El grillete
Alexandra S.
Llevo un grillete. Llevo un pesado y opaco grillete atado a mi tobillo, que me encadena al capítulo anterior; un grillete de metal corroído y oxidado por las innumerables lágrimas saladas que ha tenido que atrapar; deteriorado y gastado, con ralladuras por todos lados, como consecuencia de llevarlo arrastrando desde hace muchas páginas atrás; hecho con eslabones que parecen indestructibles; eslabones hechos de susurros abrumadores, pensamientos taciturnos y promesas abandonadas; como efecto de este, llevo el tobillo cubierto de moretones de vertiginosos colores púrpuras y de heridas incapaces de cicatrizar a consecuencia de que las cadenas despegan las costras que se crean para intentarlas sanar; y puedo visualizar que la siguiente página está en blanco, un blanco liso y esperanzador, con pequeños tonos amarillentos en las esquinas y con textura que asemeja al terciopelo, y tengo las manos cubiertas de tinta, tinta fresca que se me escurre por los dedos, atraída magnéticamente hacía la página en blanco, seducida por la idea de un nuevo comienzo, y me tanteo la ropa y el cuerpo, buscando un objeto que me permita resguardar esta tinta, solo para darme cuenta que la llave para abrir la cadena, la he llevado atada al cuello todo este tiempo.
@edgar_munooz
No me queda mas que disfrutar
Edgar García
No percibo muchos olores. La anosmia o del futuro desde hace ya algunos años. Por ahora, aún percibo algunos recuerdos a través de mi nariz, sin embargo sé, que en la mayoría de los casos se irán junto a mi capacidad de reconocer los olores que los hacen llegar a mi mente, y con ellos, se irá también la satisfacción que me debería dar comer. Aunque de ella, tampoco queda mucho a decir verdad. En fin, que el trío inseparable de olfato, recuerdo y gusto me dejarán solo. Solo con su ausencia. No es que sufra por esto, todo lo contrario, la ausencia que me dejarán mañana no hace más que hacerme disfrutar de su presencia el día de hoy. No me queda mas que disfrutar y eso hago, disfrutar.
Año 2 | 22