrorizadas por los asesinatos y las amenazas, ha significado el abandono de casas y fincas en gran parte de los ríos, esteros y playas de la región. Un abandono orquestado por la implementación de una economía del terror, desplegada por grupos paramilitares y sus herederos, guerrillas y sus disidencias, Ejército-Policía y bandas delincuenciales en nombre del control del espacio y del “bienestar” de las poblaciones. En el casco urbano, los que han huido de la barbarie devienen en “desplazados”, engrosan los asentamientos marginales y se enfrentan a la miseria. La ebullición de grupos armados es la punta del iceberg de la más pujante economía cocalera. Con la concentración más alta de cultivos de coca en el país, asociada con unas condiciones geográficas favorables para su procesamiento y para su transporte en lanchas rápidas y submarinos artesanales rumbo a los mercados del norte, el Pacífico nariñense se ha consolidado en la última década como el epicentro del narcotráfico. Según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (unodc), en 2017 solo al municipio de Tumaco se le atribuían unas 23.148 hectáreas, cerca del 16 % de los cultivos de coca del territorio nacional. La coca, con sus dinámicas de despojo y violencia, es el más reciente y visible capítulo de un proceso que se remonta al menos al siglo xix, cuando se articularon diferentes ciclos extractivos que se han desplegado apropiándose de las riquezas de esta región y de sus gentes. Llamar la atención sobre estas improntas contribuye a entender los
La economía extractiva se ha desplegado a lo largo de los años para apropiarse de las riquezas de esta región y de sus gentes.
anclajes más profundos de las particularidades de Tumaco en la actual escalada de la muerte.
Caucho y tagua, el primer ciclo extractivo Tumaco, localizado en el extremo sur del Pacífico colombiano, es uno de los tres centros urbanos más importantes de esta región; más significativo en términos poblacionales y económicos que las antiquísimas Barbacoas e Iscuandé, aunque no siempre fue así. En el periodo colonial, cuando el lavado de las arenas auríferas mediante trashumantes cuadrillas de esclavizados era el eje del modelo productivo y de poblamiento, estos dos municipios fueron los centros económicos y de poder local de mayor importancia. El primer ciclo extractivo en el que Tumaco participó como protagonista se dio en las últimas décadas del siglo xix y las primeras del xx, con el auge de la extracción forestal del caucho y la tagua, cuya comercialización en los mercados europeos y norteamericanos permitió la consolidación de casas de comercio ligadas a las metrópolis. En el contexto de este auge extractivo, la llegada de múltiples extranjeros se facilitó además con la apertura del canal de Panamá, que significó el arribo regular de líneas navieras al puerto como una escala más en el recorrido de los barcos desde el sur del continente americano hasta sus destinos en el Viejo Mundo. Así mismo, ante el quiebre del modelo económico colonial y el declive de Barbacoas e Iscuandé, algunos de los antiguos propietarios de las minas del área de Barbacoas vieron mayores posibilidades en el puerto y se asentaron allí. Estos extranjeros y antiguos propietarios de minas consolidaron una élite comercial blanca que caracterizó el Tumaco de los albores del presente siglo.
Auge de la exportación de madera arrasó los bosques tumaqueños Para mediados de siglo xx, la explotación de madera se consolidó como la protagonista de un segundo ciclo extractivo. De hecho, los nombres de empresas como Maderas y Chapas de Nariño, Wood Mosaic, Iberia, Exportadora Ltda., Madeco, Infoco y Exporfin aún se encuentran en la memoria de los tumaqueños. La mayoría de estas eran de inversionistas extranjeros, entre los cuales se destacaban los capitales norteamericanos y españoles. En estas décadas Tumaco fue el gran exportador del país de madera aserrada y el segundo de madera en bruto, después de Turbo. Los barcos llegaban al puerto para
transportarla hasta Norteamérica y Europa. Para finales de los años ochenta la industria se había transformado, desplazando sus ejes extractivos hacia otros lugares –como Bocas de Satinga– y orientándose hacia el mercado nacional que ha tenido a Buenaventura como su principal centro de acopio.
La palma y la concentración de la tierra El cultivo de la palma aceitera y la camaricultura son las dos actividades más destacadas del tercer ciclo extractivo en la historia de Tumaco, que despunta en la década de 1990. Aunque hay algunos pequeños propietarios, e incluso algunas familias negras tienen sembríos en sus fincas, la palma es un monocultivo que se produce industrialmente en grandes extensiones de tierra, desde donde salen las toneladas del fruto que alimentan a diario las plantas extractoras. Esto significó un cambio sustancial en la propiedad y la destinación de los suelos. El grueso del capital invertido en el cultivo de la palma africana era foráneo tanto de los grandes como de los pequeños productores; sin embargo, a diferencia de la industria maderera de exportación, este no provenía del exterior sino de otras regiones del país como el Valle del Cauca y Cundinamarca, de donde también provenía la mayor parte de los recursos económicos para la camaricultura. Solo unas pequeñas empresas comunitarias pertenecen a gente de la región. El empobrecimiento de los afrodescendientes es un hecho histórico, resultado de las particulares formas en las que se han articulado localmente estos ciclos extractivos que los han despojado de sus propiedades ancestrales en las zonas rurales y los han convertido –junto con los sectores marginados del casco urbano– en unos “condenados de la tierra”. En las barriadas tumaqueñas, donde los jóvenes encuentran su lugar en estas economías de la muerte, se cristalizan esas historias de despojos y violencias.
palabras clave: ciclos extractivos, afrodescendientes, desplazamiento, concentración de la tierra. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
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Agroindustria palmera,
una estrategia de despojo de tierras en Tumaco Jesús Antonio Reyes Benavides, magíster en Sociología Económica, Instituto de Altos Estudios Sociales (Idaes),
Especial Tumaco
Universidad Nacional de San Martín (Argentina)
En Nariño, el cultivo de la palma aceitera ha sido, más que un negocio lucrativo, un proyecto de control territorial que tuvo su mayor apogeo entre 2002 y 2012, periodo que coincide con una mayor presencia de los grupos paramilitares en la región. Un caso emblemático de cómo se ha dado la concentración de tierras a través del despojo es el Consejo Comunitario del Alto Mira y Frontera.
Con sus 24.790 hectáreas, 42 veredas, 39 comunidades y cerca de 7.000 habitantes agrupados en unas 1.700 familias, el Consejo Comunitario del Alto Mira y Frontera –ubicado en límites con Ecuador– es el tercero más grande de Tumaco, después de los de Bajo Mira y Frontera, y Unión del Río Chagüí. Desde hace varias décadas, la práctica sistemática del despojo de tierras en dicha región ha cobrado cientos de víctimas. Esta tiene sus raíces en los años sesenta con el incremento exponencial de las haciendas ganaderas. En entrevistas con grupos de afrodescendientes de la región realizadas entre 2013 y 2017, varios de ellos relataron que durante esos años los ganaderos “compraban la tierra a 20 o 30 pesos”, pero también se las cambiaron a sus parientes por herramientas de cocina o para los cultivos; a otras personas les prometieron trabajo en las empresas que ellos crearían en la zona. Como no todos los campesinos vendieron sus predios, los ganaderos los presionaron de otra manera, como por ejemplo corriendo las cercas o dejando que su ganado pastara en tierras ajenas destruyendo los cultivos de cacao, plátano o chontaduro, alimentos esenciales para la seguridad alimentaria de estas comunidades. Entonces, no solo no les reconocían los daños, sino que además, por ser una práctica constante, el campesino terminaba vendiendo su tierra. En los años sesenta la mayoría de los predios no pertenecía a los afrodescendientes; como no tenían el título de propiedad ni el registro, los empresarios usaban los mecanismos notariales para comprar tierras que aparecían como baldíos, es decir territorios del Estado. Por otro lado, si los campesinos vendían 2 hectáreas, por ejemplo, “el empresario llevaba su propio topógrafo para realizar las mediciones y terminaba arrebatándoles 2 o 3 hectáreas de más”. La concentración de la tierra creció tanto, que mientras hace tres décadas había 14.000 hectáreas (ha) plantadas de palma, en 1996 el área alcanzaba las 30.000 ha, y en 2006 alrededor de las 37.000 ha. Además, a finales de los noventa había cerca de 24 grandes empresas palmicultoras, cinco de ellas con más de 1.000 ha.
Titulación bajo presión A partir de 1991, constitucionalmente los afrodescendientes tienen derecho sobre sus territorios gracias al artículo 55 transitorio, que dio origen a la Ley 70 de 1993, pero solo comenzaron a ser titulados después de que la organización palenquera del Pacífico y las asociaciones de negritudes presionaran por la implementación de la política afro. Aunque el entonces Instituto Colombiano para la Reforma Agraria (Incora) llegó a
Tumaco para realizar las titulaciones pertinentes de la tierra, uno de estos territorios quedó por fuera porque una empresa palmera alegaba su posesión. Con base en la Resolución Defensorial n.o 059 del 29 de diciembre de 2010 (sobre vulneración de los derechos a la tierra, al territorio y al medioambiente de la comunidad del Alto Mira y Frontera – Tumaco, Nariño), la Defensoría del Pueblo conminó a una importante empresa palmicultora a que acatara la Resolución n.o 0525 de 2006 del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder), que “incluyó en el título colectivo las 800 hectáreas ocupadas por esta empresa y en consecuencia las restituya al Consejo Comunitario del Alto Mira y Frontera en condiciones óptimas de explotación”. Sin embargo esta restitución jamás se hizo, es decir que la limpieza bioecológica por el material cultivado nunca se realizó y tampoco repararon el daño al suelo que conllevó el uso de pesticidas como el glifosato.
Conflicto armado y despojo de tierras Al inicio del nuevo milenio, y como consecuencia de las operaciones militares del Plan Colombia en Caquetá, Putumayo y Cauca, los cultivadores de coca llegaron a Tumaco para apropiarse de territorios afrodescendientes. Detrás de ellos lo hizo el Bloque Libertadores del Sur de las Autodefensas Unidas de Colombia (auc), estructura proveniente del Bloque Central Bolívar. El objetivo: hacerse con las rutas del narcotráfico por el río Mataje en frontera con Ecuador y la salida al mar hacia Buenaventura. Tras su desmovilización en 2006, antiguos miembros del Bloque Libertadores del Sur pasaron a formar parte de la banda criminal “los rastrojos” y crearon el “clan de los Barrera”, estructura que –en la vereda de Inbilí– fue ab-
sorbida por un pacto entre dichas organizaciones, del que además formaron parte las farc. El discurso de la “seguridad democrática” sirvió como base para disciplinar a la población en lo económico, político y social, lo cual mermó la organización afrodescendiente para abrirle espacio a la acción tanto de los empresarios palmeros como de los narcotraficantes. Los paramilitares despojaban, entraba el Ejército a las propiedades desoladas e intimidaban a la población para después vender las tierras a sus demandantes, fueran empresarios o carteles de la droga. En consecuencia, en sentencia de 2017 contra el Bloque Central Bolívar de las auc, la Fiscalía General de la Nación señaló que “desde su origen, el paramilitarismo se propuso: a) erradicar la subversión, b) eliminar todo tipo de agremiación política y c) modificar la tradición agrícola nacional, a través de megaproyectos rurales centrados en la producción a gran escala de monocultivos de palma de aceite y otros proyectos que llevaron a la industrialización de la tierra luego del despojo del que fueron víctimas cientos de campesinos y parceleros”.
Agroindustria y despojo Entre 2006 y 2009 el sector palmero fue uno de los renglones de la economía de Nariño que más recibió créditos condonables a través de instituciones como Finagro o el programa Agroingreso Seguro para flexibilizar la crisis provocada por la pudrición del cogollo, una enfermedad que diezmó los cultivos de palma. Aunque algunas asociaciones –como la Corporación para el Desarrollo Agroempresarial de Tumaco (Cordeagropaz)– también fueron beneficiadas con estas ayudas, una suerte diferente corrieron otros pequeños palmicultores, ya que los créditos para el campesino no eran condonables, y muchos, que no podían vender el fruto para el procesamiento en las extractoras de aceite, perdían el producto, no recibían ingresos de la palma cultivada y perdían la tierra que habían hipotecado para recibir un préstamo. En este periodo muchas de las personas que perdieron sus empleos y sus tierras migraron a Ecuador, Cali y Bogotá, o a municipios como Villanueva (Casanare), donde se cultivaba palma. Dada la situación, muchos afrodescendientes se dedicaron a la producción de hoja de coca y al procesamiento de la cocaína. Tras el Acuerdo Final de Paz entre el Gobierno y las farc, los territorios fueron invadidos por las autodefensas gaitanistas de Colombia, el Cartel de Sinaloa y el “clan de Montebello”. Mineros, exmilitares y exfuncionarios de cuerpos de seguridad del Estado se han encargado de la expansión de las rutas del narcotráfico. El despojo y la acumulación de tierras siguen sin dar validez a la restitución. La sustitución de cultivos de uso ilícito se cambió por la sustitución forzada, el regreso del glifosato y los ataques a las poblaciones. Todo esto es el resultado de la inequidad y del estímulo del Gobierno a las acciones armadas más que a la construcción y protección de los territorios afros, signando los territorios a ser la cuna de los conflictos sociales y políticos que han profundizado el conflicto armado en Colombia.
palabras clave: palma de aceite, despojo, concentración de la tierra, paramilitarismo. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
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El posacuerdo llegó con violencia a Tumaco Especial Tumaco
Luis Gabriel Salas Salazar, profesor catedrático, Departamento de Geografía, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia
Jonas Wolff, director del Departamento de Investigación en “Conflictos Intraestatales”, Instituto para la Investigación de la Paz de Fráncfort (PRIF), Alemania
Tras la desmovilización de las farc en 2016, en este municipio nariñense se registra un importante incremento de la violencia contra la población civil por el control del territorio para liderar el negocio de la coca y la minería ilegal; esto, sumado a las condiciones de pobreza y desempleo, convierten a Tumaco en el símbolo de los retos y desafíos para la construcción de una paz estable y duradera en Colombia.
En Colombia la situación de guerra y violencia cambió significativamente después de la firma del “Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” entre la antigua guerrilla de las farc y el Estado. A pesar de las acciones armadas tanto del eln –en sectores reducidos del país– como de grupos armados del narcotráfico (neoparamilitares) y de estructuras de la antigua guerrilla desmovilizada, es innegable que la disputa armada se ha reducido. Lo mismo ocurre con las muertes de combatientes, los desplazamientos y otros hechos de violencia, lo cual refleja un avance positivo nacional. Sin embargo en algunas regiones parece que la situación no ha mejorado; es el caso de Catatumbo, Arauca, Bajo Cauca antioqueño, Chocó, Guaviare, Cauca y Tumaco, donde se evidencia no solo un incremento en la violencia y en la confrontación armada, sino también la aparición de nuevos grupos insurgentes y un incremento de las economías ilegales como el cultivo de coca y la minería ilegal. Llevar las rentas del Acuerdo de Paz a estas regiones es uno de los principales retos que debería afrontar el actual gobierno; infortunadamente la situación va en letargo. Para entender por qué persisten la violencia y el conflicto armado en Tumaco, una investigación
El 84,5 % de la población tumaqueña está en condición de pobreza.
financiada por el Instituto Colombo-Alemán para municipio. Para entonces, los niveles de violencia la Paz (Capaz) indaga sobre la memoria geohistórica y confrontación eran muy bajos comparados con del conflicto y la violencia en la región entre 1990 y los registrados en el resto del país, pues el Cartel 2018. El estudio combina la geolocalización de va- de Cali era hegemónico y no tenía competencia en rios indicadores de violencia y de la confrontación la región. armada aplicando métodos cualitativos como el Esta situación cambió a comienzos de la década de 2000. Con el desplazamiento de los cultivos de coca trabajo de campo y las entrevistas. El punto de partida es la suposición de que como consecuencia del Plan Colombia, la expansión el territorio se debe reconocer como un elemento general de los grupos paramilitares en gran parte estratégico en la interacción de los diferentes acto- del país, el fracaso de la negociación con las farc res armados, la cual gira alrededor de la extracción (1998-2002) y el inicio de las operaciones del Plan de rentas ilegales. A continuación se presentan los Patriota, se presenta un despliegue territorial tanto principales hallazgos de la primera fase de la inves- de la siembra de cultivo de coca como del conflicto tigación, que fueron publicados en la página web armado hacia esta región. Mientras las fuerzas del del Instituto Capaz y en la revista Conflict, Security Estado persiguen a las guerrillas, los paramilitares & Development, del King’s College se consolidan en áreas estratégicas de Londres. para comercializar y transportar Los desplazamientos drogas e insumos. masivos son más Ubicación privilegiada, El Bloque Libertadores del Sur frecuentes que antes de las autodefensas se posiciopero para la ilegalidad na en el área urbana de Tumaco y se concentran Entre las importantes ventajas y sobre la vía, hasta el corregien la Ensenada de miento de Llorente y el corredor geoestratégicas que explican la Tumaco afectando a las fluvial del Bajo Mira y la vía a presencia constante de actores comunidades aledañas al Barbacoas. Esta estructura enarmados ilegales en el municipio río Mejicano, en especial están su condición de frontera tra en disputa con las farc, que y su vasta selva húmeda; contar al pueblo indígena Eperara habían consolidado su presencia con la Columna Móvil Daniel con autopistas fluviales como la Siapidara, el cual se Aldana sobre gran parte del tede los ríos Patía, Telembí, Rosaencuentra confinado. rio, Mejicano, Chagüí y Mira, y rritorio del Consejo Comunitacon un acceso al océano Pacífico; rio Alto Mira y Frontera; la Codisponer de una vía pavimentada que lo comunica lumna Mariscal Sucre, sobre la vía al mar con las regiones Andina y Amazónica de Colombia, del corregimiento de Llorente hacia la cordillera, y ser un puerto marítimo. Estas características, en y el Frente 29, sobre el río Patía, el Telembí y la vez de facilitar su desarrollo social, económico y llanura pacífica. político, han atraído las actividades de las guerrillas, A partir de entonces y hasta hoy, desde Llorente los grupos paramilitares y el crimen organizado. se organiza el narcotráfico que va por la carretera y por el río Mira hacia la convergencia entre el liLa confrontación armada toral y la frontera con el Ecuador y la salida al mar. A medida que se incrementa el cultivo de coca, otras y la violencia estructuras al mando de narcotraficantes entran en El narcotráfico hizo presencia en Tumaco desde escena. Catalizados por la ausencia y el abandono del la década de 1990, inicialmente como corredor de la Estado colombiano, los niveles de disputa y violencia pasta base traída de otras regiones de Colombia, hacia la población civil aumentan, en especial hacia su procesamiento en cocaína y transporte hacia los pueblos afrocolombianos e indígenas. En 2005 se registra la desmovilización del Bloque el exterior por vía fluvial y marítima. Esta operación estaba a cargo del Cartel del Valle del Cauca Libertadores del Sur que operaba en esta región, y su centro de operación era el corregimiento de e irrumpen las “bandas criminales”, estructuras Llorente (hacienda Vaquería), en zona rural del emergentes como Los Rastrojos y el Clan del Golfo. Al mismo tiempo las farc buscan consolidar los espacios dejados por las primeras. En este contexto, la violencia se recrudece, con inmensos costos humanitarios e impactos en los pueblos étnicos. En efecto, 2007 fue el año de mayor violencia registrada en Tumaco, incluso mayor que la actual. La tasa de homicidio en el municipio fue de 157 por cada 100.000 habitantes (hpch), cuatro veces por encima del promedio nacional (39,2 hpch). Lo anterior también explica la afectación territorial tan concentrada sobre los entornos del área urbana de Tumaco y las proximidades a la vía de acceso al municipio desde Llorente. Para 2012, las farc habían logrado una importante consolidación en la región. Se habían establecido como un actor hegemónico, absorbiendo o aniquilando a las estructuras criminales que le competían. Mientras Los Rastrojos, muy debilitados, mantenían cierto control sobre sectores de la vía desde Llorente hasta Tumaco, en Barbacoas, área urbana de Tumaco, lo tenía el Clan del Golfo. En Tumaco los cultivos de coca se dispararon a partir de 2013, al pasar de 6.611 a 16.046 hectáreas en 2019, convirtiéndolo en el municipio con mayor número de plantaciones. Al mismo tiempo, los niFOTO: archivo Unimedios. veles de violencia decrecieron significativamente, debido a dos aspectos principales: los efectos de las
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Desmovilización paramilitares y ascenso de bandas criminales
Entrada de grupos paramilitares
Consolidación hegemónica de las FARC-EP
Desmovilización de las FARC-EP y ascenso de grupos residuales
Muerte de alias Guacho y fragmentación de grupos residuales 25.000
160
120 15.000
100 80
10.000 60 40
5.000
20 0
Tasa Tumaco
negociaciones de paz en La Habana y el sometimiento de Los Rastrojos por parte de las farc.
Corredor estratégico para la economía ilícita Para explicar la situación actual de violencia y conflicto armado en Tumaco se deben considerar dos factores relevantes: primero, el incremento de los cultivos de coca desde 2013, y segundo las condiciones geohistóricas de algunos territorios estratégicos articulados en la economía de la coca: el corregimiento de Llorente, la región del Alto Mira y Frontera, la vía desde Junín hasta Tumaco y los corredores fluviales de los ríos Mira, Telembí, Patía, Rosario, Mejicano y Chagüí. Después de la desmovilización de las farc, se presenta un fenómeno de fragmentación y aparición de nuevas estructuras armadas. La dinámica es muy similar a los efectos de la desmovilización de las autodefensas en 2005. Hoy, un foco de presencia de nuevos actores armados se da en el Consejo Comunitario del Alto Mira y Frontera y en las cuencas de los ríos Mejicano, El Rosario y Chagüí. Los nuevos grupos están conformados especialmente por exguerrilleros: el Frente Oliver Sinisterra, liderado por alias Guacho hasta su muerte en diciembre de 2018, y las Guerrillas Unidas del Pacífico bajo el mando de alias David, muerto en combate en septiembre del mismo año. Un segundo núcleo se despliega en espacios donde –entre 2007 y 2011– estuvieron Los Rastrojos o el Bloque Libertadores del Sur, esto es en el entorno de Llorente, en la carretera y aún en el casco urbano de Tumaco. Así las cosas, los mismos escenarios, corredores y territorios que desde la década de los noventa usó el Cartel de Cali, siguen siendo objeto de control. El escenario de fragmentación que se vive en el área rural del municipio también se expresa en el perímetro
Tasa nacional
Cultivo de coca
2019
2018
2017
2016
2015
2014
2013
2012
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
0
Hectáreas sembradas de coca
20.000
140
1990
Tasa de homicidios por 100.000 habitantes
180
Gráfico comparativo de la evolución de la tasa de homicidios nacional por 100.000 habitantes y la tasa de homicidios, los cultivos de coca y los hechos coyunturales del conflicto armado en Tumaco entre 1990 y 2019. Fuente de datos: onudc-simci, Policía Nacional y dane.
urbano, el cual ha sido objeto de control por los actores armada entre las fuerzas del Estado y los grupos rearmados ilegales, con enfoque en los barrios estratégicos gulares, el enfrentamiento actual en las zonas rurales para la operación del narcotráfico: las zonas de procesa- de Tumaco se presenta entre grupos ilegales, todos miento de alcaloides y los corredores estratégicos para el residuales de las antiguas farc y mezcla de narcotrafiembarque de mercancías y la entrada de insumos. cantes. El centro de gravedad de esta disputa armada Hoy los enfrentamientos toman especial fuerza porque sigue siendo Llorente. El Frente Oliver Sinisterra no hay una única estructura con la capacidad de articular sigue haciendo presencia en la región del Alto Mira ese diverso conjunto de intereses. Tanto y Frontera y se ha expandido hacia la violencia contra la población civil el río Telembí, debilitando al grupo Después de la como la confrontación armada son maGuerrillas Unidas del Pacífico. En desmovilización de nifestaciones de las luchas por el control dicha zona siguen actuando grupos las farc, se presenta de estos espacios que tienen un valor narcotraficantes, especialmente un fenómeno de estratégico para las economías ilícitas. articulados por alias Contador, fragmentación y quien hasta el momento de su reIncremento de homicidios ciente captura financiaba a algunos aparición de nuevas de estos grupos para obtener el y desplazamiento forzado estructuras armadas. control de la pasta base y por ende La dinámica es muy Con la disputa marcada por el enfrentadel procesamiento del alcaloide y similar a los efectos de miento entre estructuras disidentes de posterior embarque al exterior. las farc se ha incrementado la violencia La atomización de los grupos la desmovilización de las desde hace cuatro años. Si se comparan residuales después de la muerte de autodefensas en 2005. 2016 y 2019, se evidencia un incremento alias Guacho y alias David explica del 37 % en la tasa de hpch, y un aumento la situación de confrontación. No del 100 % en víctimas por minas antipersonales (36 víctimas). obstante, en 2019 bajaron los niveles de homicidio La situación actual en Tumaco es tan compleja, que frente 2018, y esto también se ve reflejado en el área el desplazamiento forzado registra un aumento del 52 % urbana de Tumaco, situación que se podría explicar en 2019 frente a 2016. Los desplazamientos masivos son por el posible frágil acuerdo de no agresión entre más frecuentes que antes y se concentran en la Ensenada los grupos ilegales en este territorio, establecido de Tumaco afectando a las comunidades aledañas al río después de la muerte de los jefes de las disidencias. Mejicano, en especial al pueblo indígena Eperara Siapidara, el cual se encuentra confinado. Así mismo, han afectado a comunidades afrocolombianas del río Chagüí, quienes palabras clave: desplazamiento se trasladaron hasta el área urbana de Tumaco y en este forzado, narcotráfico, geohistoria, momento han iniciado su retorno. Tumaco. Consúltelas en A diferencia del pasado reciente, cuando los desplawww.unperiodico.unal.edu.co zamientos masivos se relacionaban con la confrontación
Mapa comparativo de la siembra del cultivo de coca en Tumaco entre 2000 y 2016. Fuente de datos: onudc-simci.
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
Especial Tumaco
marzo 2020 | 8
Esclarecimiento de la verdad en Nariño Jesús Alfonso Flórez López*, asesor de la Comisión Interétnica de la Verdad de la Región Pacífico (civp)
Después de la firma del Acuerdo Final de Paz entre el Gobierno y las farc, en Tumaco la violencia muestra el peor rostro de la degradación del conflicto armado, situación que ha profundizado la vulnerabilidad de las comunidades indígenas y afros poniendo en riesgo la construcción de autonomía territorial y política.
El Pacífico colombiano concentra la mayor diversidad biológica por unidad de área en el planeta, aunque siempre que se piensa en este factor la mirada se torna hacia la Amazonia. Esta riqueza endémica dialoga con el componente humano que se caracteriza por la pluralidad étnica y cultural de los pueblos indígenas awá, eperara siapidara, katio, chamí, wounaan, embera dobidá y tule; del pueblo afrocolombiano con sus múltiples expresiones, y de los asentamientos de moradores del interior del país. En el Pacífico también está el área más grande de territorio colectivo titulado a la población afrocolombiana, que junto con los resguardos indígenas conforman un área aproximada de 7 millones de hectáreas separadas del mercado, pues se caracterizan legalmente por ser inalienables, imprescriptibles e inembargables. En el caso específico del municipio de Tumaco (Nariño), la titulación colectiva se refleja en 15 resguardos indígenas conformados por 72.912 hectáreas, y a su vez existen 15 títulos colectivos de comunidades negras con 175.570 hectáreas. Según los datos del Plan de Desarrollo 2016-2019 de la Alcaldía, esto representa el 19 % de los indígenas en relación con el área municipal y el 46,47 % de la población afrocolombiana, para un total de titulación colectiva étnica del 65,5 %. Desde mediados de los años noventa esta región se constituyó en el último escenario de ampliación y copamiento del conflicto armado que aún no termina en
el país a pesar del Acuerdo Final de Paz vigente entre las farc y el Gobierno. En ese lugar la violencia ha mostrado su degradación y profundización más severas, poniendo en crisis los procesos étnico-territoriales de construcción de autonomía territorial y política por parte de los consejos comunitarios de las comunidades negras y los cabildos indígenas con sus organizaciones. Sin embargo estos pueblos se han apropiado de la construcción de paz, por ello han tomado muy en serio la aplicación del Capítulo Étnico del Acuerdo. Dentro de este ejercicio se ha hecho necesario aportar al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No repetición, a través de la Comisión Interétnica de la Verdad de la Región Pacífico (civp), creada por organizaciones sociales para trabajar de manera complementaria con la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad. Esta tiene el propósito de dilucidar el daño causado al territorio en el marco del conflicto armado, entendiendo y asumiendo que este es el conjunto de la vida biológica y cultural, y que por ende es un ser vivo y sujeto de derechos; por ello se parte del principio –según sus cosmovisiones– de que la principal víctima es el territorio.
Abandono del Estado Para llevar a cabo este ejercicio investigativo de la civp, el territorio se ha organizado en 10 subregiones: 5 en Chocó, 1 en el Valle del Cauca, 1 en Cauca y 3 en el Pacífico nariñense, estas últimas conformadas así: Telembí (municipios de Roberto Payán, Magüí y Barbacoas) Sanquianga (Santa Bárbara, El Charco, La Tola, Olaya Herrera y Mosquera) y Pacífico sur (Francisco Pizarro y Tumaco). Dichas subregiones presentan indicadores sociales que reflejan el histórico olvido de la región por parte del Estado. Los datos recogidos por el secretario de pastoral social de la Diócesis de Tumaco muestran que en Sanquianga el índice de necesidades básicas insatisfechas (nbi) es del 81 %, en Telembí del 76 % y en el Pacífico sur del 50 %, lo cual refleja las dificultades para el acceso a derechos como la educación, la salud, el agua potable, el saneamiento básico, la vivienda y el empleo. En cuanto a la cobertura en educación, en la zona del Telembí es del 5,50 %, en Sanquianga del 5,7 % y en el Pacífico sur del 12,7 %. En calidad educativa estos
municipios están cinco puntos por debajo de la media departamental. Con respecto al agua potable, los municipios del Pacífico nariñense presentan una cobertura por debajo del promedio departamental, que está en 67,7 %, en Telembí es del 18,67 %, en Sanquianga del 6,16 % y en el Pacífico sur del 35,1 %. La evidencia de los datos convierte estas carencias en la simiente de un conflicto que parece interminable.
Desplazamiento, desapariciones y asesinatos El esclarecimiento de la verdad sobre el daño al territorio en Nariño constata que aunque Tumaco concentra la atención de lo que acontece en el departamento, también refleja el conjunto del conflicto armado en todas las subregiones. Este municipio es el ejemplo más claro de lo compleja que ha sido la consolidación del posacuerdo en Colombia; aunque allí se construyó un espacio territorial de capacitación y reincorporación (etcr), tanto los excombatientes como las deserciones y los cumplimientos del Gobierno lo han ido desconfigurando. La fuerza pública no tuvo en la región una ocupación organizada y efectiva de los territorios dejados por las farc, aunque se sabía que desde hace tres décadas el flagelo del narcotráfico golpeaba intensamente este territorio. La realidad que afronta el puerto nariñense es una de las razones por las que la violencia no se haya detenido con la firma del Acuerdo de Paz, sino que, por el contrario, se haya ampliado, pues se liberó y se diversificó el control de los cultivos. Ello ha provocado una mayor desestabilización, como lo indican los datos que registra la civp en un documento entregado el pasado 7 de enero al presidente de la República, Iván Duque Márquez: Los habitantes la Región Pacífica nariñense, en especial los líderes sociales, afrontan el incremento de los hechos de violencia y la violación a los Derechos Humanos, como lo reflejan los hechos sucedidos entre octubre de 2019 y enero de 2020: el asesinato el 30 de octubre en el corregimiento La Guayacana de Huber Cortes Vallecilla, fiscal de la Junta del Consejo Comunitario Unión de Cuenca del municipio Roberto Payán, adscrito a la Asociación de Consejos Comunitarios y Organizaciones Étnico Territoriales de Nariño (Asocoetnar). El desplazamiento forzado de unas 100 familias el 29 de noviembre de 2019; los enfrentamientos entre grupos armados los días 5 y 6 de diciembre en el municipio de Roberto Payán que provocaron el desplazamiento de 300 familias; son algunas del miedo, el desarraigo y la zozobra que provocan tales hechos en la población negra e indígena de esta región; además de la violación a sus derechos personales y como grupo étnico.
Otro foco sobre el cual se debe centrar la mirada es la desaparición forzada, cuyos datos ascendieron en 2018 a 577 de personas, como lo ha registrado el Centro Nacional de Memoria Histórica. No obstante tales hechos, hay acciones que están contribuyendo a aminorar los efectos del posacuerdo en la región, como por ejemplo el acompañamiento que lidera la Pastoral Social de la Diócesis de Tumaco al proceso de desmovilización de un grupo de jóvenes agrupados en pandillas urbanas al servicio de los diversos actores violentos. Este, como otros esfuerzos realizados por diversas organizaciones sociales, indica que las comunidades locales siguen creyendo que la construcción de paz negociada es el camino propio para superar este conflicto prolongado. *Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia y profesor de la Universidad Autónoma de Occidente de Cali.
Foto: archivo Unimedios.
En Tumaco hace falta de todo: buenas vías, agua potable, servicios de salud y educación; el descuido y el abandono por parte del Estado es evidente.
palabras clave: desaparición forzada, fuerzas armadas, posacuerdo, comunidades indígenas. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
marzo 2020 | 9
Soberanía y seguridad alimentaria en Tumaco Sara del Castillo Matamoros*, profesora, Departamento de Nutrición Humana
Especial Tumaco
Universidad Nacional de Colombia
Angie Lorena Muñoz Álvarez, estudiante de Nutrición y Dietética Universidad Nacional de Colombia
Desde hace una década, el Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Obssan) de la Universidad Nacional de Colombia (unal) trabaja con afros, indígenas, estudiantes, líderes, madres comunitarias y gremios, entre otros sectores de la sociedad, para consolidar estrategias de memoria alimentaria que les permitan superar las carencias de nutrientes.
En Tumaco, la gran expansión de cultivos de palma africana y de coca ha conducido a que la tierra destinada a la producción de alimentos y a los cultivos de pancoger (cacao, plátano, borojó, pepean o chontaduro, entre otros) haya disminuido notablemente. Esta situación ha potenciado la inseguridad alimentaria y nutricional, aumentando la dependencia de productos externos y limitando el acceso de las comunidades a un ingreso económico estable. El municipio nariñense afronta la misma dolorosa realidad de hace una década, cuando el Obssan de la unal llegó al territorio: la violencia generada por el narcotráfico. El panorama es tan complejo hoy, que a finales de enero pasado la Alcaldía tuvo que declarar la “emergencia humanitaria y social” después de conocer que unas 4.000 personas llegaron desplazadas de las riberas del río Chagüí al casco urbano de Tumaco, quienes huyeron de los fuertes que sostienen Tanto los awá como enfrentamientos grupos armados ilegales por el los afrodescendientes dominio del territorio, a lo que el jugaron un papel clave Gobierno nacional respondió con en la elaboración del el envío de 60 toneladas de aliPlan Alimentario y mentos para mitigar la situación. Uno de los aspectos que refleja Nutricional Indígena y la manera como la crisis que se Afro de Tumaco (Paniat), ha ensañado con la región es la con el que se busca mitigar inseguridad alimentaria, es decir la problemática de este que las personas no consumen la de alimentos necesarios municipio del Pacífico, cantidad para su bienestar. Este escenario donde, por ejemplo, el se agrava con indicadores como el 36,3 % de las familias no índice de pobreza multidimensioconsume alimentos en una nal (ipm), el cual evidencia que el de las tres comidas del día. 84 % de la población de Tumaco está clasificada como “pobre”. Por otra parte, aunque el municipio es el primer puerto petrolero del Pacífico, esto no constituye aportes para su desarrollo económico, sino que, por el contrario, constituye un riesgo para las comunidades rurales, en especial las indígenas, que ven cómo sus fuentes de agua son contaminadas. Tampoco se puede perder de vista que las alternativas para la comercialización de productos agrícolas no existen, por lo cual la producción se pierde, o incluso no se recoge.
El Paniat se creó de abajo hacia arriba En 2014, una investigación adelantada por el Obssan reveló que la inseguridad alimentaria en los hogares de Tumaco es del 87 %, más del doble de la nacional (42,7 %) publicada en 2010 por la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin). Ante ese contexto, muchos investigadores del Observatorio han elaborado propuestas de construcción de tejido social en seguridad y soberanía alimentaria, tendientes a lograr que los procesos de diálogo entre
Foto: archivo Unimedios.
El puerto de Tumaco es el principal productor de camarón del Pacífico colombiano.
saberes se hagan con los habitantes y para los habitantes. Desde su llegada con pasantías para 24 estudiantes, se avanzó en la publicación del Estudio de la canasta alimentaria rural y urbana, indígena y afro de Tumaco, que en 2009 fue la base para crear la “Escuela de líderes gestores de seguridad y soberanía alimentaria”. También se ha alcanzado un avance en la formulación e implementación de la política pública a partir de la participación ciudadana institucional, lo que permitió la formulación conjunta de la iniciativa para Tumaco. Tanto los awá como los afrodescendientes jugaron un papel clave en la elaboración del Plan Alimentario y Nutricional Indígena y Afro de Tumaco (Paniat), con el que se busca mitigar la problemática de este municipio del Pacífico, donde, por ejemplo, el 36,3 % de las familias no consume alimentos en una de las tres comidas del día. La estrategia del Obssan y la organización Global Humanitaria Colombia fue crear la “Escuela de gestores y notificadores en seguridad alimentaria y nutricional”, un espacio en el que muchas personas notaron que dicho concepto no significa que las autoridades regalen comida, sino que ellos mismos, ante la inestabilidad institucional, comiencen a gestionar alternativas autosostenibles. Así, afros, indígenas, estudiantes, líderes, madres comunitarias y gremios, entre otros sectores de la sociedad, se empoderaron del Paniat, que desde la comunidad fue tomando cuerpo para luego concertarse con las autoridades municipales y departamentales. El Paniat fue aprobado por el Consejo Municipal mediante el Acuerdo n.o 005 de 2013, y se convirtió en política pública municipal con vigencia de 10 años para mejorar la calidad de vida de la población de Tumaco y promover la equidad social, en especial para las mujeres y los niños.
Construcción de memoria alimentaria Entre los 61 líderes que se graduaron como gestores está Dollys Obregón, lideresa de la región, quien a pesar de haber sufrido en carne propia la violencia, ha encontrado desde la
Fundación Gestores por la san una forma de conjurar el dolor y el miedo. Su trabajo con mujeres y niños consiste en recuperar la memoria alimentaria mediante la construcción de una huerta comunal en casa, con la cual la familia acceda a alimentos básicos como verduras y hortalizas, y además se pueda obtener un banco de semillas ancestrales para conservarlas y compartirlas con la comunidad. A dicha iniciativa se unió la estrategia Cocineritos y Cocineritas Ancestrales, puesta en marcha en 2019 con una pasantía del Obssan. Esta fomenta la recuperación de la memoria alimentaria y la transformación de los espacios en los que niños y jóvenes conviven y descubren su territorio. Además, con su consolidación se pretende fortalecer la Red de Cocineritos Ancestrales, que busca desarrollar el sentido de pertenencia con la cultura alimentaria local, utilizando la gastronomía como eje para el posicionamiento de los sistemas culinarios y agroalimentarios de Tumaco. Dicha experiencia fue reconocida en diciembre de 2019 por la Gobernación de Nariño durante el Encuentro Departamental de Recuperación de los Saberes Ancestrales y el Encuentro Nacional de Cocineritos y Cocineritas Ancestrales en el Centro del País. Los gestores formados por la unal conforman un entramado que aunque todavía es pequeño ya es sólido para tejer esperanza de paz en Tumaco, gracias al fortalecimiento de la soberanía y la seguridad alimentaria. *Coordinadora del Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional de la unal.
palabras clave: seguridad alimentaria, desnutrición, soberanía alimentaria, Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
marzo 2020 | 10
Tumaco, vulnerable ante un tsunami Especial Tumaco
Grupo de Investigación en Análisis y Diseño (GIES), Departamento de Ingeniería Civil y Agrícola, Universidad Nacional de Colombia
Las construcciones en palafito son la materialización de un sistema de vida que representa una forma particular de entender el territorio y habitarlo. Sin embargo los materiales de construcción y la ubicación inadecuada de algunas viviendas del municipio evidencian una alta fragilidad en caso de presentarse un desastre natural como un tsunami.
En San Andrés de Tumaco coexisten tres ciudades: la del riesgo de desastres, la de la autoconstrucción y la soñada. Al mismo tiempo convergen diversos proyectos culturales de entender y hacer el territorio, que en sus prácticas hacen pensar en Tumaco como un espacio de complejidad. Así, la ciudad del riesgo afronta debates técnicos acerca de la amenaza sísmica, la licuación del suelo –fenómeno que hace que la tierra se “derrita” tras un terremoto– y los posibles eventos de tsunami; la de la autoconstrucción ha pasado de pensar en escenarios de manejo de desastres y reubicación, a unos de evacuación, adaptación y resiliencia; y la ciudad soñada avanza en un diálogo entre el ordenamiento territorial, las diversas formas de construir el territorio, la vulnerabilidad frente a eventos naturales y la gestión del riesgo de desastres. En 2011, la Comisión Colombiana del Océano (cco) advirtió que Tumaco –sobre todo el casco urbano– se ubica en el territorio que presenta mayor probabilidad de ser afectado por un maremoto. Esto porque cerca del litoral –a unos 100 km– se encuentra la zona de subducción del Pacífico, donde se deposita la energía liberada por el movimiento tectónico entre las placas de Nazca y Sudamericana, que lleva mucho tiempo acumulada. A esto se suma que el área –al igual que países como Japón e Indonesia– forma parte del “Cinturón de Fuego del Pacífico”, que concentra el 95 % de la energía sísmica del mundo, razón por la cual registra el 80 % de los terremotos más fuertes. Según la información de sismicidad histórica registrada, en el municipio nariñense se han presentado cinco sismos de magnitudes superiores a 7 grados en la escala sismológica de Richter: en 1906, 1933, 1942, 1958 y 1979. En este último se registraron 452 muertos, más de 1.000 heridos y 3.000 viviendas destruidas. Hace una década, el Plan Local de Contingencia para Sismo, Licuación y Tsunami advirtió que si en el municipio sucediera un nuevo evento de este tipo, las consecuencias serían mayores, en especial si se tiene en cuenta que la alta concentración de población –213.000 personas– está en un importante grado de pobreza, y que además la mayoría vive en frágiles y artesanales construcciones de palafito, un tipo de vivienda inspirada en la arquitectura natural de los manglares y de la pesca. Cuando la marea está baja se entierran pilares de madera en la costa para construir la vivienda, pero cuando sube, los pasos del agua se vuelven vías de navegación y los palafitos se convierten en tierra firme. La cabecera municipal está conformada hoy por tres islas y una zona continental, y cuenta con un estimado de 21.000 construcciones, de las cuales más de la mitad corresponde a edificaciones de madera entre palafitos y paneles de madera, y en menor medida a estructuras de materiales convencionales como concreto, acero y mampostería de arcilla. A lo anterior se suma que el puente El Pindo –que conecta las islas de El Morro y Tumaco con el continente– es la
única ruta de evacuación posible ante este tipo de eventos, pero solo tiene un ancho útil de 9 m, por lo que es insuficiente para garantizar una adecuada movilidad ante una evacuación masiva.
Ordenamiento territorial, la tarea pendiente Las construcciones de palafito presentan grandes retos en términos de ordenamiento territorial y de dotación de servicios públicos domiciliarios. Por otro lado, son la materialización de un sistema de valores alrededor de la pesca, es decir que representan una forma de entender el territorio y habitarlo. En el documento “La ciudad deseada: seducciones y artilugios del desarrollo”, la antropóloga Manuela Álvarez señala que “la construcción de un escenario urbano para Tumaco se ha instrumentalizado usando diversos mecanismos discursivos. En 1991 empezó el diálogo entre las prácticas tradicionales, los saberes ancestrales y el reconocimiento de grupos étnicos en lo que se denominó como ‘Plan Pacífico: una nueva estrategia de desarrollo sostenible para la Costa Pacífica colombiana’, dado a conocer por la Dirección Nacional de Planeación en 1992. Aunque fue el primer intento del Estado por reconocer a las poblaciones locales como interlocutoras legítimas, se utilizó la idea del ‘progreso’ como un proyecto civilizador”. Un segundo momento en el ordenamiento territorial del municipio fue el Plan de Desarrollo Estratégico de Tumaco (1995-1997), en el que se afirmó que “la falta de planificación urbana, los patrones de urbanización informales y la falta de servicios básicos en los barrios lacustres son los mayores retos a afrontar para el desarrollo urbano del municipio”. Sin embargo no se buscó construir una ciudad en abstracto, sino una cultura urbana según los ideales de multiculturalidad de la Constitución de 1991. En la actualidad, una nueva coordenada se ha integrado a la forma de entender el territorio: la gestión del riesgo de desastres.
Evaluando la amenaza de riesgo Con el objeto de contribuir al desarrollo sostenible y la gestión del riesgo de desastres para Tumaco, el Grupo de Inves-
tigación en Estructuras (gies), del Departamento de Ingeniería Civil y Agrícola de la Universidad Nacional de Colombia (unal), trabaja en la evaluación técnica de la vulnerabilidad estructural de las edificaciones frente a eventos de sismo y tsunami. El gies se ha concentrado en estudiar la fragilidad de las diferentes construcciones, mediante una herramienta para calcular la probabilidad de daño de una estructura frente a un parámetro de intensidad de amenaza como la “altura de inundación” para el caso de Las construcciones tsunami o la “acelera- de palafito son la ción pico del terreno” materialización de un para el caso de sismo. sistema de valores La estimación del potencial de vulnerabili- alrededor de la pesca, dad de las estructuras, es decir que representan junto con la amenaza, una forma de entender el constituirán un insuterritorio y habitarlo. mo fundamental para avanzar en la gestión del riesgo de desastres del municipio. Así la unal, patrimonio de todos los colombianos, busca contribuir al entendimiento de la complejidad del territorio partiendo de una perspectiva múltiple: Tumaco como ciudad que coexiste con amenazas de origen natural; Tumaco como ciudad de autoconstrucción que presenta grandes retos en términos de estándares, códigos de construcción y prácticas constructivas, y Tumaco como ciudad soñada y escenario de ordenamiento territorial y de gestión del riesgo de desastres.
palabras clave: tsunamis, plan de ordenamiento territorial, palafitos. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
Foto: Grupo gies.
Permanentemente Tumaco es agitado por movimientos sísmicos que por su baja intensidad, y porque sus epicentros suelen estar en el mar, no son percibidos por la población.
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
marzo 2020 | 11
Protección a la biodiversidad también es urgente en Tumaco Yaneth Muñoz-Saba, profesora asociada, Instituto de Ciencias Naturales (icn), Universidad Nacional de Colombia (unal) Fernando Fernández, profesor asociado icn, unal José Iván Mojica, profesor asociado icn, unal
Especial Tumaco
Su ubicación en la esquina suroccidental de Colombia le ha conferido a la “Perla del Pacífico”, San Andrés de Tumaco (Nariño), una inmensa riqueza cultural y natural. No obstante, muchas especies de la ecorregión son sensibles a la destrucción del hábitat como consecuencia de la deforestación intensiva.
El “Chocó biogeográfico” es un corredor biótico que se extiende desde el noroccidente de Costa Rica hasta el suroccidente de Ecuador, su flora y fauna son características, con elementos únicos (endémicos). Una de las razones para que esta región sea objeto de estudio y protección es su estratégica posición geográfica, que lo convierte en uno de los corredores terrestres y marítimos más importantes tanto del país como a nivel intercontinental, y que no solo beneficia el intercambio biótico sino también –y lamentablemente– al tráfico de personas, drogas y armas, haciendo de él un escenario de disputa territorial entre los grupos armados ilegales. Otros factores que también influyen en los preocupantes índices de afectación de los ecosistemas en la zona son: la compra de predios por parte de los nuevos propietarios del interior del país o extranjeros, motivados por el exuberante paisaje; la adquisición de tierras para establecer monocultivos de hoja de coca y palma africana; el uso indiscriminado de agroquímicos y la aspersión aérea con glifosato; los frecuentes derrames de petróleo del Oleoducto Transandino; y el vertimiento a las afluentes de la zona de cianuro y mercurio utilizados en la minería. Este desalentador paisaje se aprecia en todos los departamentos que conforman el Chocó biogeográfico, pero se hace cada vez más evidente en Tumaco (Nariño). Esto debido a que el suroccidente de Colombia es un punto geográfico clave en el que tanto la selva baja como el piedemonte cordillerano albergan parches de bosques poco alterados, los cuales deben convertirse urgentemente en objeto de inventarios que ofrezcan información conducente a su protección. Por eso, y considerando el escaso conocimiento que existe de la zona a consecuencia de un conflicto armado que no cesa, la Universidad Nacional de Colombia (unal) –a través del Instituto de Ciencias Naturales (icn), la Facultad de Ciencias y la Sede Tumaco– y el Instituto de Investigaciones del Pacífico (iip) e investigadores ecuatorianos expertos en peces, unieron esfuerzos para explorar la fauna de artrópodos, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.
Honda, Universidad de Nariño-Mar Agrícola y la unal Sede Tumaco. La información arroja de primera mano el estado de diversidad de esta rica y compleja esquina de Colombia asociada con varios elementos bióticos del Ecuador y se resalta la presencia de especies endémicas y en alguna categoría de riesgo o amenaza a la extinción. La biota registrada está conformada, entre otras, por 30 especies de miriápodos (milpiés y ciempiés), 80 de hormigas, 43 de abejas, 45 de peces dulceacuícolas, 33 de anfibios, 53 de reptiles, 215 de aves y 51 de mamíferos, una fauna que contribuye a la regeneración de los bosques, en la cual se incluyen procesos como la polinización de las plantas o dispersión de semillas, y también favorecen los ciclos de nutrientes, el control biológico de plagas (insectos, vertebrados), la lixiviación de nutrientes y la purificación del agua. Se observó que la deforestación de estos bosques es una acción irreparable no solo por la afectación de la vegetación sino de toda su fauna asociada, como la rápida disminución de los polinizadores, y los procesos ecológicos mencionados transcendentales para la conservación de los ecosistemas. La pérdida de la biodiversidad y la calidad del agua son consecuencia de la contaminación durante los procesos de deforestación, y el vertimiento de las aguas negras a los principales cauces de la región por parte de las comunidades, factores que contribuyen en el dramático calentamiento global.
Guías de campo lugareños y nuevas publicaciones
Foto: Ángel M. Sánchez.
Leopardus wiedii, también conocido como tigrillo peludo.
Foto: Guido F. Medina-Rangel.
Diasporus gularis o rana naranja de esmeralda.
Amenazado por la deforestación Entre 2015 y 2017, durante las salidas de campo se hicieron muestreos en diversidad de paisajes terrestres, de agua dulce y marina, los cuales incluyeron agroecosistemas, bosques conservados, secundarios e intervenidos, llanuras continentales, mangles, parches de bosques, pastizales, paisaje urbano y rastrojos de los municipios de San Andrés de Tumaco y Francisco Pizarro, específicamente en las localidades de Capají, Cerro El Morro-Dimar, Iguapí La Chicana, Isla Bocagrande, Isla del Gallo, Isla El Morro, La Unión, Río Caunapí, Río Mira, Sala
Foto: Guido F. Medina-Rangel.
Dasypus novemcinctus o armadillo de nueve bandas.
Durante el desarrollo de las investigaciones no solo se capacitó como biólogos a los estudiantes de Bogotá y Tumaco, sino que también se formó a los habitantes del municipio como guías de campo. La propuesta desde la Universidad es que se debe educar, pero no para engrosar el cordón poblacional de las principales ciudades sino para regresar con conocimiento técnico de punta con el fin de fortalecer la región hacia un progreso sustentable. Es por ello que el conocimiento adquirido no se quedó solo en el aula de clase, ni en los artículos técnicos, sino que se están escribiendo tres compendios de la información obtenida en estos años. El primero, dirigido al público en general, recopilado en una guía de campo de la fauna de la región de Tumaco; el segundo, un compendio técnico en el que se interpreta a nivel biológico y biogeográfico la presencia de dicha fauna en la región; y el tercero, el libro Peces de la cuenca del río Mira, Pacífico colombo ecuatoriano, resultado del convenio entre el icn y la red ibepcor del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (cyted). Tales esfuerzos redundarán no solo en datos para futuras investigaciones al servicio de la sociedad, sino también en la apropiación de los saberes y del territorio, lo cual se restituye en progreso social para esta región y en una concientización de la importancia de la diversidad cultural, étnica y biótica como patrimonio regional y de la nación. Nuestro propósito es que esta información sea un grano de arena al eje misional que la unal adquirió, de contribuir en la reconciliación y en la consolidación de la paz con el objeto de reconstruir y fortalecer la nación a lo largo y ancho de su territorio.
palabras clave: biodiversidad, Chocó biogeográfico, río Mira, conservación especies. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
marzo 2020 | 12
investigación & creación
30 días
en la Universidad
Bogotá. Río Vichada albergaría primera estructura de impacto de asteroide en el país.
Bogotá. La altura ideal del pasto para que una vaca no emita metano es de 20 cm.
Bogotá. El perifiton –conjunto de bacterias, hongos y algas– que creció en un sistema de agroacuicultura de la Sierra Nevada de Santa Marta mostró que es una opción para alimentar a los bocachicos.
Bogotá. Casa con iluminación natural y aislamiento de ruido gana en el concurso internacional Solar Decathlon.
Amazonia. El bore, especie de raíz muy grande que prolifera en los alrededores de Leticia y es considerada como maleza, sirve como materia prima para brownies y cupcakes.
Manizales. Incluir iones de potasio, calcio y magnesio al almidón de plátano y papa mejora su viscosidad –propiedad esencial en la industria como espesante– y agrega cualidades nutricionales.
Bogotá. Con el ripio y las cáscaras de yuca elaboran un tipo de yogur para alimentar cerdos.
Bogotá. Soporte de colágeno con extractos de caléndula –patentado por la sic– permitiría fabricar parches para regenerar heridas de quemaduras, más económicos para los colombianos.
Medellín. Diseñan bomba de insulina de bajo costo para tratar la diabetes. Mientras el costo de las disponibles en el mercado es de unos 15 millones de pesos, la fabricada en la unal Sede Medellín es de alrededor de 1,2 millones de pesos.
Palmira. El cruce entre parientes, o endogamia, está amenazando la diversidad de peces en Yotoco.
Bogotá. Estimular las células de los tejidos a través de ultrasonido acelera la recuperación de los ligamentos.
Bogotá. En dos especies de lagartos orinoquenses se halló Plasmodium spp., género de parásitos sanguíneos que ocasionan malaria y que, al igual que en los humanos, podría ser transmitido por un mosquito.
La
UNAL cuenta Bogotá. Estructura prefabricada desplegable y elaborada con elementos reciclados, que se puede adaptar a los lugares de construcción con características propias, recibe patente de la sic.
Palmira. Agregar pulpa de zapallo deshidratada en la elaboración de espagueti, o a la mezcla de pancakes, aporta mayor valor nutricional y mejora la apariencia de estos alimentos.
Bogotá. Identifican tres nuevas especies de abejas de las orquídeas, cuyo hábitat es la Amazonia.
Bogotá. Reemplazar una parte de clínker –componente del cemento Portland– por una mezcla de arcilla calcinada y caliza reduciría las emisiones de dióxido de carbono (CO2), sin que este pierda resistencia.
Medellín. La Superintendencia de Industria y Comercio concedió protección de invención a la muleta axilar plegable con resortes, la cual es fácil de transportar, distribuir, almacenar y guardar cuando no se está utilizando.
Medellín. Versátil y portátil, así es el dispositivo para medir las olas patentado por la sic.
Bogotá. Incluir carotenoides extraídos del polen apícola en la dieta de la trucha mejora la pigmentación de su carne e incrementa su peso y tamaño; además dura más tiempo congelado.
Bogotá. Deficiencia de ácido fólico podría estar relacionada con el Alzheimer.
Bogotá. Potencial vacuna contra la malaria pasó prueba de toxicidad en ratones y conejos.
Más información en www.agenciadenoticias.unal.edu.co
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Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
marzo 2020 | 13
Fallo de La Haya impulsó diplomacia paralela en San Andrés Silvia Mantilla Valbuena*, docente, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Colombia Duván Ramírez, politólogo, Universidad Nacional de Colombia
En 2012, la sentencia de la Corte Internacional de Justicia (cij), que redefinió los límites marítimos entre Nicaragua y Colombia, propició el desarrollo de acciones internacionales para la búsqueda de soluciones políticas –como la diplomacia paralela– frente a los impactos negativos que esta supuso para el Archipiélago, y sobre todo para la comunidad raizal, que presenció la pérdida de sus recursos naturales en un marco de tensiones y desencuentros históricos con el Estado colombiano.
En los últimos años Colombia ha experimentado un aumento importante de acciones diplomáticas paralelas a las realizadas por el Estado, y en efecto son cada vez más los actores de la sociedad civil que se vinculan con este ejercicio por fuera de las líneas del Gobierno; algunos autores los llaman “actores no estatales” o “no gubernamentales” en la política exterior. La actuación de estos sectores de la ciudadanía que intervienen en la política internacional independientemente de la orientación del Estado es una expresión de la desconfianza hacia las instituciones estatales, los partidos y los gobiernos; es el ejemplo palpable, en algunos casos, de una falta de representación de los intereses sociales en la política exterior de Colombia. La actividad internacional paralela adelantada por diversos actores distintos al Estado puede ser convergente o protodiplomática. La paradiplomacia convergente se caracteriza por una alta complementariedad y disposición con las directrices de la política nacional, pues no entra en contradicción con los intereses del país. Por
otra parte, la protodiplomacia, o diplomacia paralela, se refiere a la actuación de un actor local, no como un reflejo a pequeña escala de la política nacional, sino chocando por motivos económicos, políticos o culturales, con baja complementariedad y mayor autonomía frente al Gobierno. Aunque en Colombia variados actores –como los gremios económicos o las universidades– practican la diplomacia paralela en sus procesos de relacionamiento con otros Gobiernos, aquí nos referiremos a la acción paradiplomática que los actores sociales y comunitarios realizan en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, dado el carácter transfronterizo y las particularidades que presenta esta región.
Resultado de la desconfianza En 2012, la Corte Internacional de Justicia (cij) con sede en La Haya dictó una sentencia mediante la cual procedió a resolver el litigio territorial y marítimo entre Nicaragua y Colombia iniciado en 2001. El fallo otorgó la jurisdicción a Nicaragua de 75.000 km2 de áreas marítimas en el mar Caribe que figuraban bajo la soberanía de Colombia, provocando la agudización de la crisis diplomática y exacerbando las tradicionales tensiones entre el Gobierno colombiano y la población raizal. La sensación de desprotección que sintieron los pobladores raizales del Archipiélago como consecuencia de un abandono histórico generó diversas reacciones por parte de estos, quienes rechazaron la actuación diplomática del Gobierno e incluso le exigieron no acatar el fallo, lo cual efectivamente hizo en marzo de 2016 el entonces presidente Juan Manuel Santos. El fallo se convirtió en un nuevo detonante de la crisis, que se sumó a las ya complicadas relaciones entre las partes, y en una válvula para que las autoridades raizales responsabilizaran al Gobierno central como el causante de promover el exterminio de este pueblo y de la desgracia que pondría en riesgo su subsistencia. Así, la desconfianza se transformó en el elemento distintivo de las conversaciones entre las partes y en el motor de las acciones de los pobladores ancestrales del Archipiélago para evitar la pérdida de su mar. También se asumió como un punto de inflexión en el proceso de autodeterminación y las pretensiones autonómicas del pueblo raizal, debido a la cuestionada
Política & Sociedad forma en que el Estado colombiano planteó la defensa y las posteriores estrategias frente al fallo, en las que se excluyó a la comunidad isleña.
Mecanismo político con potencial Como parte de la estrategia de la sociedad civil para frenar las consecuencias de un posible cumplimiento de la sentencia, entre 2012 y 2018 el movimiento autonómico del grupo raizal desarrolló acciones internacionales para estrechar lazos de cooperación, reconocimiento y apoyo con los países del Gran Caribe con el fin de evidenciar las diferentes problemáticas de la sociedad insular. Como eslabón principal de una actuación de paradiplomacia y protodiplomacia, dichas acciones cobran especial relevancia en el ámbito internacional con respecto a las posturas críticas contra el Gobierno por parte de ciudadanos y actores políticos no estatales en la isla de San Andrés. Por ejemplo, se destacan la actividad y los planteamientos discursivos de Corine Duffis y Enrique Pusey, integrantes de la Junta Directiva del Movement for Ethnic Native Self Determination (amen-sd), organización encabezada por pastores bautistas y sacerdotes católicos que abogan por “la defensa, protección, promoción y sostenimiento de los derechos humanos de la población raizal que habita en el Archipiélago”. También los del abogado e historiador Fidel Corpus y los de Samuel Robinson –cónsul honorario de Jamaica en San Andrés y presidente de la Casa de la Cultura–, quienes han participado en las relaciones exteriores del Archipiélago y la nación. Después de analizar 13 acciones paradiplomáticas protocolarias llevadas a cabo por amen, estas se podrían considerar como eficaces por cuanto logran establecer canales de comunicación que están cerrados por el Gobierno, y también por el hecho de que así pudieron reducir el impacto negativo del fallo, en especial sobre la movilidad y la actividad productiva de los pescadores artesanales. Con respecto a las 49 acciones paradiplomáticas adelantadas por la Gobernación del Archipiélago –gobierno no central–, es evidente el permanente interés por diversificar los socios estratégicos conformando un ciclo de interacciones entre agencias de cooperación internacional, redes internacionales privadas, y, en menor medida, otros gobiernos locales colombianos. La forma de hacerlo fue mediante acciones coordinadas con autoridades nacionales como la Presidencia de la República y la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional. No obstante, se constataron limitaciones institucionales para dicha coordinación, como la ausencia de una oficina especializada en asuntos internacionales, las escasas capacidades internacionales de las secretarías gubernamentales y aquellas propias de un marco normativo restringido. Sin duda la desconfianza hacia el Gobierno nacional y el desconocimiento como mediador para solucionar un problema de política internacional, no solo han llevado a organizaciones y a individuos independientes de la población raizal a elaborar una agenda para relacionarse con los Gobiernos y sociedades fronterizos en busca de cooperación y del reconocimiento de su condición de habitantes históricos de un gran territorio que presumen han compartido desde hace años con sus vecinos, sino que los habilitó para establecer sus propias negociaciones por fuera de las directrices estatales. * Para una aplicación se puede consultar: Mantilla Valbuena Silvia, Ramírez Duván y Román Romero Raúl (2019). Paradiplomacia del gobierno local y la sociedad civil organizada del Departamento Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina - Colombia. Análisis Político, Vol. 32, núm. 96, pp. 122-143.
Foto: archivo Unimedios.
Ocho años después del fallo de La Haya, la pesca sigue siendo uno de los sectores económicos y sociales más afectados del Archipiélago.
palabras clave: diplomacia paralela, San Andrés, política exterior. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
marzo 2020 | 14
Trabajo infantil
Más frecuente en la informalidad rural que en la agroindustria Política & Sociedad
Mauricio Torres Tovar, profesor Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia David Santiago Helo Molina, politólogo, Universidad Nacional de Colombia
Un estudio adelantado en importantes subsectores agrícolas del país evidenció la existencia de trabajo infantil en la producción de café y caña panelera. Los niños y adolescentes realizan estas labores rurales como aporte a la economía familiar.
El trabajo infantil, entendido como aquel realizado por niños o adolescentes menores de 18 años, que les impide educarse y tener un desarrollo pleno, es una problemática social grave no solo en Colombia sino en todo el mundo. Las investigaciones sobre este tema han identificado que el trabajo afecta de manera proporcional el desarrollo cognitivo, escolar y social de los menores, y coinciden en plantear que la pobreza, la exclusión social y otros factores de vulnerabilidad son hechos determinantes para la inserción temprana en el trabajo. Según la Organización Internacional del Trabajo (oit), el trabajo infantil afecta a más de 218 millones de niños de 5 a 17 años de todo el mundo. De estos, 72 millones (casi el 33 %) están en África, 62 millones en Asia y el Pacífico, 10,7 millones en las Américas, 1,1 millones en los Estados árabes y 5,5 millones en Europa y Asia Central. En Colombia, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (dane), en el último trimestre de 2018 se registraron 645.000 menores de edad trabajadores, 305.000 en las zonas urbanas y 340.000 en las rurales; 68,9 % hombres y 31,1 % mujeres. Motivada por esta problemática social, y considerando que la oit advirtió que el 71 % del trabajo infantil se concentra en la agricultura tanto de subsistencia como comercial –que incluye pesca, silvicultura, ganadería y acuicultura–, la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (unal), a través de un convenio con el Ministerio del Trabajo, indagó acerca de cómo se presenta este fenómeno en la producción de arroz, café, algodón, caña de azúcar y caña panelera, importantes subsectores agrícolas del país. Para el caso del arroz y el algodón se hicieron visitas de campo a Espinal (Tolima); para la caña de azúcar a Cali, Buga y Zarzal (Valle del Cauca), y para la panela de caña de azúcar a Utica, Villeta y Pensilvania (Cundinamarca). En estos municipios se entrevistaron 32 personas, incluidos funcionarios, trabajadores, sindicalistas, expertos de agencias estatales en trabajo infantil, y a niños y adolescentes con sus familias, directamente involucrados en la actividad laboral.
Foto: Brandon Pinto/Unimedios.
Según la OIT, el 71 % del trabajo infantil se concentra en la agricultura tanto de subsistencia como comercial, que incluye pesca, silvicultura, ganadería y acuicultura.
inspector de trabajo responsable de más de 1.350 empresas existentes, mientras que el equipo móvil del icbf son solo dos personas encargadas de atender a más de 100.000 habitantes. Sin embargo, la industrialización en estos procesos agrícolas ha generado a su alrededor economías informales, invisibles y peligrosas. Acá están los casos de los “carretilleros” y los “recogedores”, actividades informales en las cuales familias muy pobres que viven en vehículos de tracción animal recogen siembra que no alcanzan a cosechar los industriales, o la hurtan, y viven de la reventa de ellas; en este escenario se presenta vulneración de derechos a niños y adolescentes. En algunas fases del proceso productivo de los sectores cafetero y panelero participan menores, por ser actividades agrícolas especialmente familiares. En el caso del café, ellos laboran en la siembra de plantas –que
Escuela nueva, una experiencia a destacar ••
En el desarrollo de la investigación se reconoció a la “Escuela nueva”, una propuesta desarrollada hace más de tres décadas por el Comité de Cafeteros de Caldas y considerada como un ejemplo de innovación social en la región porque permite el acceso a la educación primaria, secundaria y técnica de los menores de las zonas rurales.
••
Un aspecto a destacar de esta experiencia es que el proceso educativo se da alrededor de la producción del café, con lo cual se pretende que los jóvenes aprendan nuevas técnicas y tecnologías y las apliquen en sus hogares. Así pueden ayudar con los inventarios y otras labores administrativas sin necesidad de involucrarse en las actividades peligrosas de la producción del café.
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Este proyecto brinda luces para configurar una estrategia de mayor impacto que permita superar el trabajo infantil en Colombia, pues se trata de garantizar las condiciones de infraestructura y de personal docente especialmente en las zonas rurales, y que la formación educativa adquiera valor al fortalecer los proyectos de vida y la subsistencia de las familias.
Falta control y vigilancia Mientras los sectores de arroz, algodón y caña de azúcar han estado en un proceso de rápida industrialización, los de café y caña panelera se mantienen en un contexto de agricultura familiar, lo cual configura contextos laborales y sociales distintos, que establecen un panorama del trabajo infantil diverso. El trabajo de campo permitió evidenciar que en las áreas de producción industrial no existe trabajo infantil, tanto por el compromiso de los empresarios con este propósito como por la vigilancia que hacen los sindicatos de estas empresas para que este no se presente. En relación con las acciones de vigilancia y control adelantadas por las oficinas de inspección laboral, las agencias de bienestar familiar, las secretarías de salud y los equipos móviles de protección integral para niños y adolescentes del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (icbf), estas son escasas. Por ejemplo, durante la investigación se constató que en el Espinal solo hay un
reviste peligros importantes–, la selección del café y los inventarios. Así mismo, en la elaboración de panela realizan labores en el trapiche, como alimentar el molino y ayudar a empacar, que son actividades riesgosas. De hecho, la falta de prácticas de salud y seguridad en el trabajo en este sector ha generado una alta tasa de accidentes laborales con graves consecuencias, como amputaciones. La mayoría de los amputados entrevistados declararon que perdieron la extremidad siendo niños o adolescentes trabajadores. Esta situación empeora por la ausencia de centros de atención médica que brinden atención oportuna cuando ocurren los accidentes.
Aún lejos de la erradicación del trabajo infantil El trabajo en la agricultura colombiana sigue siendo mayoritariamente informal, en un contexto de vulnerabilidad social que compromete a toda la familia, y en el que casi todos los niños y adolescentes se ven obligados a participar en actividades laborales, muchas de ellas de alto riesgo. El subregistro que existe por esta informalidad y por la ausencia institucional no permite observar la dimensión total del problema. Aunque la normatividad colombiana en trabajo infantil recoge parte de las orientaciones internacionales, esta se debe enriquecer con políticas públicas que permitan intervenir claramente los factores determinantes del trabajo infantil, para que este se pueda superar. No es suficiente con que el país tenga una norma que enlista las actividades peligrosas para los menores y que impida que ellos laboren en estas; es necesario entender integralmente el fenómeno en los contextos urbanos y rurales para enfrentar sus causas estructurales. La realidad concreta y disímil de los sectores económicos y de cada territorio implica que la erradicación del trabajo infantil y la prevención de su perpetuación, además de ser un tema de regulación normativa, sea un problema central de política pública, en el cual las instituciones –de forma mancomunada y en consulta con las comunidades– generen y ajusten una oferta de servicios que garantice la restitución de los derechos de los niños y adolescentes que trabajan, y la no vinculación de otros.
palabras clave: trabajo infantil, café, caña de azúcar, panela, arroz, algodón. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
marzo 2020 | 15
Mujeres y mercado laboral en Colombia: salarios no compensan cualificación Economía & Organizaciones
Roberto Mauricio Sánchez Torres, profesor e investigador, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad de La Salle
Las cifras indican que la tasa de desempleo para las mujeres es del 13,9 % mientras su participación laboral es del 52,5 %, y además que el 13,5 % son empleadas domésticas o no remuneradas. Aunque las que tienen trabajos remunerados poseen más formación que los hombres, reciben salarios inferiores.
Las brechas en la remuneración de hombres y mujeres son rasgos destacados de la situación laboral, en particular de los países en vías de desarrollo. Cuando esa diferencia en los salarios no está relacionada con las funciones que se desempeñan en el lugar de trabajo sino por razones de género, por ejemplo, se les suele considerar como “brechas en remuneración por discriminación”. Aunque las colombianas tienen mayores niveles de escolaridad, resulta preocupante que afronten discriminación laboral y reciban remuneraciones inferiores a pesar de que trabajen en el mismo sector económico, las mismas horas y en el mismo cargo. Esa diferencia alcanza a ser el 21 % y se mantiene al considerar diferentes grupos de ingreso, es decir que aunque las mujeres tengan buenos sueldos, estos siguen siendo más bajos con respecto a los de los hombres con el mismo nivel de productividad. La brecha salarial se confirma en distintos sectores económicos y oficios: desde empleos informales –que además realizan en precarias condiciones– hasta cargos gerenciales.
Menos oportunidades de empleo En Colombia la tasa de desempleo es del 13,9 % para las mujeres (8,1 % para los hombres), su participación laboral es del 52,5 % (74,1 % para los hombres), y el 13,5 % son empleadas domésticas o no remuneradas. El tránsito de las mujeres hacia el mercado laboral –que inició en la década de los noventa– ha sido un factor importante de la inclusión social, aunque limitado, en la medida en que una parte importante sigue realizando solo actividades domésticas (en la estadística oficial no son
ocupadas), lo que es más notable en el grupo con bajos niveles de escolaridad y que integran hogares de bajos ingresos. En contraste, las mujeres con educación terciaria participan en el mercado laboral en una proporción similar a la de los hombres. Además, aquellas que ya están disponibles y en disposición de trabajar tienen menos oportunidades, lo que se evidencia en que su periodo como desocupadas es más largo. Una mujer dura en promedio 18 meses buscando empleo hasta conseguirlo, mientras que los hombres lo consiguen en 7 meses. La mayor disponibilidad de fuerza laboral femenina ha estado acompañada de altos niveles de desocupación, con más de 5,5 puntos porcentuales de diferencia con respecto a los hombres, lo que confirma los obstáculos que enfrentan las mujeres en la inserción laboral. De esa forma, se evidencia que la menor brecha en la participación laboral se asocia con el mayor desempleo femenino. Esa diferencia se presenta tanto por las menores oportunidades de empleo, la discriminación y las barreras a la entrada en el mercado laboral, como por la posibilidad de permanecer más tiempo en el desempleo cuando su remuneración no es la principal fuente de ingreso de sus hogares (caso de cónyuges e hijas). Otro aspecto que vale la pena mencionar es que las problemáticas de las mujeres en el mercado laboral se presentan para todas las áreas geográficas. Sin embargo en las zonas rurales la problemática se profundiza en la medida en que la tasa de participación de las mujeres es la mitad de los hombres y su desempleo es tres veces más alto.
Precariedad laboral Las actividades laborales y el tipo de empleo de las mujeres tienen una serie de características particulares que difieren de la situación de los hombres. Puntualmente, trabajan en promedio menos horas a la semana, presentan mayor inestabilidad en el empleo, se ocupan en empleos con relaciones de dependencia endebles (no remunerados, empleos domésticos), una gran parte se ocupa en el sector de servicios y el comercio, y aunque enfrenten discriminación, no hay grandes diferencias en algunas características de la calidad del empleo. Es importante resaltar que la problemática en la cobertura del régimen pensional, la alta afiliación en el sistema subsidiado de salud para el total de ocupados, y en general la falta de cumplimiento de la normativa laboral, son aspectos que afectan en dimensiones semejantes a hombres y mujeres. La baja intensidad horaria, la precariedad en el empleo y las menores remuneraciones se articulan con las actividades de cuidado que recaen sobre las mujeres de estratos socioeconómicos bajos. Ellas dedican más del
doble de tiempo que los hombres a realizar actividades domésticas (7,3 y 3,5 horas diarias, respectivamente), lo que restringe su disponibilidad para trabajar en forma remunerada y sus posibilidades de encontrar empleos en buenas condiciones. De igual manera, las mujeres de estratos 1 y 2 enfrentan mayor desempleo y precariedad cuando logran trabajar. Gran parte suele ocuparse en actividades informales, sin garantía de derechos laborales y con gran incertidumbre frente a su bienestar futuro, agravando su vulnerabilidad económica y social. Así, el 56,3 % de ellas tiene empleos informales, el 17,3 % trabaja menos de 20 horas a la semana, y el 42 % recibe menos del equivalente al salario mínimo por hora.
Urgen mejores mecanismos de inclusión La búsqueda de equidad de género en el ámbito laboral es una bandera institucional en el mundo. Cada año, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer es un momento para recordar el valor y la contribución que todas las mujeres del mundo han realizado a nuestra realidad. El cierre de las brechas de género en todas las dimensiones debe ser una premisa de la política actual, en particular en el trabajo, que es un medio que les ha permitido a las mujeres mayor autodeterminación, empoderamiento y posicionamiento social. En esa medida, es imperativo ampliar sus oportunidades de empleo, garantizar equidad laboral y mejorar la inserción laboral. Sin lugar a dudas, aunque la educación es un aspecto fundamental, es limitada por las barreras en la entrada de las mujeres al mercado laboral. Es fundamental ampliar las políticas laborales diferenciadas a distintos grupos poblacionales, en particular con una perspectiva de género que reconozca las diferencias como punto de partida para promover la equidad. Otros mecanismos que ayudarían a moderar las brechas que enfrentan las mujeres en el mercado laboral son los programas de cuotas, la inspección laboral en el sector formal, la reglamentación que permita compensación de costos de contratación, la provisión de cuidado infantil y los programas focalizados a mujeres solteras jefas de hogar.
palabras clave: discriminación laboral, género, brechas salariales. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
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TO Hombres TO Mujeres
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2017
TD Hombres TD Mujeres
2018
Tasa de Desempleo (TD)
Tasa de Participación (TP) y Tasa de Ocupación (TO)
Indicadores laborales por género en Colombia
Foto: Brandon Pinto/Unimedios.
Pese a los avances en la inserción laboral de las mujeres, ellas siguen presentando mayor exclusión, segregación, discriminación y vulnerabilidad asociadas con las características del empleo.
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
marzo 2020 | 16
Un tratamiento menos invasivo contra la tuberculosis Salud
Alejandra Ruiz López, Unimedios Bogotá
La identificación de tres péptidos antimicrobianos –esenciales en la inmunidad innata del organismo– abre una oportunidad para la ciencia nacional en la búsqueda de fármacos que se administren en dosis más pequeñas, pero que sean tan eficaces como los que se suministran hoy, y que además no tengan actividades que dañen las células o tejidos “buenos” del paciente.
Innumerables han sido los esfuerzos realizados a lo largo de la historia para encontrar las formas más efectivas de contrarrestar los mortíferos efectos de la tuberculosis, considerada como uno de los enemigos más grandes de la humanidad. Esta asesina ancestral, conocida en la Edad Media como “el mal del Rey” y en el siglo xviii como “la peste blanca”, arrebata cada año la vida de 1,6 millones de personas en el mundo, 1.200 de ellas en Colombia. Al igual que la malaria, la tuberculosis es una enfermedad que afecta especialmente a personas con el virus de inmunodeficiencia humana (vih), a las que se encuentran privadas de la libertad y a los habitantes de calle. Según el Informe mundial sobre la tuberculosis 2018, de la Organización Mundial de la Salud (oms), en los países con mayores ingresos hubo menos de 10 casos nuevos por cada 100.000 habitantes, mientras que en los más pobres la incidencia es de entre 150 y 400 por cada 100.000 habitantes. En Colombia, las estadísticas del Instituto Nacional de Salud muestran que Amazonas, Guaviare, Casanare, Chocó y Risaralda son los más afectados, con casos que pasaron de 24 por cada 100.000 habitantes en 2014 a 26,3 casos en 2017. El incremento de los casos, de los cuales se registraron 16.000 en Colombia el año pasado –10 millones en el mundo–, es una de las razones por las que los 193 países miembros de la Organización de Naciones Unidas (onu) se comprometieron a reducir las muertes por este mal en un 90 % antes de 2030, una tarea difícil si se tiene en cuenta que la resistencia a los medicamentos desarrollada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis es una de las principales dificultades para combatir la enfermedad. La tuberculosis multirresistente constituye una crisis de salud pública y una amenaza para la seguridad sanitaria. Estimaciones de la oms muestran que en 2018 hubo 558.000 nuevos casos de resistencia a la rifampicina (fármaco de primera línea más eficaz), de los cuales el 82 % la padecían. Por eso el desarrollo de nuevos compuestos contra la tuberculosis sigue siendo una tarea indispensable para la ciencia. Desde hace una década, Sandra Milena Chingaté López, doctora en Ciencias - Bioquímica de la Universidad Nacional de Colombia (unal), anda en la búsqueda de péptidos antimicrobianos –estructuras sintetizadas en la piel y en las mucosas de la nariz o la boca, y digestivas– que en estos sitios, entrada potencial de microorganismos, forman una barrera que impide la infección. Estos inhiben el crecimiento de los microbios y tienen una acción letal contra bacterias, hongos y virus. “Los principales péptidos antimicrobianos descritos son las defensinas, catelicidinas y lactoferrinas”, explica. Uno de los principales resultados de su trabajo doctoral es el hallazgo, a partir de las catelicidi-
nas, de los péptidos ll-37 (de humanos), pmap-36 (de cerdos) y cap-18 (de conejos) como candidatos para obtener nuevas moléculas que funcionen como compuestos antituberculosos.
Cargas positivas y negativas La identificación de péptidos antimicrobianos comenzó modificando las catelicidinas con ayuda de programas bioinformáticos, buscando regiones de estas moléculas que tuvieran una mayor actividad antimicrobiana y generaran una carga positiva y que luego pudieran unirse a los fosfolípidos de carga negativa de las membranas de Mycobacterium tuberculosis, propias de este tipo de bacterias. La doctora Chingaté, del grupo de investigación Bioquímica y Biología molecular de las Micobacterias, del Departamento de Química de la unal, explica que “se obtuvieron en el laboratorio 16 péptidos modificados con una mejor proyección antibacteriana de las moléculas y se aumentó la carga positiva manteniendo una región apolar que sirviera de contrapeso a la carga negativa de las membranas de las bacterias”. Durante la fase experimental los péptidos se probaron contra dos cepas resistentes: Mycobacterium smegmatis mc2 155 y Mycobacterium tuberculosis h37ra, y se obtuvo una concentración mínima inhibitoria mejorada de 2 a 6 veces, lo que quiere decir que los péptidos disminuyen la concentración del antibiótico necesario para matar a las bacterias. Además, por microscopia electrónica de transmisión (tecnología que utiliza una haz de electrones, el cual pasa a través de un espécimen, ofreciendo así una alta definición al momento de observar características de especímenes muy pequeños) se determinó que los péptidos pueden romper la bacteria. Así mismo, a través de una reacción enzimática se descubrió que son capaces de interferir con la actividad de las enzimas atpasas, responsables de
liberar altas concentraciones de metales como cobre y zinc, que funcionan como agentes contaminantes para la bacteria. La doctora Chingaté señala que “una vez la bacteria ingresa al cuerpo humano activa sus mecanismos de defensa, y cuando el bacilo es fagocitado o engullido por el macrófago (células del sistema inmunitario), el cuerpo comienza a generar un ambiente hostil y eleva la concentración de metales pesados como cobre y zinc, creando un ambiente tóxico para la microbacteria, la cual intenta defenderse y se vuelve resistente a los medicamentos”. Otros hallazgos del trabajo adelantado por la investigadora Chingaté es que los péptidos de catelicidinas tomados de humanos, cerdos y conejos activan la respuesta inmune del cuerpo para controlar la infección. También, que si el antibiótico convencional se une con las estructuras identificadas se puede potenciar su actividad sin causar efectos negativos sobre las células de los pacientes con tuberculosis, es decir, sin afectar los glóbulos rojos o los monocitos. Según la investigadora, “se podrían utilizar medicamentos elaborados de péptidos que necesiten una dosis menor pero que sean más eficaces y que además no tengan actividades citotóxicas, es decir que maten o dañen a las células o los tejidos ‘buenos’”. Así, los péptidos derivados de catelicidinas identificados constituyen una alternativa para contrarrestar la tuberculosis porque tienen un posible mecanismo de acción diferente a los antibióticos convencionales del tratamiento de primera y segunda línea, son menos invasivos y presentan un mecanismo de acción con el cual la bacteria difícilmente desarrolla resistencia.
palabras clave: tuberculosis, péptidos antimicrobianos, catelicidinas, resistencia antibióticos. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
Ilustración: Andrés Camilo Bernal.
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
marzo 2020 | 17
Remedio tradicional potenciaría fármaco contra la malaria Salud
María Luzdary Ayala V., Unimedios Bogotá
En un trabajo conjunto entre la academia y una comunidad nativa del Amazonas se logró confirmar experimentalmente la actividad biológica de una planta combinada con cloroquina, medicamento convencional para tratar la malaria. José Octavio García, un abuelo huitoto también conocido en su comunidad como Hitoma Safiama (luz del sol), es tal vez el primer médico tradicional que aparece en la reseña de un artículo publicado por la revista científica Journal of Ethnopharmacology. En su pequeña comunidad, ubicada en el kilómetro 7 en la vía Leticia-Tarapacá (Amazonas), él y su esposa colectan y cultivan en la chagra plantas a las que les dan usos medicinales. Sacha inchi, jidoro y druma son, entre otras, las especies que aprovechan para tratar desde fiebres y otras dolencias hasta para tatuarse la piel a la hora de realizar sus rituales y cantos. Una de estas plantas, identificada científicamente como Curarea toxicofera pero llamada bejuco de llaño entre la comunidad amazónica, es utilizada para tratar la fiebre, los escalofríos y otros malestares que produce la malaria. Para preparar el remedio, el abuelo cocina esta planta durante media hora, hasta que el agua toma una coloración rojiza; después la suministra al paciente durante tres días y cada 12 horas, según su mejoría. El nombre del abuelo huitoto se incluyó en el artículo publicado por el Grupo de Investigación en Farmacología de la Medicina Tradicional y Popular (Fametra), de la Universidad Nacional de Colombia (unal), que dirige el profesor Giovanny Garavito, quien junto con sus estudiantes viene trabajando con esta comunidad para evaluar en laboratorio el potencial efecto biológico de algunas plantas medicinales. Aunque la comunidad consume su remedio, también ingiere los medicamentos convencionales que les suministra el hospital local, por lo que los investigadores de la Universidad se dieron a la tarea de estudiar la actividad biológica de la planta utilizada en la infusión y de valorar su interacción cuando se consume a la par con cloroquina (fármaco utilizado para tratar la malaria causada por el parásito Plasmodium vivax, en zonas donde aún es sensible) y artesunato (derivado de la artemisinina que se usa para tratar la malaria causada por Plasmodium falciparum).
Probados en laboratorio Para el estudio, primero se escogieron los tres remedios más usados dentro de la comunidad y se determinó que el bejuco presentaba mayor actividad, por lo que se liofilizó (técnica de deshidratación por frío utilizada en la industria alimentaria) para estabilizarlo químicamente. Después estos “fueron evaluados en un modelo de cultivo de P. falciparum, in vitro y en ratones, en un modelo que simula las condiciones de malaria en humanos”, relata el docente. Posteriormente, durante su trabajo de maestría, la estudiante Yinneth Victoria Rodríguez combinó en laboratorio el remedio tradicional con el artesunato y evidenció que no hay interacción, es decir que el primero no afecta al segundo y viceversa. Sin embargo, al hacer la misma combinación con cloroquina, encontraron que al parecer hay algo en el remedio que potencia la actividad del fármaco convencional frente al Plasmodium. Este hallazgo los llevó a realizar la misma experimentación en el modelo de ratones con una malaria causada por Plasmodium berghei, la cual genera una sintomatología y una parasitemia –presencia de parásitos en la sangre– que permite cuantificarla. Al hacer la cuantificación, el equipo investigador notó que la combinación con artesunato se mantenía indiferente,
Foto: Harrison Calderón/Unimedios.
El profesor Giovanny Garavito, del Grupo de Investigación Fametra de la UNAL, en uno de los intercambios de saberes con el abuelo y su esposa, de la comunidad huitoto del Amazonas.
lo que significa que las personas pueden consumir tanto el remedio tradicional como el medicamento convencional, sin que estos se afecten mutuamente. No obstante, cuando administraron la mezcla de cloroquina más el remedio tradicional confirmaron que se presenta una actividad significativamente superior que la lograda cuando se administran por separado. La investigadora María Helena Arias ha seguido trabajando sobre dichos resultados y ha obtenido otros datos muy importantes. Al respecto, el profesor Garavito destaca: “hemos visto que cuando almacenamos el remedio por dos años, pierde la actividad, pero cuando es usado con la cloroquina mantiene la potenciación del medicamento, lo que muestra que la molécula que hace la interacción con la cloroquina es bastante estable”.
Protección intelectual Los hallazgos permitieron que la revista científica Journal of Etnopharmacology publicara este trabajo, en el cual se reporta el aporte del abuelo huitoto. “Este reconocimiento busca la protección del conocimiento tradicional, algo difícil, pues aunque la propiedad intelectual protege bienes tangibles, no lo hace con el conocimiento tradicional, que es intangible”, afirma el docente. Agrega que “la mejor manera de proteger el conocimiento tradicional es publicando los resultados, de manera que si alguien quiere, en cualquier lugar del mundo, patentar algo relacionado con este remedio, el observador de patentes advierta que no hay una altura inventiva, porque eso ya se había investigado”. En ese sentido, recuerda que las especies vegetales no son susceptibles de ser patentadas, pero los procedimientos por los cuales se aíslan los compuestos activos sí pueden ser objeto de protección intelectual. “Lo importante en este caso es que la Universidad le hace reconocimiento a la comunidad”, subraya. Explica además que al mencionar al abuelo huitoto en el trabajo, si se llegara a obtener un tipo de protección intelectual y llevar al mercado un nuevo producto, sería
viable que la comunidad solicite beneficios. Pero como se trata de investigaciones que son a muy largo plazo, el equipo investigador ha contemplado retribuciones más inmediatas para la comunidad, por su colaboración en estos estudios. Por ejemplo, en este momento se prepara una cartilla con las plantas más promisorias cultivadas por los indígenas y también se les ha apoyado en charlas sobre el manejo de basuras que llegan derivadas de productos del comercio local. Son aportes de extensión solidaria de la unal, que además construyen confianza entre comunidades que, como la del abuelo Hitoma Safiama, muy pocas veces reciben reconocimiento por su saber ancestral. “Muchos llegan y se van y nosotros nunca nos enteramos de que pasó, si sirvió o no; y muchos han logrado cosas y a nosotros no nos cuentan”, dice el abuelo, quien después de un trabajo conjunto le ha dado a la academia temas para un sinnúmero de investigaciones sobre la amplia biodiversidad que alberga la Amazonia. Por ejemplo, en su tesis de maestría, la estudiante Zully Johana Rodríguez valoró dos métodos de extracción de la especie vegetal, y en laboratorio estudió cualitativamente tanto sus metabolitos como la actividad biológica, demostrando que el remedio del abuelo se puede reproducir en laboratorio con un mejor rendimiento, dado que los métodos convencionales de extracción son más depurados. También avanza la tesis de doctorado de Jorge E. Hernández, con la cual se busca obtener fracciones activas y quizás compuestos puros de la misma planta utilizada para tratar la malaria. Son estudios que cuentan con el apoyo de la comunidad Hitoma, uno de los pocos grupos que aún mantienen el equilibrio ecológico a través de su chagra.
palabras clave: chagra, plantas medicinales, medicamentos convencionales. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
Desarrollo rural
marzo 2020 | 18
Bacterias, candidatas idóneas para atacar enemigos del aguacate María Alejandra López, Unimedios Bogotá
En las sustancias que generan estos microorganismos está la materia prima para fabricar bioproductos que les permitan a los cultivadores de aguacate del país conquistar nuevos mercados internacionales con un fruto sabroso y libre de químicos y fungicidas.
El pasado 2 de febrero los pasos de Shakira en el Hard Rock Stadium de Miami no fueron los únicos que descrestaron a millones de estadounidenses. Ese día el aguacate Hass colombiano también fue protagonista, pues entre diciembre y enero pasados arribaron allí 541 toneladas del fruto exótico para suplir parte de la demanda que con ocasión del Súper Tazón es uno de los días que más se consume el avocado; el otro es el día de Acción de Gracias. El arribo de dicho cargamento a territorio estadounidense fue posible gracias a las estrictas medidas de calidad que se le exigen a los cultivadores colombianos para exportar, pues a pesar de su potencial para comercializarlo en el exterior, el aguacate se encuentra amenazado por enfermedades económicamente importantes que limitan su producción y reducen su calidad. Entre las afecciones más relevantes están la pudrición de la raíz, causada por el oomycete o pseudohongo Phytophthora cinnamomi, el cual provoca un decaimiento progresivo del árbol que se manifiesta con la presencia de follaje amarillento, y hojas y frutos pequeños; y la antracnosis, provocada por el hongo Colletotrichum spp., que ataca a los árboles más jóvenes, las hojas, flores y especialmente al fruto del aguacate. Aunque el uso de agroquímicos ha prevalecido para controlar este tipo de patógenos, los problemas causados por su uso indiscriminado han motivado esfuerzos en la búsqueda de nuevas alternativas de control. “Además algunos de los plaguicidas utilizados para controlar las enfermedades posteriores a la cosecha no son aceptados por la comunidad internacional, o sus límites residuales se controlan estrictamente, lo que provoca el rechazo de la fruta y pérdidas económicas para los productores”, como señala David Granada García, doctor en Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia (unal) Sede Medellín, quien con el ánimo de poner la ciencia al servicio de los productores para brindar respuestas a esta problemática, encontró una posible alternativa para proteger los cultivos de aguacate
Ilustración: Andrés Camilo Bernal.
a partir del metabolismo secundario de un grupo de bacterias conocidas como antimicrobianos. Al respecto, el investigador explica que, como todos los seres vivos, las bacterias tienen un metabolismo primario con el que realizan funciones para obtener la energía necesaria para vivir, como por ejemplo degradar nutrientes que les permiten crecer y reproducirse; pero también cuentan con un metabolismo secundario, con el que realizan otras funciones y producen moléculas que les ofrecen ciertas ventajas como adaptarse mejor a una condición dada. Por estas moléculas se interesó el doctor Granada, por lo que aisló 667 microorganismos de árboles sanos para analizarlos y seleccionar los más viables en una eventual estrategia de control biológico de plagas y enfermedades. Un pri-
mer hallazgo es que en laboratorio la cepa Serratia marcescens arp 5.1 demostró el mayor potencial para el control de enfermedades en el aguacate.
Enfrentamientos prometedores Como en un combate, los más de 600 microorganismos aislados se enfrentaron a Phytophthora cinnamomi y Colletotrichum gloeosporioides para saber si impedían el crecimiento de los hongos –proceso conocido como “halo de inhibición”– y de allí se seleccionaron las sustancias que generaron los halos más grandes. Con el grupo de bacterias benéficas seleccionadas –productoras de metabolitos secundarios– se elaboraron fermentaciones dirigidas a darles los nutrientes que pudieran favorecer su crecimiento in vitro, ello pensando en la posibilidad de escalar
la producción de estas sustancias a nivel industrial. Fue así como de dicho ejercicio la bacteria que obtuvo los mejores resultados fue Serratia marcescens arp 5.1, sobre la cual el investigador señala: “encontramos las mejores condiciones para que esta se desarrollara, produjera metabolitos, e iniciamos el proceso de escalado en biorreactores”. Además se indagó químicamente qué sustancias fueron capaces de combatir las enfermedades del aguacate, para lo cual se aislaron tres metabolitos que ya habían sido identificados en otras investigaciones por sus actividades antifúngicas y antioomycete para el control del agente causante de la pudrición de la raíz. También se halló Haterumalide na, un compuesto altamente inhibidor que no se había proyectado a escala industrial a pesar de su potencial y cuya acción en palma, soya y cacao ya se había reportado en la literatura científica. El doctor Granada comenta que “aunque no fue posible detectar los mecanismos de acción por los que Haterumalide na ataca tres especies de Phytophthora, sí se destaca su potencial como principio activo de productos para proteger varios cultivos”. Con este exitoso resultado y los recursos obtenidos en la “Convocatoria para el cierre de brechas tecnológicas”, del Sistema General de Regalías, ahora se proyecta la elaboración de un prototipo del producto formulado, empacado y etiquetado, es decir listo para ser adquirido por los productores. “El enfoque preliminar de una formulación comercial evidenció que una emulsión podría ser un vehículo apropiado para que el extracto mantenga su estabilidad biológica a lo largo del tiempo”, agrega el experto. Esta parte se adelanta en alianza con una empacadora de aguacate y una empresa productora de insumos para el control de plagas y enfermedades en cultivos agrícolas. “La investigación adelantada por el doctor Granada aporta al conocimiento de la biodiversidad microbiana de Colombia y ofrece luces acerca de su gran potencial para utilizarla en beneficio de la próspera industria del aguacate y de una agricultura sostenible, pues serviría para desarrollar nuevos bioproductos basados en este tipo de principios activos”, señala el profesor Juan Gonzalo Morales Osorio, de la unal Sede Medellín, quien dirigió el estudio junto con el docente Carlos Alberto Peláez Jaramillo, de la Universidad de Antioquia. Este proyecto se desarrolló en la Corporación para Investigaciones Biológicas (cib), con el apoyo de la Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia y la financiación del Sistema General de Regalías.
palabras clave: aguacate Hass, pudrición de la raíz, antracnosis, control biológico de plagas, bacterias. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
Desarrollo rural
Ácaros, otra amenaza para el aguacate Después de analizar hojas, ramas y frutos de aguacate en cultivos comerciales y no comerciales de Antioquia, Bolívar, Risaralda y Valle del Cauca, entre otros departamentos, la investigadora Yeimy García Valencia, doctora en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (unal) Sede Palmira, identificó 46 especies de ácaros distribuidas en 34 géneros que forman parte de 14 familias. Un hallazgo relevante es que cuatro de estas familias son fitófagas, es decir que se alimentan de materiales vegetales; estas son: Eriophyidae, Tarsonemidae, Tenuipalpidae y Tetranychidae.
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Ciencia & Tecnología
marzo 2020 | 19
Muiscas de Suta habrían vivido 200 años más de lo que se creía María Alejandra López, Unimedios Bogotá
La resonancia paramagnética electrónica (rpe), técnica aplicada por primera vez en Colombia, permitió medir la radiación acumulada en piezas de cerámica utilizadas por los muiscas en actividades cotidianas; así se pudo determinar que la zona arqueológica de Suta, en Villa de Leyva, estuvo habitada durante 743 años y no 500, como se había estimado antes.
En 1999, cuando el arqueólogo turco Alí Durán Ocal llegó a Colombia, la arqueología todavía era un área muy incipiente. Él, que venía de participar en excavaciones adelantadas desde hace más de un siglo para desentrañar los secretos de Troya –la legendaria ciudad que cantó Homero–, aún se sorprende de que aquí esta ciencia se limite a intervenciones de dos semanas o un mes para realizar rescates de emergencia de piezas que se atravesaron en una construcción. En Colombia, el profesor Ocal, vinculado a la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia (unal), se encontró rodeado de antropólogos que perciben la arqueología como una pequeña especialización, una situación que él considera dramática si se compara con países como Alemania, Italia, Francia y Turquía, donde esta cuenta con divisiones y especializaciones casi tan diversas como culturas han poblado la Tierra. El docente afirma que, “por ejemplo, mientras en las universidades europeas el estudio de los romanos o de los hititas –uno de los primeros asentamientos del mundo antiguo que habitó las desérticas tierras de lo que hoy es Turquía– se realiza durante el tiempo que más o menos tarda un pregrado, aquí todo se comprime en un semestre”. En su opinión, tal escasez de trabajo arqueológico en el país es lo que ha hecho que exista un vacío en la cronología y en las fechas del pasado, incluso en el estudio de culturas como la muisca, que es una de las que más información se tiene. Para el investigador, contrario a la idea de que técnicas como la del Carbono 14 –útil para conocer la antigüedad de los fósiles con menos de 10.000 años– son infalibles, estas no son tan eficaces cuando se trata de analizar semillas, madera o huesos, entre otros. Al respecto, explica que “cuando se encuentra materia orgánica (semillas u hojas) cerca de una cerámica se relaciona su antigüedad porque estaban juntas, pero esto necesariamente no es así, pues la tierra sufre movimientos que podrían ocasionar que la cerámica más joven caiga o que la más antigua suba hacia la superficie, por tanto la fecha no es exacta”. El profesor Ocal, doctor en Antropología de la unal, encontró en la física una posible respuesta para la datación arqueológica exacta de las cerámicas de los pueblos prehispánicos. Se trata de la resonancia paramagnética electrónica (rpe), técnica que después de aplicarse por primera vez en Colombia permitió determinar la longevidad de 9 fragmentos de cerámica de viviendas muiscas hallados en el sitio arqueológico de Suta, en el Valle de Leyva (Boyacá). Así se definió que allí fueron más prolongados los periodos Muisca temprano (1000-1200 d. C.) –que marca la aparición de esta cultura en el altiplano cundiboyacense– y Muisca tardío (1200-1600 d. C.), que termina con el encuentro de estas comunidades con los españoles. Considerando la fecha más temprana obtenida de las cuatro viviendas analizadas (867 ±78 d. C.) y la más tardía (1649 ±198 d. C.), se estima que su longevidad fue de unos
Foto: Alí Durán Ocal.
743 años y no de 500, como hasta ahora era aceptado por antropólogos y arqueólogos.
La respuesta está en la radiación La rpe se basa en detectar la absorción de radiación de microondas que se puede producir en sustancias y materiales, con ciertas propiedades magnéticas cuando estos se sitúan en un intenso campo magnético externo. Los resultados permiten obtener información sobre la estructura atómica y electrónica de los componentes magnéticos presentes en los compuestos examinados. Con respecto a esta técnica, surgida en 1945, el profesor Ocal explica que todos los materiales, arqueológicos o no, reciben rayos que inciden a nivel atómico en sus electrones, provocando que se muevan de su sitio original; es entonces cuando pasan a llamarse “radicales libres” o “defectos producidos por irradiación”. “Lo que se cuantifica con la rpe es la cantidad de estos electrones acumulados en huecos o trampas generados a partir de los movimientos de la tierra. Por lo tanto, entre más moléculas acumuladas haya, más viejo es el material estudiado. En este caso fueron piezas de cerámica procesadas y molidas para poder analizarlas en el equipo que se encuentra en el Departamento de Física de la unal y en la Universidad de Augsburg de Alemania, donde se comprobaron los resultados”, amplía el investigador. Teniendo en cuenta que uno de los objetivos de la investigación era establecer un protocolo estándar de datación Foto: Brandon Pinto/Unimedios.
Las piezas de cerámica se lavaron, secaron y molieron; después se expusieron al equipo de rpe.
Las piezas se hallaron en el sitio arqueológico de Suta (Villa de Leyva), en excavaciones que se hicieron en medio de cultivos campesinos.
de cerámica muisca con el equipo de rpe, como una meritoria herramienta para construir y refinar las cronologías en la arqueología colombiana, esta parte del trabajo del doctor Ocal contó con el aporte del físico Ovidio Almanza, docente de la Universidad. Según los expertos, estudios transdisciplinarios como este forman parte de la arqueometría, ciencia que emplea métodos físicos o químicos para los estudios arqueológicos. “Incluir estas técnicas permite alcanzar una mayor precisión sobre lo que en realidad sucedió en el pasado y reducir al mínimo la especulación”, enfatiza el físico Almanza, quien además destaca la importancia de que en Colombia ya se estén realizando investigaciones como esta.
La necesidad de un pasado común Si se piensa en vestigios de los muiscas, quizá uno de los primeros lugares que viene a la mente es el Parque Arqueológico de Monquirá, también conocido como el “el infiernito”, con sus monolitos de piedra y su tumba dolménica; sin embargo, junto a él, Suta fue otro de los asentamientos más grandes de esta cultura durante los dos periodos que se reconocen de su existencia. Por eso fue la zona escogida para la investigación. “Es un lugar con evidencias de la aparición y desaparición del pueblo muisca, lo que ha llamado la atención de otros científicos de la unal que han adelantado trabajos en la zona, en donde los campesinos aran la tierra sobre los restos de las cerámicas de sus ancestros”, relata el profesor Ocal. Para la profesora Helen Henderson, del Departamento de Antropología de la unal y directora de la investigación doctoral del profesor Ocal, uno de los aportes de este trabajo es que marca el punto de partida más preciso para la formulación de nuevas preguntas de investigación acerca de las dinámicas sociales, culturales y de la vida diaria de diferentes generaciones y grupos sociales muiscas que habitaron en el mismo lugar. En ese sentido, reconocer la importancia del material arqueológico para la historia del país es una forma de reconocer un pasado común que puede aportar al desarrollo de una mayor empatía hacia las experiencias humanas de quienes ocuparon el territorio colombiano mucho antes que nosotros, un aporte esencial en un país como Colombia, históricamente afectado por la violencia.
palabras clave: muiscas, Suta, vivienda, arqueometría, resonancia paramagnética electrónica. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co
Periódico – N.º 224 – Universidad Nacional de Colombia
marzo 2020 | 20
Julio Garavito Armero Educación
Precursor del desarrollo científico del país Marcelo Riveros Rojas, profesor emérito, Universidad Nacional de Colombia
El nombre de Julio Garavito Armero lo llevan colegios, universidades, becas, estampillas, una orden al mérito, un billete, edificios como el 401 de Ingeniería de la unal Sede Bogotá, y hasta un cráter de la Luna.
La Universidad Nacional de Colombia (unal) se prepara para conmemorar los 100 años de la muerte del matemático, ingeniero y astrónomo Julio Garavito Armero, considerado, junto con Francisco José de Caldas, como uno de los más renombrados científicos colombianos.
Como astrónomo, Julio Garavito Armero precisó la latitud de Bogotá e hizo observaciones del paso de cometas entre 1901 y 1910, este último año del Halley, además del eclipse solar de febrero de 1916. Aplicando los principios de la mecánica celeste, el científico hizo cálculos tanto sobre las fluctuaciones lunares y su influencia sobre el clima, como sobre las corrientes hídricas y los hielos polares y la aceleración orbital terrestre. Buena parte de sus estudios sobre la Luna están incluidos en el trabajo Fórmulas definitivas para el cálculo del movimiento de la Luna, cuyos aportes tuvieron tal relevancia, que en 1970 –por propuesta del Observatorio Astronómico Nacional (oan) de la Universidad Nacional de Colombia (unal) – la Unión Astronómica Internacional decidió asignarle el nombre de Garavito a un cráter de la Luna ubicado en su lado oculto. En 1902, al finalizar la Guerra de los Mil Días, y por medio del Decreto 930 del 11 de junio, el Gobierno institucionalizó la Oficina de Longitudes, cuyo propósito sería suplir las necesidades del país en cartografía y delimitación de fronteras. Con la Resolución 118 de la misma fecha, dictó que el oan –de donde se transmitirían señales horarias por vía telegráfica– se tomaría como origen de las longitudes y que la latitud se mediría mediante el método de Talcott con las modificaciones hechas por Garavito. Durante cerca de treinta años, dicha entidad tuvo a su cargo delimitar las fronteras con Panamá, Brasil y Perú. Los anteriores son algunas de los aportes por los cuales Julio Garavito Armero, es considerado como uno de los más importantes científicos, astrónomos e ingenieros
colombianos. A cien años de su muerte, el 11 de marzo de 1920, el país, y la Universidad Nacional de Colombia, se preparan para conmemorar sus valiosos aportes al desarrollo científico del país.
Estudiante destacado Julio Garavito nació en Bogotá en el seno de una familia de clase media, pero de escasos recursos, por lo cual desde muy joven tuvo que trabajar para colaborar con los gastos familiares. A los diez años ingresó al Colegio Mayor de San Bartolomé, institución que le permitió revelar sus claras inclinaciones hacia las ciencias matemáticas y astronómicas. Allí se graduó como bachiller en Filosofía y Letras, en 1884. Para entrar a la Escuela de Ingeniería de la unal tuvo que esperar hasta 1887 cuando reabriera después de permanecer clausurada por las guerras civiles que habían azotado al país. Una vez inscrito en el programa de Ingeniería Civil y Matemáticas, hizo gala de sus indiscutibles dotes para las matemáticas y de su dedicación como estudiante, cualidades que beneficiaban a sus condiscípulos, gracias a sus explicaciones adicionales y aclaratorias. En aquellos tiempos, el estudiante podría lograr escalonadamente los títulos de agrimensor –después de cursar los dos primeros años–, de profesor de matemáticas –tras aprobar los cursos del tercer año–, de arquitecto –al cumplir los requisitos del cuarto año– y de ingeniero civil, al finalizar el quinto año y haber presentado una tesis. Así, Garavito optó inicialmente por el título de profesor de matemáticas, para lo cual presentó el 4 de junio de 1891 el trabajo titulado “Forma de la sección meridiana de un manómetro de aire comprimido para que la graduación sea uniforme”, publicado en 1892 en Anales de Ingeniería, órgano de difusión de la Sociedad Colombiana de Ingenieros. Fue el primero en graduarse como profesor de matemáticas. A finales de octubre de 1891, y para obtener el título de ingeniero civil, presentó el trabajo “Método general para el estudio de las armaduras triangulares, aplicado al estudio de la Armadura Warren”, especial para puentes, publicado en la misma revista. Según la profesora Clara Elena Sánchez, matemática, doctora en Epistemología de la Ciencia y conocedora del legado de Garavito, el científico formó parte de una época en la que las matemáticas eran muy importantes para
la formación de los ingenieros. En el siglo xix la gente hablaba de “ciencias matemáticas”, que incluían física, astronomía y topografía, diferente a la actualidad, pues cada una de esas áreas es una disciplina. Ya acreditado con su título de ingeniero, es nombrado catedrático, gracias a sus inmensas capacidades. Pasó de inmediato de estudiante aventajado a docente. Impartió las cátedras de cálculo infinitesimal, mecánica racional y astronomía, y en 1896 ejerció como Rector interino de la Facultad de Matemáticas e Ingeniería.
El impacto de su obra En 1893, a sus 27 años, Garavito fue nombrado como director del oan, un año después de haberse graduado en Matemáticas e Ingeniería en la Escuela de Ingenieros. Allí reposan sus manuscritos sobre álgebra, geometría, trigonometría esférica, análisis matemático, mecánica analítica, astronomía, meteorología, probabilidad, actuaria, economía política, psicología y filosofía. Como muestra de sus aficiones literarias, publicó en 1918 en la revista Cultura un apólogo llamado “¿Sueño de opio o hechicería?” y, a partir de 1909, inició la divulgación de estudios de índole económica en la revista Nueva y emprendió una campaña para hacer triunfar sus ideas en este campo. Para el físico colombiano Regino Martínez-Chavanz, investigador de la Universidad de París, Julio Garavito fue el primer matemático formado y graduado en Colombia, y el primer físico y astrónomo digno de ese nombre en el país, además de un pensador prolífico. Por eso es reconocido dentro de los colombianos como uno de los pensadores y científicos más ilustres del siglo pasado, al lado de Francisco José de Caldas. Y agrega que como profesor fue un gran pedagogo por sus recursos comunicativos y lingüísticos; maestro muy apreciado por su claridad y rigor; y un didáctico por sus métodos y la amplitud de sus conocimientos. En la investigación fue un incansable cuestionador, un inquisidor multifacético y un activo pensador, cuyas reflexiones y resultados redactaba fácilmente.
palabras clave: Julio Garavito Armero, astronomía, Observatorio Astronómico Nacional. Consúltelas en www.unperiodico.unal.edu.co