Obama y la política del ‘pato rengo’ (lame duck) - Daniel Locattelli

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OBAMA Y LA POLÍTICA DEL ‘PATO RENGO’ (LAME DUCK) Por: Daniel Locattelli1 En la política norteamericana, al presidente que no puede ser reelecto se le adjudica la condición de ‘pato rengo’, por la imposibilidad de este animal de seguirle el ritmo a su bandada, condición que lo relega a quedar por el camino con relación a sus pares. Politológicamente, es la situación que enfrentan los presidentes salientes en su segundo mandato, cuando adversarios y aliados toman distancia de sus acciones. Los primeros para profundizar su oposición, mientras que los segundos, lo hacen para diferenciarse de aquellas decisiones problemáticas. No obstante, no todo es malo para un presidente en esa situación. Por el contrario, su ‘solitaria’ condición, le permite mayor libertad en sus decisiones, en función que no deberá responder electoralmente por ellas. Quizás aprovechando su condición de ‘lame duck’, el presidente Obama haya decidido ir tan lejos como le sea posible en la recomposición de las relaciones con Cuba, de forma que la administración que lo suceda, enfrente un hecho consumado de difícil reversión. Obviamente el acercamiento no se ha limitado exclusivamente a la apertura de embajadas, sino que por el contrario abrió amplias posibilidades de negocios para inversores norteamericanos, a unas pocas millas de la costa de la Florida. Desde el lado cubano, el gobierno y particularmente Raúl Castro, son conscientes de la importancia que tendrían esas inversiones para su país. A tal punto esto es así, que el propio régimen le otorgó a un excelente orador y comunicador político, la oportunidad de hablarle al pueblo cubano desde un estrado

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Daniel Locattelli, Cnel Ret. Ejército Uruguayo. Politólogo (Udelar – Uruguay) y Candidato a Dr. en Ciencias Políticas (UNSAM, Buenos Aires, Argentina. Con especialidad en Seguridad Internacional (Reino Unido). En el área de la Docencia es Coordinador del Área Política de la Maestría en Estrategia y Director del Curso Política y Estrategia en el Centro de Altos Estudios Nacionales. Profesor en los Cursos de Estado Mayor e Inteligencia Estratégica en el Instituto Militar de Estudios Superiores. Investigador Académico en temas de Defensa y Relaciones Civiles Militares en CALEN y en el Comité 24 (RC24) de la Asociación Internacional de Ciencia Política (IPSA). Consultor en el área de la Estrategia Política para Partidos Políticos y Gobiernos Municipales. @Daniel_LoPa https://daniellocattelli.wordpress.com/


privilegiado, con la presencia de las máximas figuras del gobierno. Sin duda, más allá de las diferencias que existen y seguirán existiendo, el mensaje es de acercamiento. Están quienes a la luz de la experiencia cubana basada en su radical antinorteamericanismo, desconfían de las buenas intenciones detrás de esta invitación, y ven las acciones de la Casa Blanca como un síntoma de debilidad para con un enemigo histórico. El tiempo dirá quien fue más exitoso y quien obtuvo los logros más importantes. Lo cierto es que el presidente Obama hizo una apuesta fuerte, en la que decidió dejar de lado la lógica binaria de amigo enemigo para con el último vestigio de la Guerra Fría. Quizás un análisis en perspectiva temporal de mediana duración, ayude a entender esta decisión. Al momento de la desintegración de la Unión Soviética, todas las señales auguraban un único poder hegemónico emergente, así como un Sistema Político triunfante. Desde el punto de vista de las Américas, el paradigma dominante desde la Casa Blanca fue el proyecto integrador desde Alaska hacia Tierra del Fuego, conocido como la Iniciativa de las Américas o ALCA, que nunca prosperó y terminó en fracaso. Con el paso del tiempo, si bien los EE. UU continuaron siendo la principal economía y potencia militar, el mundo devino en una multipolaridad que dio por tierra aquellas previsiones de una Hegemonía en solitario. Con relación a las Américas, luego de los atentados del 11 de Setiembre, los EE. UU se vieron obligados a cambiar radicalmente el centro de gravedad de su Política Exterior, relegando esta región a prioridades sensiblemente menores. La crisis financiera de 2008, no

hizo más que incrementar esta tendencia. No obstante, ninguno de estos

acontecimientos significó abandono sino un cambio de Política que se adecuaría a las nuevas Amenazas que emergían y a la frustrada experiencia integradora del ALCA. Desde el punto de vista de la Seguridad, esto implicó que en la medida que la Guerra Fría se distanciaba en el tiempo, los EE. UU rediseñaran su Agenda, sustituyendo al enemigo comunista por nuevas y diversas Amenazas que se diferenciaban en intensidad y calidad, según las distintas sub- regiones del continente.


Desde el punto de vista de la integración, el ambicioso ALCA fue rediseñado y sustituido por Tratados bilaterales, que en forma indirecta y por la vía del intercambio comercial, contribuían a la Seguridad Hemisférica bajo el supuesto que los intereses compartidos desalientan el conflicto entre las partes. Eso le permitió a los EE.UU ir sumando aliados, sustituyendo el viejo paradigma binario por un juego multilateral de tratamiento caso por caso. En otras palabras, operaron como aquel jugador de ajedrez que atiende varias partidas en forma simultánea. Su apuesta será ganar la mayor cantidad de juegos posibles, dejar tablas otros tantos y tratar de no perder ninguno. Siguiendo ese línea argumental, la inclusión de Cuba sería una partida más, quizás la de final más incierto, pero estrictamente necesaria de disputar, ante la aparición de otros jugadores de fuste en la región.


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