"Señores del muy ilustre cabildo"

Page 1

germán mejía pavony

“Señores del muy ilustre Cabildo” se centra precisamente en estos individuos y detalla las biografías de las personas que ocuparon cargos en el cabildo de Santa Fe entre los años 1700 y 1810 a manera de repertorio biográfico. Mediante un riguroso estudio de fuentes primarias que trasciende hábilmente las limitaciones impuestas por la desaparición del archivo de la institución, las autoras pormenorizan la formación académica, trayectoria profesional y entramado familiar de los casi 300 cabildantes de esta época, creando una valiosa herramienta de apoyo para todos aquellos interesados en el estudio de la institución capitular y la ciudad de Santa Fe y sus élites durante el siglo xviii. La obra no solo clarifica el panorama de ocupación de cargos del cabildo durante el siglo xviii, sino que contribuye a profundizar en el conocimiento de las élites hispanoamericanas en la época moderna, sus mecanismos de inserción en las instituciones y en última instancia la manera de gobernar el territorio desde España durante el siglo xviii.

Historia por la Universidad de Navarra en 2008. Ha sido Investigadora Visitante en la Universidad del Rosario en Bogotá, Visiting Fellow en la University of Warwick (Reino Unido) y miembro del departamento de Historia

“Señores del muy ilustre Cabildo”

La ciudad de los conquistadores

Ainara Vázquez Varela obtuvo su doctorado en

y del Hemispheric Institute on the Americas de la University of California Davis (EE.UU.) en calidad de Marie Curie Fellow de la Gerda Henkel Foundation, desarrollando labores de investigadora postdoctoral en todas ellas. Es autora del libro “De la primera sangre de este reino”. Las élites dirigentes de Santa Fe (1700-1750) (Universidad del Rosario, 2010) y de otras contribuciones en obras colectivas y revistas. También ha coeditado los volúmenes Early Bourbon Spanish America. Politics and Society in a Forgotten Era (1700-1759) (Brill, 2013) y Élites, representación y redes atlánticas en la Hispanoamérica moderna (en prensa).

Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

Otros títulos

Los cabildos municipales fueron los primeros instrumentos de organización y acción política utilizados en América durante el proceso de conquista y representaban directamente a los primeros fundadores y pobladores de las ciudades. A lo largo de la época colonial, su papel de esqueleto administrativo sobre el cual la monarquía hispánica asentó su presencia en el continente americano fue evolucionando. Así, durante el siglo xviii la mayor parte de los cargos del cabildo de Santa Fe fueron ocupados por individuos pertenecientes a unas pocas familias emparentadas entre sí que constituían una oligarquía bastante compacta que controlaba el ejercicio del gobierno municipal y lo usaba para su propio provecho.

Diccionario biográfico del capítulo municipal de Santa Fe (1700-1810)

Colección Historia de Bogotá

Juana María Marín Leoz obtuvo su doctorado en Historia por la Universidad de Navarra en el año 2007. Durante su formación investigadora fue

Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

“Señores del muy ilustre Cabildo” Diccionario biográfico del capítulo municipal de Santa Fe (1700-1810)

becaria de investigación en la Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y en el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), como parte del programa de Formación Permanente de la Fundación Carolina-España. En la actualidad, es docente investigadora del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana. Es autora del libro Gente decente. La élite rectora de la capital (1797-1803) (Icanh, 2008) y de diversos artículos sobre las redes de sociabilidad y los poderes locales santafereños en el siglo XVIII.


“Señores del muy Ilustre Cabildo”



“Señores del muy Ilustre Cabildo” Diccionario biográfico del cabildo municipal de Santa Fe (1700-1810)

Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz


Reservados todos los derechos © Pontificia Universidad Javeriana © Facultad de Ciencias Sociales © Ainara Vázquez Varela © Juana María Marín Leoz

Correción de estilo | Jhon Mesa Mendoza Diseño de pauta, cubierta y diagramación | Boga Cortés y Triana www.bogavisual.com Impresión | Javegraf

Primera edición: abril de 2017 Bogotá D. C. ISBN: 978-958-716-089-9 Número de ejemplares: 300 Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia

Pontificia Universidad Javeriana. Vigilada Mineducación. Reconocimiento como universidad: Decreto 1270 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento de personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del Ministerio de Gobierno.

Editorial Pontificia Universidad Javeriana Carrera 7 n.° 37-25, oficina 1301, Bogotá Edificio Lutaima Teléfono: 3208320 ext. 4752 www.javeriana.edu.co/editorial Prohibida la reproducción total o parcial de este material sin autorización por escrito de la Pontificia Editorial Javeriana.

Vázquez Varela, Ainara, autora “Señores del muy ilustre Cabildo”: diccionario biográfico del cabildo municipal de Santa Fe (1700-1810) / Ainara Vázquez Varela, Juana María Marín Leoz; prólogo de Germán Mejía Pavony. — Primera edición. — Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2017. 750 páginas; 17 x 21,9 cm Incluye referencias bibliográficas (páginas 727-748) ISBN: 978-958-716-089-9 1. cabildos – historia - bogotá - 1700-1810. 2. bogotá – historia - colonia, 1700-1810. 3. prosopografia – siglo xviii. 4. instituciones políticas – historia – siglo xviii. i. Marín Leoz, Juana María, autora. iii. Mejía Pavony, Germán, prologuista. iv. Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Ciencias Sociales. CDD 986.1033 edición 19 Catalogación en la publicación - Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S. J. inp.

19 / 04 / 2017


Índice

Prólogo 17 Germán Mejía Pavony Introducción 21

Catálogo A Acevedo Gómez, José Acuña Berrio, Fernando Agar Leix, Benito Ahumada González, Manuel Alea Estrada, Lorenzo Álvarez, Antonio Álvarez del Pino Álvarez, José Joaquín Álvarez Velasco Zorrilla, Francisco Araos Ricaurte, Rafael Arce Zabala, Ignacio Francisco José Arias, Diego Aroca Brochero, José Auza Irurita, Jerónimo Ayala Vergara, José Azuola Prieto, Luis Claudio

39 44 46 48 51 53 54 58 60 62 65 67 68 70 73

Barasorda Oinquina, Domingo

77

B


Beltrán Larreátegui, Tomás Benjumea Mora, Fernando Bernal Rigueiros, Joaquín Bernal Rigueiros, Nicolás Berrio Mendoza, Miguel Francisco Borda Burgos, Miguel de la Borja Ezpeleta, José Buendía Echauz, Julián Burgos Álvarez, José Ramón Burgos Villamizar, Carlos Venancio Bustamante, Antonio Bustillos, Juan Busto Santacruz, Jerónimo del

79 81 86 88 90 93 95 97 99 100 103 105 106

Cabrera, Manuel Ignacio Cabrera Dávalos, Antonio Gil Cabrera Núñez Orbegozo, José Tadeo Cabrera Subía, José Miguel Cabrera Subía, Juan Ignacio Caicedo Fajardo, Diego Agustín Caicedo Flórez, José Ignacio Caicedo Flórez, Luis Dionisio Caicedo Maldonado, Alonso Caicedo Pastrana, Francisco José Caicedo Pastrana Villacís, Juan Ignacio Caicedo Prieto, Domingo Caicedo Solabarrieta, Fernando Caicedo Velasco, Dionisio José Caicedo Vélez Ladrón de Guevara, Fernando José Cajigas, Antonio de las Camacho Rodríguez Lago, Clemente

109 110 112 113 115 116 119 124 131 135 138 140 142 144 146 148 150

C


Camacho Rodríguez Lago, José Joaquín Camacho Solórzano, Francisco Campuzano, Manuel Cárdenas Barajas, Juan Casal Freiría, Cristóbal Antonio Castillo Caicedo, Luis Diego Castro, José Albino Castro Arcaya, Manuel Benito Chacón Mújica, José Joaquín Cepeda Santacruz, Lorenzo Cobo Calleja, Nicolás Cortés Vasconcelos Herrera, Francisco

152 155 156 157 159 160 163 166 168 170 172 174

Dávila Maldonado, Nicolás Antonio Díaz Hoyos, Manuel Domínguez de la Portela, José Domínguez del Castillo, Francisco Manuel Domínguez del Castillo, José María Domínguez de Tejada Herreros, José Gregorio Domínguez de Tejada Herreros, Juan Francisco Dorjuela Velasco, Vicente Luis

177 182 185 186 188 192 194 196

Echeberría, Juan Bautista Echeberri Cobo, Francisco Javier Eraso Mendigaña, Juan Bautista Eraso Mendigaña Cortés, Lucas Domingo Esguerra, Salvador Espinosa, Jerónimo

198 200 202 205 209 210

Fernández de Insinillas, Juan Francisco Fernández Heredia, Francisco

212 214

D

E

F


Fernández Heredia, Tomás Fernández Pardo, Francisco Fernández Seijas, Lorenzo Fernández Seijas Ricaurte, Joaquín Fernández Seijas Ricaurte, Miguel Cleto Flórez Olarte, Pedro Tomás Flórez Subía, José Joaquín Flórez Vanegas, Antonio Tomás Flórez Vanegas, Francisco José

216 218 219 221 223 225 227 229 234

Galavís, Pedro Galavís Hurtado, Eustaquio Galindo Mendoza, Alonso Galindo Mendoza, Juan Galindo Romaña, Miguel Fermín Gálvez Aguilar, Felipe Gálvez Ceballos, Miguel Gaona Bastida Navarro, Francisco García Andrade, Francisco Javier García Araos, Manuel García de Tejada Martínez, Valentín Gil Martínez Malo, Juan José Gómez, Juan González Manrique Flórez, Francisco Javier Granja, Luis Francisco Granja Peña, Pedro Groot Alea, Pedro Groot Alea, Primo Groot Vargas Machuca, José Gutiérrez, Bernardo Gutiérrez Moreno, José Gregorio

239 241 245 247 248 250 251 253 256 258 260 263 265 268 273 274 275 282 288 293 296

G


Gutiérrez Quijano, Pantaleón Guzmán, Domingo Antón Guzmán Berrio, Francisco Antonio Guzmán Ponce de León, Nicolás

298 302 304 305

Herrera Brochero, Pedro Herrera Sotomayor, José Salvador Herrera Vergara, Ignacio

307 310 313

Ibáñez, Juan Antonio Iniesta Valdés, Ramón de la Iriarte Rojas, Andrés José

318 320 321

Jiménez, Juan

325

Laiseca Fajardo, José Rafael Laiseca Fajardo, Tomás Antonio Larrabe, Antonio Lasquetti Roy, Diego Lechuga, Cristóbal Bernardino Lechuga Tobar Buendía, Francisco Lees Portocarrero, Carlos León Herrera, Agustín Ignacio León Herrera, Nicolás León Venero Achuri, Nicolás León Venero Guzmán, Pedro Leyva Cordero, Matías José Lombana, Domingo Londoño Salgado, Gregorio Londoño Salgado, José Vicente Londoño Trasmiera, Agustín

331 333 335 336 337 339 341 342 344 346 348 349 351 353 355 357

H

I

J L


López Agüero Marroquín, Pedro López Bravo, José López Castilla, Manuel Lozano de Peralta Caicedo, Jorge Miguel Lozano de Peralta Manrique, Jorge Tadeo Lozano de Peralta Manrique, José María Lozano, Juan

360 362 364 366 372 377 382

Maguregui Galeano, Gabriel Manrique Fernández, José Camilo Manzano, Gabriel José Márquez Liévano, Bernardo Marroquín de la Sierra, Lorenzo Martínez, Gabriel Martínez Malo del Casal, José Felipe Martínez Recamán, Juan Antonio Martínez Riobao Fandiño, Juan Vicente Marzán Issasi Hurtado, José Ángel Mendiburu, José Mendoza Galavís, Jerónimo Mesa, Manuel Mora Martínez, Juan Moreno Escandón, Francisco Antonio Moya, Pedro Moya Guzmán, José María Moya Guzmán, Juan Manuel Moya Portela, José Agustín Muelle Lago, José Tomás Munar, Agustín Munar, Fernando Munar, Francisco

384 386 389 392 394 398 399 402 405 407 408 410 411 412 414 416 417 419 422 425 427 428 429

M


Munar, Nicolás Munar, Pedro

430 431

Nariño Álvarez, Antonio Nariño Álvarez, José Antonio Navarro de Torres Guzmán, Gabriel Núñez Orbegozo, Domingo

434 440 443 444

Olea Mosquera, Juan Antonio Olmos Zapiain, Fernando Ortega Salazar, José Ignacio Ortiz, Francisco Ortiz de la Serna, Andrés Osorio Nieto de Paz, Juan Otero Moya, Andrés

447 448 449 451 452 453 455

Paniagua Cárdenas, José Francisco Pedreros, Bernardo Pedrosa, José Antonio Pedrosa Osma, Cristóbal Pey Andrade, José Miguel Prado y Plaza Villacorta, Andrés Prieto Dávila, José María Prieto Salazar, José Prieto Salazar Ricaurte, Tomás

458 460 461 462 463 467 469 470 473

Quesada, Francisco Quesada, Nicolás Quesada Isla, Fernando Blas de Quevedo, Francisco Quijano Venegas, Juan Nepomuceno

476 477 478 480 481

N

O

P

Q


R Ramírez Maldonado, Juan Antonio Ramírez Serna, Juan Antonio Ramírez Sigüenza, José Ricaurte León, José Salvador Ricaurte Rigueiros, José Antonio Ricaurte Terreros, Antonio José Ricaurte Terreros, Cayetano Ricaurte Terreros, Juan Agustín Ricaurte Terreros, Rafael José Ricaurte Torrijos, Joaquín Ricaurte Torrijos, Pedro Rivas Gómez Asprilla, Miguel Rivas Zailorda, José Miguel Rivas Zailorda, Nicolás Rivera, Marco Antonio Ambrosio de Robles Lorenzana, Francisco Javier Rocha Labarcés, José Joaquín Rodríguez de la Serna Hurtado, Fernando Rodríguez de la Serna Hurtado, Pedro Rodríguez Lago Vélez Ladrón de Guevara, Juan Nepomuceno Rodríguez Lago Vélez Ladrón de Guevara, Juan Salvador Rodríguez Sotomayor, Fernando Rojas, Antonio Rojas, Ignacio Rojas Bolívar, Hermenegildo Rojas Camacho Velasco, Pedro Rojas Rebollar, Agustín Rojo, Vicente Romaña Herrera, Antonio José Romaña Herrera, Felipe

484 486 487 488 492 495 497 499 501 504 506 507 509 512 514 516 517 520 523 525 528 532 534 535 536 537 539 541 544 545


Romaña Valdés, Juan Romero Sarachaga, Pedro Rosa Albornoz, Jerónimo de la

548 550 554

Sáenz del Pontón, Manuel Francisco Salcedo Cortázar, Andrés Sánchez Manzaneque, Gregorio Sanmiguel Arellano, José Ignacio Santacruz Ahumada, José María Santamaría Mújica, Juan José Santamaría Prieto, José María Santillana, Francisco Sanz de Santamaría Salazar, Domingo Sanz de Santamaría Salazar, Francisco Sanz de Santamaría Salazar, Ignacio Sanz de Santamaría, Nicolás Serna Ibáñez, Francisco Javier de la Serrano Dávila, Ignacio Silvestre Sánchez, Francisco Solabarrieta Bravo, Diego Solórzano, Gregorio Subía, Pedro

557 560 561 562 566 568 570 574 575 577 580 582 584 586 588 590 592 593

Talens, José Tamayo Arnau, Pedro Tenorio Carvajal, Tomás Terán, Antonio Timón, Vicente Tobar Buendía Andrade, Francisco Tobar Buendía Andrade, Juan José Tobar Buendía Andrade, Mariano

596 598 599 603 604 605 607 610

S

T


Tobar Buendía Pedreros, Pedro Tobar Buendía Ricaurte, Diego Tobar Buendía Ricaurte, Luis Tordesillas, Francisco Torrijos Rigueiros, Francisco José Torrijos Rincón, José Trillo Agar, Silvestre

611 614 616 617 619 622 624

Ugarte, Pedro Ugarte del Hierro, José Antonio Ugarte del Hierro, Nicolás Uricochea Victoria, Juan Antonio

627 630 633 637

Valenzuela, Andrés Valenzuela Fajardo, Diego Antonio Valenzuela Fajardo Olmos, Ignacio Francisco Vargas Machuca, Ignacio Velasco, Bernardo Alfonso Velasco, Rodrigo Velasco Guzmán, José Ignacio Vélez Ladrón de Guevara Herrera, Agustín Vélez Ladrón de Guevara Caicedo, José Antonio Vélez Ladrón de Guevara Salazar, Francisco Antonio Venegas Ponce de León Pisa, Alonso Venegas Ponce de León Gamboa, Manuel Vergara, Antonio Vergara Caicedo, Fernando Vergara Caicedo, Francisco Javier Vergara Caicedo, José Manuel Vergara Vela, Francisco Javier

640 641 646 648 649 651 652 653 655 659 661 663 665 666 670 676 680

U

V


Z Zapata de la Isla, Francisco Zapata Subía, Rafael Zornoza Zorrilla, Juan Manuel Zuleta Córdoba, Fernando Zuleta Reales, José Antonio

684 686 689 692 694

Tablas 697 Tabla 1. Alcaldes ordinarios 697 Tabla 2. Alcaldes de Santa Hermandad 702 Tabla 3. Síndicos procuradores generales 706 Tabla 4. Mayordomos de propios 708 Tabla 5. Alféreces reales 710 Tabla 6. Alcaldes mayores provinciales 712 Tabla 7. Alguaciles mayores 714 Tabla 8. Depositarios generales 716 Tabla 9. Fieles ejecutores 718 Tabla 10. Regidores perpetuos 720 Abreviaturas 726 Referencias 727 Archivos 727 Fuentes impresas 728 Recopilaciones documentales 729 Bibliografía 730



Prólogo

Si un diccionario biográfico nos llama la atención, nos interesa aún más que ese repertorio se refiera a los miembros del cabildo de Santafé en el siglo XVIII. La reciente historiografía colombiana no ha sido proclive a producir este tipo de obras. En efecto, los compendios biográficos con que contamos no pasan de unas pocas colecciones disponibles en bibliotecas virtuales o páginas web, todas ellas fichas que reseñan políticos, escritores, artistas, intelectuales y algunos científicos destacados, sin olvidar los pocos libros de referencia que podemos encontrar en nuestras bibliotecas públicas y universitarias. Por ello, es inevitable que este libro llame la atención. Lo cierto, sin embargo, es que ello no debería ser así, pues las obras de este tipo resultan, sin excepción, fundamentales para el adelanto de la investigación histórica. La biografía desapareció casi totalmente en Colombia como producto legítimo del trabajo del historiador desde hace ya más de medio siglo. La razón no es tan complicada de enunciar: de una parte, la crítica a la historiografía académica, al canon, negó de tajo la importancia que la “nueva historia”, en particular la de orientación marxista, podía reconocer al individuo como sujeto de la historia. De este modo, solo las clases sociales, las agrupaciones políticas, las colectividades, en fin, fueron registrados como los únicos actores que contenían en sí la posibilidad de explicar las sociedades y ser explicados por ellas. De otra parte, igualmente desde hace ya más de medio siglo, la obra historiográfica siempre debía estar orientada a la estructura social y “teóricamente” fundamentada si pretendía ser aceptada como tal por la comunidad de historiadores nacionales. Aunque es cierto que algunos compendios documentales —que reunían manuscritos sobre el trabajo, el conflicto social, la tierra, o el Estado, entre otros— fueron publicados hacia mediados del siglo XX, el hecho básico es que, si el historiador quería ver su trabajo validado por su comunidad de saber, el papel del individuo en su explicación solo podía ser marginal. Entonces, resultaba inevitable preguntarse, ¿para qué la biografía?

· 17 ·


Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

Los tiempos han cambiado, y hoy es posible no solo publicar este compendio biográfico, sino además celebrar su aparición. No digo elaborar, pues las dos autoras de este diccionario provienen de una comunidad historiográfica —la española—, en la que nunca perdió importancia la biografía como objeto del trabajo del historiador. Pero ciertamente no cualquier biografía. Por ello, el asunto no se resuelve solo con reconocer que hoy nuestra comunidad de saber valora este tipo de investigaciones, pues las requiere para afinar sus explicaciones. En este sentido, los estudios de los individuos que hoy requerimos no son, en el mejor de los casos, los que provienen de su escrutinio histórico-psicológico, escuela que aún tienen adeptos y tarea que requiere de ardua investigación y maestría en la narración de la vida del sujeto. Sin negar que este tipo de estudios nos apasiona, requerimos ahora precisamente lo que este diccionario nos ofrece: la lectura del individuo desde aquello que lo vincula a un grupo singular, en este caso, aquellos individuos que tuvieron las calidades suficientes para vincularse al cabildo de Santafé durante el siglo XVIII. De allí los planos de lectura y de investigación enunciados por las autoras: la formación académica, la trayectoria profesional, el entramado familiar y las solidaridades, esto es, aquellas filiaciones que establecieron con quienes consideraron sus iguales. Ahora bien, si la investigación prosopográfica de corte histórico —la que precisamente nos ofrecen las autoras en este magnífico diccionario— es ahora gratamente aceptada por nuestra comunidad de saber, resulta por demás interesante preguntarse por qué lo hacen sobre los individuos que estuvieron vinculados al cabildo de Santafé, esa institución tan poco valorada en nuestra historiografía. En este sentido, las autoras, luego de un erudito recorrido por los estudios históricos sobre el municipio en los territorios del Imperio español, se preguntan por su casi inexistencia en nuestro medio, esto es, en las investigaciones históricas referidas a la Real Audiencia de Santafé y Virreinato de la Nueva Granada. Y tienen toda la razón. Esta ausencia es consecuencia de que uno de nuestros graves vacíos historiográficos sea la historia de las instituciones. Debemos admitirlo, por décadas hemos despreciado este campo de estudio. De allí que este vacío sea una de nuestras más lamentables prisiones historiográficas, para usar la lúcida expresión de Germán Colmenares. En efecto, nos convencimos que la “institución” no es un lugar historiable, pues representa en el mejor de los casos apenas un escenario, y lo que importa es la obra que allí se escenifica,

· 18 ·


“Señores del muy Ilustre Cabildo”

bajo el supuesto de que el lugar donde se representa no incide en su significado. Lo mismo nos ha ocurrido con la historia de las ciudades— y, por extensión, desde luego, de sus instituciones, una de las cuales ha sido, desde el siglo XVI, en nuestro territorio, el cabildo—. Al haberlas asumido como simples contenedores, las hemos vaciado de sentido en nuestras explicaciones tanto históricas como sociales en general. La explicación de estas ausencias se encuentra, sin duda, en el hecho de que convertimos al Estado nación en el marco de referencia único y omnipresente de nuestra historia. Por esta razón, afirmamos sin sonrojo que tenemos una “historia colonial de Colombia” y la investigamos, explicamos y narramos con total ausencia de su referente necesario, el Imperio español. Para qué, decimos convencidos, si la sola mención a su existencia es ya suficiente para la interpretación, puesto que son las dinámicas “nacionales” las que en definitiva contienen la explicación. Bajo esta misma lógica, el municipio desapareció totalmente en nuestra historiografía. En efecto, las pesquisas deben ser elaboradas en el nivel estatal para que adquieran sentido y legitimidad historiográficos, razón por la cual aquellas dinámicas locales, como las del municipio, apenas si las podemos entender como subsidiarias. Por este mismo camino, el significado de lo local o, como nos gusta decir, lo regional, solo es entendible como particularidad de lo nacional o, en el mejor de los casos, si aceptamos que los peldaños en la escala son en realidad umbrales sociales, en tensión con el nivel nacional. Lo que esto quiere decir es que el Estado nación sometió al municipio y lo hizo en tal magnitud que lo desapareció del horizonte historiable de nuestra sociedad. De allí que este diccionario nos llame doblemente la atención, por biográfico y por biografiar prosopográficamente a miembros del cabildo de Santafé en el siglo XVIII. Ainara Vázquez Varela y Juana Marín Leoz nos ofrecen en este diccionario, entonces, un doble producto de gran valor historiográfico: uno que proviene de la prosopografía convertida en repertorio y otro que hace del municipio un lugar innegablemente historiable. Las autoras, Ainara y Juana, nos dicen que “el principal objetivo de la presente obra consiste en ser una utilísima herramienta de apoyo para todos aquellos interesados en el estudio de la institución capitular y la ciudad de Santa Fe y sus élites durante el siglo XVIII”, lo que ciertamente es así. Pero considero que alcanzan mucho más. Es evidente que las obras de referencia son fundamentales y ello por sí mismo justifica la ingente labor investigativa

· 19 ·


de dos personas que con oficio lograron allegar toda esta información y darle sentido. Pero llegan mucho más allá, pues en estas páginas encontramos reunido un conjunto de individuos que, en una ciudad singular y en un momento específico, cobran forma como seres humanos que hacen de este lugar su espacio propio, porque lo dominaron en su beneficio, y particular porque les dio sentido como colectivo social. GERMÁN RODRIGO MEJÍA PAVONY


Introducción Dije de nulidad a las elecciones hechas de alcaldes ordinarios en don Miguel de Berrio y en don Cristóbal de Lechuga por ser en contravención y manifiesta oposición a los reales preceptos siendo como son, los electos y electores parientes, por estar casado don Miguel de Berrio con tía carnal del señor don José de Salazar, aparte del deudo de consanguinidad que tienen, y don José Prieto con hermana del señor don Antonio Ricaurte, sobrino carnal de la que es mujer de don Pedro de Tobar, y la hermana de éste con el expresado don Cristóbal.

josé velez ladrón de guevara*

Los cabildos municipales fueron los primeros instrumentos de organización y acción política utilizados en América durante el proceso de conquista1. No solo representaban directamente a los primeros fundadores y pobladores de las ciudades, sino que constituían el “esqueleto” administrativo sobre el cual la monarquía hispánica asentó su presencia en el Nuevo Mundo, lo cual acabó por convertirlos en una de las principales instituciones del organigrama político-administrativo indiano2. Los cabildos regían el gobierno de la ciudad, administraban la justicia en ella, supervisaban las necesidades materiales de los vecinos *   “Petición de José Vélez Ladrón de Guevara”, Santa Fe, 1729, AGI, Fondo Santa Fe, 732. 1 La institución municipal en Indias fue heredera directa del sistema ya existente en la Península. La bibliografía relativa a la organización del gobierno local y a la de las oligarquías municipales de distintas ciudades de España durante la Baja Edad Media y la Edad Moderna es muy abundante. Ver, por ejemplo, Antoni Passola Tejedor (1997), La historiografía sobre el municipio en la España moderna; Orduña Rebollo (2003), Municipios y provincias, o Faya Díaz, Ed. (2014), Las ciudades españolas en la Edad Moderna. 2 Los cabildos municipales no fueron el único método de administración municipal que se dio en Indias, existieron además cabildos de indios. Este panorama se veía completado con la ocasional y excepcional convocatoria de cabildos abiertos en algunos lugares. Ver, por ejemplo, Francisco X. Tapia (1969), “Algunas notas sobre el cabildo abierto en Hispanoamérica”; Horacio Aranguiz Donoso (1983), “Estudio institucional de los cabildos abiertos…” y Cristián Guerrero Lira (2006), “Los cabildos abiertos en Santiago de Chile…”.

· 21 ·


Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

y gozaban respecto de gobernadores y audiencias de una amplia autonomía en la gestión de estas competencias. Además de ocuparse de la policía del área urbana que les correspondía —manteniendo la seguridad pública y castigando delincuentes—, las corporaciones dedicaban una gran atención y cuidado a la supervisión del desarrollo agrícola y ganadero del territorio bajo su custodia, con el fin de garantizar el abastecimiento de la ciudad y de regular la actividad comercial en ella por medio del control de los precios y la distribución de géneros. Existe una producción historiográfica relativamente considerable dedicada al estudio de la institución municipal colonial americana3. La mayor parte de ella se puede dividir en dos grandes grupos de obras. En un primer conjunto se agruparían aquellos estudios en los que se examinan sus principales aspectos teóricos y formales desde una perspectiva institucional4. En un segundo lugar se congregarían la serie de aportaciones surgidas a partir de los años setenta y ochenta del siglo XX que se interesan por el análisis de las trayectorias de los miembros del cabildo, de sus redes familiares y de la consolidación de los grupos de poder urbanos en las distintas ciudades5. Aunque tuvo precursores, el verdadero iniciador

3

Ver, por ejemplo, el resumen que de la producción elaborada en España sobre el tema hasta 1989 hace Pilar Ponce Leiva (1990), “Publicaciones españolas sobre cabildos americanos (1939-1989)”. 4 Destacan los trabajos de Frederick Kirkpatrick (1915), “Municipal Administration in the Spanish Dominions…”; Garfield Jones (1915), “Local Government in the Spanish Colonies…”; Whatley Pierson Jr. (1922), “Some Reflections on the Cabildo as an Institution”; Avellá Vives (1934), Los cabildos coloniales; Ots Capdequí (1937), El régimen municipal hispanoamericano; Bayle (1952), Los cabildos seculares en la América Española; Parry (1953), The Sale of Public Office; Preston Moore (1954), The Cabildo in Peru under the Hapsburgs; Zorraquín Becú (1956), Los cabildos argentinos; 44-50; Pike (1958), “The Municipality and the System of Checks”; Wolf (1964), “Der Cabildo im kolonialen Spanisch-Amerika”; Preston Moore (1966), The Cabildo in Peru under the Bourbons; Domínguez Company (1981), Estudios sobre las instituciones locales hispanoamericanas; Merino (1983), The Cabildo Secular; Guillamón Álvarez (1990-1992), “Algunas reflexiones sobre el cabildo colonial…”; Konetzke (1993), América Latina. La época colonial, vol. 2, 130-131; Molina Martínez (1996), El municipio en América; SánchezArcilla Bernal (2000), Instituciones político-administrativas de la América Hispánica (1492-1810), vol. 1, 261-265; Martiré (2003), “El derecho indiano como expresión de autonomía”, y Bertrand (2005), “Le Cabildo Colonial…”. 5 Un panorama general sobre los mecanismos de poder de las élites hispanoamericanas insertadas en los cabildos del siglo XVII se puede ver en García Bernal (2000), “Las élites capitulares indianas…” y en Sanz Tapia (2009), “Los cabildos indianos y la compra de cargos de gobierno (1674-1700)”, un resumen sobre las ventas de cargos en los cabildos de ese mismo siglo.

· 22 ·


“Señores del muy Ilustre Cabildo”

de esta corriente fue Guillermo Lohmann Villena con su estudio del cabildo limeño durante el siglo XVIII, que marcó un antes y un después en este tipo de producción historiográfica6. 6

En la línea de Lohmann Villena (1983), Los ministros de la audiencia de Lima en el reinado de los borbones (17001821), sobresalen, para el territorio novohispano, las aportaciones de Flores Olea (1979), “Los regidores de la ciudad de México…”; Alvarado Morales (1979), “El cabildo y regimiento de la ciudad de México…”; Galán Lorda (2002), “Los oficiales del cabildo de México…”, y Fernández Hernández (2005), “Corregidor, cabildo y comerciantes en Oaxaca hacia 1780”; sobre la Ciudad de México, Pazos Pazos (2005), “Los cabildantes de la Ciudad de México…”; para el territorio yucateco se encuentran los trabajos de Martínez Ortega (1993), Estructura y configuración socioeconómica de los cabildos de Yucatán; González Muñoz (1994), Cabildos y grupos de poder en Yucatán (siglo XVII), y González Muñoz y Martínez Ortega (1989), Cabildo y élites capitulares en Yucatán (dos estudios); para Guanajuato, las de Caño Ortigosa (2006), “Mineros en el cabildo de la villa de Guanajuato…”; (2009), “El acceso al poder en Guanajuato…” y (2011), Cabildo y círculos de poder en Guanajuato; para Guadalajara, la de García Bernal (2007), “El gobierno municipal de Guadalajara (1700-1725)…”; para Zacatecas, las de Albi Rodríguez (2009), “El alférez de Zacatecas…”; Palomo Sousa (2009), “Don Pedro de Castro y Colona…”, y Romero Soto (2009), “Los alcaldes ordinarios de Zacatecas”; y la de Becerra Jiménez (2009), “Familia y vínculos en un Cabildo neogallego…” para Nueva Galicia. Para la capitanía general de Venezuela, se cuenta con las de Langue (1992), “Antagonismos y solidaridades del cabildo colonial…”; Meza (1996), Historiografía del cabildo colonial venezolano; Inés Quintero (1996), “Autoridades en conflicto: el cabildo y la audiencia de Caracas”; Meza y Artigas (1997), “Los apoderados del cabildo de Mérida…”; Zubiri (2000), “Poder del cabildo de Caracas en 1781”, y Molina Martínez (2005), “El cabildo de Cumaná a mediados del siglo XVIII”. En Guatemala, el camino se inició de la mano de Webre (1981), “El cabildo de Santiago de Guatemala en el siglo XVII…”, un estudio sobre la oligarquía criolla del siglo XVIII en el cabildo, que ha sido recientemente continuado por Santos Pérez (2000), Elites, poder local y régimen colonial. En cuanto al Río de la Plata, destacan los análisis de Krüger (1981), “Función y estructura social del cabildo de Asunción”; Gelman (1985), “Cabildo y élite local. El caso de Buenos Aires…”; Nicoletti de la Quintana (1987), “El cabildo de Buenos Aires…”; González Rodríguez (1988), “El Cabildo de Córdoba durante el siglo XVI…”; Sanjurjo de Droillet (1995), Muy ilustre cabildo, justicia y regimiento; Cuesta Figueroa (1998), El cabildo de Salta (1582-1825); Irisarri (1998), “Estructura y configuración del cabildo de Buenos Aires…”, y Gutiérrez (2009), “El cabildo histórico de Salta”. En Quito interesan especialmente los estudios de Ponce Leiva (1998), Certezas ante la incertidumbre; (2000), “La élite capitular de Quito en el siglo XVII”, (2009), “Conflictos del poder a través de las ordenanzas…”, así como los trabajos de Herzog (1999), “Redes personales y capitales institucionales…”; Ruigómez Gómez y Ramos Gómez (2002), “La resistencia del cabildo de Quito…”; Ruigómez Gómez (2008), “Alianzas y rivalidades en el cabildo de Quito…”; Ramos Gómez (2005), “La elección de alcaldes en Quito en 1739…”; (2009), “El conflicto entre el cabildo de Quito y el corregidor Oña…”. Para Santiago de Chile destaca la aportación de Figueroa Quinteros (1986), “El cabildo y el régimen de la construcción de obras públicas…”. Sobre los cabildos filipinos se puede consultar Merino (1980), The Cabildo Secular; (1983) El cabildo secular. Sobre el de Santo Domingo, Escudero (2009), “Cabildos: familia y poder en Santo Domingo (época colonial)”, y sobre el de Nueva Orleans, durante la época de

· 23 ·


Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

Es en este segundo grupo donde se enmarcan las obras dedicadas a las corporaciones no capitalinas del virreinato neogranadino. Así, han recibido atención los cabildos de Popayán, Medellín, la provincia de Pamplona y Cartagena de Indias7. En lo que se refiere a la corporación de Santa Fe, el análisis de la bibliografía evidencia que, descontando las obras de referencia de José María Ots Capdequí y el tomo XIV de la colección de Historia Extensa de Colombia, en las cuales se analiza el cabildo en el conjunto de las instituciones neogranadinas, no existe una obra de síntesis sobre el gobierno capitular santafereño8. La escasa bibliografía dedicada al estudio del cabildo de Santa Fe ha tenido que enfrentarse desde un principio a una grave dificultad: la escasez de fuentes. Esto es debido al incendio que tuvo lugar en 1900 en la Galería Arrubla de Bogotá, lugar donde se localizaba el archivo municipal, y que significó la pérdida de prácticamente la totalidad de la documentación emitida por la institución a lo largo de su historia: libros de acuerdos, actas capitulares, documentación sobre las elecciones anuales y cualquier tipo de relación de cargos. Por ello, aquellos autores interesados en el estudio del cabildo santafereño han tenido que llevar a

7

8

dominio español, Din (1996), “The Offices and Functions of the New Orleans Cabildo”. Como complemento a todo lo anterior destacar el interesante enfoque comparativo de Howell (1967), “Continuity or Change…”; y la existencia de una serie de obras dedicadas al impacto que las reformas borbónicas tuvieron en distintos cabildos hispanoamericanos. Consultar, por ejemplo, Lynch (1955), “Intendants and Cabildos in the Viceroyalty of La Plata…”; Fisher (1969), “The Intendant System and the Cabildos of Peru…”; Santoni (1985), “El cabildo de la Ciudad de México…”; Cuello (1988), “The Economic Impact of the Bourbon Reforms…”, y Ortega (1992), “El cabildo de Campeche frente a las reformas borbónicas…”, entre otros. Para finalizar, apuntar también algunos estudios dedicados a cargos específicos del cabildo. Ver Domínguez Company (1964), “El procurador del municipio colonial hispanoamericano”; Garavaglia (1999), “‘Alcaldes de la Hermandad’ et Juges de Paix à Buenos Aires…” y García Bernal (2009), “Las escribanías de cabildo en Guadalajara…”. Marzahl (1970), The Cabildo of Popayán in the 17th Century; (1974); “Creoles and Government: The Cabildo of Popayán”; Rodríguez Jiménez (1992), Cabildo y vida urbana en el Medellín colonial, 1675-1730; Gamboa (1993), “Cabildo y élites locales en la sociedad colonial…”; Córdoba Ochoa (1998), De la quietud a la felicidad; Ruiz Rivera (1998), “Cartagena de Indias: municipio, puerto y provincia (1600-1650)”; (2005), “Élites en Cartagena a finales del siglo XVIII”; (2007), “Retos y respuestas del municipio de Cartagena de Indias en el siglo XVII”; (2009), “Cartagena de Indias: ¿un cabildo cosmopolita en una ciudad pluriétnica?”, y Borrego Plá (2005), “Felipe V y Cartagena de Indias…”. Ots Capdequí (1945), El siglo XVIII español en América; (1950), Instituciones de gobierno del Nuevo Reino de Granada en el XVIII; (1958), Las instituciones del Nuevo Reino de Granada al tiempo de la independencia, y Aguilera (1965), La legislación y el derecho en Colombia.

· 24 ·


“Señores del muy Ilustre Cabildo”

cabo una importante labor de recopilación de documentación periférica depositada en otros archivos. Estos estudios dieron comienzo con los trabajos de Enrique Ortega Ricaurte, cuyo fruto se concretó en tres obras de referencia básicas: Regidores del cabildo de Santa Fe de Bogotá, 1539-1933, publicada en 1933, en la cual recogía la nómina de alcaldes y regidores del cabildo santafereño entre esas fechas9; Actas de la Junta Municipal de Propios, 1797-1808, editada en 1937, que consiste en una recopilación de documentos que sobrevivieron al incendio de 1900; y Cabildos de Santa Fe de Bogotá, cabeza del Nuevo Reino de Granada, 1538-1810, trabajo publicado en 1957, en el que compilaba la correspondencia del cabildo de Santa Fe con las autoridades virreinales y metropolitanas, conservada en los diferentes fondos y secciones del Archivo General de la Nación, de Bogotá10. Tras los estudios de Ortega Ricaurte, las aportaciones se pueden dividir en tres campos de investigación. El primero, centrado en un acercamiento a la institución con un objetivo sintético, lo representa la tesis doctoral inédita de Brubaker, en la que se analiza el cabildo como principal administrador municipal y gestor de la realidad económica de Santa Fe11. El segundo, centrado en las obras de recopilación documental de Guillermo Hernández de Alba y Javier Ortiz de la Tabla Ducasse, retoma las formas y los objetivos de Ortega Ricaurte. En 1943 Hernández de Alba editó un índice de cédulas reales del cabildo entre los años 1539 y 176012; y en 1955 publicó otro documento inédito: un juicio de residencia seguido al cabildo en 1760 por Juan Francisco Pey Ruiz, que sirvió para corregir una serie de nombres de la

9

Esta relación se completó con una tabla conservada en los fondos del Archivo General de la Nación (AGNBogotá), en la que el autor expuso gráficamente la sucesión de los alcaldes ordinarios de Santa Fe desde el año de la fundación de la ciudad hasta la fecha de publicación del catálogo de regidores. “Relación de alcaldes del cabildo de Santa Fe de Bogotá entre los años 1538 y 1933 realizada por Enrique Ortega Ricaurte”, AGN, Sección Mapas y Planos, 2, ref. 1274. 10 Ortega Ricaurte (1933), Regidores del cabildo de Santa Fe de Bogotá, 1539-1933; (1937), Actas de la Junta Municipal de Propios de Santafé de Bogotá, 1797-1808, y (1957), Cabildos de Santafé de Bogotá. Cabeza del Reino de Nueva Granada, 1538- 1810. 11 Brubaker (1960), “Bogotá: a Study of Municipal Development…”. 12 Este resumen había sido realizado en 1761 por el escribano del cabildo Francisco Navarro Peláez y en él se recogían las materias principales que habían regido la institución durante esos siglos y cuyos originales se habían perdido en el incendio de 1900.

· 25 ·


Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

nómina realizada por Ortega Ricaurte en 193313. La publicación de fuentes capitulares de Alba se completó en 1968 con la reproducción de los extractos de las actas del cabildo de los años 1541-154514. Javier Ortiz de la Tabla Ducasse, por su parte, ha dirigido la compilación y publicación de la documentación de cabildos indianos conservada en el Archivo General de Indias, en la serie Cartas de Cabildos hispanoamericanos, completando con la edición del tomo relativo al cabildo de Santa Fe (1996) la labor realizada por Ortega Ricaurte en el Archivo General de la Nación, de Bogotá15. Todos estos estudios, a pesar de suponer una importante aportación, adolecen de graves limitaciones. Ortega Ricaurte, por ejemplo, se limita a presentar en sus obras listados cronológicos de los miembros del cabildo sin especificar la naturaleza del cargo o el tiempo total de permanencia en él. Además, como ocurre habitualmente con la bibliografía de carácter erudito, el mayor obstáculo a la hora de trabajar con ella es la falta de referencias documentales que remitan a la fuente original utilizada. Por otro lado, las recopilaciones de fuentes posteriores a Ortega Ricaurte no profundizan en quiénes eran los miembros del cabildo, ya que únicamente se limitan a la simple sucesión de documentos sin ningún vínculo entre sí, al margen de su origen capitular. Ha sido un tercer conjunto de investigaciones relativas al cabildo santafereño el que ha comenzado a superar estas carencias al situar a sus miembros en el centro del análisis. Estas obras, además de tratar de definir sus características individuales, intentan colocar a los capitulares en un contexto más amplio en el que entran en juego sus relaciones familiares y sociales. En esta nueva tendencia destacan autores como John Leddy Phelan, quien estudió las familias más importantes del siglo XVIII santafereño y su inmersión en la institución capitular, Hermes Tovar Pinzón, Thomas Gómez y Jairo Gutiérrez Ramos16. 13 “Juicio de Residencia que se siguió al cabildo de Santa Fe en el año 1760 por Juan Francisco Pey Ruiz, del consejo de su majestad, su oidor y alcalde de corte de la real audiencia”, AGN, SC, Fondo Virreyes, leg. 18, ff. 1025-1032v. 14 Guillermo Hernández de Alba (1943), “El cedulario del cabildo de Bogotá”; (1955), “Regidores de Bogotá en el siglo XVIII”; (1968), “Los primeros cabildos de Santa Fe de Bogotá”. 15 Ortiz de la Tabla Ducassé, Rivera Garrido y Fernández Martínez (1996), Cartas de cabildos hispanoamericanos. Audiencia de Santa Fe. 16 Leddy Phelan (1972), “El auge y la caída de los criollos…”; Tovar Pinzón (1980), Grandes empresas agrícolas y ganaderas; Gómez (1992), “La república de los cuñados…” y Gutiérrez Ramos (1993), “Linaje y poder en la colonia…”; (1998), El mayorazgo de Bogotá y el marquesado de San Jorge.

· 26 ·


“Señores del muy Ilustre Cabildo”

Estos tres últimos utilizaron las mismas familias ya destacadas por Phelan para analizar los conflictos entre las autoridades coloniales y los poderes locales, y para definir los vínculos familiares y sociales que articulaban el cabildo y que lo relacionaban con el resto de instituciones de Santa Fe. Sin embargo, estos trabajos no terminan de definir el panorama general del organismo municipal, ya que se centran exclusivamente en las cinco familias que Phelan definió como “la rosca criolla”, obviando al resto de los integrantes de la realidad municipal. Por ello, continuando con esta línea, pero profundizando en sus principales objetivos, son nuestros recientes trabajos los que proporcionan un nuevo punto de partida para el análisis tanto del funcionamiento de la institución capitular como de su composición, superando los enfoques tradicionales al combinar el análisis de lo meramente institucional con una aproximación poliédrica al conjunto de los integrantes de la corporación17. Los cabildos indianos se organizaban en torno a un núcleo básico común a todos ellos, formado por alcaldes ordinarios, regidores y un escribano. Una de las principales características de las corporaciones municipales indianas era su flexibilidad, ya que se acoplaban a las condiciones socioeconómicas de cada localidad y en función de esas particularidades establecían su estructura interna. Así, cada municipalidad contaba con variantes en su composición. El cabildo de Santa Fe fue instituido el 27 de abril de 153918, por el adelantado Gonzalo Jiménez de Quesada quien designó para la nueva institución dos alcaldes ordinarios, siete regidores, un alcalde provincial de hermandad, un fiel ejecutor, un alguacil mayor, un justicia mayor y un escribano19. Esta composición fue variando a lo largo de la época 17 Marín Leoz y Vázquez Varela (2006), “‘La familia santafereña’. Primera aproximación al entramado del Cabildo de Santa Fe de Bogotá…”). Conviene consultar también los capítulos correspondientes al cabildo en Marín Leoz (2008), Gente decente, y Vázquez Varela (2010), “De la primera sangre de este reino”. 18 Fecha en la que el caserío se convirtió en ciudad. Sobre la fecha de fundación definitiva de Santafé de Bogotá y las acciones de Jiménez de Quesada para frenar la fundación y el establecimiento del cabildo municipal Mejía Pavony (2012), La ciudad de los conquistadores 119-127. 19 Aguilera (1965), 66. Esta nómina difiere de la presentada por Lucena Salmoral en su estudio sobre el reparto de oficios concejiles y encomiendas entre los años 1539 y 1550, quien defiende que durante su primera etapa el cabildo santafereño no dispuso de oficiales de Santa Hermandad, de alférez ni de alcaldes de Santa Hermandad. De este modo, su estructura quedaría reducida a la alcaldía ordinaria, siete regimientos —uno de los cuales era perpetuo y correspondía a Jiménez de Quesada—, la alguacilía, la notaría y un procurador general. Lucena Salmoral (1983), “Bogotá y las tres huestes…”.

· 27 ·


Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

colonial. Así, en 1676, según la obra de Juan Flórez de Ocáriz, la institución capitular estaba formada por dos alcaldes ordinarios, quince regidores, un alcalde provincial de Santa Hermandad, un alguacil mayor, dos alcaldes de Santa Hermandad, un procurador general, un mayordomo y seis “alcaldes para afuera”20. Esta ampliada nómina municipal reflejaba tanto la evolución de la institución y su afianzamiento como entidad administrativa como el profundo desarrollo de Santa Fe hacia dimensiones que la alejaban definitivamente de su originario carácter rural. La Recopilación de Leyes de Indias, por su parte, establecía que los cabildos debían estar formados por dos alcaldes ordinarios, un procurador general, un escribano, un número variable de regidores (doce en las ciudades grandes y seis en las pequeñas) y varios “regimientos de oficio”, esto es, regidores que sumaban a sus facultades ordinarias de gobierno funciones específicas: alférez real, alcalde mayor provincial, alguacil mayor, depositario general y fiel ejecutor21. Aunque en principio Santa Fe se ajustaba a la categoría de ciudad grande, la realidad es que nunca llegó a cumplir el organigrama oficial. Así, durante el siglo XVIII el cabildo estuvo formado por dos alcaldes ordinarios, un alférez real, un procurador general, un mayordomo de propios, dos alcaldes de Santa Hermandad, un depositario general, un alcalde mayor provincial, un alguacil mayor y un número variable de regidores. A estos cargos, cada uno de ellos con funciones y características diferentes, se accedía mediante dos vías distintas: elección o compraventa22. Durante los primeros momentos de la conquista y la colonia, el fuerte componente electivo de los cabildos castellanos —la institución de la cual surgieron los indianos— se mantuvo intacto hasta que Felipe II dio comienzo a la venta de cargos dentro de estas instituciones en 1591. A pesar de ello, muchos 20 Flórez de Ocáriz ([1674-1676] 1990), Genealogías del Nuevo Reino de Granada, vol. 1, 357-358. 21 Recopilación de leyes de Indias (1681), libro IV, título X, ley 2. Ver también Molina Martínez (1996), El municipio en América 61-64, Sánchez-Arcilla Bernal (2000), Instituciones político-administrativas vol. 1, 266-267, y Mayorga García, Marín Leoz y Sourdis Nájera (2009), La estructura del Estado 40-41. 22 En otros ayuntamientos, por ejemplo el de Quito, existían otras dos vías de acceso a los cargos: el nombramiento hecho por el gobernador, el virrey o el rey y la posibilidad de conceder voz y voto en el cabildo a un oficial que ocupara un cargo extra capitular. Ponce Leiva (1998), Certezas ante la incertidumbre 124. En el caso santafereño únicamente consta que la compra del cargo de tesorero de la Casa de la Moneda en ocasiones traía anexa la posibilidad de tener voz y voto en el cabildo. Ver también Vázquez Varela (2008b).

· 28 ·


“Señores del muy Ilustre Cabildo”

de los cargos capitulares mantuvieron su carácter electivo. La principal característica de estos era su anualidad: solo se podían ocupar durante un año. En esta línea, además, estaba prohibida la reelección inmediata; para que cualquier persona pudiera volver a ser elegida debían transcurrir dos años, contados a partir de la dejación del cargo, y superar un juicio de residencia. Los cargos electivos en el cabildo de Santa Fe eran los de alcalde ordinario, procurador general, alcalde de Santa Hermandad y mayordomo de propios. La elección se llevaba a cabo con la corporación reunida en pleno a principios de enero de cada año. El alcalde de primer voto saliente proponía una lista de candidatos, y el resto de cargos con voz y voto (alcaldes, tanto ordinarios como de Santa Hermandad y mayor provincial, regidores, alguacil mayor y depositario general) se adhería a ella o no, proporcionaba una lista completamente diferente o simplemente modificaba determinados nombres23. Después la elección debía ser refrendada por el corregidor, el virrey o el gobernador. En Santa Fe, donde se contaba con una audiencia pretorial, era esta quien tenía esta potestad24. Por su parte, todos los regimientos, tanto perpetuos como de oficio, eran cargos vendibles y renunciables. Ciertos autores distinguen en los cabildos americanos dos tipos de oficios vendibles. Aquellos que no recibían retribuciones fijas pero cobraban emolumentos, por ejemplo, el de depositario general25, y los que tenían asignado un salario sin ningún estipendio aparte como el alférez real26. Estos últimos eran muy solicitados debido a la influencia y el prestigio social que conllevaban. Por lo tanto, era la retribución de cada cargo 23 Un ejemplo de este tipo de modificaciones en las listas se puede ver en Ortega Ricaurte (1957), Cabildos de Santafé de Bogotá. Cabeza del Reino de Nueva Granada, 1538-1810 154-155. 24 Sánchez-Arcilla Bernal (2000), Instituciones político-administrativas vol. 1, 261. La complejidad administrativa de las Indias articula tres tipos de audiencias: la virreinales, con sede en la capital del virreinato y capacitadas para hacerse cargo del superior gobierno en caso de ausencia o impedimento de la autoridad superior; las pretoriales, cuyo presidente era el gobernador y capitán general de la región respectiva y no estaba subordinado al virrey —este es el caso de la audiencia de Santa Fe con respecto al virreinato del Perú— y, por último, las subordinadas, en las que ejercía como presidente un letrado, y aunque autónomas en los judicial, en las materias de gobierno, hacienda y guerra dependían de un virrey o capitán general. Konetzke (1993), América Latina. La época colonial, vol. 2, 124. 25 González Muñoz y Martínez Ortega (1989), Cabildo y élites capitulares en Yucatán (dos estudios) 153. 26 Parry (1953), The Sale of Public Office, 4, 6-20, 33-58.

· 29 ·


Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

lo que marcaba su mayor o menor cotización en el mercado de la venta de oficios. El precio que alcanzaban en los remates públicos variaba según las expectativas de enriquecimiento del comprador potencial o del prestigio social que podían conferir. La no ocupación de los cargos capitulares fue uno de los principales problemas a los que se enfrentó la corporación santafereña a lo largo del siglo XVIII. Los oficios electivos presentaron siempre menos vacantes que los vendibles, pero el principal problema consistía en asegurar que los provistos en el cargo permanecieran todo el año en él y convocaran las reuniones necesarias para asegurar el buen funcionamiento de los asuntos municipales. En los escasos juicios de residencia a alcaldes ordinarios de Santa Fe que se conservan, este suele ser el principal cargo que se les achaca. La respuesta más habitual consistía en derivar la responsabilidad al resto de integrantes del capítulo. Por ejemplo, cuando en 1760 Diego Agustín Caicedo Fajardo fue residenciado por haber ejercido como alcalde ordinario varios años antes, afirmaba que era imposible reunir al capítulo porque la mayoría de sus miembros estaban enfermos o ausentes. Además, recalcaba que en las escasas ocasiones en que conseguían reunirse apenas tenían temas a tratar27. La no ocupación de los cargos vendibles fue una preocupación constante para los gobernantes del territorio. En 1729, el presidente de la audiencia, Antonio Manso Maldonado, exponía en su Relación de Gobierno la delicada situación en la que se hallaba el cabildo, ya que la mayoría de los regimientos estaban vacantes. Manso atribuía esta falta de iniciativa a la consideración por parte de los posibles compradores de que dichos empleos habían perdido parte de “su utilidad y beneficio”, lo que frenaba las compras y conllevaba un descenso de los precios finales de venta. Por este motivo, y con el objetivo de mejorar la situación, el presidente proponía regular el precio de los regimientos. No obstante, la práctica de venta al mejor postor continuó sin ningún tipo de variación durante toda la centuria28. Así, a mediados del siglo el virrey José Alfonso Pizarro volvió a evidenciar la falta de personal en la institución municipal. Esta realidad se agravaba, además, por la escasa asistencia a las 27 “En las repetidas ocasiones que se intentaba hacer cabildo no se hallaba sobre qué hacerlos”. “Juicio de residencia de Diego Agustín de Caicedo y Fajardo, alcalde de Santa Fe en 1735, y otras autoridades del orden político y judicial en los años de 1732 a 1759, seguido por el oidor Juan Francisco Pey y Ruiz”, Santa Fe, 1760, AGN, SC, Fondo Residencias, Cundinamarca, 8, ff. 896-903. 28 Colmenares (1989), Relaciones e informes de los gobernantes de la Nueva Granada, tomo 1, 36-37.

· 30 ·


“Señores del muy Ilustre Cabildo”

sesiones de los titulares de los empleos concejiles, más preocupados por el cuidado de sus actividades agrícolas, ganaderas y comerciales que por el bien común, por lo que no dudaban en abandonar la ciudad y permanecer largas temporadas en sus estancias29. Es decir, los futuros regidores, a la hora de rematar estos oficios, anteponían cualquier otro negocio a su labor de representantes urbanos. Así, en 1757, Diego Tobar Buendía Ricaurte condicionaba la adquisición de un regimiento a la certeza de que no iba a ser “obligado a permanecer en la capital”, situación que, según él, perjudicaría al desarrollo de su hacienda30. Esta actitud parece haberse mantenido a lo largo de todo el siglo ya que, a finales de la década de los noventa, el síndico procurador del cabildo, Eustaquio Galavís Hurtado, en una de sus peticiones al virrey, recordaba que tanto Luis Caicedo Flórez, alférez real desde el año 1790, como Justo Castro Arcaya, alguacil mayor a partir de 1797, habían rematado dichos empleos “a condición de poder ausentarse a sus haciendas”. A pesar de que dicha solicitud se fundamentaba en la legislación31, el síndico denunciaba que la supeditación de la compra a sus intereses personales demostraba una total falta de respeto hacia la institución y, en consecuencia, hacia el conjunto de los vecinos de Santa Fe32. Tal era la situación que, a principios del siglo XIX, el propio cabildo comisionó a su escribano, Eugenio Martín Melendro, para que realizase un estudio evolutivo de su composición, desde sus orígenes hasta la fecha señalada, con el propósito de documentar la difícil situación a la que se enfrentaba el gobierno municipal y tratar de establecer sus causas. La conclusión del escribano apuntaba a un constante desinterés de la sociedad local por la adquisición de los empleos capitulares y la participación en la administración, una realidad que se cimentaba en el a priori escaso beneficio que estos

29 Brubaker (1960), “Bogotá: a Study of Municipal Development…” 39-40. 30 “Remate del oficio de regidor del cabildo de Santa Fe por Diego Tobar Buendía en el año 1757”. “Diego Tobar Buendía Ricaurte renuncia del cargo de regidor perpetuo del cabildo de Santa Fe a favor de su hijo Francisco Tobar Buendía Andrade”, Santa Fe, 23 de diciembre de 1787, AGN, SC, Fondo Empleados Públicos, Cundinamarca, leg. 1, 30, ff. 874-936. 31 Recopilación de leyes de Indias, libro IV, título VIII, ley 11. 32 “El síndico procurador general del cabildo solicita que se obligue a los regidores del cabildo de Santa Fe a no ausentarse como lo hacen por algunos días en perjuicio de los asuntos del regimiento”, AGN, SC, Fondo Empleados Públicos, Cundinamarca, leg. 24, 10, ff. 327v-328r.

· 31 ·


Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

cargos podrían ofrecer frente a sus negocios particulares33. Estas conclusiones, en definitiva, redundaban en las denuncias realizadas por el síndico del cabildo años atrás. En este escenario, la mayor parte de los cargos del cabildo de Santa Fe fueron ocupados durante el siglo XVIII por una serie de personas pertenecientes a unas pocas familias, emparentadas entre sí, que formaron una oligarquía compacta que controlaba el ejercicio del gobierno municipal en su propio provecho34. Las distintas tramas familiares y de amistades llevaron a cabo una ocupación tanto vertical como horizontal de los cargos, es decir, no solo hijos, cuñados o yernos sucedieron a padres, cuñados o suegros en el ejercicio de los cargos, sino que parientes más o menos cercanos, amigos, compadres y familiares políticos coincidían durante años como capitulares. A tal extremo llegaba la imbricación familiar en el seno del cabildo, que muchas de sus reuniones podían parecer más una tertulia familiar que una sesión oficial del ayuntamiento. Esto se comprueba, por ejemplo, en 1736. En este año, Lorenzo Fernández Seijas y Juan Manuel Moya fueron alcaldes ordinarios; Diego Tobar Buendía Ricaurte y José Torrijos, alcaldes de Santa Hermandad; Nicolás Antonio Dávila Maldonado, procurador general, y Juan Lozano, mayordomo de propios; Manuel García Araos, alcalde mayor provincial y Cristóbal Bernardino Lechuga y José Prieto Salazar, regidores perpetuos35. Y sus relaciones familiares eran las que siguen: tanto Lorenzo Fernández Seijas como Manuel García Araos y José Prieto Salazar eran concuñados porque sus mujeres eran hermanas, todas ellas hijas de José Salvador Ricaurte León. Diego Tobar Buendía Ricaurte llegó a ser consuegro de García Araos y era sobrino político del regidor Lechuga, quien, a su vez, era pariente político de José Salvador Ricaurte León36. Además, José Torrijos era suegro de otro de los hermanos Ricaurte Terreros, Juan Agustín. 33 “Expediente sobre la falta de remate de los regimientos del cabildo de Santa Fe y las continuas vacantes que se suceden a lo largo de los años”, Santafé, 15 de diciembre de 1803, AGN, SC, Fondo Cabildos, leg. 8, ff. 155-163. 34 La existencia de estas oligarquías se comprueba tanto para otras ciudades del propio Nuevo Reino como para el resto de América. 35 Los empleos de alguacil mayor y depositario general estaban vacantes. 36 El cuñado de Lechuga, Pedro Tobar Buendía, estaba casado con Antonia María Ricaurte León, hermana de José Salvador, y el hijo de ambos era el alcalde de Santa Hermandad Diego Tobar Buendía. Pedro Tobar Buendía era, por lo tanto, también primo de las mujeres de Lorenzo Fernández Seijas, Manuel García Araos y José Prieto Salazar.

· 32 ·


“Señores del muy Ilustre Cabildo”

En este sentido, 1736 ni siquiera constituye un año excepcional, ya que este fenómeno de ocupación de los cargos por una reducida élite se aprecia a lo largo de todo el siglo XVIII. Otro ejemplo claro lo ilustra el epígrafe que abre esta introducción, referido a la impugnación que José Antonio Vélez Ladrón de Guevara hizo de las elecciones al cabildo del año 1729. Afirmaba Vélez en su escrito que las elecciones no debían ser ratificadas porque las relaciones familiares de los alcaldes elegidos con los restantes miembros del cabildo eran excesivas. Sin embargo, Vélez oportunamente olvidaba que él mismo, cuando ocupó cargos en el cabildo en 1720 y 1729, coincidió en su ejercicio, primero con su primo carnal Alonso Caicedo Maldonado y después con Pedro León Venero, pariente político. En el trabajo que aquí se presenta se detallan las biografías de las casi 300 personas que ocuparon cargos en el cabildo de Santa Fe entre los años 1700 y 1810 a manera de repertorio biográfico. Durante el proceso de elaboración analizamos una serie de catálogos que nos sirvieron de modelo para su realización final. Así, la nómina de regidores santafereños recopilada por Enrique Ortega Ricaurte; las “cédulas personales” de los magistrados y regidores de Lima, realizadas por Guillermo Lohmann Villena; los diccionarios biográficos de los ministros de las audiencias ultramarinas y de los consejeros de Indias elaborados por Mark Burkholder y David Chandler; las biografías presentadas por Alí E. López Bohórquez en su estudio sobre los ministros de la audiencia de Caracas; las realizadas por Tamar Herzog en sus monografías sobre los miembros del tribunal de justicia quiteños; las notas biográficas de los abogados de la última fase de la colonia que acompañan el análisis de Víctor Uribe Urán sobre las abogacía en la Nueva Granada, así como las “frías cédulas” de los ministros de las audiencias indianas de Javier Barrientos Grandón nos señalaron el camino a seguir en nuestra compilación biográfica, en cuanto a tipos de fichas, estructura, datos que incluir y organización final37. 37 Ortega Ricaurte (1933), Regidores del cabildo de Santa Fe de Bogotá; Lohmann Villena (1974), Los ministros de la audiencia de Lima en el reinado de los borbones; (1983), Los regidores perpetuos del cabildo de Lima; Burkholder y Chandler (1982), Biographical Dictionary of Audiencia Ministers in the Americas, 1687-1821; (1986), Biographical Dictionary of Councilors of the Indias, 1717-1808; López Bohórquez (1986), Los ministros de la audiencia de Caracas, 1786-1810; Herzog (1995), Los ministros de la audiencia de Quito (1650-1750); (1996), Mediación, archivos y ejercicio: los escribanos de Quito (siglo XVII); Uribe Urán (2000), Honorable Lives, y Barrientos Grandón (2001), Guía prosopográfica de los ministros togados de Indias (1503-1898).

· 33 ·


Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

Por tanto, el principal objetivo de la presente obra consiste en ser una utilísima herramienta de apoyo para todos aquellos interesados en el estudio de la institución capitular y de la ciudad de Santa Fe y sus élites durante el siglo XVIII38. Una obra de estas características no pretende ni puede llegar a ser exhaustiva, puesto que el volumen de documentación complementaria que se podría usar para completar las hojas de vida de todas estas personas es demasiado copioso como para poder ser consultado en su totalidad. Con todo, desde la claridad y la síntesis, consideramos que el esfuerzo de recopilación realizado hasta el momento es lo suficientemente valioso como para ser compartido con el resto de la comunidad científica, ya que aporta un considerable volumen de información desconocida sobre las capas altas de la sociedad santafereña y neogranadina del siglo XVIII inédito hasta el momento. Las biografías personales que componen este volumen se articulan en varios apartados: formación académica, trayectoria profesional, otras ocupaciones, honores, entramado familiar, solidaridades y referencias. En el primero de ellos se detallan todos aquellos datos relativos a la trayectoria académica de los individuos. En el segundo, se incluyen tanto los cargos ocupados por el individuo como cualquier tipo de actividad relacionada con instituciones de justicia y gobierno en el que se hubiera visto implicado. El campo de otras ocupaciones se ha reservado para otro tipo de actividades y ciertos datos económicos. Los reconocimientos recibidos por el individuo (hábitos de órdenes de caballería, títulos nobiliarios, cofradías a las que pertenecía…) tienen su espacio en el apartado honores. En el apartado dedicado al entramado familiar aparecen las noticias relativas a la familia nuclear, extensa y política. La información sobre amistades, enemistades, compadrazgos y otro tipo de relaciones sociales, esto es, todo el ámbito de las solidaridades, se ha situado en el sexto apartado39. Por último, en el espacio dedicado a las referencias, aparecen citadas las fuentes y bibliografía utilizadas. Además, bajo el nombre propio de cada individuo se incluyen las 38 Estas recopilaciones se presentaron como volúmenes complementarios a nuestras tesis doctorales, que realizaban un estudio prosopográfico de los miembros de las principales instituciones de gobierno del virreinato de la Nueva Granada durante el mandato del virrey Pedro Mendinueta y Múzquiz y la primera mitad del siglo XVIII, respectivamente. Marín Leoz (2007), “La élite rectora de la capital…” y Vázquez Varela (2008a), “‘De la primera sangre de este reino’…”. 39 Las solidaridades o los “lazos no ritualizados” son aquellos vínculos que trascienden los nexos familiares y responden a las alianzas circunscritas a la esfera profesional y la amistad; estos se definen de como intercambios, compromisos, lealtades y relaciones que parten de la elección y se caracterizan por la voluntad, el compromiso

· 34 ·


“Señores del muy Ilustre Cabildo”

fechas y lugares de nacimiento y muerte y, si procede, las de bautismo y otorgamiento de testamento o de poder para testar. Todos aquellos nombres propios que en el texto vayan acompañados de un asterisco (*) remiten a un individuo con ficha propia. Como complemento a toda la información desglosada en las fichas personales de cada individuo, hemos considerado oportuno elaborar también unas tablas dedicadas a cada uno de los oficios del cabildo de Santa Fe que pensamos que contribuyen a clarificar el panorama de ocupación de cargos del cabildo durante el siglo XVIII, así como a poner de manifiesto la complicación que supone encontrar información sobre la institución al carecerse, como ya se ha comentado, de las fuentes habituales usadas para este tipo de estudios. Para concluir, nos gustaría resaltar la importancia que llevar a cabo estudios de este tipo supone para avanzar en el conocimiento no solo sobre las élites hispanoamericanas, sino también sobre los mecanismos de inserción en las instituciones utilizados por estas y, en última instancia, sobre la manera de gobernar el territorio desde España durante el siglo XVIII. Este trabajo no habría sido una realidad sin la dedicación constante y apasionada de todos aquellos que nos han acompañado, y siguen acompañando, en esta azarosa y vehemente vida dedicada a la investigación histórica que llevamos. En este sentido, quisiéramos agradecer conjuntamente todo el apoyo, colaboración y aliento brindado por el personal de los múltiples archivos y bibliotecas de más de cuatro países en los que hemos trabajado durante todos estos años en la realización de este diccionario; así como al Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana por su respaldo en la materialización de un proyecto de largo recorrido que ha estado, en muchas ocasiones, al borde del abismo —no es fácil coordinar un libro de esta magnitud en franjas horarias separadas por un océano— y a la necesaria ayuda financiera proporcionada por las distintas instituciones que en los últimos años han patrocinado el trabajo postdoctoral de Ainara: el extinto Ministerio de Ciencia y Tecnología español, la Fundación Española de Ciencia y Tecnología, el programa Anabasid del Gobierno de Navarra y la fundación Gerda Henkel en colaboración con el programa europeo M4Human Marie Curie. A nuestros y la responsabilidad mutua. Balmori, Voss y Wortman (1990), Las alianzas de familias y la formación del país en América Latina 10-11, 27-31, 263; y Socolow (1991), Los mercaderes de Buenos Aires virreinal 64-65.

· 35 ·


Ainara Vázquez Varela y Juana María Marín Leoz

colegas Pilar Latasa Vassallo, Alfredo Moreno Cebrián, Adriana Alzate Echeverri, Ángel Román Tamez y Francisco Eissa-Barroso querríamos agradecerles el que con su exigencia, profesionalidad y generosidad continúen marcándonos el camino a seguir. Por último, dar las gracias a nuestros respectivos entramados familiares por mantenernos siempre con los pies en la tierra desde cualquier lugar del mundo.

· 36 ·


"Señores del muy ilustre cabildo". Diccionario biográfico del capítulo municipal de Santa Fe, 1700-1810 está compuesto con una combinación de caracteres: Quiroga Serif pro y MetaPro. * * * Se término su impresión en abril del año 2017.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.