OTROS TÍTULOS DE ESTA COLECCIÓN 41. La función de la religión en la vida de las víctimas del desplazamiento forzado en Colombia Nelson Mafla Terán
GERMÁN ROBERTO MAHECHA CLAVIJO
39. Creer en la reconciliación Enrique Vijver y Edgar Antonio López (dirs.) 38. Lectura intercultural de la Biblia en contextos de impunidad en América Latina Hans de Wit y Edgar Antonio López (dirs.) 37. Entremeses teológicos 2010-2011. Teología ecumenismo y diálogo interreligioso Hermann Rodríguez O., S.J. (comp.) 36. Jesús en la política. Cristianismo para universitarias y universitarios III Carlos Novoa Matallana, S.J. 35. Aproximación al quehacer teológico en la Facultad de Teología, Pontificia Universidad Javeriana (1937-1978) Equipo de Docencia e Investigación Teológica Didaskalia
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Religión, Cultura y Sociedad No. 42
naturales y la segunda en el de las ciencias humanas. Por tanto, su acercamiento se constituye en una mirada particular que puede darse desde dos orillas indiscutiblemente distantes. Sin embargo, en la actualidad, una nueva exégesis permite revelar que la ecoteología no se configura simplemente como el resultado de la amalgama de dos palabras en una sola, para fraguar un discurso novedoso y exponer las posibilidades de una aproximación interdisciplinar, sino es un reto epistemológico que permite a esta noción ir consolidándose como un nuevo locus al interior de ambos saberes.
40. El arte de reiniciar la vida Susana Becerra Melo
Ecoteología. Pretextos para la reflexión - Germán Roberto Mahecha Clavijo
Ecología y teología son dos disciplinas que en principio parecen estar referidas tradicionalmente a conocimientos diferentes. Por lo general, la primera se ubica en el ámbito de las ciencias
Docente del Centro de Formación Teo lógica, Facultad de Teología, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. Doctor en Ciencias Pedagógicas, Instituto Cen tral de Ciencias Pedagógicas, La Habana (Cuba); magíster en Teología, Pontificia Universidad Javeriana; magíster en Edu cación Ambiental, Instituto de Investi gaciones Ecológicas, Málaga (España); magíster en Desarrollo y Saneamiento Ambiental, Pontificia Universidad Jave riana; licenciado en Biología, Universidad Pedagógica Nacional. gmahecha@javeriana.edu.co
Imagen de cubierta: Germán R. Mahecha
Prólogo En las últimas décadas, la humanidad ha experimentado grandes cambios en la tecnología, la cultura urbana y los modelos de relación. Parecía que el progreso era una línea recta e infinita, que crecía cada vez más rápido, en la que el ser humano podía dominar y someter el mundo, con todos los seres que lo constituyen, y convertir es tos en una fuente inagotable de recursos. El planeta Tierra sonaba para el oído humano como algo indiferente, un conjunto de cosas, de objetos. De ahí que cuanto más artificial, mejor. Sin embargo, poco a poco se fueron descubriendo las limi taciones de tal punto de vista. La evidencia se acercó lentamente a la conciencia. Miles de especies de plantas y animales estaban desapareciendo, y se llevaban con ellos secretos preciosos. Se cons tató que varios insecticidas que habían garantizado un enorme in cremento en la producción agrícola podrían envenenar al ser humano y provocarle graves enfermedades y daños irreparables, a lo que se sumaba también la pérdida en la calidad del suelo, el aire y el agua. Surgió una palabra hasta entonces ausente en nuestro vocabulario: contaminación. Técnicamente, se define como una situación en la cual el entorno físico y biológico presenta una concentración de sus tancias y de energía por encima de los límites permitidos por la ley, lo cual ocasiona impactos negativos sobre el ambiente y los seres hu manos. De esta manera, lo que parecía una solución pone en riesgo nuestra salud y la conciencia ecológica adormecida despierta como una advertencia, como una cuestión por resolver. Se comienza a hablar entonces del problema ecológico.
ecoteología. pretextos para la reflexión
En los últimos tiempos, la evolución de la humanidad ha per mitido que emerja otra percepción: la conciencia planetaria. Con esto descubrimos que el ser humano es parte de la Tierra. El medio ambiente no está fuera de nosotros y, por el contrario, somos una continuación del mismo. Habitamos una casa común, de la cual hacen parte los seres abióticos (suelo, agua, aire, energía solar) y los bióticos (microorganismos, plantas, animales y, entre ellos, los seres humanos). Somos una gran comunidad de vida, en la que todo está interrelacionado. Y ahora, sabiéndonos interdependientes con todos los seres que constituyen este planeta, somos también responsa bles de que este continúe habitable. Surgen entonces nuevos términos como reencantamiento, sostenibilidad, ecoeficiencia, cuidado. En palabras del papa Francisco, en su encíclica Laudato si’: “El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza” (LS 12). Por eso, sin querer abandonar las conquistas de la tecnología y la comodidad de la cultura urbana, las personas descubren las bondades de reconectarse con la red de la vida, de frecuentar parques y áreas de conservación, de adoptar un estilo de vida más sencillo, de optar por una alimenta ción más natural y equilibrada. En este contexto tan desafiante y estimulante, en el cual se pone en juego no solo el presente y el futuro de la humanidad, sino el de nuestra casa común también, la ecología se convierte en algo vital para nosotros. En la búsqueda de una sociedad sostenible, nos enfrentamos a las diferentes tradiciones religiosas presentes en una sociedad plural. Gestadas en otro momento histórico, a través de los siglos, ellas han conformado diferentes y complementarias for mas de comprender la relación del ser humano con el mundo y la divinidad. Al respecto, Francisco nos dice que los textos religiosos clásicos pueden proporcionar un significado para todas las épocas, porque poseen una fuerza motivadora que siempre abre nuevos horizontes. De esta manera, si en ocasiones una mala interpretación nos llevó a justificar el abuso a la naturaleza o el dominio despótico del hombre sobre la creación, podemos afirmar que entonces fuimos infieles al tesoro de sabiduría que debíamos guardar. Es precisamente 12
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un retorno a las fuentes lo que permitirá que las religiones respondan mejor a las necesidades actuales. La mayor parte de los habitantes del planeta se declaran creyentes y esto debe llevar a las religiones a establecer el diálogo entre sí, buscando el cuidado de la naturaleza, la defensa de los pobres y la construcción de una sociedad de respeto y hermandad (LS 200-201). Este diálogo se extiende a las ciencias humanas, naturales y exactas, a los movimientos ecológicos y a tantas otras instancias de la sociedad civil. Por lo anterior, el libro que presenta el profesor Germán Mahecha es tan actual y necesario. Fruto de una larga experiencia de docencia en la Pontificia Universidad Javeriana, la obra nos abre la puerta a la ecoteología. Como lo explica el autor, en diferentes momentos, no se trata de una obra exhaustiva, sino de breves cla ves interpretativas que abren para el lector nuevas percepciones, despiertan el interés por conocer más, estimulan la investigación y suscitan el diálogo en vista del cuidado de nuestra casa común. De ahí el sugestivo subtítulo pretextos para la reflexión, ya que, en algu nas de nuestras lenguas latinas, el pretexto hace referencia al material previo, pero también a un motivo que invita a complementar. La obra está dividida en cinco partes. La primera esboza un bre ve escenario que muestra la relación de la teología con la ecología, razón de ser de la corriente denominada ecoteología. La segunda presenta una visión general de cómo las religiones comprenden la relación del hombre con el mundo circundante. Tal tarea es fun damental para comprender la contribución actual de las religiones para el cuidado del planeta. La tercera parte suscita en el lector el deseo de conocer y experimentar la ecoespiritualidad cristiana. En este contexto, el autor nos enfrenta a un desafío apremiante para la realidad de América Latina cual es el desarrollo social integral, con el propósito de liberar a gran parte de la población de la pobreza. …no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza. (LS 139) 13
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Al final, el autor nos presenta algunas tendencias contemporá neas y recuerda la actitud profética de denuncia y anuncio esperanza dor de la ecoteología. Con todo lo anterior, solo queda invitar al lector para que es te libro sea su compañero en el hermoso camino de redescubrir que la Tierra es a la vez nuestra madre, nuestra hermana y nuestra casa (LS 1), y de esta manera, con otros hombres y mujeres, donde quiera que él o ella esté, a nivel individual, familiar, profesional y religioso, pueda ofrecer su contribución para el cuidado del planeta. Porque …en el corazón de este mundo sigue presente el Señor de la vida que nos ama tanto. Él no nos abandona, no nos deja solos, porque se ha unido definitivamente a nuestra tierra, y su amor siempre nos lleva a encontrar nuevos caminos. (LS 245)
Afonso Murad, F. M. S.*
Ecoteólogo, Doctor en Teología. Profesor e investigador de Teología sistemática, Facultad Jesuita de Filosofía y Teología, FAJE, en el Instituto Santo Tomás de Aquino, ISTA, Belo Horizonte, Brasil; miembro de la Conferencia de Religio sos(as) en América Latina y el Caribe, CLAR. *
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Presentación Cada vez es más familiar escuchar y aceptar el término ecoteolo gía en referencia al posible diálogo entre la ecología y la teología. Sin embargo, es importante señalar que no es una palabra más que surge de la combinación entre dos conceptos (ecología + teología = ecoteología) ni de una moda que pretende ecologizar los discursos teológicos. Ecoteología es un concepto amplio que involucra, por una parte, la mirada de lo que comúnmente se aborda en el interior de la ecología como naturaleza –que generalmente en teología se com prende como creación–, y por otra, una mirada más amplia que hace caer en la cuenta de la perogrullada de que en la naturaleza (o en la creación) se encuentra involucrado el hombre1. De esta manera, para hablar de ecoteología es necesario abor dar una comprensión diferente de ecología, así como una clara y Es pertinente dejar en claro que, si bien se habla en masculino (el hombre) no se está excluyendo la participación importante, necesaria y obligatoria de lo fe menino (la mujer). Se trata tan solo de una forma de redacción, pero que desde aquí pretende superarse, para no caer en odiosas y extensas aclaraciones; y eso sin entrar en la discusión acerca de la utilización del símbolo arroba, cuando se escribe tod@s, en referencia a “todos y todas”. Por tanto, se sigue la primera acepción de la palabra “hombre” que presenta la Real Academia Española, Diccionario de la lengua española: “Ser animado racional, varón o mujer”. Además, es importante tener presente que, cuando se habla del ser humano, no se hace solamente por un modo que diferencie y ayude en la redacción del texto, sino que, por el contrario, se está haciendo un claro y explícito énfasis en la diferencia que existe entre lo homínido como evolución de la especie y lo propiamente humano como evolución de una conciencia de solidaridad gratuita con todo lo creado. 1
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explícita manera de afrontar la teología. Es decir, no se trata solo de referirse a lo que algunos autores plantean como lo verde ni tampoco de hablar de religión. Y aunque muchas veces se da por sentado que al abordar estos conceptos está incluido el hombre, generalmente este es “obviado” en la reflexión –y desplazado por otros organismos por los que se aboga– e incluso pasa a un segundo plano, al tratar de privilegiar la mirada de alguna divinidad. Es en este punto donde quiere converger la ecoteología: en un lugar en el cual la ecología no solo incluye al hombre y la teología lo presenta como el culmen de la creación, sino como un proyecto que se va construyendo de acuerdo con el propio ejercicio de liber tad, que da sentido a la existencia tanto personal como comunitaria, en los diferentes planos en los cuales ese hombre es protagonista (cultural, social, político, económico, artístico, científico, deportivo, religioso y educativo, entre un largo etcétera). Cabe señalar que el presente texto estuvo publicado desde 2010 en la colección de “Apuntes de profesores” y que luego de una re visión y actualización de sus contenidos, cuyo propósito es proponer un acercamiento a los temas que se desarrollan en la asignatura Teología y ecología ofrecida por el Centro de Formación Teológica de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, sede Bogotá, se publica ahora como libro de la colección “Religión, cultura y sociedad”. Por lo anterior, debe entenderse que esta obra no tiene la pre tensión de agotar los temas propuestos, sino –como lo plantea su subtítulo– ofrecer un pretexto para iniciar el diálogo; de ahí la bre vedad de los capítulos y las citas que los acompañan, que buscan motivar y orientar al lector a profundizar en una discusión compleja, que puede y debe ser ampliada por parte de quien se interese por esta temática. Conviene decir que algunos textos que aquí se presentan pue den ser encontrados en otros lugares debido a que, a lo largo de diez 16
presentación
años de trabajo, algunos de estos se han replicado y en ocasiones ampliado, con propósitos concretos como los que se presentan a con tinuación: 1. Los capítulos 6 a 15 que conforman la Parte II, “Religiones y ecología”, fueron adaptados y publicados como un artículo, que se tituló “Ecología y religiones: aportes para el diálogo”. Este puede ser consultado en la revista Anales de teología 14.1 (2012): 163-210, de la Universidad Católica de la Santísima Concepción de Chile. 2. Los capítulos 17 a 19 que se encuentran en la Parte III, “Es pi ritualidad y ecología”, se adaptaron y publicaron como el artículo titulado “Aproximación a los rasgos de una espiritualidad ecológica”, en la revista Theologica Xaveriana 169 (2010): 105-132, de la Pontificia Universidad Javeriana. Esta es la reflexión obtenida luego de la investigación realizada por el autor como parte de su tesis para optar a la Maestría en Teología en 2008, en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, sede Bogotá. La tesis fue publicada con el mismo título por la Editorial Académica Española, en Saarbrücken, Alemania, en 2012. 3. Los capítulos 21 y 22 que configuran la Parte IV, “Liberación y ecología”, se adaptaron, ampliaron y precisaron para ser presenta dos como ponencia en la Séptima Semana Mundial del Catolicismo, celebrada entre el 8 y el 12 abril de 2015, en DePaul University’s Lincoln Park Campus (Chicago, Estados Unidos). El tema del encuentro se tituló “Mundo frágil: ecología e Iglesia” y se desarrolló como preámbulo a la publicación de la encíclica Laudato si’, de su santidad el papa Francisco. De igual manera, el Capítulo 25, que se encuentra también en la Parte IV, se presentó en los Entremeses Teológicos de 2009. Poste riormente, con el título de “Home: la tierra prometida vista desde el cielo”, fue incluido en el libro Teología y ecología: ¿Grito de la tierra? ¿Grito de los pobres? ¿Grito de Dios?, que compila las po nencias presentadas en dichos Entremeses.
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4. Finalmente, el Capítulo 27, que se halla en la Parte V, “Ten dencias y ecología”, fue ampliado y presentado como ponencia en el Primer Congreso Internacional de Resiliencia y Paz, “Experiencias, reflexiones e iniciativas”, en el Eje N.° 6, “Ciudadanía e inclusión social”, desarrollado entre el 9 y el 11 de septiembre de 2015 en la Pontificia Universidad Javeriana, sede Bogotá.
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