¿PORQUÉ SE REPITEN LOS ACCIDENTES CON PATRULLEROS POLICIALES? Por: ANIBAL ROSSI1
Hace casi 5 años en una de las decenas de charlas que brindé a una Fuerza, me encontraba frente a varios jóvenes que estaban realizando cursos de conductores (camiones, colectivos, camionetas, autos y algunos para motos).
En dicha oportunidad estaba hablando sobre la prevención de las adicciones y justo cuando les comentaba que teníamos dos drogas socialmente aceptadas (tabaco y alcohol), explicándoles las graves consecuencias de estas dos “drogas legales”, que mataban a 50.000 argentinos por año (30.000 la primera y 20.000 la segunda) por los daños que causaban en el organismo, no incluyendo los decesos por accidentes, homicidios, suicidios, ni riñas callejeras o violencia doméstica, etc. me percaté que el Suboficial Mayor, que se desempeñaba como Subinstructor de los cursantes, alzó la mano cuando mencionaba que deberíamos incluir otra droga socialmente aceptada como lo son las denominadas “bebidas energizantes”. Otorgándole la palabra, manifestó que: los jóvenes y los no tan jóvenes conductores, hacían uso de estas bebidas y que a él lo había sorprendido mucho cuando sin motivos suficientes, utilizaban las balizas y sirenas acelerando muchas veces innecesariamente, denotando un estado de excitación particular, agregando que en varias ocasiones debieron concurrir a centros de salud por “taquicardias” que sufrían. No hay que ser muy inteligente para darse cuenta que se sobre-exigía al personal para cubrir con pocos efectivos mucha jurisdicción, provocando descansos breves y mucha actividad, que como consecuencia de esta sobrecarga se traducía en agotamiento psicofísico del personal. Ese “cansancio” era mitigado con este tipo de bebidas (sustancias que no son mágicas y que no hacen desaparecer ese agotamiento psicofísico, solo lo enmascaran, lo
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Magister en Estupefacientes Técnico Superior en Seguridad
ocultan, y al finalizar el efecto estimulante, reaparece nuevamente el agotamiento que ya tenía sumado al desgaste del día posterior). Tampoco hay que perder de vista, que no solamente el personal es exigido por sus superiores, ya que debido a sus salarios, muchos de ellos se autoexigen, sumando a su labor rutinaria, servicios adicionales para intentar completar un salario que les alcance para alquileres, impuestos, mantener sus familias, etc. Hasta acá con lo expresado podemos concluir que una de las causas de accidentes provocados por conductores de patrulleros puede ser el exceso de servicio, acompañado o no por “bebidas estimulantes”. Pero lamentablemente no todas las Fuerzas entrenan o instruyen adecuadamente a sus miembros (incluyendo los conductores). Hace sólo unos meses atrás nos conmovimos cuando dos policías comunales fueron “acribillados” en un operativo rutinario. No se puede comprender como se podía hacer un control de ruta con solo dos integrantes y para colmo con poco o nada de instrucción. Me alarmó más cuando se manifestó que el que estaba a cargo era una Sargento que prestaba servicios desde hacía algo más de dos años. ¿Cómo había alcanzado esa jerarquía? ¿Quiénes la instruyeron? ¿Cómo podía estar a cargo de esa clase de control? Por supuesto, el personal no tiene la menor culpa que los vistan de uniforme, les entreguen un arma y un vehículo y les ordenen trabajar con un insuficiente grado de instrucción. Vuelvo a traer a la memoria ese Suboficial Mayor que aportó su experiencia en aquella charla que describí con anterioridad. Es muy posible que ese Suboficial haya ingresado a la Fuerza a los 18 años y lo retiraran al cumplir 35 años de servicio, o sea a los 53 años. Una persona que está formada, apta, eficiente y eficaz en su profesión y lo envían a su casa y se incorporan nuevos a los que se les brinda poca instrucción e incorporados con una mala selección debido al apuro de engrosar las filas de una institución. Ganamos cantidad pero perdemos calidad, ¿es conveniente? En otros países se los llegan a retirar aún más jóvenes, pero con su conformidad y con sueldos apropiados. Incluso estando retirados pueden seguir prestando servicios incluso en misiones de paz de Naciones Unidas con edades que pueden superar los años que para nosotros no serían aptos para continuar trabajando.
Entonces esta es otra de las posibles causas de accidentes (mala selección, deficiente o nula instrucción y el recambio de personal con experiencia -que puede rendir eficaz y eficientemente por varios años inclusive décadas más- por personal inexperto)
Así podríamos seguir enumerando varias causas más, pero solo con lo expresado podemos concluir que algunas de las principales causas son:
1. Deficiente selección (por urgencias de aumentar la cantidad de personal). 2. Deficiente o mala instrucción (ídem al punto anterior) 3. Escaso personal experimentado (por retiros prematuros) 4. Exceso de servicio (exigido o autoexigido) 5. Consumo de alguna sustancia (algunas provocan excitación otras pueden producir disociación de tiempo y espacio, etc.)
Tampoco podemos dejar de mencionar el estado de los vehículos y efectos y el mal estado de ciertas vías (rutas, avenidas, calles).