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Marcar el rumbo

Estamos en febrero, se nos pasó un poco la fiebre mundialista, los planes que dejamos para después de Fitur ya son tema del pasado y ahora también estamos dejando atrás el periodo que para muchos es de descanso. Es como que estos días antes de marzo son la antesala de lo que va a traer el año, es el tiempo de descuento en el que hay que planificar, pensar si hay que pegar el volantazo o incorporar nuevas estrategias. Estamos en la pretemporada, ahora el técnico tiene que ver cuál es el equipo que va a probar como titular y más ahora que para Argentina es un campeonato corto. Octubre es el objetivo, parece raro, pero es así. Todas las miradas están puestas en lo que va a pasar después de ese mes. Vamos todos caminando con cuidado porque el comentario general dice que “no se sabe qué va a suceder”. El turismo es un gran ejemplo de que una actividad bien administrada puede tener un impacto positivo que redunde en puestos de trabajo, en consecuencia en la mejora en las comunidades, así como en la imagen que un país o un destino tiene para sus propios habitantes, como en el extranjero. Básicamente, esto es la transversalidad de la actividad.

Pero el turismo también es un espejo de lo que pasa en la sociedad, cuando las individualidades ganan, pierde el sector. Por eso, hay un ojo del empresariado puesto en cuáles serán las políticas públicas que se van a implementar, si se seguirá creyendo que el sector puede aguantar la carga impositiva actual o si puede subsistir sin las herramientas necesarias para incentivar ciertos rubros.

La pandemia aceleró procesos, lo sabemos, ya sea en lo tecnológico como en lo que tiene que ver con la sustentabilidad, o, mejor dicho, sostenibilidad, porque no son lo mismo y seguramente la segunda acepción sea la que mejor le quede a esto de pensar empresas redituables no solo desde lo económico, sino también desde lo social y lo humano. Por eso, aún llama la atención que no se tengan en cuenta las trabas que enfrentan las aerolíneas o el emisivo y que a pesar de todo sigue pensando en invertir en el país.

A todo este presente del país, hay que sumarle lo que pasa en el exterior, que no es mucho más tranquilo. Un conflicto bélico, el combustible que no para de aumentar, aerolíneas que pasan a formar parte de grupos que están al borde del monopolio, otras que dejan de operar repentinamente o que cancelan o reprograman rutas sin previo aviso. Los operadores y agencias de viajes tienen cintura para eso, pero el clima de incertidumbre no suma mucha claridad a la planificación anual.

Entonces, teniendo en cuenta todos estos factores, hay que leer el escenario lo que mejor se pueda y seguir adelante, confiando en que los próximos meses serán más las noticias positivas que las negativas.

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