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La importancia de valorar N

o es sorpresivo que, una vez más, la apertura del Congreso de Agentes de Viajes, tal como ocurre con la inauguración de la FIT, haya sido el espacio elegido para manifestar reclamos. Entre sonrisas y chistes, históricamente estos han sido lugares para pedir, exigir y quizás lograr un objetivo. Aunque muchas veces también fue solo es eso, decir algo y cruzar los dedos. Este año, el protagonista fue el reclamo por los dobles impuestos que los agentes de viajes deben pagar como agentes recaudadores.

El pedido fue registrado y lo que pase de ahora en más es un misterio, que depende más de la coyuntura que de las voluntades. Pero, en la era de la globalización y la interconexión, en la que el turismo se ha convertido en uno de los sectores económicos más vitales y prometedores en todo el mundo, y más allá de que no siempre ocupa la primera plana de interés, suena medio ridículo seguir pidiendo cosas obvias. En cada rincón del planeta, millones de personas buscan explorar nuevas culturas, paisajes y experiencias, y esto ha generado un crecimiento exponencial de la industria turística.

Ante este escenario, es fundamental que se preste especial atención al cuidado y al apoyo del sector y del empresariado.

Porque a esta altura ya es indudable que es vital, para que la actividad pueda mantener su impacto positivo, brindar apoyo y estímulo al empresariado. No es ninguna novedad que los incentivos fiscales que beneficien a las empresas, como exenciones, reducción de impuestos, tasas preferenciales o deducciones especiales para inversiones, son más que valoradas.

Este tipo de estrategias pueden ser una herramienta poderosa para fomentar el crecimiento y la competitividad de las empresas turísticas. Al reducir la carga impositiva, se les brinda la oportunidad de reinvertir en su negocio, mejorar la calidad de sus servicios, desarrollar nuevas ofertas y expandir sus instalaciones. Esto a su vez genera empleo y contribuye al desarrollo socioeconómico de las comunidades locales. Todo esto no es nuevo, sino simple y conocido, pero aún no abunda.

Un ejemplo de la buena prensa que tienen estas implementaciones es que hoy son recordados y ponderados los momentos en los que el empresariado obtuvo algún tipo de exención tributaria o fiscal, como ocurrió en el inicio de la pandemia. Pero está claro que con esto no es suficiente. Con el paso del tiempo se vuelve fundamental crear un entorno favorable para el empresariado turístico a través de una regulación clara y coherente, políticas estables y una visión estratégica a largo plazo. Ir por esta vía, habla de que realmente al sector se lo está teniendo en cuenta y de que se le están brindando las condiciones necesarias y que no solo se acuerdan de la actividad los fines de semana largos, en vacaciones o cuando necesitan que entren dólares.

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