África no es un país - Carlos Lara López

Page 1

¡ÁFRICA NO ES UN PAÍS! Por: Carlos Alberto Lara López Escenario Regional de África

“No son países subdesarrollados, sino arrollados” Galeano. Resulta demasiado injusto, por no decir que es palurdamente absurdo, el tratar de sustentar que un continente sea más importante que otro; sin embargo, no dudo que aún exista en pleno siglo XXI fanáticos incrédulos crean tener la certeza de afirmar que un continente sea mejor que otro, argumentando que Europa es el continente más importante, esto por decir que fue ahí donde se dieron los primeros pasos a los Derechos Humanos, las bases del Estado moderno, así como decir que posee la mejor manifestación de integración entre naciones (Unión Europea) que existe en el mundo. La simple preconcepción de la idea resulta errónea, ya que cualquier explicación que pretenda sustentar que sí existe supremacía alguna entre un continente y otro, no tendría al final del debate argumentos suficientemente atenuantes que le permitan evitar un arrebato de cólera por parte de sus interlocutores. Sin embargo, decir que África es el continente más olvidado por parte del mundo occidental podría rozar la línea de insensatez que en los párrafos previos arremetí. Aunque debo confesar que esta aseveración no nos aleja mucho de la realidad; la construcción narrativa que a lo largo de la historia se ha creado entorno al continente africano no ha sido otra que la de crear un común ideario de pobreza interminable, guerras inagotables, y una dependencia irremisible hacia sus explotadores. Cosmovisión que ha logrado instaurar en la consciencia de occidente una realidad esquiva y acertada de lo que realmente representa, significa y es África para la humanidad.


Más de mil millones de personas, 54 países, desde 2013 ha mantenido un crecimiento estable que oscila entre el 4 y el 6 por ciento. Esto sin decir que cuenta con una extensión territorial de poco más de 30 millones de kilómetros cuadrados, alrededor de 3,000 grupos étnicos y 2,000 lenguas diferentes, una diversidad religiosa donde el cristianismo y el islam son las más difundidas, sin embargo una considerable población práctica la religión animista o las creencias locales. Asimismo cuenta con paisajes increíbles, fauna y flora única, recursos naturales envidiables… África, al final de cuentas, resulta ser una composición de mundos fascinantes pero sobre todo, de una riqueza cultural invaluable para la humanidad. Y, a pesar de todo esto Ryszard Kapucinski decía que “salvo por el nombre geográfico, África no existe”. LO QUE DEJÓ TRAS DE SÍ EL COLONIALISMO Fue en el siglo XVI cuando Europa plantó presencia en África al comenzar con la explotación y exportación de esclavos como un negocio sumamente redituable, estableciendo de este modo unas pocas colonias en el norte del continente. No fue hasta el siglo XIX, después de la Conferencia de Berlín (1884) cuando las principales potencias europeas: Gran Bretaña, Francia, Italia, Portugal, España, Bélgica, Países Bajos y Alemania, comenzaron con el verdadero saqueo al establecerse como “legítimos” colonizadores de África. Se podría fantasear con la idea de que dicha colonización traería bien y desarrollo a los países africanos, pero esta idea ni siquiera rozó la realidad de las verdaderas intenciones que los países europeos tramaban sobre el continente. “El colonialismo destruyó la economía africana y el sistema agrícola y los reemplazó por sistemas, infraestructuras y estructuras de clase diseñadas para la exportación de bienes y explotación de mano de obra y recursos primarios africanos para beneficio europeo. Se constituyó una economía basada en el monocultivo de la exportación. Los cultivos alimentarios tradicionales, que garantizaban la


subsistencia de las poblaciones locales, fueron abruptamente sustituidos. El resultado inmediato fue la expansión, en una escala nunca vista con anterioridad, de las epidemias de hambruna.” (Zuzena, E. (20 de octubre de 2010) Lamentablemente esos no fueron los únicos estragos que causaron las potencias europeas; por mencionar dos casos se puede decir que aquellas naciones donde Reino Unido llevo colonizó se caracterizó porque dejaban a cargo de la comunidad a un “jefe”, otorgándole poder, así como la responsabilidad de observar y cuidar que las operaciones se condujeran de forma adecuada, mientras ellos sólo se ocupaban de registrar todas las ganancias que la explotación otorgaba, creando así una especie de cacicazgo. Eso por parte de los británico, cuando por el lado francés, su concepto de colonialismo se basó en el adoctrinamiento y una asimilación consciente de las élites africanas; educándolas con los principios franceses, así como enseñándoles el idioma. Esto, con el fin último de que la pequeña minoría sea la que controle a toda una mayoría. Dos formas distintas de control, dos formas iguales de explotar la vida humana. “Millones y millones de horas de trabajo no pagado e infinidad de recursos constituyeron el principal tesoro que Europa extrajo de África” (Zuzena, E. 2010) “Pos-colonialismo es definido en antropología como la relación entre naciones y las áreas colonizadas bajo sus propias reglas” (Mann, M. 2012). Siendo esta la principal causa de que el continente africano representa para occidente el común ideario de ser un conjunto hegemónico de países pobres y hambrientos, con guerras continuas y con gobiernos ineficientes. Esta construcción narrativa que se creó sobre África pudo haber sido modificada durante el proceso de descolonización vivido en el continente una vez terminada la Segunda Guerra Mundial; a través de transcendentales movimientos revolucionarios que ayudaron a terminar con un colonialismo que parecía nunca terminar.


Pero sobre todo, puedo haber cambiado si es que el mundo occidental, que se jactaba de moderno, civilizado y desarrollado, hubiera cumplido con su parte del contrato; un contrato inexistente, pero que se encontraba ahí. Europa, junto con Estados Unidos, prometió un sistema internacional incluyente y capaz de solucionar todos los males, un nuevo sistema que con la ayuda de las grandes organizaciones e instituciones mundiales (Organización de las Naciones Unidas, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio) pudiera logar lo que nunca antes. Integrar a todas las naciones dentro de una

“Comunidad

Internacional”. Sin embargo este hecho jamás ocurrió. Una vez que los colonialistas terminaron de analizar lo que la guerra mundial dejó tras de sí y entendieron que el negocio colonizador ya no era redituable en absoluto, comprendieron que la mejor solución era dejar un régimen encargado de administrar la colonia y ellos, al final de las cuentas, seguir explotándolas desde sus países. Es aquí donde los caciques y las élites adoctrinadas toman parte en la partida; siendo ellos uno de los principales actores que ayudaron a los europeos a mantener control sobre el territorio. Este hecho fáctico se convierte en un buen hito para poder comprender por qué África no logró dar ese progreso hacia el desarrollo. También es importante resaltar que algunos líderes africanos sí buscaron un cambio profundo por su cuenta, tratando de alejarse del control que occidente ejercía sobre ellos, y buscando la independencia histórica. Desafortunadamente en cada intento de liberación, se llevó a cabo un derrocamiento a través de un golpe de Estado, estos derribos eran financiados y apoyados por gobiernos occidentales. Congo, 1961: “…fue asesinado Patrice Lumumba, que había sido elegido primer ministro en 1960. Lumumba buscó lograr un desarrollo independiente para África. Pero Bélgica


apoyó un levantamiento en Katanga, una provincia del Congo rica en recursos naturales, e intervino violentamente. Hay evidencia de que EEUU fue cómplice en el asesinato en 1961. Una guerra civil larga y brutal siguió al asesinato. Al fin de la guerra, Mobutu Sese Seko, un sangriento y delictivo dictador, llegó al poder. Mobutu fue reemplazado a mediados de los noventas por Laurent Kabila, otro dictador, cuyo hijo es actualmente el dueño del poder en el Congo.” (Zuzena, E. 2010) Cabe decir que la prensa internacional jugó un papel vital dentro de este caso, ya que fue en tiempos de Guerra Fría y la opinión internacional se convirtió de suma importancia dentro de las relaciones entre naciones. Siempre ha sido la prensa internacional, así como la opinión pública, la que ha fungido como peso, contrapeso, tapadera y heraldo de los grandes eventos mundiales. Sin embargo, durante esos tiempos era mucho más sencillo acallar las voces que gritaban por justicia o manipular la realidad de ciertos eventos contraproducentes para un país poderoso. África en su totalidad ingresó en crisis políticas y económicas, estas últimas derivadas como consecuencia de aquellas naciones que lograron soportar los golpes de Estado pero que necesitaban variar las fuentes de ingreso. Así que la única vía posible era confiar en el FMI, el Banco Mundial o en la OMC, adquiriendo préstamos impagables bajo políticas de apertura insostenibles. Como es posible que una nación sin infraestructura, o con estructuras sumamente débiles pretenda competir con naciones desarrolladas y fuertes. Esto fue lo que sucedió con África, se abrió a la globalización sin siquiera tener las estructuras e instituciones que permitan garantizar su estabilización. Tres instituciones que velan por un mundo más incluyente, menos pobres, con más oportunidades, y que persiguen la igualdad entre naciones a través de un sistema financiero y un mercado libre.


Este nuevo sistema financiero, en conjunto con el nuevo orden mundial que las naciones más poderosas instauraron, no sirvió en absoluto para crear la tan anhelada comunidad internacional. Más bien ha sucedido todo lo contrario, son estas potencias las que dictan que país es o no soberano, siendo ellas las únicas que gozan de una soberanía casi absoluta. Un derecho que fue y será reservado exclusivamente para ellas. Y si un país que no se encuentra dentro de esa élite, pretende hacer valer su propia soberanía, son los países más poderosos los que alzan la voz, vía prensa internacional, para decir que ese país es un: terrorista. Conclusión: África no podrá salir de esta historia repetitiva en la que se encuentra por su cuenta propia. Saldrá el día que occidente, y los países que abusan de ella, entiendan que el continente no sólo significa una fuente interminable de recursos por explotar. Deben entender que un día esos recursos se acabaran y no habrá más África para la humanidad, no habrá más riqueza cultural ni natural. “Cuando se fue a la conquista de África, a mediados del siglo XIX, se esgrimió el argumento de la <civilización> porque en Europa se tenía la certeza de que civilización, como madre, no hay más que una, que era –faltaría más- la europea. Hoy se habla de <ayuda al desarrollo>, a veces de <solidaridad>. Son dos conceptos políticamente correctos, poro cargados en ocasiones de tanto cinismo como cuando antaño se hablaba de civilización” (Zuzena, E. 2010) El problema con occidente es que pretende ver a África como un conjunto homogéneo, como si se tratara de una misma realidad, de un mismo país. África no es un país, y occidente se está equivocando al pretender implementar e introducirse en el continente bajo un mismo esquema estructurado. Al intentar guiarse bajo una misma línea ideológica y política.


África no puede consolidarse como un Estado moderno, como los que existen fuera de sus fronteras. Las naciones africanas son tan diferentes con respecto a los Estados que se encuentran del otro lado de la frontera que demarca el continente. África es diferente. Necesita estructuras que occidente no posee, requiere de gobiernos complejos que permitan la integración entre todas la tribus. Occidente nunca quiso aceptar esta realidad, que cada colonia tenía una realidad distinta y que era insensato creer que todas se comportarían igual. “Se suele decir que los gobiernos occidentales ayudan a África; la verdad es que África está ayudando a los países de Occidente; los donantes son los africanos… Se habla mucho de pobreza en África, pero África no es pobre; es muy rica en recursos naturales; el verdadero problema está en la exportación de materias primas” (Zuzena, E. 2010) “El subdesarrollo no es un camino al desarrollo”, eso es lo que tenemos que entender.

Bibliografía: Stiglitz, J. (2015) El malestar en la globalización. Distrito Federal, México. Punto de Lectura. FUENTES DE REFERENCIA: Jurado, Á. (s/f) África no es un país. Recuperado el 18 de marzo de 2016 en línea. Disponible en: http://www.courrierdesafriques.net/2015/12/africa-no-es-un-pais-2 Populationpyramid. (2016) África 2016. Recuperado el 23 de abril de 2016 en línea. Disponible en: https://populationpyramid.net/es/africa/2015/


The World Factbook. (2016) África. Central Intelligence Agency. Recuperado el 24 de abril de 2016 en línea. Disponible en: https://www.cia.gov/library/publications/the-worldfactbook/wfbExt/region_afr.html Banco Mundial. (Octubre 07, 2013) África mantiene un sólido ritmo de crecimiento, pero la pobreza y la desigualdad siguen siendo elevadas. Recuperado el 24 de abril de 2016 en línea.

Disponible

en:

http://www.bancomundial.org/es/news/press-

release/2013/10/07/africa-continues-grow-strongly-poverty-inequality-persistently-high Mann, M. (2012) Post-colonial development in Africa. Recuperado el 22 de abril de 2016 en

línea.

Disponible

en:

http://www.foreignpolicyjournal.com/wp-

content/uploads/2012/06/120603-Mann-Post-Colonial-Development-Africa.pdf Zuzena, E. (20 de octubre de 2010) África. Saqueo y esclavitud eternas. Recuperado el 22 de

abril

de

2016

en

línea.

Disponible

en:

http://www.nodo50.org/ekintza/IMG/article_PDF/AFRICA-SAQUEO-Y-ESCLAVITUDETERNAS_a502.pdf


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.