Revés boliviano - Roberto Viesca Dorantes Colaboración Jorgelina Favre

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REVÉS BOLIVIANO: EL NO A LA REFORMA CONSTITUCIONAL Por: Roberto Viesca Dorantes 1 Colaboración de Jorgelina Favre2 El domingo 21 de febrero, el pueblo boliviano decidió con un apretado NO el cambio a la reforma constitucional del artículo 168 para la postulación del presidente Evo Morales a un cuarto periodo consecutivo (y segundo consecutivo contando a partir del Estado Plurinacional) para 2020-2025. El Tribunal Supremo Electoral ha contabilizado casi el 100% de los votos. Los resultados finales arrojan que el 51.31% del escrutinio se decidió por el NO, al contrario del 48.69% que mantenía las ilusiones de la continuidad por el SI. En total, de los diez millones de bolivianos aproximadamente, participó el 65% de la población. La pequeña diferencia en la decisión del voto popular para el NO, significa la primera derrota electoral para el presidente Morales en los diez años que lleva su gobierno. Este altercado pudo haber sido sorpresivo sin los grandes ajetreos que la oposición ha instigado en contra del gobierno por todas las fuentes posibles poco antes de realizar el referéndum. Nuestro análisis parte de dos temas centrales: el primero, es la baja del liderazgo de Evo Morales, y segundo, la campaña de “guerra sucia” que es una realidad no sólo en el contexto boliviano sino en general, en el contexto de los “gobiernos progresistas” latinoamericanos. Desde la toma de posesión de Evo en 2006, Bolivia ha experimentado cambios drásticos en los campos económicos, sociales, políticos y culturales. Resalta la transformación no sólo del nombre, sino dentro del articulado constitucional del reconocimiento de la diversidad cultural (donde el grueso de la población es de origen indígena) bajo la denominación de Estado Plurinacional de Bolivia. En materia económica, el país ha crecido constantemente en un 5% en los últimos diez años y el PIB nominal subió 196% representando 33.794 millones de dólares, la población 1 2

Lic. Relaciones Internacionales por la Universidad Nacional Autónoma de México.Lic. Relaciones Internacionales por la Universidad del Salvador.-


económicamente activa es de 71.9% y la tasa de desempleo de 6.5%, según la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR). Además, en 2010 la inversión pública creció cuatro veces más que antes de 2006. Por otro lado, en el informe que presentó el Banco Mundial en 2015 “Perspectivas Económicas Mundiales”, Bolivia se situó en primer sitio por primera vez en cuestión de PIB regional, un hito económico del gobierno de Evo Morales.

El modelo de economía del gobierno, se formuló dentro de las premisas de la nacionalización de los recursos naturales del país como los hidrocarburos y los minerales, de ahí que el excedente económico no pasase a manos de empresas trasnacionales, sino a la posibilidad de distribuir esa riqueza directamente a la población. Según el Banco Central de Bolivia en 2013, los ingresos por exportación de hidrocarburos llegaron a 6.625 millones de dólares. Bajo esta perspectiva, la construcción del imaginario “milagro económico” se volvió una realidad infalible en contra de todos pronósticos y de todos los organismos internacionales con ideología neoliberal. La pobreza extrema se redujo de 38% a 21% y la no extrema de


63% a 45%, lo que ha promovido la aparición de una nueva clase media, distanciando las brechas sociales que caracterizaban al país. Esta nueva clase media atiende al crecimiento económico por medio del esparcimiento de un comercio activo y en potencial desarrollo. Lo que antes era considerada la zona marginada de La Paz (capital boliviana)El Alto, ahora es un referente del crecimiento exponencial de ésta clase media que construye casas, comercios y segundos pisos que se les denominan “Cholets” (una mezcla entre la palabra “chalet” y “cholo” o vocablo denigrante para dirigirse a los pueblos originarios como aymaras o quechuas) que han sido ayudados, en gran medida, por el primer gobierno indígena del país. A pesar de todo lo anterior, la imagen de Evo Morales se ha mermado a causa casos de corrupción (como el Fondo Indígena) o los pocos acuerdos que existen ya entre los sindicatos y asociaciones civiles de Bolivia. Evo Morales constantemente lucha en contra de aquellos que nunca quisieron un gobierno campesino-indígena (Bolivia es uno de los países más racistas en al interior de Sudamérica) y una desesperada posición separatista de la llamada “Media Luna” que la componen ciudades como Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando y que creo una crisis en 2008. El momento clave que esperaba una posición sin proyecto y endeble era el referéndum para propiciar una guerra mediática hacia el gobierno. La proyección negativa que impulsó la oposición resultó crédula para aquellos que la vieron como un movimiento ciudadano más que una victoria pírrica de la derecha boliviana. Es hasta ahora que el partido de Morales, Movimiento al Socialismo (MAS) va a tener que decidir quién será su próximo candidato en las elecciones. Difícil tarea. Por su parte, la oposición boliviana es un remanente de contrarios al oficialismo sin ningún proyecto verdadero de Estado ni un líder que se le pueda siquiera acercar a Evo, ni MAS lo tiene. Probablemente, uno de los pocos que pueda secundar a Evo en el gobierno, sea el Vice Álvaro García Linera o Luis Arce Catacora, Ministro de Economía y Finanzas. Tl vez en ellos, la postulación para efectuar el triunfo en 2019 sea visto como la continuidad del proyecto Moralista de país.


No obstante a ello, algo que es sabido y debido reconocer es el cauteloso aproximamiento del gobierno de Estados Unidos para eliminar cualquier contenido de “gobiernos progresistas” en la región. Podríamos preguntar ¿Por qué Bolivia es importante para la geopolítica internacional? Sencillo. Bolivia es la segunda mayor reserva de gas natural (detrás de Rusia) a nivel internacional con 48 trillones de pies cúbicos cuadrados. Es por ello la cercanía de Bolivia con Rusia para que el primero se uniera el exclusivo club de países con capacidad nuclear y primero en América Latina. La estrategia y la geopolítica van de la mano con el interés. Caso concreto el venezolano. Antes nadie ponía atención en lo que sucedía en Venezuela como sucede hoy, y ¿por qué es así? Igualmente sencillo. Venezuela es la mayor reserva de petróleo del mundo y lo que pase dentro de aquella nación, le incumbe a otras como a Estados Unidos y también, porque no, con ayuda de los mass media en manos de los monopolios poderosos. Así está sucediendo con Bolivia, al menos una hipótesis que se presenta. Datos de Wikileaks aducen que es la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) la responsable de respaldar y financiar a la mal llamada oposición en Bolivia, siendo que de 2006 a 2009 invirtió para este fin casi 4 millones a los movimientos separatistas de la “Media Luna”. Podríamos mencionar como último análisis, el mensaje de la población boliviana. Tal como remarcamos a principio de este artículo, Evo Morales ha tenido a lo largo de su periodo presidencial una imagen positiva en las elecciones, y ha logrado cambios benéficos para el país. Sin embargo, el voto del NO al cambio de la reforma constitucional, es una lección política por parte de la ciudadanía en un país en el que sólo se identificaba con un líder. El hecho de que haya perdido el referéndum por muy escaso margen refleja que, posiblemente, miles de cientos de personas elegirían nuevamente a Evo Morales pero que, a la vez, no todos comulgan con la idea de la perpetuación del poder de un mismo candidato, por más bueno que éste sea. La contradicción política boliviana es evidente.


Según el periódico The Guardian, entrevistas realizadas votantes en la ciudad de La Paz reflejan la opinión negativa a la perpetuidad del mandato presidencial, en donde en este caso, ha sido por casi 20 años, (lo que habría sucedido de aprobarse dicho referéndum). Tanto la “guerra sucia” mediática de oposición como el interés renovado del posicionamiento geopolítico perdido por parte de Estados Unidos, han sido escaparates para la reprobación de un periodo más para el proyecto político boliviano. El problema racional de la población es que sólo se percataron en la imagen precaria de un líder otrora salvador y redentor, más que en el proyecto por el que ha luchado y sostenido durante diez años. Bolivia se acerca peligrosamente al acecho de la oposición, tal cual en Argentina y Venezuela. El NO es un golpe duro pero no debe ser el final, el proyecto de las izquierdas debe continuar.


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