¿ATENTADO CONTRA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN? Por: Laura Tlachi Santacruz1
El Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Bandera de las democracias, la libertad de expresión ha permitido dar a conocer injusticias, alzar la voz y abogar por un cambio. ¿Pero qué pasa cuando intentan silenciarte por criticar, por no quedarte callado y dar a conocer actividades controversiales que dañan al planeta? Probablemente la situación no nos traiga a la mente nada nuevo, sino por el contrario nos haga pensar en los cientos de casos donde el acoso, la censura, las amenazas, el desprestigio, el encarcelamiento e incluso el asesinato han sido utilizados como medios eficientes para silenciar aquellas voces incómodas. Este caso sin embargo marcará un referente fundamental en el futuro de la libertad de expresión. Me refiero a la situación que en este momento enfrenta Greenpeace, una organización internacional de protección y defensa del medio ambiente, que ha sido demandada por la empresa canadiense Resolute Forest Products, por dar a conocer sus controversiales prácticas forestales en el bosque Boreal de Canadá. El Gran Bosque del Norte de Canadá ha sido hogar de pueblos indígenas desde tiempos ancestrales, su vasto territorio alberga las últimas extensiones naturales de bosque virgen, así como especies amenazadas y una de las reservas de carbón más grande del mundo. Pero dejando a un lado su importancia, el gigante maderero que representa Resolute se ha dedicado durante años a devastar este bosque, abandonando todo esfuerzo de sostenibilidad. 1
Licenciada en Relaciones Internacionales por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
En 2010, por un momento parecía que Resolute Forest finalmente se comprometía con el medio ambiente. En ese año ecologistas e industria forestal firmaban un acuerdo histórico: El Acuerdo del Bosque Boreal canadiense. Mediante este pacto, establecido entre Greenpeace, otras ocho organizaciones medioambientales y compañías de productos ambientales, se acordó un compromiso para aplicar estándares más altos en la gestión forestal de esta área, estableciendo la suspensión de 29 millones de hectáreas de bosque, desarrollo de planes de conservación para especies amenazadas, así como la gestión forestal completa de los almacenes de carbono y el apoyo para el desarrollo de las comunidades dependientes de los bosques.2 Sin embargo, Resolute faltó a su compromiso y Greenpeace dio a conocer al público y clientes, las prácticas forestales del gigante maderero. Al mismo tiempo que sus prácticas insostenibles y destructivas le han valido el distanciamiento y crítica de otros grupos medioambientales. En respuesta a las críticas, la compañía comenzó a lanzar ataques legales. En 2013, demandó a Greenpeace Canadá y a dos de sus empleados por 7 millones de dólares canadienses por difamación e interferencia económica. En 2014, presentó una demanda contra Rainforest Alliance, auditor independiente que habría encontrado que algunas operaciones del gigante maderero no cumplían con las normas del Consejo de Administración Forestal. En 2016, presentó una nueva demanda por difamación y extorsión contra Greenpeace International, Greenpeace USA y cinco de sus empleados y Stand.earth, por 300 millones de dólares canadienses. En esta demanda se han incluido acusaciones bajo la Ley Federal contra la Extorsión y el Crimen Organizado (RICO, por sus siglas en inglés), de tal manera que Resolute pretende que las investigaciones, las exposiciones, las peticiones y
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Greenpeace España.”Ecologistas e industria forestal firman en Canadá un acuerdo histórico para proteger los bosques”. (2010 [citado el 4 de junio de 2017]). Disponible en http://www.greenpeace.org/espana/es/news/2010/November/100518-02/
comunicaciones (actividades de cualquier organización no gubernamental) se interpreten como actos criminales. De ganar la demanda Resolute no sólo lograría que Greenpeace dejara de existir sino que podría continuar con sus prácticas destructivas sin que nadie alce la voz ante la aniquilación del bosque Boreal, degradando la biodiversidad, afectando a la población indígena y destruyendo un territorio que representa un papel fundamental en la moderación del clima del planeta gracias a las grandes cantidades de dióxido de carbono que captura. Resolute nos recuerda que seguimos tratando a este planeta como si hubiera otro, interponiendo los intereses económicos a la supervivencia del planeta. Pero también nos recuerda que el camino hacia la consolidación de la libertad de expresión es aún muy largo. Las demandas de una compañía maderera pretenden callar a una organización, pero de lograrlo se marcaría un precedente para que cualquiera con el suficiente poder económico pueda emprender acciones similares contra sus críticos. Las acciones de Resolute Forest Products no sólo pretenden silenciar a Greenpeace, pretenden callar al activismo.