ABC DE LOS ACUERDOS DE PAZ: SILENCIAMIENTO DE LOS FUSILES EN COLOMBIA
Steffany Bermúdez Palacios* Vilma Sastoque Marin** A medio día del jueves 23 de junio de 2016 en La Habana - Cuba, el Gobierno de Colombia y las FARC firmaron el acuerdo al cese bilateral y definitivo al fuego así como la dejación de armas por parte de la guerrilla más grande y antigua de Latinoamérica; frente a la presencia de organismos multilaterales, máximos dirigentes y representantes de países como Chile, Venezuela, Noruega, México y Estados Unidos. Pasarán a la historia los más de 50 años de conflicto armado interno, que dejó numerosas víctimas y un rezago económico y social para el desarrollo del país. En septiembre de 2012, comenzó oficialmente el proceso de paz en Colombia bajo el mandato del Presidente Juan Manuel Santos, situado en un contexto de tensión para el Gobierno y la guerrilla de las FARC; después de una serie de intentos de diálogo fallidos propuestos por mandatos anteriores y un escalamiento del conflicto durante el período de la “Política de Seguridad Democrática” del expresidente Álvaro Uribe que desarticuló las estructuras militares y dio de baja a altos mandos de la guerrilla de las FARC. La dinámica de las relaciones cambió cuando el Gobierno reconoció la existencia de un conflicto armado interno1, que implicaba la aceptación de estas organizaciones con un sentido más amplio que antes se limitaba a designar como amenaza terrorista y con esto se dió un primer paso para un acercamiento y la posibilidad de llegar a un acuerdo pacífico y voluntario por parte del grupo insurgente. Así, se conformaron las delegaciones por miembros de renombre en el ámbito nacional por parte del gobierno y altos mandos de la guerrilla por parte de las FARC, y se designaron como países garantes a Cuba y Noruega y acompañantes a Chile y Venezuela. Fue Cuba, el país en donde se llevó a cabo las negociaciones teniendo en cuenta los encuentros previos a la apertura oficial del diálogo. La agenda estuvo integrada por cinco puntos, algunos de ellos
* Profesional en gobierno y relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia con énfasis en estudios políticos e internacionales. Correo: steffanybermudez@hotmail.com ** Politóloga con énfasis en comunicación y participación política, egresada de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá, Colombia); Estudiante de octavo semestre de Derecho de la misma Universidad. Correo electrónico: sastoque.vilma@gmail.com 1 “El reconocimiento del conflicto armado, un paso positivo”. (12 May 2011) Página Web del Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ). Disponible en: https://www.ictj.org/es/news/elreconocimiento-del-conflicto-armado-un-paso-positivo
que coincidían con proyectos previamente impulsados por el Gobierno como el proyecto de ley para las Víctimas y la Comisión de la Verdad. El “Acuerdo General para la Terminación del Conflicto” definía como puntos de negociación los siguientes: La política de desarrollo agrario integral, Participación Política de las FARC; El fin del conflicto (dejación de las armas); la solución al problema de las drogas ilícitas respecto a su cultivo y financiación de las actividades propias de la guerra; determinación y tratamiento a las víctimas del conflicto armado; y los mecanismos de refrendación de los acuerdos. Después de casi cuatro años de negociación, con altibajos y cambios en el cronograma, y con acciones concretas previas a la firma - como el fin del reclutamiento de niños, niñas y adolescentes a las filas de las FARC y un cese de hostilidades unilateral- que mostraban el compromiso de la guerrilla en las negociaciones, se logró llegar a un acuerdo final, con el visto bueno de la comunidad internacional. ¿Qué se acordó? El pasado 23 de junio de 2016, el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, además de acordar el silenciamiento y entrega de los fusiles, establecieron el pacto respecto a temas claves en la negociación, que hacen referencia al cronograma y puesta en marcha de zonas de concentración para los guerrilleros, las garantías de seguridad para los desmovilizados y la refrendación de los acuerdos. A - Cese bilateral al fuego y Zonas de Concentración Frente al primer punto, cese bilateral y definitivo del fuego, no se estableció una fecha concreta del día de su iniciación. Sin embargo, el Gobierno Nacional señaló un hecho preciso que dará inicio a este punto y es la firma del Acuerdo Final. Se entiende que inmediatamente a su firma, habrá lugar al cese de hostilidades y que los integrantes de las FARC deberán desplazarse hacia las zonas de concentración definidas. Respecto de las zonas de concentración, se acordó la creación de 23 “Zonas Veredales Transitorias de Normalización” y ocho campamentos en donde se dará lugar al proceso de dejación de armas que estarán vigentes durante los seis meses siguientes al día del Acuerdo Final. Se estableció que miembros de la Fuerza Pública colombiana, integrantes de las FARC, y representantes de Naciones Unidas y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), serán los encargados de vigilar y controlar este proceso. Por su parte, el Ministerio de Defensa de Colombia, dio a conocer la ubicación de dichas zonas y los municipios el viernes 24 de junio de 2016, sin precisar aún las veredas, donde se
concentrarán los miembros de esta guerrilla mientras se realiza la entrega de las armas y su reincorporación a la vida civil2. Este punto es fundamental tanto para las FARC como para el Gobierno y demás instituciones. Por un lado, es indispensable para la guerrilla asentarse en zonas donde han tenido presencia histórica, al tiempo que se debe garantizar la seguridad de la población civil y los asentamientos indígenas; y por otro lado, la ubicación de estas es un determinante para las instituciones encargadas de las acciones de control y vigilancia pues dependiendo de su ubicación aumentarán o disminuirán los costos de monitoreo. Ahora, ¿cómo dejarán las armas las FARC? Se entiende que la dejación será paulatina durante el máximo de seis meses en que se encuentren presentes en las zonas de concentración. El primer periodo será dentro de los tres meses siguientes a la firma del Acuerdo Final, el segundo periodo será a los cuatro meses de la firma y el tercero a los cinco meses de dicho acuerdo, esto con el fin de que al término de máximo seis meses la guerrilla esté totalmente desarmada lo que será verificado y certificado por una comisión especial designada por la Organización de las Naciones Unidas - ONU. Las armas serán destruidas y con ellas se dispuso la realización de 3 monumentos acordados entre las FARC y el Gobierno Nacional. B - Garantías de seguridad para los desmovilizados El pasado jueves se anunció que las Zonas de Concentración contarán con un cinturón de seguridad de un kilómetro a la redonda y 60 miembros de las FARC podrán circular libremente por el territorio nacional con el fin de cumplir propósitos frente a las negociaciones de paz; las medidas de seguridad fueron acordadas con el Gobierno Nacional, aunque estás no se anunciaron al público en general. Unas de las garantías esenciales es el cese bilateral y definitivo de las hostilidades y la creación de una seguridad especial que proteja al movimiento político que se desprenda de la desmovilización de la guerrilla. De igual modo, se creará una “Subdirección de Seguridad y Protección” bajo el mando de la Unidad Nacional de Protección para garantizar la seguridad de los desmovilizados y comunidades afines al proyecto político de esta organización. Así mismo, el Gobierno de Colombia anunció que combatirá a todos aquellos grupos u organizaciones -acciones paramilitares y bandas criminales asociadas al narcotráfico- que generen inestabilidad para la paz en el post-acuerdo. El Gobierno se encargará de crear un ente de seguridad, que junto con la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional, se encargue de desmantelar y judicializar a dichas organizaciones. 2
Para ampliar la información ir a:“Estas son las 23 zonas de concentración donde estarán las Farc” (24 Jun 2016 - 9:49 AM) Redacción Paz, Periódico “El Espectador” versión en línea. Disponible en: http://www.elespectador.com/noticias/paz/estas-son-23-zonas-de-concentracion-donde-estaran-farc-articulo639658
C - Refrendación de los acuerdos Las FARC aceptaron el plebiscito como forma de refrendación de los acuerdos. Fórmula propuesta por el Gobierno hace varios meses y que no fue bienvenida en la mesa de negociación en La Habana. Este anuncio fue una sorpresa para el pueblo colombiano pues la organización guerrillera sostenía con firmeza que el mecanismo idóneo para la refrendación era una Asamblea Nacional Constituyente. Haciendo caso omiso a la postura de las FARC, se tramitó en el Congreso de la República de Colombia el Acto Legislativo para la Paz, en el cual se estableció el plebiscito como mecanismo de refrendación de acuerdos y el cual fue aprobado por el congreso. Hoy en día, la Corte Constitucional se encuentra estudiando la constitucionalidad del Acto y se espera su pronto pronunciamiento. ¿Esperanzas para el futuro? Este acontecimiento genera una ruptura histórica en las dinámicas del conflicto colombiano y propiamente modifica el contexto sociopolítico latinoamericano. En un momento de la historia en donde los conflictos se agudizan y transforman en otras regiones del globo, sorprende que un proceso violento de más de medio siglo esté tomando pasos concretos hacia su fin - aún está pendiente el punto sexto de las negociaciones sobre implementación-. Es natural la incertidumbre frente al futuro, y aún quedan preguntas que resolver respecto a las condiciones en las cuales se desarrollará el pacto; por ejemplo el urgente fortalecimiento de la infraestructura y funcionamiento de las instituciones gubernamentales acusadas de corrupción, de la administración de la justicia e incluso de una posible negociación y la postura del Gobierno frente a la guerrilla que aún sigue operando, el Ejército de Liberación Nacional- ELN-, entre otros temas. No cabe duda que después de la firma del Acuerdo Final, Colombia estará enfrentada a grandes retos a nivel socioeconómico; la esperanza está sembrada en la reforma adecuada de las estructuras agrícolas, en la recuperación de los espacios geográficos en los que el grupo guerrillero ha hecho presencia histórica, el proceso de adaptación a la vida civil de los alzados en armas, al combate de las bandas criminales y el paramilitarismo y a un arduo trabajo con la población y la sociedad civil para asumir procesos efectivos de perdón, reconciliación y de respeto pacífico de las diferencias. Un largo camino está por recorrer en la construcción definitiva de la paz, pues la firma en sí no simboliza la ausencia inmediata de la guerra sino las infinitas posibilidades que se abren para que todos los colombianos puedan habitar en un espacio de respeto democrático, de goce
efectivo de los derechos humanos y de una vida digna. Sin duda los más de cincuenta años de violencia serán un recordatorio para las nuevas generaciones de lo que no se debe repetir. El primer paso a la oportunidad de la paz ya está dado.