LA MODERNIDAD SEGÚN LA SOCIOLOGÍA CLÁSICA Por: NicolásCosachov La modernidad es un concepto que expresa una serie de transformaciones radicales que tuvieron lugar en Europa Occidental a partir del Siglo XVIII. Este trabajo se propone una lectura de cinco autores clásicos del pensamiento sociológico que abordan las distintas temáticas que tuvieron lugar en torno a este concepto. A su vez, se plantea de qué modo surge la sociología para ensayar algunas respuestas a los distintos interrogantes que surgían por entonces y la vigencia de estos autores clásicos para comprender la realidad contemporánea. La lectura de Comte, Marx, Weber, Durkheim y Simmel, permitirá observar distintos puntos de vista sobre lo que significó este momento de cambios profundos en la sociedad y el lugar que tomó el individuo en el entramado social. Los temas centrales que se tratarán en el presente ensayo plantearán la problemática de la conformación del orden social, el lugar de la racionalidad y la ciencia como modelos para alcanzar el conocimiento, el surgimiento de la sociología como disciplina y la configuración de la individualidad en la estructura social. En relación a las teorías sociológicas expuestas, se hará referencia a las distintas metodologías presentadas por los autores y se marcarán similitudes y diferencias en sus formas de abordar la realidad y generar conocimiento sobre el objeto de estudio.
Desarrollo La filosofía positiva de Auguste Comte parte de una visión de la sociedad donde existe un progreso natural del hombre y del conocimiento, es decir, tiene una concepción iluminista y teleológica de la realidad. El autor francés considera que la sociedad se encuentra regida por un progreso específico y, en este sentido, la ciencia tiene tres estadíos: el teológico, el metafísico y el científico. Con respecto a este último, la industria funciona como núcleo organizador de la sociedad moderna y la ciencia adopta un lugar preponderante. El modo de producción moderno implica el surgimiento de la fábrica como elemento central de la comunidad, revolucionando la manera de producir y modificando la constitución del entramado social a través del surgimiento de clases sociales. Comte cree preciso plantear una restauración del orden general, luego de la Revolución Francesa, y la sociología surge como disciplina especializada en esta ardua tarea. En este contexto, Comte vislumbra una sociedad industrializada, donde prime la ciencia como método determinante para la adquisición de conocimiento. El orden que se ha perdido debe ser reconstruido en una sociedad orgánica, donde haya una armonía entre las partes y el todo, y donde cada elemento exista de forma interdependiente en la relación al todo. Para Comte, la sociedad moderna debe estar basada en una dirección moral y política que emane de la ciencia, es decir, un cuerpo social donde la ciencia alcance una jerarquía absoluta por sobre otros saberes y logre cohesionar a la totalidad.
El autor propone la unicidad de método para lograr conocimiento y ubica a la sociología como una disciplina autónoma e independiente de otros saberes. La teoría comteana resulta interesante para observar ciertos fenómenos de la actualidad desde una óptica empirista, es decir, utilizando el método científico aplicado a la realidad social para extraer ciertas observaciones objetivas del mundo social, tratando de dejar a un lado creencias y valores que interfieran en dicha observación. Por otra parte, Karl Marx realiza un análisis profundo de la sociedad moderna capitalista y observa que el surgimiento de la propiedad privada y la distinción de clases hacia el interior de la estructura productiva es lo que determina el conflicto irresoluble entre los individuos. En este marco, un sector de la sociedad se ve obligada a vender su fuerza de trabajo como mercancía a un determinado grupo de hombres dispuesto a comprarla y la sociedad queda dividida en dos clases: la burguesía y el proletariado. Marx considera al individuo en un estado de alienación, donde prima un momento de escisión y ruptura del trabajador con la objetivación de su trabajo, en la cual no logra reconocerse y es ajeno al bien producido. La sociología marxista ubica al proletariado en el lugar del sujeto revolucionario para transformar la realidad y esto le otorga un fuerte determinismo histórico a su teoría, ya que la clase obrera estaría predestinada a llevar a cabo el derrocamiento del Estado burgués y la consolidación de la sociedad sin clases. Lo particular del planteo marxista es que no sólo analiza y describe la sociedad moderna sino que también esboza una posibilidad de cambio con respecto a su organización dada. En esta línea, se puede afirmar el componente transformador que tiene la sociología de Karl Marx, al exponer ciertas condiciones objetivas de la sociedad y luego proyectar modificaciones a futuro, en un proceso dialéctico que tiende al progreso de la historia. A partir de lo expuesto, se puede trazar una fuerte similitud con la teoría comteana del progreso y el desarrollo de la sociedad. Ambos autores creen que hay un sector de la sociedad que tiene un rol histórico, una suerte de vanguardia que encabeza el progreso de los acontecimientos. La vigencia que tiene el pensamiento de Marx en la actualidad es de una gran importancia. El modo de comprender el conflicto social desde una óptica científica y económica, estableciendo el concepto de lucha de clases como fundante de las relaciones de producción del sistema capitalista, hace de su teoría una herramienta clave para abordar el conflicto social de la sociedad contemporánea, analizando al régimen capitalista de producción en su fase actual. Desde otra mirada del pensamiento sociológico, se ubica Emile Durkheim. Este autor observa la sociedad como un todo orgánico, algo antecedente al hombre, que lo determina y es éticamente superior a él. La sociología durkheimiana es promotora de restablecer el orden social perdido, a través de una rígida estructura institucional que imponga valores, formas de pensar y tradiciones que cohesionen el cuerpo
social. En la teoría durkheimiana se vislumbra una preocupación ante el avance impetuoso de la sociedad industrial, que fortalece la individualidad y cuestiona los límites constituidos en la sociedad tradicional. Durkheim distingue dos tipos de vínculos que hacen a la unión de la sociedad: el primero es propio de un estadío social anterior a la sociedad industrial y lo configura la solidaridad mecánica. Este tipo de lazo marca una fuerte comunión entre los hombres, una conciencia colectiva unificada y un alto grado de cohesión social. Al aparecer grandes cambios en la estructura productiva, el trabajo se especializa en distintas ramas y la sociedad adquiere nuevas formas de relacionamiento y se complejiza hasta perder este tipo de solidaridad. Aquí emerge la idea de solidaridad orgánica, basada en la nueva especialización e interdependencia que genera la división social del trabajo. En la división del trabajo el autor observa un principio de anomia, donde lo que prevalece es una falta del componente moral que pueda organizar y robustecer el espíritu colectivo de una sociedad. El autor explica el concepto de “hecho social”, estableciendo que son ciertos fenómenos con caracteres específicos que los vuelven analizables por la sociología y los aparta de otros campos disciplinarios. El hecho social representa un conjunto de valores, costumbres y reglas morales que son externas a la conciencia del individuo y lo coaccionan en sus procederes cotidianos. De este modo, se observa que para el autor francés existe un campo de estudio propio de la sociología, con ciertas características propias de esta disciplina. En este sentido, se observa un distanciamiento con el pensamiento de Comte, para quien el método científico debía ser único y abarcativo de cualquier rama del saber. Para abordar el universo de lo social en la actualidad, es preciso rescatar la idea de hecho social en Durkheim y ver cómo este elemento se configura y coacciona la vida cotidiana de los sujetos sociales. A su vez, es interesante observar el concepto de anomia del autor para dilucidar ciertas problemáticas contemporáneas alrededor de los vínculos sociales de nuestros tiempos. Para continuar el abordaje del pensamiento sociológico clásico es preciso reflexionar alrededor de la obra de Max Weber, quien desarrolla su teoría al ritmo del avance de la ciencia, la creciente racionalización de la vida cotidiana, el auge de la industria como sistema de producción y la consolidación de la democracia como forma de gobierno. Un tiempo caracterizado por la secularización de las costumbres y la pérdida de los valores religiosos en las creencias de los hombres. Weber describe que uno de los cambios significativos que se lleva a cabo con el sistema capitalista de producción, es la separación de las economías domésticas y la industria. De este modo, el complejo industrial nuclea al conjunto de los trabajadores, bajo un sistema de producción donde prima la contabilidad racional, la organización del trabajo libre y la técnica como mejor forma de aprovechar los recursos disponibles. Por otra parte, la organización política también adopta estos principios de racionalidad y se caracteriza por poseer funcionarios especializados y un marco jurídico basado en la razón como fuente de legitimidad política.
Para el autor es un proceso de desencantamiento del mundo, donde la racionalidad y la burocratización dominan los diversos aspectos de la vida humana hasta conformar una “jaula de hierro” que coloca al individuo en una situación de subordinación absoluta. Para abordar la realidad social, el autor distingue a la sociología comprensiva como herramienta fundamental. El esquema conceptual weberiano parte de la interpretación de la acción racional con arreglo a fines, esto es una acción que observa los medios adecuados para un fin específico. De esta manera, la sociología comprensiva busca generar explicaciones sobre ciertas regularidades comprobadas. La metodología que utiliza Max Weber se basa en la conformación de tipos ideales como herramientas metodológicas para un cabal análisis de la acción social. El tipo ideal es solo un recurso técnico que permite comprender las acciones, formando un concepto límite que estructura bajo ciertos parámetros el análisis, pero nunca se da en la realidad empírica. Comparativamente, se puede ver que la sociología comprensiva que utiliza Weber para el análisis de lo social considera fundamental el sentido que le otorgan los individuos a las acciones sociales, es decir, el sentido mentado de la acción, mientras que en Durkheim predomina el estudio de la estructura social, del entramado y del hecho social como síntesis de un proceso holístico de relaciones sociales. La sociología weberiana está más interesada en la acción particular de cada individuo, observa cuáles son los fines, las creencias y las motivaciones que los lleva a actuar. Para culminar, es interesante discutir el pensamiento sociológico de Georg Simmel, quien considera que la sociedad nace cuando los individuos entran en acciones de mutua influencia. Los hombres interactúan porque persiguen ciertos fines: por instinto, por fe religiosa, por cooperación o a raíz de determinados conflictos, y esto involucra a los sujetos en un entramado social. De este modo, la reflexión simmeliana se acerca al pensamiento de Weber, ya que ambos focalizan su análisis sobre la individualidad de la acción y las motivaciones esenciales de la misma. La sociología ocupa un lugar central en el estudio de estos fenómenos de interacción social, núcleo de la sociología simmeliana. El autor plantea a la sociología como una disciplina que puede comprender de manera precisa los distintos núcleos de sociabilidad, que son complejos, de composiciones diversas y que en la modernidad adquieren mayores grados de dificultad para su cabal análisis. Le otorga a la sociología un status de ciencia independiente, capaz de llevar a cabo esta ardua tarea de identificación, demarcación y estudio de los fenómenos de interacción dentro de la estructura social. Simmel cree que durante la modernidad se genera una alienación del hombre. En su conceptualización de la racionalidad, Simmel adopta una postura similar a la de Max Weber. Observa que la modernidad contrae un proceso de mayor racionalización y deshumanización de la vida, donde decrece el valor emocional de los vínculos y esto recae, en última instancia, en una vida más despersonalizada. Ambos
observan a la sociedad industrial como un momento de racionalización extremo, donde la especialización y la burocratización de la sociedad impiden el desarrollo de las personalidades individuales. Georg Simmel representa un modelo comprensivista interesante para abordar la actualidad, ya que expresa un acercamiento a lo más íntimo del vínculo social, es decir, el autor puntualiza en las cuestiones microscópicas de la sociabilidad para desarrollar su análisis sociológico. El autor considera que lo sustancial en las relaciones humanas se encuentra en los elementos más pequeños y moleculares de una comunidad y en consecuencia es necesario posar la atención sobre esos entramados con el fin de dilucidar las distintas particularidades que nos ofrece la vida social moderna.
Bibliografia
Comte Auguste. Discurso sobre el espíritu positivo. Madrid: Aguilar.
Durkheim Emile. Las reglas del método sociológico.
Marx Karl. El 18 Brumario de Luis Bonaparte. www.philosophia.cl/Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
Weber Max. La ciencia como vocación. Centro editor de América Latina.
Weber Max. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Introducción. Ediciones Península. Barcelona.
Weber Max. Sobre algunas categorías de la sociología comprensiva.
Simmel Georg. El problema de la sociología.