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Salud y nutrición en NNA
encontrara en Chiapas, aumentarían a 44 quienes viven en condiciones de pobreza extrema.
De acuerdo con los resultados de Chiapas en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) en 2012, la prevalencia de baja talla en niñas y niños (NN) menores de 5 años en el estado fue de 31.4%, que es significativamente superior a la encontrada en el ámbito nacional (13.6%). Destaca que la prevalencia de talla baja en las comunidades rurales en Chiapas, incluso aumentó de 33.3% en 2006 a 44.3% en 2012; también aumentó la prevalencia de anemia en NN de 1 a 4 años de 21.8% en 2006 a 25.4%. Al respecto, en las recomendaciones de la ENSANUT, se sugiere monitorear la entrega de suplementos alimenticios en los programas sociales dado que —aun cuando se está invirtiendo en ellos— no se tienen resultados en el aumento de la talla.
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Sobre la tasa de mortalidad, el borrador del PROESPINNA destaca que: “con relación a la tasa de mortalidad en NN de cero meses a cinco años por enfermedades respiratorias agudas, de 2000 a 2015 se reflejó una disminución de 42.93%, al pasar de 95.10 a 52.17. Y la tasa de mortalidad en NN menores de 5 años por enfermedades diarreicas pasó de 87.22 a 36.83, con una disminución de 50,93%” (PROESPINNA, 2018:23).
A pesar de la importante disminución en la tasa de mortalidad en 15 años, la ENSANUT 2012 indicó que las enfermedades diarreicas agudas y las infecciones respiratorias agudas persisten como problemas relevantes de salud en NN en Chiapas. De acuerdo con la interpretación del SIPINNA-Estatal al respecto, la atención de ambas continúa siendo prioritaria para la disminución de la mortalidad infantil en la entidad.
En cuanto a la nutrición, si bien la lactancia materna en Chiapas tanto en el inicio temprano como continua presenta cifras mayores que las nacionales; la ENSANUT enfatiza deficiencias importantes en la diversidad alimentaria mínima en NN de entre los 6 y 24 meses, que alejaban a la entidad de las recomendaciones de la OMS respecto a la alimentación complementaria en los primeros dos años.
Respecto a indicadores de salud mental, la ENSANUT 2012 identificó respecto a 2006, que “el intento de suicidio aumentó en adolescentes que tenían preparatoria, y con respecto al estado civil, esta prevalencia fue más marcada en adolescentes casados (21.7%); además en los que consumieron alcohol (5.7%), y en los que sufrieron algún tipo de violencia en los últimos 12 meses (20.8%)” (PROESPINNA, 2018:42).
Una de las dimensiones de la salud es la sexual y reproductiva; al respecto, la ENSANUT también ofrece información a nivel estatal. Alrededor de 7 de cada 10 adolescentes de 12 a 19 de edad, informaron haber escuchado hablar de algún método anticonceptivo. El inicio de la vida sexual en las y los adolescentes entre los 12 y 19 años alcanza el 20.2% con porcentajes similares entre hombres y mujeres (19.4% y 21.1% respectivamente). La ENSANUT evidenció que en Chiapas, el porcentaje de adolescentes que no utilizaron ningún método anticonceptivo en la primera relación dista sustancialmente del porcentaje nacional: 34.3% contra el porcentaje nacional de 22.9%.
El condón es el método mayormente utilizado entre las y los adolescentes en su primera relación sexual. El motivo principal para usarlo fue la prevención del embarazo, seguido de la prevención de enfermedades de transmisión sexual. Destaca que solo el 0.8% de la población de 12 a 19 años con inicio de vida sexual recibió consulta médica por alguna infección de transmisión sexual en los últimos 12 meses.
La ENSANUT ofrece otro dato revelador: 73% de las mujeres de 12 a 19 años con inicio de vida sexual han estado embarazadas. En 2018, el INEGI indicó que Chiapas se encontraba entre las tres entidades federativas con mayores tasas de embarazo adolescente registrando 22.6 por cada mil mujeres entre 10 y 17 años de edad. Los datos del INEGI permitieron encontrar que los estados con más casos de embarazo juvenil también son aquellos donde menos niñas y niños pasan de la primaria a la secundaria: “Esta correlación entre embarazo adolescente y niños que pasan de primaria a secundaria (absorción escolar) se puede observar en Chiapas y Guerrero, ya que también se posicionaron en el último con 93% y 95% de niños que egresaron
de la primaria e ingresaron a secundaria” (Animal Político, 2019).
En el análisis de las brechas de género a propósito del día internacional de la violencia contra la mujer en 2019, el INEGI indicó que en Chiapas el 40% de las mujeres se casaron o unieron por primera vez antes de los 18 años. Al respecto, enfatizaron que:
Una proporción importante de las mujeres se casan o unen a edades tempranas, lo que tiene un impacto relevante en sus vidas y en la dinámica de las relaciones con sus parejas. Por un lado, limita su desarrollo y constituye un obstáculo para su autonomía; pero, particularmente señala, de manera preponderante, la falta de oportunidades y opciones que tienen las mujeres para continuar su formación, así como la persistencia de los patrones de género, que continúan confinando a las mujeres a la “casa” como finalidad, para desempeñar los papeles de esposa-madre-cuidadora. (INEGI, 2019:13).
La Red por los Derechos de la Infancia en México, en el Informe “Infancia Cuenta en Chiapas 2017”, especificaba que:
“Chiapas ocupa el cuarto lugar con el mayor número de embarazos adolescentes: 63 madres por cada mil mujeres en adolescentes de 15 a 17 años y 3.3 en niñas de 10 a 14 años. En los municipios indígenas con menor índice de desarrollo humano y mayor rezago social, la tasa de maternidad entre niñas de 10 a 14 años es cuatro veces mayor y en adolescentes de 15 a 17 años es poco más del doble (49 y 1.9 a nivel nacional). Del total de niñas mayores de 12 años que fueron madres el 95% dejó la escuela y su pronta maternidad está referida a la edad en que son forzadas a contraer matrimonio, de ahí que el 23% de las adolescentes de 12-18 años, ya se encuentran unidas. Además, casi la mitad de la población adolescente (43,7%), vive en zonas rurales, donde poco o nada se conoce acerca del uso de anticonceptivos. También existen reportes de un elevado número de embarazos en jóvenes migrantes. Algunas de ellas están en condiciones de explotación sexual comercial, expuestas a presentar infecciones de transmisión sexual.” (REDIM, 2017:5,6).
Sin duda alguna, es indispensable problematizar los embarazos infantiles y adolescentes desde un enfoque de género; en particular, de la violencia de género que puede presumirse involucrada en el embarazo de niñas de 10 años. Al respecto, resulta relevante el posicionamiento del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) que en la Segunda sesión ordinaria del Sistema Nacional de Protección Integral de NNA (SIPINNA), dio a conocer que:
en México tenemos 11 mil niñas que se convierten en madres producto de la violencia sexual, es decir, cada día 32 niñas son violentadas y obligadas a vivir una etapa que no les corresponde (…) la tasa de niñas que queda embarazadas por violación, entre 10 y 14 años, sigue siendo alto lo que da como resultado una realidad indignante (SIPINNA, 3 octubre 2019).
El escenario principal donde ocurre la violencia sexual contra las niñas es el hogar y la planeación de políticas públicas no puede olvidar que al interior de las dinámicas familiares se están perpetrando violencias cotidianas hacia las niñas y adolescentes.
Frente a esta situación, el INMUJERES propuso dos rutas de acción: 1. Garantizar que las NNA con un embarazo producto de la violencia sexual puedan acceder a la interrupción legal del mismo bajo los criterios que señala la Norma Oficial no. 46, respetando su voz y su autonomía reproductiva; 2. Redoblar esfuerzos para garantizar el acceso a una educación integral en sexualidad progresiva e incluyente entre toda la población adolescente, especialmente para quienes viven situaciones de vulnerabilidad (SIPINNA, 3 de octubre de 2019).
La información disponible sobre educación se centra en “educación escolarizada” (ver cuadro 9).
Educación y NNA
De acuerdo con datos del SIPINNA-Chiapas las brechas educativas se abren en las NNA indígenas: mientras que los índices de analfabetismo de NNA no indígenas es de 15.53%, para las NNA indígenas es de 23.47%; el porcentaje de NNA no indígenas de 6 a 17 años que no saben leer y escribir